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Best Friends por JongZeloLove

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Notas del fanfic:

La historia no sucede en Japón por eso las descripciones no son orientales, si alguien piensa que las zonas descritas no son orientales o japonesas es porque no me inspiré en esos lugares para escribir esta historia por lo que no ocurrirá allí.

Cuando hablo acerca de los sentimientos de los animales es porque realmente los animales son personas, así que sienten como humanos.

Los capítulos debo hacerlos cortos porque como subo la historia en facebook, no me da para más caracteres allá.

Notas del capitulo:

Hola bueno como dije en las notas del fic el lugar no está situado en Japón por eso hay castillos y esas cosas ya que estaba exactamente en el lugar que describo cuando me inspiré a escribir este fanfic. Es el primero de fantasía que escribo así que espero no defraudar a la gente.

Los animales tienen sentimientos como dije antes y todo tiene la explicación que podréis leer en los próximos capítulos.

Gracias por leerme y espero que lo disfrutéis n.n

Lunes por la mañana, primer día de trabajo y con el sol saludando entre las pocas nueves que había desde temprano.

Yuu Shiroyama se había levantado con ganas de ir a trabajar, le quedaba una hora pero se quiso levantarse con tiempo para poder ducharse, desayunar bien, arreglarse y, sobretodo, con tiempo para encontrar el sitio en el que iba a trabajar. Era en la zona antigua de la ciudad, cuando uno pasaba por aquel lugar y veía el suelo empedrado, las casas viejas construidas con piedras también, esas pequeñas ventanas que había en las paredes, las puertas hechas de madera reforzada con metal, el humo saliendo de las chimeneas desde temprano… Parecía que estuviera paseando en plena época medieval, le faltaba el traje de soldado o de comerciante para poder ir en sintonía con aquel lugar.

Llegó a una primera plaza, bastante amplia y donde había edificios importantes y grandes, en la actualidad se habían reformado en el interior y ahora  se trabajaba en ellos como en cualquier otro lugar más nuevo. Se veía caminando por la plaza a personas trajeadas, señoras bien arregladas y otras personas menos arregladas. También había abuelos mirando a todos los que entraban y salían de allí, seguramente ellos tendrían una casa por la zona, una de esas casas viejas con ventanas pequeñas, además de que ventanas había pocas. Yuu comenzó a preguntarse cómo era posible vivir en ese tipo de sitios si no entraba la luz a penas, además de que antiguamente no había ni electricidad.

Se quedó asombrado con todo el sitio, definitivamente le encantaba haber encontrado un trabajo en uno de esos edificios que se veían antiguos por fuera pero que estaban reformados y modernos por dentro. Terminó de caminar por aquella plaza y rápidamente accedió a otra, esta era considerablemente más pequeña que la otra, aunque no era diminuta, seguía siendo una plaza grande. Tenía unas escaleras que subían hasta una especie de terraza, a través de esa terraza se accedía a una capilla un tanto extraña, ya que estaba explotada turísticamente, y al edificio en el que trabajaría él.

Su trabajo consistía en hacer fotografías, era fotógrafo y lo habían contratado en un museo donde hacían exposiciones, él tenía que retocar las fotos y además también tenía que hacer postales o usarlas para cuadros o carteles. De momento no tenía que salir con su cámara a fotografiar nada porque ya le iban a dar imágenes que debía retocar para unos carteles, ese sería su primer trabajo.

Estuvo sentado en las escaleras de piedra hasta que abrieron y se reunió con sus jefes que le dieron la bienvenida, le mostraron su despacho y todo el material que tenía a su disposición, además de poder comprar cualquier cosa que él necesitara.

Le fue bastante bien, pero lo que más le había impresionado seguía siendo el lugar donde estaba situado, cuando se asomaba por la ventana podía ver preciosos jardines antiguos de piedras y plantas, parecía que estaba dentro de una película o de una serie de guerreros antiguos y el pudiera ver cómo iba sucediendo todo si se asomaba por aquella ventana.

 

Pasó una semana y aun así, cada vez que iba a trabajar se sentía especial. A pesar de ser lunes por la mañana, decidió quedarse más tiempo después del trabajo para poder sacar fotos, se llevó su cámara personal y sacó fotos de muchos rincones, aunque le quedaban mucho más por fotografiar y otros tanto por inspeccionar.

 

Cuando ya casi se iba, un gato se quedó mirándolo asombrado, no se podía creer lo que estaba viendo. Aquel hombre alto, de pelo negro y largo hasta debajo de los hombros, aquella nariz, esos labios, los ojos con su mirada penetrante, las manos… Era él, era aquella persona a la que había estado esperando por años, por siglos.

Aquel gato no era un gato normal, era un año que había vivido durante muchísimos años, un gato que entendía lo que le decían a pesar de que no podía hablar.

A la mañana siguiente, cuando Yuu fue a trabajar se encontró al gato mirándolo curioso en una de las escaleras en las que solía sentarse para esperar a que abrieran. Al hombre le gustaban los gatos así que se acercó cauteloso para no espantar al animal, pero se dio cuenta de que dejaba que se acercara y lo más increíble, que se dejaba acariciar por él.

El pelinegro estuvo los 10 minutos que le quedaban jugando con el gato, le sacó algunas fotos con el móvil y se sentó en las escaleras mimándolo. Parecía un gato europeo, aunque Yuu no tenía muy clara su raza ya que nunca había visto uno igual, tenía unos ojos preciosos, su pelaje era blanco con varios tipos de marrones y algunas rayas negras, donde más tenía era en las patas y en la cabeza.

-Que cariñoso eres… -susurró el hombre mirando al animal a los ojos mientras le acariciaba tras las orejitas. El gato parecía entenderlo ya que le lamió los dedos de las manos a modo de beso. –Voy a tener que irme a trabajar ya…

El gato se apenó, el tiempo se le había pasado muy rápido y cuando vio que el pelinegro se levantaba despidiéndose comenzó a maullar apenado, quería seguirlo e  irse con él pero sabía que no lo dejarían entrar y no quería que metieran a su hombre en un lío por su culpa.

Quiso quedarse para esperarlo pero sabía que no debía, lo estuvo mirando a través de la ventana un largo rato, pero Yuu no se dio ni cuenta, aun así al animal poco le importaba aquello, simplemente estaba fascinado de volver a encontrarse con él, maravillado, quería mirarlo por horas.

El gato se fue de nuevo a su hogar, o lo que se hacía llamar hogar, en fin, el sitio donde le daban de comer y le habían puesto una cama. Vivía con una mujer bastante guapa y joven, tenía el cabello largo, oscuro y rizado, con los labios rojos y los ojos pintados de negro. Ella trabajaba en una tienda de antigüedades y suvenires  en una de las plazas de la parte antigua.

El gatito entró silencioso, no le gustaba aquella mujer ya que le había jodido la vida, la odiaba con toda su alma pero estaba tan maravillado tras haber vuelto a ver a aquel chico que llegó y se acostó en su camita a pensar en el haciéndose el dormido para que la mujer no le molestara.

La mujer al principio no le dio importancia, siempre era ignorada por su mascota a pesar de los esfuerzos que ponía el en ser amable con ella, además de que la tenía muchísimo miedo porque sabía de lo que era capaz.

Un perrito de la raza Pomerania, otra mascota de la mujer, se acercó a él mimándolo un poco. Pon, así se llamaba el perrito. Aunque por regla general los perros y los gatos no se llevan demasiado bien, ellos sí, además de que no eran animales normales, ambos tenían siglos de vida y tenían el mismo miedo por la mujer que se hacía llamar “su dueña”, aunque ellos la trataban como la desconocida que les obligaba a hacer todo lo que ella pedía.

Ambos animales estuvieron un rato hablando, claro que no podían “hablar” de la forma en la que todos conocemos, ellos se comunicaban a través del pensamiento, con la mente. Se contaron los últimos cotilleos acerca de la mujer, de los clientes que habían entrado y poco más, el gato prefirió callar lo que había ocurrido con aquel hombre.

Pon se fue dejándolo solo, pero la mujer sabía que algo ocurría con su querido gato, no era una mujer de andarse por las ramas así que fue a preguntarle sin rodeos que era lo que estaba pasando.

-Kouyou… ¿Qué ocurre? Sabes que no puedes engañarme –dijo ella arrodillándose con su gatito y acariciándole la cabeza. A él le dio un escalofrío y se le erizó la piel, no quería contarle absolutamente nada, pero la mujer era bruja, por eso parecía una mujer joven cuando tenía más años que todas sus mascotas juntas.

-“Nada…”-pensó en alto Kouyou hablando con ella, aunque sabía que no se lo creería y debía pensar alguna excusa rápida para que ella no supiera absolutamente nada si no quería poner en peligro la vida de aquel hombre.

Notas finales:

¿Qué os pareció?

Dejadme vuestras opiniones por favor, me gustaría mejorar^^

Gracias a todos!


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