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Perdona mis actos por Mero-Mero-San

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Notas del capitulo: Actualice mas antes por que tengo internet en la casa de una persona :) gracias a los que dejan su pequeña marca,muchas gracias

Recuerden que los derechos son del Gran Oda-sama
Semana tras semana Zoro se dedico al cuidado exclusivo de Sanji y de ese crio que no le agradaba mucho, lo cuidaba en todos los aspectos, no permitía que el cocinero subiera a la torre o cargara comida pesada, su prioridad era que sufra lo menos posible, supo por medio de Chopper que los embarazos eran pesados e incómodos, por eso se meritaba en dar lo mejor de sí, aunque en algún punto no lo soportaba

Mientras se esmeraba en cocinar Luffy se encontraba muy cerca, literalmente pegando su oreja en el diminuto vientre del rubio con la esperanza de oír al pequeño, tenía esa clase de relación con el bebé y Sanji, aquello claramente le molestaba mucho a Zoro, no podía tener ese tipo de contactos con su rubio y ese engendro, se veía al margen en la paternidad. Sanji también notaba eso, eran pareja, se querían, pero había una larga regla que los separaba, se dio cuenta que el bebé era esa regla, pero no lo culpaba, ese pequeño era su otro consuelo, era su futuro Marimo.

La vergüenza y el miedo lo invadían a cada momento, eso lo hacía cada día más difícil, no se lo diría, lo había dicho y decidido hasta que nazca, pero a la vez temía perderlo, lo amaba demasiado –Ve a lavarte las manos Luffy y llama al resto-

-¡Sí!- como una bala el Capitán se fue a avisar al resto, las manos eran lo primero, las manos; suspiro ya que Luffy no cambiaria sus malas costumbres

-¿Quieres que te ayude en algo?- pregunto el espadachín mientras lo observaba hacer lo suyo con sumo cuidado

-No te molestes Zoro, solo debo servir la comida, tu quédate ahí sentado- aunque intentaban hacer cosas juntos más a menudo, el rubio le cortaba el chorro, siempre lo hacía, tal vez porque sabía como Zoro se sentía respecto al vientre –te prepare un flan amargo de postre, te lo daré después- se volteo a verlo, era mágico poder decirle cosas asa a Zoro, no eran insinuantes ni pervertidas, solo era cariño

Sonrió, le gustaba ver al Ero-cook con esa clase de sonrisa, muy pura y que lo llenaba de satisfacción, se levanto de su respectivo lugar y se fue directamente a darle uno de sus inesperados abrazos –sabes, me gusta tenerte cerca- correspondió a esos brazos, le gustaba sentirse reconfortado, pero la magia se fue en un instante, el peli verde se aparto, tal vez por sentir la presencia en el interior del rubio –lo lamento- bajo la mirada y volvió a sentarse, si el pequeño no estuviera en el medio podría haber disfrutado un poco más de Zoro, pero se reafirmaba que no era su culpa, no lo era, solo era Zoro que estaba algo estremecido y todavía no se acostumbraba, acaricio su vientre y miro al peli verde que se miraba las manos, sería un poco difícil tenerlo cerca y lejos

-No funcionara- se dijo para sí mismo, acomodo los platillos, cada integrante comenzó a entrar, Franky entro con algo más de prisa y se acerco a Sanji, tomo una cinta y midió el ancho de su barriga, apenas le había crecido -¿Qué crees que haces Franky?-

-Es que paso unas par de semanas y sabes que mido cada dos, quería ver si creció algo- se cayó por un segundo -un centímetro- se lo vio algo decepcionado, sabía que era por la comida; le pareció bueno que no lo estén esquivando, las mujeres del barco se dedicaban a tejer ropa para el futuro tripulante, Chopper ya preparaba las futuras inyecciones, todos hacían una parte por el pequeño, Law…Law se encargaba de pasar tiempo medico con el cocinero, aunque eso le correspondería a Chopper, este se encontraba ocupado con las inyecciones, pero siempre había un ojo de águila entre ese cirujano y el cocinero, hablamos de Zoro, quien los vigilaba bien de cerquita a ver qué hacían.

-Sanji-san ¿necesitas que alguien te arrope por las noches?- una bofetada de Nami le quito el resto de sus bobas palabras, ese maldito esqueleto cantero no sabía comportarse por nada del mundo –que violenta Nami-san-

-¡Vuelve a decir otra estupidez y la próxima vez te arrojare del barco!- se irritaba con más facilidad, parecía ella la embarazada –Sanji-kun, toma asiento y déjanos el resto a nosotros-

-Pero Nami-san- protesto a medias hasta que la navegante lo sentó casi a la fuerza, esa era una de las desventajas de estar con el bebé, los demás comenzaban a tratarlo con delicadeza y no podía completar los deberes que le agradaban, por suerte le daban el agrado de cocinar y otra cosa peor era que tenía prohibido fumar, su adicción se hacía cada vez más fuerte y tenía que recurrir a chocolates amargos y a comidas grasosas para satisfacerse, aunque no quería terminar gordo, por que se vería menos atractivo para Zoro o eso pensaba

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No sabían cuándo llegaríamos a una isla, las agujas no dejaban de moverse, optaron por una isla más calmada por el bien del cocinero, Luffy con refunfuños acepto, se lo podía comprender, las aventuras eran su pasión, menudo Capitán

-¡Cocinero! ¡¿Por qué subiste aquí arriba?!- le había dicho que nunca suba aquí y aun así estaba aquí arriba, trayéndome mi postre -¡Oye! ¡Te había dicho algo! ¡¿No?!-

-Se que estamos un poco distantes- comenzó a decir -se que no te agradan los niños- se sentó a mi lado y dejo el plato frente a mis pies, se sujeto de mi brazo –no me odies-

Yo no lo odiaba a él, odiaba al bebé, no era mi hijo, no importa cuántas cosas haga por Sanji ese bebé jamás llegaría a mí corazón, no podía amarlo como al propio

-No te odio, no digas estupideces- le asegure

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Sé que no me odias, idiota, me estoy refiriendo a mi pequeño, el no te ah hecho nada, pero sé que lo odias, por qué piensas que no es tu hijo ¿Qué hago? ¿Cumplo mi palabra de criarlo yo solo? Todos lo quieren y con el pensamiento que es de cualquier hombre, me apreciaban, lo apreciaban, si ellos toleraban eso, tolerarían la verdad

-No puedo seguir mintiéndote- solté su brazo y lo mire, su cara sin comprensión me dio miedo, pero ya era tarde –Zoro- mi respiración se comenzaba a alterar -este bebé…es tuyo-

-Sé que es mío, te dije que al estar a tu lado lo tomaría como mi hijo propio-

Lo malinterpreto, ahora debo volver a hablar -¡No! ¡Escúchame, pero no me odies!-

Tomo mis manos y las sujete con mucha fuerza, ya podía sentir mis lagrimas, era hora de la verdad –Hace tiempo, Law te drogo y…me aproveche de ti- respire con profundidad –dentro de mi…esta tu hijo de sangre- se lo dije, al fin se lo dije y no podía dejar temblar, el se mantenía estático, comenzó a darme miedo

-Mi hijo…- hablo tranquilo, por ahí lo exagere un poco, se paró de golpe -¡Maldito! ¡Ya me parecía algo extraño ese sueño que tuve, era verdad!- me puse de pie y sujete su mano derecha tratando de tranquilizarlo -¡Me usaste, te odio maldito violador! ¡Espero que te mueras con esa basura!- estaba cegado por el odio, no controlaba las palabras que decía, no comprendía mi dolor -¡No quiero verte, vete, vete!- empujón tras empujón retrocedía varios pasos sin dejar de llorar, sabía que pasaría, recibí sus duros empujones, hasta que ya no sentí el suelo

-Zoro…- vi como su odio se desvaneció al verme caer por la escotilla

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Al verlo caer me quede paralizado ¿yo provoque…? escuche el fuerte golpe y allí fue cuando me di cuenta de lo que hice -¡Sanji!- al ver hacia abajo ese cirujano estaba revisando su cuerpo, la sangre que salía de su boca me aterro, Nami no paraba de gritar, quería gritar si estaba bien, que no se muriera, temí…pero no me moví un centímetro, es más, regrese adentro de la Torre de vigía y me refugie en mis pensamientos, sentí como las manos de Robin tomaron cada extremidad de mi cuerpo, aprisionándome contra el suelo, yo era más fuerte que ella, pero ahora no lo era, ahora soy un simple ser humano

-Fuiste cruel Zoro ¿Por qué lo hiciste?- allí estaba, delante de mí, con esos ojos que me juzgaban, me mantuve callado, aun que me torciera y me quebrara no hablaría, no tengo palabras para decir lo que eh hecho, sentí como sus agarres se aflojaron permitiéndome sentarme, tapo su rostro con sus delgadas manos –Sanji…ahora está sufriendo abajo por que tu no pudiste soportar un engaño de ese tipo- retiro sus manos, me miraba con odio -¡¿Acaso no querías un hijo con él?! ¡¿Era necesario que tenga sexo contigo cuando estuvieras despierto para que lo aceptaras?!- aflojo su tono -Eres de lo peor-

-Es verdad- acepte todo lo que me dijo -me enfade…le dije “espero que te mueras con esa basura” se cumplió, fue una maldición que salió de mis labios- no podía rezarle a dios y rogarle que no se lo llevara, no, que no se los llevara a ambos, era Sanji y mi hijo, si lo hubiera tomado maduramente nada de esto les habría pasado, ahora la culpa me carcomía –estuviste espiándonos ¿verdad?-

-Era mi deber cuidarlo- confesó haber oído la charla y todo el transcurso de las semanas –¡Si estas arrepentido ve ahora mismo a disculparte, implora, en cualquier momento despertara y de seguro querrá verte!- ¿Cómo podría querer verme después de lo que le hice? Simplemente era imposible –estoy oyendo la conversación en la enfermería, Sanji sufrió un fuerte golpe en su espalda, deben cuidarlo con extremidad, el pequeño está en riesgo de morir- de repente sus ojos asustados y su boca abierta no me dieron una buena señal

-¿Qué pasa?-

Fijo sus ojos en mi -Sanji también está en riesgo de morir- adiós, así lo resumió mi cabeza, Sanji y mi hijo estaban diciéndole adiós a la vida que compartirían conmigo, no quiero, ellos son mi vida, no me dejen, sean mi familia por favor, ahora les digo que son mi familia…soy una basura

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No se pidieron muchas explicaciones, solo se supo la verdad del hijo de Sanji, la excusa de que resbaló de un susto que se llevo con un insecto, Robin no dijo nada de la pequeña pelea y que la culpa fue exclusivamente del espadachín, no era esa clase de mujer, todos aguardaron pacientemente todo ese día, esperaban que el cocinero despertara y volviera a lo suyo, no sucedió.

Zoro se encerró en la torre, no presionaba su cuerpo con las pesas, solo a beber y a recordar como paso los días con el rubio y su hijo, era un sinvergüenza, ahora hablaba de su hijo, ayer había dicho que se muriera, siempre lo deseo así y ahora no quería que le sucediera nada malo.

El ocaso ya estaba marchando y todos se disponían a comer, dejaron a Zoro donde estaba, comprendían que quería estar solo –mi familia- bebió un trago más y se recostó en el sillón, esperaba que el día de mañana el cocinero estuviera frente a él, lo besara y lo abrazara, que le dijera algunas palabras…

-¡Despierta!- esa voz no era de nadie de la tripulación, perezosamente abrió su ojo, estaba algo oscuro y de repente se hizo la luz -¡¿Qué haces aquí ebrio y durmiendo?!- era una muchacha bastante guapa, delgada y de cuerpo algo pronunciado, ojos negros, su altura era de más o menos 1.60, cabellos lacios, llevaba un simple vestido rosa y se encontraba descalza –bebe esto- le entrego un vaso

Zoro sin comprender bien que era lo que pasaba bebió un poco del líquido que casi escupió al instante -¡¿Qué es esto?! ¡Pica!-

-Casi me mojas, es agua con picante, cielos ¿aun no lo has bebido en estos tiempos?- miro por la ventana, vigilaba que ninguno de la tripulación se acercara a la Torre -¿Cómo te sientes?-

-Me pica toda mi boca ¿Quién eres?- si era un enemigo la mataría fácilmente, por esa razón no se altero tanto al verla, pero bebió un liquido que pudo haberlo matado, fue extraño, no pudo decirle que no

La muchacha le sonrió simpáticamente, eso descoloco al peli verde y lo obligo a ponerse de pie, soltó el vaso que se partió en pedazos y se acerco a la joven, acaricio su rostro con un poco de miedo

-¿Sanji?-

Sus manos le causaron un leve cosquilleo así que las tomo con las suyas, sintió que eran las mismas manos de Sanji, comenzaba a sentirse mal, eso era producto de la culpa ¿Qué clase de culpa convierte a tu pareja en mujer? –cielos, Papá Zoro, eres igual a como te describió Papá Sanji- se apego al peli verde –me parezco a ti-

Zoro aun no terminaba de entender -¿Papá Zoro?-

-Cierto, aun no me presente- tomo distancia y dio un giro levantando levemente su vestido –Yo soy Rose, tu hija, eh viajado mucho para estar aquí- Zoro estaba boca abierta -al fin puede verte en persona después de tantos años, Papá Zoro- el espadachín permanecía quieto, era verdad que se parecía al rubio y tenía un aire a él, pero era imposible porque….el único hijo que tenia estaba en el vientre de Sanji, además ese hijo iba a ser un varón, según su perspectiva de padre, imposible, eso es simplemente imposible

-Creo que bebí mucho- cerro su ojo y cayo duro como una roca contra el suelo

-¡Papá Zoro! ¡¿Estás bien?! ¡Oye! ¡Oye!- la muchacha se arrodillo a su lado tratando de alguna manera despertarlo -¿Ahora qué hago?- se pregunto mirando de un lado a otro, jamás había ligado con algo así, un mal comienzo con Papá Zoro, un mal comienzo como su hija.
Notas finales: En lo personal me gusta esta historia, falto un review en el anterior -3- pero no me enojo XD

Un beso y los amo!

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