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Lover's Spit (EXO: TaoRis) por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Aquí les dejo este cap.

Capítulo 6


“Planes maléficos y celos”


 


El casillero de Chanyeol era el indicado. Todos tenían la llave para poder meter en ese apretado lugar el montón de regalos y cartas que los alumnos del instituto les daban al Cuarteto popular. Viendo el punto fijo, Kai hizo bolita y lanzó las veinticinco cartas de ese día –incluyendo la de KyungSoo-, seguido Suho metió las suyas, junto con un pequeñísimo llaverito de corazón. Por  último, Chanyeol incluyó su docena de cartas junto con nueve pulceritas de colores.


 


En poco tiempo tenían que conseguir el casillero de alado para agrandar su almacén, ya que el casillero de Chanyeol estaba a punto de vomitar por el exceso de cosas que ahí había. Cuando Yeol quiso cerrar el casillero, llegó Kris. Éste llevaba en las manos siete cartas coloridas, dos cajas de chocolates y dos álbumes  llenos de fotos de él y de una de las tantas chicas –que lo admiraba-, desnuda. Suho se detuvo a ver la sesión de aquella mujer, pero Kris se lo impidió, diciendo:


—No hay nada bueno que ver.


Los otros se echaron a reír, Kris sonrió también, haciéndoles a la idea de que ya había visto las fotos y que trató de masturbarse con ellas, pero no pudo por falta de morbo. 


—Los chocolates se derretirán ahí dentro…¿No? —Chanyeol se saboreó al mirar las cajas. Era cierto, tan cierto que Kris minutos antes pensó en tirarlas a la basura, pero al ver los rostros de sus mejores amigos, les ofreció las cajas. Era hora de comer chocolate y beber un poco de Coca-Cola. 


 


El cuarteto no hablaba de sus presas sexuales, incluso se guardaban sus preferencias, aunque a decir verdad todos tenían bien decidido ser bisexuales. Más sin embargo el que se animaba un poco a hablar y de demasiadas idioteces era Yeol. Ese canalla siempre se la pasaba fallándose a una mujer de más de veinticinco años de edad. Kris le decía que había que buscar carne fresca porque las estrías daban asco, pero Yeol se justificó, diciendo que aquella mujer se la mamaba tan bien, que prefería aguantar las pocas estrías que se le dibujaban en la cadera. 


Por otra parte, el que poco hablaba de su vida sexual era Kris, pero eso no quería decir que nadie sabía nada de nada. Aunque no contara nada, Kai siempre sabía sobre sus noches pasadas, incluso todos en el cuarteto sabían que estaba tras los putísimos huesos de Luhan, pero no decían nada. No se atrevían a meterse en los gustos de Kris, porque en primer lugar no podían negar que ese putito estaba mega bueno y en segundo, porque nada ni nadie podía entrometerse en las decisiones de Kris. 


Por otro lado, estaba Kai que semejante a Kris, también se encontraba interesando en un integrante del dúo guapetón: Xiumin.


*


Esa mañana pasó muy rápido, tanto que Suho se quedó dormido en el salón de prácticas y todos lo dejaron olvidado, o como decía kris: Lo dejaron descansar.


 


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Con las once pasadas, Tao se encontró con Sehun. Por suerte tenían esas últimas clases juntos y era hora de comer un poco. Estaban muertos de hambre, pero a Sehun se le revolvió el estómago al ver a su amigo Tao tragar como un niño de hospicio. Se notaba que ese llorón tenía bastante hambre, así que fue a conseguirle unas papas fritas.


Fue a la caja y cuando las pagó, fue a pedirlas inmediatamente; tenía miedo de dejar mucho tiempo solo a Tao. Lo observó de lejos, sonriendo. El Panda tenía la boca sucia, demasiados residuos de Ketchup lo hacían ver cómo un total perdedor, así que se apresuró a llevar también un puñado de servilletas. Antes de sentarse, fue a limpiarle la boca. Tao sonrió, agradeciéndole  por haberlo salvarlo de verse como un niño. 


 


No dijeron nada después, Sehun ocupó su tiempo leyendo un libro, luego observó que Tao lloraba en silencio. Ese tonto animal no dejaba de llorar y su amigo ya estaba harto de verlo así, pero lo único que Sehun pensaba cada vez que estaba a punto de regañarlo, era que su amigo era muy sensible.


 


No importaba dónde estuvieran, tampoco cuánta gente hubiera, Sehun siempre sería amable con sus amigos. Algunas veces parecía novio de todos ellos al igual que Chen, pero en verdad sólo se comportaban muy sobreprotectores.


Un suspiró se le salió a Sehun, luego sonrió como un loco, diciendo:


—No irás a cortarte las venas con las papas fritas ¿verdad?


Tao levantó la cabeza, luego se negó, alzando una papa frita como muestra de que ésta no tenía filo.


—Te regalaré ropa de entrenamiento si dejas de llorar —le propuso.


El pequeño y tonto Panda sonrió, asintiendo con la cabeza.


 


Era fácil, Sehun siempre buscaría su felicidad y que mejor que con regalos que Tao por siempre usaría. Los dos amigos sonrieron, pero luego Sehun se retiró porque su pequeña vejiga estaba a punto de explotar si no iba a orinar lo antes posible.


Tao siguió comiendo las papas fritas que su amigo le había comprado, pero su plato voló hasta la pared más cercana de la cafetería. Un intruso le había arrebatado su comida, y no sabía exactamente de quién se trataba. Cuando sus pequeños ojos llenos de ojeras y lágrimas se alzaron, siguió sin saber quién era esa persona rubia que le había tirado sus más preciados alimentos. 


—¡Luhan! —Xiumin gritó al ver que su amigo estaba buscándole pleito a Huang Zi Tao. 


Por un instante, la mirada prepotente de Luhan quiso voltear para ver a su mejor amigo, pero estaba tan furioso con Tao que no desaprovecharía esa ocasión para partirle la cabeza; por más de veinte minutos estuvo observando a ese ojeroso hablar con su Papishingo, estuvo viéndolos sonreír, incluso espió cuando Sehun le limpiaba la boca y le compraba comida. Eso fue suficiente para Luhan. No soportaría que alguien tratara de bajarle a su Papishingo, no permitiría que su hermoso Papishingo limpiara la boca de alguien más. No más, no quería…


—No vuelvas a trepártele a mi Papishingo. —La tierna y asqueada voz de Luhan por fin salió y con una advertencia que no estaba bien fundamentada.


Tao tragó saliva ruidosamente. ¿Papishingo? ¿Qué era eso? Primeramente ese chico de cabellos rubios debía urgentemente buscar en el diccionario de la Real Academia Española para verificar si esa palabra existía o no. 


 


—¿Sehun? —El pelinegro nombró a su amigo, a causa de que quizá Sehun pudiera ser ese tal Papishingo


—¿Sehun? ¿Así se llama? —Una risilla maliciosa se le salió al chico  cara de niña.


 


Ese nombre era tan perfecto como la cara de aquel hombre. Coincidían totalmente. Sehun parecía ser el hombre más perfecto del mundo, o mejor dicho de todo el universo. Luhan nunca antes había tenido la grandiosa oportunidad de encontrarse con un estudiante como Sehun, incluso Luhan pensaba que no había otro hombre más guapo que él mismo, pero al parecer sí existía y esa hermosa bola de masculinidad se llamaba Sehun.


—Pues no quiero que lo vuelvas a tocar —consciente de que Tao nunca lo tocó, le siguió advirtiendo cosas que parecían estar fuera de lugar.


 


Lo primero que debía saber Luhan, era que Tao no tenía ninguna relación amorosa con Sehun, ya que éste era uno de sus mejores amigos, joder era el segundo lugar del instituto… Nunca antes se imaginó tirárselo ni nada por el estilo. 


 


Todas las personas se quedaron viendo la escena, los movimientos que el perfecto Luhan hacía, inclusive también se percataron que Tao se paró de la mesa para poder enfrentar la situación. Con unas enormes ganas de solucionar los malos entendidos, Tao sonrió, pero esa sonrisa de lado a lado no le duró mucho, puesto que Luhan le metió un puñetazo en la boca. El labio de Tao comenzó a sangrar… 


 


 


 


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Al otro lado del instituto se encontraban los más maricas del grupo inteligente, bueno, Tao no estaba presente, pero esos tres respaldaban los actos gays del Panda. Lay se mordió la uña, tratando de pensar un poco más, tratando de asimilar el rechazo que Suho dio a conocer enfrente de todos. Al igual que el amable Lay, Baek y KyungSoo también comenzaron a recordar lo que horas antes pasó…


Todo era tan cruel…


Maldito  mundo cruel...


Malditos eran esos putos integrantes del cuarteto


Maldito Suho…


Maldito Chanyeol…


Maldito Kai…


Pero lo más maldito era la correosa idea de hacer cartas para confesar sus sentimientos. Eso sí que era lo más pendejo


Pero ahora lo que parecía ser una maldición era de nuevo encontrarse con los del cuarteto. La mala suerte cayó en Lay. No sabía, al parecer era una maldición, o un acto de brujería sin nombre, pero no hacía mucha falta pensar en lo que fuera. Lay estaba a escasos metros de Suho y no quería encontrarse con él. No podía verlo a la cara después de todo lo que antes pasó, se moriría de vergüenza si por alguna extraña razón se toparan, como era el caso. 


 


Por primera vez Suho estaba solo. Todo indicaba que se acababa de levantar, su enorme bostezo fue la evidencia. Baek sonrió de lado, observó el pasillo y se le ocurrió una gran idea. Esta vez trataría de ayudar a Lay…


 


Abrió la puerta de la bodega de la escuela, se aseguró de que Suho pasara por su lado y cuando lo tuvo demasiado cerca, lo empujó al cuarto que antes abrió, seguido metió a Lay en él, cerrando la puerta con seguro.


 


—¿Por qué acabas de encerrar a Lay y a Suho ahí dentro? —La asustada voz de KyungSoo resonó por todo el pasillo, haciendo que Baek  le cubriera la boca con las dos manos para que el ojón de su amigo se callara de una vez por todas.  


 


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