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Letters From Nobody (5927) por Mahiko

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Notas del capitulo:

Como todos los fines de mes, vengo con actualización de esta cosa =u= esta vez por fin lograré terminar el arco de 'puente estelar' así que disfruten del fluff mientras dure porque este milagro no se repetirá muy seguido (?????

Como siempre, dedicado a las personitas que se han dedicado a impedir que muera en el intento de escribir esta cosa: mi beta, Ricchan, y la gente de mi grupo de FB, 5927 fans unite <3 

—Lo que pasa es que yo... ¡yo estoy enamorado de usted desde hace mucho tiempo atrás, décimo!—

Dichas palabras resonaron en la mente de Tsuna una y otra vez, llenándole de una felicidad tan inmensa que parecía que se iba a desbordar de un momento a otro al tiempo que sentía como los colores le subían rápidamente al rostro. Y es que él sentía exactamente lo mismo por Gokudera, y llevaba más tiempo del que podía o quería contar esperando a escuchar aquellas palabras, ya que por muchas veces que había intentado ser él quien las pronunciara, su timidez se lo había impedido en cada una de ellas.

— ¡Lo siento mucho, de seguro usted me debe odiar ahora!— Continuó el peliplateado visiblemente apenado.

Si bien el shock y la felicidad inicial le habían impedido al castaño pronunciar palabra alguna, aquella disculpa del ojiverde lo hizo comprender que debía dar su respuesta en aquel preciso instante. Respiró profundamente para infundirse valor.

—Nada de eso, Gokudera-kun—afirmó con un tono de voz sereno mientras estrechaba las manos del aludido entre las suyas—Porque yo siento lo mismo por ti— declaró al tiempo que lo miraba a los ojos y le dedicaba una ligera sonrisa.

—¿!E-e-en serio!?—Inquirió el peliplateado en un tono de voz que ponía en evidencia la enorme felicidad que sentía en aquel momento al tiempo que sus ojos color esmeralda brillaban con una intensidad pocas veces antes vista.

—¡Claro que sí!— aseguró el ojimiel mientras una amplia sonrisa iluminaba su rostro.

Durante unos instantes que parecieron eternos para ambos, permanecieron así, intercambiando miradas y sonrisas hasta que, repentinamente y sin necesidad de que mediara palabra alguna, sus rostros comenzaron a acercarse para permitir que sus labios se encontraran en un beso. Si bien llevaba bastante tiempo esperando por este momento, Tsuna no pudo evitar que la ansiedad de apoderara de él ante la perspectiva que aquello que hasta hace apenas un par de minutos parecía un sueño lejano finalmente se convirtiese en realidad. Si es que tal cosa era siquiera posible, su rostro se volvió aún más rojo mientras su corazón latía alocadamente. Cerró los ojos

+++

Los cálidos rayos de sol propios de una mañana de verano como aquella se colaban por la ventana de su habitación, impactando directamente su rostro y finalmente causando que despertara. Aún medio dormido, buscó a tientas sobre su mesa de noche su móvil, cuya pantalla le indicó que eran las 10 de la mañana en punto. Con un largo bostezo y sintiendo como su corazón latía ligeramente más rápido de lo normal, se despojó del peso de las cobijas, se levantó de la cama y, tras buscar ropa limpia y una toalla, se dirigió al baño para tomar una ducha y luego ir a desayunar.

De nuevo el mismo sueño.

Al llegar a la cocina, encontró a su mamá preparando el desayuno como cada mañana mientras Lambo e I-pin corrían y jugueteaban alegremente por todo el lugar, vigilados de cerca por Fuuta al tiempo que Bianchi, quien ya se había ubicado en su asiento habitual en la mesa, conversaba un poco con Reborn para disimular la frustración que, a pesar de los años transcurridos, le seguía causando el hecho de tener absoluta prohibición de ayudar a Nana en la cocina.

El castaño dirigió un saludo de rigor a los presentes y procedió a tomar asiento. Los demás no tardaron en imitar este gesto y, acto seguido, el desayuno fue servido. Como era costumbre, una animada conversación dio inicio entre los presentes, la cual el ojimiel se limitó a escuchar sin mucho interés. Cada vez le era más difícil apartar su mente de lo ocurrido la noche del festival y prestar atención a lo que ocurría en su entorno.

Había pasado buena parte de su primera año de universidad deseando con todas sus fuerzas que las vacaciones de verano llegasen cuanto antes, y de esta forma poder quitarse de encima todas sus preocupaciones, no pensar en nada y simplemente dejar que los días se sucedieran uno tras otro. Sin embargo, habían transcurrido 2 semanas desde que estas dieran inicio, y prácticamente lo único que había hecho en todo ese tiempo era pensar en lo ocurrido la noche del Tanabata. Y para colmo, sin ser capaz de llegar a una conclusión convincente.  

Y es que en verdad, antes de la confesión del peliplateado, jamás se le había pasado por la mente ni siquiera como una remota posibilidad que este pudiera albergar algún tipo de sentimientos románticos hacia él, aunque si ahora miraba atrás, se daba cuenta de que hasta cierto punto era evidente. Y analizando las cosas desde un punto de vista objetivo, tampoco había considerado jamás la posibilidad de desarrollar hacia él otro tipo de sentimientos que no fuesen de amistad—o hacia cualquier otro chico, para ser exactos— Teniendo en cuenta lo anterior, responder a la confesión en cuestión con una negativa parecía lo más lógico.  Sin embargo, la noche del festival no fue capaz de hacer tal cosa. Algo en su interior, y aún no podía identificar bien el qué, le decía que no era lo correcto. Por lo mismo, y a pesar de todo, estaba plenamente convencido de que la respuesta que había dado esa noche había sido la más acertada, ya que, desde su punto de vista, los asuntos amorosos no deben ser tomados tan a la ligera, en especial cuando lo que se busca es construir una relación sólida. Además, fuese cual fuese la conclusión a la que llegara, esta no cambiaría el hecho de que apreciaba mucho la amistad del ojiverde, y no quería por nada del mundo que eso se perdiera, mucho menos por algo así. Y luego estaba el dilema de que si acaso sería muy egoísta de su parte rechazarle y pedirle que continuasen siendo amigos. Pero eso era asumiendo que de verdad no albergase ningún tipo de sentimiento romántico hacia él, cosa que, dadas las circunstancias, no podía asegurar. Y de nuevo aparecía ese algo en su interior diciendo que no debía apresurarse a rechazarlo.

No pudo evitar dejar escapar un gran suspiro. Sentía que lo único que hacía era razonar en círculos, y sabía perfectamente que jamás llegaría a alguna respuesta convincente si seguía así. Y también estaba el hecho de que cada vez que pensaba en todo este asunto, sentía como los colores le subían ligeramente al rostro y su corazón latía a un ritmo levemente más acelerado de lo normal. Dichas reacciones desaparecían si lograba apartar la mente de lo ocurrido en el Tanabata haciendo alguna otra cosa, pero tras un tiempo, inevitablemente volvía a pensar en el asunto, y volvía a experimentar las mismas reacciones. Y como si todo lo anterior no fuese suficiente, también estaba ese sueño que llevaba teniendo desde la noche de Tanabata. No quería sacar ninguna conclusión apresurada a partir de estos hechos, pero tampoco estaba seguro de cuánto tiempo más podría aguantar así.

Precisamente se encontraba en el atardecer de aquel mismo día en su habitación, leyendo un manga en un esfuerzo por distraer la mente, cuando Reborn irrumpió súbitamente en la estancia.

— ¿¡Qué pasa contigo, Tsuna!?— Inquirió el tutor alzando la voz al tiempo que le arrebataba de las manos el manga que estaba leyendo a su alumno— No parabas de hablar de lo mucho que querías que llegaran las vacaciones de verano, pero ahora que están aquí, apenas si respondes cuando alguien te habla, y te la pasas todo el día perdido en tus propios pensamientos,  como ausente. Así que me dirás ahora mismo qué te pasa—

— ¿Eh?— respondió el aludido sin poder ocultar su profunda sorpresa ante la repentina confrontación— ¡No me pasa nada, en serio!— continuó en el tono de voz más convincente del que fue capaz.

—No te creo—insistió Reborn— Ahora que lo pienso, estas así desde ese día que fuiste al festival con Gokudera, ¿Acaso pasó algo entre ustedes ahí?—

— ¿¡P-pasar algo!?— Exclamó Tsuna sin poder evitar sonrojarse— ¿Qué quieres decir con eso?—

—Y yo qué voy a saber—respondió el pelinegro desviando la mirada—  ¿Sabes? Déjame darte un consejo. Estás muy alterado. ¿Por qué no sales a caminar por ahí un rato?—

— ¡Buena idea!— afirmó el castaño ya más calmado— ¡Eso haré, gracias!— Exclamó al tiempo que salía de la habitación al tiempo que una sonrisa satisfecha curvaba los labios del tutor.

La suave y refrescante brisa de aquella tarde de verano le ayudó a despejar sus ideas. Después de todo, aún quedaba bastante de vacaciones de verano por delante, y, contrario a sus expectativas, Gokudera  no había hecho ningún intento de contactarlo desde la noche del Tanabata, muy probablemente para evitar presionarle por una respuesta. Así que no había necesidad alguna de que se apresurara en llegar a una conclusión, en lugar de eso, lo que debería hacer es tomarse el asunto con un poco más de calma, de forma de ser capaz de pensar con más claridad y que así la respuesta que busca llegue a él en el momento indicado, y por ahora, caminar sin rumbo definido y vaciar la mente.

Pasó junto a un parque cercano, y al mirar de reojo se percató de que este se encontraba vacío. Este hecho le resultó algo extraño, pero en seguida le restó importancia. Seguramente los niños que iban a jugar ahí habitualmente se encontraban ahora de vacaciones con sus padres fuera de la ciudad.

No. Eso no es del todo cierto. Al observar con más detenimiento, se percató de que había alguien sentado en una de las bancas del parque. El asombro que sintió al darse cuenta de quién era esa persona fue tal que le impidió moverse por mucho que lo intentó.

— ¿¡Gokudera-kun!? ¿¡Qué hace aquí!?— Se preguntó a sí mismo mientras su corazón empezaba a latir alocadamente y los colores le subían al rostro sin que pudiese hacer nada para evitarlo— ¡Seguramente me va a preguntar si ya tengo una respuesta! ¿¡Qué puedo hacer!?—

Sin embargo, por muchas vueltas que le diera al asunto en su mente, ya era demasiado tarde para hacer algo, puesto que en aquel preciso instante el ojiverde había volteado en su dirección y movía la mano a modo de saludo mientras le dedicaba una sonrisa. Sin otra opción, el ojimiel correspondió el gesto y se dirigió hacia la banca al tiempo que hacía todo lo posible por mantener bajo control los nervios que rápidamente habían empezado a apoderarse de él.

— ¡Oh, décimo, qué coincidencia!— Afirmó Gokudera alegremente. Y en verdad, para él aquella casualidad era casi como una bendición, puesto que desde hace unos días atrás moría de ganas de ver al castaño, sin embargo no había hecho nada al respecto ya que entendía que este necesitaba su espacio para pensar y que debía evitar a toda costa hacerle sentir presionado. De hecho, cuando lo vio pasar por fuera del parque, cruzó por su mente la idea de no hablarle, sin embargo la desechó instantáneamente ya que, sin importar las circunstancias, jamás podría perdonarse el hacer algo de tan mala educación. Además, mientras no mencionara el festival, no habría ningún problema ¿verdad?

— ¿Verdad que sí?— respondió el aludido mientras se sentaba en la banca.

— ¿Y, cómo van sus vacaciones de verano?— preguntó Gokudera en un desesperado intento por iniciar una conversación

Pensando en ti todo el día fue la primera respuesta que acudió a la mente de Tsuna, sin embargo se retractó al instante.

—Normales, supongo—respondió finalmente—Lambo e I-pin insistiendo para que juegue con ellos, ya sabes, lo de siempre—

—Ya veo—

La conversación continuó de forma absolutamente fluida a partir de ese punto, con una buena dosis de risas en el medio, tal y como siempre había sido entre ellos. Esto permitió que, poco a poco, los nervios que el ojimiel sintió al principio dieran paso a una reconfortante sensación de calidez.

Lo anterior propició que finalmente comprendiera su error.

Estaba tratando de encontrar una solución a su dilema amoroso como si de un problema matemático se tratase, y no existe fórmula en el mundo que permita hacer tal cosa. Si bien no es posible construir una relación sólida tomándose las cosas tan a la ligera, cuando se trata de asuntos de amor hay muchas ocasiones en que lo más sabio es hacer caso de lo que dicta el corazón. Y el suyo ya tenía la respuesta, por mucho que su mente aún no alcanzara a encontrar un razonamiento lógico que la respalde.

—Bueno, se hará de noche pronto, así que me iré—Anunció el peliplateado al tiempo que se levantaba de la banca.

—Espera, Gokudera-kun— Pidió el castaño al tiempo que imitaba aquel gesto y estrechaba una de las manos del ojiverde entre las suyas para retenerle. Había llegado el momento de dar su respuesta.

— ¿Pasa algo, décimo?— preguntó el aludido ligeramente sorprendido.

—N-nuestro puente estelar— dijo el ojimiel mientras agachaba la mirada en un intento de vencer la timidez —Ya se formó—

— ¿Qué quiere decir con eso?— Preguntó el peliplateado, aunque ya sabía la respuesta.

— ¡Que yo también estoy enamorado de ti, Gokudera-kun!— exclamó mientras le miraba a los ojos, sintiendo después que se había quitado un gran peso de encima.

— ¿Está seguro de eso?— Inquirió el aludido, impasible, tras unos breves instantes de incómodo silencio.

—Pensé que te pondrías más feliz—dijo Tsuna mientras cruzaba los brazos y desviaba la mirada en gesto de fingida molestia.

— ¡N-no es eso!— se apresuró a aclarar el ojiverde, visiblemente nervioso— ¡Escuchar eso me hizo tan feliz que podría morir aquí mismo, en serio! Es sólo que…—hizo una pausa para respirar profundamente y ordenar sus ideas—Si hay algo que no quiero por nada el mundo es forzarle a hacer algo que no quiere, por lo mismo…—

— ¡No te preocupes por eso!—Interrumpió el castaño con voz serena—A decir verdad, yo aún no logro entender cómo o cuándo pasó esto, pero eso no quiere decir que tú me hayas forzado a nada o que no esté seguro de lo que dije, todo lo contrario, en este momento estoy completamente convencido de que esa es la respuesta correcta—

—Entonces no hay ningún problema—afirmó el ojiverde con una sonrisa

— ¡Eso es lo que he tratado de decir desde el principio!— Exclamó el ojimiel sin poder evitar que una alegre risa escapara de sus labios.

Permanecieron así durante unos instantes que para ambos parecieron nunca terminar, intercambiando sonrisas y miradas hasta que, sin mediar palabra alguna o aviso de ningún tipo, sus rostros empezaron a acercarse para permitir que sus labios se encontrasen en un beso, lo que causó que Tsuna experimentara una sensación de déjà vu. Sin embargo, a diferencia de su recurrente sueño, no experimento ningún tipo de nervios o ansiedad. Simplemente cerró los ojos y esperó. El suave, tímido, breve y dulce contacto de sus labios con los del peliplateado no hizo más que reafirmar su certeza de que había tomado la decisión más acertada.

Notas finales:

Espero que ahora les haya quedado claro por qué siempre digo que el fluff no es lo mío OTL (?

Una cosa importante: A petición de mi Beta y pensando en mis lectores que acostumbran leer fics desde sus móviles/tablets (??? he decidido publicar mis cosas simultáneamente en Wattpad. Letters From Nobody se encuentra ya ahí, incluída esta actualización, y con el tiempo iré subiendo mis cosas anteriores. Pueden encontrarme ahí como shsltimetraveler. 


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