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Yaoi no Basket por CielRivaille

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Notas del capitulo:

BUeno, aquí esta el tan ansiado lemmon ¬w¬

Capítulo VIII: Hechos.

Este capítulo tiene contenido 1313

Es imposible de borrar, como un tatuaje.

La puerta quedó entre abierta cuando Kuroko le pidió amablemente a Kagami que se sentara en la silla del escritorio.  La sombra estaba más que dispuesto a hacer eso que Taiga siempre le hacía. El pelirrojo aún no comprendía bien las intenciones de su pareja, pero cuando se sentó sobre su regazo y le hecho los brazos al cuello, para besarlo como solo él sabía hacerlo, comprendió con rapidez. El as de Seirin estaba secretamente orgulloso de llevar una buena vida sexual junto a su pareja y de innovar muchas veces, pero hasta ahora, en todo lo que iba de su relación, no lo habían hecho en una silla, pero no se molesto en cortar a su sombra, al contrario, sus manos se deslizaban por su espalda, por algún motivo Tetsuya parecía algo más ansioso que de costumbre, pero le gustó ese entusiasmo  y profundizó aún más recorriendo con su lengua la boca del chico. La sombra fregó su cadera por la ajena, incitándole a que lo tomara allí mismo, pero si bien sus manos se colaron bajo la blanca camiseta el peli celeste se separó, aún así, la luz insistió besando y mordiendo su cuello.

—    Ahh… Kagami-kun… espera —

—    ¿He? —

El de cabellos celestes se paro y se arrodilló frente a él, bajándole los pantalones, lo suficiente como para bajar su ropa interior y sacar su ya duro miembro, Kagami estaba a punto de reclamarle, cuando la mano del más bajo comenzó a masturbarlo y no pudo evitar suspirar profundamente. La boca de Kuroko tomó el miembro de su novio y comenzó a moverse un poco, aunque le costaba, le gustaba aquella sensación, lo que su boca no alcanzaba era rodeado por sus manos, justo cuando sentía que se vendría, Kagami le alzó hasta volverlo a sentar como antes, mientras le desprendía el pantalón y se lo bajaba junto con su ropa interior, dos de sus dedos se metían presurosos dentro de la sombra, haciéndole gemir y aferrarse a su luz, lo preparó rápidamente no muy dispuesto a esperar más para poseer a su pareja. Fue Kuroko, quien se separó del pelirrojo y su auto-penetro acto seguido, el pelirrojo le acompañó sosteniéndole por las caderas. La posición tan extraña no le permitía sentirse en completo control, así que sujetó al chico por las piernas antes de sentarlo sobre la mesa de su escritorio y allí, sí, envestirlo con la típica energía propia de él, el peli-celeste le rodeó la cintura con sus piernas, dejando que lo penetrara más profundo.

—    Ka-Kagami-kun… — gimió cuando el ritmo de sus estocadas se hizo más fuerte.

—    Kuroko — dijo tan roncamente su nombre que un escalofrío le recorrió y dejo caer su torso sobre la mesa.

No tardaron demasiado en correrse, uno luego del otro. Cuando intentaban serenar sus respiraciones, Kagami aún dentro de su pequeño compañero, el celular de este sonó. Tetsuya tanteó la mesa hasta dar con su móvil, lo llevó a su oreja. “Te amo, Tetsuya” le susurró Taiga. “Y yo a ti, Kagami-kun”

—    Tet-su-ya~

—    ¿Mamá? —

Kagami se quedó helado.

—    Adivino~ ¿Estás en lo de tu novio, Kagami-chan? —

—    Si, mamá —

—    ¿Y lo han estado haciendo? —

—    ¡Mamá! — era raro ver alterado a la sombra — Si… —

—    Oh, oh, oh. ¡Mi hijo ha crecido! — se escuchó un sonido de fondo y supo que ahora le estaba hablando a su padre — ¡Querido, Tetsu perdió la virginidad! —

—    No es la primera vez que lo hago— aclaró.

—    ¡Oh, Dios! ¡Mi hijo tiene una vida sexual tan activa~! ¡Querido, vamos a buscar de esas cintas que enseñan sobre educación sexual! —

Kuroko cortó la llamada, Kagami parecía haber muerto de un ataque al corazón.

*-*-*

Aomine besó con desesperación los labios rubios, que se abrían para él, que le dejaban recorrer su húmeda cavidad con su lengua. Escuchaba aquella dulce voz que gemía su nombre, porque estaba más caliente que una pava, eso que ni si quiera le había puesto las manos encima. Pero ahí estaba él, acorralándolo contra la cama, besándolo con desesperación.  El rubio apoyaba una mano sobre su nuca, correspondiendo desenfrenadamente aquel beso y su otra mano se deslizaba desde el moreno hombro recorriendo todo su brazo bien formado. Pronto, toda la bonita ropa del rubio estuvo tirada en el suelo de la habitación. Kise solo podía atinar a gemir el nombre de su ídolo cuando le mordía su blanca piel, para luego lamerla, como si eso fuera a ‘curar’ la herida, luego succionaba un poco con sus labios, como dejando en claro a quién pertenecía, sobre todo, hizo eso donde anteriormente había estado la marca rojiza de su acosador, su boca siguió recorriendo todo su cuerpo, dejando muchísimas marcas aquí y allá, el modelo solo podía atinar a enterrar sus dedos en el cabello azulado de su pareja. Daiki comenzó a masturbar a Ryota, besándolo ferozmente, una de las manos pálidas tanteó el bulto de sus pantalones, mientras gemía sobre sus labios. Las manos del rubio apretaron aquel miembro. El moreno dio un respingo, el otro sonrió torcido sin dejar de besarlo. Los ojos azul oscuro se posaron en los dorados, sus pupilas ya no estaban dilatadas, era obvio que estaba completamente en sí.

—    Aomine-chi~

—    ¿Qué pasa, Kise? —

—    Te necesito dentro, ya — rogó el rubio ronroneando por lo bajo.

Daiki sonrió mientras veía como Ryota abría sus piernas, dándole espacio a él, para que se acomodara, los dedos morenos se colaron en el interior del falsificador, primero uno, fingiendo estocadas y luego otro que se abría y se cerraba como tijeras, haciendo que el modelo se arqueara y gimoteara y que sus manos se abrazaran a su espalda. Luego de que los tres dedos le abandonaran, el miembro completamente duro de Aomine fue introduciéndose poco a poco, moviéndose lentamente al comienzo para arremeter con rápidas estocadas luego, los quejidos, jadeos y gritos se hicieron presentes y las uñas del rubio se clavaron en la espalda morena, sus ojos lagrimosos buscaban la mirada azulada para volver a encontrarse en un nuevo beso.

—    Te amo, Aomine-chi —

—    También te amo, Kise —

Luego de eso, se vinieron por primera vez en ese día, la primera de tantas veces.

*-*-*

—    Atsushi, una sola palabra, bájame —

El aludido le hizo caso bajándole sobre el borde de una fuente, pero seguía sin soltarle las muñecas, de lejos, el equipo de Seirin, Midorima, Takao y Momoi miraban la escena con curiosidad, conversando entre sí. Akashi vio a Kuroko apenas sonreír y juró que sí el gigante no le tuviera sujetado por las muñecas le abría tirado un tijera en medio de su bonito ojo. Teppei también sonreía, el había comprendido todo desde el comienzo. Forcejeó un poco, lo suficiente para recordar que no podría zafarse a la fuerza del agarre del grandote.

—    Suéltame —  exigió entre dientes.

Cuando Akashi alzó la mirada la supo, de alguna manera, ya sabía cual, había provocado la furia del de cabellos lilas. La mirada cortante de Murasakibara le hizo tener un bien disimulado escalofrío, cualquiera sabía que había dos personas que  eran verdaderamente crueles enojadas, él y Murasakibara, eso que era complicado sacarlo de sus casillas.

—    Aka-chin estaba siendo muy lindo con los demás —

—    ¿He? No digas tonterías —

—    No mientas, Aka-chin —

—    Atsushi te he dicho que dejes de decir tonterías, no es como si en verdad estuviera teniendo buenos deseos. —

El agarre de sus muñecas se ajusto y sus ojos chispearon, él le había pedido dos cosas, un beso cuando se portara bien y que no fuera lindo con nadie más, eran dos cosas muy simples de cumplir. 

—    Aka-chin quería volver a jugar con todos, le habían agrado los de Seirin y Taka-chin, así que uso esta competencia para llamarlos a todos, ¿Por qué Aka-chin intentó hacer las cosas de manera linda? —

Seijuurou chasqueó su lengua, dándose por vencido con su intención de escaparse, Murasakibara se volvió hacia los demás, con su típico gesto neutral soltó uno de las muñecas del pelirrojo y saludó a todos con un gesto de la mano.

—    ¡Aka-chin y yo nos vamos~! ¡Espero que podamos volver a vernos! —

—    ¡Claro que sí! — exclamó felizmente Takao, recibiendo una dura mirada de Midorima.

—    Nos vemos, Murasakibara-kun — le saludó Kuroko.

—    ¡Muchas gracias por los consejillos! — exclamó Riko agitando su mano.

Akashi pensó “¿Qué consejos?” pero ahora sus dos muñecas fueran sujetadas por una sola de las manos del otro, tal vez, porque Atsushi le conocía demasiado bien y sabía que podía golpearle por la espalda.

—    ¡Tranquilo, jugaremos juntos de ahora en adelante! — gritó Teppei.

—    ¿Quién demonios te autorizó a decir eso? — chilló Hyuuga.

—    Sería fantástico aprender de los senpais — comentó Furihata.

—    ¡Tienen tu misma edad! — volvió a chillar el capitán de Seirin.

Murasakibara tomó por la cintura al heterocromo llevándoselo como una ligera bolsita al hombro. Midorima rio entre dientes, Akashi le fulminó con la mirada, juró haber escuchado un ‘Se lo merece por enano’ por parte de Taiga. Y no, no se merecía lo que sea que fuera a pasar.

Nunca esperó lo que pasó en ese momento, luego de que las llaves cayeran al piso, que se sacara los zapatos, que avanzara sin prender las luces, que abriera una puerta y que lo aventara contra la cama, bueno, no se golpeó porque después de todo, Atsushi no era bruto, estaba molesto, pero no pensaba lastimar al pelirrojo. Su chaqueta de Yosen terminó en el piso y sus ojos violetas no se corrieron de los ojos rojos. Akashi pasó del blanco pálido al rojo pasión en cuestión de segundos, Atsushi y él iban a hacerlo podía gritar de emoción, pero prefirió mantener su gesto serio.

—    Aka-chin solo puede ser lindo conmigo, solo puede abrazar o besar a mí. —

Akashi se paró sobre la cama, quedando casi a la misma altura que su pareja, le enrolló los brazos al cuello y le besó profundamente, las grandes manos le rodearon fuertemente por la cintura acercándolo más, sus manos se colaban entre los cabellos lilas, enroscándolo entre sus dedos, apenas se separaban para respirar lo mínimo y necesario antes de volver a unirse en un beso, tal vez por toda la tención o por el calor que le recorría la piel, pero no podía hacer tantas cosas al mismo tiempo, besarle, respirar y sostenerse en pie sobre ese colchón, así que cuando sus piernas cedieron se dejó sostener por el peli lila, hasta que ambos a tanteo terminaron recostados en la cama sin cortar aquel beso, las manos del pelirrojo se deslizaron por el abdomen del más alto hasta tirar hacia arriba de su camiseta y sacársela, el otro, por su lado iba tirando del sweater negro del más pequeño, los labios de Murasakibara bajaron de sus labios haciendo un camino de besos hasta su oreja donde suspiró pesadamente, causando que el otro se estremeciera, antes de seguir lamiendo y chupando cada centímetro de piel que tenía a su disposición, las manos ajenas recorrían nuevamente el torso de su compañero, sintiendo todos y cada uno de sus músculos moverse para él. Se mordía los labios, no queriendo ni gemir no soltar demás ruidos extraños, la boca de Atsushi se movió hacia los rosados pezones, el heterocromo gimió, los ojos violetas se posaron sobre los de él, sonriendo. Fueron instantes de apresar sus labios entre los suyos nuevamente, mientras de repente, sintió como el grandote le liberaba de sus pantalones y luego de sus bóxers. Aún así no tuvo apuro en besar cada nuevo milímetro de piel expuesta, desde sus caderas hasta sus muslos bajando por toda su pierna, hasta sus dedos, volviendo de regreso por la otra pierna. Seijuurou intentaba no ponerse ni rojo, ni gemir, pero tenía que reconocer que solo los labios del centro le habían puesto muy excitado, ahora las grandes manos recorrían su piel hasta llegar nuevamente a sus pezones y comenzar a jugar con ellos. Su boca llegó a su miembro y no dudo dos veces en lamerlo antes de meterla entera en su boca, no pudo contener un gran jadeó cuando eso ocurrió. Casi podía sentir como el otro sonreía y no pudo evitar retorcerse bajo él, no pudo evitar tensarse y que los dedos de sus pies se apretaran. Su cuerpo tembló ligeramente cuando llegó al clímax. Cuando levantó la vista vio como Atsushi tragaba su esencia quiso golpearlo, eso era tan, tan… debía reconocer que tener a Murasakibara con el cabello sobre el rostro, esa mirada tan lasciva y lamiéndose los labios era una vista más que memorable. Sus ojos de dos colores se afilaron mientras a horcajadas obligaba al otro a tumbarse en la cama y se subía sobre él, arrastrándose, fregándose por su cuerpo hasta bajar hasta el hinchado miembro de su pareja, bajo el pantaloncillo y luego los bóxers. Era demasiado grande, como todo en Atsushi. Respiró hondo.

—    Aka-chin, no es necesario que… —

—    Cállate — le espeto decidido a hacerlo. 

Tomo el pene que tenía frente a él entre sus manos y lamio un poco, luego lo hizo con más confianza hasta hacerlo más de corrido, su boca busco la punta y la metió dentro, luego lo soltó, dándose cuenta de que no podría con mucho más, su boca subía y bajaba un poco por su miembro, mientras su manos se deslizaban de arriba abajo, el ronco gemido que recibió pronto fue lo suficiente como para que intentara meterla más, casi sofocándose desistió de hacerlo, pero no paro de mover sus manos hasta que metió su miembro en su boca nuevamente, intentando serenar su respiración separo un poco su rostro, hasta que sintió una mano en su hombro que le impidió regresar.

—    Aka-chin, no —

—    Pero tu…—

—    Por favor, Aka-chin~

Asintió de mala gana, pero no paro sus movimientos hasta que minutos más tarde se vino,  manchándole el abdomen. Murasakibara retrocedió hasta apoyarse por el respaldo de la cama, atrayendo al pelirrojo a que se sentara sobre su regazo con una pierna a cada lado de las de él, fundiéndose en un nuevo beso. Sintió como un dedo curioso se metía dentro de él, pero no era solo eso, era un líquido extraño, no pudo evitar arquearse por la sorpresa. Pero luego sus labios volvieron a pegarse a los ajenos, desesperado. Otro dedo se metió en su interior y comenzar a abrirse y cerrarse, sus manos se enredaron entre los cabellos lilas, sin querer, jaloneo un poco los cabellos cuando un tercer dedo entró en su interior, gimiendo sobre los labios ajenos. Cuando sus dedos salieron de su interior, supo que había llegado el momento, se sujetó por los hombres de Murasakibara, quien le sostuvo por la cadera.

—    Ten cuidado, Aka-chin —

—    No te preocupes — le dedicó una sonrisa tranquila.

Poco a poco fue bajando, hasta que sintió como la punta del miembro entró dentro de él, se mordió los labios, apretando su agarre sobre la piel de Atsushi, marcando sus dedos.

—     ¿Aka-chin? —

Gimió roncamente cuando bajo un poco más, mandó hacia atrás su cabeza, era tan grande. Cuando sereno su respiración y pudo ver los ojos preocupados del grandota, le sonrió nuevamente, supo que tenía que decir algo de lo que más tarde se arrepentiría.

—    Me encanta sentirte dentro, Atsushi — dijo en su susurro, lo suficientemente fuerte para que el otro le oyera y le abrazara fuertemente, sonriendo.

Cuando terminó y pudo sentarse completamente sobre el de Yosen se relajo lo suficiente como para poder volver a arremeter y comenzar a moverse, sus gemidos se hicieron sonoros cuando la ayuda de las manos de Atsushi sobre su miembro le hizo estremecer. Tampoco pudo evitar gemir el nombre del grandote quien le ayudaba moviendo sus caderas, hasta tocar cierto punto que hizo que diera un gritito y pusiera los ojos en blanco, luego, todas las estocadas fueron allí. Ambos se vinieron al mismo tiempo.

Akashi enredó sus brazos en el cuello de Murasakibara, quien le besó tiernamente, sonriéndole.  

—    Te quiero, Aka-chin~

—    Yo también, Atsushi —

*-*-*

Takao se hundió hasta que el agua le estuviera por llegar a la nariz, sabía que del otro lado de esa puerta estaba Midorima solo con su pijama. Era cierto que estaba bastante agotado, habían estado todo el día de aquí para allá subiéndose a millones de juegos y había arrastrado a Shintarou por todos lados, él no replico y le acompañó –junto con un ridículo peluche de oso panda- Y sabía lo candente que podía llegar a ser el as de su equipo. Pero que iba a hacer, se lió con la toalla, meditabundo. ‘Vamos, Kazunari, piensa’ se dijo así mismo. La voz de Midorima llamándole a dormir le hizo tensarse, fue entonces cuando notó el prolijo bolso depositado en un rincón del baño.  Lo abrió y sacó la blanca camisa que se supondría que el de cabellos verdes utilizaría mañana para volver. Mando al diablo eso y se la puso, le quedaba enorme.

—    Shin-chan~

—    Si no vienes ahora, Takao, iré a buscarte — 

Cuando los ojos verdes se posaron en la puerta del baño, solo pudo ver la pálida pierna de Takao deslizarse sugerentemente por el marco de la puerta. Su boca se abrió pero no pudo decir nada, la cabeza de cabellos negros se asomó por la puerta, sonriendo torcidamente.

—    ¿Qué haces con mi camisa, Takao? — preguntó Midorima tragando saliva.

—    Es que… — piensa rápido —… me olvidé mi pijama, Shin-chan~

El as de Shutoku no puede hacer más que suspirar y abrirle las sabanas para que se acostara con él. El peli negro fue casi corriendo hasta la cama, para saltar sobre su pareja y besarlo vorazmente. Shintarou no pudo más que corresponderle casi dando por sentado lo que pasaría, Takao se le había estado insinuando durante todo el día y había sido lo suficiente descarado como para que se sonrojara con sus palabras. Tomó entre sus brazos a Takao, agarrándolo por sorpresa, mientras lo daba vueltas, quedando él arriba sosteniendo los brazos del de ojo de halcón sobre su cabeza. Shintarou recordaba claramente el horóscopo de hoy ‘Remarca tu pertenencia sobre tus cosas’ y Kazunari, entraba dentro de lo que él consideraba de su pertenencia. Fue entonces, cuando sus labios bajaron hasta el cuello del más bajo, dio una mordida que le hizo temblar al que estaba debajo de él.

—    ¿Shi-Shin-chan? — preguntó temeroso, pero el suave beso que fue depositado gentilmente sobre la mordida la hizo quedar tranquilo.

 La camisa fue desprendida botón por botón, hasta que él quedó completamente abierto hacia su pareja, la mano de apretó el bulto de los pantalones de Midorima, le sonrió pícaramente, no era justo que él fuera el único desvestido. Sus manos se deshicieron de la camisa de dormir del de cabellos verdes. Kazunari repartió besos por la línea del hombro del más alto, mientras este le masturbaba con un ritmo constante y él hacía lo mismo por su pareja. Besó su oreja, la lamió, esperando provocar alguna cara en la inexpresividad de Midorima, pero el gruñido ronco que surgió, fue más que suficiente para que Takao se animara y sonriera, mientras jugaba con el lóbulo de su oreja. Fue así hasta que el más alto le recostó en la cama, separando un poco más sus piernas, la cinta que siempre llevaba en su mano había desaparecido y ahora esa misma mano que anotaba triples, estaba jugando con la entrada del de ojo de halcón, quien gemía y se retorcía bajo el contacto del más alto y podía sentir como todo el aroma de Midorima le embotaba la cabeza. Se sorprendió cuando Midorima tomó su rostro y le deposito un cálido beso en la frente tan fuera de lugar, pero tan lindo. Takao enredó sus brazos por el cuello de su pareja y le beso, en un vago intento de no sentir demasiado cuando este le penetrara muy lentamente, haciéndole temblar y aferrarse a su espalda. Gimió profundamente cuando el otro se comenzó a mover, luego de unos minutos tomó un ritmo constante y más rápido, mientras sus manos masturbaban el miembro duro de Takao.

—    Mph…Ahh…Shin-chan — gimió

—    Ta-Takao —

Con aquel ritmo rápido, no tardaron demasiado tiempo en venirse juntos. Midorima se quedó unos minutos más dentro de su pareja, hasta que recuperó su respiración normal. Luego se acostó al lado de su novio y este se arrulló a su lado, apoyando su cabeza sobre su pecho.

—    Mi camisa —murmuró luego de un rato Midorima.

—    ¿Qué, Shin-chan? — se miró así mismo — ¡Ha ha! Gomene, te la ensucié. —

—    N-no es eso… — ladeó un poco la cabeza, mirando hacia otro lado — No te queda tan mal —

Takao sonrió inmensamente, abrazando fuerte a su pareja, besando su mejilla sonoramente. 

Notas finales:

Bueno, creo que este es el último capítulo. A menos que se me ocurra algo nuevo, es medio bastante flluffly pero buee. 

Creo que mañana o pasado  mas tardar, volveré con Beutiful Lies, un nuevo fic con estas mismas parejas que sera un poco más angst pero no tanto, espero que lo lean 


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