No es como si todas las personas me impidieran el ser feliz, porque aunque lo hagan mi corazón ya no siente eso, cuando por primera vez te vi en aquella ventana del edificio central fue como si mi corazón quedara estancado en aquella mirada, oscura y con potencial para impedirme el caminar, provocando el choque de la gente apresurada por llegar a sus empleos, jóvenes por llegar a sus colegios, ese día fue que sentí que mi felicidad se esfumaba sin razón alguna cuando tuve que doblar para ir a mi trabajo. Era obligatorio el caminar, porque mis instintos me gritaban el "deja que eso pase" "sigue mirando a la nada" para poder descubrir lo que el destino nos depara, fue ahí, y aunque ese momento fuese uno tan ocasional yo sabia que la mirada que me dirigiste tenia un destello de luz y una suplica de esperanza, una que se mandan los enamorados cuando están a punto de separarse o la que los amigos se dan cuando no se volverán a ver en mucho tiempo, porque esa mirada que ahora esta frente a mi, es la que hace años se llevo mi felicidad consigo, hablo de años, porque por mas de ocho años eh pasado por el mismo cruce de calles intentando verte de nuevo para que me devolvieses aquello que me ha impedido enamorarme de las mejores personas que eh conocido, de personas que tardaban horas, días, noches hasta semanas buscando algo con que sorprenderme para que los aceptase cuando se me declaraban, y es que no era uno, ni dos, habían sido tantos en estos años que comenzaba a impacientarme por no poder sentir lo que en mi adolescencia si, tener ese cálido sentimiento de ser feliz junto a una persona, porque lo mas que tenia eran amigos, y pretendientes me sobraban, pero que esfumaras mi felicidad en segundos como si fuese una servilleta de papel quemándose había impedido el sentir aquello con otra persona, fuiste extraño y lo eres más, ahora que me has sacado de mi lugar de trabajo, la florería mas famosa de Seúl con permiso de mi jefe, no se quien eres, pero se que eres tú, el bandido que llenó de rosas mi departamento hace unas semanas, un pedido hecho en la propia florería donde trabajo, con una nota diciendo: "pronto te miraré de nuevo, pronto tendrás a tu felicidad contigo... Pronto..."
sigo preguntándome el quien eres, pero ni siquiera por mis quejas te detienes, me llevas de la mano apresuradamente, porque en sí, no se como no me da verguenza el caminar con mi mandil del local, es raro, pero tu cálido aire hace que no me preocupe sobre nada de lo que pase.
Mi mirada se posa poco a poco en cada rastro de la ciudad, que bonita, nunca había podido tener una vista de esta que no fuese de los paseos que hacia de los pedidos de flores, y ahí, de pronto la vi, el viento soplando contra nuestros rostros apresurados por obtener una candidad de oxígeno, una rosa, blanca como la nieve en las montañas, en medio de un pequeño jardín, con hiervas y mucho pasto, era hermosa, pero solo era una... y mientras me jalabas sin cesar de la mano, doblamos en una calle y de pronto un aroma tan delicioso se topó conmigo, eras tu, te detuviste en un lugar tan misterioso y choqué contra ti, a pesar de llevar la mayor parte de mi vida viviendo en esta ciudad nunca había tenido o gozado de tan hermosa vista.
Era impresionante, no estaba lejos de la florería y frente a mí se encontraba un enorme jardín con miles de flores, rojas, blancas, amarillas, violetas, entre otras y con un pequeño lago, con agua critalina, era como un sueño, cualquiera desearia estar en mi lugar, y el fuerte agarre de tu mano me hizo reaccionar, giré mi vista hacia tí y de pronto, algo estalló en mis entrañas, era tan impresionante el sentimiento, nadie lo creería, nadie mas que tú y yo, uniste tus labios con los míos y los mantuviste, poco a poco el movimiento se comenzó a sentir e inconscientemente te correspondí, fue tan maravilloso, te acercaste mas a mí, sintiendo tu roce con delicadeza tan bello y magnífico.
Y fue ahí que comenzó la historia de nuestras vidas.
Choi Seung Hyun era tu nombre, ese dia era finales de invierno, el frío se colaba por nuestras manos sujetadas con tal fuerza que era imposible el separarnos, eras actor y eras un año mayor que yo, así como a mí, a ti te encantaban las flores, de todos olores, colores e incluso sabores, es estúpido por que desde ese día en que te ví por primera vez me enamoraste, me enamore tan perdidamente de ti que te di todo, y tu me diste todo, y aun lo haces, es una historia tan triste que no me impide recordarlo como si fuera ayer. Unos completos desconocidos que desde el primer momento se sintieron unidos con un lazo tan transparente como el agua pero tan fuerte como el diamante, pero nada es perfecto, las historias "perfectas" jamás existen, es como dicen por ahí, "es demasiado bueno como para ser real"
"Hasta el momento más perfecto... es jodidamente sin perfección "
Abrí los ojos desmesuradamente que hasta me dolieron, la impotencia llenó mi ser, era imposible y no evité el no llorar, era angustioso el momento, jamás te volveré a ver y es tan doloroso, horrible, ni siquiera a mi peor enemigo le desearía algo tan trágico, cinco años después de salir juntos, ir a parques, paseos donde conocimos un sin fin plantas y animales, nuestras compañías e ilusiones, es tan ficticio, quien lo creería... Sucedió...
"Te quedaste ciego"
Un día de repente abrí los ojos, pero pareciese que era de noche, giré mi cabeza a el lugar donde debiste estar.
"¿Qué pasa?" el violento latido de mi corazón me hizo reaccionar, el grito salió tan horrible de mi garganta, no lo pude evitar, me removía sin cesar por la cama hasta que tu aroma llegó a mí, las lágrimas caían, caían, y no dejaban de caer, pataleaba hasta que cai al suelo, no veía nada, nada, tu suave y hermoso rostro con ojos de orbes grandes y color oscuro "¿Donde estaban?" sentía que moría, la impotencia rebasaba mi cordura, es tan imposible, tus brazos me rodeaban mientras angustiado repetías una y otra vez que me sucedía hasta que te grite nuevamente y dejaste de removerte "¡No puedo ver! ¡Mis ojos están abiertos pero no veo nada!" no lo soporté y me desplomé.
El sonido de la máquina que registraba mis latidos se lograba escuchar por toda la habitación, era imposible, todo era negro, llevé mis manos con dificultad a mi rostro y como pude pensando en observarlas las levanté, que inútil, toqué mi cara, se sentía fría como aquel día de invierno, y las lagrimas inundaron mis ojos, te extrañaba ¿Te habías ido?, pero tu grave voz hizo que me girase a donde cría yo que provenía, y tus pasos apresurados se dirigieron a mi, para despues sentir tu calor y cómo tu rostro húmedo se escondía bajo mi cuello.
Era imposible.
Ahora que recordaba todo aquello pienso que de verdad el tiempo pasa sumamente rápido, y nadie puede remediarlo.
Nuevamente han pasado los años, nadie puede remediarlo, cada especialista me aseguraba que ya no volvería a obtener mi vista, tuve que aprender a leer en Braille, escribía como podía, me contrataste a un "asistente" o como yo a veces lo llamo, niñero, porque sí, era un hombre, su nombre era Dong Young Bae tenía mi edad, solo por unos meses de diferencia, el me tenía mucha paciencia, era amigo de Seung, y según el era moreno, ojos sonrientes como le solían decir y tenía un novio llamado Lee Seung Hyun, igual que mi chico, a excepción del apellido, según el, ese chico era muy travieso y varias veces lo había acompañado a cuidarme, Seung trabajaba tan arduamente para mi salud, el deseaba viajar a todas partes del mundo hasta encontrar un médico que me devolviese la vista, por eso es que solía llegar tarde todos los días, trabajaba 20 horas al día, no tenía tiempo de descansar debidamente y un día intenté lo peor.
Todos solemos quejarnos de algo, que si son rubios quieren ser morenos, que los morenos rubios, los altos quieren ser bajos y lo los bajos quieren ser altos, cuando tenemos todo y muchos... están incompletos, yo trataba de valorar todo lo que tenía antes, viajaba y miraba muchos lugares, aunque por el trabajo a veces se me dificultaba, pero la pasaba bien, solo que quería era ser feliz, y justo cuando recompensaba todos esos momentos felices, me sucedió.
Trataba de sentirme fuerte, tus suaves palabras y acciones de ánimos me mantuvieron mucho tiempo en pie, pero yo no soportaba el sentirte tan asfixiado por tratar de cuidarme y fue ese día, te acababas de ir a trabajar y me dijiste que no me moviera, que pronto llegaría Bae, un beso tuyo y el sonido de la puerta cerrarse de escuchó al fondo. Conté los pasos hasta llegar a la cocina y tentando lentamente encontré lo que quería, un cuchillo, contando nuevamente me dirigí al baño y despues de asegurarme que esta estuviese cerrada, me deslicé por esta hasta llegar al suelo, comencé a llorar y a pedir perdón, no había escrito nada y esperaba que me entendieras y comencé con los cortes, por lo que recordaba mis brazos eran color casi blanco, pálidos y sin bronceado alguno, y ahora sentía el líquido caliente recorrer estos, la sangre brotaba rápidamente, no eran cortes simples, me quería matar, y por un momento creí lograrlo, uno, dos , tres cortes más y cerré los ojos.
Y veía nuevamente los momentos de nosotros dos, desde el día en que cruzaba por esa calle y vi tus ojos por primera vez, hasta el día en que fuimos al parque de diversiones y frente a todos los presentes me dijiste que me amabas y pedías casarte conmigo, cuando me llevaste de nuevo a aquel jardín hermoso o fuimos a Puerto Rico a ver un hermoso jardín de orquídeas, nuestras favoritas. Siempre me comparabas con una, decías que era especial y delicada, pero tambien fuerte y hermosa.
Mi intento fué en vano, reaccioné cuando me encontraba nuevamente escuchando aquel sonido de la maquina de los latidos, las lagrimas florecieron de mis ojos, la impotencia nunca se alejaba de mí, ¿Cuándo terminaría esto? ¿Podré verte de nuevo?, sentía los brazos vendados, y lo único que percibía eran imágenes negras, sin visión alguna.
Sentía como se estrujaba mi corazón dentro de mi pecho, y ahí estuviste, pero ahora no solo, ahora Bae, Seung y Dae, el amigo tuyo mas cercano estaban acompañándote, apoyándote para sobrellevar esto. Me perdonaste, lloramos juntos, me juraste amor eterno y prometiste nunca dejarme, me prometiste encontrar cura y que volvería a ver.
Meses después me comunicaste una noticia que destrozó mi corazón.
"El verdadero amor no te lo recita, te lo demuestra"
Un doctor muy famoso y reconocido de Europa te dijo que un transplante de ojos era la única posibilidad para que volviese a ver, pero que no cualquiera era compatible conmigo, y que... tú sí.
Negué rotundamente aquello, no lo soportaría, jamás, yo no querría algo asi, pasó el tiempo y lo que quería que sucediera sucedió, me amabas y nos entregamos bajo la luz de la luna como tú solías decirlo, los gemidos y gimoteos se lograban escuchar por todo nuestro hogar, no te importaba si yo era ciego, me amaste y … me embaracé, ¿Imposible no?, claro que no, nuestro amor pudo contra todo y amaste a nuestro hijo, fué varón, lloré como todas las madres al tenerle en mis brazos, no lo soportaba, pero tenía que ser fuerte, todos podemos contra todo.
Me dolieron los ojos después abrir los ojos así, me removí y lloré otra vez, miro el techo, y giro mi vista a donde deberías estar tu, pero no estás. ¿Podré verte de nuevo? ¿Estás bien?
Un día estuviste tan cariñoso y meloso que me sentía en el cielo, me dijsite que llenaste el hogar con Orquídeas, si lo creí puesto que olía todo aquello a este delicado aroma, tan hermoso, esa noche después de cenar junto con Kevin, nuestro hijo, nos unimos en cuerpo y alma nuevamente, fué maravilloso y la próxima vez que desperté fue ahí.
En aquel lugar con la maquina de los latidos, me preguntaba que sucedía, pero no sabía nada, me levanté rapidamente y los cables se jalaron provocando un fuerte zumbido por toda la habitación, Seung, Kevin ¿Dónde estaban? y me llevé a la cabeza mis manos, tentando una venda alrededor de mis ojos, y me preocupé. Estaba molesto, angustiado, y comencé a murmura unos "No", que comenzaba a volverme loco.
Las lágrimas resbalaban por mis ojos mientras me explicaban lo que había sucedido. Y no lo podía creer, lloré como si no hubiera mañana y miraba con desesperación aquel espejo, donde me reflejaba y los veía, tus oscuros ojos estaban en mí, tú estabas en mí y yo... yo estaba bajo un desierto en verano, insoportable. Estuve varios días en la clínica mientras mi estado psicológico mejoraba y mientras intentaba acostumbrarme a la vista, ya había visto a nuestro pequeño Kevin, con tus mismos ojos y tu sonrisa, con mi rostro al parecer, tu solías decirme que tenía mucho parecido a mí, y no te contradecía, pero era sumamente guapo como tú. Por fín conocí a Seung, Bae y Dae, estuvieron conmigo, me encargaste con ellos, me explicaron todo y cada detalle de lo que hiciste por mí, si alguna vez dudé de tu amor por tí, ahora juraría que ha sido el amor mas real de los tiempos.
Diste la vida por mí, y por otros tantos a los que les donaste tus órganos, salvándoles la vida, devolviéndoles sus sueños, esperanzas y sonrisas, siempre te tengo conmigo, cada vez que veo a nuestro hijo te veo a ti, y sonrío feliz.
No estás a mi lado, pero me dejaste a mi razón de vivir, y por él lucho día a día en compañía de los valiosos amigos que me brindaste, diste, das y darás todo por mí, eso no lo dudaré jamás, y te comprendí, porque aunque no cumpliste la promesa, me diste una gran lección, cuando de verdad amas, das todo por ver feliz a esa persona.
No es como si todas las personas me impidieran el ser feliz, eso decía yo, pero ahora, nadie me impide el ser Realmente feliz y agradecido por haberte tenido a mi lado.
Cada uno busca su felicidad, aunque las personas a veces la brindan.
Mirando cada uno de los paisajes que visitamos juntos, pero ahora, con nuestro angel de ojos color oscuro como tos tuyos.