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Lover's Spit (EXO: TaoRis) por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Hola, quiero agradecer por todo su apoyo. He leído todos sus comentarios y ya tienen respuesta, bueno, sólo los del cap anterior. Me tardé como 3 horas en responderlos y creo que por eso me he tardado en escribir este cap. 

:O

Este cap tiene de todo y CHEN ES NUESTRO REY. EN EL CAP PASADO FUE BAEK, AHORA CHEN XDDD 

Mmm... Sobre eso de los comentarios, contesté algunos views, diciendo lo que pensaba sobre las visitas y la cantidad de views. Lo diré aquí. Lo que pasa es que estoy mal acostumbrada. En otras partes comentan todos, y aquí es algo difícil que todos comenten por cosillas :p Pero yo sé que leen. Mil disculpas, Tarde, pero seguro e.e 

Advertencia: Contiene sexo gráfico, o eso creo.

Capítulo 39

“La obra maestra de Chen”

 

Gracias a que la puerta podía atrancarse, Soo accedió a la pervertida imaginación de Kai, y no era que no le dieran ganas, sólo se trataba de vergüenza. Habían tenido mucho sexo e incluso aquella vez que lo hicieron por primera vez lo repitieron como cinco veces más, en casa de Kai o en la de KyungSoo, pero no había momento para parar. Sin embargo, para Soo era la primera vez que lo hacía en una cocina ajena. Sí, estaba la puerta atrancada, pero si alguien lo veía jadear y eyacular sería muy penoso, pero  a pesar de  estar en  casa ajena a Kai no le importaba.

Con lentitud lo desvistió por completo. Soo sintió frío, y quiso objetar algo ya que Kai estaba completamente vestido, pero al verlo dirigirse hasta el refrigerador y sacar una botella de chocolate líquido, recordó lo que Kai le había dicho aquella vez. Poco después de su primera vez juntos, Kai le confesó que quería verlo empapado en chocolate para luego chupárselo todo. Kai soñaba con chupar el cuerpo de Soo y ahora todas sus fantasías serían ejecutadas.

Por eso Kai amaba a Yeol; siempre tenía chocolate en su refrigerador y eso tenía que agradecérselo después. 

Con la botella en mano y el tapón apenas alzado, Kai se lamió el labio inferior.

—Te verías jodidamente bien si te subes en la encimera. —Apenas lo dijo, Soo se subió, sentándose tentadoramente con las piernas semi abiertas—. En cuatro patas, sexy —añadió, viendo cómo Soo cambiaba de posición, ajustándose a lo que Kai le había pedido.

No era necesario que Soo reclamara nada en momento de sexualidad. Kai era muy serio cuando hablaba de peticiones y deseos y en todo caso, Soo amaba que Kai lo guiara y lo pusiera en posición.

—Está frío —murmuró el pequeño, volteando hacia atrás y abriendo los ojos en grande al ver que a Kai decorando su cuerpo con chocolate. Sin dudarlo, dejó caer un hilo bondadoso entre sus nalgas, hasta chorrear un poco en la encimera. Luego pasó la punta de la botella por la curvatura de su espalda, hasta dejar una línea ahí, desde la nuca hasta el orificio anal.

—Sabe bien, eh —Kai susurró en su oído, apenas lamiendo lo poco que había puesto en su nuca. Soo movió la cabeza de arriba abajo, sintiendo un enorme escalofrío rondar por toda su extensión.

Su entrada se sentía húmeda y fría por la intromisión del chocolate, pero esa sensación de hielo desaparecía con cada beso y lamida que Kai deba a su cuerpo. Cuando la caliente lengua del moreno llegó a su espalda baja, tembló, exhibiendo su trasero de una manera que sólo Kai podía ver.

Cada vez que Kai le chupaba el esfínter se sentía mucho más sexy de lo que Kai lo llamaba. Sencillamente se dejaba llevar y le ofrecía las nalgas, posando en una posición bastante comprometedora.

—Sabes muy rico —añadió poco antes de hacerse espacio entre las nalgas y hundirse desde abajo, hasta arriba, acariciando la hendidura con el largo de su lengua. Soo empujó más su trasero, casi insistente —. ¿Cómo se siente, sexy? ¿Se siente bien?

 

Era la primera vez que hablaban durante una situación tan caliente, pero era necesario. Kai estaba demasiado excitado y estaba seguro que una plática ardiente no le vendría nada mal después de todo.

—No dejes de chuparlo —musitó, jadeando después—. Chúpalo…chúpalo así. —Apretó los labios al sentir la lengua de Kai más juguetona en su entrada. Metió la puntita de la lengua, queriendo traspasar el primer anillo anal, pero se retiró, sonriendo después. Soo dejó caer la cabeza sobre sus brazos.

—¿Entonces se siente bien?

—Mm, muy bien, Kai —alargó su nombre inmediatamente después de sentir que más chocolate cubría su entrada. Escondió la cabeza entre sus brazos y levantó más las nalgas, moviéndolas de arriba abajo, logrando que Kai se quedara inmóvil.

—¿Kai? —Le preguntó, alejándose y dejando un corto beso en su nalga derecha —. ¿Por qué así? ¿Por qué no me dices como siempre? Mm, cuando me dices ‘mi amor’ está perfecto. 

 

Las mejillas de Soo se pusieron totalmente rojas, y luego toda su cara se tornó de ese color. Kai tenía que ser tan jodidamente hablador durante el sexo y eso lo ponía de todos los colores.

—Ahora estoy muy avergonzado —murmuró el pelinegro, jadeando después. Y cómo evitar sentirse así. Llevaban poco tiempo conociendo sus cuerpos, pero Kai era un desvergonzado y esta vez había logrado que Soo se pusiera totalmente rojo.

Soo estaba acostumbrado a lo romántico y erótico, pero tener sexo en casa de ChanYeol y en su cocina era demasiado peligroso, pero aún así Kai quería que hablaran  todo el rato y de situaciones sucias. Eso sí que lo había avergonzado mucho, incluso esa fue la primera vez que se sintió así.

—No tienes por qué estarlo, sexy. Esto es lo más natural del mundo —susurró de nuevo en su oído, cargándolo ágilmente para bajarlo de la encimera. Se quedó en su espalda, bajó sus pantalones apenas hasta debajo de sus nalgas y desgarró una envoltura de condón. Soo estaba agradecido por la posición, todavía estaba rojo y era mejor no verlo a la cara por el momento. Sin dudarlo, Kai vistió su polla con látex y se metió dos dedos a la boca, empapándolos de saliva, llevándolos después hasta la tierna entrada y metiéndolos de golpe, rotándolos varias veces antes de sacarlos. Guió su pene y penetró de golpe, tomando a Soo fuertemente de la cadera. Soo se derrumbó en la encimera, doblándose para lograr una silueta perfecta en su trasero —. Apretado —dijo Kai, sacando el falo y metiéndolo fuerte nuevamente, repitiendo la secuencia incontables veces más.

Soo jadeó, abriendo las piernas un poco más y acomodándose mejor para no hacer golpear su pelvis con el filo de la encimera.  Pero todo resultó más sencillo cuando Kai lo obligó a incorporarse, extendiendo la mano en su vientre y separando su rostro del soporte. Embistió con fuerza y vagó hasta su oído, respirando ruidosamente por ahí —. ¿Más? —Insistió en hablar, rogando para que gritara esa palabra.

Soo  movió la cabeza de arriba abajo, ladeando la cara y encontrándose con el lujurioso rostro de su acompañante. Lo besó en los labios y entre éstos y sus respiraciones aceleradas, rogó por más. Complacido, Kai aceleró el ritmo de sus embestidas, acariciando suavemente el rosado glande de Soo en el trascurso, hasta llegar ambos al orgasmo, retorciéndose al compás. 

—Te amo. —Confirmó Kai dejando un suave beso en su hombro.

 

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La música los dejaba sordos y mudos. Una fiesta no era para platicar, por supuesto que no, pero Suho quería ocupar esa estancia para hacerlo. La sala de Yeol era enorme y en uno de los sillones  en forma de L se encontraba Lay,  y a una distancia de medio metro se situaba Suho, sentado.

Luhan en compañía de Sehun y Chanyeol se encargaron de correr a todos de la fiesta. Por supuesto que el propósito de encerrar a los más importantes estaba hecho. Kris se encontraba encerrado con Tao y poco después Baek logró encerrar a Minho y Key, éstos no fueron tan difíciles, de hecho Baek los encontró  peleando y sólo los empujó y los encerró con llave. No costó esfuerzo ni planes maléficos.

Antes de hablarle, Suho se acercó, pasándole un brazo por los hombros, abrazándolo como si jamás se hubieran peleado. Lay no dijo nada, pero tampoco se acurrucó con él. Todavía estaba molesto y si pensaba que con un abrazo amistoso todo se iba a solucionar, estaba equivocado.

—¿Sigues molesto? —Decidió susurrarle en el oído derecho, besando rápidamente su sien.

Lay se alejó un poco, sin embargo Suho lo apretó más fuerte, luchando de ese modo de una manera infantil. 

—No, Suho. Estoy súper feliz —soltó con ironía, cruzándose de brazos.

—Lo siento —declaró seriamente —. ¿Me perdonas?

Lay sonrió gustoso. A pesar de ser frío, Suho era muy sincero cuando pedía perdón.

—No pude dormir pensando en si volveríamos a ser los mismos de antes después de nuestra discusión, Lay. Lo siento de verdad. Pero tenemos que hablar en privado —complementó, sujetando al pequeño de la mano y llevándolo hasta el segundo piso.

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Para su buena suerte en esa noche, Luhan, Sehun y Yeol lograron correr a los invitados. Solamente quedaron el dueño de la casa y su ahora pandilla. El Cuarteto estaba dentro de la casa, vagando por ahí, y también los amigos de Tao. Kai y Soo salieron de la cocina poco después  de que la casa se vaciara. Por su parte, Yeol salió de su propia casa y llevó a Beak hasta su automóvil.

Ahora la planta baja de la casa del gigante había quedado totalmente vacía para Luhan y su Papishingo. Xiumin se había ido con Chen a quién sabe dónde y eso no importaba demasiado y menos cuando Luhan daba vueltas como loco por todo el lugar.

—¿No estás mareado? —Sehun rodó los ojos, sentándose en el sillón más cercano —. Sólo con verte moverte así me estoy mareando —añadió, vigilando cada vuelta que Luhan hacía por todo el lugar.

Luhan simplemente daba vueltas por toda la sala, con los brazos extendidos y saltando sin parar. Parecía un pequeño, pero después de todo era entendible ya que Sehun le dio permiso para beberse dos cerveza, pero ya se estaba arrepintiendo; no lo podía parar y estaba alucinándolo.

—¿Te gustó mi ropa hoy? —El rubio se detuvo, dirigiéndose hasta el cara de póquer y girando sobre un talón, como un modelo barato —. La escogí para ti, ¿te gustó?

Y cómo no gustarle. Luhan se había vestido muy sexy y con ropa muy ceñida. A Sehun le encantaba, pero decirle le levantaría más el ego y la felicidad, así que prefirió callar.

—¿Por qué no dices nada? ¿No te gustó? —Persistió, poniéndose entre las piernas abiertas de Sehun. Se inclinó y debido a su estado ebrio, se llevó un dedo a la boca —. Quiero bailarte un tubo —dijo abruptamente.

Sehun se volvió para sujetarlo fuerte de la cadera, Luhan se caería en cualquier momento y verlo vencido por el alcohol era terrible, pero tan adorable a la vez.

—¡Ey, déjame bailarte sexy! —Manoteó las manos de Sehun y se apartó la camiseta, dejando su pecho y sus pezones rosados y excitados al aire. Sehun se recargó en el sillón y se negó. No era justo eso y menos con Luhan ebrio —. Vamos, papi… Papishingo, eh ¿te gusta, eh? —Sacó una sonrisa coqueta y se puso a bailar, permaneciendo en ese pequeño cancho, pero moviéndose muy bien. 

—Deja de decirme así —arguyó el otro, buscando detener esos movimientos tan pervertidos —. Vamos, bebé. Deja esto por la paz.

—¡No, Sehun! ¿Sólo estoy bailando o quieres que vaya con otro?  —Se irguió, cruzándose de brazos y ocultando así sus rosadas tetillas endurecidas.

Sehun se incorporó nuevamente, abriendo mucho los ojos.

—¿Qué estás diciendo, bebé? Sólo ven acá —sentenció, agarrando la muñeca del rubio.

Luhan se negó, manoteándole la mano y saliendo de entre sus piernas.

—¡Ya no quiero, Sehun! Sólo me haces el feo —murmuró, casi cayéndose al suelo.

—No debí darte esas cervezas, dijiste que eras un buen bebedor, bebé —reprendió seriamente. Luhan se rió.

—¡Y lo soy, Sehun!—Gritó con histeria. Sehun se tapó los oídos y se negó con la cabeza.  Poco después lo cargó a como pudo y lo sentó en su regazo, sobre el sillón,  palmeándole los muslos al mismo tiempo que Luhan lo abrazaba por el cuello.

—¿Ya no soy tu Papishingo? —Preguntó, mirándolo detenidamente. Luhan estaba tan ebrio que lo volvería loco, pero aún así pensaba que pondría jugar con él o al menos un poquito.

—No, ya no eres eso ¿quién demonios quiere que lo seas? —Ironizó, gritando como era su costumbre. Sehun rió, ladeando la cara y acercándose para darle un beso en los labios —. No me beses —se quejó quedito. Sehun lo miró detenidamente. Si Luhan se ponía así estando ebrio, no podía imaginar cuando se peleara con él estando sobrio. Y tenía miedo. Aunque Luhan fuera el tipo de persona que se divertía con todo, también era el tipo de persona que no perdonaba a la primera.

—¿No quieres que te bese? —Se acercó un poco más,  buscando besarlo en la frente, pero Luhan lo apartó rudamente —. ¿Ni un beso?

Luhan volvió a negarse, separándose un poco más y sonrojándose hasta las orejas.

—Te amo —sin pensarlo, Sehun  le confesó.

—Yo también te amo —sin sonreír  y removiéndose nerviosamente, el rubio correspondió a la confesión.

A regañadientes, Sehun se animó a preguntarle lo que no era apropiado en un momento de alcohol:

—Bebé, ¿qué es lo que no sé de ti?

—Lo sabes todo, cada parte de mí —siseó sobre sus labios, sonriendo posteriormente. Sehun lo abrazó, logrando que sorpresivamente con ese abrazo el pequeño Luhan se durmiera. Sehun quedó dormido poco después.

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—¿Para qué salimos? No deberíamos dejar tu propia casa sola.

—No está sola —afirmó Yeol,  abriendo la puerta trasera del auto y esperando a que Baek se adentrara. Éste pasó, sin saber por qué estaban en el carro —. Hay gente dentro, están mis amigos y los tuyos —añadió, subiéndose al coche también.

—¿Por qué en la parte trasera? —Preguntó con calma, viéndose las uñas. Se había puesto barniz de ajo para que crecieran fuertes y sanas, y brillaban muy bonito. Lay se las había pintado ayer y eran preciosas. Cuando llegara a casa estaba seguro que se las pintaría de colores.

—Es porque vamos a hacerlo —le dijo, alzándose de hombros  y desabrochándose los pantalones con mucha rapidez.

—¿Hacer qué? —Baek insistió en preguntar, todavía viéndose las uñas. Cuando alzó la vista, Yeol se lanzó a sus brazos, despojándolo de la camiseta y desabotonando su pantalón. Era tedioso cuando los pantalones ceñidos de Baek tenían doble botón.  

—Vamos a hacerlo, mi cielo —articuló apenas audible,  sacando inmediatamente su erección y acariciándola, besando a la vez los suaves labios de Beak.

—Pero si lo hicimos hace dos horas —Sin quererse separar, Beak se lo dejó claro.

—Sí, y es por eso que debemos aprovechar que todavía está dilatado —complementó el otro, sonriendo de lado

Era cierto. Lo habían hecho muy duro hace horas y Baek estaba seguro que todavía sentía el pene de Yeol dentro. El momento estaba bien, pero ¿el lugar? ¿En un auto? ¿En el auto de Yeol? Baek se negó. No quería hacerlo ahí; luego cuando saliera a pasear con su novio recordaría que en esos asientos traseros lo habían hecho y eso arruinaría el viaje.

—¿En el auto? —Se echó para atrás. Yeol asintió,  terminándole de quitar los pantalones, o al menos hasta liberarle la erección y destaparle las nalgas.

Baek inspiró profundo, pero no se negó. Él también quería hacerlo y de nada servía negarse, de todos modos Yeol siempre lo desvestía rápido y lograba sus objetivos. Y eso sucedió esa noche también. Yeol lo puso en cuatro sobre el asiento y entró en su interior sin previo aviso, logrando que las manos de Baek se estrellaran en el vidrio ya empañado por sus jadeos y aliento caliente.

—Mis uñas, ChanYeol —se quejó el enano, mirándose inmediatamente las uñas. No les había pasado casi nada, sólo se le había roto una al golpear el vidrio con fuerza y por suerte el barniz  no se había rasgado en las demás.

Restándole importancia, Yeol cubrió la pequeña mano de Baek con la suya y la extendió en el vidrio, aumentando de ese modo la velocidad de sus embestidas. Baek abrió la boca, quedándose mudo, pensando en que Yeol siempre tenía razón en lo que decía; su interior no dolía por la repentina intromisión y eso se debía al sexo salvaje que habían tenido horas antes. Le encantaba el sexo duro y no se arrepentía de hacerlo en el auto. Era tan sexy ver la enorme mano de Yeol aplastar la suya al mismo tiempo que sentía las fuertes penetraciones, era simplemente excitante  

Una vez más el gigante estaba haciendo de las suyas y no era necesario rogar por más, éste le daba más fuerte a cada segundo, como si tuviera energía extra, pero era la libido. La libido de la que tanto hablaba Chanyeol cuando se le confesó. 

—Ah, todavía así eres muy estrecho —terció el mayor, besándole la espalda.

Baek sonrió, bajando una mano para masturbarse, pero antes que pudiera acariciarle la longitud, Yeol lo hizo primero, deslizándole el prepucio de arriba abajo igual de rápido que las estocadas. Con la sonrisa pintada en los labios, Baek posó su mano sobre la de Yeol, que acariciaba su polla, masajeándose también y guiando la mano de Chanyeol. Éste gruñó, clavándose hasta la próstata, saliendo y entrando, tocando ese punto incontables veces hasta lograr que Baek eyaculara en su mano y que su propia polla expulsara una abundante cantidad de semen, rellenando el condón por completo, hasta salir de su interior, apartarse el látex y sacarse el semen sobrante, desparramándolo sobre la espalda baja de Baek. Luego de sacarse toda la semilla, dejó reposar su pene  en el  hueco de las redondas nalgas de Baek.

—Mis uñas, ChanYeol —Baek repitió al  recordar  que una de sus uñas se había quebrado.

Yeol sacó un paquete de toallitas húmedas de la guantera, agarró dos y  limpió lentamente el trasero del pequeño Baek, luego se limpió las manos. Estiró la mano derecha y tomó a Baek, sentándolo y subiéndole los pantalones. Después de tenerlo vestido, se subió los pantalones  y prestó atención a la uña quebrada de Baek.

—Lo siento, cielo —se disculpó, besándole el dedo con la uña desgarrada.

 

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Alguien los había encerrado y aunque no sabían quién, Minho ya estaba comenzando a cabrearse. Se suponía que esa noche se tiraría a Tao, pero ahora estaba junto a Key, su peor pesadilla. Era cierto que no tenían mucho tiempo de conocerse, de hecho hace apenas unos días y eso porque Minho esperaba la llegada de Tao, pero aún así Minho no aguantaba a Key y éste no lo aguantaba a él. Era simplemente detestable que estuvieran encerrados juntos.

—Exageración de pómulos, podrías mover el culo y apartarte de la puerta; la voy a tirar de una patada.

—Anda, Macho man, tira la puerta, aquí espero sentado —Key se desplomó en la cama, apartándose los botines. Le apretaban por ser nuevos y era por eso que no compraba ropa nueva muy a menudo. A Key le gustaba la ropa usada y no le daba vergüenza esa característica que pocos notaban. De hecho él algunas veces hacía su ropa con su hermosa máquina de costura.

A los pocos segundos de estar acostado, Minho golpeó la puerta, pero como era de esperarse, ésta no se derrumbó.

—¿Qué pasó, Macho man? ¿La puerta es más fuerte que tú?

Minho se rió, negándose.  

—Tú tienes que ver con esto, ¿verdad? Les dijiste que nos dejaran encerrados para que pudiera follarte  —Key se negó seriamente, carcajeándose —. Puedes confesar que estás enamorado de mí y que quieres estropear todos los planes que tengo para conquistar a Tao.

—Tao ni te importa, y además ni muerto dejaría que metieras tu cosa asquerosa en mi culo, Macho man —canturreó.  

Minho curveó sus labios en una sonrisa ruda y se acercó a Key, acorralándolo por completo, hasta apresarlo  y acariciarlo por arriba de la ropa.

—Si esto es lo que querías, entonces felicitaciones; lo conseguiste. —Apretó entre sus dedos la polla semi despierta de su acompañante, haciéndolo sonrojarse de más.

Era imposible que Key se pusiera duro con caricias toscas como las de Minho, pero le había gustado ese tacto.

—¿Te gusta, verdad? —Insistió el moreno, apretándole cada vez más fuerte la erección. Key se encogió de hombros y sin pensárselo demasiado, decidió aprovechar el momento para follar. Se quedó callado y cuando apenas Minho lo soltó, se lanzó a sus brazos, robándole un beso. Era increíble besar a un horrible como Minho, pero esos toques le habían provocado mucho,  así  que no importaba si esa noche se acostaba con él.

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Baek tenía que pagarlo todo, no, no sólo Baek, también todos los sobrantes por haberlo encerrado con Kris. ¿Qué se suponía que haría con él ahí? No tenía nada que decirle por ahora y tenía miedo de echarlo todo a perder. Con un semblante firme, Tao se dio la media vuelta y agarró el pomo de la puerta, moviéndolo de un lado a otro, comprobando que en serio estaba encerrado. Era estúpido no creerlo después de haber escuchado llaves y pisadas misteriosas, pero era una buena forma para alejarse de la fría mirada de Kris.

En todo caso ¿Para qué huir? De todos modos ya no tenían nada y no debía tener miedo de Kris ¿Qué podía hacerle? Además sabía Kung- fu y podía agarrar algún objeto para aventárselo. Tao era fuerte y si Kris buscaba propasarse con él, entonces la pagaría.

Ya decidido, Tao volvió a darse la media vuelta para enfrentarse al rubio. Se sacudió la ropa y le pasó por un lado, sentándose en una silla de computador y sacando inmediatamente el celular. La mejor forma para no verlo era esa. Pero a la vez era divertido pues así leería muchas veces más el mensaje que Kris le había mandado y que no le respondió.

 

 

“Tao, es hora de regresar” 

 

 

Era simple, pero al leerlo podía sentir el dolor de Kris. ¿Y era real? Ahora que lo tenía de frente ni siquiera le hablaba.

 

“Tao, es hora de regresar”

 

Tao rió al leerlo de nuevo, burlándose de Kris y de su preocupación. Desde que lo leyó le sonó como a un Kris triste y que lo extrañaba, pero ¿cómo darse cuenta? No sabía si preguntarle personalmente ahora que estaban a solas, o si guardárselo. Pero decidió algo mejor. Le respondería el mensaje a Kris y esperaría a que sacara su celular y leyera la respuesta, así que rápido comenzó a teclear.

Inmediatamente, a Kris le llegó un mensaje. Tao levantó la vista, lo vio sacar su celular y luego leer detenidamente.

 

“Kris, ya regresé ¿Para qué querías que regresara antes de tiempo?”

 

Los ojos de Kris se quedaron paralizados, los entrecerró y levantó la vista, encontrándose con la divertida mirada de ZiTao.

Era evidente que Tao se burlaba de él, y más al contestarle un mensaje después de tanto tiempo de habérselo enviado. Estaban completamente solos y era ridículo mensajearse y más si se hablaba textualmente de un tema que Kris no quería tocar. Era cierto que se lo había mandado con un sentimiento nuevo y en estado triste, y también era cierto que cuando apenas se enteró de que vendría, quiso verse como una persona normal aunque por dentro hubiese una explosión total, pero no tocaría ese tema delante de Tao. No enfrentaría ese tema.

—¿Qué? ¿No me contestarás el mensaje? —Con irritación, Tao cruzó la pierna. Kris miró de soslayo sus muslos y sonrió con esa altanería de siempre. 

—No me interesa —sentenció, cruzándose de brazos, recargándose en la puerta y anudando las piernas de manera sutil.

Tao esperaba esa respuesta. Era tan típico de Kris comportarse así que ya le daba lo mismo. Así que prefirió ya no decirle nada. Esperaría a que Kris le hablara, pedía por eso muy en el fondo. Cerró los ojos y respiró profundo, tranquilizándose. No supo cuántos minutos se quedó así, sólo se relajó, sin dormirse, sólo tratando de evitar a Kris a toda costa. Sin embargo, su celular comenzó a sonar, avisando que un nuevo mensaje había llegado.

Lentamente abrió los ojos y se encontró con Kris, en la misma posición de siempre y éste con el celular en las manos, dándole a entender que le había dado respuesta al mensaje que previamente le envió. Y aunque Tao quería ver ese mensaje, no sacó el celular de su bolsillo, sólo lo dejó ahí, sonando y vibrando, al mismo tiempo que sonreía con malicia, demostrándole de esa manera  que le daba igual y que no vería ese mensaje.

Al parecer Kris logró comprender, apretando los labios con fuerza. Sí, Tao se burlaba de él y aunque parecía no ser tan sincero ese juego rudo, lo hacía frustrarse demasiado. Tao jamás le había jodido de esa manera tan divertida. Antes se enojaba con él y lo maldecía, lo golpeaba, pero siempre  que le miraba a los ojos se daba cuenta que todo era una barrera para protegerse y que el odio que supuestamente sentía, era falso.

Ahora cada vez que lo miraba actuar así, temía que Tao se revelara de verdad. Porque al ver su mirada notaba que Tao estaba realmente decidido a olvidarlo por completo. Kris sentía que ya no tenía esperanzas con Tao. Lo sentía cada vez más lejos y le molestaba dar el primer paso, pero al ver a Tao comportarse de esa manera, sentía que era necesario arriesgarse a darlo, porque si no lo hacía, lo más seguro era irse despidiendo del sumiso y tonto Panda. Y Kris lo quería de vuelta, pero no tenía las mejores palabras cada vez que le hablaba.

—¿Tanto te gusta huir cobardemente?

Tao frunció el entrecejo, riéndose después. Descruzó la pierna y lentamente subió la contraria, dejando descansar la otra. Kris viró hacia el acto. Ver a Tao cruzado de piernas era la mejor vista y antes no se había dado cuenta de lo jodidamente bien que se miraba así,  o era que antes Tao no cruzaba las piernas de esa manera tan provocativa. 

—Supongo que sí —contestó con simpleza, volteando hacia la ventana, dándose cuenta que no se escuchaba ningún ruido extraño, ni siquiera la música, era como si la fiesta se hubiese terminado.

—¿No piensas enfrentarme? —Sin rodeos, Kris le espetó, mirándolo de arriba abajo.

Tao rodó los ojos para verlo, ladeó la cabeza y sonrió. No era fácil enfrentarlo, pero si quería que se le parara enfrente, lo haría. Nuevamente descruzó la pierna y se puso de pie, caminó lentamente y se le puso enfrente, a tan sólo unas pulgadas de distancia. Kris sonrió triunfante, separándose de la puerta para erguirse ante él y mirarlo  más de cerca.

Al verlo venir, el corazón de Tao martilló su pecho, pero rogó en silencio que se calmara. Y a pesar de todo, tuvo fuerzas para sonreírle de manera descarada cuando sólo una pulgada los separaba. Sus rostros estaban tan cerca que por un momento, Kris tuvo la confianza para impulsarse y besarlo, pero se arrepintió al notar que los labios de Tao se apretaban para avisarle que ni loco abriría la boca  para él.  

—No importa si vienes trasformado, sigues siendo el mismo de antes —musitó, sonriente.

Tao también sonrió; sabía perfectamente a lo que Kris se refería. Kris era astuto y en esos momentos sólo se encargaba de recordarle que era de su propiedad y que no importaba si había huido, porque seguía siendo igual de débil que antes. Y sí, tenía razón. Tao tampoco podía volverse tan hijo de puta de un día para otro.

—Quizá quieres que todo sea como antes —atacó el pelirrojo, mirándolo por sobre el hombro y alejándose un poco.

—Tal vez pienses que eres libre, pero no es así —añadió, mirándole los labios —. Me sigues perteneciendo, Tao.

Tao parpadeó varias veces, impulsándose hacia atrás. Sí. Tao todavía se sentía de su propiedad y rogaba todas las noches para que así fuera, y aunque fuera algo malo desear algo como aquello, Tao quería a Kris de vuelta. Quería que lo abrazara y que lo besara de una manera diferente. 

Orgulloso de sí mismo, Kris lo jaló del brazo, robándole un beso. Los labios de Tao no reaccionaron, sólo permanecieron juntos, y sus ojos seguían abiertos, mirando perfectamente a Kris y detectando a éste con los ojos semi despiertos. Después de relajarse ante la caricia, Tao se separó de él y le soltó una cachetada. No podía dejar que lo besara así, no permitiría que Kris nuevamente lo pisoteara como antes. Quería a Kris, sí, pero no de esa manera tan cruel.  

Sin poderlo entender todavía, Kris lo sujetó fuertemente de ambas manos y lo llevó hasta la puerta, dejándolo totalmente recargado en ella.

—¿A él también lo golpeaste?

Los ojos de Tao se achinaron. Kris lo había apresado y estaban a centímetros el uno del otro. Pero aunque estuvieran tan peligrosamente cerca, Tao sonrió, descubriendo que Kris estaba celoso  y que se había comparado por primera vez con alguien: con Minho. Una enorme dicha creció en su interior. Kris estaba reclamándole no de manera directa el supuesto beso que se había dado con Minho, pero en sus ojos se podía ver la rabia acumulada. 

—A él nunca lo golpearía —atacó nuevamente, sonriendo de lado, percatándose de lo estático que Kris se había quedado —. Incluso se la chupé  —añadió, ensanchando más la curvatura de sus labios.

Los ojos del rubio se achinaron, apretó con más fuerzas sus muñecas y se acercó todavía más a su boca —. Mentiroso —susurró sobre sus labios, debatiendo interiormente si debía besarlo o no.

Un sentimiento de traición se expandió por todo su cuerpo, pero  aunque no lo quisiera admitir explícitamente, seguía confiando en Tao. Éste era incapaz de besarse con alguien más que no fuera él, y todavía era poco creíble que tocara a alguien más y de esa manera tan íntima que ambos conocían.

—Sin embargo, todo esto no te interesa. Si beso a otras personas, no te interesa. Si abro las piernas para otras personas, tampoco te interesa. Nada de lo que haga con mi vida te interesa, Kris —decidió complementar,  soltándose de su amarre y empujándolo con fuerza. 

Ya libre, Tao dio un respingo y se acomodó el cabello, mirando de re ojo el rostro preocupante de Kris. Éste se miraba perdido y pensaba seriamente las cosas, como peleando con su ello y superyó.  Sin dudarlo, Tao se alejó de él, y quiso mirarlo de nuevo, pero de la nada todas las luces se apagaron y su miedo a la oscuridad lo hizo gritar.

La habitación estaba totalmente a oscuras y era incapaz de ver algo. Su miedo se incrementó, acelerándolo y haciéndolo gritar una vez más. Kris estiró las manos, encontró su figura y rápidamente lo abrazó, recordando su miedo a la oscuridad. Tao todavía no lo superaba y ahora había entrado en pánico, más porque estaba todo negro, incluso en sus noches pasadas cuando Kris apagaba las luces se lograba ver algo,  pero esta vez nada se veía y eso lo asustaba mucho. 

Tao al principio quiso alejarse de Kris, pero la fuerza que éste utilizó para cuidarlo de su miedo lo hizo sentir tan bien, que incluso las lágrimas que había derramado segundos antes por culpa del apagón, dejaron de caer. 

 

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Su idea de apagar las luces había sido muy exitosa. Chen, como buen chico inteligente, encontró la pastilla de luz y dejó aquella casa totalmente a oscuras con solo deslizar la palanca. No pensó en las consecuencias de apagarla, sólo lo hizo para su propio beneficio que era sorprender a Xiumin en una romántica noche llena de velas. 

En la fiesta, Chen encontró varias velas en la cocina que había utilizado para decorar una habitación que al parecer era de servicio. No sabía, sólo la utilizó e invitó a Xiumin poco después de dejar toda la casa sin luz.

No quería ser demasiado romántico, pero Xiumin lo merecía. Más por haberle dado un hijo, o bueno, él fue el que dio el primer paso para engendrarlo, pero gracias a Xiumin había hecho las paces y se había sentido tranquilo en una relación aunque fuera homosexual.

—Woah, ¿Lo hiciste para mí? —Con los ojos bien abiertos, Xiumin vio toda la habitación.

—Bueno, no es mi casa, ni mis velas, pero sí. Lo hice para ti —refutó, rascándose el cuello.

Y aunque Chen no fuera tan explícito del porqué de esa habitación con velas y toda esa idea de apagar las luces, Xiumin entendía bien y se daba tinte de que esa noche pasaría algo más.

—¿Quieres hacer el amor, ah? —Xiumin dio un brinco y se ocultó el rostro con las manos.

—Si no quieres, sólo podemos sentarnos a hablar —propuso Chen.

Xiumin se negó. Por supuesto que no se pondría a hablar en medio de una habitación con una decoración hermosa con velas y toda la cosa. Era un detalle muy lindo y no lo dejaría pasar.

—¡No! ¡Yo quiero sentirte, mi amor! Pero no hemos traído nada —se alzó de hombros, preocupadísimo.

De pronto, Chen alzó las manos y mostró un botecillo de lubricante y un paquete con un condón.  Por supuesto que Sehun le había recomendado la sexshop, pero era secreto de amigos.

—No quiero presionarte, así que puedes pensarlo. Esperaré hasta que estés listo.

—Yo estoy completamente listo —anunció, abrazándolo con fuerza y besándolo inesperadamente.

Chen sonrió y se aclaró la garganta. Había visto pornografía homosexual muy erótica y quería probar todo eso con Xiumin. A diferencia de Sehun, Chen era un desvergonzado. Y eso a Xiumin le encantaba.

—Tenemos que desvestirte primero —musitó,  asegurándose de desabrocharle los pantalones y apartarle la camiseta.

La piel de su novio era muy suave y blanca, Chen acarició todo lo que pudo antes de encargarse de desabrochar sus propios pantalones y quedar semi desnudo ante Xiumin. Chen fue rápido, pero en el trascurso, su acompañante lo ayudó a desvestirse muy lentamente, viéndose el cuerpo en cada movimiento, hasta caer en un beso largo y que parecía no tener final.

Buscando conocer su silueta, Chen le acarició la espalda, hasta tocar sus nalgas y apretárselas fuerte, tan fuerte que Xiumin lo anunció con un jadeo placentero. Subió nuevamente las manos y sin dudarlo lo llevó hasta la cama, recostándolo sobre el colchón. Ambos vieron sus cuerpos,  especialmente sus penes y sus rostros.  Chen estaba súper duro y podía verse su erección con facilidad por el tamaño que portaba y por lo gorda  que se sentía. Sencillamente estaba caliente al igual que Xiumin.

—Lindo trasero —murmuró, premiándolo y besándolo en los labios.

Xiumin sabía que su trasero era lindo, pero que Chen lo dijera se sentía especial.

Astutamente, Chen se hizo cancho entre sus piernas y delineó con su lengua toda la piel que estaba a su alcance, frotando sus miembros en el transcurso, hasta sentirse muy mojado y deseoso de más. Se incorporó,  dejando que Xiumin abriera el condón y se lo pusiera con facilidad, sintiendo lo dura que estaba su polla. Cuando apenas Xiumin se estiró en la cama, abriéndose más de piernas, Chen abrió el botecillo y puso un poco de lubricante en sus dedos, llevándolos inmediatamente hasta la pequeña y rosada entrada. Al tocarla, Xiumin jadeó, abriéndose más. Chen continuó, metiendo rápidamente un dedo y moviéndolo lentamente, rotándolo y sacándolo una y otra vez, hasta sentir que su pareja se relajaba. Poco después, incrustó otro dedo. Teniendo dos, los abrió  como tijera muy lentamente y deslizándolos hacia afuera para después volverlos a meter lentamente. Cuando apenas lubricó bien, se abrió paso, inclinándose y haciendo entrar su polla en el pequeño interior. Traspasó los anillos, gozando lo apretado que estaba. Los ojos de Xiumin se cerraron  y al instante, Chen comenzó a penetrar con fuerza, sintiendo el recibimiento que su compañero le daba. Xiumin era sumamente receptivo y aunque ya había experimentado una sensación de penetración, la actual se sentía diferente. Chen sabía dar en el punto inmediatamente y era fácil estremecerse en sus brazos.

Al tocar la próstata varias veces, Chen aumentó la velocidad, saliendo rápido  y embistiendo fuerte,  viendo el rostro del pre orgasmico. Lo besó en los labios y cuando éste lo abrazó por el cuello, enterró el falo hasta el fondo, deteniéndose y jadeando. Sonrió, sacó lentamente el pene y embistió con dureza, logrando caer en el orgasmo al mismo tiempo que su acompañante. Éste sacó todo el semen con ayuda de una corta masturbación, y al observarlo, Chen empaló por última vez, sacándose el condón cuando estuvo fuera de aquel apretado interior.

Después de varios minutos  encendería la pasilla de nuevo, pero antes tenía que seguir disfrutando de las velas en compañía de Xiumin, quien  seguía con los ojos cerrados y respirando aceleradamente.

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—Pero se fue la luz, Suho —Lay se acurrucó en el hueco de su cuello, anunciándoselo por enésima vez.

Desde que subieron al segundo piso habían hablado lo suficiente como para entenderse sexualmente. Se pidieron disculpas y se besaron por largos momentos, pero cuando estuvieron a punto de pasar al segundo paso, la luz se había ido y no veían nada, absolutamente nada.

—Pero eso no importa, cuando no hay luz se vuelve más erótico, Lay. —Resopló, besándole la cabeza.  

—Pero yo quiero verte el pene ¿sabes? Ya te he contado que no he visto el mío —se sinceró nuevamente, recordando que lo comentó hace minutos atrás, cuando había luz. Pero ahora su sueño de ver su pene y el de Suho era muy inalcanzable. Deseaba que la luz llegara pronto, pero no era tan fácil.

—Luego lo verás, te lo prometo —besó de nuevo su cabeza, bajando las manos para acariciarle la entre pierna.

Lay se arrepentía por no haber dado rápido el segundo paso. Durante mucho tiempo se frotaban con las ropas puestas, y el segundo se trataba de acariciarse las partes íntimas, hasta correrse, sólo tocarse. La única penetración que era permitida era con los dedos, pero todavía no usarían el pene. Y Lay estaba muy ansioso, pero no podía ver el pene de Suho y eso era terrible.

—Siéntelo, ¿te gusta? —Preguntó, ronroneando en su oído mientras masturbaba con más lentitud el pene de Lay. Éste tembló, pero logró decir que sí —. Tócame a mí también —pidió, llevando la mano del pequeño Lay hasta su pene todavía cubierto por  el bóxer. 

Lay sobó de arriba abajo, hasta adentrar la mano en el bóxer. Al sentir la carne caliente, jadeó. Suho estaba muy duro y tenía el pene grande, muy grande, lo descubrió al apretarlo con su mano y frotar el glande suavemente, sintiendo cómo el esperma se liberaba y bañaba la cabeza y sus dedos. Masturbó rápido y al compensar los pre-orgasmos con besos, Suho lo subió en su regazo, hundiendo dos de sus dedos en la abertura. Lay se estremeció, gimoteando. Necesitaba tener húmeda esa parte y Suho lo masacraba cada vez que lo acariciaba estando seco.

—Se siente muy bien —Lay premió, sintiendo que las manos de Suho se alejaban.

—Te sientes bien, cariño —chupó dos de sus dedos, dejando suficiente saliva y depositándolos nuevamente en la entrada, frotándolos en ella, sin todavía meter nada, sólo acariciando circularmente aquel cerrado orificio. Lo grave era que la saliva se secaba y eso no daba oportunidad de algo más. Sin embargo, Suho siguió acariciándole justo ahí, respetando la virginidad de aquel agujero.

Lay se apresuró a masturbarlo, compensando las caricias que sentía en su parte trasera, incluso añadiendo sus dos manos para friccionar su pene y el de Suho, hasta venirse. Ambos gimieron, derramando mucho semen, líquido que esta vez sí sintieron entre sus dedos. Suho despidió el momento con un suave beso en los labios, y Lay apenas pudo bajarse debido a la dura eyaculación que lo dejó sin fuerzas.

Consiguieron vestirse y recostarse hasta que la luz volviera, quizá luego repetirían lo sucedido pero en el pent-house, porque en una casa ajena era incómodo.

 

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Y aunque estuvieran a oscuras, Tao ya no sentía miedo, sólo estaba nervioso por el repentino abrazo. Quería corresponder el abrazo de Kris, pero no sabía si era correcto.

—¿Sigues teniendo miedo? —Kris preguntó con tranquilidad. Tao asintió.

—Tengo mucho miedo. —Y aunque era mentira, al menos así tendría a Kris por primera vez abrazándolo con tanto cariño.  

No era que Kris estuviera totalmente de acuerdo con la cursilería que acababa de hacer, era sólo que soltar a Tao era muy difícil y más cuando nueve días se había ido.  

—¿Lo besaste?

En la oscuridad y con esa pregunta rondando, Tao sonrió. Kris seguía insistiendo con lo mismo y era lindo cuando se ponía celoso.

—¿A quién? —Tao jugueteó, mordiéndose el labio inferior.

—A él —respondió terminantemente.

—¿Quién es él? —Siguió preguntando con curiosidad, sabiendo perfectamente a quien se refería.

—¿Lo besaste? —Se empeñó en preguntar lo mismo.

Tao sonrió nuevamente. Kris era muy adorable cuando se ponía así y era la primera vez que Kris se ponía tan celoso como ahora.

—¿Minho?  —Siguió tanteando, sintiéndose más dichoso que nunca.

Kris asintió, meciendo la cabeza y esperando por una respuesta, pero luego agregó:

—Entonces ¿estás saliendo con él?

ZiTao se quedó callado, luego respondió:

—Y si salgo con él. —Kris se tensó de repente —.  Si rehago mi vida, ¿hay algún problema con eso?

—Sí —aseguró con simpleza —. Me amas, Tao. Si no es conmigo no es con nadie.

Y era de esperarse. Tao esperaba esa respuesta; Kris siempre le decía eso e incluso ahora seguía repitiéndoselo. Pero a pesar de todo, ZiTao quería más respuestas, así que preguntó lo más importante:

—¿Estás celoso?  

Los labios del rubio se apretaron, pero luego se relajaron.

—Sí. —Enojado por confesarlo, lo hizo.

El abrazo  se hizo cada vez más suave, lo que obligó  a que Tao se  aprovechara un poco para conseguir más respuestas.

—¿Tienes algo más que decirme?

Y ante eso, Kris recordó lo que había escrito en el mensaje que Tao no quiso leer, entonces por primera vez confesó lo que sólo textualmente había hecho:

—Te extrañé.

 

Aunque fuera de noche y su atmósfera estuviera muy cálida a oscuras, Chen levantó la pastilla de luz y toda la casa se encendió de nuevo. 

Notas finales:

ahhaahaha LOOL, CHEN ES NUESTRO SALVADOR. APAGANDO LAS PASTILLAS DE LUZ LOOOOOOOOOOL, MÁS TROLL NO PUEDE SER :P Pero que romántico, ¿ven que es un amor? QUIÉN QUERÍA CHENMIN? ¿QUIÉN? ¿LES GUSTÓ?

AAWW, sobre Tao y kris. Me gustó, no tuvieron sexo y eso fue genial. Kris, debes entender que Tao  no es un fácil para andar cayendo en tus brazos cada vez que quieres. COSITAAAA... ¿LES GUSTÓ?

BaekYeol y sus uñas.. El Hunhan y su ebriedad... El SuLay y su.... paja a oscurasxD. El KaiSoo y el sexo en la cocina con chocolate y todo. 

El MinKey todo troll con el Minho, el perfecto Macho-man xDDD

Me gustó.  ¿Les gustó? 

Los amo

 

(Corrección de unas tildes y lo que estaba en inglés, word me lo cambió y no me había dado cuenta, hasta ahora, pero ya lo puse como debía ser, o eso creo) 


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