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"Prométeme una cosa. Ahora que eres mía, tus ojos me mirarán sólo a mí, a ningún otro chico, solamente a mí"
El balón de futbol salió rodando hacia el lugar donde descansaba él. Sus ojos oscuros se despegaron de la lectura cuando la pelota golpeó su pierna. El chico nuevo de su clase llegó corriendo tras ella y con una tímida sonrisa se disculpo mientras se agachaba a tomar la pelota.
MyungSoo sonrió de medio lado y desviando la mirada le quitó importancia al asunto. Volvió a las páginas del libro. El chico nuevo se quedó parado con el balón entre sus manos mirándolo. Eso no le importó ni un poco.
—¿Te gusta mucho ese libro? —MyungSoo escuchó mientras su mirada seguía puesta en las páginas que le contaban su historia. No hizo ademán de estarle prestando atención pero eso al chico nuevo no lo detuvo. —Desde que llegué aquí me di cuenta de qué siempre lo estás leyendo. ¿Es muy interesante?
—¡Hoya! —La voz de otro de sus compañeros llamando al chico nuevo llegó hasta sus oídos. MyungSoo sin embargo, dio vuelta a la página. —¡Trae el balón de una buena vez!
—¡Ya voy, hyung! —Hoya respondió y volvió a girarse hacía él mientras los apresurados gritos se volvían insistentes. MyungSoo se levantó del césped, se limpió el posible rastro de suciedad en su parte trasera del pantalón y miró a Hoya.
Hoya sintió un escalofrío cuando la fría y penetrante mirada oscura se posó sobre la suya. —¿Estás interesado en mí? —La calma voz de MyungSoo, envolvió su sentido auditivo con ese acento seductor que la matizaba y caracterizaba. Una sonrisa suficiente adorno el rostro de MyungSoo al pasar al lado de Hoya. —No vuelvas a interrumpirme. —Fue dicho a su oído y cuando Hoya volteó, la figura de MyungSoo se perdió en una esquina del colegio.
Para entonces la confusión acudió a Hoya.
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Era viernes, última clase, habría puente y mucha tarea. Los maestros jamás se tocaban el corazón con sus alumnos. En especial la de Artes.
—Hoy los formaré en parejas. La próxima clase van a entregarme una investigación, y la próxima semana estarán exponiendo el tema que les daré por equipos. El trabajo tendrá valor de diez puntos...
MyungSoo miraba aburrido por la ventana mientras Hoya lo miraba a él. Como queriendo descifrar algo; en su entrecejo fruncido podía notarse lo profundo que estarían siendo sus pensamientos. Eso eventualmente, entretenía a MyungSoo, dibujando una pequeña sonrisa divertida en su rostro.
—HoWon y MyungSoo.
Las cejas de MyungSoo se alzaron serias. Y la cabeza de Hoya se volvió sorprendido hacia la maestra.
La clase terminó y con ello el martirio que era la escuela.
Hoya se levantó de su asiento. Y se acercó hasta el de MyungSoo, éste le miró con interés y una media sonrisa.
—Tú dirás.
—¿Podemos hacer el trabajo en tu casa? La mía está en remodelación.
—Qué conveniente.
Hoya afiló su mirada, eso por algún motivo emocionó a MyungSoo. El chico nuevo tenía su toque varonil. MyungSoo se relamió los labios y se apoyó en su mano mientras miraba a Hoya.
—No sé que te creaste en tu mente, pero yo sólo quiero hacer el trabajo, si mi casa estuviera lista no tendría ningún inconveniente en que hagamos el trabajo allí.
—Oh —MyungSoo abrió su boca, formando una adorable o con sus labios. Hoya parpadeó aturdido. —Lo que digas. —MyungSoo entonces se levantó y se colgó la mochila al hombro; le dio su dirección a Hoya. —Te veo mañana, hoy estoy ocupado. —Y su figura desapareció al cerrar la puerta del salón.
Hoya no supo que sentir en esa ocasión.
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—Terminamos al fin. —Hoya se sintió feliz cuando finalizaron los deberes. Al tiempo que se estiraba en su lugar, se acomodó los lentes sobre el puente de su nariz.
MyungSoo lo observó por unos segundos y luego se paró. Se echó despreocupadamente sobre su cama y tomando su guitarra; se la acomodó encima. Cerró sus ojos y empezó a tocarla, y cuando la atención de Hoya recayó en él, MyungSoo lo sintió. —Wow, que bien tocas.
—Lo he estado pensando. Creo que has logrado que me interese en ti. —Confesó de pronto.
Hoya parpadeó confundido. MyungSoo abrió sus ojos y lo miró directamente. Dejando de tocar y poniendo la guitarra a un lado sobre el colchón de la cama. Se levantó y se sentó frente a Hoya, invadiendo el espacio del otro, tan cerca de su rostro que sus narices se rozaron.
Hoya que no lograba entender al otro chico no se alejo ni inmuto, es decir, ¿qué tanto pensaba ese chico que siempre estaba solo sentado bajo el mismo árbol a la hora del receso?, se le hacia curioso. El chico era popular, todas las chicas suspiraban por él, algunos chicos le admiraban y podía jurar que otros tantos le querían. No obstante, era tan solitario y misterioso; cuando llegó a esa escuela incluso podía decir que se veía triste. Por eso es que su mirada le seguía a todos lados, oh... no se había dado cuenta de eso. Lo más curioso era ese libro que siempre llevaba consigo, le llamaba imperiosamente la atención. Rojo, delgado y de cubierta dura. A simple vista ningún título lo adornaba, por eso le daba más curiosidad aún.
—¿Me enseñarás tu libro?
—¿Debería? —No le estaba preguntando, no obstante a MyungSoo le gustaba jugar—, ¿A cambio de qué?
Hoya entonces esbozó una pequeña sonrisa. A MyungSoo se le antojo, engreída.
—De qué me interese en ti.
MyungSoo lo dudo unos instantes sopesándolo en lo que su mirada se sumergía en la castaña de Hoya.
—Ya te intereso.
Hoya negó con un ligero movimiento de cabeza.
—Lo que siempre me ha interesado es tu libro —Parte de eso es verdad.
—Bueno —MyungSoo se alejó, sacó su libro de la mochila y se lo extendió al otro, no sin antes advertirle. —Una vez lo tengas en tus manos, me pertenecerás. —Hoya extendió sus manos para tomarlo—, No estoy jugando. Serás mío cuando finalices de leerlo, tus ojos no podrán ni deberán mirar a nadie más, solo a mí.
Una fría corriente recorrió el cuerpo de Hoya al escuchar tales palabras, sin embargo, no se detuvo a analizar a qué se debía y tomó el libro entre sus manos.
—No hay vuelta atrás, Ho Won —Y esa fue la primera vez que Hoya escuchó su nombre de una manera tan provocativa. Unos labios, suaves se posaron sobre los suyos y aunque fue un toque sorpresivo se vio entreabriendo su boca para dejar a que el otro chico profundizara en ella cómo su lengua había pedido. Cuando se movió al compás de ella, MyungSoo se separó anulando cualquier contacto de sus bocas. Le sonrió con suficiencia pero Hoya solamente había bajado su mirada al libro que yacía entre sus manos.
—Es hora de que te vayas.
Y Hoya regresó a su casa con el libro de MyungSoo guardado en su mochila.
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El miércoles llegó muy pronto y Hoya se carcomía las neuronas en la clase de Coreano. Mirando hacia el asiento vacío de MyungSoo. ¿Por qué no había venido? Miró el libro rojo, delgado y de tapas duras que descansaba en el espacio del pupitre diseñado para guardarlos. Se mordió el labio, ese no era un libro era un diario. ¿Por qué le había entregado su diario? Algo tan personal... ¿Por qué no había dejado de leerlo cuando se dio cuenta de que ese no era un libro? Miró de nuevo el espacio vacío de MyungSoo; ¿por qué? si se dio cuenta desde que leyó la primera página escrita, debió de haberlo regresado entonces. "Cuando lo abras en la primera página no intentes devolvérmelo, no voy a aceptarlo" Sí, las palabras que le había dedicado MyungSoo cuando se marchaba hacia su casa se habían repetido constantemente en su cabeza cuando tenia la intención de regresarlo.
Página 125. "La azotea siempre ha sido mi lugar favorito en la escuela. Está lleno de paz y desierto de gente. Sino llegó a ir a clases, eso no quiere decir que no haya ido a la escuela. Nadie lo sabe. Nadie tiene porque saberlo.”
La azotea. Claro. Hoya se levantó de su asiento, sus compañeros voltearon a verlo expectantes, la maestra detuvo su clase ante el escándalo ocasionado por la silla de Hoya.
—¿Alumno Ho Won?
Ho Won hizo una reverencia y salió con el diario en una mano. Corrió hacia las escaleras y subió a la azotea.
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El ruido de la puerta alertó a MyungSoo, no obstante se mantuvo en su posición relajada.
—Tardaste mucho —MyungSoo abrió sus orbes oscuras y las posó sobre el rostro agitado de Hoya, había hecho la carrera de su vida daba al menos esa impresión, MyungSoo sonrió de medio lado. —Te ves gracioso desde aquí.
Hoya le aventó el libro, MyungSoo lo atrapó al mismo tiempo que dejaba su posición recostada y se sentaba recargado en la pared. Dejó de lado el libro.
—¿Cómo pudiste darme algo tan personal como esto? ¿Acaso no te interesa tu intimidad? ¿Qué tal si lo utilizó en tu contra? —Hoya se veía molesto, no entendía el por qué, el molesto debía de ser él, y claramente no lo estaba. Después de todo él se lo dio.
—Tú me lo pediste —MyungSoo sacó una cajetilla de cigarros y se llevó uno a la boca, mientras su mano libre buscaba el encendedor entre sus pantalones. Eso frustró a Hoya, que no le sorprendía que el otro fumara puesto era una de las cosas de las que se enteró mediante el supuesto libro; pero el cinismo que exudaba le revolvía las entrañas. Le arrancó el cilindro y lo tiró al suelo. MyungSoo revoloteó la mirada, hastiado. —No fue a cambio de nada, ¿recuerdas? —Le atrapó la muñeca a Hoya y lo tiró hacia él, el chico nuevo cayó en su pecho. La mirada de Hoya se endureció y eso le divirtió a él. Le alzó más el rostro por la barbilla. —Prometiste que serías mío. —Sonrió acercándose a su rostro y rozando sus labios—, y que me mirarías sólo a mí. Ahora es demasiado tarde para dar marcha atrás, desde que tomaste el libro pactaste tu destino con el mío —Y sus labios capturaron los de Hoya.
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MyungSoo se acurrucó entre los brazos de Hoya mientras éste lo estrecho más contra él. El aroma a fresas silvestres del cabello de MyungSoo invadió su olfato. —Debimos haber hecho una escena de sexo.
Hoya rió contra su cabello. —Me encanta tu champú.
—¡Hoya, escúchame! —El mohín de MyungSoo lo hizo reír más.
—Te estoy escuchando, bebé —Besó su mejilla, MyungSoo se ruborizó.
—¿Entonces qué dije?
—Que debimos hacer una escena de sexo.
—¡Sí! ¿Por qué no hablé con el productor? Él incluso lo sugirió, ¿por qué nos negamos? —El berrinche de MyungSoo se acentuó.
Hoya rió contra su cuello al tiempo que dejaba besos en él. MyungSoo se estremeció apeteciblemente entre sus brazos. —Porque desde que hice el papel gay en Answer me 1997, tengo muchos fanboys y no querías que ganará más. Aunque —pausó alzando la mirada hacía el techo de la sala, lugar en el que miraban desde la comodidad del sillón la reciente película que habían grabado ambos como protagonistas. Pero antes de que Hoya prosiguiera MyungSoo lo interrumpió.
—¡Ganaste más!
—Eso mismo —Hoya no se cansaba de sonreír.
—Nuuuu. —MyungSoo no dejaba su lado infantil.
—Pero tú también ganaste, y nuestra couple ganó más admiradoras.
—¿Pero, eres consiente? —MyungSoo se alejó del abrazo de Hoya para mirarlo a los ojos serio. Hoya le miró serenamente—. En ambas actuaciones tuviste un rol pasivo. No me agrada que tengan fantasías así de esa índole contigo. Sólo yo puedo tenerlas.
—Bueno bebé, eso es sólo actuación. Ambos sabemos que en realidad yo no soy pasivo.
—Pues sí, ¡pero aún así! —hizo un tierno puchero que Hoya no soportó y paró a besar—, lo bueno es que —MyungSoo pasó sus brazos alrededor del cuello de Hoya mientras quedaba debajo de su cuerpo—, las fans pensarán más en el MyungSoo x Hoya que en el Hoya x MyungSoo —soltó una agradable y fresca risa contra el rostro de su pareja—, y tendré fanfics ¡muchos! los que leer.
Hoya le robó un beso y le habló con alegría, escondiendo en una hermosa sonrisa la diversión que le creaba MyungSoo.
—Solo ahí podrás tenerme como yo te tengo siempre, bebé.
—¡Babu! —Pero las replicas de MyungSoo fueron calladas por un pasional beso de amor.
...