- Bien, joven Park, recuerde que debe dormir más y comer sanamente sus tres veces al día, ¿está claro?
- Sí doctor.
- Bien, no me queda más qué decir así que le deseo lo mejor.
- Muchas gracias –estrechamos nuestras manos y salí del hospital.
Apenas crucé la puerta y sentí un abrazo muy fuerte de dos mujeres conocidas a la perfección. Ellas a veces pueden matar con esos abrazos.
- ¡Chanyeol! –gritó mi hermana.
- ¿¡Cómo nos puedes hacer esto y preocuparnos?! –ahora fue el turno de mi mamá.
- Sólo no lo hagas otra vez, por favor… –decía mi papá con un leve tono preocupado.
- Está bien, está bien; ahora aflojen tantito su abrazo porque si no me regresarán al hospital por asfixia –poco a poco sentí que me liberaron.
- Muchas gracias… –les sonreí y ellas hicieron lo mismo.
- Me alegra que ya estés mejor –apareció Baek.
- Me alegra que me hayas cuidado –nos miramos por un rato, sonriéndonos.
- Bueno, mejor vamos a casa para celebrar que regresaste –dijo mi hermana.
- ¿Celebrar?
- Sí. ¡Vamos! –Baek me jaló del brazo.
Llegamos a mi casa y me encontré con mi comida favorita puesta en la mesa, junto con un letrero que decía “bienvenido” en el arco de la puerta. Todo estaba decorado de color azul.
- ¿De quién fue la idea? –pregunté con tono de felicidad.
- Básicamente, de Baek. Nosotros sólo ayudamos jeje.
- Muchas gracias…
- Vamos gigantón, debes comer –Baek se dirigió a la mesa y me llevó consigo.
“Gigantón”, pensé que no me volvería a decir así otra vez, pero me alegro mucho de que lo haya hecho. Comimos todo y yo más, puesto que esa comida es mi preferida. Después, cuando quise ir a lavar mis platos, mi hermana me detuvo y mi mamá me puso sus manos en mis ojos, impidiéndome ver.
- Vamos Baek, pronto.
Mamá alejó sus manos y pude ver un pequeño pastel con velas mini. Es un detalle muy… conmovedor…
- Vamos, pide un deseo.
- Pero hoy no es mi cumpleaños…
- ¡Sólo hazlo!
- Bien…
Me tardé un poco y finalmente soplé las velas. Mi deseo fue muy sencillo pero sumamente profundo.
- ¡Bien! jeje, bueno, esperamos que te haya gustado todo, Chanyeol –habló mi mamá.
- Me encantó. Muchas gracias.
- Bueno, debo ir con tu hermana a ver lo del papeleo de los departamentos, cuídalo por favor, Baek.
- No se preocupe señora.
- De acuerdo. Nos vemos chicos.
Mi mamá y mi hermana salieron primero mientras que mi papá salió poco después para llevarlas. En la casa nos quedamos Baek y yo, y aunque estábamos pasando un buen rato, la incomodidad pudo con nosotros.
- ¿Te gustó el pastel?
- Sí, estuvo delicioso.
- Me alegro… Valió la pena molestar a mi mamá…
- ¿Molestar?
- El otro día vi que tenía un recetario de postres, así que ayer le estuve rogando que me enseñara a hacer uno.
- ¿Tú lo hiciste?
- Sí. La verdad, estaba muy nervioso por cómo sabría… pero me has dicho que estuvo delicioso, así que me siento muy feliz por eso –sonrió.
- He recibido tantas cosas de ti que me siento mal conmigo mismo…
- Eso no es cierto. Aparte del pastel… ¿qué más te he dado?
“Muchas cosas”, quise responder, pero tras esa respuesta vendría otra con un sentimiento más profundo y deprimente que no quisiera dar a notar… “pero no las recuerdas…”
- Olvídalo Baek, yo me entiendo. ¿Te parece si jugamos vídeo juegos en mi cuarto?
- Está bien.
Subimos a mi cuarto y pude notar que estaba ordenada, tal y como yo no lo había dejado. Prendí la televisión y la consola para darle un control a Baek y empezar a jugar.
- ¿Qué tipo de juegos te gustan, Chanyeol?
- De muchos. Plataforma, aventura, RPG, espía, de ritmo, entre otros.
- ¿Desde hace cuánto te gustan?
- Como… desde los siete años… aproximadamente.
- Oh… mucho tiempo.
- Jajaja sí, desde hace mucho.
- ¿Te gusta leer?
- Sí, pero tampoco soy un fanático de la lectura. A veces agarro un libro y lo leo.
- Dijiste que me prestarías un libro, ¿cuál es?
- Se llama “Bajo la misma estrella”, me lo recomendó una amiga.
- ¿Es bueno?
- Es triste, más bien…
- Oh…
- Pero no me hagas caso. Léelo y después me dices qué te pareció.
- Está bien. ¿Puedo hacerte una última pregunta?
- Ya la hiciste.
- … ¡tramposo!
- Jajaja no es cierto. ¿Qué pregunta?
- Cuando fue la fiesta de tu hermana… te escuché hablando con una chica…
- Ah… eso…
- ¿Quién es?
- … Es… Es una larga historia…
- ¿Es mala?
- No, aunque hace tiempo se malinterpretó un poco…
- ¿Qué pasó?
- A grandes rasgos, ella estaba encaprichada conmigo, y con tal de involucrar a más personas, amenazó a uno de mis mejores amigos, Kai. Para ayudarlo tuve que besarla en los labios…
- ¿Y qué pasó de malo?
- Tú no sabías nada y creíste que me había convertido en un apostador sin remedio junto a Kai. Pasó el tiempo y ya no pude explicarte nada, pero creo que tú decidiste olvidarlo… o al menos eso creo…
- Realmente no lo recuerdo a ciencia cierta… y tampoco recuerdo que haya decidido olvidarlo…
- Supongo que de nada sirve hacerlo. Fue una mala experiencia y eso es todo.
- No. Por eso, yo… yo te pido perdón Chanyeol…
- ¿Por qué?
- Por haber sido necio y no creerte…
- Jaja no hay problema. Ya pasó.
- Y esa chica… ¿sigue estando detrás de ti?
- No. Afortunadamente no.
- Qué bien. Si se te acercaba sería tu guardaespaldas jaja –sonrió ampliamente.
- Te verías muy curioso; considerando que eres más bajo que yo jajaja.
- ¡Oye! El hecho de que sea más bajo que tú no significa que sea débil.
- Pruébalo.
- ¿Probarlo? ¿Cómo?
- Mmm… unas fuercitas.
- ¿Qué? no, no Chanyeol.
- Jaja, con eso puedes probar que no eres débil.
- ¡Me vas a quebrar el brazo!
- Bueno, entonces acércate.
Baek quedó a escasos centímetros de mí y yo aproveché para empezar a hacerle cosquillas.
- ¡Ah! ¡Ya! ¡Tramposo! ¡Jajajaja! ¡Suéltameeee! ¡Por favor!
- No, ¿ya te diste cuenta que eres débil? Jajaja.
- Ya, jajaja, ya me di cuenta, ya jajajaja suéltame jajaja.
- No jajaja.
Seguimos así por un rato hasta que se hizo de noche. Yo no quería que Baek se fuera, y al parecer él tampoco, por lo que le ofrecí dormir aquí y aceptó. Ambos en mi cama, Baek ya se había dormido hace rato y yo sólo podía repetir mi deseo de hoy… el cual fue distinto que el primero que pensé, porque era más inalcanzable; en cambio el que pedí, suena más real. "Pasar más tiempo con él”.