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Solo una carta por JongZeloLove

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Notas del fanfic:

Es un One Shot algo largo, espero que os agrade. Está dedicado a mi amiga que es escritora, tiene su cuenta aquí en amor yaoi y ella es LittlePinkBunny.


Aquí está tu sorpresa, o una de ellas, espero que la disfrutes~

Dos hombres y un amor puro, sincero.

Cobarde~

Era un día usual de verano, como siempre había vacaciones, como siempre habían quedado los dos juntos para salir a algún sitio, como siempre terminaron en casa de uno de ellos robando aire acondicionado.

Him Chan, chico de pelo negro y una cresta muy bien peinada, piel suave y blanca, especialmente guapo; Yong Gook, pelo castaño de puntas rubias con cresta, un poco más alto que el anterior y una sonrisa que enamora.

Ambos habían sido amigos toda la vida, desde que empezaron a ir al colegio y no tenían ni los dientes definitivos. Habían pasado por muchas cosas juntos… momentos difíciles como descubrir que el ratoncito Pérez y los reyes magos no existen, discusiones con los padres, peleas entre ellos mismos, suspender exámenes, etc; pero también momentos muy buenos como, por ejemplo, pasar juntos de cursos y a consecuencia de ellos estar pasándolo bien en clase, cumpleaños que a veces celebraban juntos ya que ambos se llevaban solo unos días, confusiones de lo más divertidas con el hermano de Yong Gook, navidades…

Eran tan cercanos que cualquiera diría que ellos también eran hermanos, se entendían con solo una mirada, un gesto. Ni si quiera hacía falta preguntar “¿estás bien?” cuando la respuesta era obvia, mentir no tendría sentido ya que los dos sabían que el otro no lo creería.

Posiblemente eran las 6 de la tarde, o las 7, como estaban jugando a los videojuegos ni ellos mismos sabían. Estaban en la casa de Yong Gook y tenían que aprovechar al máximo para poder pasarse todos los videojuegos posibles antes de que terminase el mes. Después tendrían que ir a la universidad.

-Yongie… ¿Tu hermano no estaba durmiendo siesta? –preguntó Him Chan cuando terminaron la ronda.

-Ajá… ¿Por? –preguntó el otro, a veces sentía celos de ellos, sabía que solo eran amigos, amigos sin más como Him Chan y él, pero a pesar de eso le daban celos.

-Porque con los gritos creo que debe estar odiándonos –dijo divertido el menor, colocó el mando de la PS3 encima de la cama y se levantó para estirar las piernas.

-¿Con los gritos? Ni que te estuviera violando –dijo divertido el mayor, a veces se permitía hacer ese tipo de bromas para ver las reacciones de su amorcito, pero el otro simplemente ignoraba los comentarios ya que se ponía nervioso.

-Oh… ¿Dejamos de jugar un rato? Llevamos aquí dos o tres horas sin parar –dijo Him chan desviando el tema de la violación, cosa que le encantaría, y se acercó caminando despacio hacia su amigo, aunque siempre cauteloso de no ser demasiado evidente.

-Está bien… ¿Te quedas a dormir? Hace mucho no lo hacemos –dijo Yong Gook dedicándole una sonrisa, de esas suyas que enamoran.

-Eh… Bueno, hoy tenía que ir a cenar fuera con mis padres… ¿Mañana? O esperamos al fin de semana que mis padres se van –propuso el del pelo negro, lo que no sabía es dónde se estaba metiendo. Yong Gook y él, solos, una cama, una casa.

-Como quieras Hime… ¿Tienes hambre? –preguntó tirando de él para sentarlo en sus piernas, ambos ansiaban el contacto aunque se moderaban.

-Ah… sí, merendemos… -dijo Him Chan asintiendo, le dedicó una sonrisa cariñosa y le  peinó un poco el pelo con los dedos. Los dos sabían que había algo especial, pero los dos tenían miedo de decirlo.

Se levantaron y fueron juntos, pero separados con la suficiente distancia, y en la cocina se encontraron con el hermano gemelo del mayor, allí estaba Yong Nam. El chico estaba con el ordenador trasteando, la mesa estaba llena de tornillos y herramientas. No hacía falta preguntar lo que estaba haciendo, era obvio. Se saludaron el chico y Him Chan muy amistosamente, se llevaban genial y se contaban bastantes cosas, aunque la relación no era ni la mitad de estrecha que la que tenía con Yong Gook.

Merendaron juntos y se quedaron charlando hasta que llegó la hora de que el más pequeño se fuera a cenar con sus padres como ya había dicho. A veces Yong Nam los ponía en situaciones complicadas adrede para ver si lograba hacer que se declararan, pero ambos se escurrían como podían, escapando de la situación dejando que otro tema los salvara.

Aquel día Him Chan estuvo agradecido de que llegara el momento de decirles adiós, se sentía inseguro y le molestaba que Yong Nam le dejara caer a su hermano cosas amorosas acerca de él. De hecho, estaba enfadado, su deseado “cuñado” sabía de sus sentimientos y parecía que no los callara, o al menos que quería gritarlos.

Cuando el chico se fue, ambos hermanos se encerraron en la habitación de Yong Nam para montar el ordenador, sí, tenía por costumbre desmembrar cualquier aparato y volverlo a montar con otras piezas. No solo lo hacía con ordenadores, pero a pesar de que se le daba bien su sueño era ser psicólogo por lo que planeó empezar las prácticas con su hermano y su amigo.

-Bang, como vas con… ya sabes –dijo el hermano mayor, Yong Nam, solo era mayor por unos segundos.

-Ni me hables, eres un idiota, si me pones en esas situaciones Him Chan se dará cuenta de que me gusta –dijo cabreado el más pequeño. Ambos eran fáciles de distinguir, pero solo porque Yong Gook tenía el pelo teñido y el otro lo llevaba negro con un flequillo al lado. Hasta en las voces se parecían por eso cuando eran pequeños se divertían molestando a Him Chan haciéndole creer que tenían más clones o cosas así.

-Te… ¿Te gustaría olvidarte de tus sentimientos por él? –se atrevió a preguntar el hermano mayor.

-Es obvio que sí, si no sintiera eso todo sería más fácil, no tendría que preocuparme de cómo actuar… y más teniendo en cuenta que me ha invitado a su casa el fin de semana y no estarán sus padres –confesó Yong Gook.

-Podemos hacer algo con eso, voy yo –dijo Yong Nam picándolo, le gustaba molestarlo.

-Te mato –respondió cada vez más enfadado el pequeño, tanto que soltó las herramientas y se levantó para largarse de allí.

-Espera, espera… En serio, escribe lo que sientes en una carta, descárgate con el papel y luego dámelo así no tienes la tentación de leerlo, lo esconderé y cuando un día realmente desees recuperar esos sentimientos, te diré donde la puse y los tendrás de nuevo contigo –le propuso el hermano como si supiera mucho acerca de lo que estaba hablando.

-¿Qué te has fumado? ¿Crees que te voy a escribir lo que siento para que te descojones de mí? Ni loco –respondió Yong Gook abriendo la puerta, sentía que lo estaba vacilando.

-No, no… te lo digo en serio, no la leeré, te lo juro por la sangre que llevamos, no la leeré… Solo escribe, escribe la carta, una única carta… te hará sentir bien y te prometo que no hablaremos del tema hasta que no me la pidas, si es que me la pides –dijo el hermano tratando de convencerlo.

-¿Me lo juras por la sangre que llevamos? ¿Qué es eso? ¿Crees que si mientes nos vaciaremos y nos quedaremos secos? –dijo el otro tratando de cambiar el tema.

-No se me ocurría otra cosa, pero hazme caso, quiero la carta antes de cenar y esos son tus deberes de todo el verano, por lo menos de momento –dijo el hermano sonriéndole con confianza.

-Está bien, pero como la leas o se te ocurra ir pasándosela a tus amiguitos te… te cortaré el pene y… se lo diré a todos para que te pongan apodos raros –advirtió Yong Gook y se fue a su habitación. Se tumbó en la cama, pero finalmente se animó a escribir la dichosa carta. Ni si quiera se dio cuenta de que se había quedado solo en la casa cuando estaba concentrado en lo que podía escribir.

“Mis sentimientos.

Necesito explotar, necesito que la verdad salga de mí y al fin liberarme de todo lo que me oprime. Tengo un gran peso en el corazón. No es que me importe, de hecho, estoy orgulloso de mis sentimientos porque creo que son hermosos… aunque quizá no sean apropiados.

Mi corazón tiene un nombre: Him Chan. Así se podría llamar, no porque mi corazón sea mi mejor amigo, sino porque mi mejor amigo es mi gran amor. Daría lo que fuera para tener a mi amor un día, solo un día, correspondiéndome. Ese día sería el más feliz de mi vida, sin duda alguna.

Cuando pienso en él, lo veo acercarse a casa, me llama, me manda un mensaje, me sonríe, me acaricia, me abraza, me llama por mi nombre, me susurra, se ríe conmigo… Cuando hace todas esas cosas y más, o mejor dicho, cuando ambos hacemos juntos esas cosas… o… ¿él? ¿nosotros? ¿yo? Ni si quiera sé quién hace qué, o quien provoca cada cosa, pero simplemente cuando él hace algo, yo me pongo nervioso y siento que mi pecho explotará de un momento a otro.

Sé que mi amor es fuerte, que no podría amar así a alguien más, que simplemente creo que nunca lo olvidaré aunque pase el tiempo o escriba mil cartas.

No sé porque escribo, lo dejaré aquí… ¿Quiero olvidar mis sentimientos? No, realmente no quiero, así que recuperaré esto la semana que viene, mis sentimientos por Him Chan, correspondidos o no, me acompañarán por toda la vida.

Yong Gook.”

Cuando terminó de escribir metió el folio en un sobre, cerrándolo para darse cuenta de si su hermano lo leía o no, y le hizo una marca por si acaso cambiaba el sobre.

A su vez, Yong Nam corrió a la casa de su amigo y le costó convencer a Him Chan, pero logró que escribiera la carta. Incluso logró que se quedara en casa en vez de irse a cenar con sus padres. El chico se quedó esperando mientras veía la tele y dejaba que el menor se concentrara en su habitación y escribiera aquella carta, aquella única carta.

“Hola papel, carta… hola Him Chan del futuro, espero que nadie más la lea aparte de tú.

¿Cómo te va? ¿Eres más guapo? ¿Más alto? ¿Te has olvidado ya de Yong Gook? Se supone que con esto yo debería olvidarlo, o eso dice Yong Nam… tampoco me fío.

Bien, sentimientos, no es que tenga muchos sentimientos por él… Nada de eso, solo uno “amor” y eso engloba… muchas cosas.

No podría describir todas las cosas que me hace sentir ese maldito, todas son buenas menos una, los celos. Sí, el siempre con su maldita sonrisa perfecta… Seguro que las chicas se mueren por él y yo aquí como un idiota pensando que algún día se fijará en mí… Ohh Him Chan del futuro, no seas gay, es malo, o por lo menos si te fijas de nuevo en el Yong Gook del futuro. ¡NO! No lo hagas, no es que sea malo, pero se sufre…

Estar enamorado es bonito, esa estúpida sonrisa que me saca… ash… las cosquillas en la tripa, el placer de sus deditos encima de mi piel rozándola levemente… Him Chan del futuro, recuerda que no soy un pervertido.

¿Qué estoy haciendo? Tú sabes perfectamente lo que sentía yo el Him Chan del pasado. Todos esos momentos tan especiales que hemos tenido juntos, él siempre tan cariñoso, a veces podría llegar a pensar que sí siente algo por mí, pero me estaría engañando.

Estúpido Yong Gook… es la persona más buena, más hermosa, más preciosa y más perfecta del planeta, no habrá ninguno igual, aunque se parezca físicamente a Yong Nam, pero… es que es único. Me encanta estar enamorado de una persona como él porque… se lo merece. O quizá merezca algo mejor, pero todo lo que soy se lo entrego cuando estoy con él, o no todo, porque se daría cuenta…

Pero bah, ni la carta hará que lo olvide ni creo ser capaz, me da miedo no amarlo, si no amara a Yongie… ¿qué podría hacer yo? Nada.

Him Chan del futuro, olvida lo leído, cuando leas esto seguirás enamorado de él y pensando que lo mejor es no olvidarlo así que… Suerte con eso, espero que no se te haga tan difícil.

De Him Chan a Him Chan. Him Chan.”

 

Le dio la carta al chico y este se fue. La semana pasó de forma muy normal, ellos la pasaron juntos, Yong Gook y Him Chan, como siempre, en casa de uno o de otro, tomando algún refresco o en el parque comiendo algún helado. Llegó el día, el sábado, aquel día en el que se supone que dormirían juntos… Pero aún quedaban unas horas para eso. Yong Nam lo tenía todo planeado, se levantó temprano y se fue al lago de las afueras del pueblo. Preparó un bonito picnic de esos que se suelen ver en las películas japonesas, solo que allí no había arbolitos rosas, esos preciosos cerezos. Le llevó su tiempo dejar las cosas bonitas, incluso le pidió amablemente a un hombre que estaba por allí pescando que le cuidase las cosas ya que debía irse.

Eran las 10 de la mañana cuando se pasó por la casa de Him Chan, él solía madrugar así que no lo despertó. Se extrañó de ver allí a Yong Nam, esperaba a su hermano y no a él.

-¿Qué pasa? ¿Está Yongie enfermo? –preguntó preocupado el menor.

-No es eso, toma, en una hora ve al lago… No me preguntes más que yo no sé de qué va esto –dijo sonriendo el mayor y le entregó la carta que había escrito su hermano.

Fue deprisa hasta su casa, y para su sorpresa, Yong Gook no estaba durmiendo. Debía tener muchas ganas de ir a la casa de Him Chan porque si no, no comprendía que hacía su perezoso hermano a las 10:15 de la mañana un sábado, levantado y arreglado.

-¿Qué haces ya vestido? ¿Te has caído de la cama? –preguntó Yong Nam dándole un empujoncito.

-¿Y tú? ¿De dónde vienes? –preguntó el otro sin responder al mayor.

-Toma, me dio Him Chan esto para ti y dice que en una hora vayas al lago –se encogió de hombros como si no supiera nada y lo dejó solo para que leyera.

Los dos chicos leyeron las cartas y a medida que avanzaban palabra tras palabra, sus corazones más se revolucionaban. Ni si quiera esperaron una hora para ir al lugar donde se supone que se habían citado, corrieron allí en cuanto leyeron. El primero en llegar fue Him Chan, se quedó allí sentado, releyendo la carta y mirando el reloj, o mirando alrededor por si Yong Gook aparecía por algún lugar.

El mayor llegó unos minutos más tarde, a pesar de que al pobre pelinegro se le pasaron como si fueran horas allí sentado. Yong Gook llegaba corriendo, con la carta de Him chan en una mano.

Se miraron, se sonrieron y sin darse cuenta estaban los dos de pie abrazándose como si llevasen 5 años sin verse. El silencio no era incómodo, aunque estaban impacientes por aclarar aquellos sentimientos de una vez por todas.

-Es precioso… ¿Cuándo has preparado todo esto? Nunca vine a un picnic… pero me encanta –dijo Him Chan rompiendo el hielo, pero abrazado a él sin atreverse a mirarlo ya que seguramente estaría rojo como un tomate.

-¿Yo? ¿No lo hiciste tú? –preguntó Yong Gook separándose de repente un poco, se miraron y ambos se sonrieron, lo entendieron todo.

-Yong Nam –dijeron a la vez y se les escapó una risita nerviosa, pero no podían parar de sonreírse.

-Nunca me… dijiste nada –dijo Him Chan, ahora se avergonzaba de la carta que había escrito ya que la del mayor era mucho más profunda y él le había escrito tontamente a su futuro él.

-No quería arruinar la amistad y que te alejaras… no lo habría soportado –susurró Yong Gook atreviéndose a colocar sus manos en las mejillas del menor.

-Si me dices algo así… yo solo hubiera echado a correr –respondió Him Chan tratando de asustarlo, y lo logró.

-¿Correr? ¿Correr por qué? –preguntó Yong Gook mirándolo preocupado, lo mismo se iba en ese momento.

-Correr a tus brazos… tonto –respondió Him Chan con una sonrisa tan estúpidamente enamorada que solo pudo lograr que Yong Gook se enterneciera aún más.

-Idiota… -susurró Yong Gook aliviado acercándose un poco más a él.

-Bésame ya… -exigió Him Chan pegándose a él, rodeando su cuello con sus brazos, sin hacerle caso a aquel “idiota” que le había dicho, estaba emocionado y deseoso de sentir aquellos labios que se acercaban.

Y se acercaron más y más hasta que finalmente se unieron. Encajaban perfectamente el uno contra el otro, además no tenían prisa. Los dos cerraron sus ojos mientras movían lentamente sus labios en el beso más tierno, amoroso y cariñoso que habían imaginado nunca. Aquello era mejor que verlo en una película, aquello era real y estaban ellos, correspondiéndose, amándose.

No fue excesivamente largo, pero no se les quedó corto, fue el beso deseado, un beso único y perfecto, irrepetible. Se darían muchos más besos en su vida, pero aquel lo recordarían mejor que ningún otro.

Se miraron despacio, ambos con una sonrisa dibujada en sus preciosas caras de adolescentes enamorados. Al fin y al cabo eso eran, adolescentes y enamorados. No necesitaban concretar más, ya eran novios, ya sabían que lo eran, pero los dos querían hacerlo, la pregunta, querían que aquello pasara. Y pasó.

-Him Chan… ¿Quieres… quieres ser mi novio…? –susurró Yong Gook algo nervioso, nunca había dicho algo así a nadie.

-Sí… pero solo si aceptas ser mío por siempre –le respondió el menor con una sonrisa que cada vez se hacía más notoria.

-Lo acepto… tuyo por siempre –dijo Yong Gook y volvieron a besarse, pero esta vez era diferente, ellos no necesitaban un papel como contrato, tampoco un apretón de manos. Ellos sellaban su promesa con ese beso, su segundo beso.

Ese fue el comienzo de una larga vida juntos, como pareja, la pareja más feliz sobre la faz de la tierra. Siempre les estarían agradecidos a Yong Nam ya que él fue quien los unió con su invento de las cartas

Notas finales:

¿Qué os pareció? Dejadme RWs contandome, si os gustó haré fics cortitos o más One Shots, acepto sugerencias, contadme qué parejas os agradan y escribiré sobre algunas de ellas :)

Gracias por leerme!


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