Ya había anochecido cuando Eren llegó a su casa, para su conveniencia su padre no estaba pues tuvo que usar su propia llave, arrojó la mochila en el sillón y se tumbó en el cerrando los ojos, casi inmediatamente tocaron el timbre de su puerta, no hubiera abierto de no ser porque la voz de quien lo llamaba era la de Armin, su mejor amigo.
- Eren te vi hace un par de cuadras, te hable pero parece ser que ibas demasiado distraído -dijo el rubio en cuanto Eren abrió la puerta –de igual manera venia para tu casa.
- Pasa –Armin miró extrañado a su amigo, parecía decaído, y algo distanciado; el rubio cerró detrás de si la puerta para seguirle a la sala y sentarse junto a él.
-¿Qué sucede Eren? –el rubio trataba de traer a la realidad a su amigo, cuando por fin pudo conseguirlo, este le miró confundido, entonces sus labios se curvaron en un gesto melancólico.
- Armin, creo que voy a perder el juicio – murmuró Eren, mirando sus manos tras una triste sonrisa que preocupo un poco al contrario.
- ¿A, qué te refieres?
Era verdad Armin no entendería hasta que el castaño le contara todo lo que sucedió por la tarde, con el rostro compungido decidió entonces comenzar a relatarle aquel incidente.
- No te voy a mentir, estaba en el parque, aquel que está en el camino de vuelta a mi casa recordando –suspiró para luego proseguir con un tono de voz un poco más alto y desesperado –recordándolo, pensando en cómo maldita sea podría librarme de aquella sombra de la cual no quiero ni puedo borrar cuando…
- ¿Cuándo que Eren? –insistió el de ojos azules al ver que su amigo no decía nada y tan solo miraba sus propios puños cerrados.
- ¡Lo vi! ¡A Levy! –Armin casi se cae de donde estaba sentado ante la respuesta de Eren ¿Qué rayos estaba diciendo, que vio un fantasma, una aparición? Debía de ser ya que no habría forma de que…
- o alguien que era idéntico a él –prosiguió el castaño ahora desanimadamente antes de que su amigo pudiera decir palabra alguna, Armin suspiró resignado ¿Entonces porque le dice que vio a Levy? Ante esto el rubio sentía que debía decirle las palabras correctas para tratar de animarlo o consolarlo.
- Cuando extrañamos mucho a alguien…a veces creemos verle en todos lados porque son las cosas que más anhela nuestro ser, a veces lo relacionamos con personas de rasgos parecidos y…
- ¡Joder Armin! no necesito que me digas esas cosas –le interrumpió Eren ya cabreado poniéndose de pie –aquel era idéntico y, de no ser ¡porque el otro está muerto, hubiera jurado que ese individuo era él vivo y coleando haciéndose el pendejo frente a mis narices!
Tal vez estaba siendo duro con su amigo, ya que en realidad con quien estaba enojado era consigo mismo por haberse dejado llevar en aquel momento tan fácilmente por una esperanza estúpida e imposible, a veces llegaba a odiar esa parte indomable de su personalidad reacia, soñadora e impulsiva que en ocasiones le traía más de un problema. Se sintió culpable, pues estaba consciente de que su amigo solo trataba de ayudarle.
-Lo siento Armin –dijo tras un largo suspiró que parecía sacar todo su resentimiento –en ese instante ni siquiera pensé en lo que estaba haciendo, cuando vi aquella persona que caminaba enfrente de la calle cargando un par de cajas para ponerlas encima de una gastada camioneta yo simplemente me levante de un salto y corrí con todas mis fuerzas para verle más de cerca, su manera de caminar, su perfil, todo en ese individuo ; me decía, que estúpido de mi parte debo recalcar –Eren demostraba fatiga tirándose de nuevo al sofá –que era, Levy ahí vivo.
-Tú mismo dijiste que podría ser alguien parecido –Por dentro el rubio sentía pesar por su amigo, ya que al parecer su pérdida no estaba del todo sanada –es decir, ¿Qué no te convenciste a ti mismo de que se trataba de otra persona?
Eren ni siquiera lo miró a ver, estaba con la mirada clavada en el piso.
- Ni siquiera me acerque, cuando salí del parque él ya se había subido a la camioneta y la puso en marcha, por tal impulso, corrí tras ella sin ser capaz de gritarle pues ya iba muy lejos…
- Entonces esa persona …
- Es una más en este planeta –murmuró sin ganas Eren.
Al día siguiente las cosas parecieron transcurrir con normalidad, las clases de historia clínica fueron eternas igual que siempre, aunque Eren quisiese ser médico no necesariamente le atraían todas las materias. Pensó en olvidarse del evento del día anterior, si poco a poco podía llevar el peso de las cosas que perdió y de las promesas que jamás se cumplieron podía de igual manera vivir con eso.
Eren le pidió a Armin que no le contara nada a Mikasa, puesto que los cuidados de su amiga de por sí ya excedían los límites y en opinión del joven, sumarle una preocupación mas no era necesario, ella era una alumna prodigio y no quería perjudicarla más con sus asuntos personales. Levy ya no estaba, esa era hasta ahora su cruel realidad y eso no iba a cambiar por más que llorase su pérdida una y mil veces en su habitación sin que nadie lo viera, quedara atrapado en los recuerdos o en su mente cruzara la idea tonta que considero aquel día en que vio a ese “extraño”, eso tenía que tenerlo presente para no caer en estúpidas situaciones como la de ese día. Tenía que pensar que su padre, sus amigos y los demás eran los que quedaban ahora.
De esta manera trascurrió una semana.
- ¡Cielos!, los últimos días del semestre parecen los más largas ¿no les parece? –comentó Armin sonriente mientras estiraba sus brazos como si intentara alargar los músculos de su cansada espalda para sentir algo de alivio; y no exageraba puesto que la facultad los había llenado hasta el límite de trabajos. Él, Eren y Mikasa caminaban juntos hacia la salida del campus, caminaron bastante mientras hablaban de cosas triviales como la temperatura o sobre el gracioso vestido que traía la cocinera de la cafetería; hasta de cosas importantes como sus trabajos de equipo o sus próximas prácticas profesionales que vendrían más adelante.
- ¿Quieren venir a ver películas a mi departamento? –preguntó el rubio –mucho de algo puede no ser bueno, además solo hay que esperar los resultados de las pruebas finales.
- No es mala idea ¿Qué dices Mikasa?
- Si te parece bien Eren estoy de acuerdo –Ella pensaba que en mientras más cosas pusiera él su atención menos tiempo tendría para andar pensando en cosas del pasado.
- Bien entonces está decidido –dijo Armin en tono triunfante -¿Qué película veremos?
- Acción
- Comedia
- ¿Eren?
“Es esa camioneta”
El castaño había quedado estático en medio de la acera, ahí a una esquina estaba de nuevo aquella camioneta destartalada que vio hace una semana frente al parque, no podía confundirse puesto que el vehículo tenía en la parte trasera mal pintada la palabra hope en letras de color verde y las pajareras oxidadas amarradas a la defensa, ¿Podría existir la coincidencia de que hubiera dos camionetas iguales en la ciudad?
Otra vez sus condenados impulsos exigían acercarse y más cuando vio que del cacharro bajaba aquel individuo con una gorra cubriéndolo de todo escudriño, tan solo lo vio de espaldas pero…
“Aquella forma de caminar”
Estaba a una cuadra siendo testigo de cómo le abría la puerta a una mujer de cabellos muy largos que bajo junto con él de la camioneta. El cuerpo del universitario pareció moverse por cuenta propia y emprendió la carrera hacia ellos.
- ¡Eren! –por reflejo su amiga fue detrás suyo seguida del rubio.
“Maldición tengo que ver a la cara a ese sujeto, tengo que sacar de mi cabeza esta estúpida idea que me está volviendo loco”
- ¡Cuidado! –un ciclista prácticamente atropello al castaño quien atravesó sin mirar a ver la carretera, Mikasa corrió a auxiliarle preocupada y a la vez agradecida de que no hubiese sido un coche o algo peor.
- ¿Estás bien? –Armin se acercó para verle de cerca, al parecer no era nada grave, un par de raspones y algo sucio el atuendo blanco que portaba el joven
- ¿Qué estabas pensando? –dijo algo alterada la joven pelinegra -¿Por qué cruzaste como un loco la calle?
Eren no contestó aunque estaba algo aturdido por el golpe intento ponerse de pie, el dolor hizo que volviera a inclinarse.
“Joder, ya los perdí” pensó Eren mientras intentaba ver hacia donde estaban los dos sujetos.
- ¡Mocoso estúpido! –se quejó el ciclista mientras se sacudía el polvo, sin embargo estaba el muchacho más ensimismado con lo que estaba buscando que pareció no escuchar a aquel hombre calvo que agitaba sus puños al aire y emprendió de nuevo la carrera con algo de dificultad debido al dolor del golpe.
Naturalmente el rubio y la pelinegra le siguieron aún más confundidos por la conducta de su amigo.
Cuando llegaron Eren se dio cuenta que la camioneta seguía estacionada, abrió la puerta del lugar o en donde al parecer entro aquel sujeto y se topó de lleno con una chica bastante joven de cabellos largos y lacios, que vestía un muy remendado pantalón y una playera que le quedaba enorme, a pesar de eso podía notársele su delgada figura femenina.
- ¡Lo siento! –De inmediato Eren identifico a la mujer que tenía enfrente suyo, era la misma que bajo de la camioneta con aquel joven.
- No se preocupe –respondió muy amablemente la chica
Eren empezó a buscar con la mirada en el interior del edificio pero no podía ver más allá que a la chica y a un sujeto de barba abundante que estaba detrás del demostrador.
- Esto, ¿Busca algo? –Eren miró a la joven quien le sonreía –mi padrino tal vez pueda ayudarle
- Yo… ¿usted venía con alguien? Un chico como de esta estatura –dijo haciendo referencia con la mano a la altura un poco más ala de sus hombros –de cabello…
- Eren ¿de qué hablas? -Mikasa estaba sorprendida ¿acaso describía a Levy?
“¿Eren?”
El rostro de la chica paso de ser uno amable a uno de indiferencia.
- Disculpen pero tengo algo de prisa –la muchacha se abrió paso entre ellos con la intención de subirse a la camioneta pero fue detenida por el castaño
- Perdón que la moleste pero es que me pareció conocida la persona con la que venía y tan solo…
- Suélteme –pidió la chica con bastante repudio en su voz, sin hacer ningún escándalo, toda la amabilidad que había demostrado antes al parecer se había esfumado –llamare a mi prometido si no me deja en paz. Él me acompaño y no está lejos de aquí
Eren soltó su agarre al escuchar aquello. Otra vez se sintió fuera de lugar, obviamente se había equivocado.
- Con el que venia…
- Si ¿Por qué?
“¿Qué carajo estoy haciendo? Obviamente estoy molestando a unos desconocidos, estoy mal…”
- Lo siento –Mikasa quien estaba más que confundida e incómoda con la escena jalo a Eren del brazo con la intención de llevárselo lejos de ahí, Armin reacción y pidió una disculpa a aquella muchacha desconocida quien al ver alejarse a los tres les dedico una filosa mirada.
- ¡Mikasa! ¡Suéltame! –la mencionada lo soltó empujándolo hacia adelante -¿Qué fue aquello? –pregunto poniendo una expresión algo sombría
- Nada
- ¿Armin? –el rubio se crispo al ver los ojos cuestionadores de la mujer, tragó grueso, desvió la mirada hacia Eren –no sé nada –dijo con la voz apagada
- ¡Basta Mikasa! –gritó Eren ya bastante molesto, todo lo que estaba sucediendo llenaba de frustración sus pensamientos – ¡ya te dije que ni eres mi madre ni mi hermana mayor para que te estés metiendo en mis cosas!
Ella se acercó lo más posible al rostro del muchacho
- ¿Preguntaste por alguien que ya no está en este mundo? –Eren abrió los ojos sorprendido, Mikasa tenía esa voz tan llana que lo que fuera que dijera sonaba siempre sin sentimientos o al menos ningún incomprensible según su perspectiva -¿me equivoco?
- ¡No! No te equivocas, es cierto preguntaba por una persona que creí que…
- ¿era él? –Mikasa lo miraba con esa expresión indiferente -¿creíste que estaba vivo y que después de tres años aparecería milagrosamente?
Eren sentía los ojos arder, mierda quería llorar, ¿Por qué nadie le entendía?
- Eren la muerte es muerte, es algo que en este hermoso y cruel mundo no podemos cambiar, tienes que de una vez por todas aceptar tu realidad.
- Mikasa…¿Por qué?
- Ya no quiero que sufras…
Eren corrió hacia la dirección contraria, no quería a escucharla, no quería escuchar a nadie. Sus dos amigos lo vieron alejarse, de nuevo Mikasa iba a ir detrás suyo pero fue detenida por el rubio.
- Por favor, deja que se desahogue.
Las lágrimas de Eren amenazaban con salir hasta que unas calles después se desbordaron irremediablemente.
Muy lejos de ahí por la carretera iba una camioneta.
- La tienda de enfrente del negocio de tu padrino ya no tenía maderas para construir –dijo el conductor del coche.
- No te preocupes –dijo la chica de largos cabellos con una amable sonrisa –será otro día.
- Por cierto Claudett de lejos vi a unos muchachos contigo
- Eran citadinos que me preguntaban por una dirección, naturalmente no los pude guiar y les dije que mejor fueran con algún policía –dijo ella como si nada –por cierto Levy, no tendremos porque regresar a la ciudad, mi padrino se ira un tiempo buscaremos lo que necesitamos en el otro condado.
- Mmm tal vez sea prudente –dijo aquel –esa ciudad me provocaba una sensación extraña.