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Dulce olvido (Taoris) por KaisooShipperXo

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 Kris..

 

Mis pasos eran ligeros y casi saltaba cuando dejé a Tao en la bañera y bajé las escaleras. Mi Sjol Kypher quería chocolate, y eso es lo que iba a tener.

 

Chocolate oscuro, por supuesto. Volaría por todo el mundo para buscarle chocolate belga, si eso es lo que quisiera. Haría cualquier cosa a mi alcance para darle lo que quería.

 

Me encontré con mis hermanos en la cocina y cuando entré todos levantaron la vista y me sonrieron. Si no supiera que tenía una enorme sonrisa en mi cara, podría haberme sentido insultado por la divertida forma en que me veían de arriba abajo.

 

-Sobreviví.

 

-Si.- Jongdae se rió. -¿Pero lo hizo tu Sjol Kypher?

 

-Ahora está disfrutando de un muy necesario baño.

 

-Muy necesario...- Baekhyun soltó un bufido. -Lo apuesto.

 

Mi sonrisa se amplió, pero también me di cuenta que mi cara se estaba calentando mientras me sonrojaba. Mis cejas se arquearon frunciendo el ceño repentinamente. Era un guerrero, fuerte y poderoso. Incluso era una leyenda entre los míos.

 

No me ruborizo.

 

Nunca.

 

Baekhyun simplemente soltó una carcajada. El resto de mis hermanos guerreros tuvieron la gracia de tratar de mantener su diversión para sí mismos, aun cuando pude ver sus labios que amenazaban con abrirse en más sonrisas.

 

-Mi Sjol Kypher desea chocolate oscuro- dije para llamar su atención fuera de mi enrojecida cara y regresar con mi elska.- ¿Dónde puedo encontrarlo?- pregunté, porque no tenía ni idea. El chocolate oscuro no era algo que tendiera a comer mucho, si incluso lo hacía.

 

Junmyeon, Yixing, Baekhyun, Luhan, Minseok, Chanyeol, Jongdae, Sehun y Jongin, todos, se me quedaron viendo totalmente confundidos, como si nunca hubieran oído hablar del chocolate, mucho menos del chocolate oscuro. Kyungsoo sólo desvió la mirada y comenzó a estudiar las paredes a su alrededor. Me sorprendió que no comenzara a silbar.

 

-¿Kyungsoo?

 

Me di cuenta que el hombre sabía algo.

 

-Podría tener una caja o dos cajas de chocolate- dijo Kyungsoo.

 

-¿Chocolate oscuro?- Tenía que estar seguro.

 

-Si.- Y luego Kyungsoo me señaló con el dedo. -Pero vas a remplazarlo. Logro que las malditas cosas me sean enviadas desde afuera del estado. Las Trufas Euphoria oscuras no son fáciles de conseguir.

 

-Hecho.

 

Kyungsoo rodó los ojos y salió de la cocina. Me giré y vi a mis otros hermanos. Todos estaban mirando a Kyungsoo salir como si nunca hubieran visto al hombre antes. Podía entender su confusión. Kyungsoo había sido uno de nuestros hermanos desde hace siglos y ni siquiera yo sabía que le enviaban chocolate de fuera del estado.

 

Me pregunté qué otra cosa no sabía.

 

-Bueno- dijo Junmyeon mientras veía la taza de café en sus manos. -Eso es extraño.

 

-¿Sabías que a Kyungsoo le gusta el chocolate?

 

-No.- Junmyeon inclinó la taza y bebió un largo trago antes de dejarla de nuevo en el mostrador. -No tenía ni la menor idea.

 

-Imagino que todos tenemos nuestros pequeños secretos- dijo Yixing. -Si bien compartimos mucho, cada uno de nosotros necesitamos tener nuestra propia individualidad, en ocasiones.

 

Mis ojos se giraron a mi hermano Yixing. Junmyeon era el más sensato de todos nosotros, pero Yixing era el más sereno. Prefería tratar de hablar las cosas antes de volverse violento. Él era muy espiritualista.

 

-¿Qué estás ocultando?

 

-Nunca lo diré.- Yixing sonrió. -Y dudo que tú lo hagas.

 

No estaba seguro de cómo tomar eso. Aunque sabía que compartía casi todo con mis hermanos, había sólo un par de cosas que mantenía fuera de ellos, cosas secretas. No tenían nada que ver con la batalla que habíamos estado luchando durante cientos de años, sólo eran mis secretos personales.

 

Como dijo Yixing, todos teníamos cosas que manteníamos en secreto para nosotros mismos.

 

Asentí hacia Yixing. -Bastante justo.

 

-Hemos recuperado la mayor parte de las pertenencias de tu Sjol Kypher- dijo Sehun. Viéndose pensativo, con los labios hacia abajo y el ceño fruncido.

 

-¿Qué sucede?- pregunté.

 

-Estoy preocupado con algunos de los artículos que encontramos en el departamento de Tao.

 

La curiosidad se mezclaba con mi necesidad de gruñirle con ira a Sehun. No me gustaba su tácita inferencia de que algo andaba mal con mi Sjol Kypher.

 

-¿Qué descubriste?

 

-Armas.

 

Está bien, eso me sorprendió. -¿Armas?- le pregunté. -¿Qué tipo de armas?

 

Esta vez, Sehun sonrió. -Del tipo divertido.

 

Esa frase puede significar muchas cosas, y ninguna de ellas buena. Sehun era un experto en armas. Él mantenía nuestro arsenal de los artículos que necesitábamos para combatir a la Vadok. Él también inventó algunas nuevas.

 

Su habitación era virtualmente un arsenal. A menudo evitaba entrar por temor a resultar herido accidentalmente o algo peor.

 

Estaba incluso más aterrado al oír que Sehun decía que lo que encontró dentro del departamento de Tao era muy divertido. ¿En qué infiernos estaba metido mi Sjol Kypher? Me preocupaba que pudiera estar haciendo algo ilegal. Además del hecho de que era sexy como el infierno, ¿qué sabía de mi pareja enlazada?

 

-¿Qué más encontraste?

 

-Las cosas normales- dijo Sehun -, ropa, una laptop, algunos libros. No había mucho ahí. Ni siquiera tenía fotografías en las paredes. Se parecía más a una habitación de un motel que a un departamento.

 

-¿Cuánto tiempo crees que haya vivido ahí? -le pregunté.- Quizás no ha tenido tiempo para colectar cosas.

Los humanos colectan cosas, ¿verdad?

 

-Su contrato de arrendamiento dice que ha estado ahí durante al menos seis meses, pero seguro que no lo parecía.- Sehun se frotó la barbilla y vio hacia el espacio. Sabía que estaba pensando, conectando los puntos en la cabeza. -Su departamento se veía bien cuidado, pero vacío a excepción de las armas. Que estaban encerradas en una caja fuerte y en perfectas condiciones, como si fueran los artículos más importantes de su propiedad.

 

-No crees que sea una especie de guerrero, ¿verdad?- pregunté, apoyándome en el mostrador al otro lado de Sehun. No me podía imaginar a mi pequeño Sjol Kypher en cualquier tipo de lucha. Yo lo veía muy pequeño y delicado, sobre todo en comparación a mis hermanos y a mí.

 

—No me atrevo a decir que sí, porque no creo que él sepa sobre los Vadok, pero definitivamente está dentro de algo.- Sehun hizo una pausa por un momento, viendo a los demás en la habitación antes de verme. Tuve el repentino impulso de morder los dedos de Sehun cuando los sacudió frente a mí. Afortunadamente, era lo suficientemente inteligente como para no seguir ese impulso. -Hay que averiguar qué se trae entre manos, Kris.

 

-Tal vez a él sólo le gustan las armas.

 

Sí, me di cuenta de las miradas de asombro que estaba recibiendo porque mis palabras sonaban débiles. No podía ver a mi Sjol Kypher del tipo de un guerrero. Él era más del tipo de grandes-sillones-y-siendo-mimado. No tenía un hueso de crueldad en su cuerpo.

 

Suspiré profundamente y me desplomé contra el mostrador. No quería jugar con la idea de que mi Sjol Kypher pudiera estar tramando algo ilegal. -Voy a hablar con él.

 

-Podría ser perfectamente inocente, Kris- dijo Sehun. -Él podría ser un coleccionista o...

 

-No crees eso y tampoco yo.

 

-No, no lo hago, pero ¿qué sabemos de él? Tal vez es uno de los agentes de la ley humana. El hecho de que tenga armas no significa que esté haciendo algo ilegal.

 

Me alegré de que Sehun dijera eso, pero aun tenía curiosidad. Cuando conocí a Tao anoche, lo que hacía para ganarse la vida ni siquiera entró en mi mente. Estaba más preocupado por reclamar al hombre que en hacerle incluso una pregunta.

 

Tal vez debería haberlo hecho.

 

Me aparté del mostrador y me acerqué al refrigerador. Mi mente se llenó de un millón de diferentes preguntas, todas ellos alrededor de mi Kypher od mi Sjol. El hecho de que hubiera encontrado el guardián de mi alma no garantizaba una vida feliz para siempre. Era sólo una especie de punto de partida. Sólo podía esperar que el destino hubiera tenido la amabilidad de darme una pareja enlazada con la que pudiera vivir.

 

Eso empezaba a parecer que quedaba mucho por ver. Ya sabía que era adicto a Tao. Apenas podía soportar estar abajo en la cocina sin él. Me dolía el pecho ante idea de ser adicto a Tao y no encontrar la felicidad con él.

 

Levanté la vista, cuando sentí una mano sobre mi hombro. Me di cuenta que había estado viendo el refrigerador durante un momento en silencio, y Junmyeon ahora estaba a mi lado. La preocupación de mi hermano por mí era evidente en sus profundos ojos.

 

-Kris- Junmyeon dijo-, no construyas una montaña de un grano de arena.

 

«¿No qué?»

 

-¿Huh?

 

-Estás comprando problemas, mi hermano. No has hablado con tu Sjol Kypher, por lo tanto no sabrás si hay problemas o no, pero ya estás actuando como si los hubiera. Hasta que hables con Tao, no hagas suposiciones.

 

Mi boca se extendió en una sonrisa. -Tienes razón, Junmyeon.

 

Junmyeon me lanzó una sonrisa antes de irse. -Por lo general la tengo.

 

Estaba molesto por el tono condescendiente de Junmyeon, sobre todo teniendo en cuenta que estaba en el extremo receptor del mismo, pero lo entendía. Junmyeon era sensato, el pensador de nuestro grupo. La mayoría de nosotros lo escuchaba cuando hablaba, porque por lo general tenía algo importante que decir.

 

Por lo general.

 

Ahora mismo, sospechaba que me estaba tomando el pelo, no importa cuánta razón tuviera. Había demasiada diversión en su voz y arrogancia en sus caderas mientras se alejaba. Suspiré y cerré el refrigerador sabiendo que tenía que subir las escaleras y hablar con Tao. Realmente no esperaba esa conversación. Prefería follar al chico.

 

De hecho, eso sonaba como un plan perfecto.

 

Sonreí ante mi nuevo plan y me giré para salir de la cocina cuando de repente un ruido estridente llenó la habitación. Por un momento, ningún hombre en la cocina se movió, y entonces todos como uno nos giramos y salimos de la cocina hacia el pasillo del cuarto de seguridad al que solo uno de nuestros hermanos podía acceder.

 

Era una habitación muy segura.

 

Kyungsoo ya estaba allí, accediendo las medidas de seguridad en la puerta cerrada. Esperé con ansiedad, mientras Kyungsoo presionaba el código de acceso para entrar en la habitación y luego colocó el dedo en la pequeña almohadilla verde que se deslizaba fuera de la pared. Hice una mueca cuando Kyungsoo lo hizo, sabiendo que una pequeña aguja había atravesado el pulgar de él, extrayendo su ADN.

 

Para que la llave de seguridad se activase se debía introducir nuestro AND y sólo uno de nosotros podía hacerla funcionar. Mucha gente podría pensar que podría utilizar sólo nuestra sangre para entrar en la habitación, pero sería un error. Había algo en nuestro torrente sanguíneo que cambiaba en el momento que nuestra sangre dejaba nuestro cuerpo. Al pulsar el pulgar en la almohadilla, no sólo el sensor se cercioraba que Kyungsoo estaba vivo y bien, sino que su sangre era en realidad su sangre y venía directamente de su cuerpo.

 

No lo entiendo totalmente más allá del hecho de que la enorme puerta se abría para mí y mis hermanos. Kyungsoo la había diseñado y la revisaba constantemente para que la habitación fuera segura.

 

Mi pulso se aceleró cuando la puerta se abrió. Rápidamente mis hermanos me siguieron al interior y me dirigí directamente al equipo en el otro extremo de la habitación. Kyungsoo escribió algo en la computadora, y luego los seis monitores en la pared mostraron la zona que rodeaba el exterior de nuestra vivienda.

 

No fue sino hasta que las imágenes recorrieron dos series que vi movimiento en las sombras de la línea de árboles a unos doscientos metros de la casa.

 

Señalé la pantalla en donde había visto el movimiento.

 

-Ahí, a doscientos metros de la zona oeste de la casa.

 

Kyungsoo escaneó alrededor con la cámara hasta que tuvimos una vista completa de la zona, y llegó directamente hacia nosotros. -Mierda, esto no iba a ser divertido.

 

-Tiene que haber por lo menos diez de ellos- respondió Jongdae.

 

-Doce- dijo Luhan mientras señalaba otra pantalla. -Hay dos más escondidas en el lado este de la casa.

 

-Hay tres más al frente- agregó Sehun.

 

-¿Cómo llegaron tan cerca del complejo?- pregunté. Teníamos alarmas perimetrales alrededor de la mansión a doscientos metros, a ciento cincuenta metros y a cien metros. -¿Qué pasó con las alarmas? Tendríamos que haber sido alertados antes de que llegaran tan cerca de la casa.

 

Kyungsoo sacudió la cabeza mientras sus dedos volaban sobre el teclado de la computadora. -No lo sé. De alguna manera han sido desactivadas.

 

Bueno, eso no era bueno.

 

-¿Aún están las alarmas de la casa activas?- pregunté.

 

-No- bufó Baekhyun. -Todas ellas están abajo. Todas parecen estar abajo.

 

-Mierda.- Pasé la mano por el cabello girándome y comencé a pasear.

 

Estábamos más profundamente en la mierda de lo que había pensado originalmente. -Está bien, Kyungsoo, te quedas aquí, y ve si puede conseguir que el sistema esté de nuevo en línea. Te agradecería si pudieras comenzar con la casa y el camino de salida. Tao está arriba, sin protección.

 

-Estoy en eso- respondió Kyungsoo.

 

-Ve a revisar a tu Sjol Kypher, Kris- dijo Yixing. -Nosotros nos encargamos de nuestros huéspedes no deseados.

 

-No.- Sacudí la cabeza. Odiaba la idea de dejar sin protección a Tao, pero sabía que hacía falta. Derrotar a nuestros enemigos antes de que incluso llegaran a la casa era mi mejor opción. -Seré más útil para Tao afuera.

 

Yixing parecía que quería discutir eso hasta que Junmyeon le dio una palmada en la espalda y lo empujó hacia la puerta. Sabía tan bien como todos los demás que si algo le pasaba a mi Sjol Kypher, yo no iba a sobrevivir. Era necesario proteger a Tao a toda costa.

 

Y eso significaba matar a los Vadok que trataban de entrar en la propiedad.

 

Me acerqué a la jaula de metal en la que se encontraba nuestro arsenal de armas. Después de escribir el código de desbloqueo, se abrió la puerta y entre.

 

Cada uno de nosotros llevábamos armas personales en la casa. Las mías eran un largo cuchillo que guardaba en una bota y una pistola en la otra. Las armas no matan al Vadok a menos que alguien tuviera un tiro de suerte, eso solo los mantenía en raya. A los Vadok había que arrancarles la cabeza de sus hombros para que murieran realmente. Pero cuando salíamos a luchar contra los Vadok, nos preparábamos como si estuviéramos frente a un desastre fatal y terrible.

 

Y tal vez lo estábamos.

 

Los Vadok no eran conocidos por su misericordia. Mataban a cualquiera y a todos los que podían tener en sus manos. Luego de perseguir a humanos inocentes sólo para beber su sangre, disfrutaban del terror que infundían en la gente. Vivían para la carnicería y el caos.

 

Eran maldad pura.

 

Y era nuestro deber detenerlos.

 

Tomé la caja con las armas más grandes y comencé a repartírselas a mis hermanos. Después de todos estos siglos de lucha, éramos bastante buenos en lo que hacíamos, pero no hacía daño tener un arma de fuego en las manos. Rifles, pistolas, cuchillos, espadas, hemos utilizado todo lo que podíamos tener en nuestras manos.

 

Una vez que todos estábamos equipados, cerré la jaula del arsenal y seguí a mis hermanos fuera de la habitación, con cuidado de cerrar la pesada puerta de acero detrás de mí. Eché una mirada a las escaleras y luego me apresuré a ir con mis hermanos hacia la parte delantera de la casa.

 

Nos detuvimos en la entrada, formamos equipos. Baekhyun, Chanyeol, Luhan y Sehun fueron a la puerta del frente. Jongin, Yixing y Junmyeon a el lado este de la casa. Como no había nadie yendo al lado oeste, Minseok, Jongdae, y yo tomamos ese lado. Sabía que una vez que los otros se hubieran hecho cargo de los Vadok en su lado de la casa, se unirían a nosotros. Hasta entonces, nosotros tres mantendríamos a los Vadok lejos de la casa.

 

Y lejos de Tao.

 

Ahora tenía algo más por lo que luchar, algo que era aún más importante para mí que mi deber. Tenía a mi Sjol Kypher, y pelearía hasta el final para evitar que lo dañaran. Sabía que mis hermanos harían lo mismo. La protección de un Sjol Kypher era deber de todos.

 

Paré en el momento en que Minseok, Jongdae, y yo abrimos la puerta lateral.

 

Los Vadok estaban a sólo 200 metros de distancia de la casa. No podíamos permitir que se acercaran más. Aun seguía desconcertado de que hubieran llegado tan cerca. Y sabía que Kyungsoo estaría enojado. Estaba seguro que en cuestión de días nuestras medidas de seguridad serían necesariamente revisadas e implementadas otras nuevas.

 

Kyungsoo era obsesivo en eso.

 

Saqué mi Walther P99-AS (pistola semi-automática)  y comencé a disparar en el segundo que vi movimiento que venía hacia mí. Dos Vadok cayeron al suelo. Uno saltó hacia la derecha apenas lesionado. El otro se quedó en el suelo un momento antes de volverse a poner de pie. Estaba herido pero no lo suficiente para mantenerlo abajo.

 

A veces me hubiera gustado tener una bazuca.

 

Seguí disparando la pistola hasta que estuve lo suficientemente cerca como para sacar mi espada. Con el impulso de mi cuerpo, más el filo de mi espada, arranqué la cabeza limpiamente del primer Vadok. Ni siquiera me detuve para ver dónde cayó antes de girarme hacia el siguiente Vadok.

 

La sangre salpicó sobre mí, empapando mi camisa cuando le quité la cabeza al siguiente Vadok. Nunca matar a alguien era algo limpio, ni siquiera el matar a alguien tan malo como un Vadok. Ellos aun sangraban. Yo estaba realmente sorprendido de que no sangraran más dado que consideraban que su único propósito en la vida era beber tanta sangre como pudieran.

 

Como Drakon, necesitaba sangre para sostenerme, pero sólo la necesitaba un par de veces al mes. Cuanto más viejo me hacía menos sangre necesitaba. Los Vadok habían abandonado sus almas. Debido a eso necesitaban alimentarse con más frecuencia, como varias veces por semana. Cuanto más tiempo estuvieran sin sangre, más débiles se volvían. Los Vadok estaban siempre en busca de una fuente de sangre nueva tanto por la energía que recibían de beber de humanos aterrados como por los nutrientes que la sangre les proporcionaba.

 

Arrancar las cabezas de los dos primeros Vadok había sido fácil. Dudaba que hubieran esperado que saliéramos corriendo de la casa. Quizás pensaron que sus posibilidades eran mejores por haber desactivado el sistema de alarma. O quizás pensaron que su mayor número les daría una mejor oportunidad de ganar la batalla.

 

Y quizás eran más tontos como una caja de piedras.

 

Cualquiera que fuera la razón, el factor sorpresa ya no existía. Los Vadok que quedaban sabían que nosotros sabíamos que estaban aquí y lucharían con fuerza. Ellos no se dejarían derrotar tan fácilmente como los dos primeros.

 

Una rápida mirada a mí alrededor me mostró que Jongdae y Minseok luchaban contra tres Vadok por su cuenta. Eso me dejó un par para mi propia lucha, asumiendo que estaba contando correctamente. Cuando me giré vi a tres criaturas horribles, me di cuenta que mi cuenta estaba equivocada. Ellos eran más.

 

Estaba recargando mi pistola cuando dejé caer el cargador vacío al suelo. Lo recogería más tarde, no tenía tiempo para detenerme y tomarlo ahora. No era como si pudiera levantar la mano y detener a los chicos malos mientras lo hacía. De alguna manera, no creía que pudieran aceptarlo y darme un segundo, para así poder volver a cargar mi arma y matarlos.

 

Una vez que remplacé el cargador, ataqué a los tres Vadok que venían hacia mí, disparando mí arma lo más rápido que podía apretar el gatillo. Uno cayó y no volvió a levantarse. Sabía que no estaba muerto, porque aun tenía su cabeza pegada a los hombros, pero un adversario menos para combatir al mismo tiempo, hacía las cosas mucho más fácil.

 

Traté de recordar eso, cuando sentí un dolor punzante en mi espalda y sabía que uno de los Vadok me había dado un buen golpe. Apreté los dientes mientras me alejaba de las afiladas garras que intentaban entrar en mi tierna carne.

 

Al mismo tiempo, tomé mi espada y la blandí hacia el brazo del infractor. Mi espada era incluso mayor que las garras del Vadok. Atravesaron su brazo, desmembrándolo. El Vadok aulló cuando su brazo cayó al suelo. Aproveché su momentáneo pánico, que lo distrajo, y giré en círculo, blandiendo mi espada. Su cabeza se desprendió con un silbido suave del aire, y dejó de gritar.

 

Eso dejaba a un Vadok menos.

 

Me giré para encontrar al último y atrapé un destello de movimiento por el rabillo del ojo. El Vadok restante estaba tratando de huir. Sabía que no podía dejar que se fuera de la propiedad con vida. Si regresaba con sus amigos, les podía dar todo tipo de información de cómo encontrarnos, cuántos éramos y cómo eran nuestras defensas.

 

No podía permitir que se fuera o viviera.

 

Salí tras él, corriendo hacia el bosque. Sabía que necesitaba alcanzarlo antes de que escapara, pero el pequeño jodido era rápido. Apenas pude mantener la vista en él cuando saltó por encima de los arbustos y rodeó los árboles.

Yo tenía una ventaja. Conocía cada centímetro de la tierra que poseía. Había caminado cada centímetro de ella más veces de lo que podía recordar. Sabía exactamente dónde estaría el Vadok si seguía corriendo en esa dirección.

 

Y lo podría atrapar.

 

Giré hacia la izquierda, sabiendo que el Vadok correría hacia una profunda y cavernosa área con pared de roca a ambos lados. Había una entrada y una salida. Si corría lo encontraría al otro lado cuando saliera.

 

Apenas y lo logré.

 

Tuve el tiempo justo para saltar sobre al suelo de la caverna y colocarme contra la pared, tomando la espada con ambas manos, antes de que el Vadok saliera del valle de rocas. Disfruté la mirada de sorpresa en el rostro del Vadok cuando le silbé y se dio cuenta que estaba justo detrás de él.

 

El Vadok se dio la vuelta, las manos alzadas en el aire cuando se disponía a atacarme. La única cosa que nunca entendí era la razón por la que los Vadok seguían usando sólo sus manos y colmillos para pelear cuando eran claramente superados. Sí, ser mordido o arañado dolía como el infierno, pero por lo general no era un golpe mortal para un Drakon.

 

Al igual que a los Vadok, tenían que separar la cabeza de nuestros hombros para matarnos. Podríamos ser lesionados, y con frecuencia lo estábamos en nuestras batallas con los Vadok, pero no moríamos a causa de una mordida o un rasguño, no importaba lo doloroso que fuera.

 

Pero a veces se necesitaba un tiempo increíblemente largo para curar, y por eso rápidamente salí fuera del camino cuando el Vadok se lanzó hacia mí. No tenía intención de lastimarme y no poder follar a mi Sjol Kypher en la cama de nuevo cuando regresara a casa.

 

Cuando el Vadok pasó junto a mí, giré la espada. Sentí que se incrustaba en su cuerpo, cortando hueso. Me giré para hacer frente al Vadok. Mi espada estaba en su pecho, en ángulo hacia la clavícula. No creía en torturar a los Vadok, no importaba lo malos que fueran. Moví limpiamente la espada hacia arriba y hacia la izquierda, cortando la cabeza de sus hombros, en un segundo.

 

Me agaché y limpié la espada con la ropa del Vadok muerto, limpié la sangre de la hoja. Necesitaba un momento para recuperar el aliento y agradecer a los dioses y diosas haber sobrevivido sin una lesión grave.

 

Sólo podía esperar que mis hermanos pudieran decir lo mismo.

 

Dejé al Vadok muerto donde estaba y regresé a casa, sabiendo que el sol de la mañana quemaría cualquier resto de su cuerpo y lo convertiría en cenizas. Los fuertes vientos de las cavernas los dispersarían, sin dejar nada para decir que el hombre había vivido y muerto.

 

Era triste, pero de esa manera era nuestro pueblo. Proteger fuertemente a los inocentes y el mal moría en nuestras manos. Es por eso que los dioses y las diosas nos habían creado y nos infundieron con el poder de proteger a nuestro pueblo.

 

Me tomó un poco menos de diez minutos regresar a casa. Al llegar a la orilla de la línea de árboles, me detuve y escaneé la zona para detectar señales de vida o muerte. Pude ver los cuerpos decapitados de varios Vadok, pero por suerte a ninguno de mis hermanos.

 

Crucé la línea de los árboles y me dirigí hacia la parte del frente de la casa en donde encontré a mis hermanos reunidos. Jongdae me vio por encima del hombro, y se acercó. Yo estaba en estado de alerta al instante. Las cejas de Jongdae estaban en un ceño fruncido de disgusto.

 

-¿Qué?- pregunté. -¿Hay alguien herido?

 

-No, pero no podemos encontrar a todos los Vadok que contamos con los monitores. Uno sigue desaparecido.

 

Mi corazón estaba al instante en la garganta. Eché un vistazo a la casa apenas un segundo antes de salir corriendo lo más rápido de lo que pensaba que había corrido nunca en mi vida. Sólo sabía que el Vadok restante de alguna manera había logrado llegar a la casa e iba tras mi Sjol Kypher.


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