Dos. Parte uno.
“¿Por qué te demoraste tanto?” La voz de Kibum sonaba molesta cuando finalmente, y luego de casi cinco minutos de espera la puerta de la casa de Jonghyun se abrió.
Estaba emocionado, y realmente ya no podía esperar mucho más para descubrir qué es lo que Jonghyun había planeado para ellos esa tarde, pero cuando el mayor decidió aparecer y dejar que Kibum entrase, este último no pudo contener la amplia sonrisa que siempre traía cuando los juguetones ojos de Jonghyun miraban los suyos.
“Lo siento, estaba preparando todo…” La sonrisa de Jonghyun era tan amplia como esperaba y Kibum rápidamente estuvo atrapado entre sus fuertes brazos, dentro de la casa.
Kibum no dijo ni una palabra, acurrucándose más cerca contra el pecho de Jonghyun y tarareando levemente en aprobación. “…Te extrañé estos días” Murmuró contra el cuello del mayor, brazos sujetando su cintura.
“También te extrañé” Jonghyun contestó tiernamente, acariciando el cabello de Kibum y meciéndose contento, levemente de un lado a otro, aún abrazando al rubio en su forma de actuar parecida a la de un dinosaurio.
Kibum rió sofocado, se soltó del agarre de su amigo y sonrió otra vez, pero ahora de una manera traviesa.
“…Bueno, ¿Qué fue todo eso de ayer por la noche?” Preguntó burlón, pinchando su costado antes de caminar un poco por los alrededores de aquella casa de apariencia cara que conocía mejor que la suya.
“Ya te lo dije” Jonghyun se rió y empujó sus manos en sus bolsillos, siguiéndolo con una sonrisa ladeada “… Estaba caliente, pero gracias a ti se me ocurrieron varias ideas raras para hoy. ¿Estás listo?” Rió, apuntando hacia la sala de estar.
No era usual para Kibum ser guiado hacia otras partes de la casa que no fuesen la habitación de Jonghyun, esto ya era nuevo.
Levantó una ceja y se encaminó hacia el lugar, mirando a su alrededor hasta que vio una toalla cubrir el gran sofá del cuarto, una caja ubicada en el suelo cerca de este, y una cámara sobre la mesa al otro lado.
“¿Qué… en qué estás metido?” Kibum preguntó, una mitad de él reía y la otra estaba preocupándose por su pobre trasero.
El hecho era que Jonghyun había descubierto, casi un año antes, que le gustaba quizás demasiado masturbarse mientras jugueteaba con la boca y el trasero de Kibum.
Era un hábito bastante raro, pero Kibum nunca había hecho nada más, con ninguna otra persona en toda su vida. Confiaba en Jonghyun lo suficiente como para dejarlo que tocase su cuerpo tanto como deseara.
Al menos, con todo esto había aprendido a hacer excelentes mamadas.
Sus tardes juntos, sus viejas pijamadas, habían cambiado a algo más acalorado y excitante; Kibum no había pensado ni siquiera una sola vez que Jonghyun podía sólo estar aprovechándose de su… homosexualidad.
Jonghyun no era así.
Jonghyun era del tipo que probaba y ensayaba todo lo que se le cruzaba por la mente en el segundo exacto en el que decidía hacerlo. Y Kibum siempre había estado allí… en esos momentos.
Como esta vez, las únicas cosas inusuales eran la sala de estar, el sofá y la toalla. En la caja asumió que se encontraban las botellas de diferentes sabores de lubricante que había comprado juntos con el paso de los meses.
“¡Mis padres no estarán aquí hoy! ¡Podemos usar toda la casa!” Jonghyun explicó, aplaudiendo feliz, y empujando gentilmente la espalda de Kibum para hacerlo avanzar hacia el sofá.
Kibum rió quedo y sacudió la cabeza rodando los ojos. “…A veces eres absurdo, ¿Lo sabes? ¿Cierto?”
Jonghyun se limitó a asentir y abrazarlo por detrás, su mentón sobre su hombro y sus manos viajando itinerantes por el cuerpo de Kibum, lento, haciendo su camino bajo su camiseta. “… ¿Ya vamos a comenzar?” Preguntó, frotando ligeramente su creciente erección contra una de las mejillas del trasero de Kibum.
Kibum mordió su labio y en respuesta emitió algo parecido a un zumbido, dejó caer su cabeza hacia un costado para rozar el rostro de Jonghyun con una risilla. “…Sí, dime qué debo hacer…” Susurró acariciando los fuertes brazos que lo rodeaban.
Jonghyun besó su mandíbula y Kibum pudo sentir la sonrisa en los labios que estaban contra su piel, a la vez que unas manos expertas desabotonaban sus jeans.
Kibum amaba sentir las manos de Jonghyun sobre él.
No eran nada similar a unos amantes: No se besaban, no se acurrucaban luego del orgasmo, no se tocaban demasiado.
Pero cuando Jonghyun era tan cuidadoso en acariciar su piel gentilmente, Kibum no podía evitar disfrutarlo más de lo que debía.
Luego de unos segundos, Kibum ya estaba completamente desnudo en frente de Jonghyun, su pene ya estaba duro por la expectación y estaba esperando a que este hablara.
“¿Así que…? ¿Tengo que sentarme ahí? ¿Cómo una mujer en una silla ginecológica?” Pregunto con una risilla, apuntando al sofá; Jonghyun también rió, pero sacudió su cabeza en negativa.
“No, antes debes chupar mi pene, por lo de ayer en la noche, Bummie.” Jonghyun prácticamente cantó, sonriendo satisfecho y abriendo sus jeans, bajando la tela junto con el elástico de sus bóxers, para liberar su miembro.
Kibum bufó y rodó los ojos, se arrodilló sin protestar y tomó aquel duro falo en su mano. “Siempre es de esta manera, Jjong, No es sólo eso de –por lo que pasó ayer por la noche- ¿Sabes?” Apuntó, antes de tomar la cabeza dentro de su boca para una leve chupada.
Jonghyun gimió y sonrió satisfecho luego de eso “…quizás tienes razón.” Respondió acariciando sensualmente los cabellos rubios y moviendo el flequillo a un lado para disfrutar de la vista de su pene entre los hermosos labios rosas de su amigo.
Kibum rodó nuevamente los ojos y le dio una burla ahogada.
Actitud.
Chupar el pene de Jonghyun ya casi se había vuelto un pasatiempo de todos los días para Kibum, y no podía quejarse demasiado… le gustaba hacerlo.
Probar la casi vergonzosa talla de aquel pene, hacía que Kibum se sintiese como un profesional, ya que se las arreglaba para tomarlo todo con su pequeña boca y darle más y mejor placer a Jonghyun que cualquiera de sus ex novias.
Jonghyun gemía suave, aún apretando los cabellos de Kibum con dedos gentiles, haciendo que este último temblara y gimiera de satisfacción, su cabeza seguía moviéndose de arriba abajo, chupando y lamiendo la familiar pieza de carne.
A Jonghyun le tomó un rato poner sus dedos bajo el mentón de Kibum para levantar su cabeza, su erección ahora libre y mojada con saliva. El rubio lamió sus labios conteniéndose, observó a su amigo. “¿Ahora qué?” Preguntó ronco, una sonrisa pegada en su cara.
“Toma asiento en nuestra silla ginecológica, ¿De acuerdo?” Jonghyun demandó, moviéndose un poco más lejos para arrodillarse en frente del sofá.
Cuando Kibum tomó asiento en eso, cuidando ajustar la toalla bajo él para cubrir la tela del sofá de lo que estaba por venir, no podía parar de reír suavemente, a causa de la posición.
Estaba con sus piernas muy, my abiertas en frente de la cara complacida de Jonghyun, el cual tenía desparramada una gran sonrisa de satisfacción.
“¿Te gusta lo que ves?” Kibum preguntó sacando la lengua, dando un vistazo a la parte inferior de su cuerpo, su trasero extendido ahí abajo, ambas nalgas totalmente separadas.
“Muchísimo.” Jonghyun contestó guiñando un ojo maliciosamente, acariciando el orificio de su trasero con dos dedos, haciendo que Kibum temblase y reprimiera un gemido.
Estaba totalmente a su merced.
Justo como debía estarlo.
“No seas silencioso, ¿Ok? Quiero que todo tú sea grabado a la perfección.” Jonghyun ordenó, volteándose para encender la cámara y presionando el botón para grabar.
“Hola, es Jonghyun por aquí ~ ¡Hoy voy a divertirme un montón! ¿Por qué? ¡Porque mi adorado y puto mejor amigo está aquí!”
Kibum observaba entretenido como Jonghyun saludaba con una mano a la cámara que sostenía, antes de voltearla en su dirección, aunque grabando su trasero en lugar de su rostro.
Riendo, Kibum lanzó su cabeza hacia atrás en el sofá y cerró sus piernas para molestar al otro.
“¡Yah! ¡Kibummie abre tus piernas!” Jonghyun hizo un tierno mohín y Kibum sacudió su cabeza aún riendo.
“¡Estoy aquí arriba!, ¡No allá abajo ¿Sabías?!” Intentó sonar enojado, pero no lo logró.
Jonghyun rió también y enfocó la cámara en la cara del rubio.
“…cierto. Olvidé completamente decir que también es una perra diva. Pero eso es lo que lo hace tan perfecto…” Jonghyun dijo inocentemente con una sonrisa y se acercó a Kibum para besar su mejilla, rozando su nariz contra ella, la cámara aún apuntándolos.
Kibum soltó una risilla y saludó con la mano a la cámara, frotando su cara contra Jonghyun, de una forma amistosa e infantil. “…eres un bastardo lindo y calentón, Jjonggie…” Murmuró, pero hablando lo suficientemente fuerte como para dejar que la cámara lo atrapara.
“Te gusta.” Besó su nariz tiernamente y se alejó para poner la cámara de regreso sobre la mesa, para grabarlos apropiadamente.
“Entonces, ¿Por qué necesitas grabar esto?” Kibum preguntó entre risas suaves, descendiendo una mano para tocarse así mismo ligeramente.
“Entonces…” Se burló. “…cuando esté caliente otra vez y tu no estés aquí… yo tendré nuestro porno para mirar. Ya no me gustan los porno que tengo en mi computadora. “Explicó, tomando su lugar entre las piernas de Kibum y abriendo la caja.
El rubio no podía ver en su interior, pero no necesitaba preguntar, por que Jonghyun le mostró la botella de lubricante de fresa, y la ubicó en el sofá, cerca de su pierna.
Lo que Kibum no estaba esperando… fue lo que Jonghyun le mostró justo después.
Un consolador doble de color rosa fuerte, con dos diferentes tamaños en cada extremo y algo que parecían esferas chinas o…
“¿Bolas chinas…?” (–Bolas Ben Wa-) Kibum preguntó, levantando sus cejas. “¿…q-ué…? ¡¿Donde las encontraste?!” Miró a un par de juguetes sexuales que estaban en las manos de Jjong.
Jonghyun mordió sus labios y rió torcido “…en el cuarto de mi hermana. Aún sigo choqueado.” Explicó, sus mejillas casi sonrojadas al decirlo.
Kibum estalló en fuertes risotadas, y apuntó la cara de su amigo, tratando de respirar, sin éxito.
“Deja de reírte… Es extraño imaginarte a tu hermana masturbarse así…” Lloriqueó un poco y suspiró.
Kibum dio lo mejor de sí para controlarse y calmarse tras un periodo corto, asintiendo en comprensión, pero aún demasiado divertido con ese hecho.
Volvió a mirar los juguetes y tomó el consolador desde la mano de Jonghyun, para darle un mejor vistazo, con una cara ahora bastante preocupada.
“Jjong…” Llamó al otro, quien ya tenía sus dedos empapados en lubricante “… Es demasiado grande, este” Apuntó al extremo más grande, buscando los ojos de su amigo.
Jonghyun arrugó la nariz, pero sacudió su cabeza. “Te haré sentir bien, Bummie. Entrará, haré que lo haga.” Dijo sin un atisbo de duda, Kibum hizo una cara y no se quejó.
Él sabía que Jonghyun nunca, jamás de los jamases, lo heriría.
“Ok…” Murmuró y dejó el juguete sobre el brazo del sillón, aún luciendo un poco preocupado.
“Vamos Kibum, no será malo, lo prometo… ¿Te he herido alguna vez?” Preguntó con una tierna sonrisa, sus dedos finalmente alcanzando su trasero otra vez, frotando suavemente la entrada rosa.
El rubio resopló inflando las mejillas, asintiendo. “…pero me harás una mamada si no me gusta.” Sentenció, haciendo que la cabeza Jonghyun se levantara de golpe, ahora preocupado.
Bueno… Jonghyun nunca complacía a Kibum chupando su pene… ni siquiera tocándolo. El pene de Kibum no era algo con lo que el castaño usualmente jugaría… e inclusive no podía realmente recordar una sola vez en la que Jonghyun hubiese tocado su erección por más de dos segundos.
“Veamos…” Jonghyun murmuró, volviendo a desviar sus ojos a el lugar entre las piernas de Kibum, lamiendo sus labios. “…levanta tus bolas, Bummie…” Susurró, levantándose un poco y usando su mano libre para poner un poco de lubricante sobre su masculinidad y masturbarse a sí mismo.
Tan pronto como Kibum se acomodó, Jonghyun insertó un húmedo dedo en su agujero, provocando que un suave gemido escapara de los labios del más joven.
Kibum estaba tan acostumbrado a esto, que un solo digito no era una gran cosa, pero cuando el otro chico empujó enseguida un segundo dedo, completamente hacia adentro, no pudo evitar sino soltar quejidos de placer, la cabeza hacia atrás contra el sofá y las piernas tan abiertas como le era posible.
“…apretado…” Jonghyun murmuró con los ojos brillantes, sin alejarlos jamás del dulce agujero de su amigo, que goteaba lubricante y se estiraba alrededor de sus dedos.
Estaba asombrado de la manera en que la carne y la piel de Kibum, podían pasar de un color rosa, a un carmesí a medida que el abuso continuaba; oír sus gemidos y los sonidos que ese cuerpo hacía están volviendo loco a Jonghyun.
Su pene se estaba endureciendo entre sus dedos y la cabeza ya estaba goteando líquido pre seminal y fluidos. Esa era la cosa más maravillosa que había hecho en su vida: Comenzó con ese experimento con Kibum, casi como un estúpido juego, que terminó en lo que estaban haciendo ese día.
Y Jonghyun no podía estar más feliz.
Tenía un amigo adorable y cariñoso, alguien que estaba más allá de la amistad, verdaderamente… alguien a quien amaba demasiado como para etiquetar.
Kibum era su mundo, su paraíso y su infierno.
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