Hoy era el día y ya me encontraba afuera de la casa de Baek. Bastaron unos cuantos toques en el timbre para que saliera corriendo; agitado por la emoción.
- ¿Tardé… mucho?
- No, estás bien en la hora.
- ¿Y… Kris…?
- Él nos alcanzará en el aeropuerto. ¿Nos vamos?
- ¡Sí!
Subimos a mi auto y llegamos en un dos por tres al aeropuerto. He de decir que Baek no dejó de persuadirme para que le dijera a dónde vamos a ir.
- Deja de preguntar porque no te lo voy a decir.
- ¡Anda! Necesito saber.
- Lo sabrás cuando lleguemos.
- ¡Chanyeol! –volteé y ahí estaba Lay junto a Kris.
- Hola. Baek, él es Lay.
- H-hola.
- Hola, ¿puedo llamarte Baek?
- C-claro.
- Bien y este grandulón que ves aquí es Kris.
- A-yo~ mi nombre es Kris.
- Jaja es divertido.
- ¿Mi nombre?
- No, tú.
- Ja-ja, muy chistosito.
- Vamos, vamos.
- Pasajeros del vuelo 309 –le tapé los oídos a Baek – con dirección a Jeju, favor de abordar.
- ¡Oye! Eso no es justo…
- Jaja, lo lamento, no podía arruinar la sorpresa.
- ¿Nos vamos? –preguntó Kris.
- Vamos.
Los cuatro subimos al avión, parloteando de las ocurrencias de Kris, las distintas ocasiones en las que Lay quería decir algo pero se le olvidaba, y yo no podía estar más feliz de ver que Baek sonreía. A pesar de que no recordaba ni a Kris ni a Lay se estaban llevando muy bien. Fue un poco nostálgico ver cómo se estaban conociendo una vez más…
- ¿Y cómo se conocieron ustedes? –preguntó Baekhyun.
- Por Chanyeol –respondió Lay.
- ¿Fuiste cupido, Channie, jeje?
- Por supuesto que no. Para mi mala suerte, fui el intermediario de su relación. Siempre era “oye Chanyeol, invita a Lay” y luego “dime qué hago Chanyeol”.
- Jajaja ¿es verdad?
- Confesar mis sentimientos no es mi estilo~
- ¡Pero lo hiciste de todos modos! –reproché.
- ¿Cómo fue, Lay?
- Pues, honestamente, no creí que lo hiciera jajaja.
- ¿Qué hizo?
- Me citó en un restaurante, lujoso por cierto, y éste estaba completamente vacío. Lo que pasó después me dejó atónito, ya que Kris comenzó a cantar una balada. ¡Una balada! Casi me caigo al suelo al escuchar su voz jajaja.
- ¿Por qué? ¿Fue nefasto?
- No; me sorprendió bastante cómo su voz gruesa pudo entonar tan bien una balada. Sabes cuál fue mi respuesta, ¿no?
- ¿Con la canción se confesó?
- Sí –Lay se sonrojó – no pude resistirme a eso jeje.
- Aww… qué romántico.
- Ser romántico no es mi estilo~ –canturreó.
- ¡Deja de mentir! –gritamos todos.
El resto del vuelo fue muy placentero, bromeando entre nosotros y diciendo muchas tonterías. Ya estábamos a muy poco tiempo de llegar y Baek se la pasaba mirando hacia la ventana.
- ¿Qué ves?
- Quiero descubrir qué lugar es este…
- ¿Ya lo hiciste?
- No… Jamás he visto algo como esto.
- Estimados pasajeros, se les informa que en 30 minutos aterrizaremos en Jeju. Favor de ser pacientes.
- ¿Jeju?
- Sí.
- ¿Qué es?
- Lo sabrás cuando aterricemos.
Baek hizo un puchero y siguió viendo hacia la ventana. Esperamos los 30 minutos y aterrizamos. Tuve que despertar a Kris para que me ayudara a ir por las maletas en lo que nosotros íbamos por un taxi.
- ¿Y bien? ¿Ahora qué hacemos?
- Esperar a Kris, por supuesto.
- ¿Y después?
- No comas ansias jajaja, ya lo verás.
- ¡Me dejas en suspenso!
- Ese es el chiste.
- Ah… ah… he llegado… ¿Qué traes en tus maletas, Lay? ¿Piedras?
- Jajaja no.
- Bien, vamos.
Subimos al taxi y pude ver que Baek ya estaba maravillado con la vista de Jeju. ¿Qué puedo decir? Jeju es uno de mis lugares favoritos, y se convirtió en mi preferido por lo que pasamos Baek y yo aquí hace tiempo…
Llegamos al hotel y registramos nuestra llegada. Así como la vez pasada, Lay y Kris se fueron a su habitación, y Baek y yo nos fuimos a la nuestra.
- Jeju es muy bonito… jeje. ¿Qué haremos aquí?
- Ya verás. Ahora necesito que me acompañes, ponte ropa cómoda y ligera. Te espero allá abajo.
- ¿Qué? ¿Ahora?
- Sí. Anda, anda.
- Está bien…
Salí de la habitación y fui a la entrada del hotel; en la que se encontraban Kris y Lay.
- ¿Ya le dijiste?
- Todavía no.
- ¿Lo harás el día de hoy?
- No formaba parte de mis planes. Lo estoy llevando con calma.
- Debes de saber manejar esto. No vaya a ser que Baek se vaya a desesperar.
- Descuida, tengo todo controlado.
- ¡Channie! –escuché y volteé.
- Ah, Baek –lo acerqué a mí y le vendé los ojos.
- Waa!! ¿Ahora qué pasa?
- Calladito te ves más bonito jaja. Síguenos.
Subimos, nuevamente, a un taxi para que nos llevara directamente a la zona de playa. Lo bueno fue que Baek traía tenis y no podía sentir del todo la arena bajo sus pies. Lo coloqué justo enfrente del mar y me acerqué a su oído.
- ¿Estás listo para tu sorpresa?
- S-sí.
- Bien –desaté la venda y se la quité.
- Es… es…
- ¿Es?
- ¡Es hermoso, Channie! ¡Waa! ¡Me has traído al mar! –se colgó de mi cuello.
- Jajaja me alegro que te haya gustado, pero no me ahorques por favor…
- Ah, lo siento, jeje –se sonrojó – pero de verdad es hermoso.
- Estoy completamente de acuerdo.
- Toma Baek –Lay le dio una bolsa – allá hay vestidores.
- ¿Me compraste un traje de baño? –me miró.
- Oye, no podía dejar que empacaras un traje de baño. Sería muy obvio.
- Tonto –apretó mi nariz – ahorita vuelvo.
Baek se fue corriendo y no tardó casi nada en regresar. He de decir que me sonrojé un poco al ver su torso desnudo.
- ¡Waa! Hay que hacer castillos de arena, Channie.
- ¿No te gustaría nadar?
- ¿Eh? Pero…
- ¿Pero?
- Yo… no sé nadar…
- No importa –le extendí mi mano – yo te enseño –sonreí.
- … está bien –tomó mi mano y los dos nos dirigimos al mar.