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Letters From Nobody (5927) por Mahiko

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Notas del capitulo:

Wow, tal y como anuncié el mes pasado, llegamos al fin de este fic! Bueh, en esa ocasión también dije que me esforzaría por hacer un final espectacular para compenzar por lo mucho que este fic se desvió de lo que yo quería que fuera, pero terminó siendo lo contrario...Me han pasado tantas cosas últimamente que no ando bien de ánimo así que apenas si pude terminar esto...

No quiero aburrirles más, ni tampoco empezar a dar excusas interminables, así que los dejo para que lean el último capítulo de esta historia </3 como siempre, dedicatoria especial a mi Beta Ricchan y a la gente de 5927 fans unite en FB. 

Querido Gokudera-kun:

Espero que, para cuando leas esto, aún no sea demasiado tarde.

Me conoces muy bien, y por eso sabes de sobra que mentir siempre se me ha dado fatal.

Aun así, te mentí. A ti, y a todos en la base. 

Y es que, en verdad, no estoy muerto. Es cierto que estoy dentro del ataúd que a estas alturas seguramente ya has visto un par de veces, pero la bala con la que Shoichi-kun me disparó el día de la reunión es una versión modificada de la Bala de la Última Voluntad, que hizo parecer que había muerto ese día, cuando en realidad sólo me puso a dormir.

Debes tener muchas preguntas dando vueltas en tu cabeza ahora mismo. ¿Por qué Shoichi-kun haría algo así? ¿Por qué mentí de esa forma? La respuesta es una sola, y mucho más simple de lo que crees: Porque es necesario para acabar con los Millefiore.

Hay una historia bastante larga y complicada detrás de todo este asunto, tal vez algún día te la cuente con lujo de detalles, pero, por ahora, lo que necesitas saber es que Shoichi-kun nunca dejó de estar de nuestro lado, y si se unió a los Millefiore fue sólo para encontrar una forma de derrotarlos. Después de todo este tiempo, finalmente tiene un plan, y necesitaba de mi ayuda para ponerlo en marcha. Fingir mi muerte fue precisamente la primera parte de ese plan.

La segunda parte del plan es aún más compleja y riesgosa que la primera, si es que eso es posible. Y es que, dentro de poco, Shoichi-kun usará la Bazooka de Lambo para traer a esta época a nuestros yo de hace 10 años atrás, para que sean ellos quienes acaben con Byakuran y los suyos. Seguramente debes recordar tan bien como yo lo ingenuos que éramos en esa época, y precisamente por eso tal vez creas que es una pésima idea, que no podrán hacer nada contra los Millefiore. Yo pensaba exactamente lo mismo sobre este asunto al principio, pero si decidí seguir adelante con este plan fue porque sé que nuestros yo de esa época, a pesar de su ingenuidad, tienen mucho potencial. Por eso es que estoy totalmente convencido de que si hay alguien que puede acabar con los Millefiore, son ellos. Además, Byakuran bajará la guardia ahora que cree que ya no puedo interferir con sus planes, lo que les hará las cosas mucho más fáciles, o al menos eso espero.

Cuando el mundo por fin sea libre de la amenaza de los Millefiore, y nuestros yo del pasado regresen a su época, yo también podré regresar. Confío en que entiendas porqué es importante que nadie sepa ni una palabra acerca de lo que te acabo de contar en esta carta hasta entonces.

Aunque no hay nada que desee más en este momento que saber que las cosas entre nosotros seguirán tal y como hasta ahora cuando todo termine, sé perfectamente que no estoy en posición de exigirte que con esto me perdones automáticamente por todo lo que debes haber sufrido por la culpa de mi horrible mentira. Aun así, necesitaba que supieras que jamás le mentiría de semejante forma a la persona que amo si no fuera absolutamente necesario.

Nos vemos más pronto de lo que piensas.

Se despide con cariño

Tsuna.

Gokudera leyó la carta una y otra vez al tiempo que una reconfortante sensación de calidez crecía en su interior con cada palabra leída, haciendo que tanto la profunda tristeza que había experimentado como el vacío que había persistido en su corazón durante el último tiempo no pareciesen más que una pesadilla, un recuerdo lejano y difuso. La felicidad que en aquel instante llenaba cada rincón de su ser era tan inmensa que unas cuantas lágrimas amenazaban con brotar sin control desde sus ojos color esmeralda, más el peliplateado luchaba por reprimirlas al tiempo que hacía su mejor esfuerzo por buscar las palabras adecuadas para expresar su agradecimiento hacia el Décimo por haber tomado en consideración lo mucho que su plan le afectaría al punto de escribir aquella carta, aun cuando en la misma quedaba en evidencia que todo ese asunto había sido más difícil para él que para nadie más. Sentía la imperiosa necesidad de decir algo que calmara sus nervios y acabara con sus temores, más las palabras se agolpaban en su garganta y, en lugar de salir por su boca, formaban un nudo que le impedía articular sonido alguno.

— ¿¡Lo ves!? ¡Toda la verdad estaba escrita ahí!— Exclamó el castaño, sacando al peliplateado de sus cavilaciones mientras la ansiedad y la culpa se hacían evidentes en su temblorosa voz. Se paseaba a lo largo de toda la habitación con pasos rápidos y vacilantes, su respiración se había tornado agitada y la mirada de sus ojos color avellana se posaba sobre distintos puntos de la habitación en forma aleatoria, buscando desesperadamente una solución, una salida a aquella situación tan incómoda—Aun no entiendo cómo pudo pasar esto, ¡Se supone que ese era el escondite perfecto! ¡Que no tardarías en encontrar la carta! Shoichi-kun me hizo prometerle que no le diría nada acerca del plan a nadie, pero rompí esa promesa, ¿¡Y para qué!? ¿¡Para que todo terminara así!? ¡Me niego a aceptarlo!—Hablaba aceleradamente y sin detenerse a respirar, casi como si estuviese conversando consigo mismo—Seguramente me odias, no me extrañaría para nada…—Musitó para finalizar, deteniendo su deambular y apretando los puños con fuerza.

— ¡Eso no es verdad, Décimo!— se apresuró a responder el ojiverde en un tono de voz que pretendía resultar tranquilizador, apenas deteniéndose a pensar antes de hablar. La expresión de su rostro ponía en evidencia su creciente preocupación. Se incorporó rápidamente de la cama, y avanzó a toda velocidad hacia donde el aludido se encontraba, quedando de espaldas a este—Como ya dije, mis sentimientos hacia usted no han cambiado en lo más mínimo…—

— ¡Eso no basta!—Afirmó el ojimiel al tiempo que se volteaba de forma de ser capaz de mirar fijamente a los ojos al peliplateado. Aquel grito hizo eco entre las paredes de la habitación durante breves instantes que, sin embargo, parecieron interminables para ambos— ¡Sé que siempre tratas de hacer todo lo posible para no preocuparme, pero trata de ser más sincero contigo mismo de vez en cuando!—Se vio obligado a hacer una breve pausa para tomar aire—Sufriste mucho con todo esto, ¿no? Tal vez incluso lloraste un par de veces…—Continuó, agachando la mirada al tiempo que el tono de voz con el que pronunció aquellas palabras hizo que Gokudera temiese que Tsuna rompería en llanto de un instante a otro—¿¡No es acaso normal odiar a la persona que causó ese sufrimiento, aunque sea sólo un poco!?—Inquirió, elevando el volumen de su voz muy por sobre lo que pretendía—Y si esa persona apareciera frente a ti de pronto, ¿¡De verdad no hay nada que quisieras recriminarle!? ¿¡De verdad puedes seguir adelante como si no hubiera pasado nada!?—

—Escúcheme por favor, Décimo—Exigió el peliplateado en el tono de voz más autoritario del que fue capaz al tiempo que estrechaba firmemente las temblorosas manos del castaño entre las suyas—Es verdad que yo…no, todos en la base sufrimos mucho durante su ausencia, pero cuando Irie nos dijo la verdad ¡Todos estaban tan felices que casi lloraron!—aseguró mientras le confería a su voz matices que resultaban sumamente tranquilizadores y sus labios se curvaban en una tímida sonrisa—Usted fue quien nos enseñó a esforzarnos al máximo durante los tiempos difíciles para ser capaces de reír todos juntos durante los tiempos de paz, así que, ahora que los Millefiore fueron derrotados y usted está de vuelta, ¡Lo único que queremos es volver a reír con usted, como antes!—hizo una pausa para organizar sus ideas—En mi caso…todo fue tan repentino que no reaccioné de la mejor forma, pero, a pesar de eso, estoy tan…no ¡incluso más feliz que los demás por su regreso!—aseguró animadamente—Eso es porque estoy enamorado de usted, y ni esto ni nada de lo que pueda pasar de ahora en adelante logrará cambiar eso, mucho menos después de que se tomó la molestia de escribir esa carta—declaró al tiempo que le dedicaba al ojimiel una amplia sonrisa llena de la más profunda ternura y amor, la cual parecía servir como respaldo de sus palabras—Además, yo soy quien debería disculparse y preocuparse de que tal vez usted haya empezado a odiarme después de que le causé tantas preocupaciones….—

—Eres un idiota, Gokudera-kun— musitó el castaño en un tono de voz que dejaba al descubierto el profundo alivio que experimentaba en aquel instante. Con un ágil movimiento, liberó sus manos del contacto de las del ojiverde para, acto seguido, estrechar a este fuertemente entre sus brazos, descansando su cabeza contra el pecho del peliplateado. El sonido de los acelerados laidos del corazón de este resonó en sus oídos como una especie de confirmación de que las adversidades habían quedado finalmente atrás, y todo volvería a la normalidad entre ellos.  

—Lo que usted diga—afirmó  finalmente el ojiverde luego de un par de segundos durante los cuales la sorpresa le impidió moverse, riendo por lo bajo al tiempo que correspondía el gesto.

Permanecieron así durante largos instantes hasta que sus miradas se encontraron y, sin necesidad de que mediara palabra alguna, sus rostros empezaron a acercarse lenta y tímidamente para permitir que sus labios se encontraran en un beso dulce y apasionado, ansiado durante mucho  tiempo por ambas partes y que le otorgaba sentido a todo el sufrimiento que habían experimentado durante el último tiempo, ya que les había permitido vivir aquel momento en el que comprobaban que el profundo amor que se profesaban les permitiría superar cualquier dificultad que les deparase el siempre caprichoso e impredecible futuro, que nada lograría jamás derrumbar el puente estelar que los conectaba. Sólo se separaron cuando la necesidad de aire los dejó sin otra opción.

— ¡Ah, casi lo olvido!—Exclamó el ojimiel animadamente en el preciso instante en que el peliplateado se disponía a besarle nuevamente— ¿Sabes qué día es hoy, Gokudera-kun?—

—La verdad es que no…—Admitió el aludido, ligeramente apenado. Recordaba con claridad la fecha de su encuentro con el Décimo del pasado, sin embargo, había olvidado preguntarle a Irie cuánto tiempo había pasado exactamente desde eso.

—Hoy es el Tanabata—Afirmó Tsuna mientras una amplia sonrisa iluminaba su rostro. 

Notas finales:

...No hay excusa que justifique lo mucho que apestó este final. Sólo me queda ofrecerles a quienes hayan llegado hasta aquí mis más sinceras disculpas y agradecimientos por tener la paciencia suficiente para leer esta locura </3

Btw, notarán que, a pesar de que este ES el final de la historia, no he marcado el fic como finalizado. Eso es porque el próximo mes planeo subir una especie de Bonus Track, con más romance y menos intentos patéticos de angst para estar un poco más a tono con San Valentín.

 

/mahiko runs.


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