Capítulo 3
“Hora de confesarse: TaoRis, BaekYeol, KaiSoo, SuLay”
Lunes 7:50am
—¿Estás diciendo que han tenido sexo? —Bastante emocionado como para llorar, KyungSoo le preguntó a Tao. Éste sonrió, asintiendo con la cabeza.
Todos se quedaron boquiabiertos. Por un momento pensaron que su amigo les estaba jugando una broma, pero cuando Chen y Sehun miraron la fecha, se dieron cuenta que todavía faltaba mucho tiempo para el día de los santos inocentes.
—¿Cómo puedes estar vivo después de haber consumido su “cosa”? —Baek estiró el cuello para ver al ojeroso de cerca. Sabía que mirando a los ojos a las personas podría saber si mentían o no.
El puño de Lay se escuchó en la mesa de la cafetería, todos observaron expectantes el movimiento, luego levantaron los ojos para mirar el rostro de su amigo semi-mudo. Lay rodó los ojos, achinándolos por la infinidad de preguntas que tenía para Tao, luego musitó:
—¿Cómo era su… su “cosa”? —Inquirió, mostrando un rostro asqueado y poco contento. Lay no era de los que hablaban de los temas sexuales, pero siempre tuvo curiosidad por el tamaño y la forma de un pene erecto. Era verdad que podía saber la respuesta con sólo echar una miradita a su polla, pero cada vez que intentaba acariciarse y vérsela,no podía. No podía hacerlo; le daba vergüenza…
—No vi su “cosa”, Lay. Y Baekhyun, me gustaría saber eso también. No sé cómo demonios todavía estoy vivo, pensé que moriría infartado en esos instantes.
Chen escuchó vocecillas; el cuarteto escolar más guapo y popular estaba entrando a la cafetería. Tao se ocultó con las manos, pero algo lo hizo levantar la vista: Sehun le preguntó lo más importante.
—Después de tener sexo, ¿qué pasó?
Lay bebió un poco de su jugo de uva, luego Tao decidió contarles a detalles todo lo que sucedió después de haberse corrido.
*
Incapaz de moverse por sí mismo, Tao se durmió aproximadamente una hora. Kris por su parte se vistió, y sin bañarse todavía, le arruinó el sueño al otro, jaloneándole para hacerlo despertar. Apartó el vendaje de sus pequeños ojos y le dio una cachetada para ponerlo consciente.
—Vístete, te llevaré a casa.
Desde ese momento, Tao se perdió entre pensamientos perversos y no pudo darse cuenta que después de darle la dirección a Kris, éste lo llevó a casa inmediatamente. Cuando el carro se detuvo, Tao se quedó en blanco; apenas había despertado de sus sueños.
—Adiós —espetó Kris con una curvatura de labios.
—Adiós…
*
—¿Qué mierda fue eso? Te llevó a casa, y… ¿no te pidió tu número de celular? ¿No te dio un beso de buenas noches? ¿No te preguntó si te sentías bien? Mierda… que tipo más raro. Es un maldito marica. —Sehun se quejó y aspiró aire, causando que sus pulmones casi explotaran por el exceso. Estaba bastante cabreado y lo que más le enojaba era que Tao se lo tomaba tan a la ligera, ¿Acaso estaba estúpido su amigo Panda? Según Sehun, ninguna persona en su sano juicio estaría contenta después de tan tremenda despedida, que más que amistosa, pareció ser de cliente con prostituto.
—¿Entonces te folló y ya? —Chen se unió al regaño.
Chen y Sehun eran algo similares, ellos estaban más cuerdos en el tema sexual y amoroso, los otros cuatro sólo decían chorradas y se la pasaban jugando como bebés.
—Lo ha llevado a casa ¿No has escuchado? —Baek atacó al par enojado.
Sehun achinó los ojos, luego resopló.
—Eso no significa nada, Baek. Eso sólo quiere decir que Tao perdió su virginidad con un hijo de puta —Chen volvió a entrometerse, contraatacando y defendiendo su punto de vista.
Después de esa pequeña discusión, Tao se confundió. En toda la noche no había pensado en las preguntas de Sehun y en las afirmaciones de su amigo Chen, pero ellos quizá tenían razón. ¿Qué era Tao para Kris? ¿Por qué tan de repente quiso tener sexo? ¿Por qué le vendó los ojos? ¿Por qué le pidió que no hablara ni gimiera?...
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Después de la segunda clase, Tao fue en busca de aquel hombre. Pasó quince valiosos minutos buscando su paradero, y a la media hora lo encontró. Kris estaba con sus únicos tres amigos en la sala de música de la escuela.
Al entrar, todos se le quedaron viendo con un notorio rechazo. Suho entrecerró los ojos, luego sonrió de lado; sentía que había visto a ese niño antes.
—Tu foto está en el muro. Hola, señor primer lugar de la preparatoria —recordándolo por fin, lo saludó con un sarcasmo que desde hace más de cuatro horas no sacaba.
Kris miró la escena, luego prestó atención a su celular. Desde hace varios minutos le había enviado en mensaje a Luhan, pero esa zorra no daba señales de contestárselo.
—La sala está ocupada, no deberías estar aquí —Kai añadió, poniéndose de pie para abrirle la puerta cortésmente, tramaba obligarlo a largarse.
—Kris, quiero hablar contigo —el pequeño e inocente Panda por fin habló.
Chanyeol abrió los ojos como platos, impactado.
Kris dejó de revisar su móvil y rodó los ojos para observar con el rabillo del ojo a la persona que en esos momentos lo estaba llamando por su nombre.
—No he pedido nada a domicilio —musitó con lentitud al ras que su lengua relamía su labio inferior—. Estoy ocupado, así que si quieres venir en otro momento y con una cita previa, quizá te atienda —terció, dándole ánimos.
Suho se burló. Al notar el rostro indiferente de Tao, agarró del brazo a Chanyeol, fue hasta la puerta del lugar y luego habló:
—Vamos Kai, al parecer quieren hablar con Kris.
Kris los observó irse, sonrió con bastante mofa. Suho se las pagaría próximamente, de eso estaba seguro.
Por su parte Tao caminó, situándose a tan sólo dos paso de él. Era hora de hablar…
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—¿Hicieron las cartas? —Aprovechando que Sehun y Chen no estaban, Baek preguntó.
Estaban en el pasillo principal de la escuela y en sus correspondientes bolsillos tenían guardadas las cartas que pretendían dar a sus amores platónicos. Desde el primer día de clases, Lay, Baek y KyungSoo planearon escribir sus sentimientos en cartas. Pensaron que si se las entregaban a Suho, Chanyeol y a Kai, entonces tendrían una oportunidad con ellos.
Tao estaba enterado de la entrega de cartas de amor, pero decidió no participar por miedo y por la enorme desconfianza que le tenía a su físico, ya que al parecer Sehun lo había traumado demasiado cada vez que le decía feo.
—¿Haremos esto de verdad? ¿Qué pasará si nos rechazan? —Lay se dignó a preguntar.
Todos voltearon a verle, luego se encogieron de hombros. No sabían qué responder.
—Supongo que nada —KyungSoo sacó su carta y la observó por tres segundos. El sobre era color marrón, y estaba decorada con un listón —. Si Kai no acepta mis sentimientos, no sé qué haría…
—Lo mismo me pasa —Baek acertó con las palabras de su amigo—. Si Chanyeol rechaza mis sentimientos, no tengo planeado cómo reaccionar o qué hacer, quizás todos salgamos corriendo y lloremos como los maricas que somos.
—No hay que lamentarse, si ellos no nos aceptan pues… ni modo. —Lay sonrió de lado, mostrando su hoyuelo en la mejilla.
—Si Sehun y Chen se enteran lo más probable es que no vivamos para escribirlo en nuestro diario —KyungSoo les dijo a los otros dos, luego levantó los brazos y caminó en círculos, casi quemando el suelo por su suposición.
Ellos sabían que esos dos se enojaban muy a menudo y más por sus acciones, ¿los regañarían mucho si se llegasen a enterar que escribieron cartas para sus respectivos amores de preparatoria y que para colmo eran el Cuarteto más popular del lugar?
—Me voy a morir. —Baek cubrió su frente con la mano derecha, dramatizado. Estaba comenzando a abochornarse; a medio pasillo se encontraban los tres integrantes del cuarteto. Frente a ellos estaban Suho, Chanyeol y Kai. ¿No podía ser mejor? Los tres hombrecillos enamorados sacaron sus cartas, y entre los tres cerraron el camino de aquellos chicos altos.
Kai frunció el cejo, estaba bastante molesto. Nadie le cerraba el paso y menos unos muchachitos de quinta…