Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La sombra que cubre tu oscuridad. por namaru-kun

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Me tomó algo de tiempo formar bien esta historia aunque, conociéndome, estoy casi 80% segura de que va a tomar un rumbo algo distinto -.- Sí, no soy buena con la planeación pero, espero de todo corazón que les agrade :3 El primer criterio que tomé fue pensar de qué iba a ir la historia y, luego de analizarlo un poco llegué a una conclusión (no sé si llamarlo así): AMO A LOS VAMPIROS. Sé de antemano que estos temas están bastante tocados así que traté de hacer que no cayera en lo cliché, espero haberlo conseguido. Y, ya que el fanfic que escribí anteriormente (Mis alas por tu corazón) se podría clasificar como género de fantasía me dije a mi misma: mi misma, no debemos abandonar ese género porque me encanta que las cosas se tornen extrañas XD La idea principal era formar un lazo entre los cuatro personajes principales que tenía planeado incluir pero, la forma en la que planeaba tejer ese hilo conductor se me hizo un tanto rara o.o sentí que si lo escribía de esa forma se perdería el papel protagónico y al final no se tendría claro quiénes eran en verdad los personajes…

Otro problema con el que me enfrenté fue elegir la pareja. Esto me puso de los nervios bastante tiempo pero al final elegía a los personajes de Naruto porque el carácter que estaba buscando se adapta un poco más a ellos.

Bueno, no planeo confundirlos más así que disfruten de este loco fanfic :D

Notas del capitulo:

Hola:D sé que esto ya pasó hace algunos días y que probablemente sea tarde para decirlo pero ¡Feliz año nuevo!

Estoy muy contenta de volver a escribir aquí, a pesar de que tenía planeado hacerlo desde la primer semana del 2014 me surgieron algunos problemillas que aún no logro resolver del todo, pero ya no podía posponer más este fic, así que me dije: aunque no tengas internet en tu casa, escríbelo :B y aquí está el primer capítulo. 

El Sol salió aquella mañana como era su costumbre, sin prisa pero sin descanso. Barrió lo que había quedado de la noche para inundar los prados, los mares y las calles de las ciudades con su singular resplandor. Cuando éste aparecía en el cielo, especialmente en verano, no había ningún callejón en el que no llegara algún hilillo de luz; en cuestión de minutos arrasaba con la oscuridad para llenarla de la calidez que distinguía al astro mayor. Incluso cuando en algunas partes del basto mundo era de noche, en algunas regiones seguía estando presente. Era como un guardián que nunca se alejaba lo suficiente en caso de que su novia, la Tierra, necesitara de aquellos tibios brazos para sentirse protegida.

No obstante, existía una pequeña región alejada de las grandes ciudades en las que se encontraba una singular estructura. A simple vista parecía un antiguo castillo derruido de la época victoriana con su hermosa arquitectura llena de toques góticos, enormes puertas y ventanales que la luz que mencioné con anterioridad no se atrevía a atravesar o, al menos, no para darle a los chicos que vivían allí alguna señal de su presencia.Ningún rayo que les entibiara el corazón y les secara las lágrimas.

Ese lugar, el orfanato Near, era conocido por las personas del pueblo como el lugar en el que los niños huérfanos conseguían formar una familia entre iguales. Para los niños que habitaban el lugar, aquella prisión era algo que les demostraba día con día lo desafortunados que eran.

 

Los pobres niños sin padres, como solían decir por allí, nunca recibieron el toque de ninguna de las empleadas, ni para golpearlos ni para otorgarles una caricia. Recibían sus tres comidas saludables al día y, todos los viernes una golosina extra por el buen comportamiento de la semana. Sí, aquellos pequeños a simple vista parecían vivir relativamente bien y, aunque nadie lo mencionó nunca, a veces hubieran preferido una retención cuando hacían travesuras, una caricia cuando se hacían daño o algún golpe ligero cuando se pasaban de groseros. Algo, lo que fuera para hacerlos sentir alguien existente, no uno más entre el montón. Ese algo especial que no bastaba con tener un nombre propio.

La noche en la que Uzumaki Naruto ingresó a su nuevo hogar estaba inconsciente. Aquel día había llovido a cántaros sin descanso, lo que provocaba que el camino que llevaba hasta Near quedara inutilizable pero, por alguna extraña razón alguien logró dejarlo en la puerta trasera del lugar. Cuando despertó la mañana siguiente, el ligero sol jugueteó en sus parpados haciéndole cosquillas y reflejó el cielo puro en sus hermosos ojos azules. Miró en todas direcciones inspeccionando el lugar y se dio cuenta de que no tenía idea de dónde se encontraba aunque, siendo sincero, su memoria estaba tan borrosa que no estaba seguro de qué conocía y qué no. A lo lejos escuchó el sonido de varias risas juguetonas que parecían de niños, cosa que comprobó al asomarse por la ventana y apreciar el paisaje.

La puerta de la habitación en la que se encontraba se abrió de golpe apareciendo ante sí una joven de cabello morado quien, con una sonrisa le extendió la mano para que Naruto la tomara. Se dirigieron juntos al comedor donde lo presentaron ante el grupo de pequeños que no mostraban gran interés a excepción de uno: Sabaku no Gaara, un niño de estatura pequeña, ojos color menta y cabello rojo como la sangre. Se encontraba sentado solo en una esquina observando atónito el rubio cabello que poseía el chico nuevo. Le recordaba aquellos días en los que su padre lo mimaba y lo llevaba de paseo a distintos lugares, aquel cielo resplandeciente que amaba observar cuando creía que era feliz. Ahora esos recuerdos eran un fragmento amargo de cuando sus ojos observaban paisajes iluminados. Desde que su padre lo había llevado a ese lugar no volvió a ver el sol. Sin duda alguna el chico no era aquella enorme estrella pero no le quitaba el hecho de ser resplandeciente, lo más cercano a aquella memoria.Después de comer, Gaara quien normalmente no hablaba con nadie, se acercó a Naruto y conversó con él. Los recuerdos del rubio habían sido enterrados en algún lugar de su cerebro así que no podía decir demasiado. En cambio el pelirrojo le había contado toda su vida en cuestión de minutos: una vida llena de engaño y de traición que solo existían en las películas pero que ahora tomaban forma y dañaban a aquel chico. No mentía, se notaba en sus ojos. Luego de eso no se separaron, Gaara se aferraba a aquella luz manteniendo una distancia prudente siendo consciente de que podía quemarse. Naruto por su parte vio en el pelirrojo la figura de hermano que nunca había tenido. 

Todo marchaba bien hasta que un día, cuando el rubio estaba a punto de irse a dormir ocurrió algo que siguió repitiéndose a la misma hora. Despertó en mitad de la noche y observó una figura fuera de su ventana, trató de salir de su habitación y notó que la puerta estaba cerrada. Una sensación de nostalgia lo invadió aunque no tenía idea del por qué.Derrotado se dirigió a su cama y sus ojos, en medio de la oscuridad, solo lograron ver dos pálidos brazos que le llamaban sin palabras. Se quedó largo rato frente a aquella imagen y un fuerte viento sopló contra el marco de los cristales de vidrio. Una ráfaga logró colarse y le llevó en un susurro un nombre que no pudo olvidar: Sasuke.

A cualquier chico se le hubiera helado la sangre y sus pantalones probablemente escurrirían por la orina causa por el susto pero a él, más que miedo, le invadía una sensación de tristeza y de culpa, como si debiera acordarse de algo. Creía que esa figura podría resolverle algunas preguntas acerca de su pasado, del cómo había llegado a Near y la causa de su amnesia. Era en vano tener todas estas hipótesis si no lograba que el testigo rindiera una declaración para refutarlas, sin eso todas sus sospechas se disminuían a solo una corazonada sin sentido. Y, aunque era cierto que extrañaba sentir unas figuras patriarcales, al estar junto al pelirrojo todo eso se volvía un capricho por tener algo que no poseía.

Los días se fueron volando, ya no eran una mancha borrosa y eso era gracias a Gaara. En algún punto de su crecimiento Naruto se dio cuenta que no veía a aquel chico como un hermano. El sentimiento que sentía era algo más profundo, algo que un niño de 7 años no tomaría como amor.

 

Pasó el tiempo en un abrir y cerrar los ojos. Cuando Naruto sopló las dieciséis velas de su pastel se alegró al pensar que en dos años más le diría adiós a ese lugar: sería libre y podría sacar al joven de ojos color menta de aquella prisión, vivirían juntos como hasta ahora y no dejaría que nada lo lastimara. Para eso había estad ahorrando en secreto una cantidad de dinero que les otorgaban los donantes cuando se aparecían por el orfanato una vez al mes. No creía que Gaara se negaría a irse con él pero, a veces lo sentía tan lejano que pensaba lo conveniente que sería meditarlo.

Todas aquellas acciones de los dos jóvenes eran observadas a lo lejos por otro igual. Un hombre solitario que no siempre había sido así. Sus ojos, acostumbrados a la oscuridad, se fijaban en el rubio que temía perder. Encontrarse con el pelirrojo había sido una acción que no tenía planeada pero que le había beneficiado de alguna forma. Ya que él no podía acercarse demasiado a Naruto, Gaara debía estar al pendiente de él, cuidarlo para que la agonía de ambos disminuyera un poco. No le gustaba del todo la idea de que convivieran más de lo necesario pero, ahora había perdido el derecho de reclamar algo que él mismo dejó ir.

Varias noches, en las que la soledad era insoportable, no aguantaba las ganas de verlo y se dirigía a escondidas hacia su ventana para verlo dormir, respirar tranquilo, sin las preocupaciones que le arruinarían si no lo hubiera abandonado. Pero aquella vez Naruto no había dormido y lo vio. La alegría que lo inundó fue tanta que no resistió el decirle su nombre para que, aunque no pudiera recordar a quien pertenecía, lo tuviera presente.

Aquellas circunstancias habían cesado un poco, no faltaba mucho tiempo para que “aquellos” decidieran volver. En aquella época era débil y no lo pudo proteger, ahora las cosas habían cambiado, se creía lo suficientemente fuerte para no dejar que nadie le hiciera daño.

Cuando descubrió lo que el rubio sentía por el pelirrojo lo invadió una rabia ciega. No podía hacer nada con respecto a los sentimientos de Naruto pero si con los de Gaara quien era emocionalmente inestable. Luego de meditarlo unos días decidió que era mejor no hacer nada, por el momento. Ese amor podría convertirse en el acto que los volvería a unir, ese acto que él mismo no se atrevía a realizar. Aquel chico era el adecuado para hacerlo, no pudo sentirse más que feliz por eso y ahora su plan daría inicio. En la guerra y en el amor todo se vale. Todo, incluso ser el hombre más ruin del mundo.

 

“Aquel a quien amas será quien te arroje a los brazos de aquel a quien nunca debiste olvidar, mi príncipe”.

Notas finales:

Gracias por leer. Espero que les haya gustado este primer capìtulo :3

Se agradece un review


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).