Capítulo 28
“No estoy rogando”
Estaba buscando el argumento de Huang Zi Tao. Intentaba tocar a su puerta, pero no pudo. Así que utilizó el claxon para llamar la atención del susodicho. Golpeó el pito cinco veces, logrando que el sonido intenso de su gran camioneta despertara a toda la cuadra. Era lógico. Estaba oscuro y no era para nada agradable que un loco pitara de esa manera.
Cuando las luces de la casa de Tao se encendieron, Kris se bajó de su bebé y llegó hasta la puerta de la casa de su ex novio, aunque todavía miraba a Tao como su total pareja. Levantó la mano al estar a escasos centímetros y golpeó dos veces la puerta, lamentándose por haberlo hecho. Sacudió los nudillos con un leve estiramiento y sin bajar la barbilla, esperó. El tiempo se le hizo bastante largo de lo acordado, desesperándolo y haciéndolo tocar otras veces más, hasta que la ventana se abrió.
Una pelinegra alta y de rostro extraño se asomó por la ventana. Kris la vio, pero prefirió tocar nuevamente la puerta, buscando quizá tumbarla. Odiaba que lo hicieran esperar y la familia de Tao no saldría bien librada. Eso tenían que saberlo todos ellos.
—¿En qué lo puedo ayudar? —Preguntó ella, ladeando la cara, recordando tal vez ese rostro.
Kris levantó la ceja, demandante y totalmente altanero.
—Vengo a ver a Tao, Huang Zi Tao —repitió lentamente, tratando de no equivocarse al decirlo.
Era la primera vez que buscaba a alguien y lo aturdía demasiado que Tao fuera el afortunado. La mujer se alzó de hombros, levantando al mismo tiempo la mano para señalar al rubio que por cierto era notablemente más alto que ella y Tao.
—¿Qué eres de él? —La mujer achinó los ojos, cabreada.
El rubio apretó la quijada, pensando en qué decir. En realidad no era nada de Tao, sin embargo ¿debía decir que era su ex novio falso, pero que individualmente seguía pensando que ellos seguían en la relación? Si Kris decía eso, sus planes no funcionarían y haría que su estancia con Tao fuera todavía más irritante.
Algo que no sabía Kris, era que la madre de Tao estaba enterada sobre el asunto. La señora estaba enterada del noviazgo y del ahora quiebre, no obstante no de toda la información –la más importante por cierto. Tao le había comentado a su madre algo semejante a lo que le contó a la abuelita Mei, omitiendo la parte de la falsedad y el trato.
La madre del Panda ahora sabía sobre el estado de salud de su hijo y también de su más reciente quiebre amoroso, pero prefirió que Kris se lo comentara. La mamá de Tao había visto a Kris más de cuatro veces y no precisamente en persona, sino que en el computador. Tao le mostraba a su madre fotos de Kris y le decía que era su amor platónico, y que ahora se había vuelto real. En todo caso, Tao sólo le contó a su madre el lado bueno de Kris; tenía miedo a decepcionarla,
—Su novio —espetó el rubio, apretando los labios en queja.
La señora ensanchó una sonrisa, luego se negó, dejando espantado a Kris.
—Mi hijo ya no tiene novio —dijo, mirando a Kris de arriba abajo, inspeccionándolo.
—¿Ah? —Sacó con una aterradora mueca de sorpresa, Claro que Tao tenía novio y se trataba de él. Kris no podía ser rechazado ni mucho menos dejado de esa manera tan cruel.
—Te dejó hace unas horas. —Le recordó la mujer.
Kris se negó dos veces, levantando el pecho y frunciendo el entrecejo.
—Tao está molesto, y cuando una persona está molesta dice cosas sin sentido. Que se enoje no significa que ya no somos novios. Es sólo un quiebre emocional y nada más —le explicó.
—Pero él dice que ustedes ya no son nada.
—No hay pruebas para afirmar eso —contestó con cabreo en su voz. Por un instante creyó faltarle al respeto a la madre de Tao, pero igual no se retractó. Cruzó los brazos y se quedó ahí, esperando una respuesta de la señora que seguía mirándolo con expectación y sin disimulo.
—Si Tao lo dice, es porque es verdad. Es tarde ¿Puede irse?
Kris rodó los ojos, furioso. Observó el suelo y se negó mentalmente. No pensaba irse de ahí. Si eso pasaba, entonces había desperdiciado gasolina, tiempo y lógicamente se había ido sin nada en las manos, y eso no funcionaba con él.
—No puedo irme sin haber conseguido nada —le contó, viéndola a los ojos.
La pelinegra inclinó la cabeza, pensante. Luego sonrió gustosa. A pesar de todo, Kris le pareció buen chico.
—Él está dormido y tiene que descansar. No puedo ir a levantarlo ahora —dijo, palmeándole el hombro al chico. Los prepotentes ojos de Kris rodaron para ver el acto. No tenían que tener contacto físico, pero por esa vez permitió que su “suegra” lo amansara un poco. Una, porque le tenía respeto a los mayores. Y dos, porque Tao también había dejado que su abuela lo tocara.
—Entiendo —explayó, llevándose las manos a los bolsillos del pantalón —. No le diga que vine, lo veré mañana en la escuela. Le dejaré mi número. —Sacó un pequeño papel en donde tenía anotado su número de móvil por si algo se llegara a ofrecer, como ahora —. Si no ha comido, llámeme.
Y se fue, dejando a la madre de Tao con la mano en el aire y con el papel en ésta. Arrancó y se marchó hasta su casa. Cuando hubo de estar a punto de subir las escaleras, la abuelita Mei lo detuvo.
—¿Puedes explicármelo ahora? —Le preguntó, obligando a Kris a darse la vuelta para que sus miradas fusionaran.
Kris se giró, fijando su vista directo a la de ella. Sonrió de lado y se negó.
—¿Explicarte, qué?
—No lo sé, dime tú —contraatacó, cruzándose de brazos.
La sonrisa de Kris se extendió, logrando que la abuela se paralizara. Cuando Kris sonreía de ese modo significaba rabia, veneno….Kris estaba molesto y cuando eso sucedía, entonces tardaría mucho para hacerlo hablar.
—No tengo nada que decir —musitó, acortando la conversación.
La peliplata frunció el ceño, cabreada también. Quizá venía de familia, pero cuando ambos se enojaban, lo correcto era que uno se suavizara para que el problema fluyera.
—No estoy jugando, Kris.
—Yo tampoco —añadió él, recargándose en el filo de las escaleras.
—Tengo toda la noche.
Al escucharla, Kris levantó el rostro, mirando el techo y perdiéndose en la luz que yacía del candelabro colgante de la sala.
—No es nada —espetó, cerrando los ojos.
La abuela Mei lo sabía todo, pero quería que Kris le diera una explicación. Toda la preparatoria habló del suceso de esa mañana y ahora eran la comidilla del instituto. Kris y Tao no son novios, ya no lo son, decía en todo Facebook y el chisme recorrió hasta los oídos de la abuela, quien no estaba para nada feliz con la nueva noticia.
—¿Qué demonios es? —Gritó la regordeta, logrando que Kris la viera de nuevo a los ojos.
—Olvídate de Tao ¿Quieres? No funcionó y nunca funcionará.
—¿Qué le hiciste esta vez?
—Nada.
—¿Qué fue lo que le hiciste?
—He dicho que nada. Yo no le hice nada ¿De acuerdo? Solamente no funcionó.
—Es porque no lo haces funcionar. Pide disculpas y vuelvan a ser los mismos de antes.
La sonrisa ególatra que Kris dibujaba en su rostro, se esfumó, tranformándola en un rostro serio y pensante. De sus ojos poderosos sólo pudo salir una chispa de pesar.
—No lo quiero y nunca lo haré ¿Sabes por qué? Porque es una persona simple y patética —se mofó con rabia, alzando las manos en total desesperación, pero no pudo continuar; su abuela lo había cacheteado demasiado fuerte.
—Nunca más vuelvas a hablar así de Tao frente a mí ¿Me escuchaste? ¿Quién te crees que eres para catalogarlo así? Si él es una persona simple y patética ¿Qué eres tú? ¿Qué es lo que eres tú?
—¡Soy un bueno para nada!—Gritó lo más alto que pudo —. ¿Contenta? —Sollozó, riendo con vergüenza y corriendo directamente a su habitación.
De los ojos de la abuela Mei cayeron lágrimas. Lloraba por tantas cosas. Por ser tan egoísta y manipular el noviazgo de su nieto, así como también toda su vida escolar. Pero había otra causa de su tristeza y era que ya se había encariñado con Tao y le parecía doloroso perderlo de la noche a la mañana.
Sin embargo deseaba esperar para poder ver en qué acabaría el problema, sólo esperaba que ninguno de los dos muchachos saliera perjudicado.
;;;; ;;;; ;;;; ;;;;
A la mañana siguiente y a la hora del almuerzo, Tao se sentó en la mesa de siempre: en la suya, en la del grupo inteligente. Todos lo miraron expectantes, estando ya enterados de que éste tenía anemia. De lo que no estaban enterados era de que había sido atacado por dos deportistas el día de ayer, pero de igual manera no era momento de enterarse.
No pasaron muchos segundos para que ChanYeol llegara hasta la mesa del grupito. El gigante traía en las manos un almuerzo que recién había comprado para Baek. Al sentarse, le entregó los alimentos, dejando a todos con la boca abierta. Era bastante lógico ya que Baek no les había dicho todavía nada, al igual que Sehun y Chen. La mesa esta vez estaba bastante grande ya que Xiumin y Luhan llegaron poco después de Yeol. Minutos después se acercó Suho y por último Kai. En la mesa ahora había 11 personas y era demasiado obvio que faltaba Kris, pero éste se encontraba sentado en el fondo, solo, y con su almuerzo al frente.
—¿Su amigo está realmente solo? —Baek habló primero, bebiendo un poco de su jugo de naranja.
Yeol asintió, diciendo que sí.
Y tras varios minutos hablando cada quien de tonterías diarias y de sucesos sorprendentes, Kris se paró de su asiento, llevó consigo la bandeja de comida y al estar en aquella mesa, dejó su almuerzo delante de Tao. No estaba seguro si había desayunado, pero esperaba que sí para que ahora pudiera tomar su almuerzo y ganar más peso. Suho, Yeol y Kai guardaron silencio, esperando a que el Panda dijera algo, pero ni siquiera agradeció.
El pelinegro ojeroso sólo se quedó ahí, viendo hacia otro lugar que no fuera el rostro de Kris. Éste se sentó en una silla que sobraba, esperando a que Tao comiera lo que le compró, pero era demasiado imaginable que Tao no lo comería frente a él. Y era también demasiado tonto quedarse como un adolescente arrepentido, así que prefirió marcharse. Se puso de pie, y se largó lo antes posible de ahí, dejando a todos en total silencio y mirando la tétrica escena.
—¿No lo vas a comer? —KyungSoo preguntó esta vez, refiriéndose al almuerzo que Kris le había llevado a Tao —. Él lo trajo para ti, sólo come ¿sí?
Dicho eso, Tao comenzó a comer lo que el tonto de Kris le había traído. La bandeja tenía 3 platos. En uno se encontraba una ensalada de verduras con pedazos pequeños de pollo. En otro había frijoles con arroz, y en el último un pedazo de pastel de chocolate con una cereza arriba. Y sobre la bandeja había dos vasos grandes, uno lleno de jugo de naranja y otro de leche, además de un botecillo pequeño de pastillas de hierro.
Kris había pensado en casi todo…
Después de la hora del almuerzo, todos citaron a sus queridos amores y otros a sus peores pesadillas. Tao se quedó sin cita y solo, pero pensante…
Por suerte, Kai, Yeol y Suho se miraban más cercanos al grupito intelectual. El que hablaba más era Yeol, pero Kai estaba accediendo también. El único que parecía desconfiado era Suho, pero los demás sabían que todo era cuestión de tiempo. Los ahí presentes se enteraron de que Chen y Sehun salían con Xiumin y Luhan. Se impresionaron y fue un poco extraño que a Kai le valiera un comino que Xiumin estuviera a merced de otro hombre que no fuera él. Lo que también se vio fue que Yeol y Baek estaban comenzando una relación que no era para nada amistosa. Tao se percató de ello y se sintió feliz. Esta vez Sehun y Chen no se enojaron, pues aquellos 3 chicos arrogantes parecían buenas personas.
En el ambiente también pudo verse un acercamiento más íntimo entre Suho y Lay, y otro no tan íntimo por parte de Soo y Kai. El único que ahora parecía perdido era Tao y no sólo por su cuestión de salud, sino por Kris.
Desde que llegó a la preparatoria todos lo apuntaron, unos murmurando que ya no andaba con el gran Kris y esperaban que jamás volvieran. Otra multitud decía que hacían buena pareja y que deseaban que se reconciliaran. La diferencia era el pensamiento de la pareja.
Tao anhelaba regresar con Kris. Pero esperaría a que el rubio realmente se lo mereciera. Y por otra parte Kris parecía confundido y malvado, pero a la vez hacía un esfuerzo para incluirse nuevamente en la rutina de Tao.
Kris por el momento llevaba 3 puntos a su favor por el almuerzo que llevó, pero todavía faltaba recolectar más y Tao no estaba seguro de aquello. Kris era tan difícil que costaría trabajo atraerlo.
;;;; ;;;; ;;;; ;;;;
A la hora de salida, Tao prefirió salir por la puerta principal, pero lo que no esperaba era que Kris estuviera esperándolo ahí. El chulo se había recargado en una pared y parecía paciente.
—Han pasado más de 24 horas —apartándose los lentes de sol, le dijo al pelinegro —. Es hora de hablar.
Las ojeras de Tao parecieron palidecer. Tao todavía no estaba preparado para hablar con Kris, además le había dicho que no lo quería ver ni tener cerca. ¿Acaso Kris no había escuchado bien?
—No quiero hablar —dijo tal cual, contestándole de ese modo.
—Estoy harto y lo sabes. Sólo a ti te he permitido golpearme, pero ya es suficiente. Vendrás conmigo y dejarás que cuide de ti hasta que puedas volver a entrenar. Comerás en mi mesa y dormirás en mi cama. No tienes permitido replicarme nada, porque las personas que me pertenecen hacen siempre lo que yo digo. ¿Estamos de acuerdo?
A pesar de su falta de buena salud, Tao se sonrojó hasta las orejas. ¿Kris estaba hablando en serio? Entonces si estaba hablando con seriedad lo mejor que Tao podía hacer era pedir algo que lo hiciera feliz. Si Kris pedía cosas de gran peso, entonces Tao se encargaría de pedir también.
Nuevamente ZiTao se sintió como pez en el agua; le encantaba que lo mandaran y le dijeran qué hacer. Quizá podía ser bastante cruel, pero siempre estaría inclinado por las personas de carácter fuerte y que tuvieran iniciativa. A Tao le encantaban las personas que fueran eficientes y no mandilonas. Tao necesitaba a un hombre que le hablara sin pelos en la lengua y que fuera decidido, y Kris seguía llenando sus expectativas.
Si bien, Tao se enojaba, pero lo hacía para imponer respeto. Y lo estaba logrando. Si Kris lo quería comiendo de su comida y en su mesa, entonces ¿Por qué no? Igual si se negaba podría echar a perder la oportunidad.
Así que el lado masoquista de Tao salió a flote.
—No lo haré hasta que me pidas disculpas. Quiero disculpas públicas, Kris. Que todo el plantel escuche que lo sientes, que lamentas haberme llamado juguete y que estarás ahí para mí, sólo para mí. Si logras convencerme entonces iré contigo.
La astuta mirada de Kris colapsó por breves segundos, pero como siempre, logró hacer sonreír con malicia todo su rostro.