- Estás bromeando… ¿verdad?
- ¿Crees que admito mis escrúpulos tan rápido?
- No, no te ves de esa forma…
- Odio que me gustes.
- …
- Porque si me gustas… no aguantaría el ver que mi hermano quiera destruirte jaja.
- Detengámonos entonces. Mañana mismo me voy de Francia.
- ¿Tan rápido?
- ¿Crees que quiero quedarme más tiempo?
- ¿Puedo pedirte un último favor por todos los insultos que recibí este día? –me miró.
- Yo soy el que debería salir ofendido, pero adelante, ¿qué deseas?
- ¿Me podrías llevar a mi cuarto? Me siento muy mareada…
- Sólo por esta ocasión.
Me acerqué a ella para que pasara su brazo izquierdo por mi nuca y yo pudiera agarrarla bien por su cintura. Fuimos caminando hacia las escaleras y fue todo un martirio. Sandara era como un venado recién nacido; sin ningún control sobre sus piernas, por lo que bajar las escaleras fue difícil y tardado.
Cuando llegamos al último piso fue cuando pudimos bajar por el elevador hasta llegar al tercero en el que, según Sandara, estaba su cuarto. Saliendo del elevador ella me dio la llave de su habitación y la estuve buscando hasta dar con ella.
Abrí la puerta e hice que ambos entráramos para cerrar la puerta detrás de nosotros. Prendí la luz y caminé hasta la cama para dejar a Sandara ahí y así lo hice. Para cuando ya estaba acostada yo me separé lentamente dejándola dormir y salir de su habitación con suma delicadeza.
Subí una vez más al elevador para llegar a mi habitación y entrar a dormir. Mi día ha sido lo suficientemente agotador como para dejarme sin energía tan rápido.
Entré a la habitación y pude darme cuenta que el secretario Kim no se había despertado; qué alivio, pero también la pantalla de mi celular estaba prendida. Me acerqué a él y vi que tenía un mensaje, de Baekhyun.
“Hola… eh… tal vez estés durmiendo en este momento, pero te estoy molestando porque yo no puedo… Te extraño, te extraño mucho…”
Mi corazón comenzó a latir demasiado rápido a la vez que quería escribir una respuesta rápida pero llena de sentimientos. Al final, le envié una respuesta y vi la hora. Eran la 1:45am
“Debes de dormir porque si no te pasará lo que a mí jaja. Yo también te extraño, Baek, más de lo que te imaginas…”
Me recosté en mi cama esperando la respuesta y por fin llegó, dejándome dormir de la forma más placentera posible.
“Gracias, ya puedo dormir. Espero con impaciencia tu regreso”.
A la mañana siguiente desperté con un leve dolor de cabeza. Sentía que me movían lentamente de un lado a otro y yo no quería abrir mis ojos.
- Joven Chanyeol.
- ¿Mmmmm?
- Debe despertar.
- Ah… ¿qué hora es?
- Las 12:37
- ¿De verdad? –me levanté.
- ¿Tiene el sueño tan pesado?
- No, pero dormí tarde.
- ¿Puedo preguntar por qué?
- Sandara me hizo dormirme tarde.
- ¿La señorita? ¿Por qué?
- La encontré en la terraza bebiendo.
- ¿Por qué?
- Quiso olvidar todo lo de ayer bebiendo Vodka.
- Esa es la peor forma…
- ¿Sabe qué fue lo peor?
- ¿Qué?
- Me dijo que le gusto.
- ¿QUÉ?
- Así como lo oye. Me contó los planes macabros que tenían por los cuales estaban actuando así. También me dijo que, dentro de su plan, no debía de gustarle, pero lo estaba haciendo.
- Increíble… ¿Y qué hará?
- Irme de aquí cuanto antes.
- ¿Está huyendo?
- Por supuesto que no, pero si me quedo, lo más seguro es que esa loca sí haga algo.
- ¿Reservo boletos para hoy?
- Cuanto más rápido mejor.
- Enseguida, joven Park.
Fui a bañarme para después salir a mi habitación y secarme más lentamente el cabello. La sorpresa más agradable de toda mi vida se encontraba sentada en mi cama, acariciando mi cobija de un lado a otro. Genial…
- ¿Qué haces aquí?
- Sólo pasaba a saludar.
- ¿No primero debías tocar?
- Oye, soy dueña de este hotel.
- ¿Entonces un invitado no merece respeto en su intimidad? –me puse enfrente de ella – fuera.
- Qué caballeroso eres, Chanyeol.
- Me agradabas más cuando estás tomada. Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, así que no necesito tu sarcasmo en este momento.
- Pretende que no tuvimos esa plática.
- Volveré a hablar de usted y con sarcasmo si eso quieres.
- No me refiero a eso.
- ¿De qué habla? –pregunté con disgusto.
- Fue completamente un error haberte dicho mis sentimientos.
- ¿Los tiene? Cada mujer que se me acerca es demasiado superficial y cree que le gusto sin siquiera conocerme.
- ¿No crees en el amor a primera vista?
- No, porque se basa en físico. Son sólo feromonas.
- Demasiado científico para mi gusto.
- Prefiere las cosas románticas a la realidad. Básicas ideologías según épocas.
- Joven Park –entró el secretario Kim – Oh, lamento interrumpir.
- Descuide, la “dama” ya se iba, ¿cierto?
- Sí –bajó la mirada – ya me voy.
- Que le vaya bien, señorita –dijo el secretario Kim.
- Por fin… –dije.
- ¿Qué ocurrió?
- ¡Sandara se metió a mi cuarto!
- ¿Le pidió permiso para entrar?
- ¡No!
- Vaya, qué descortés.
- Bastante.
- Joven Park, ya reservé boletos.
- ¿A qué hora nos vamos?
- El vuelo es a las 4:00pm, así que llegaremos a Seúl casi mañana.
- No importa. Con que me vaya de aquí todo está bien.
Me vestí apropiadamente y le dije al secretario Kim que me acompañara a caminar un poco por las calles de Francia. Mínimo me debo de llevar algo bueno de aquí.
Pasamos así unas cuantas horas hasta que dieron las 3:00pm, por lo que regresamos al hotel, hicimos nuestras maletas y salimos de nuestra habitación. Bajamos a la recepción para entregar la llave y, cuando nos dirigíamos a la salida, una cara muy conocida apareció frente a nosotros.
- ¿Te vas? –me preguntó.
- ¿No lo ve?
- Pensé que te quedarías más tiempo.
- Pues no es así. Con su permiso –pasé al lado de ella.
- ¿No podría tener una despedida decente contigo? –se volteó – ¿Al estilo de Francia?
- ¿Y cómo es?
- Así.
Sandara se paró de puntas y besó una de mis mejillas, dejando una gran marca de sus labios de color rojo en ella. Se alejó y se fue a tomar el elevador mientras se despedía con la mano y de lejos. Esta mujer hará que envejezca demasiado rápido y hará que mi bilis explote de igual manera.
- ¿Nos vamos? –preguntó el secretario.
- Sí.
Tomamos un taxi y llegamos 20 minutos antes de nuestro vuelo. Nos sentamos en una banca cerca de la puerta de salida y esperamos. De repente, mi celular sonó indicándome que estaba recibiendo una llamada.
- ¿Bueno? –contesté.
- ¿Ya vienes para acá?
- Sí, afortunadamente.
- Qué bien, porque vas a tener que arreglar esto.
- ¿Qué?
- ¿Cómo se te ocurre traer el diario de Baekhyun hasta acá?
- ¿De qué hablas?
- Baekhyun le dijo a Lay que encontró su diario en el buró de su habitación, así que ya lo leyó.
- Imposible…
- Créelo. En pocas horas llegaremos a Seúl.
- De… de acuerdo.
- Suerte, Chanyeol.
Colgué y casi me derrumbo al piso. ¿Cómo había sido tan estúpido como para olvidar el diario ahí? Ahora Baek ya sabe la verdad… Ya la sabe…
La voz que avisaba sobre la salida de los vuelos sonó indicándonos que debíamos abordarlo, y eso hicimos.
Todo el vuelo me la pasé pensando en una solución para poder arreglarlo, pero no la encontraba. Mi cerebro estaba demasiado enfocado en el problema y no en la solución. ¿Y ahora qué hago si Baek sabe la verdad? ¿Y si me odia? ¿Y si ya no me quiere ver porque le he mentido todo este tiempo?
Llegamos a las 11:18 de la noche al aeropuerto y yo corrí a un taxi para poder llegar a mi casa cuanto antes. Al fin y al cabo, la casa del secretario Kim quedaba más cerca que la mía, por lo cual él fue el primero en bajar. Inmediatamente de eso recibí un mensaje de Baekhyun.
“Kris me dijo que ya debes estar por llegar. Avísame cuando llegues a tu casa”
Seguido de ese mensaje recibí otro, que complementaba al anterior.
“Necesito decirte algo muy importante…”
Con algo de miedo, escribí una respuesta.
“Estoy por llegar a mi casa. ¿Ah sí? Yo creo que deberías decírmelo”.
Pero no logré mandarlo… puesto que distintos claxons, crujidos, choques y alarmas de choques se escucharon y mi mente se volvió en blanco. Quedé inconsciente…