Tres son multitud
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La mujer frente a él se veía tranquila. Disimulando la alegría que le daba volver a verlo después de tantos años, una pequeña sonrisa adornaba su rostro mientras se bebía con una pajita el batido de fresa que había pedido hacía unos minutos. "Encantadora", quizás sería lo que hubiese pensado alguno de sus viejos conocidos; para él, en cambio, era algo que le resultaba indiferente. Sasuke Uchiha era un hombre huraño, centrado en sólo sus intereses y bastante arisco. Sakura Haruno una mujer soñadora, trabajadora y algo superficial (al menos cuando él la había conocido). La sola imagen de esos cabellos teñidos de un tono pastel y sus brillantes ojos verdes a su lado hacía un marco completamente subrealista.
Sasuke carraspeó juntando las manos sobre la mesa de la cafetería donde se encontraban. Ante ese gesto, la mujer soltó un suspiro y cambió la expresión a una de seriedad mientras dejaba su batido a un lado. Cerró los ojos un momento y, finalmente, volvió a abrirlos clavándolos en la opaca mirada de su compañero.
—¿De qué querías hablar? —rompió el hielo, evitando en lo posible que de su voz escapara toda su curiosidad y nerviosismo.
Sakura no era tonta. Era consciente de que ser invitada por su amor platónico a aquel lugar y tenerlo frente a ella no era un buen augurio. No si esa persona se trataba del único heredero de la familia Uchiha, la cuál siempre había tenido un gran poder empresarial y varios rumores sobre haber usado métodos poco ortodoxos para mantenerlo. A nadie le hubiera sorprendido a esas alturas que la persona que tenía delante tuviera algo que ver en el fatídico accidente que había llevado a Itachi Uchiha, el hermano mayor de Sasuke, a la sepultura. Oh, no, los cuentos de hadas no existían con esa clase de personas.
—Me he acostado con tu novio.
El rostro de la joven se desconfiguró, sus ojos se abrieron de par en par. Atónita, no fue capaz de reaccionar antes de que Sasuke, con la misma cara de indiferencia con la que había llegado, se levantara del asiento y la dejara allí, sola, tratando de articular alguna palabra coherente. Mientras se alejaba con las manos guardadas en los bolsillos, Sakura volvió a pestañea pensativa al darse cuenta de que el joven caminaba de una forma un poco extraña.
El sonido de un teléfono móvil en la mesa la sacó de su letargo. No era el suyo. ¿Cuándo había sacado Sasuke el aparato? ¿Por qué lo había dejado allí? ¿Se le había olvidado? Dejó de sonar, y pronto la palabra "Usuratonkachi" le confirmó a Sakura junto al número aparecido en pantalla de quién procedía la llamada. Apareció un nuevo mensaje de texto; del mismo número. Sakura alzó una ceja mientras lo abría sin demasiada seguridad:
"¡Deja de ignorarme!
¡Lo siento!
¡La próxima vez usaré lubricante, te lo juro, 'ttebayo!"
Otro mensaje apareció a los pocos segundos:
"¡No quise decir que lo haría otra vez!
¡Era una forma de hablar!
¿Sasuke?
¡Responde!"
Sakura dejó caer el teléfono móvil dentro del batido de fresa que había estado tomando. Tenía la mirada gacha, y apretaba el vaso con tanta fuerza que en cualquier momento podría llegar a romperse, pero eso no era importante. Sólo una cosa estaba clara:
Iba a matar a Naruto Uzumaki.