Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dulce olvido (Taoris) por KaisooShipperXo

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

TAO…

 

No sé cuánto tiempo había estado aquí cuando sentí un cambio en el aire. Hacía frío, como si un suave viento helado de repente recorriera mi piel, haciendo que se erizara, excepto que las ventanas no estaban abiertas.

La piel de gallina apareció en mis brazos.

 

Me senté de golpe, haciendo que el agua chapoteara contra los lados de la bañera. Algo había invadido mi tranquilo refugio, pero ¿qué? Levanté la cabeza, con el objetivo de oír algo, pero no se oía nada. Aun así sabía que algo estaba mal.

 

Quizás era la falta de ruido lo que me molestaba tanto. Era demasiado tranquilo. Yo siempre había sido bueno para escuchar mis instintos, no obstante lo de anoche, y mis instintos me decían que lograra salir con un infierno del cuarto de baño.

 

Con mucho cuidado me puse de pie y salí de la bañera. Vi a mí alrededor con cautela antes de bajar los escalones. Quería asegurarme de que no había nada en el suelo. Al no ver nada, me pregunté si esto de enlazarme con Kris me había hecho paranoico, me bajé al piso y tomé la toalla más cercana. Afortunadamente, había una pila completa de ellas en una cesta al lado de la bañera.

 

Grité y dejé caer la toalla cuando vi una cosa negra larga y delgada deslizándose por las toallas. Ni siquiera sabía cómo se vería una serpiente venenosa. Y sabía que me mantendría alejado de eso. Se me cayó la toalla de las manos y corrí hacia la puerta tan rápido como mis piernas me llevaban. La puerta del baño estaba abierta, y corrí para cruzar.

 

Justo hacia una gran pared de carne.

 

Gritaba, incluso mientras caía hacia atrás de culo en el suelo de mármol. Había tocado algo tan duro un momento antes y los resultados fueron fantásticos. Esta vez, no lo eran. No era la misma pared de carne. Ni siquiera el mismo olor. Éste olía asqueroso.

 

Él olía asqueroso.

 

Empecé a gatear hacia atrás a través del suelo de mármol hasta que me acordé de la serpiente venenosa que se deslizaba a través de las toallas. No podía ir hacia atrás y no podía seguir adelante, no con el hombre grande que se acercaba frente a mí.

 

-Bien, bien, bien, ¿qué tenemos aquí?

 

-Pertenezco a Kris- solté, esperando salvarme de la lujuriosa mirada del extraño. Esa mirada no me parecía un buen augurio. De hecho, era francamente espeluznante.

 

-Incluso mejor.

 

«¡Oh mierda!»

 

Abrí la boca y le grité a Kris tan fuerte como pude, tanto verbal como mentalmente. Si esperaba que no dejara que nadie me tocara entonces podría muy bien entrar y rescatar mi culo, porque no creía ser capaz de luchar contra este tipo.

 

Él era malditamente demasiado grande.

 

No tan grande como Kris, pero más grande que yo. Y parecía que su mayor placer en la vida fuera el torturarme en todos los viles sentidos que se le ocurrieran. Cuando el hombre empezó a caminar en el cuarto, me puse de pie y empecé a lanzar todo lo que agarraba con mis manos, vasos y tazas y despachadores de jabón a la amenaza que venía hacia mí. Le lanzaría la bañera si pudiera hacerlo.

 

La habitación era bastante grande. Con suerte, podría moverme alrededor de ella sin tener que cruzar por la canasta de las toallas ni del visitante que se acercaba. Así que tal vez podría evitar la serpiente y al extraño el tiempo suficiente para que Kris vinera a rescatarme.

 

¿Quizás?

 

¿Lo esperaba?

 

-¡Kris!- grité de nuevo.

 

-Kris no te puede salvar.- El hombre sonrió, mostrando un conjunto de dientes color amarillo.

 

No podía entender por qué mi atención se enfocó en el hecho de que tenía los dientes amarillos, pero lo hizo. -Amigo, ¿tienes un cepillo de dientes?

 

El hombre gruñó y se lanzó.

 

Bueno, tal vez no era la cosa más inteligente que pudiera haber hecho, pero tenía los dientes muy amarillos. Ni siquiera los tenía todos. Mientras trataba de esquivar las manos del hombre, mi mente se fue distraídamente hacia los perfectamente blancos y completos dientes de Kris. Incluso sus colmillos eran preciosos en comparación con este tipo.

 

Sentí algo largo y fuerte contra mi costado mientras corría alejándome de la mano del hombre. Mi costado se enfrió mientras corría hacia la puerta del baño. Pensé que podría sentir algo goteando por mi costado, pero no tenía tiempo para detenerme y ver. Sólo apreté la mano en mi cuerpo y corrí hacia la puerta del dormitorio.

 

Cuando salí al pasillo, me di cuenta que no tenía ni idea de dónde infiernos estaba. Sin embargo, sabía que no iba a quedarme y pedir direcciones. Podía oír al extraño venir tras de mí, y necesitaba salir volando de aquí.

 

Me fui por la derecha.

 

No sabía por qué en esos momentos la derecha fue mi mejor opción. Corrí por el pasillo lo más rápido que pude, todo lo que podía oír era el ruido de fuertes pasos detrás de mí. Vi por encima del hombro para ver a qué distancia se encontraba y grité de nuevo cuando me di cuenta que estaba a pocos centímetros de agarrarme.

 

Antes de que pudiera aumentar la velocidad, o desmayarme —lo que fuera que llegara primero— choqué contra otra pared de carne. Sólo que esta vez era la que pedía a gritos. Sentí las lágrimas formarse en mis ojos cuando levanté la vista y vi a Kris mirándome.

 

—Kris.

 

Kris acarició un lado de mi cara por un momento, la adoración y el alivio brillando claramente en sus profundos ojos, y luego miró más allá de mí al hombre que me había estado persiguiendo.

 

Ahora los ojos de Kris que había visto brillar de color marrón como cuando lo vi por primera vez, estaban rojos.

 

Ya los había visto convertirse en negros cuando me follaba.

 

Nunca los había visto de color rojo antes, y por alguna razón, estaba bastante seguro de que nunca quería volver a verlos. Pude ver la mandíbula de Kris tensarse. Los músculos de sus brazos saltar. Mis ojos se abrieron más, y un pequeño grito salió de mis labios cuando repentinamente me levantó por los brazos y me movió detrás de él.

 

Y entonces fui tomado por un hombre alto detrás de Kris. Tragué saliva mientras veía hacia arriba otro par de ojos. -Hola.- ¿Qué más podía decirle al extraño hombre mirándome con una ligera sonrisa en su cara?

 

-Hola- respondió.

 

Oh, ¿él era cortés?

 

Me impresionó aún más cuando se quitó su camisa sobre la cabeza y me la puso. Maldición, olvidé que estaba en la bañera. Estaba desnudo. Kris no iba a ser feliz. Pero honestamente puedo decir que esto no era mi culpa. Yo sólo esperaba que Kris me creyera.

 

«Oh, Kris».

 

Me giré para ver en dónde estaba el hermoso hombre. No pude evitar quedarme con la boca abierta cuando lo vi pelear contra el hombre que me había estado persiguiendo. En primer lugar, ¿por qué no lo había oído? En segundo lugar, ¿por qué infiernos se peleaban?

 

Y entonces me acordé de que Kris había dicho que mataría a cualquiera que me tocara. Técnicamente, el hombre no me había tocado. Solo me asustó de muerte. Y también lo de la serpiente venenosa era un poco extraño, pero yo no sabía si las dos cosas estaban relacionadas.

 

Empecé a dar un paso adelante, con la esperanza de poder detener la pelea, cuando sentí una mano en mi hombro deteniéndome. Una vez más el miedo de que alguien muriera por tocarme me hizo alejarme fuera del alcance del extraño y me pegué a la pared.

 

Este lugar estaba empezando a asustarme. ¿Una raza de personas llamadas Drakon? ¿Personas con colmillos? ¿Demonios, personas con colmillos que bebían sangre? ¿Serpientes venenosas? ¿Tipos que atemorizaban con pésima atención dental?

 

Sí, estaba tan fuera de aquí.

 

Empecé a moverme a lo largo de la pared hasta que la pelea fue en mi dirección. No podía evitar que un pequeño grito de miedo saliera de mis labios cuando repentinamente me agarraron y me retiraron del camino de Kris y el señor dientes amarillos se estrelló en la pared justo donde había estado de pie.

 

-Detente.

 

Parpadeé hacia el hombre que me tomó del brazo. Era el mismo que me había dado su camisa. Bueno, tal vez no era un mal tipo, pero ¿qué sabía yo?

-Déjame ver tus dientes.

 

El hombre frunció el ceño un momento y luego curvó los labios. Me sorprendió que hiciera lo que le pedí, pero real, realmente era muy feliz de ver que tenía lindos dientes blancos.

 

-¿También tienes colmillos?

 

El hombre rodó los ojos y luego dos colmillos de aspecto afilados salieron de su encía.

 

Está bien.

 

Tragué saliva y me aparté tanto como me permitió su agarre en mi brazo. Realmente necesitaba encontrar la manera de salir de este lugar de locos.

Estas personas estaban jodidamente locas.

 

Admito que me sobresalté un poco cuando escuché un gran estruendo. Está bien, quizás mucho. Pero de cualquier manera me sobresalté y mi corazón latía como loco. Kris estaba de pie sobre el tipo que me había estado persiguiendo. El tipo no se movía, y era un caos sangriento.

 

A menudo me preguntaba a quién se le ocurrió la frase como un venado atrapado por los faros, hasta que Kris me vio. Y entonces ya no importaba de dónde había venido esa frase. Sabía cómo se sentía el venado.

 

Empecé a temblar.

 

—Ven a mí, mascota.

 

No podía tragar, no importaba qué tan seca tuviera la garganta. El nudo que se formaba en mi garganta lo impedía. Apenas podía respirar. Pero, al parecer, podía caminar, pero no rápidamente. Lentamente me acerqué a Kris, rodeando al ensangrentado hombre en el suelo.

 

Me sentí mejor cuando vi los ojos rojos de Kris desaparecer y ser sustituidos por el marrón que me gustaba tanto. Bueno, la verdad, prefería el negro. Eso por lo general significaba orgasmos. Pero aceptaba los ojos marrones sobre los rojos. Caminé con menos miedo.

 

Cuando llegué a Kris, estiró la mano y me jaló contra su pecho. Sentí una repentina punzada de alivio ya que estaba envuelto en los brazos de él. Me sentía protegido y seguro, algo que no había sentido en tanto tiempo que, bueno, ya no podía recordar la sensación de esa emoción en particular.

 

—Estás a salvo, elska.

 

«A Salvo».

 

Correcto.

 

-Hay una serpiente en la cesta de las toallas- murmuré contra el pecho musculoso de Kris. -Negra serpiente, venenosa, creo.

 

-Jongin- dijo Kris simplemente.

 

Levanté la cabeza para ver al hombre que me había dado su camisa caminar delante de nosotros. Eché un vistazo alrededor del gran cuerpo de Kris justo a tiempo para ver a Jongin salir del cuarto en el que había entrado en mi vuelo a la libertad.

 

-¿Quién es él?

 

-Jongin es mi hermano- dijo Kris.

 

Bueno, eso explica los dientes blancos y los colmillos.

 

-¿Y quién es él?- pregunté, dándome la vuelta y señalando al hombre inconsciente en el suelo. No creía que fuera otro de sus hermanos. Y tampoco estaba bien seguro de que estuviera inconsciente. Con tanta sangre como había en el suelo, por no mencionar el extraño ángulo de su cabeza, podría estar muerto.

 

-No, tienes razón. Él no es uno de mis hermanos. Él es un Drakon rebelde, alguien que ha renunciado a su humanidad, a su propia alma, en un intento por el poder. Nosotros los llamamos Vadok, y son muy malos. Puedes identificarlos por sus dientes amarillos.

 

Me estremecí de asco. -Sí, me di cuenta de esa parte.

 

Yo estaba bastante seguro de que mis ojos iban a estallar en la cabeza cuando Kris de repente hundió la cara en mi cuello. Al principio, yo esperaba que hundiera sus colmillos en mi garganta, como había hecho antes, lo que me sorprendió por completo fue sentir que lágrimas caigan sobre mi piel.

 

-¿Kris?- susurré confundido. ¿Qué infiernos estaba pasando? De casi todo el mundo en los que podía pensar, nunca me hubiera imaginado a Kris llorando.

 

-Te ruego que me perdones, Tao- dijo Kris reverencialmente. -Fracasé en mi deber de protegerte y permití que el daño llegara a ti.

 

-No sufrí ningún daño.

 

Miedo, sí.

 

Daño, no.

 

No sabía qué hacer. Kris parecía muy molesto. Me sentí mal por el hombre.

Dudé por un momento y luego acaricié su cabeza con una mano y palmeé su espalda con la otra.

 

-Realmente, estoy bien.

 

Kris inclinó la cabeza para mirarme. -Es mí deber protegerte de todo mal y cuidar de todas tus necesidades. He fracasado en esa tarea. No debería haberte dejado sin protección. No volverá a suceder.

 

-Kris, en serio, estoy bien.

 

Bueno, no estaba bien. Estaba aterrado como el infierno. Pero por lo demás había sido aterrador como el infierno desde que me desperté esta mañana. ¿Por qué ahora debería ser diferente. Estaba confundido y asustado y…?

 

-Tengo el chocolate oscuro.

 

Tomé la pequeña caja marrón de las manos de Kris más rápido de lo que pudiera decir boo. La tapa se desprendió y grité de alegría cuando vi diez deliciosas trufas de aspecto oscuro en el interior.

 

Mis ojos se cerraron y me estremecí de alegría, cuando metí una en mi boca.

El rico y oscuro sabor llenó mi boca. La mordí con fuerza y luego abrí los ojos cuando sentí a Kris separar su cabeza de mi cuello, con los brazos envueltos alrededor de mí. Sonreí cuando me levantó en sus brazos y metí otra trufa en mi boca. No podía molestarme porque me cargara de nuevo. Estaba demasiado ocupado masticando.

 

-Estás perdonado- le dije después de que comí mi tercera pieza de celestial bondad.

 

Una de las bellamente curvadas cejas de Kris se arqueó hacia su frente. -Así de fácil, ¿huh?

 

Levanté las largas pestañas que sombreaban mis mejillas. ¿Estaba loco? -Son trufas de chocolate oscuro.

 

«¡Duh!»

 

-Voy a recordar eso, elska.

 

Kris me llevó al dormitorio. No estaba tan seguro de que es donde yo quería ir, al menos no hasta que supiera que todas las cosas horribles y espeluznantes hubieran sido retiradas. Sólo la idea de la negra serpiente venenosa hacía que un escalofrío de miedo recorriera mi columna.

Realmente odiaba las serpientes. Era todo eso de que se arrastraban.

Asqueroso.

 

Levanté la vista cuando Kris comenzó a caminar hacia el cuarto de baño. Me puse rígido y empecé a sacudir la cabeza. El miedo hizo que mi lengua se sintiera gruesa en la boca, pero aun era capaz de hacer que mi objeción saliera en palabras murmuradas. -No, no quiero ir allí.

 

-Es perfectamente seguro, elska.

 

¿Estaba loco?

 

-Hay una serpiente ahí- bufé. -Una gran y enorme serpiente venenosa.

 

Eso probablemente habría tenido un impacto mucho mayor si Jongin no hubiera elegido ese momento para salir del cuarto de baño con una delgada serpiente negra de quince centímetros en la mano. La maldita cosa aun estaba viva, con la cabeza atrapada entre los dedos de Jongin y su cuerpo corto envuelto alrededor de la muñeca de este.

 

Bueno, quizás no era tan grande, pero aun así... -Es venenosa.

 

-Estás en lo correcto- dijo Jongin.

 

Fulminé con la mirada a Kris.

 

«¿Ves?»

 

-Aun así es relativamente inofensiva, siempre y cuando te mantengas alejado de ella.

 

Maldición.

 

Kris se echó a reír. -¿Has revisado el resto del cuarto de baño?

 

Jongin asintió. -Está limpio. Incluso revisé en los armarios. No hay más serpientes.

 

Aun así no quería ir al cuarto de baño.

 

-Me comprometo a quedarme contigo, elska.

 

Rodé los ojos. -Bien.- De cualquier modo no era como si fuera a hacerlo a mi modo. Estaba siendo cargado, y estaba bastante seguro de que Kris no me iba a bajar pronto. El hombre parecía un poco obsesionado con cargarme.

 

-Me gusta tenerte en mis brazos- dijo Kris. -Es la única manera que puedo asegúrame que no te dañen.

 

Correcto.

 

Podía leer mi mente.

 

Mis ojos se desviaron hacia el otro hombre en la habitación. ¿Podría Jongin leer mis pensamientos?

 

-No, elska- dijo Kris en respuesta a mi silencioso pensamiento -, sólo yo soy capaz de oír tus pensamientos.

 

Bueno, eso fue un alivio. Un hombre hurgando en mi cabeza era bastante malo. No tenía necesidad de tener también a Jongin ahí. Mi mente podía ser un atemorizante lugar en ocasiones. Nadie me había acusado de tener la cabeza bien.

 

Kris se echó a reír, y yo sabía que él había leído mis pensamientos. Por primera vez en el tiempo que podía recordar, sentí mi cara caliente cuando me ruboricé. Demonios, tenía veintitrés años. Dejé de sonrojarse hace años. No estaba exactamente muy emocionado de que empezara de nuevo.

Necesitaba algo que apartara la atención de mis ardientes mejillas. Eché un vistazo a la gran bañera. -Entonces, acerca de ese baño...

 

-Sí, elska.- Parpadeé sorprendido cuando Kris acarició un lado de mi cabeza con su cara. Hacía gestos cariñosos casi tanto como lo hice en la mañana después del sexo, que era nada en absoluto. Por lo general, me ponía nervioso, pero por alguna razón la sensación de él frotando su cara contra la mía envió estremecimientos de deseo que me recorrían en lugar de los estremecimientos de malestar.

 

¿Quién lo sabría?

 

-Adoro la forma en que funciona tu cerebro, elska- dijo Kris mientras me bajaba al suelo.

 

Rápidamente jalé mis rodillas hasta el pecho y me aferré a él, negándome a ser bajado. Uh-uh. De ninguna manera, no había manera de que pusiera un pie en el suelo de mármol, hasta que estuviera muy seguro de que no había más bichos espeluznantes deslizándose alrededor.

 

Un sufrido y largo suspiro salió de Kris mientras deslizaba su brazo hacia mis piernas y me levantaba hacia su pecho. No me importaba. No iba a estar en el suelo hasta que estuviera seguro de no ser picado por algo.

 

-Jongin, ¿puedes vaciar la bañera y llenarla con agua caliente?- Kris preguntó. -También añade un poco de aceite de color azul. Mi bebé está bastante dolorido.

 

La profunda risa de Jongin envió una nueva oleada de rubor a mis mejillas.

Eso no me hacía feliz. No me gustaba el rubor. Me hacía sentir que la gente se burlaría de mí.

 

Kris gruñó y sus brazos se apretaron alrededor de mí. Jongin dejó de reírse casi al instante y bajó la cabeza, guardando silencio.

 

Y eso fue casi tan raro como todo lo demás que había visto. Sentí que mis cejas se arqueaban hacia arriba mientras veía a Kris.

 

-¿Acabas de reprender a tu hermano?- le pregunté en silencio, sabiendo que Kris oía mis pensamientos.

 

-Fue mala educación burlarse de ti.

 

Me quedé con la boca abierta cuando oí las palabras en mi cabeza, y no en voz alta. -¿Puedo hablar contigo en mi mente?

 

Kris sonrió. -Yo puedo, elska.

 

Wow.

 

Eso era nuevo.

 

Por supuesto, casi todo lo que había experimentado en las últimas doce horas era nuevo. Y extraño. Dios, raro ni siquiera empezaba a describir las cosas que había experimentado en las últimas doce horas. Y tan emocionante como había sido, el pensar que las siguientes doce horas fueran así de malas causó que me estremeciera de temor.

 

Una vez que Jongin llenó la bañera y se apartó de ella, Kris se acercó y me puso en la plataforma de mármol. Levanté las piernas hasta mi pecho lo más rápido que pude e inmediatamente revisé el área a mí alrededor.

 

Nada se arrastraba.

 

Bueno, ya podría comenzar a respirar de nuevo. Me giré para ver a Kris que estaba de pie frente a mí. -¿Qué?

 

Kris no dijo nada. Tomó la bastilla de la camiseta que estaba usando y me la quitó por encima de la cabeza. Por primera vez en mucho tiempo, me sentí un poco extraño estar desnudo delante de alguien. O tal vez era sólo estar desnudo delante de Jongin.

 

Se sentía mal.

 

-Eso está mal, elska- dijo Kris tirando la camiseta de Jongin. -Pero entiendo por qué lo hizo. Normalmente, yo preferiría que usaras sólo mis prendas o las tuyas. No me gusta el olor de otro hombre en tu piel. Me gusta menos la idea de que un Vadok te vea desnudo, por lo que fue la elección correcta que llevaras la camiseta de Jongin en ese momento.

 

-Me alegro que lo apruebes.- Le sonreí. Sí, yo era un listillo, y lo sabía. Kris estaba a punto de descubrir también eso, especialmente si quería que me quedara. Tan grande como él era, y era enorme, yo no iba a aceptar mierdas de él.

 

Ni siquiera por el chocolate.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).