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Best Friends por JongZeloLove

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Notas del capitulo:

Hola!

Aquí os dejo al capítulo 2, recibí dos reviews que me animaron mucho asi que gracias de nuevo, espero que os siga agradando mi fic^^ Por favor dejadme las opiniones!

Un saludo

Había pasado un tiempo en el que Yuu se levantaba más temprano, desde entoces se veía con el gatito antes de entrar al trabajo y además le daba de comer. Le había cogido demasiado cariño, tanto que se había planteado adoptarlo en su propia casa.

-Hola gatito… -susurró el pelinegro llegando a las escaleras. –He pensado que… a pesar de haber estado cuidándote este tiempo aún no te he puesto ningún nombre… ¿No tienes? Pensaré nombres para ti…

Yuu pudo estar diciendo más de sesenta nombres y al animalito ninguno le gustaba hasta que el pelinegro dio en el clavo.

-Uruha… eres bonito… te quedaría muy bien –dijo Yuu sonriéndole, al gato le gusto aquel nombre así que le lamio los dedos de la mano a modo de confirmación, estaba feliz de que su hombre pensara que era hermoso. –Oh… Uruha… ¿Recuerdas lo que te conté? Bueno… yo sé que tú no me entiendes… pero sí que me escuchas… Bueno pues los vecinos molestos de arriba ya se fueron y puedo volver a dormir bien…

Uruha le maullaba cariñosamente y se metía entre sus piernas, se subía a su regazo, le mordisqueaba un dedo o la ropa y se comía todas cosas que el pelinegro le había llevado, cocinaba bastante bien.

-Pequeño tengo que irme ya a trabajar… mañana nos vemos –sonríe al gatito acariciándole tras las orejitas y se acercó a darle un beso en la cabecita, no lo hubiera hecho con cualquier otro que se hubiera encontrado pero Uruha estaba bastante limpio y bien cuidado, el gatito se alzó un poco para lamerle la cara y eso produjo mucha risa en Yuu que no se lo espera, pero se dejaba hacer encantado porque lo adoraba. –Mañana nos vemos ¿Si? Quizá te veo por aquí que salgo más prontito de trabajar…

Uruha movía su cola feliz, lo esperaría hasta que saliera de allí, de ese sitio horrible que los mantenía tantas horas separados y no lo dejaban entrar por ser un animal, no tenía pensado destrozar nada ahí dentro pero quería irse con su hombre a simplemente observarlo, maulló apenado cuando se fue y luego se subió a aquella ventana desde donde lo podía ver todas las mañanas, aunque él no supiera que estaba allí.

 

Eran las 11:30 de la mañana cuando Yuu terminó de recoger todas las cosas y salió de la oficina, cuando el gato vio aquello fue de un salto a esperarlo a la puerta y efectivamente, a los pocos minutos salió el pelinegro encontrándose con un alegre Uruha que movía el rabo de un lado a otro y tenía las orejas puntiagudas al verlo aparecer.

-Oh… Si estás aquí Uru-shi… ¿Qué haces por aquí, pequeño? Parece que me estuvieras esperando –dijo el humano inocentemente pensando que había sido una casualidad. Lo cogió en brazos y se fue a las escaleras sentándolo en su regazo y acariciándolo con mimo y cariño.

Uruha estaba muy feliz de poder pasar más tiempo con él, volvió a lamerle toda la cara ronroneándole y frotándose contra él. Si pudiera abrazarlo lo hubiera hecho sin dudarlo un segundo, lo hubiera abrazado y se hubiera quedado con él para siempre… pero fue al revés, fue Yuu quien lo abrazó sonriendo por los mimos del gato.

-¿Tienes dueño…? ¿Dueña? Quiero llevarte a mi casa Uruha… sí, te voy a llevar al veterinario y luego a casita –dijo Yuu todo convencido, pero el gato saltó de sus piernas y lo miró asustado, feliz por lo que acababa de escuchar pero muy asustado por lo que la bruja pudiera hacer contra él. El pelinegro no entendía por qué su gatito actuaba de aquella manera así que se levantó tratando de acercarse a él. Uruha pensó que ya habían pasado muchos años, quizá la bruja al fin lo liberaba y tras pensar un rato, decidió llevar al pelinegro hasta la tienda de antigüedades.

Lo hizo de la única manera que se le ocurrió, él huía un poco cada vez que el pelinegro se le acercaba y cuando llegaron a la puerta dejó que se acercara del todo hasta cogerlo en brazos y maulló todo el rato mirando a la puerta para que el pelinegro se diera por aludido.

-¿Qué ocurre ahí dentro? –preguntó Yuu sin comprender, pero se acercó a la puerta y la abrió asomando la cabeza, al no ver a nadie pasó dentro cautelosamente mirando alrededor de que no le echaran la bronca por entrar en un establecimiento con un animal.

Uruha estaba acurrucado contra él pero mirando y escuchando cualquier ruido que pudiera hacer la bruja al llegar, estaba acojonado de que los vieran juntos pero esta vez no lo dejaría escapar.

-¿Hola? –dijo el pelinegro mirando alrededor. La bruja salió de la trastienda quedándose estupefacta al ver a aquel hombre entrar por allí, pero supo disimularlo enseguida.

-Hola… ¿Desea algo caballero? Veo que le cae bien mi gato –dijo la mujer sonriendo a Uruha irónicamente.

-Eh… ¿El gato es suyo? –dijo Yuu apenado mirando al animal, realmente lo quería en su casa.

-Claro… ¿Por? ¿Le ha causado algún problema? –preguntó la bruja con cierto aire de enfado, no estaba enfadada, estaba endemoniadamente cabreada pero disimulaba todo lo que podía.

-No, no… Todo lo contrario… ¿El gato…? –preguntó el hombre pero no pudo acabar ya que la otra lo cortó.

-¡Kouyou ven aquí! –gritó la mujer, pero Uruha no hizo ni caso y se acurrucó más en los brazos del otro.

-Perdone –dijo Yuu llamando de nuevo la atención de la bruja.

-¿Qué? ¿Qué pasa con el gato? –dijo ella retomando la pregunta que antes había cortado.

-Que yo le cogí mucho cariño y parece ser que el a mí también… El gato… por un casual… ¿Está en venta? –preguntó él algo esperanzado. La bruja iba a mandarlo a la mierda y de paso pensaba echarle una maldición, pero lo pensó mejor y se decidió por la opción de hacer sufrir a Kouyou.

-¿Mi gato…? ¿Mi gatito…? No… lo siento mucho señor pero es que lo tengo desde hace mucho tiempo y es mi única compañía… -susurró ella acercándose insinuantemente al otro, tanto que se tomó la propia licencia de acariciar levemente su pecho.

-Ehh… ya –dijo él apartando la mano de la descarada aquella y luego miró a Uruha, quería llevárselo sí o sí. -¿Y no hay nada que pueda hacer? Yo tampoco tengo a nadie y desde hace un tiempo vengo nada más que a verlo a él.

-¿Ah sí…? Puedes venir a mi casa… ¿Quieres? Así los dos estamos con él… -susurro la mujer acariciándole el cabello, pero mientras él se apartaba otro poco Uruha sacó sus uñas y le dio un arañazo a la otra hecho una furia, nadie tocaba a su hombre.

-¡Ah! ¡Maldito gato vas a ver! –gritó ella tratando de cogerlo pero el gato se removía y Yuu lo protegía apartándola.

-No parece que quieras mucho a tu gato, y mucho menos el a ti así que creo que estaría mejor conmigo –dijo el pelinegro poniendo todo su empeño en llevárselo.

-He dicho que no, váyase de mi tienda o llamo a la policía, y deje aquí al gato por la cuenta que le trae o lo denunciaré por robo –dijo ella señalándolo con un dedo, Yuu tuvo que aceptar la derrota de momento y de acercó al oído del gatito que se tranquilizó un poco al sentirlo tan cerca.

-Volveré por ti… pensaré algo…-le besó la cabecita al felino y se agachó dejándolo en el suelo, le daba mucho miedo dejarlo allí y que la loca aquella le hiciera algo malo. –Volveré a venir, si él no está o lo veo magullado la denunciaré por maltrato animal.


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