Mi mente comenzó a reaccionar en el momento que algo hizo clic en mi cabeza. ¿De qué estaba preocupado? Si Baekhyun pudo saber la verdad… ¿qué más daba? Había sido uy fuerte en otros sentidos, ¿pero afrontar la realidad iba a derrumbarme? Definitivamente no. Abrí mis ojos y pude percatarme que estaba en un cuarto blanco, muy espacioso, con una mera silla enfrente de mí de la cual se volteó y dejó ver a Baekhyun sentado ahí.
- Baek, yo…
- Chanyeol… yo… me siento muy avergonzado por esto…
- ¿De qué hablas?
- Desde que salí del hospital… y tú viniste por mí… yo sabía que algo andaba mal… Yo… de verdad no puedo recordar nada de lo que hice antes de esto… y me es demasiado triste y difícil no poder hacerlo… porque ni siquiera te recuerdo a ti…
- Eso ya me lo habías dicho, no tienes por qué
- Sin embargo… sí creí que había algo más… Había algo en ti que me hacía sentir muy apegado, incluso desde el momento en que me viniste a visitar…
- ¿E… en serio?
Yo… sabía que estaba creciendo un sentimiento en mí… y no era precisamente de amistad, pero no quise hacerle caso por temor a perderte…
- Baek, no pienses eso…
Ahora me doy cuenta… tras haberte besado, tras haber deseado dormir contigo todos los días, tras aprender a nadar contigo, tras sentir un gran vacío en mí cuando te fuiste, tras… tras leer un diario que es mío… me doy cuenta que te amo, Chanyeol… –me miró– te amo con toda mi alma y no quiero perderte… y mucho menos olvidarte…
Esa confesión casi hacía que mi corazón casi explotara. ¿Estaba escuchando bien? Baek me dijo que… ¿me ama? No… es demasiado bueno para ser cierto… Lo más seguro es que este sea un sueño, uno perfecto…
- ¿Por qué no dices nada, Chanyeol?
- Yo… realmente no sé qué decir…
- ¿Me amas, Chanyeol?
- Por supuesto que sí.
- Entonces debes despertar.
- ¿Qué?
- En este momento sueñas; no quieres despertar por temor a mi respuesta.
- Sí…
- Es obvio que los nervios te ganen, pero mírame –se acercó a mí –. Te estoy esperando.
- ¿Sólo debo despertar?
- Así es. Debes despertar para que vayamos a un lugar –me dio un beso.
- ¿Un lugar? ¿A dónde?
- Un lugar mejor –me besó una vez más.
Se separó de mí y se fue alejando dándome la espalda. No… no quiero que se vaya… Definitivamente no quiero… ¡NO QUIERO!
- B-Baek… –murmuré abriendo los ojos.
- ¿Q-qué…? –Baek se volteó.
- Hazlo… otra vez… –pedí.
- ¿Eh? –Baekhyun comenzó a llorar.
- Bésame… otra vez…
Baek se fue acercando a mí y yo, como pude, me senté en la cama. Él fue acercando su rostro al mío y yo me atreví a juntar nuestros labios. Nos besamos como si fuera la primera vez que lo hacíamos; torpemente pero con nuestros sentimientos a flor de piel. Si Baek había accedido a hacer esto significaba mucho para mí… Significaba… que mi más grande miedo al rechazo se había disipado.
- C-Chanyeol –dijo Baek a la vez que se separaba un poco – ¿ya estás mejor? Creí que…
- ¿Creíste que no iba a despertar?
- Yo… yo tenía tanto miedo… –comenzó a llorar y lo abracé dejando su cabeza en mi pecho.
- ¿De qué tenías miedo?
- De… de vivir con el infinito remordimiento de no haberte confesado mis sentimientos…
- ¿Cuáles son? –Baek se separó para mirarme a los ojos.
- Te amo… Te amo… Chanyeol.
- Gracias…
Agarré su rostro y uní nuevamente nuestros labios. Aquellos labios que he deseado más de una vez besar, y que ahora son míos. Sólo míos.
- ¡Ah! –me quejé.
- ¿Qué ocurre? ¿Te pasa algo?
- Te estás recargando en mi pierna y me duele.
- ¡Lo lamento! –se levantó precipitadamente.
- Jaja, gracias.
- ¿Cómo puedes reírte en estas circunstancias?
- Porque ya no tengo nada de qué temer… Por eso río.
- Me alegra que lo hagas, y me alegra mucho más que ya hayas despertado.
- A mí también –sonreí.
- Chanyeol, iré por unas mantas, no tardo.
- De acuerdo.
Baek salió de la habitación y yo volví a recostarme. Mi espalda comenzaba a doler por la posición en la que estaba y un dolor punzante en mi cabeza no me dejaba en paz. Sentí total tranquilidad cuando Baek regresó. Dejó la manta en el sillón y regresó a mi lado.
- Chanyeol –agarró mi mano.
- ¿Mm?
- Te amo –me dio un beso en la mejilla.
- Yo también te amo, pero Baek.
- ¿Sí?
- Lamento… que te hayas enterado de esa forma…
- ¿Cómo sabías que leí el diario? Al único que le conté fue a Lay.
- Déjame decirte que Lay le cuenta todo a Kris y él a mí.
- Ah… toda una cadena.
- Jaja, así es.
- Pero no me arrepiento.
- ¿Por qué?
- Porque gracias a mi curiosidad ahora estamos bien.
- Jeje, tienes razón.
- Chanyeol.
- ¿Sí?
- ¿Cómo era cuando éramos novios?
- No lo sé. Kris decía que nuestra relación era muy empalagosa, Lay decía que nos veíamos bien, Kai decía que nunca íbamos a formar una familia si íbamos tan lentos, mientras que Kyungsoo ya nos visualizaba con hijos.
- ¿Y tú?
- Yo… no me preocupaba por lo que otros dijeran. Simplemente quería que estuviéramos juntos el resto de nuestros días.
- Yo… no sé qué quería antes, pero ahora pienso igual que tú lo hacías. No quiero que nada nos separe y si tenemos que enfrentar obstáculos quiero que los enfrentemos juntos.
- Exactamente.
Nos miramos por un largo rato y unimos nuestras manos. El calor que le brindábamos al otro no era una simple característica física, era un calor proveniente de nuestro corazón y no del cuerpo. Un calor que nos confortaba mutuamente y que no dejaríamos congelar nunca.
Al siguiente día, abrí los ojos y miré a mi alrededor. El exceso de blanco me daba dolor de cabeza. Miré a mi izquierda y pude darme cuenta que Baek se había quedado dormido en la silla, recargándose en un espacio de la cama mientras tomaba mi mano. Esa imagen me resultó sumamente hermosa, y sólo por un instante me pregunté qué hice para merecer ver a Baekhyun mientras dormía.
- Buenos días, joven Park –entró el médico.
- Buenos días –respondí.
- Me alegro que haya despertado. Ha tenido preocupadas a muchas personas, en especial a este jovencito.
- Me lo imagino. No fue mi intención.
- Bien, he venido a comunicarle que sus heridas van bien. Es cuestión de un par de días para que mejoren y usted pueda salir de aquí.
- Entiendo. Muchas gracias.
- Con su permiso. Creo que es cuestión de segundos que esté preparado.
- ¿Preparado?
- ¡CHANYEOL! –entró estrepitosamente mi mamá y me abrazó– ¡HE ESTADO TAN PREOCUPADA POR TI!
- Mamá, mamá, te agradezco el cariño pero me estás lastimando.
- Oh, lo siento, lo siento. ¿Ya estás mejor? ¿Te sientes mejor? ¿Qué te pasó?
- Antes de contestar, déjame hacer algo primero –sacudí un poco a Baek – Baek, despierta.
- Mmm…
- Baek, mamá está aquí –escuchando eso se levantó rápidamente.
- B-buenos días señora, lamento que me haya encontrado dormido…
- No es nada. Me alegro que hayas estado aquí con mi Chanyeol.
- A mí también me alegra –dije, mirándolo, haciendo que se sonrojara un poco.
- ¿Entonces qué te pasó, hijo?
- Fui a Francia, hice corajes, regresé, pasamos a dejar al secretario Kim, casi llegaba a la casa y ¡BAM! El taxi chocó.
- Jesús bendito… –suspiró mi mamá.
- Mamá, sabes que no creo en dios.
- ¡Tú no pero yo sí!
- Jajaja… –reíamos hasta que llegó mi papá.
- Hola, Chanyeol –se puso al lado de mi mamá.
- Hola.
- Yo… yo quiero pedirte una disculpa, hijo –agarró mi mano–. Si hubiera sabido que esto ocurriría no te hubiera mandado a Francia…
- No te preocupes. Lo bueno es que estoy vivo. Acepto tus disculpas, pero yo no soy el único que debería de recibirlas.
- Por supuesto. Baekhyun.
- ¿S-sí?
- Yo… lamento haber desconfiado de ti… Mandé a mi hijo a Francia porque pensé que tú ya no estabas interesado en él… Lo lamento de verdad… –agachó la cabeza.
- No era mi intención parecer desinteresado. A pesar de que le aseguro que no recuerdo nada de mi pasado o el de ustedes, puedo decir con total firmeza que amo a Chanyeol. No puedo darle una razón concreta del porqué, pero no puedo vivir un día más sin él…
- ¿De verdad te sientes así? –mi papá se acercó mucho a Baek.
- Sí, señor.
- Entonces –le extendió su mano – bienvenido a la familia, Baekhyun.
- G-gracias –Baek lloró y mi papá lo abrazó.
Me causaba ternura ver esa escena, aunque no podía creer tener celos de mi propio padre por estar abrazando así a mi Baekhyun. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la visita de alguien más y ese fue el secretario Kim.
- Me alegro que ya esté mejor, joven Park –dijo poniendo flores en la mesa.
- Yo me alegro que venga a visitarme.
- Me siento halagado, joven Park.
- No hay por qué.
- Por cierto, ¿no hubo ningún problema por la señorita Sandara?
- Pues –Baek me interrumpió.
- ¿Sandara? ¿Quién es Sandara?
Genial, justo cuando todo iba tan perfecto…