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Lover's Spit (EXO: TaoRis) por Monnyca16

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Notas del capitulo:

No tengo perdón del TaoRis. Lo sé. Lo lamento tanto. He tenido algunos problemas con la computadora y esas mierdas. Lo siento mucho. Quiero decir que sigo sin contestar sus mensajes, :C

Y bueno, también quiero agradecer que todavía así he recibido un montón de comentarios :D Los caps están en edición de ortografía, así que ya estarán bien para cuando lo quieran volver a leer. Gracias por todo y por la espera. 

Mmm ¿qué más? ESTOY TRAUMADA CON LA CANCIÓN QUE CANTA  KRIS ADSVASHZBCAGHS

Advertencias: Sexo algo explícito (no tanto) 

Capítulo 44


“Los sentimientos de Kris”


La recámara de Suho fue invadida por Bob esponja. Se suponía que esa noche tendrían sexo, pero el maldito maratón de la esponja estaba jodiéndole. Estaba comenzando a odiar a ese mono amarillo, pero cuando trataba de apagar la televisión, Lay le quitaba el control remoto y hacía berrinche. Pero después de todo la culpa había sido de Suho al prender la televisión para según él relajar el ambiente, lo que por supuesto lo relajó e incluso lo hizo de más. Ahora Lay no quería dejar de ver a Bob esponja y todavía faltaban muchas horas para que la maratón terminara. Suho estaba seguro que para cuando se terminara Lay querría dormir y entonces se sentiría mucho más irritado que ahora.


El capítulo que pasaban era el del Holandés volador y en cierto modo era uno de los favoritos de Lay. Mientras trasmitían el capítulo, Suho se quitó la ropa, quedando solamente en bóxer. Miró por sus cajones y alistó un lubricante especial y dos condones por si uno se rompía. Una vez que pasó y no supo cómo, sólo sucedió y ahora era mejor prevenir que lamentar. Se sentó en la cama, buscó con la vista la pelota con la correa, pero luego se negó. Lay se enojaría si lo amarraba. Lo mejor era probar algo casto para después ir incluyendo un poco de sus gustos sexuales, como lo eran los tapones anales, los listones rojos para amarrarle las muñecas, las esposas para casos más drásticos y quizá después utilizaría la fusta de cuero trenzado que se había comprado el año pasado.


Entre sus objetos sexuales preferidos estaba la fusta porque adoraba castigar a sus parejas sexuales, pero con Lay no sería lo mismo. Castigar a Lay no era adecuado porque lo más seguro sería que se sintiera ofendido en algún momento. Las prácticas sexuales sádicas tenían que ser acordadas y aceptadas por los implicados, y al parecer Lay no era el tipo de persona que se dejara hacer de todo. Suho sabía muchas cosas y juegos, además de tener bien pactado los roles. Era Maestro para un alumno sumiso, era Juez para algún criminal mal portado, también era Amo de cualesquier que quisiera ser su esclavo. Una vez probó ser Dueño de algún joven que estuviera de acuerdo con ser su mascota y fue embriagante.


Algo que no le gustaba era la cera caliente sobre cuerpos desnudos, tampoco le agradaba hacer sangrar a las personas. Odiaba el llanto acompañado del sexo, a la vez que también aborrecía el olor a cualquier colonia durante el sexo. Todas las personas que querían tener un acostón tenían que ducharse sin jabón y no perfumarse porque los fluidos sexuales eran lo que le excitaba. No había nada mejor que el aroma a sexo puro.


—Ya es muy tarde —Suho fue a apagar el televisor, importándole una mierda que un nuevo capítulo de Bob esponja estuviera comenzando.


Lay apretó los labios y se tiró en la cama, enojadísimo.


—Quiero ver Bob, sigue el capítulo donde patricio es un tonto —espetó.


—Patricio siempre le hace de tonto.


—¡No, no siempre! —Se cruzó de brazos, sentándose en la cama. Era muy tarde y ya estaba dándole sueño. Muy temprano se había hecho el enema para poder estar limpio intestinalmente, pero tenía mucho miedo de Suho. ¿Y si lo golpeaba con un látigo? ¿Si le sacaba sangre o lo cacheteaba? Estaba muerto de miedo.


Era cierto que antes hablaron y quedaron en hacerlo de manera sutil porque era la primera vez de Lay, pero horas antes éste vio que Suho guardaba artefactos sexuales, como dildos, bolas chinas y pelotitas para tapar la boca. ¡No quería babear como un San Bernardo si es que le cubría la boca con ese objeto!


—¿Entonces vamos a hacerlo o no? —Inquirió, mirándolo de cerca, lo más empecinado posible porque si se hacía el ligero y olvidaba el tema sexual Lay también lo olvidaría rápido.


—Pero… ¿me vas a golpear? ¿Vas a tirar cera en mi cuerpo? ¿Me vas a hacer llorar? ¡No quiero latigazos! —Dramatizó, poniéndose una mano en la frente. No podía imaginarse en estado de sumisión perpetua.


—Por supuesto que no, por ahora no. Te prometí que esta vez sería especial.


Lay asintió. Era verdad. De consuelo Lay lo abrazó fácilmente, sintiendo que Suho lo levantaba de la cama y lo cargaba hasta obligarlo a posar sus piernas alrededor de su cadera. Lay se dejó llevar porque el toque era cálido, pero todo pareció asustarlo cuando Suho lo besó de una manera indecente y muy elevada de tono. Se besaban de muchas formas, pero era muy evidente que ese beso sería similar a lo que harían.


—Puedes gritar todo lo que quieras, me excita —Suho le susurró al oído —. Lo que no puedes hacer es cerrar las piernas —complementó, besándole la barbilla.


Lay movió la cabeza verticalmente, entendiendo más o menos las órdenes de Suho.


 A los pocos segundos ya estaba sin su pijama y con Suho sobre él, situándolo sobre la cama de manera que ambos estuvieran cómodos. Suho le abrió las piernas con un fuerte movimiento de rodillas y al tenerlo así, trabajó en mantenerlo en esa posición. Lay tenía que relajarse porque le dolerían mucho los muslos después. Le apartó la ropa de un solo tirón y ágilmente se hundió en uno de sus pezones, lamiéndolo una vez para después jalarlo con los labios y apretarlo fuerte, sacando con eso un gesto extraño en Lay. Contemplándolo, lo manejó a la perfección para alejarse y ponerlo boca abajo, tomar su cadera y jalar hacia fuera para levantarle el trasero, hasta tenerlo con medio cuerpo recostado en la cama y el resto aguantando la posición que Suho obligaba a  que tuviera. Se pegó a su espalda, besándole desde el hombro derecho hasta la nalga izquierda, la cual fue víctima de una caricia tosca. Lay volteó hacia atrás y al verlo tomar el lubricante y dejar caer un buen chorro entre sus nalgas, un escalofrío lo recorrió por completo. Se habían saltado la sesión de besos, se habían saltado el estado romántico para pasar a la dilatación. Suho parecía muy interesado en tenerlo flojo y Lay no sabía por qué, pero algo le decía que Suho se traía algo entre manos.


Tratando de relajarse, sintió un movimiento por la parte exterior de su ano, que era acariciada de arriba abajo con el dedo índice y ayudado con el pulgar para manosear de manera circular la forma del esfínter. Al sentir presión en su entrada, se apretó, removiéndose como si estuviera luchando contra mil personas. A pesar de moverse y tratar de alejar a Suho, no podía; a éste no se le movía ni un pelo y ahora estaba justamente sometido, cosa que lo hizo poner nervioso. Se suponía… se suponía que sería cariñoso, pero al parecer Suho le había mentido.


 


Impactado por los actos apresurados del mayor, Lay se rindió y sintió el primer dedo penetrar su orificio. Era extraño y doloroso para él, pues apretaba su ajustado interior. Cuando el dedo comenzó a removerse y volver a entrar, gruñó de una forma que no indicaba placer, sino molestia, sin embargo Suho le acarició una nalga con la mano totalmente extendida y se la palmeó ligeramente, dándole dos nalgadas para tranquilizarlo.


Suho sabía de ante mano que Lay iba a huir, y era mejor tenerlo sometido hasta que cooperara. Sabía también que Lay estaba enojado por sus acciones desmedidas y por esos atrevimientos cero románticos, pero luego se lo agradecería.


 


Buscando acercarse para provocarle placer, Suho le acarició el estómago, apretando después su cadera para terminar por acelerar el movimiento que hacía con un dedo, sacando sorpresivamente varios quejidos que parecían ir de lado favorable. Hundió fuertemente la nuca de Lay e incrusto otro dedo. Lo movió con sumo cuidado, viendo que sus manos se habían quedado marcadas con las dos nalgadas que le había dado. Esas nalgadas eran su nivel más bajo, de hecho las tenía catalogadas como caricias o amansamiento, pero al fin de cuentas fueron  como golpearlo con una palo.


Le acarició la parte enrojecida que marcaba sus dedos y depositó un casto beso, separándose después para lamerle a pura lengua desde la punta de la nalga hasta la cintura. Lay empujó su trasero al sentir la saliva y se retorció al percibir a Suho enterrarle otro dedo. Con tres dedos al mando de la situación, frotó su próstata y recibió a cambio un movimiento de pelvis positivo.


Abandonó la dilatación y de manera rápida acomodó a Lay con la espalda descansando sobre el colchón. Se bajó el bóxer que apenas cubría su enorme pene erecto y con una fuerza brusca abrió las piernas de Lay. Éste jadeó ante el acto, pero no era doloroso porque iba al yoga y era demasiado flexible para acomodarse a la postura que Suho quisiera. Así que estaba completamente abierto, expuesto y no dudaría en optar por posiciones que lo hicieran doblarse por completo; estaba acostumbrado a ello.


Ya bien preparado para conocer el pene de Suho y el suyo, Lay se medio sentó en la cama y observó de cerca la longitud de aquel pedazo de carne. El pene de Suho era demasiado largo, rosado y gordo. El glande brillaba descaradamente y sus testículos eran grandes, grandes y jodidamente perfectos para chuparlos. Sin querer apartar la visión del falo de su acompañante, miró ahora el suyo. Su pene era un poco más pequeño que el de Suho, pero competían en la dureza y en lo rosado. Sus testículos no se miraban a la perfección por la posición, pero poseía una muy miserable cantidad de vello púbico al igual que Suho. Extasiado, se volvió a recostar y abrió las piernas, mostrándole a Suho que podía estar así por varias horas.


Suho sonrió, le enseñó el pequeño sobre metálico del condón y lo desgarró con los dientes, sacándolo inmediatamente  y poniéndoselo expertamente en su eje. Lay observó detalladamente, aprendiendo un poco, luego sonrió. Posteriormente se inclinó para quedar entre las piernas del pequeño y plantarle un beso en los labios, iniciando otros más salvajes que fueron a la par con el inesperado movimiento que hizo con la pierna de Lay al subirla hasta su pecho para que descansara en su hombro izquierdo. Ya en una posición perfecta para acercar su falo, Suho se separó, agarró su otra pierna y lo obligó a abrirse más, flexionándole un poco la rodilla por la fuerza que ejercía. Le echó una miradita a Lay y al verlo totalmente animado, se acercó un poco más, guiando su pene a la abertura y empujar lentamente, sintiendo que inmediatamente Lay se tensaba por la intromisión. Bajó para tener más cercanía de rostros y al sentirlo flojo, terminó de empujarse, embistiéndolo hasta el fondo y de una manera brutal para Lay, quien dobló medio cuerpo a la derecha y abrió mucho la boca siendo incapaz de respirar. Suho, le acarició la mejilla con la nariz para calmarlo, lo estaba apretando demasiado fuerte y si no dejaba de hacerlo eyacularía rápidamente.


Tras varios segundos en silencio, Suho se movió, sacando el pene y volviéndolo a enterrar con bastante cuidado. Se separó un poco del pequeño, sujetó la pierna que se encontraba descansando en la cama y la subió a su otro hombro para tener ambas en su poder, empujó una vez más y se agachó, doblando lentamente el cuerpo del sumiso, hasta gemir en su oído y acelerar el movimiento de su pelvis.


Lay se estremeció, abrazando a Suho por el cuello, importándole una mierda hacerse más pequeño por el adiestramiento. Lo besó en los labios y se quedó ahí hasta que sus gemidos se calmaron un poco. Su corazón estaba cruelmente acelerado y quería que su acompañante lo penetrara más duro, más fuerte. Necesitaba brutalidad, sus paredes anales se lo pedían en lamentos y se le cumplió brevemente al ser cambiado de posición.


Sus rodillas estaban sobre el colchón y sus manos lo ayudaban al menos a sostenerse para quedar perfectamente en cuatro patas. No obstante, una embestida lo hizo caer medio cuerpo, del centro hacia arriba, y la segunda penetración lo dejó ahí, incapaz de moverse mientras que las dos palmas de Suho le sostenían desde la cintura hasta la cadera. Lay jadeó con desesperación, rogando silenciosamente que quería más. Lo quería todo dentro, no quería que se detuviera, no hasta caer en el orgasmo.


Luego de varias empaladas, Suho le palmeó los costados del trasero y lo hizo después  en la parte donde antes estaban sus manos marcadas. Lay ronroneó, moviendo la pelvis para acelerar coordinadamente los embates, hasta no callar sus gemidos lujuriosos. Estaba a punto de llegar, si no fuera porque Suho se amoldó a otra posición.


Ahora Lay se encontraba acostado de lado, con Suho semi acostado en su espalda y levantándole una pierna para abrirse paso. Cuando la polla apenas entró en su excitado interior, un gritó de placer se le salió, fue tan alto que incluso Suho volteó a verlo. Pensó que le había hecho daño, pero al ver a Lay con los labios apretados y en un estado pre orgásmico, volvió a embestir, escuchando ahora candentes gemidos que iban en total orden a cada penetración, hasta lograr que ambos llegaran a un delicioso orgasmo.


Lay bajó la pierna que antes tenía al aire y se quedó ahí, respirando con dificultad  y con el pene palpitando y que sorpresivamente Suho acarició para esparcirle el semen.


Suho olfateó el cuello de su acompañante. Lay olía a sexo. Ahora Lay podía pasar a la siguiente fase. No debía temer hacerle daño.


 


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El juego piedra, papel o tijera había sido todo un éxito. Aunque Tao perdió infinidad de veces, logró al menos preguntar  las cuestiones que lo mantenían pensando tanto. No obstante, aunque Tao quisiera jugar más, el juego estaba terminado y ahora pasarían al gran temor del pelirrojo. Temor porque sabía que era importante, pero lograría disfrutarlo al máximo.


Ahora ambos se encontraban mirándose y sentados en la cama, queriendo hacer la conexión necesaria para ejecutar sus deseos. El reto de miradas obligó a Tao acostarse en la cama de acuerdo a los acercamientos lentos que Kris intentaba, hasta sentir que el rubio lo tomaba de la cintura y lo abrazaba cuidadosamente de esa parte, hasta tumbarse y subir ambas manos para acariciarle la espalda y sostenerse, se acercó misteriosamente a sus labios y cuando apenas Tao amarró sus piernas en la cadera de Kris, éste lo besó, abriendo la boca con cuidado hasta adentrar su lengua e iniciar un beso húmedo y lento.


Los labios de Tao temblaron de repente, deteniendo sorpresivamente a Kris. No estaba evitando besarlo, pero el rubio se detuvo porque Tao temblaba y quería hacer las cosas bien con él. Nuevamente volvió a intentar besarlo profundamente, logrando que las manos del pelirrojo se deslizaran y se situaran sobre su pecho, hasta subir lentamente y enredarle los brazos en el cuello en un cómodo abrazo.


Demasiado unidos y con un Tao ya más relajado, Kris se removió, separándose un poco de sus labios para descender y besarle el cuello. Aunque ahora las cosas fueran más tranquilas y demasiado carnales, Kris no dejaba de tomar la iniciativa y dominar la posición de Tao.


La boca del rubio recorrió desde la base de su cuello hasta su oreja derecha, lo que lo hizo tener espasmos por los húmedos sonidos que Kris hacía y que se escuchaban perfectamente por la cercanía de su tímpano. Al terminar de lamer ahí, sacó las manos que se instalaron anteriormente por debajo del cuerpo de Tao y las utilizó para tomarlo del rostro y manejarlo de un lado a otro, hasta terminar de degustarlo y bajar rápidamente hasta llegar a su ombligo y desprenderlo de su bóxer. Lo mismo hizo con el propio, quedando al desnudo y sin ninguna vergüenza.


Tao suspiró, acomodándose mejor en la cama y llevando un pie al cuello de Kris para acariciarlo lentamente, dirigiéndolo después a su barbilla y subir un poco más para restregárselo en la boca. Kris abrió la boca lentamente, dejando que Tao llevara los primeros dedos a ella, hasta adentrarlos y moverlos al sentir la riquísima sensación húmeda y caliente de su lengua. Kris chupó su segundo dedo y siguió con el tercero, hasta meterse el primero y quedarse de ese modo mientras veía la gesticulación del más pequeño.


Tao sonrió, bajando lentamente su pie y abriendo las piernas, tirando con ellas  la cadera de Kris para que se acercara. Kris se impulsó  y cayó sobre su cuerpo con cuidado, situando los brazos a los costados de su cabeza. Lo miró perfectamente bien, viendo toda la ilusión que Tao expresaba. El brillo de sus ojos era casi igual que aquella vez que decidieron ser pareja.


Esta vez, de los ojos de Kris no brotaba frialdad, sino calidez, que se fusionaron al buscar los labios de Tao y besarlos suavemente como si estos fueran a romperse. Rosó la nariz de Tao con la suya y al ver su pequeña y juguetona sonrisa, se derritió. Tao sonreía tremendamente adorable y era lo que en esos momentos deseaba cazar. Besó de nuevo sus labios, sintiendo el balance que la lengua del pelirrojo hacía para que aquella caricia fuera lenta y perfecta, sintiendo de ese modo el sabor de la boca de cada uno.


La humedad de aquellos besos, obligó a Kris a volver a enterrar los brazos en la espalda de Tao y alzarlo para que éste le cayera encima, hasta quedar en posiciones contrarias. Con Tao sobre su cuerpo, Kris le abrió más las piernas, estiró las manos y tomó la pequeña botella de lubricante, esparciendo una buena cantidad entre las nalgas del contrario. Tao jadeó en su boca, rompiendo el beso y viéndolo esta vez a los ojos. Se acomodó perfectamente bien, con las rodillas entre las sábanas, y en manos de Kris sintió que los dedos largos de éste le acariciaban el ano.


Las agiles manos de Kris hicieron de las suyas, deslizándose estratégicamente por todo el trasero de Tao, hasta que un solo dedo se hizo cargo de la entrada para acariciarla de arriba abajo, estremeciéndose justo en el esfínter, mientras la mano libre apretaba fuertemente la nalga izquierda de Tao, quien lo seguía besando como si de eso dependiera su vida.


Luego de clavar un dedo, Tao gimió, tensándose. Kris dejó el dedo ahí, usando su mano sobrante para pasarla por el muslo del pelirrojo, frotándolo una y otra vez y de manera cálida. Luego de que Tao moviera el trasero para avisar que estaba listo, Kris movió el dedo, rotándolo y sacándolo con cuidado para terminar metiéndolo de la misma manera, ocasionando con ello que las bramas de Tao aumentaran y que ambos dejaran de besarse para mirarse.


La sensación de deleite se extendió cuando el líder metió un segundo dedo, dejando en Tao un indescriptible placer que se expulsaba por cada poro de su piel. Kris abandonó la entrada, dándole dos nalgaditas y apretándole el culo toscamente, hasta obligarlo a quedar sentado cómodamente sobre su cadera y restregarle la polla entre los hemisferios traseros, como si fuese una rusa anal. Tao cabalgó con el falo entre sus nalgas, acariciándolo con su tez y sintiéndolo totalmente caliente y duro. Al detenerse, Kris volvió a verter lubricante en su polla sin siquiera mirar el acto, y sin esperar más tiempo, le metió la punta del pene y Tao terminó por metérselo hasta el fondo y descansar un poco.


Durante la espera Kris logró ponerse una almohada en la cabeza para estar más cómodo. Agarró la cintura de Tao y bajó un poco más para envolverle la cadera con las manos. El pequeño Panda se inclinó para besarlo y al tocarlo apenas, se movió, saliendo del pene y  hundiéndoselo inmediatamente, llevando un compás que Kris marcaba con sus manos y con su propia pelvis, hasta detenerse por un instante.


Kris lo abrazó con fuerzas, manipulándolo para tenerlo quieto y acomodándose un poco mejor para penetrarlo desde abajo y de manera brutal. Le enterró el falo incontables veces antes de detenerse y que Tao se incorporara para posar las manos sobre el pecho de Kris y seguir bailando sobre él eróticamente al mismo tiempo que subía y descendía de la dureza que comenzaba a chorrear leche. Kris soltó un gemido ronco, viendo pausadamente los movimientos que Tao ejercía sobre su cuerpo. Su pene no paraba de palpitar y su estómago estaba hormigueando. Llevaban pocos minutos haciéndolo, y quería resistir más tiempo, pero Tao aumentaba la velocidad y se había corrido antes de tiempo, apretándose y con ello a su pene, que expulsó una gran cantidad de semen en las paredes de la cavidad, agujero que en esos momentos acobijaba su pene después del orgasmo.


Con la respiración de Tao en su cuello, Kris sacó su pene con un movimiento apresurado, llevó las manos a la entrada del pequeño y tras tocarla por un instante, bajó para acariciarle las piernas hasta acomodarlo mejor pues se había quedado dormido sobre su cuerpo como un bebé.


 


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A la mañana siguiente y estando en sábado, Tao despertó sobre el cuerpo de Kris, quien seguía dormido y lo abrazaba sin fuerzas por la cintura. Levantó la cabeza y lo observó dormido. Kris se miraba muy lindo cuando dormía.


Juguetonamente le besó la mejilla con un beso corto. Al no verlo despertar, optó por besarlo en los labios y fue entonces cuando Kris se removió y frunció el ceño en estado semi despierto. Abrió los ojos y se apartó a Tao de encima, sorprendiéndose por tenerlo tan cerca en la mañana. ¿Qué hora era? Necesitaba saber.


Miró el reloj  y al ver que eran las seis de la mañana, volvió a cerrar los ojos, dejando a Tao muy estupefacto por haberlo tumbado de su cuerpo al verlo.


—Eres muy gruñón en las mañanas —Tao espetó, haciendo puchero.


—Sólo cuando me despiertan. No me agrada que me despierten, yo puedo hacerlo por mi propia cuenta —musitó el otro, removiéndose un poco y poniéndose el ante brazo en la frente.


—Pero te desperté con un beso.


—Peor, ninguno se ha lavado los dientes.


Tao inmediatamente sopló en su mano y olfateó. No tenía mal aliento, o eso creía. Se sentía muy avergonzado.


—Eres muy malo —gruñó, parándose de la cama lentamente. Le dolía todo el cuerpo, estaba acostumbrado al ejercicio, pero se sentía devastado y Kris era el culpable, o al menos tenía el 70 por ciento de la culpa.


—Sí, el primo de Chen es mejor ¿no es así?


Tao se quedó callado. ¿Qué tenía que ver aquí el primo de Chen? Aquel tipo ni existía, todo había sido una broma por parte de Chen que los amigos de Tao siguieron a la perfección y nada más. No había tal primo de Chen, no existía y aunque Tao supiera mentir muy bien con eso, se sentía poco satisfecho. Ahora por culpa del inexistente primo de Chen, Kris estaba molesto con Tao y en un momento inoportuno.


—¿Crees que él es mejor que tú? —Interrogó el crío.


—No, tú piensas que es mejor que yo —corrigió a como lo veía. Eso pensaba Kris cada vez que recordaba que el primo de Chen incluso le había regalado algo tierno.


—¿Yo? ¡Yo no pienso nada!


—¿No? Si de hecho ayer lo nombraste e insinuaste que lo abrazarías.


—¿Qué? ¡No! ¡Yo no insinué nada! —A lo mejor sí lo había hecho durante el juego, pero lo veía insignificante. Kris estaba jugando sucio y era lo único que quedaba por hacer. No había nada de malo en eso según Tao.


—Son tan cercanos que incluso tus amigos lo nombran —propinó.


Tao sonrió, no, no era verdad. Tenía que aclarárselo así que respiró profundo, luego dijo:


—El primo de Chen no existe, mis amigos mintieron y yo les seguí el juego, eso fue todo. —Finalizó con una sonrisa temblorosa.


La quijada de Kris se tensó de repente. Tao entendió en esos momentos que había sido un error haberle hecho una broma a Kris. Él nunca se lo perdonaría. Nunca lo haría. Ahora podía sentir la lejanía con su cabreada mirada cargada de rencor. Kris lo observaba con mucha irritación.


Sí, Tao se había equivocado con seguirle el juego a Chen y sus amigos.


—Me mentiste y lo utilizaste para martirizarme. —Kris se levantó de la cama y llevó consigo una toalla para meterse a bañar lo antes posible. Lo primero que quería era apartarse los restos de Tao.


Al escuchar el portazo, Tao se encogió de hombros.  Nunca creyó que eso fuera tan grave, pero con el supuesto primo de Chen había herido a Kris, tanto que éste inclusive se sentía muy irritado y lo nombraba a cada rato. Tao podía entender el enojo de Kris porque le mintió. Tao le mintió y usó al ‘primo de Chen’ para molestarlo de manera ‘normal’, pero lo que nunca pensó fue que Kris pudiese sentirse herido y muy preocupado por su supuesto pretendiente.


Ayer Kris se había portado especial para apoyar a Tao en todo, le había rogado a su manera para que le dijera lo que pasaba con su autoestima y con sus pesares, de hecho evitó tener conflictos con él y utilizó el juego de preguntas y respuestas para que fuera sincero con sus miedos e inseguridades. Kris quizá fallaba un poco con su estado seco, pero todo lo demás estaba bien porque siempre hacía algo pequeño y que significaba demasiado. Pero una de las cosas que Kris había puesto como condición había sido no mentirle y Tao lo había hecho. Tao simplemente le mintió y ahora Kris estaba muy enojado con él.


Tao recordaba las palabras de Kris:


Yo no pretendo hacerte sentir mal y lo lamento si te hecho sentir triste, no es mi intención, nunca trataría de lastimarte. Me gustaría que nuestra relación fuera demasiado abierta, espero que vuelvas a casa y te quedes al menos 4 días a la semana durmiendo ahí. Me gusta que me ofrezcan tiempo y que estén al pendiente de mí. Me gusta que me atiendan. Me gusta tener vida sexual activa. Me gustaría que aprendieras a cocinar para que prepares todas mis comidas. Y lo que más espero es que nunca me mientas, no me gusta que me mientan ni mucho menos que rompan una promesa. Quiero saber todo de ti, no me importa, lo quiero saber todo, cualquier cosa sin importar que sea mínima o estúpida.


 


Ahora Tao no sabía qué haría Kris después de salir del baño y lo que menos quería ahora era incomodarlo. Porque nunca creyó ser él la persona que cometiera el primer error. De lo único que estaba seguro era que Kris no lo miraría ni por un segundo.

Notas finales:

Hola aquí abajo :3 ¿Cómo han estado? Espero que bien, hay muchas personas que antes comentaban y ahora no lo hacen, las recuerdo porque ahora hay puros nombres nuevos y es sorprendente. Gracias a los nuevos lectores. LOS AMO A TODOS. 

Yo los leeo no se olviden


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