Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lover's Spit (EXO: TaoRis) por Monnyca16

[Reviews - 1807]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola. Prometí que el 12 subiría el final, pero me ocurrió algo muy raro, algo como lo que le pasó a tokio hotel: a último minuto se me ocurrió algo y lo quise poner, modificando la mayoría de este capítulo. Y lo iba a subir ayer, pero la internet se me fue y tuve que esperar hasta hoy, domingo 14 de septiembre.

¿Qué les puedo decir? Este es el final. Este capítulo se llama “Cubiertos de oro” y lo he elegido así porque en verdad en este fanfic todos están cubiertos de oro. ¿Por qué? Ya se los he contado. Este fanfic es muy extenso y tiene muchos temas, muchas cosas bonitas, extrañas, desesperantes…Lo amo.

Amo este fanfic. Y me costó trabajo terminarlo. Al escribir este capítulo no pude contener las lágrimas. Siempre me pasa algo así, siempre lloro en los finales. Lloro con las cosas que me parten el alma en este fic, pero en este final sí he llorado demasiado, tanto, que he tenido que dejar de escribirlo de a ratos para poder continuar. Me ha pasado con otras historias. Oh joder… es muy difícil escribir el último capítulo ¿Por qué? Porque la aventura de escribir se va, la rutina, el sentir a cada personaje desaparece. ¿Y saben? No debería estar tan triste porque sé que escribiré capítulos extras, especiales de cada pareja.  Y en esta ocasión quiero que me dejen sus sugerencias. Quiero que me digan en comentarios ¿qué les gustaría que pasara en los one shots?  ¿Por qué? Porque las lectoras siempre tienen deseo de algo, algo que quizá no se mostró en la historia, pero que quisieran añadir para reírse o llorar. Es la primera vez que pido de sus ideas. Los quiero consentir mucho, eso es todo.

Esta historia comenzó como algo muy simple, no sé, yo buscaba ese típico tema cliché del amor-odio (siempre me ha gustado), de hecho busco historias así. Pero lo que me gusta es que esas historias al final no sean lo que todos esperan. Y siento que lo he logrado. Siento que sí supe manejar las personalidades y los deseos de mis personajes. Así que me siento feliz por ello. Me siento muy orgullosa de este proyecto que ha tenido muchas lecturas, muchos comentarios y más que nada, que HA ADQUIRIDO A GENTE VALIOSA.

Los amo demasiado ¿Lo sabían? Sé que nos faltó platicar más, que faltaron muchas cosas, pero más de 7 mil personas no se pueden conocer a lo fácil. He platicado con muchos lectores, soy amiga de ellos, gracias. Son unas personas maravillosas. Y de algo que me he dado cuenta, es que me comentan que aunque no platiquemos muy seguido, con mis notas o con la propia historia se han sentido cercanos a mí. Eso es grandioso. Ese es un logro más.

Son muchos países los que me leen y la verdad es que me impresioné. Los tengo a todos en cuenta. Los valoro mucho. Valoro mucho sus comentarios de retroalimentación, sus quejas, sus sugerencias, su atención a mis errores ortográficos. Con ustedes aprendí mucho. Con ustedes di un paso más.

Este capítulo lo he escrito con un nudo muy grande en la garganta, he querido compilar mucha información, muchas actividades de pareja. Tiene de todo, tiene risas, lágrimas, entre otras cosas. Y sí, joder sí, sigue teniendo temas sociales. Lo sé, no me canso, pero se me sale ponerlos. Volveremos a ver unos dos temitas importantes, como lo son “soñar despierto” “la sociedad en problema con la homosexualidad” “El miedo a que el amor algún día se llegue a terminar” ¿Les ha pasado eso? Cuando la gente tiene pareja siempre tiene miedo a que ese amor se vaya a terminar, ¿por qué? Porque es muy perfecto para ellos, tan perfectos que no creen poderse enamorar de otra persona. He querido tocar esos temas porque siguen siendo JODIDAMENTE, importantes XD.

Hay una situación que he querido dejar no sé cómo decirlo… ¿inconclusa? O mejor dicho, en pensamiento libre, abierto, una conclusión abierta, sí,… eso. Se trata de la situación del Chenmin. He leído comentarios que decían que esa relación parecía ficticia, que parecía irreal. No se preocupen, ese era mi objetivo. Siempre he querido hacer parejas muy extrañas. En esta historia el HUNHAN ES EXTRAÑO Y EL CHENMIN también. No me gusta lo cliché, así que esas parejas son lo más raro que he escrito. Pero no porque sean raras, son como cualquier otra NO, estas parejas tienen muchos temas importantes, sus personalidades sofisticadas más que nada. En el mundo hay de todo, así que tenemos que tener en cuenta que en algún lugar de nuestro país existen parejas como estas, con apodos raros, con familia animal…jajaja. El Chenmin me da mucha risa, pero en este cap me hizo llorar mucho. ¿Saben?  No hay que tratar de modificar una personalidad. Nunca hagan eso. La gente es como es, a menos que sea una maldita perra para que queramos cambiarla. Nunca busquen cambiar a una persona y menos si esa persona es estable con su personalidad. Si alguno de ustedes llega a cambiar una personalidad, reprimen a la persona y no la dejan ser. Ese punto es el que veremos. Lo siento, acabo de matarles todas las esperanzas de que el Chenmin siga junto. Los que vieron en Facebook mis estados, sufrieron con un pedacito de conversación. Pero no todo termina bien y feliz, así que… tienen que entender que siempre hay problemas. En todo caso, el Chenmin seguirá vivo y ya verán cómo. 

En el Sulay cumplí mi sueño, oh sí… Y NO HABLO DE SEXO. AJJAJA. Siempre quise ver que Lay dejara en claro que no era un tonto como todos suponían. Y me encanta cómo pone de cabeza a Suho Lol. El tema sexual del Sulay no lo he querido tratar a profundidad, así que si quieren o se imaginan algo, en comentarios para tenerlo en cuenta en los caps especiales.

¿Mm? Bien, el Minkey. Las otras parejas ya las mencioné con algunos temas, ya luego leerán. Con respecto al Minkey. No sé cómo putas dejé de correr en círculos y revolcarme en la cama al sentir que esta vez LA JUSTICIA Y LAS BUENAS PALABRAS SE HAN DICHO. Me gustó. Me encantó el Minkey, hay una plática de Taemin con Key que la quise hacer sólo para molestar a las 2min shipper jajaa LOL. No, la verdad es que esa plática era necesaria. Hay mucha verdad en ciertas quejas y palabras que se dicen en esa plática, así que los invito porque en realidad hay mucho de qué sentirse identificados. El Minkey es de esas parejas que SE HAN DADO UNA OPORTUNIDAD PARA SER FELICES ¿SABEN? ¿Cuántas personas se dan la oportunidad de ser felices? Incluso el Minkey muestra algo muy real, como lo es que algunas veces las parejas que creyeron nunca se iban a amar, se amaron. Esta pareja muestra que no hay que pelear por amor. Pelear no, pero sí agarrarte los putos pantalones y decir, ‘SI ESTÁ CONMIGO, ME AMA Y YO LO AMO, ENTONCES PARA QUÉ COÑO SE LO ENTREGO A OTRA PERSONA PARA QUE SEA FELIZ’ Key se ha pasado de bueno en este fic, ha sido paciente, incluso le dejó el camino libre a Taemin, que el chiquillo no hubiera mantenido la relación es otra cosa. Key no tiene la culpa, en todo caso, Minho cortó su relación con Taemin y fue hasta Key, que por cierto… Lo rechazó, diciéndole que era mejor ser amigos, comenzar como amigos. ¿Entonces? Mierda… me gusta mucho esa pareja. Me hace recordar a un conflicto acerca de mi hermano y sus amantes. Hay sólo una lectora que se sabe la historia del por qué KEY PIENSA:  No es bueno traicionar a los de nuestro mismo sexo, no es justo ser la amante o el amante, porque todo en esta vida se regresa y si nosotros no apoyamos a los de nuestro mismo sexo, éstos tampoco nos apoyarán. En pocas palabras… Si eres el amante de alguien, es muy seguro que también te pinten los cuernos. Y les contaré la historia brevemente, sin muchos detalles, sólo los necesarios. Verán: Mi hermano es un maldito mujeriego, entonces sacó embarazada a su novia de 15 años, teniendo él la misma edad. Y se hicieron una pareja más fuerte, el niño nació y todo, pero hubo problemas y entonces apareció una chica que justamente trabajaba con mi hermano, esa mujer comenzó a salir con él y todo.  (Ella tiene una niña de la misma edad que el hijo de mi hermano y no tiene pareja, la dejaron) Entonces… se hicieron amantes. Mi hermano dejó de tener contacto con su hijo de sangre, de hecho ni lo ve, pero cuida de la hija de ella que no es de su sangre, de hecho ya la dejó embarazada…El caso es que ya ni nos ve, ya ni nos visita como familia. En pocas palabras, mi hermano se enculó con esa muchacha, que es mayor que él por 3 años y vive en su casa. El caso aquí es que LA TRAICIÓN ES IMPORTANTE. A veces me pregunto, ¿cómo la chica-amante de mi hermano- tuvo el corazón para llevárselo consigo y hacer que mi hermano atendiera a su hija y que dejara de ver a su propio hijo? Las mujeres algunas veces somos bien mensas en ser amantes, quizá para buscar un padre para nuestros hijos. Y tampoco disculpo a mi hermano, es un pendejo, pero quién obliga a las mujeres a buscarse a un hombre mujeriego, más joven y que no sabe lo que quiere? Por eso… chicas… busquen buenos chavos, no unos inmaduros como mi hermano. Las mujeres somos más inteligentes que los hombres en la adolescencia, pero los hombres son muy listos en la etapa adulta, así que piensen lo que hacen. Digo esto, porque quiero añadir, que mi hermano entró a trabajar a Pemex y una chava muy linda, lo sigue. (Ese wei tiene mucho pegue) y ¿ven como la historia se puede repetir? La que fue la amante ahora puede sentir los cuernos. Porque así es la vida. Si haces algo malo se regresa. Y si esa mujer (la amante) no tuvo corazón para que mi hermano dejara a su hijo y a la otra vieja sola, (Sabiendo lo que se sentía que te abandonaran y lo que se sentía que su hija no tuviera padre), entonces otra mujer también hará lo mismo: será la amante de mi hermano y logrará que la deje.  El KARMA… Existe el Karma. Ahora mi hermano anda de chiflado con esa nueva chica … Aw… cosas de la vida. En conclusión, en mi historia, Key pensó en los sentimientos de Taemin, pensó ayudando a los de su mismo sexo a ser felices, sin arrebatarles nada, porque Taemin estaba en relación con Minho, y Key lo respetó. Key no se metió. Entonces esa es toda la historia detrás del Minkey y de su historial.

Con respecto al Taoris. Lo amé. Hay de todo un poco, más que nada el estado soñador de Tao. Tao sueña mucho, demasiado, jajajaja, tiene su carácter, pero es muy soñador. De hecho, soñaba con conquistar a Kris, y miren… LO HA LOGRADO. Los sueños sí se cumplen, ese es el último tema. ¿Alguien tiene sueños? ¿Alguien sueña despierto? Pues sí se cumplen, si nos lo proponemos y si tenemos algo de suerte y buenos pensamientos, se cumplen.

Gracias por leer esta nota. Les conté mucho, creo.

En las notas finales les dejaré un último comentario y unos links para que descarguen el documento de esta historia, así como una lista de música que fue de mi inspiración. SÍ, se los ofreceré. MUCHA GENTE Quiere tenerlo, y por mí no hay ningún problema.

Capítulo 50

“Cubiertos de oro”

El sol recién se había ocultado cuando Luhan comenzó a bailar por todo el cuarto, saltando  y riéndose como un demente; justo en esos momentos una de sus canciones favoritas se trasmitía en la televisión. Se trataba de ‘Break free’ de su ahora consentida, Ariana Grande. Antes le caía muy mal, pero al escucharla le perdonó su típico peinado. Todo había pasado tan rápido que ya no podía evitar ponerse a bailar, cantando muy alto, logrando que Sehun en varias ocasiones se tapara los oídos, sin quitarle los ojos de encima, por supuesto.  Luhan se miraba muy feliz y eso le encantaba.

—Whao, eso ha sido jodidamente grandioso —espetó,  tirándose sobre la cama, totalmente exhausto. Sehun asintió, acariciándole el cabello.

Era totalmente impresionante que Luhan todavía tuviese batería, pues habían ocupado toda la tarde para ir a pasear. Esa cita le pareció muy íntima porque se mantuvieron hablando mucho, de cosas triviales y otras un tanto pesadas. No lograron tocar el tema del pasado de Luhan, pero ambos sabían que faltaba tratarlo. Luhan lo sentía, lo sabía, conocía a Sehun y tenía que aceptar que su novio estaba siendo demasiado paciente con un tema como ese.

—No recuerdo haberte visto tan alocado, tan… feliz.

—¡¿Cómo puedes preguntar eso?! —Su voz tembló al sentir que un gallito se le salía. Sehun no podía ser así de ocurrente. Si se seguía comportando así, Luhan nunca se lo perdonaría. Con demasiada lentitud, Luhan se sentó en la cama, a un lado de Sehun, moviendo los pies tímidamente, viendo cómo estos colgaban libremente —. Hoy cumplimos un mes más de novios ¿No es suficiente?

Sehun sonrió, acariciándole la espalda. Era verdad. No sabía cómo el tiempo había pasado así de rápido, pero lo agradecía. Luhan era muy importante para él. Luhan era su bebé, su novio, su felicidad entera. Y no era difícil acostumbrarse a su faceta de infante; a Sehun le encantaba verlo actuar de ese modo, no le molestaba, más bien se divertía. A Luhan siempre se le ocurrían puras tonterías, pero era demasiado tierno para Sehun, quien no apartaba la vista de su sonrisa, de todas aquellas gesticulaciones maravillosas.

—Ha pasado tanto tiempo…—contestó el más alto, amansándolo como a un canino.

—Síp —dijo, lleno de simpleza.

Sehun le plantó un beso en la frente. —Te amo.

—Yo te amo más —Luhan canturreó.

—No. Yo te amo más. —Y de nuevo comenzarían con su típica discusión, en la cual Sehun siempre perdía.

—Sabes que yo te amo más, pero está bien, sólo por hoy dejaré que tú me ames más. —Sonrió coqueto, sentándose sobre el regazo de Sehun, obligándolo de ese modo a que lo mirara a los ojos y lo sostuviera fuerte —. Te amo y lo sabes. Quiero que sepas todo de mí, ahora lo vas a saber todo sobre mí.

Al escucharlo hablar así, Sehun se negó varias veces.

—Bebé, si no estás preparado no…

No  quería presionar a Luhan. No quería verlo llorar, le partiría el alma entera si Luhan lloraba ahí mismo. Sin embargo, el pequeño Luhan se encontraba bien, muy tranquilo. El que parecía que colapsaría en cualquier momento era Sehun.

—Está bien. Todo está bien. —Lo animó, acariciándole la cara con ambas manos, besándolo en la frente. Sehun respiró hondo. El más asustado era él y no sabía…quizá sentía mucha impaciencia, impotencia…muchas ganas de gritar y discutir sobre lo horrible que era que un padre abusara sexualmente de un hijo. Aquello no tenía perdón, no… No lo tenía. Pero aun así, Luhan parecía haberlo perdonado desde hace mucho.  

No importaba si Luhan era muy infantil la mayoría del tiempo, ese pequeño sabía perdonar y superar los malos ratos. A pesar de todo lo que había sufrido, Luhan no era infeliz.

—Sé que te mentí cuando te dije hace muchos meses atrás que lo sabías todo, puedo imaginar que para ti fue…triste que yo no te confesara las cosas. No fue mi intención principal, yo realmente quería decírtelo, quería contarte muchas cosas sobre mí, pero siempre cuando quería hablar, me aparecía un nudo en la garganta muy grande que me impedía pronunciar palabra. Luego llegaba el miedo y al final me quedaba callado. No me da vergüenza aceptar lo que soy ¿sabes? No me da nada de pena eso, sólo…sólo no quería recordarlo. No quería recapitular ‘eso’ y estaba seguro que si te contaba, me dolería. Porque no es nada fácil. No es fácil aceptar que tu padre ha hecho cosas, cosas que ningún padre debería de hacer.

Sehun tragó saliva. Era cierto. Ningún padre debía causarle dolor a sus hijos, ninguno. Algunos padres hacían llorar a sus hijos por regaños simples y otros más fuertes, pero era común. Otros los hacían llorar por no amarlos lo suficiente o abandonarlos, pero… que un padre violara a su hijo no podía compararse con cualquier dolor o lloriqueo. Tomar a un hijo sexualmente era absolutamente grotesco. ¿Cuántos padres tocaban a sus hijos de manera sexual? ¿Cuántos niños sabían que aquello estaba bien o mal? ¿Por qué sus otros familiares no se dieron cuenta? Sehun quería saberlo todo, pero a la vez no. No deseaba que Luhan abriera su corazón y que le doliera. No quería debilitarse al escucharlo contarle.

—Yo era muy pequeño, Sehun. Yo no sabía. No lo sabía. No entendía por qué mi papá se comportaba de ese modo. Pensaba que era normal, e incluso pensaba que mi padre era más cariñoso conmigo. Todo empezó así. Nuestra relación siempre fue así…—Sehun cerró los ojos. Justo en esos momentos su corazón martillaba su pecho. Luhan hablaba tan tranquilamente, demostrando que su vida pasada estaba completamente superada.

—¿Cómo fue? —Interrogó, abriendo los ojos lentamente, muy lentamente.

Luhan lo miró a los ojos, pensando.

—Él me trataba muy bien, mejor que a mi madre…yo lo quería por eso. Lo presumía con mis amigos y todos se ponían celosos porque sus padres no los tomaban de las manos ni les daban besos por todo el rostro —contó, sonriendo tontamente para luego ponerse totalmente serio—. Pero una noche, cuando mamá no estaba, él fue a mi habitación. Se metió a mi cama y comenzó a contarme un cuento, todas las noches lo hacía.  Pero esa noche no se fue después de haber leído todo. Yo no podía dormirme, Sehun… No podía dormir al sentir que mi piel era tocada de una manera diferente. —Respiró profundamente, dejando sus pulmones totalmente llenos. Al sacar todo el aire, apretó los hombros de su novio  y prosiguió: —Me daba mala espina. Todo lo que yo pensaba se había esfumado. Tenía mucho miedo, pero no podía hablar, no me salía nada. Pensaba que era correcto, porque él era más grande,  porque era mi padre…es mi padre. Suponía que los padres acariciaban a sus hijos así por el simple hecho de amarlos. Pero luego toda la ternura con la que me trataba terminó. Las luces se encontraban apagadas y eso me hizo sentir encerrado. Me maltrató, Sehun, y mi padre nunca lo hacía. Me pegó muy fuerte, y comenzó a besarme, por todos lados, aprisionándome. Me cubrió la boca con cinta, una muy gruesa y no importaba si salivaba, no podía morderla y arrancármela. No podía cuando mis manos también se encontraban encintadas. —Al ver totalmente paralizado a Sehun, más neutralizado que nunca, lo abrazó fuerte, meciéndose. Podía ser bastante común que Luhan se quebrara y que Sehun lo hiciera sentir protegido, pero esta vez fue todo lo contario. Esta vez Sehun necesitaba un respiro, llorar. Porque no podía imaginarse algo así. No podía imaginarse a Luhan expuesto de esa manera siendo un niño, una persona indefensa. Y no quería que otra gente lo atacara, no quería que volvieran a dañar a Luhan —. Yo salí bien librado esa vez, pero la segunda… la segunda fue más cruel que la primera. Eso ocurrió de un día para otro y mi padre se había ocupado de que mi madre confiara en que me encontraba en la escuela, estudiando… pero seguía ahí, para él. En ningún momento pude apartarme la cinta que me impedía reprochar, pero tenía ganas de preguntarle tantas cosas. —Esta vez Sehun reaccionó, abrazándolo muy fuerte, llorando. Nunca había llorado frente a alguien, pero ni siquiera se había dado cuenta de sus lágrimas silenciosas hasta que éstas tocaron sus labios y pudo lamerlas, soportando el sabor salado —. Mi madre se dio cuenta cuando escuchó ruidos, abrió la habitación a como pudo y lo apartó de mí, golpeándolo en la cabeza. Yo no… no sabía. No recuerdo nada más. Sólo me sentía mareado y adolorido, no podía estar de pie, no podía caminar. Me desperté en un hospital, mi madre me pidió perdón. Mis heridas se fueron, Sehun, fui a terapia y…me siento bien. —Pronunció eficazmente, sin balbucear ni llorar, totalmente tranquilo, preocupado más por Sehun que por él mismo —. Todo está bien ahora. Yo estoy bien, y feliz. Así que no te preocupes, esto sólo ha sido algo que tenía que pasar para llegar hasta aquí, contigo. La sexualidad me parece algo normal y no odio que me toquen, pero no puedo evitar comportarme como un niño a veces. Por eso, gracias, gracias por no quejarte tanto y eso. Gracias por esperar a que pudiera decirte todo esto, sé que pasaron muchos meses, pero aun así no te desesperaste. No fuiste insistente. Confiaste en mí. —Sonrió enormemente, cargado de agradecimiento. Su mirada brillaba, alegremente, confiada, satisfecha. Se sentía bien hablando de su pasado, era un reto, su reto. Y lo había cumplido. Por fin ya dejaba de tener cuentas pendientes con Sehun.

—Siempre voy a confiar en ti —musitó, separándose un poco para ver a Luhan a los ojos, dejándose ver totalmente derrumbado por él. Sehun tenía los ojos rojos, llenos de lágrimas, sus orejas se encontraban rojas también, al igual que su nariz. Luhan le apartó las lágrimas, besándolo —. Te amo.

—Yo también te amo —correspondió con un segundo beso.

Sehun le acarició el rostro y lo abrazó nuevamente, oliendo su dulce aroma.

—¿Me estás olfateando? Siempre me olfateas ¿huelo bien? —Su voz sonó cantarina, feliz y ansiosa. Sehun sonrió. ¿Por qué Luhan cambiaba de tema tan rápidamente? Era muy sorprendente. Salía con cada cosa, pequeña o grande, mayormente insignificantes, pero siempre hacía lo mismo.

—Hueles muy bien.

—¿Muy muy bien? —Insistió.

—Muy jodidamente bien —dijo, removiéndose hasta tener, nuevamente, a Luhan frente a él y mirándolo  a los ojos —. Hueles como a fresas con crema.

—Es mi nueva crema corporal —se sinceró, asintiendo mucho al recordar que apenas ayer la había adquirido.

—¿Nueva? Si tienes millones de cremas corporales.

—Y dulces… —complementó, poniéndose de pie para ir por una gran bolsa de gomitas enchiladas y otras con azúcar. Sehun lo siguió con la mirada, viendo que se metía varias a la boca.

—¿No me vas a dar? —Cuestionó, atrapando a Luhan por la espalda, dirigiendo su mano a la bolsa para agarrar dulces también.

—No, cómprate las tuyas.

—¿Eh?

—Te lo creíste. Por supuesto que te daré, no soy un envidioso… bueno…sólo contigo, ya sabes… —Luhan empezaría con sus debates.

—Luhan.... ya sé eso. —Quiso hacerlo callar, pero Luhan le metió una gomita a la boca y comenzó con su discusión.

—Ya sabes, yo siempre comparto todo, incluso mis dulces y mi ropa, pero no me gusta compartirte. Eso me enfurece. Y no quiero que veas otras nalgas, Sehun, ¿me escuchaste?

—Nunca haría eso. ¿Por qué eres tan desconfiado?

—No lo soy. Sólo me gusta prevenir, odio lamentarme después. Yo amo la prevención Sehun, pero mucha gente odia prepararse antes de hacer las cosas. Yo siempre me preparo. Me gusta prepararme, como cuando te preparas para ir de campamento…a mí ¡Nunca se me olvida la casa de campaña ni el repelente de mosquitos! ¡Jamás se me olvidaría porque soy muy prevenido! Porque sería muy feo que me picaran todos los mosquitos, porque ¿sabes? Tengo una especie de imán con los mosquitos. No sé si me aman o me odian, pero aman chuparme la sangre, así como los vampiros… Y odio eso. Odio las picaduras. No me gustan los mosquitos, Sehun ¡No me gustan!

—Pero son tan chiquitos… tan inofensivos —propinó Sehun, alentándolo a hablar. Amaba cuando Luhan se desviaba del tema y contaba muchas cosas a la vez. Porque primero había comenzado con la prevención y de la nada había añadido el campamento, las casas de campaña, los mosquitos y los vampiros.  ¿De dónde coño sacaba tantas ideas? No podía entenderlo, nunca lo entendería, pero le gustaba mucho.

—¿Chiquitos? ¡Tienen el tamaño de un limón!

—¿Limón? No exageres…

—Bueno no… pero podrían llegar a ese tamaño. Son muy fastidiosos. ¿Te imaginas que tuviese el tamaño de un limón? Podría matarlos, pero… sus picaduras serían más fuertes y la marca más notoria. Y no me gustan las marcas, ¿sabes cuánto he gastado en cremas para tener una piel perfecta? Una vez me picaron tres abejas, fue horrible… Son unos malditos. ¡Malditos insectos! —Se negó repetitivamente, comiéndose una gomita de gusano.

Sehun sonrió, besándolo en la mejilla. Nunca acabaría con Luhan.

 

;;;;;  ;;;; ;;;;;

 

La empresa era gigante, llena de lujos, de gente bien vestida. Lay se adentró junto a Suho, sintiendo cómo todos lo miraban de arriba abajo. Era la primera vez que visitaba el trabajo de su novio, y estaba seguro que le agradaría verlo en acción. Lay conocía las facetas de Suho, no todas, pero sí las más importantes. Ahora conocería una muy interesante. Ese día conocería al Suho trabajador y estresado al máximo; lo vería contestar muchas llamadas en su oficina, revisando papeleo y preparando su nueva agenda.

—¿Puedo pasar? —Le preguntó apenas se abrió el ascensor. Suho parpadeó, asintiendo ante el cuestionamiento de Lay. Por supuesto que podía pasar. Era la empresa de Suho, de su familia, y por cierta obviedad, también de Lay.

—Sí, ¿no quieres pasar?

—¿Qué? Sí, sí quiero. Digo… esto es muy grandioso. Siempre quise visitarte y verte trabajar. Esto es un sueño hecho realidad —comentó, apretándole la mano, muy acaramelado. Suho lo dejó estar así, sin pena.

—Pero no podré atenderte mucho, hasta después de unas horas ¿No te enojarás por eso, o sí?

Lay movió la cabeza de izquierda a derecha, contestando:

—No, yo entiendo que trabajo es trabajo. Te daré tu tiempo, yo puedo pasear o simplemente verte, leer algo…

—De acuerdo. Pero no le hables a nadie, no quiero que hagas amistades. Aquí nadie es amigo de alguien. No puedes confiar en la gente de por aquí —mencionó, inspeccionando todo su alrededor para verificar que estuviera limpio. No le gustaba que su empresa estuviera sucia. Odiaba la suciedad.

—Qué raro, todos se ven muy amigables. —Lay rodó los ojos, pensante.

—Sí, porque vienes conmigo, pero deja que te encuentren solo. Ellos te destrozarán en cuestión de segundos —su notificación sonó seria, demasiado real. Suho parecía no estar jugando.

—Te escuchas demasiado cruel, no creo que sean tan malos. —Lay se alzó de hombros, confundido. Suho siempre lo confundía con sus comentarios.

—Lo son. Por eso no te separes demasiado y no creas nada de lo que dicen. Se la pasan mintiendo y haciendo que la vida de la gente se arruine.

—Pero son tus empleados, ¿cómo puedes hablar así de ellos?

—Porque los conozco. ¿Por qué eres tan ingenuo? No puedes confiar en la gente de un segundo para otro. Por eso no les hables —aconsejó, acariciándole el cabello.

Lay movió la cabeza alocadamente, protestando:

—Pero me quedaré solo… me… me aburriré.

Los ojos de Suho se fijaron en los del más pequeño, dándole confianza, afecto.

—¿Te llevo a casa?

¿Qué? ¿Llevarlo? Por supuesto que no.

—No, yo no quise decir eso. Quiero decir, te recuerdo que este es mi sueño hecho realidad. No puedo irme así como así, a lo fácil. Yo soportaré todo. Pero quiero participar en algo, no sé, hablar con alguien, disfrutar la estadía aquí —añadió con su característica voz cálida y algo temblorosa. Siempre hablaba así cuando estaba nervioso.

—Puedes disfrutar viéndome por horas, eso es lo mejor que puedes hacer —dijo, sonriendo con chulería. Lay también sonrió, pero prefirió negarse:

—No, yo quiero conocer a las personas. Hablaré y saludaré a tu personal.

—De acuerdo, pero es bajo tu responsabilidad. Yo ya te dije lo que podría pasar si llegan a hacerte algo —finalizó, llevándolo hasta su oficina y sentándose.

Lay observó todo, haciendo ruiditos, sintiendo hermoso al ver a Suho demasiado serio en su trabajo. No supo cuánto tiempo se le quedó viendo en silencio, pero luego abandonó la habitación, caminando sin rumbo fijo por los pasillos, encontrándose con varias miradas de la gente. Lo veían muy feo, pero otros se miraban cálidos. Llegó hasta una máquina dispensadora de agua y esta vez se preparó un café, utilizando el agua caliente, algo que casi nunca hacía. Simplemente amaba las máquinas dispensadoras de agua.

—¿Tú eres? —Una señorita muy bajita lo interrumpió en el acto, poniéndose a un lado, tocándole el brazo.

—Lay —respondió.  

La fémina frunció el entrecejo.

—¿Y qué haces aquí?

—Hacerme un café —respondió simple, fácil, haciendo que la mujer se enfureciera poco a poco.

Ella rió, socarrona. Eso era bastante obvio.

—No me refiero al café, más bien a tu presencia en la empresa.

Lay sonrió ante eso, luego contestó:

—Vine con mi novio.

—¿Novio?

—Sí, sí, él está ocupado. —Su tonito era incomparable, era una mezcla entre ingenuidad y libertad.

—Entonces puedes largarte. Si él está ocupado, sería bueno que te alejaras. No es bueno interrumpir a la gente —sacó sin nada de tacto, dejando a Lay muy impresionado.

Lay no podía creer que hubiese gente de esa calaña. Eso era una total falta de respeto. ¿Acaso no podían atender bien a los visitantes? Parecía que no. Suho tenía razón.

—Pero yo no lo interrumpo —se justificó, dándole un sorbo al café.

—Lo interrumpes, interrumpes a todo el personal —espetó ya bastante frustrada.

El cuerpecillo de Lay retrocedió un paso, luego trató de resolver el problema:

—Disculpe, señorita. Pero yo no estoy molestando a nadie. No me iré, y quiero que me deje de hablar. Yo no le estoy haciendo nada malo —se sinceró, haciendo un mohín con los labios, sintiéndose maltratado, herido.

—Hablaré con el presidente.

—¿Suho? —Lay interrumpió su marcha con el nombre del mismísimo presidente, de su novio.

—¿Cómo puedes llamarlo así, tan a la ligera? Nadie puede llamarlo por su nombre y no lo hará ningún niñito como tú.

—Yo puedo llamarlo así. Él es mío —aclaró, sonriendo al recordarlo. Sí, Suho era suyo, completamente suyo.

—¿Tuyo? ¡Llamaré a seguridad! No puede ser que dejen entrar a gente demente —gritoneó, moviendo las manos como loca, haciendo que sus tacones resbalaran un poco con el piso recién trapeado. Lay la vio sostenerse de la pared. Se veía muy graciosa.

—Yo no estoy loco. Suho es mío, puede preguntarle.

—No, no es tuyo ni de nadie que trabaje en esta empresa. Él se va a casar pronto y no puedes manchar el nombre de su futura esposa.

El cerebro de Lay no había captado a la perfección, hasta que miró a la mujer de nuevo ¿Esposa? ¿Suho con espo…sa? Eso daba mucha risa, de verdad.

—¿Esposa? —Su boca tembló ante su propia pregunta.

La señorita asintió, añadiendo:

—Sí, y no te importa nada más.

Lay no quería creerlo, pero algo andaba mal. Si el personal sabía sobre eso, entonces significaba que era cierto. ¿En realidad era verdad? No quería que eso fuese verdadero.

—Pero… pero ¿Cuándo se comprometieron?

—Hace un año. Pronto se van a casar —murmuró—. Así que lárgate. No queremos que te vean aquí. Si su futura esposa llega a escucharte hablar del presidente tan a la ligera, nos corre a todos .—Dicho eso se fue.

Lay asintió, caminando hasta el final del pasillo. No quería irse y sabía que no debía creerle al personal, pero tenía curiosidad. ¿De verdad Suho estaba comprometido? ¿Con quién? Necesitaba saberlo, así que sin despistar, se dirigió hasta la oficina de su novio y se sentó en un sillón de cuero negro, viéndolo muy penetrantemente. Suho se miraba hermoso, totalmente perfecto. Parecía un profesional, no…más bien, Suho era un profesional a pesar de su corta edad.

—¿Por qué estás todo rojo? ¿En qué estás pensando? —Suho habló, sin mirarlo a la cara, sólo traspapelando información y sacando unos datos de su monitor.

¿Qué? ¿Lay estaba rojo? ¿Cómo lo había visto? Lay carraspeó, ocultándose el rostro con las manos.

—¿Cómo puedes decir que estoy rojo si ni siquiera me estás viendo?

—Te veo. Te veo completamente. —Esta vez lo miró a los ojos, conectándose —. Y sigues totalmente rojo.

—No estoy rojo. —Hizo puchero.

—Lo estás.

—Bueno… lo estoy. ¿Qué tiene de malo? —Quiso saber. Lay siempre quería saber todo.

—No tiene nada de malo. ¿Pero por qué estás así? Quiero saberlo.

—No es nada…

—¿Nada? —Persistió.

—Sí.

—¿De verdad?

—No.

—¿No? —Esta vez el rostro de Suho mostraba confusión total.

—Bueno… más o menos.

—¿Más o menos? —No evitó preguntar lo que escuchaba.

—Deja de arremedarme. —Se impacientó, haciendo nuevamente un puchero. Suho sonrió. Le encantaba cuando Lay se confundía todo y hacía muchos pucheros. 

—Es divertido.

—¿Te parezco muy divertido? —Suho asintió—. ¿Por qué?

—Porque eres muy inocente.

—Lo siento —dijo, mordiéndose el labio inferior.

—Me gusta. Me gustas así. Te haces un lío tú solo —confesó, recordando que siempre molestaban a Lay por ser tan despistado. Pero era jodidamente divertido verlo hacer caras, verlo muy ansioso y con los ojos mostrando su estado desorientado.

—Quería preguntarte si estabas comprometido, eso es todo —comentó de repente, sin nada antes, sólo así, seco.

Suho entornó los ojos, ladeando la cabeza. —¿Comprometido?

—Sí, si tienes alguna pareja con la que te vayas a casar pronto —complementó Lay, sonando tranquilo. No se creía que Suho tuviera pareja, eso era demasiado estúpido. Suho nunca lo engañaría de esa forma. Estaba seguro de eso.

Suho alcanzó a torcer los labios, formando una sonrisa.

—¿Y si lo estoy? ¿Qué harías si estoy a punto de casarme? —Inquirió, dejando a Lay muy pálido y estático. Se miraba asustado, de nuevo ese gesto de «no saber qué hacer» o «qué decir», o esa cara de «no entendiendo nada»

—Pero… ¿y yo? —Titubeó, mirando a Suho directamente, sintiéndose muy olvidado de pronto, muy solo. Estaba muy asustado, totalmente intimidado, decepcionado.

—¿Tú?  —Suho contestó con una pregunta

—¿Yo me quedaré solo? —Sin podérselo creer, Lay preguntó lo que parecía obvio.

—Eso dependería de ti.

—Pero… pero… —Se levantó, dando vueltas en su lugar —. ¿Qué haré yo?

—No lo sé —refutó, viendo de arriba abajo cómo Lay se complicaba todo. Lay parecía estar en problemas.

—Yo tampoco lo sé. Yo pensé que tú y yo… ¿cómo puedes hacerme esto, Suho? ¿Cómo puedes… de verdad me estás engañando? —Frunció el entrecejo, poniéndose totalmente recto, esperando de ese modo una respuesta.

De repente el rostro de Suho palideció. Lay esta vez se miraba molesto. Molestar a Lay no había sido buena idea después de todo.

—Hey, esto es sólo un juego. Lo que posiblemente escuchaste allá afuera no es cierto. No estoy comprometido con nadie, esa mentira se la creyeron todos cuando la dije, pero no es la gran cosa.

—¿No es la gran cosa? —Gritó, dejando salir su lado eufórico.

—Exactamente, no es la gran cosa, es una sucia mentira.

—De acuerdo. —Lo entendió a como pudo—. ¿Entonces por qué juegas conmigo? No creas que soy une estúpido, Suho, porque no lo soy. ¿Estás de acuerdo? Puede que algunas veces no entienda o que no reaccione como todos lo harían, pero yo también siento. Y si vas a estar así conmigo es preferible que ya no salgamos juntos. No me interesan las personas así —Concluyó, dirigiéndose a la puerta de la oficina.

El cuerpo entero de Suho se sintió débil y su sangre cayó hasta el suelo, dejándolo devastado. No creía que sus bromitas traspasaran los límites, pero esta vez Lay parecía ir en serio.

—¿Qué demonios estás diciendo? —Pidió una explicación, tenso.

—Que te busques a otro tonto —espetó, saliendo inmediatamente de ahí.

¿De verdad la había cagado demasiado? Lay nunca se molestaba por ese tipo de cosas, pero ahora que Suho lo pensaba más profundamente, se daba cuenta que todos subestimaban al pequeño Lay, incluso él.  Últimamente, Suho estaba adorando verlo todo confundido, pero ahora ese toque se perdió. No siempre podría confundirlo. No siempre haría sus bromas negras y estúpidas.

Lay no era un tonto, sólo era poco entendedor a veces. Pero era muy listo, de hecho más listo que Suho. Y esta vez se había pasado de lanza en molestar a Lay de esa forma, más porque se trataba de su relación. Y con eso no se jugaba nunca.

Inmediatamente tomó su celular, le marcó a Lay pero éste no contestó. Así pasaron diez minutos en completo estrés. Y aunque quiso ir a buscarlo y hablar, algo se lo impedía. No tenía cara para pedirle disculpas. No podía aparecer y decir ‘lo siento’ cuando recién se había comportado estúpidamente. Lay era muy importante y por ello quería un momento oportuno. Fue por eso que decidió quedarse a trabajar, exprimiendo todas sus fuerzas y mal humor. Lay de seguro estaría en casa, pensando, jugando en internet o practicando Yoga, por eso estaba tranquilo.

Luego de salir del trabajo, se dirigió a la casa de Lay, esperándolo en la sala porque le habían dicho que todavía no llegaba. Suho no podía creerlo. Habían pasado aproximadamente diez horas desde que lo dejó marchar de la empresa y todavía no llegaba a casa. Lo peor de todo era que ni siquiera le contestaba las llamadas y estaba muy oscuro allá afuera. ¿Y si le había pasado algo? ¿Si Lay estaba en peligro? Suho quería, necesitaba saberlo todo. Absolutamente todo. No se lo perdonaría si Lay estaba en peligro. Toda la tarde se atrevió a no preocuparse por Lay, porque se suponía que estaría cómodamente en su casa, jugando o haciendo sus típicas cosas. Pero no. No estaba. Todavía no llegaba y eso desesperaba a Suho. Lo preocupaba demasiado.

Justo a las ocho de la noche, Lay abrió la puerta de su casa, cargando en su mano derecha un volante de cafetería. Estaba sonriendo. Se veía muy feliz a pesar de la discusión anterior.

—¿Por qué llegas a estas horas? —Inmediatamente, Suho interrumpió su felicidad, cuestionándolo primero que la familia de Lay, regañándolo fuertemente —. Joder, estaba terriblemente preocupado por ti. ¿Por qué no contestabas mis llamadas?

—Estaba comiendo unos nuevos pasteles, sabían muy bien. Me quedé ahí toda la tarde, platicando con gente nueva —aseguró con una sonrisa, pasándolo de largo. Parecía verse tranquilo. A lo mejor había olvidado la discusión anterior. O tal vez no.

—¿Me estás ignorando? —Decidió preguntar, sintiéndose doblemente estúpido. Demasiado patético para su gusto.

—¿Quién? ¿Yo? —Esta vez Lay lo encaró, alzándose de hombros.

—No estoy jugando, Lay —se lo advirtió.

—Pensé que sí. Ya sabes…siempre juegas conmigo.

—Y lo siento. No siempre juego contigo, pero si lo hago es porque me parece muy tierno verte todo confundido. Pero ya no lo volveré a hacer. No quiero que te enojes por esto… por mis tonterías.

—Ok —contestó, tomándoselo con calma.

—¿Ok? ¿Sólo eso? —No se sentía satisfecho.

—Búscate a tu tonto, porque yo no te quiero. ¿Sabes? Esto ya es suficiente. No me gusta que me engañen ni que me mortifiquen. —Elevó ambas manos y dio dos pasos hacia atrás, alejándose de Suho, quien se acercaba cada vez más.

—¿Me estás dejando? —Su voz parecía fúnebre, totalmente accidentada por el dolor que eso le causaba.

—Vete. —Señaló la puerta.

—¿Me estás dejando?  —Inquirió por segunda vez, rogando por una explicación mucho más detallada. No podía correrlo simplemente de esa manera. No podía.

—Si nos dejamos no sería la gran cosa. Las parejas son así, se enamoran, tienen problemas y se dejan de amar. Esto no es nuevo —suspiró con cansancio, viendo fijamente a Suho, todavía señalando la puerta de su casa.

Un silencio espantoso rondó a ambos. ¿Lay había dicho eso? Era muy impresionante, pero a la vez cierto. Pero Suho no quería que fuera cierto. Sentía que su corazón se partía en mil pedazos.

—No me dejes —murmuró—. Oh, joder…no me dejes. No lo hagas.

Lay cerró los ojos, soltando aire.

—¿Ahora vez lo que se siente? Yo también puedo engañarte y jugar con tu rostro todo confundido, Suho. Te ves muy tierno así —rió, apretándole las mejillas y dirigiéndose hasta la cocina para beber un poco de agua helada.

El rostro de Suho se quedó pálido, casi igual al de Lay cuando le hizo la bromita. ¿Lay esta vez se había burlado de él? ¿Lo engañó? Y lo peor era que había salido perfectamente bien. Suho se lo creyó  y todo, y si Lay no le decía que era sólo un juego estaba seguro que se hincaría sin siquiera pensarlo demasiado. Eso habría sido bastante vergonzoso, pero realmente sentía que Lay lo estaba dejando.

—No lo vuelvas a hacer —pidió, abrazándolo por la espalda, apretándolo muy fuerte.

—Suho, me sacas el aire —tosió, tratando de alejarse para poder respirar, pero lo único que consiguió fue que su novio lo apretara más fuerte y lo besara en la base del cuello.

—Promete que nunca lo volverás a hacer —rogó, incapaz de soltarlo.

—Lo prometo —casi gritó, respirando muy profundamente cuando  Suho lo liberó.

—Yo también prometo no volverte a tomar el pelo, amor —anunció, besándolo esta vez en los labios.

—Más te vale —se rió, brincando inconscientemente. Suho lo vio, recordando por siempre esa enseñanza, esa nueva parte de su historial. Jamás volvería a jugar con el rostro todo confundido de Lay, porque estaba seguro que siempre saldría perdiendo.

—Te amo —dijeron al unísono, luego rieron, manteniendo el abrazo.

Ese sí que había sido un susto grande.

 

;;;;;    ;;;;;   ;;;;;

 

Kyungsoo estaba ansioso por su cita con Kai. Casi no salían y si lo hacían era muy poco. Esta vez irían al cine, verían una película romántica y Soo estaba jodidamente emocionado porque ese día se sentía diferente. Su ropa, su rostro, su peinado, todo era diferente. Se veía muy atractivo y joven, muy sexy. Luhan le había regalado esos pantalones y esa playera; recién la había conseguido y era de marca. Por lo general, Luhan veía algo y lo compraba para regalárselo a los demás, porque sentía que los haría verse muy lindos, y no se equivocaba. Esa ropa era increíble.

Soo estaba seguro que a Kai se le caería la baba al verlo.

Al escuchar la puerta, Soo corrió escalera abajo, abriendo y quedándose quieto cuando Kai le apretó el hombro y lo obligó a dar una vuelta para inspeccionarlo bien. Kyungsoo sonrió muy complacido, pero su alegría terminó al escuchar a su novio.

—No irás así —dictaminó, pareciéndose a Kris. No dejaría que su novio saliera así a la calle, no era vulgar ni nada, sólo que era demasiado perfecto y no quería que alguien más viera a su Kyungsoo. Kai entendía  a kris cuando en varias ocasiones escuchó pedirle a Tao que se cambiara de ropa.

—¿Qué? ¿Pero por qué no? Eso no es justo.

—Todos te mirarán. Te ves muy,… —No supo exactamente cómo explicarlo, pero lo tenía en la punta de la lengua.

—Que me miren —atacó Soo, cruzando los brazos.

—Tú no eres así, sexy. —Le palmeó el hombro, animándolo a cambiarse de ropa.

—Quiero llevarme esto. Se me ve muy bien —añadió, acariciándose la ropa. Kai negó.

—Te espero, ve arriba y cámbiate —tronó, pasando hasta la sala para sentarse. Quería que Kyungsoo le hiciera caso, que se cambiara de ropas y que ya pudieran salir al cine. La función comenzará pronto y no quería perdérsela por nada del mundo. 

—No. No me quiero cambiar. Ya estoy listo, es hora de irnos —se quejó, tomando todas sus cosas y dirigiéndose a la puerta. Kai lo interrumpió  a medio camino.

—No podemos irnos así. Todos te mirarán, no me gusta eso —gruñó, poniendo la quijada tensa.

Kyungsoo levantó una mano y se lo tomó a la ligera, haciendo movimientos torpes. 

—No seas celoso, me siento muy bien con esta ropa. Es muy bonita. —Sonrió como un niño pequeño.

—Sí, es muy bonita, pero no es para ti —declaró, cargado de indignación. Sabía que esas palabras eran duras, pero necesitaba decirlas. Era eso o que todos vieran a Kyungsoo.

—¿No es para mí? ¿Qué tratas de decir con eso? —Levantó las cejas, sorprendido, vagamente torpe.

—Que no la deberías usar. No es de tu estilo y se te ve rara, mal…—Describió, no muy seguro de lo que decía. Realmente eran puras mentiras. Kyungsoo jamás se vería mal sin importar que estuviera vestido de monja.

—¿Se me ve mal? —Preguntó, mirándose el atuendo.

—Sí, es por eso que debes de cambiarte cuando antes —forzó, viendo que Soo se quejaba en silencio.  

—No quiero. Y si no vas conmigo al cine, entonces iré yo solo. —Se dirigió a la puerta y la abrió, pretendiendo irse y dejar a Kai solo en su casa, pero éste corrió y lo siguió durante todo el camino.

Se dirigieron al cine. Nadie decía nada, pero ambos estaban molestos ¿Soo no se miraba bien? Kai estaba loco al decir eso. Soo sabía que se miraba muy bien, pero era muy cruel que por celos Kai le dijera que se miraba raro. Kai debía aceptar que su novio se veía muy bien. Pero ciertamente no se lo diría, no ahora, quizá a solas y cuando solamente usara esa ropa para él.

—¿No vas a entrar? —Kyungsoo rodó los ojos al esperar que Kai entrara con él la sala. Estaban con las palomitas en la mano y los refrescos, pero el moreno parecía muy molesto. 

En la relación, la persona que más se enojaba era Soo, pero esta vez Kai sí parecía demasiado molesto y por cosas tontas, totalmente ridículas.

—Bájate la playera —ordenó. Soo abrió mucho los ojos, sin entender. Al no ver a Kyungsoo actuar, Kai le sujetó la playera y la bajó fuertemente para ocultarle las pompis.

—Hey, no se me ve nada —protestó, acomodándose la playera de nuevo. Kai inhaló ruidosamente, sujetando la cadera de Soo y llevándolo hasta los asientos correspondientes. 

Al sentarse, Kai se mordió el labio inferior, sintiendo la mirada de muchas mujeres y hombres que traspasaban la inocencia de su pequeño novio. ¿Por qué a Soo le valía una mierda ser mirado con morbo? ¿O acaso quería molestar a Kai? Porque sinceramente lo estaba logrando. Unos cuantos ruidos fueron los que se escucharon por detrás de ellos. Dos mujeres hablaban de lo bello y atractivo que el cabello de Soo se miraba. ¿No podían callarse? Kai estaba a punto de gritarlo, pero haría el ridículo.

Así pasaron los primeros veinte minutos, lo demás fue mierda. Kai no estaba listo para soportar a alguien más. Ni a hombres ni a mujeres. Kyungsoo era suyo, suyo y de nadie más. No quería compartirlo con alguien más ni mucho menos que pusieran los ojos en él. 

—Nos vamos —le susurró al enano, sobresaltándolo por la furiosa voz con la que lo trasmitió. Soo se negó varias veces, apretando el tazón de palomitas en su estómago. La película estaba en lo más interesante y no quería perdérsela. Era de mala educación dejar el cine a media película —. No lo quiero repetir, Kyungsoo.

—¿Ya no soy ‘sexy’? Hey, ¿por qué estás tan molesto? Me vestí así para ti y no sé por qué te pones así.

—¿Para mí? ¿De verdad? Pues todos te están disfrutando.

—No seas enfermo, Kai. Sólo es ropa. Malo fuera que estuviera desnudo —objetó, haciendo un mohín con la nariz. Por primera vez Kai lo desesperó. ¿Por qué se ponía tan posesivo? No era para tanto.

—Esto es como si estuvieras desnudo. Todos hablan de ti, todos quieren tocarte, hablarte.

—¿Y qué? ¿A qué le tienes miedo?

—Shh —se escuchó más al frente, callando a los habladores. Kai gruñó, apretando los labios. Soo se rió. Era demasiado gracioso. Nunca olvidaría esa cita.

—¿Ya vez lo que provocas? Estate quieto, no seas chiflado —murmuró Kyungsoo, tratando de animarlo.

Kai volteó la cara y sin pensar un rato más, dijo:

—Pues quédate solo, no quiero estar con una persona que sobresale del resto. No quiero estar con una persona que disfruta que otros miren su cuerpo. —Inmediatamente después de decirlo, se fue, dejando a Soo totalmente solo, en estado de shock.

Bien. Eso había sido bastante precipitado. Soo se esperaba que se pusiera celoso, pero tampoco que fuera así de exagerado. Y no lo entendía. ¿Qué era lo que Kai quería de él? Soo no podía estar encerrado siempre, esperando a que Kai lo viera. No. Kyungsoo era una persona y era libre para vestirse como quisiera. También era libre para opinar en la relación y no dejaría que Kai lo dominara. Soo había hecho muchas cosas por Kai, ¿por qué éste no podía sacrificarse un poquito? Se suponía que se entenderían, que hablarían de sus puntos y los aclararían. También se suponía que Kai ayudaría a Kyungsoo a ser más libre, más confianzudo. ¿Entonces qué demonios pasaba? ¿Por qué no soportaba que su novio llamara la atención, que se luciera? Debía haber una explicación.

Pero Kai no regresó. Soo tuvo que ver la película solo, pensando en lo sucedido y disfrutando del film también. Kyungsoo esperaba que Kai estuviese afuera de la sala, esperándolo para luego arreglar sus broncas, pero al salir no se lo encontró. Era muy raro que discutieran por algo mínimo después de tanto tiempo de novios. Pelear para ellos ya no era cotidiano, pero esta vez Kai se había salido de control, dejando otra pelea en el historial.

Sabiendo hacia donde se dirigía, Soo fue hasta una tienda de discos, viendo algunos para distraerse, sintiendo a alguien muy cerca, demasiado cerca, pegadísimo a su espalda. Era Kai. Lo sabía. Podía oler su perfume. Por un momento pensó que no haría nada, pero rectificó al sentir que lo abrazaba con fuerzas, besándolo en la mejilla.

—Estaba muy frustrado, —se disculpó, besándolo de nuevo—, presionado. Recién te veía después de varios días y quería tenerte solamente para mí, quería que sólo estuviéramos tú y yo, sin nadie más, sin que otros te miraran. Lo quería personal, pero te vez muy bien y amo tu ropa, pero…quiero ser el único que te vea. Todos te ven con morbo, y no me gusta. No me gusta que otra gente ponga los ojos en mi chico. Puede sonar egoísta, pero quiero que sólo seas para mí. Algunas veces pienso en que puedes enamorarte de otra persona y dejarme, abandonarme. Sé que todo puede pasar y que es natural que la gente se enamore y que se desenamore. Sé que puedes dejar de sentir cariño por mí, pero no quiero. Quiero que al menos estos momentos sean preciados, deseo tenerte sólo para mí, aprovecharte al máximo.

—Me aprovechas al máximo. Nos aprovechamos al máximo —respondió, dándose media vuelta para verlo a los ojos —. Si seguimos aprovechándonos al máximo nuestro amor nunca se acabará.

Kai acarició su mejilla, besándolo en la boca.

—No quiero que se acabe.

Kai era como los otros. Él también tenía miedo a que el amor se apagara. Temía no encontrar a alguien como Soo, que lo quisiera incondicionalmente. Kai tenía miedo a que si algún día se separaban, no lograra encontrar a alguien que amara tanto como a Kyungsoo. Pero ese miedo era natural. Su única misión era trabajar en su relación, disfrutando cada minuto, esperando a que lo que tuviese que pasar, pasara. Eso era su único consuelo, saber y sentir que Kyungsoo seguía enamorado de él, queriéndolo. Ya después, cuando ambos fueran más grandes, verían si su relación funcionaba bien, al igual que en los cuentos de hadas.

Ser feliz era difícil, más no imposible. Así como tampoco era imposible estar enamorados de por vida.

;;;;;;     ;;;;;     ;;;;;; 

 

El sexo en la relación de Chanyeol se volvió innecesario. Baek ya no pedía sexo, de hecho se la pasaban jugando siempre, saliendo y diciendo puras tonterías. Su relación había aumentado demasiado, se protegían, se mimaban, discutían, pero siempre se demostraban que estaban juntos por el simple hecho de amarse. Meses atrás discutieron por un tonto programa de televisión, pero se reconciliaron con una plática muy larga, en la cual se dijeron de todo, excepto maldecirse o herirse.

El gigante ya no mostraba síntomas de ansiedad, y había crecido un poco más de tamaño. Su cuerpo se miraba más fuerte, más sexy, demasiado tentador, pero Baek ya no mostraba deseos por hacer el amor diariamente. Estar en abstinencia  por semanas les había ayudado a conocerse mejor. Era cierto que no tenían sexo muy seguido, pero sí lo tenían, una vez cada dos semanas, cada mes. No lo sabían con exactitud, pero vivían bien con ello. Ninguno tenía inconveniente.

Esa tarde saldrían de compras. Baek necesitaba pantalones nuevos y Chanyeol se había ofrecido a llevarlo de compras. Lo grave fue que había tantas tiendas bonitas que Baek se hacía bolas y no sabía cuál de esas escoger. No podía ponerse cualquier pantalón. No. Baek quería algo lindo, algo innovador. Así que entró a una tienda carísima, aprovechando que Yeol le compraba lo que deseaba. No era que se aprovechara de su estatus económico, no, claro que no, lo que pasaba era que Chanyeol no escatimaba en gastos y no era materialista. Además, odiaba quedarse sin pagar los deseos de Baek. Y era por eso que no discutían por el dinero; Yeol siempre ganaría y terminaría pagándole hasta el maquillaje.

—¿Te gusta? —Su voz ronca erizó todo el cuerpo de Baek. Éste asintió, tomando el pantalón que su novio le ofrecía. Chanyeol esta vez le había escogido un pantalón café muy ceñido que iba bien con sus curvas —. Mídetelo —lo animó, llevándolo hasta los vestidores.

Ambos se metieron en uno muy grande.

—Hey, es para una persona solamente.

—¿Quién lo dice? —Ante el interrogatorio del más alto, Baek señaló la puerta, hacia un letrero que decía que sólo una persona podía entrar al vestidor. Chanyeol se negó, agarrando el letrero y volteándolo para que el anuncio ya no pudiera leerse.

—Ay, Chanyeol, mejor ven y ayúdame a desabrocharme el cinturón. Me acabo de pintar las uñas y pueden quedar horribles si hago un esfuerzo con el botón. —Ha como pudo se hizo más flaquito y sintió que las manos de Chanyeol le agarraban el cinturón de los pantalones, apartándole el botón y bajándole el cierre. Baek acostumbraba a vestirse muy apretado y eso era un lío cuando tenía esmalte fresco en las uñas.

Sin mucho esfuerzo, Yeol le bajó los pantalones y lo sentó en un pequeño espacio para apartarle el tenis y terminar por desvestirlo, dejándolo solamente en bóxer. En un jodido y apretado bóxer rosa de Hello Kitty que recordaba habérselo comprado y regalado un mes atrás. Se veía muy tierno con ropa interior rosa.

—Ahora sí me los puse —sacó Baek, señalando sus bóxer.

Yeol sonrió, dándole una nalgadita cuando lo puso de pie para subirle los pantalones cafés que comprarían. Le quedaban perfectos, pero no le cerraban. Baek estaba gordo.

—Estoy seguro que es por el montón de camarones que te comiste —Yeol opinó, forzando el botón de los pantalones para que le cerraran.

—Me duele. Me duele, Chanyeol. Sácamelo —gritó, escuchando que muchas personas tocaban a su puerta para preguntar si estaba bien o no. Yeol gruñó, desabrochándole el pantalón y dejando de ese modo que Baek respirara como debía —. ¿Ya viste lo que provocas? La gente puede pensar otras cosas.

—¿Cómo cuáles? Sólo has subido de peso, eso es todo. No hay nada malo con ser gordo. Gruñido  y Bolita son gordos —dijo, sintiendo un zape por parte de Baek, quien hizo puchero.

—Oye, no me digas obeso.

—¿Qué? Yo no te estoy diciendo obeso, sólo regordete, un poco. Pero anda, vamos a buscar este mismo pantalón pero de una talla más grande.

Noooo. —Hizo puchero de nuevo—. Me tiene que quedar este, adelgazaré lo que engordé.

—Pero no te queda. Es mejor buscar otra talla —insistió un poco más, tal vez y con eso convencía al pequeño.

—¡Chanyeol!

—Baek, hay gente esperando allá afuera. —Movió la cabeza, empezando a irritarse.

—Pero yo quiero ese —agregó, mirando directo al suelo.

—¿Aunque te apriete?

—Sí, tampoco es para tanto, además es de lycra y puede amoldarse a mi cuerpo.

—Pero no adelgaces mucho, me gustas así, con carne… —Sonrió pícaro. Baek pensó. La verdad era que se miraba bien con esos kilos de más…Incluso le había crecido más el culo. Sí, era mejor quedarse así.

—Bueno, está bien, pero ayúdame a cambiarme de nuevo. Mis uñas se pueden estropear —balbuceó al sentir que la puerta del vestíbulo se abría.  Chanyeol inmediatamente se puso delante de él, cubriéndolo. Nunca le había pasado algo semejante. Se suponía que los vestidores eran privados y no para que cualquier gente entrara, interrumpiendo a otros.

Yeol odiaba que vieran a Baek en poca ropa. No le parecía bonito.

—¿No se supone que esto es para mantener la privacidad? —Inquirió, fulminando a todo mundo, que se encontraba esperando una explicación del por qué había dos personas –hombres- en los vestidores.

—Aquí hay un letrero que dice que no pueden entrar dos personas, sólo una —asumió una mujer que llevaba el uniforme de la tienda.

—¿Dónde que no lo veo? —Preguntó Chanyeol.

Baek lo abrazó por la espalda y  le susurró: —El que volteaste cuando llegamos.

—Entonces necesito que desocupe el vestidor y que deje a su… amiguito cambiarse. Él puede por sí solo —siguió la mujer-

—No. No puede. —Chanyeol se negó rotundo.

—Claro que puede.

—Sus uñas se pueden estropear. ¿Sabe cuánto tiempo tardé en pintárselas? —En esta ocasión su voz parecía mortificada. Las uñas de Baek también le preocupaban.

—Aparte tienen brillitos —agregó Baekhyun, murmurando.

—Como sea, no puede estropear sus uñas. Y si está en mis manos ayudarlo a vestirse, lo haré. Así que por favor…lárguense de aquí todos —gritó, cerrando la puerta nuevamente, dejando a Baek totalmente preocupado. Pero igual le encantaba que Yeol defendiera sus uñas.

Entonces nuevamente siguieron con su labor. Yeol lo ayudó a vestirse y ya cuando terminaron fueron a pagar ese pantalón y comprar ese mismo pero en tres colores más. Las compras en esa tienda habían sido horribles para Yeol, pero todo pareció ir mejor cuando se dirigieron a otra tienda, esta vez de gorras. Yeol necesitaba más gorras para su colección. Unas planas color grises y negras, a la moda. Le gustaba mucho ponerse gorras y Baek siempre se las ponía también, así que escogió algunas y las adquirió. Durante el camino jugaron con una de las gorras porque francamente Baek se miraba muy bien con una y la quería.

—Me veo bien, tienes que aceptarlo. —Se contoneó, sintiéndose presumido.

—Te ves muy bien —Yeol respondió, sonriendo dulcemente.

—¿Lindo Lindo? ¿Mucho? —Pestañeó.

Chanyeol logró asentir.

—Sí. Pero deja… —añadió, acomodándole la gorra, dejándole un beso en la frente—, así está mejor.

—Me encanta cuando se te sale lo romántico y esas mierdas. Te amo. Te amo mucho —canturreó, sintiendo que su modo ‘enamoradizo’ estaba rebasando los límites.

—Te amo también, cielo.

—¿Gordo y todo?

—Sí, gordo y todo.

—Eres muy buen novio. Siempre me compras todo lo que quiero —dijo, tomando un tono chiflado. Siempre hablaba chiflado cuando se sentía complacido y como un bebé —. Siempre me cuidas de todos, y me das muchos besitos. 

Yeol asintió, sintiendo que Baek brincaba para robarle un beso. En todas sus oportunidades fallaba, esta vez no fue diferente. Baek nunca podía darle un beso porque su novio era un completo gigante. Odiaba dar brinquitos o ponerse de puntitas, pero aun así seguía sin alcanzarlo.

—Eres muy alto y yo tan enano —rezongó, cruzándose de brazos.

—Inténtalo de nuevo —Yeol lo animó. Baek sonrió, parándose de puntas y muy pegado para agarrarle de los hombros y sostenerse —. Pero sin hacer trampa.

—No, no puedo. —Se negó repetidamente, decepcionado. Yeol era muy alto y era imposible robarle un beso —. No, no y no. Esto es terrible.

A Chanyeol se le salió una risilla. Cargó a Baek un poco y lo dejó exactamente frente a sus labios para que pudiera besarlos. Baek aprovechó y lo besó ruidosamente, hermosamente satisfecho. Al bajarlo, lo puso sobre una banca, dejándole oportunidad para que ahora Baek fuera el más alto en la relación, aunque fuesen unos minutos.

—Vez… siempre me consientes —musitó, entre beso y beso. Yeol estuvo de acuerdo, hasta que un quejido se escuchó a un lado de ellos. Al separarse, Chanyeol pudo ver a una mujer pequeña, apuntándolos con asco.

—¡Qué asco! —Sacó, negándose a creer lo que estaba viendo. Yeol alzó una ceja. ¿Asco? Nadie decía que los besos de Baek eran un asco. ¿Ella qué demonios sabía sobre eso?

—¿Asco? —La vocecilla de Baek sonó lastimada.

Nunca habían sufrido de comentarios negativos, pero ahora era una oportunidad buena para mostrarse  a todo el mundo, sin querer ser aceptados, simplemente mostrarse tal cual eran.

Chanyeol cargó a Baek, bajándolo de la banca y poniéndolo a su lado.

—¡Malditos homosexuales! ¡Sucios! ¡Pervertidos! —Insultó nuevamente, haciendo retroceder a Baek, quien terminó por esconderse en la espalda de Chanyeol —. ¿Quién es el que finge ser mujer?

Yeol sonrió, irónico. Nadie fingía ser mujer. La relación de Baek y él no se trataba de eso. No fingían a nada, sólo lo disfrutaban, se querían, se amaban.

—¿Qué te importa? —Por primera vez Yeol fue grosero con las mujeres. No le gustaba dañar a nadie, pero esa tipeja había señalado a su bebé, le había dicho que fingía, que era un asco. Y no debía, no podía permitírselo. No a Baek. Yeol podía soportar todo, y estaba dispuesto a soportar esos comentarios, pero Baek no tenía por qué escuchar esas majaderías —. ¿Por qué mejor no te vas a buscar un novio, solterona?

La mujer abrió los ojos como platos, horrorizada. El gigante justo había dado en el blanco. Ese era el problema. La mujer estaba soltera y ver que incluso los homosexuales tenían pareja la volvía paranoica.

—¡Sucios! ¡Asquerosos! El culo es para expulsar heces, no para usarla como vagina —decía, gesticulando con bastante odio.

¿De dónde veía todo eso? ¿De dónde había salido esa tipa? Estaba enferma. Era una homofóbica de lo peor y Yeol odiaba a ese tipo de gente. ¿Para qué hacer menos a las personas bisexuales o gays? ¿Eso tenía sentido? Al final de cuentas eran personas con deseos de amar y cumplir con sus sueños. Era muy tonto dejarse llevar por la religión o simplemente por lo ‘perfecto’, por aquello que hacía que las mujeres y los hombres formaran una relación para que fueran la pareja perfecta. ¿Y quién decía que sólo las parejas heterosexuales podían ser perfectas o lindas? Chanyeol y Baek también hacían una hermosa pareja.

—Si el culo es sólo para expulsar heces, ¿entonces por qué las mujeres tienen sexo vaginal si la vagina les sirve de salida para la maldita menstruación y para los bebés? Piensa lo que quieras, y deja de criticar en voz alta lo que no te incumbe, porque hieres a las personas así, naca.

¿Qué? ¿Chanyeol diciéndole naca a una chica? Baek se sentía muy impresionado, además de protegido. Luego de que la mujer se fuera, siguieron con su camino, soportando miradas de otras personas que no decían nada en voz alta, sólo murmuraban.

—Ejem, gracias —sacó Baek, sonriendo como idiota. Yeol lo miró de re ojo, tomándolo de la mano.

—¿Por qué me agradeces?

—Me defendiste, defendiste nuestra relación —comentó, recordando que desde tiempo antes sabía que Chanyeol era Cool. «¡Qué Cool era Chanyeol!» Sí, recordaba haber dicho eso cuando Yeol lo rechazó aquella vez sin siquiera leer la carta.

—No permitiría que la gente te señalara. No quiero eso para ti. Eres muy importante para mí, el amor de mi vida. Mi bebé, mi niño, mi enano —expresó con seriedad, con esa voz que pocos tenían el privilegio de escuchar de cerca. Baek apretó más su mano, sintiéndose único y especial. Chanyeol siempre lo hacía sentir especial.

Baek y Chanyeol eran así. No sólo la típica pareja de un gigante con un enano. Ellos eran algo más, un ejemplo para muchos, la peor pareja para otros tantos, pero seguían siendo ellos mismos. Seguían adorándose. Amándose. Cuidándose. Eran diferentes y tan parecidos a otros, eran una combinación extraña, pero sana, satisfactoria. Eran simplemente Park ChanYeol y Byun BaekHyun, esos dos tontos enamorados.

 

;;;;;;;    ;;;;;;     ;;;;;;

Bolita y Gruñido eran parte de Chen y Xiumin, ambos lo sabían, lo que quizá diferenciaba era que a Chen algo le incomodaba. No había dudas de querer a Xiumin, más bien sentía que su relación era muy desemejante de las demás. Ciertamente, tenía en cuenta que su relación no sería como la de los otros, pero Xiumin era demasiado extraño para la actitud de Chen.

Chen estaba listo para convivir con alguien, hombre o mujer, pero a estas alturas de la relación, sentía que algo estaba raro. Los animales no eran el problema, la bronca estaba en que su historia de amor era jodidamente diferente. ¿Qué persona se comportaba como Xiumin? Y éste no traía ninguna bronca del pasado, se podía decir que Xiumin era natural. Chen por fin entendía por qué su novio era el mejor amigo de Luhan; eran tal para cual.

Pero Xiumin era demasiado extraño, de hecho más extraño que Luhan. Al menos Luhan tenía un pasado que podía justificar su comportamiento, pero Xiumin no tenía algo que fundamentara su actitud. Los celos de Xiumin eran muy extraños y siempre se hacía el desentendido, sacaba otros temas fácilmente y hablaba sin pensar, echándole toda la culpa a Chen. ¿Eso era normal? Chen suponía que no. O quizá su novio era demasiado diferente a los demás, tal vez Xiumin se comportaba así sin pensar. Lo más probable era que así fuera su personalidad.

Chen no tenía problemas con el sexo; las relaciones sexuales no eran tan seguidas y siempre lo hacían con confianza. Tampoco tenía líos con sus citas, ni con la vestimenta de Xiumin, pero sentía que su relación era demasiado ficticia, demasiado tonta. Tal vez se imaginaba eso porque no era como las típicas parejas que se la pasaban peleando y reconciliándose, gritándose, y endemoniadamente serias. Xiumin no era el tipo de persona que se quedara tranquilo por un minuto, de hecho siempre iba y venía de un lugar a otro, sin importarle nada, haciendo cosas extrañas a la vez.

—Estoy pensando en nuestra relación —sacó, sentándose frente a Xiumin, que construía un collar nuevo para Bolita y Gruñido. Esa tarde Xiumin se ocupó en contestar algunas preguntas de Yahoo y de tomarles medidas a sus hijos para hacerles ropa para invierno. Estaba en su etapa de costurero y no se cansaba de hablar de puras tonterías, de cosas sin sentido que le causaban gracia y que a Chen también, pero que más bien, se sentían como si estuviesen juntos como amigos y no como pareja.

—¿Y qué piensas de ella? —Inquirió, levantando su collar tejido y sobreponiéndolo en Bolita. Le quedaba perfecto. Chen carraspeó para que lo mirara, al alzar la vista, Xiumin asintió, diciéndole de ese modo que lo escuchaba aunque no lo viera.

Los collares no eran más importantes que Chen, era sólo que Xiumin tenía la costumbre de no mirar a la gente cuando hacía dos cosas a la vez. Y lo hacía sin maldad, por eso se lo tomaba a la ligera, pero Chen sentía que lo hacía adrede y eso era muy molesto.

—Pienso que no somos una pareja normal —respondió, viendo que Xiumin dejaba de hacer lo que hacía por breves momentos.

—¿Una pareja normal? —La ceja derecha de Xiumin se alzó. Chen ladeó la cabeza, pensándolo más a fondo —. ¿Y eso te molesta? —Necesitaba saberlo.  Pocas veces hablaban sobre su relación, porque Xiumin pensaba que todo iba bien, que todo era perfecto, pero al parecer no era de esa forma.

—No es que me moleste, es que siento que esto es irreal. No tenemos problemas serios, y parecemos más amigos que novios.

—¿Sientes que parecemos amigos? —Su voz se quebró al final. Xiumin no se sentía de esa forma.

—Sí. Siento que esto es…ficticio.

—¿Ficticio? —No podía dejar de preguntar lo que Chen le aseguraba.

—No siento que hagamos… o nos correspondamos como todas las parejas hacen. No tenemos pláticas profundas…

Los ojos de Xiumin se entornaron, haciendo que el corazón de Chen diera un vuelco.

—Soy simple, vivo al día y no suelo guardar secretos. Todo lo que vivo en el instante te lo cuento —se explicó, tratando de que Chen pudiese entenderlo por ese lado.

—Y eso es… muy sencillo. Me gustaría saber más cosas de ti —se sinceró.

—No tengo muchas cosas que contar de mí, soy simple. Lo poco que tengo ya lo sabes, y siento que siempre te informo de mis pensamientos con respecto a algunas cosas, sobre lo que leo o lo que me encuentro… yo…—De nuevo trataba de explicar su punto, pero Chen lo interrumpió:

—Parece que no te tomas las cosas en serio. Nunca asumes tus culpas y tampoco me miras cuando te hablo. Siempre pareces irónico, sarcástico. No eres serio, nunca te quedas quieto. Nunca hay un momento para discutir cómo se debe, ni tampoco para decirnos seriamente cuanto nos queremos.

La perspectiva de Chen sonaba demasiado profunda y ante eso Xiumin no podía hacer nada. ¿Qué podía decir? ¿Cómo podía defenderse? ¿Cómo? No lo sabía. Jamás se imaginó estar de ese modo con Chen. Y se sentía horrible. Xiumin sentía que no lo estaba dando todo, sentía que estaba fallando como pareja.

—No lo hago para molestar o para aparentar, yo…

Chen no lo dejó concluir:

—Y me molesta. No me gusta y siento que esta relación no es como esperaba.

Dicho eso, Xiumin sintió que perdía. Estaba de acuerdo. Chen tenía razón. Xiumin no tenía idea de cómo sostener una relación y si Chen decía que faltaban muchas cosas en su relación, entonces era cierto.

—De acuerdo —masculló con lentitud.

Chen parpadeó, casi gritando:

—¿De acuerdo?

Xiumin asintió torpemente, agregando:

—Sí, estoy de acuerdo contigo. Estoy de acuerdo en todo lo que has dicho. Yo no tengo ninguna queja de ti. ¿Cuál es tu objetivo al decirme todo esto? ¿Quieres un tiempo? ¿Qué rompamos la relación? —Su pecho dolió al hacer los cuestionamientos. No quería romper con Chen, pero sentía que eso era lo que él deseaba.

Chen se quedó en silencio, pensándolo muy bien. No quería romper su relación, pero…sentía que ya no podría soportarlo más. No quería continuar con una relación que parecía una farsa.

—Vamos a darnos un tiempo. Salgamos como conocidos para que reconsideremos la relación, seamos…

—No quiero ser tu amigo. —Sintió un horrible escalofrío recorrer toda su extensión. Chen miró directo a la mesa, angustiado.  Chen tampoco quería ser amigo de Xiumin. Ser amigos era algo horrible después de antes haber sido pareja —. Entonces vayamos por diferente lado. —Xiumin se quedó quieto, esperando una respuesta de Chen.

—No quiero que…

—Nunca sería tu amigo, Chen. No me sentiría bien contigo, a menos que ya no sintiera nada por ti —vocalizó, sosteniéndole la mirada—. Es mejor que nos dejemos de ver por un tiempo, así te sentirás mejor… así podremos ver si en verdad hay algo que nos una.

—No quiero que lo arruines con esas sugerencias. Lo único que quiero es que lo tomes en cuenta y que busques un cambio, que reflexiones acerca de ello. No me quiero separar de ti, no lo soportaría.

Chen esperó que los ojos de Xiumin se encontraran con los suyos. Cuando se conectaron, Xiumin tuvo las fuerzas para poder contestarle.

—Lo lamento. Te entiendo. Soy algo…impulsivo y la mayoría del tiempo digo cosas tontas. Con respecto a lo echarte la culpa, lo lamento, no lo hago de mala manera, es sólo…sólo soy así. En el fondo sé que me equivoqué y sólo me basta con reflexionarlo y olvidar el momento. Lo hago sin querer, yo sólo…Yo dejaré de ser así contigo. —Reflexionó, dispuesto a cambiar. Tampoco se imaginaba separado de Chen y no lo aguantaría.

—Gracias.

Chen le tocó la mano e inmediatamente Xiumin volvió a disculparse:

—Dejaré de ser un tonto. Lo prometo.

Fue así como Xiumin cambió. Seguían siendo novios, pero dieron muchos cambios significativos. Desde aquella plática ya nada era igual. Ahora Xiumin veía fijamente a Chen cada vez que hablaba y ya no decía tonterías o se disculpaba cuando tenía que hacerlo. Todo iba bien, ambos sonreían, hablaban más y discutían más a menudo por cosas de importancia como lo eran los debates que veían en las noticias o cosas parecidas. Xiumin ya no le platicaba todas las tonterías que preguntaban en Yahoo preguntas y respuestas y mejor se enfocaba en hacer otras actividades, como aprender a cocinar o simplemente quedarse callado cuando algo bobo se le ocurría.

Por suerte, Xiumin había sido invitado a una fiesta de la cuadra durante la primera semana de cambios. No olvidó llevar a Chen para que se divirtiera con él un rato. Habían dejado a los animales en casa y era hora para convivir con más gente. Fue sorprendente que varias personas comenzaran a hacerle plática a Chen y que otro grupo de gente llevara a Xiumin a la esquina contraria.

La fiesta estaba muy ambientada, había de todo un poco, muchos hombres y mujeres, demasiada gente desconocida y pocos conocidos, todo estaba muy bien, excepto ver a Xiumin platicar con dos hombres que parecían jugadores de tenis. Chen los observaba de lejos, inquieto, pensante, insatisfecho, vacío. Podía escuchar claramente la conversación y de nuevo se daba cuenta que el cambio que su novio había hecho para con él, había sido muy drástico. Era demasiado molesto ver a Xiumin platicar abiertamente, tocando temas demasiado sorprendentes y sacar de eso un buen momento. Incluso se veía muy lindo cuando no miraba las caras de las personas con quienes mantenía conversación y luego levantaba el rostro, riéndose y contestando coherentemente a todo lo que le preguntaban. A pesar de todo, Xiumin sí escuchaba atento aunque tuviese la manía de no mirar a las personas a los ojos por mucho tiempo, aunque fuese inquieto y hablara rápido y con mucho énfasis, emocionado, como un niño de primaria, lleno de ilusión y confianza.

Ese tipo de pláticas solía tener con Chen, antes de aquella plática que cumplió su objetivo, el cual era cambiar a Xiumin a cómo era la mayoría de la gente. Y vaya que lo había logrado. Ahora Xiumin lo miraba a los ojos cada vez que hablaba, prestándole toda la atención, platicando cotidianamente, pero sin todas aquellas tonterías que ahora se decía con desconocidos. Y lo extrañaba. Extrañaba al viejo Xiumin, al Xiumin que le comentaba sobre las tontas respuestas de Yahoo, sobre enfermedades y animales raros. Pero lo que más extrañaba era su énfasis al comentar algo y que hiciera cosas estúpidas, como bailar en medio de la calle o simplemente dar brinquitos mientras caminaba. Extrañaba que le echara la culpa de todo de manera fácil y estupefacta.

Extrañaba al verdadero Xiumin.

Actualmente, Xiumin se comportaba muy atento, pero con faceta seria, ‘madura’ y sin hacer cosas raras que a Chen le parecieran irreales en una pareja ‘normal’ Pero ahora que veía a Xiumin entablar conversaciones, se daba cuenta que casi lo había obligado a cambiar su personalidad. Porque aunque fuese difícil de comprender, la personalidad de Xiumin era jodidamente extraña, incomparable, dinámica, dramática. Entonces recordó que en la plática importante, su novio  quería protestar, decir su punto, pero Chen  solamente lo callaba, guiándose sólo por lo que le molestaba.

Y en todo caso, Xiumin se había acatado a sus puntos de vista y a cambiar para él, para Chen, para que  la relación fuera como las demás. El problema era que Xiumin era muy diferente a los demás. Y Chen no había pensado en eso.  

El nuevo propósito de Chen era lograr que Xiumin volviera a ser el mismo de antes, pero reforzado. Tenía toda la noche para lograrlo.

;;;;;;    ;;;;;;

 

Eran casi las dos de la tarde y mientras Key veía qué prepararse para comer, a su celular le llegaron dos mensajes que leyó con mucho cuidado.

“Hola, soy Taemin. Necesito hablar cuanto antes contigo, Kibum. Lo necesito de verdad”

“Te veo a las tres en la cafetería que se encuentra a la vuelta de mi casa ¿sí?”

A como pudo tecleó un sí, y se alistó para salir. Por suerte llevaba ropa limpia puesta. Habían pasado varios meses desde que no veía a Taemin y la verdad era que no deseaba encontrárselo. Quizá era malo de su parte, pero no quería tener ningún problema  con el chiquillo.

Taemin y Minho no se habían visto, eso era lo que le contaba Minho a Key una vez cada mes. Key no era nada del capitán de fútbol, pero siempre se contaban cosas y salían a pasear. Su relación había aumentado mucho y algunas veces se besaban en la boca, unas veces sólo para despedirse y otras para darse la  bienvenida, pero eran besos simples, besos suaves y dulces. Todavía no eran novios, pero cualquiera que los viera juntos diría que sí lo eran. Y aunque Key pensaba dar un paso más con Minho, sentía que así estaba bien. Era mucho más divertido salir con Minho y hacer cosas de novios, cosas muy íntimas que lo hacían sentir merecedor. Pensaba que se haría aburrido si hablaban y si se decidían a formalizar su relación.

Muchas veces, Minho le decía que lo quería, que lo amaba y que le gustaba demasiado, otras Key se lo decía, pero eran tan cercanos que ya no hacía falta preguntarse si querían ser novios, porque sinceramente ya se sentían como una pareja. Tao y los demás sabían que estaban saliendo, mucha otra gente también. Y no les incomodaba, les gustaba. De hecho tenían sexo una vez al mes, los dos comenzaban y terminaban juntos, disfrutándose, queriéndose, pero no hacía falta ser novios. Ellos ya eran novios desde que comenzaron a besarse en la boca en una de las tantas salidas que tenían como ‘amigos’

Eran novios. Eran pareja, sólo que no se ocuparon de preguntárselo al otro. Lo sentían, lo apreciaban y simplemente lo adquirían y dejaban los cuestionamientos a un lado. Sin embargo, con los mensajes que Taemin le había mandado, Key sintió que ya era hora de tomar a Minho como suyo, de poner en alto su noviazgo con él.

Con pasos lentos, Key se dirigió hasta la cafetería. Miró todo su alrededor y al encontrar a Taemin, fue hasta él. Se sentó directamente y se preocupó, viendo que Taemin se veía desesperado. Su cabello era color negro y  tenía ojeras, unas muy marcadas, que lo hacían verse acabado, bastante derrotado.

—Hey, Taemin… ¿cómo estás? No te veo bien —empezó, levantando su mano derecha para acariciarle la mejilla al más pequeño. ¿Qué hacía un niño de catorce años sufriendo de ese modo? Un adolescente no podía verse de esa forma.

—Kibum, estoy mal —se sinceró, suspirando altamente, dejando a Key estupefacto. No se esperaba algo así. Key suponía que Taemin le había hablado para un cambio de look, sobre algún pretendiente, o simplemente sobre la escuela. Pero no. Taemin lo quería para otra cosa —. No he podido dormir bien estos últimos meses. No…no puedo estar tranquilo.

Key se sentó recto, pensando en una respuesta. Francamente, no tenía nada bueno para decir, nunca había visto a Taemin de esa forma.  La situación lo había tomado por sorpresa.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Puedo ayudarte en algo? —Esa había sido la pregunta que sabía lo arruinaría. Algunas veces Key no podía ayudar y no estaba seguro si esta vez podría ayudarle a Taemin. Realmente no lo sabía. Key era muy positivo y le enfermaban las personas que se la pasaban tristes todo el tiempo; aprendió de sus errores  y ahora el tipo de persona tranquila que vivía y vivía sin parar, riendo por todo y construyendo su propio camino, su historia.

—Sí, puedes ayudarme. Eres el único que puede ayudarme.

—¿El único? Me estás asustando —dijo, mirando directo a la mesa, mordiéndose el labio. Estaba nervioso, jodidamente nervioso. Algo lo asustaba, veía venir algo y eso no le agradaba —. Yo… Taemin yo…—Quiso admitir que estaba asustado, que algo lo hacía sentir tenso, pero Taemin lo interrumpió.

—Deja a Minho. Sé que están saliendo. Déjalo, déjalo para mí. Al principio lo dejaste para mí, esta vez has lo mismo. Has que vuelva, logra que venga a verme —su tono no sonaba como ruego, más bien había sido una orden.

—Yo no puedo dejarlo —musitó francamente.

Entonces a Key le vinieron a la cabeza los comentarios de Minho, recordaba que le había comentado que según esto, Taemin estaba consciente y que volvería  empezar con su vida, que por fin aceptaba que tristemente había perdido. ¿Entonces qué era todo esto? Taemin estaba en grandes problemas.

—Déjalo. Por mí, hazlo por mí. Sé que no somos amigos para que hagas esto por mí, pero lo extraño. Lo necesito. Estos meses han sido difíciles y siento que ya no podré resistir más. Él me ama, Key. Estoy seguro que Minho me ama. Me lo decía todos los días, a todas horas, en todo momento. ¿Acaso a ti te lo ha dicho?

No. No se lo decía a todas horas, todos los días y en todo momento. Sólo algunas veces. Pero eso no significaba que Minho quería más a Taemin que a Key, ¿o sí?

—Él me ha presentado con su familia, apuesto a que a ti ni siquiera te ha presentado con su gente —siguió, dejando a Key pálido.

Incluso Taemin tenía razón en ese punto. Key no conocía a la familia de Minho y se suponía que llevaban saliendo hace varios meses.

—A mí me los presentó en la primera semana que salimos, su madre me invitaba a comer todos los días y me hacía mi comida preferida.

Key no conocía a la mamá de Minho, ni siquiera había probado su comida.

—Él no te quiere, Key. Minho sólo está confundido. Yo soy el único más importante de su vida, soy más importante que su balón, más importante que su madre.

—Tú no puedes decir eso. Minho ama a su madre, ama a su familia, no puedes decir que tú eres más importante que ellos —detonó muy molesto. No le agradaba escuchar puras tonterías.

—Lo soy. Él me lo dijo una vez. Por mí volvió a jugar fútbol cuando tuvo una lesión, por mí perdonó a su madre cuando le prohibió participar a nivel estatal. Tú no sabes nada de eso. Tú no has compartido todo lo que yo. Sólo acéptalo y déjalo para mí. Has que vuelva, que me vea. Hace meses yo lo dejé para ti porque sé que en cualquier momento él regresaría, y lo espero. Lo estoy esperando. Pero cómo puedo confiar en eso si tú estás satisfaciéndolo sexualmente. ¿Cómo puedo si tú lo embrujas con todo? Te necesito fuera. Fuera de nuestras vidas. —Alzó la voz, viendo que los ojos de Key se miraban perdidos.

—¿De verdad tienes catorce? No entiendo cómo un niño puede pensar de esa forma. Yo no obligué a Minho a que rompiera su relación contigo. Él  fue el que ya no te quería, ya no te quiere como antes. Quizá él hizo todas esas cosas contigo y te dijo todo eso, pero no puedes pedirme dejarlo cuando ya empiezo a tener algo serio con él. Y no te incumbe, pero lo amo, yo lo quiero, y sé que al principio te lo dejé porque él te prefirió a ti, pero ahora me prefiere a mí. Y no dejaré que eso se acabe. Porque si está conmigo es por algo. He sido un imbécil al perderlo en un principio, pero debes comprender que no todo lo puedes tener. Si Minho está conmigo lo respetas, me respetas. Respeta nuestra relación, no te pido mucho, sólo lo básico. No puedes andar pidiéndole a la gente que abandone lo que más quiere sólo para que te cumplan los caprichos. Tú no quieres a Minho, Taemin. Si en realidad lo quisieras no estuvieras siendo egoísta. Si en verdad lo quieres, déjalo ser feliz con quien sea, deséale lo mejor, pero nunca lo retengas, ese no es amor. Tú tuviste tu momento ¿Por qué no me dejas tener el mío? Me merezco a una persona que me quiera y con Minho es mutuo. Me quiere y yo también lo quiero. Me lo ha dicho, quizá no tantas veces como a ti, pero me lo ha dicho y ha hecho muchas cosas por mí, así como yo las he hecho por él. Deja de lastimarte a ti mismo y abre los ojos. Eres un pequeño, tienes mucha vida por delante, hay muchas personas lindas de las cuales enamorarte. No te cierres, no pienses que nadie te quiere, porque eres hermoso, eres muy lindo,  ¿por qué no sales con alguien? ¿Por qué no eres feliz cuando tienes todo a la mano? Todos los recuerdos que tienes con Minho ahí se quedarán, para siempre, pero también es hora de salir a crear más buenos recuerdos ¿No crees? Puedes obtener mejores cosas, yo sé que puedes hacerlo.

—Tú nunca lo amarás como yo lo amo. Nunca serás para él lo que yo fui.

—No puedes decir eso. No tienes derecho a hablar así —refutó, ya con la furia en los niveles más altos.

—Acéptalo, Key. Eres un perdedor, siempre pierdes y ahora también te toca perder.

—Yo no he perdido. No he perdido nada. ¡Tú has perdido! ¡Acéptalo, Taemin, has perdido! ¡Perdiste a Minho por tus estupideces! ¡Incluso has perdido el maldito sueño por tus caprichos! ¡Y si tanto te gusta ganar, entonces acepta que ganaste superándote, siendo feliz! ¡Las personas ganadoras siempre son felices, ahora simplemente te ves como un perdedor! Nunca podrás ganar si no sabes perder, Taemin. Por eso… sólo debes aceptar que por esta vez las cosas no salieron como querías. Esta vez yo no te haré caso y me alejaré de lo que más quiero. No lo haré. Acepta que no lo haré por ti, ni por mí ni por nadie. Nunca dejaría que Minho se quedara con una persona que no sabe perder —espetó, parándose y saliendo inmediatamente de ahí. Su boca dolía tanto. Nunca se había atrevido a gritar en un lugar público, pero Taemin lo había sacado de sus casillas. No soportaría más al pequeño Taemin. No se separaría de Minho por él. No abandonaría su felicidad por un niñito de catorce años chiflado.

Se trataba de su felicidad o la de Taemin. Pero ¿quién era Key para obligar a Minho a volver con Taemin? Simplemente no se podía mandar en esas decisiones. Era absurdo, jodido. Taemin estaba realmente jodido con eso.

Ya más relajado, Key volvió a casa, encontrándose con Minho en la puerta. Parecía preocupado. Al verlo venir, Minho se levantó de la banqueta y se sacudió los shorts. Venía de jugar fútbol y se veía bastante cansado.

—¿De dónde vienes? Te ves pálido —cuestionó, tomando a Key de la cintura y atrayéndolo, abrazándolo cálidamente, como cada vez que lo veía —. Acabo de terminar el entrenamiento y te llamé, pero no contestaste.

—Dejé el celular en mi cuarto —se justificó, sonriendo tontamente. Era la verdad. Luego de respirar hondo, se separó un poco, poniendo las manos en el pecho de Minho —. Estaba con Taemin. Quería platicar conmigo.

—¿Con Taemin? ¿Estás bien? ¿Te dijo algo malo? —Su boca tembló al pronunciar el nombre de su ex pareja. Taemin había creado en Minho mucho miedo, y no quería que por nada del mundo lastimara a Kibum.

—Él se ve muy mal. Me pidió que te dejara —confesó. Pensaba que era mejor no mentir y decir todo. No habría nada de malo. No era malo decir la verdad y Key odiaba mentir —. Pero…creo que después de esta charla conmigo, él mejorará. ¿Sabes? Él todavía no sabe lo que quiere y es por eso que está así, sin embargo, vi algo en su mirada. Estoy seguro que pensará mejor las cosas. En todo caso, si tú quieres ir a verlo, habla con él. A lo mejor si lo vez puedas estar más seguro de tus sentimientos.

—¿Más seguro de mis sentimientos?

—Síp. Si lo vez puedes saber si lo sigues queriendo como antes. Taemin está muy confiado y necesito que tú también estés confiado de si me quieres a mí. Sé que suena estúpido, pero prefiero que estés seguro que me quieres sólo a mí.

Minho se negó, besándolo en la frente.

—Lo acabo de ver esta mañana —murmuró—. Lo saludé y todo, pero no sentí nada. Está muy raro últimamente, pero no  hay de qué preocuparse —añadió, sonriente, viendo que Kibum también sonreía en grande —. ¿Te pasó algo en el labio? —Frunció el entrecejo.

Key alzó ambas cejas, sorprendido. Se alzó de hombros. ¿Qué? ¿Su labio?

—No…no creo ¿Por qué? —Tartamudeó, sonrojándose mucho. Le encantaba cuando Minho se preocupaba por él. Era demasiado tierno.

—Se ven…más rojos que de costumbre.

—Estaban resecos y me los lamí. Cuando lo hago se ponen muy rojos, pero ya me pondré un poco de pomada —dictaminó, abriendo la puerta de su casa. Apenas subieron, Minho le puso la pomada, consintiéndolo como todos los días.

No importaba lo que decía Taemin. Minho también era protector con Key. Podía ser que Taemin aprovechara otras cosas, pero Key obtenía otras que quizá Taemin nunca había tenido con Minho. No importaba qué, Key procuraría que desde ese día su relación con Minho creciera, esperaría, disfrutaría, y estaba seguro que al final obtendría todo lo esperado, el fruto de sus esfuerzos.

Minho cargó la bolsa de Key, guiándolo hasta la puerta de la habitación.

—¿A dónde vamos? —Preguntó, riendo al ver que Minho se veía muy gracioso cargando su bolso. No se veía nada combinado y menos si llevaba ropa deportiva.

—Con mamá. Es hora de que la conozcas —respondió, tomándolo de la mano y cerrando la puerta tras de sí, dejando a Key en blanco, pero feliz —. Tiene que conocer a mi novio. 

No se lo esperaba, no se lo imaginaba,  pero aun así se sentía muy consentido. No sabía la fecha exacta en la cual se convirtió en novio de Minho, pero ahora tenía el título. Esta vez Minho lo presentaría como su novio,  y eso, a pesar de todo, era el mejor premio.

A Key ya le tocaba ser reconocido así.

A Key ya le tocaba ser amado de esa manera.

 

;;;;;   ;;;;;   ;;;;;

 

Los segundos se habían convertido muy rápido en minutos, y aquellos minutos a horas, grandes horas que justamente lograron ser días. Cada día era maravillo. Cada día significaba algo, una meta, un beso, una razón para sonreír. Las semanas incrementaron al igual que la confianza, que  la sabiduría. Tao se veía muy lindo, más relajado, mucho más decidido. Los meses le habían servido. Nunca lo vio venir, pero estaba orgulloso de su mayor logro. En dos días cumpliría un periodo de tiempo importante. En dos días cumpliría seis meses de relación con Kris. Medio año. Seis meses de mucho esfuerzo.

Eso era mucho. Bastante. ¿Cómo había llegado  a eso? Era sorprendente. Kris nunca había estado con alguien por tanto tiempo, pero no se veía cansado de Tao. Más bien seguía siendo el mismo, pero con otras actividades. Quizá las relaciones perdían el toque a los cuatro meses, otras a los seis, pero Tao se sentía mucho más enamorado. No estaba harto. Kris tampoco se miraba irritado, mejor dicho, se veía complacido, tranquilo. Era cierto que había veces en las cuales discutían y se decían de cosas, pero las reconciliaciones siempre eran las mejores. Otras veces se mantenían separados por actividades, pero cuando se rencontraban, el brillo de sus ojos era siempre el mismo, brillante, cargado de goce.

Así como el tiempo había pasado demasiado rápido, Kris y Tao se veían diferentes. En los últimos meses Kris logró crecer varios centímetros más, ejercitar su cuerpo y teñirse el cabello de un castaño chocolate. Tao, por su parte, se había dejado su cabello negro natural, sin recibir una queja por parte de su novio. Se miraban cambiados, frescos, pero seguían siendo los mismos. Tao seguía siendo el mismo terco y cariñoso de antes, y Kris…él había aprendido a no quejarse tanto de los mimos de Tao. Aquello lo logró gracias a la antigua vez que se quejó duramente y como consecuencia, durante el resto de la semana Tao no lo mimó. Kris recordaba estar siempre frustrado, desesperado y con ganas de que Tao estuviera sobre él siempre, a todas horas. Para arreglar tal problema, Kris tuvo que pedírselo directamente, a lo que Tao reaccionó muy feliz, volviendo a ser el mismo de antes, incluso más acaramelado.

—Estaba pensando en una fiesta —mencionó Tao, acariciándose la barbilla con la mano derecha. No sabía cómo demonios festejar su gran logro, aquellos seis meses de noviazgo con Kris.

El ahora castaño rodó los ojos, tratando de verse pensativo. Lo cierto era que no tenía muchas ganas de pensar, le dolía horrores la cabeza. Odiaba cuando tenía esos dolores. Necesitaba una pastilla urgentemente, pero ¿cómo pedirlo si Tao no se callaba? Cuando Tao se emocionaba, nadie lograba callarlo. Hablaba demasiado y algunas veces era relajado, pero esta vez sacaba a Kris de sus casillas.

—¿Te imaginas estando en una fiesta toda llena de globos? —Tao comenzó a idear.

Amaba las fiestas con estilo infantil. De hecho era súper fanático de la idea del ‘Kit planee tu propia fiesta’ de Bob esponja.

—¿Globos? —Kris se negó, asqueado. No le gustaba nada de eso. De hecho le desanimaban las fiestas infantiles —. Y tampoco pienses en payasos, por favor —urgió, deteniéndose en un rojo.

—¿Por qué  payasos no?  

Kris levantó una ceja.

—Te dan miedo los payados. —Le recordó lo sucedió aquella vez que estuvieron cerca de un payaso.

—¿Qué? ¡No! Yo no… aquella vez me asusté porque me tomó por sorpresa —justificó, sonriendo tontamente, bailando en su asiento.

—También te dan miedo los globos —añadió Kris, recordándole también todos los gritos que sacaba cuando se reventaba un globo.

—¡Estás muy equivocado! Yo amo los globos —gruñó,  haciendo un puchero demasiado tierno.

—¿Entonces por qué corriste a toda velocidad cuando hace un mes sentiste un globo muy cerca?

—También me tomó por sorpresa. Además… ¿qué tal si se reventaba en mi cara? Odio que exploten —admitió, viendo que Kris rodaba los ojos.

—Les temes, acéptalo. —Pisó más el acelerador, alcanzando a pasar un amarillo.

—Sólo si explotan tan de repente. Pero son inofensivos, no exageres…

Luego de eso, Kris se quedó callado, sin embargo algo lo tenía demasiado curioso.

—Y ¿Para qué una fiesta?  —Le preguntó ya más en serio, mostrando toda su intriga.

Tao abrió la boca en grande, cerrando los ojos y negándose muchas veces con la cabeza. No podía creerlo. ¿Acaso… acaso Kris no recordaba su aniversario de seis meses?

—¿Qué? —Sacó muy sorprendido.

—¿Cómo que qué? ¿Para qué quieres hacer una fiesta?

Tao apretó los labios, tranquilizándose. Sí, lo más seguro era que Kris no recordara ese día  especial. Pero los últimos meses sí lo había recordado ¿Por qué ahora no?

—Esto no puede ser posible, Kris —reprendió a su manera.

—No sé lo que te pasa estos días, pero dejemos este tema por ahora. Me duele horrores la cabeza. No quiero preocuparme por tonterías. —Fue sincero.

Tao rezongó nuevamente:

—Pero no son tonterías. ¿Cómo es posible que digas que mis planes son puras tonterías?

No. Kris no podía ser perdonado después de decir eso. ¿Cómo que tonterías? Tao no hablaba tonterías. Bueno, quizá soñaba mucho, pero…pero no eran tonterías ¿O sí?

—Una fiesta es una tontería. Sólo se gasta dinero, la gente va a joder, a criticar…Además nadie cumple años como para que quieras festejar —completó sin mirar a Tao ni un segundo.

Eso era suficiente ¿Cómo que no había nada que festejar? En dos días cumplirían seis meses de relación. Eso merecía festejo, al igual que una boda o una fiesta de quince años. Tao quería algo grande, quería ser el anfitrión. Quería muchos globos y un payaso. Días anteriores había conocido a un payaso muy bonito que se la pasaba haciendo formas con los globos y diciendo chistes, algunas bromitas…y era jodidamente divertido. Tao quería un payaso. Y también quería muchas flores hechas con globos de colores. Y también rosas… chocolates…música romántica…quería que Kris le regalara algo muy grande, algo muy lindo, al igual que en los anteriores meses.

En sus otros meses de noviazgo, Tao alcanzó a regalarle cartas –pensaba que eso era muy hermoso aunque fuera clásico-, y algunas cosas hechas a mano, como almohadas o bufandas tejidas. Kris no le regalaba cosas hechas a mano, pero le compraba joyas. Lo llenaba de joyas, de relojes, brazaletes, collares, pendientes. Aunque el mes pasado le había regalado un arreglo de rosas rojas, y francamente, Tao este mes quería muchas rosas. Muchos pétalos en el piso y en la cama. Sabía que soñaba mucho, pero soñar no costaba nada…

—Ni siquiera te acuerdas. —Lo regañó, cruzándose de brazos y mirando el paisaje por medio de la ventana. Kris lo miró de re ojo.

—¿Recordar qué?

—¿Ah? ¿Cómo puedes ser así de frío? —Expresó con mucho énfasis—. No debería estarme preocupando por armar la mejor fiesta de nuestras vidas.

Kris se acarició la cabeza un rato, contestándole:

—No me agradan mucho las fiestas. Y no hay nada qué festejar.

—¿No? —Explayó, apenas compactando el comentario de su novio. Kris era un tonto. Lo era de verdad.

—No —aseguró con una voz gruesa, fastidiada.

—Está bien —sonó seco, demasiado alterado para el gusto de Kris. Pero aun así no dijo nada. No platicaron cuando llegaron a casa ni cuando Kris durmió después de tomarse la pastilla. Esa tarde Tao lo dejó dormir tranquilo, dejándolo sin su besito de ‘buenas siestas’ y de ‘llegada a casa’. 

Con mucha angustia, Tao bajó las escaleras y se puso a hacer la cena. Ese día tocaba cocinar lasaña. A Kris últimamente le gustaba la lasaña y se la había pedido para la cena. Tao, como buen novio, tramaba complacerlo al igual que todas las noches. Sacó todos los ingredientes y cuando todo estaba en el horno, se sentó en la mesa para pensar. ¿Qué sería bueno para festejar esos primeros seis meses? Tao realmente quería una fiesta, una muy grande, con muchos amigos, con mucha comida, con demasiados globos y claro, también con un payaso. Porque aunque Kris estuviese en contra, Tao quería un payaso.

Quería el puto payaso sin importar nada más. Y debía  convencer a Kris, pero antes recordarle, sí… recordarle que en dos jodidos días cumplirían seis meses de novios. 

—Estás aquí. —La afirmación de Kris alarmó al otro, asustándolo. Kris siempre se aparecía de la nada.

—¿Escuchaste algo? —Preguntó impaciente.

—No dijiste nada.

—Menos mal. —Suspiró aliviado. La mayoría de las veces pensaba en voz alta y Kris lo cachaba. Esta vez sería muy vergonzoso si lo agarraba con las manos en la masa. Pronto hablarían y sería mejor que primero le recordara el asunto importante, como era su festejo de novios, su aniversario de seis meses.

Todavía no podía creerlo. Cada vez que recordaba ese aniversario sonreía como idiota. Todos los meses pasaba lo mismo, pero esta vez eran seis meses, seis… eso significaba que tenían ya vario tiempo saliendo y queriéndose. Tao todavía esperaba casarse, sí…casarse  con Kris y luego adoptar a muchos hijitos… ¿Kris querría adoptar hijos? Los hombres no podían tener familia, pero sí podían adoptar. También necesitaba preguntarle eso. Quería estar seguro de muchas otras cosas.

—¿Adoptar hijos? —La voz de Kris se engrosó, totalmente impresionado.

Tao se encogió de hombros; nuevamente había pensado en voz alta.

Joder…

 

—Sí, hijitos…

—Piensas en cada cosa —lo atacó como todos los días. Tao ya se conocía y sabía que pensaba en muchas cosas raras, pero ¿qué importaba? Los hijos eran bonitos.

—¿O es que no quieres cuidar a unos bebés? ¿No quieres conmigo? —Le insistió a su manera, sacando su vocecilla dolida.

Kris lo fulminó con la mirada.

—Tao, ni siquiera tenemos veinte años como para estar preparados.

El Panda se alzó de hombros, tomándoselo como algo muy complejo, pero no imposible.

—Entonces cuando tengamos veinte ¿podremos? —Atinó a levantar el dedo índice, esperando una respuesta positiva.

—¿Qué? —Kris elevó la voz, negándose—. ¡No!

—¿No? —Agachó la cabeza, pensando un poco más.

—No —repitió muy seriamente, demostrándole a Tao que el tema era muy serio como para hablarlo casualmente antes de la cena.

—¿Por qué no? ¿No te gustaría? —Siguió pidiendo explicaciones, unas que eran difíciles de dar en esos momentos.

Claro que Kris quería educar y ser buen padre, pero Tao simplemente estaba yendo muy lejos, como siempre. Kris jamás comprendería lo que pasaba por esa cabecita de Panda.

—Es muy rápido pensar en eso. Los hijos son una gran responsabilidad —alegó, sintiendo que Tao se estremecía.

—¿O es que no te quieres casar conmigo? —Ideó, peleándose mentalmente. Siempre hacía lo mismo… siempre dejaba a Kris todo impactado de un momento a otro.

—¿Casarnos? —Bombardeó con la pregunta menos esperada de ese día.

—¿No quieres? —Tao siguió persistiendo, siguió volviendo loco a Kris.

—No pensé que quisieras algo como eso.

—Amo las bodas y los regalos. Me gustan mucho las fotografías de matrimonio. —Comenzó a fantasear.

Kris dio dos pasos hacia el frente, para airarse. Sin poderlo creer preguntó lo que lo traía muy loco, lo más raro que jamás alguien le comentó:

—¿Quieres casarte conmigo?

—¡Kris!  —Tao se paró de la mesa —. ¿Me lo estás proponiendo? —Se acercó locamente, dejándolo sin respiración.

—¡No! Nunca lo había pensado —dejó en claro, relamiéndose los labios.

Tao se encogió de hombros, caminando por toda la cocina, moviendo los dedos, pensando en algo nuevo para decir.

—Hey, nunca digas nunca. ¿De verdad no has pensado que me vería muy lindo con una tiara, así como un príncipe?

—Creo que ya basta, estás pensando en demasiadas tonterías. —Extendió las manos y fue así que decidió poner punto final a la discusión.

—Siempre piensas que son tonterías. Primero no recuerdas la fecha y ahora me rechazas. Eres muy difícil, Kris.

—Lo que pasa es que…

Diría que lamentaba hacerlo confundir mucho, pero el grito de Tao lo sacó de su concentración:

—¡Oh, la lasaña! —Inmediatamente se puso de pie, abriendo el horno. Lo bueno era que no se le había quemado. Eso era un milagro —. Vez… por eso no debes discutir conmigo en la cocina, pudo haberse incendiado la casa o algo.

Tao era muy exagerado con los asuntos de la cocina. Kris lo miró de re ojo.

—No se incendia nada. Pero de verdad… ¿quieres hacer conmigo todo eso?

—¿Todo qué? —Preguntó sin mirarlo, sacando la lasaña y poniéndola sobre una tabla para checarla.

—Casarte, adoptar familia… ¿No crees que estás fantaseando mucho? —Tao volteó la cara para verlo, achinando los ojos.

—Ahora que lo pienso mejor, tienes razón. Son puras chorradas. ¿Cómo puedo pensar en casarme con un mentecato que ni siquiera se acuerda de su aniversario de seis meses? Digo… eso no suena considerado. Así que olvídalo. —Al finalizar prestó atención a su obra de arte.

—No seas chiflado, te estoy preguntando bien. Lo que pasa es que sueñas demasiado. Se te ocurre cada cosa…

—Soñar no cuesta nada, Kris. —Volvió a recordárselo.

—Aun así…eres muy exagerado.

—Pero…—De un momento a otro diría «pero así me amas, ¿verdad?» Sin embargo se retractó porque Kris todavía no se lo confesaba. Tao no quería recriminárselo, pero había momentos en los cuales simplemente necesitaba reclamarle. Habían pasado ya casi seis meses saliendo y esas dos palabras todavía no aparecían. ¿Qué acaso todavía no lo amaba? ¿Cuánto más faltaba para que Kris amara a Tao? En todo caso, Kris lo sentía, pero no le había nacido decirlo. Nada se prestaba, ocurrían tantas cosas que esa confesión se volvía cada vez más inalcanzable para Tao. Pero eso no significaba que no lo amara. De hecho, Kris amaba demasiado a Tao. 

—¿Pero, qué? —Se acercó más, poniendo nervioso a Tao.

—No, nada… no es nada.

—¿Qué es? —Esta vez era Kris el insistente.

—Nada. ¿Por qué eres tan terco?

—Aquí el terco eres tú, así que no me incluyas.

—Entonces deja de preguntar —agregó, buscando una pala-cuchillo para partir la gran lasaña.

—Sí recuerdo nuestro aniversario de seis meses. ¿Por qué no habría de recordarlo? —Kris se le pegó a la espalda para cercar cercanía.

—Quizá lo recordaste después de que yo lo dijera. —Tao se devolvió hasta donde se encontraba la lasaña y partió lentamente.

—Tao…

—Kris…

—¡Ya basta!  Sí lo recordaba, sólo que me dolía la cabeza como para seguirte el juego. Estaba cansado.

¿Seguirte el juego? Eso era absolutamente patético. Sólo Kris podía decir eso. Sólo un seco como Kris.

—Ok —Tao respondió, breve.

Kris frunció en entrecejo, muy molesto.

—No me gusta hablarle al aire —tronó ya sin ganas de discutir.

—Estoy aquí. —Tao levantó ambas manos, haciéndose notar.

—Entonces mírame.

—Estoy sirviendo, Kris. ¿Cómo quieres que descuide la cena? —Sonó quejumbroso, muy nervioso.

—Eres realmente terco…—sacó, estresado, acariciándose las sienes—. Está bien, haremos la fiesta ¿Eso te pone feliz?

Sí. Claro que eso ponía feliz a Tao. Lo único que Tao quería era hacer la fiesta.

—¿En serio? —Levantó la cara, dejando la comida a un lado.

Kris asintió. —Sí.

—¿Síp? —Instó, reiterando lo anterior.

—Sí —Kris volvió a contestar positivamente, viendo toda la felicidad que Tao expresaba en su mirada.

¿Cómo podía hacerlo tan feliz una fiesta?

—¿De verdad? —Machacó una vez más.

—Sí.

—Eres el mejor, yo sabía que podríamos resolver este pequeñísimo conflicto. Estaba pensando en un payaso y en muchos globos —comenzó a contar, sonriendo mucho.

Kris torció la boca, no muy convencido, protestando:

—No me gusta.

—Pero te imaginas…eso sería realmente lindo —dijo, queriendo que Kris se enamorara de su idea.

El rostro de Kris se mantuvo neutro, incluso al ver la cara de perrito adorable que Tao ponía para poder convencerlo.

—Nadie contrata payasos para un aniversario —añadió Kris. Eso era muy tonto. ¿Quién llevaba payasos a una fiesta de aniversario de seis meses?

—Pero nosotros sí —fantaseó de nuevo, agarrando el brazo de Kris y esperando de ese modo una respuesta buena.

—Si para el aniversario de seis meses quieres payaso, no quiero imaginar lo que desearías para una boda.

—Hey…—Los ojos de Tao se entrecerraron, agarrando esta vez los dos brazos de Kris, moviéndolos sin ningún sentido, sólo manteniéndolo en movimiento—. ¡Je!, ¿Estás pensando en casarte conmigo? Sólo tienes que aceptarlo, quieres casarte, pero no lo dices abiertamente porque eres muy gruñón y orgulloso.

—Sigue soñando —bromeó, echándole un vistazo a su cena.

—Sólo acéptalo —insistió el pequeño, brincando. Entonces lo besó en los labios, castamente —. Tienes que aceptarlo —mimó, besándolo de nuevo, esta vez lanzándose por completo, tocándole ambas mejillas con las manos. Kris abrió la boca, correspondiendo dulcemente, siendo interrumpido por un carraspeo proveniente de la puerta de la cocina. Krystel se encontraba ahí, negándose con la cabeza muchas veces, dirigiéndose al refrigerador.

Tao volvió a la labor con su lasaña, oyendo que Krystel le pedía a Kris que por favor ese tipo de besos los diera en un lugar más privado. Por lo general Krystel nunca se quejaba, pero le estaba yendo demasiado mal con el amor y por todo acto se enojaba.

Luego de servir, Tao llevó dos platos a la mesa y trajo consigo dos vasos de agua de piña. Ya con un ambiente tranquilo y más relajado, comenzaron a cenar. Tao mayormente no se reía durante la cena, pero esta vez se moría de risa. Se reía de lo manso que Kris podía ponerse a veces, sólo con él, por supuesto. Era muy gracioso poner a Kris de cabeza. Le encantaba que Kris solamente le pidiera disculpas a él, que siempre lo prefiriera a él en todo momento. Aunque Kris no quisiera aceptarlo, muy en el fondo era cursi. Muy dulce.

—¿De qué te ríes?

—Es sólo que eres muy cursi a veces. —Rápidamente se metió un pedazo de su riquísimo platillo a la boca.

—De nuevo estás exagerando.

—A lo mejor…pero eres muy tierno conmigo aunque no lo quieras aceptar la mayoría del tiempo. Haces todo por mí, pides disculpas por mí, te calmas por mí. Eso es muy adorable. —Llevó un trozo de lasaña directo a la boca de Kris, apartando el tenedor al ver que éste se comía lo que le ofrecía.

—Tú eres adorable —comentó luego de masticar y tragar.

—¿Lo ves? Eres muy tierno…

Kris siguió comiendo, percatándose a cada segundo de la sonrisa que Tao exhibía. Le gustaba verlo sonreír así.

 

;;;;;  ;;;;;

 

Ya con las mantas hasta el cuello, Tao siguió pensando en la fiesta. Kris estaba sentado en la cama,  a punto de meterse entre las sábanas, pero fue interrumpido de repente, sintiendo que Tao lo abrazaba por la espalda, dejando su afilada barbilla sobre su cabeza.

—Estaba pensando en muchas rosas ¿sabes? —Habló, aferrándose a Kris, oliendo su cabello.

—¿Rosas?

—Muchos pétalos sobre la cama, ya sabes… como en una luna de miel. —Soltó una risilla.

—Eres muy exigente, mhn —levantó una mano para palpar las de Tao, que se enredaban en su cuello.

—Lo soy. —Suspiró muy ruidosamente, dejando un beso  en la mejilla de Kris.

—Pero si te la pasas diciéndome todo lo que quieres, no podré ser creativo. ¿No te has dado cuenta?

—Oh, lo siento… pensé que siempre escogías regalos rápidos y eso. —Se separó un poco, dejando que Kris se acostara.

—Los regalos rápidos son demasiado tontos. Los regalos siempre son importantes —ajustó, abriendo un brazo para que Tao entrara en ese cancho. Al estar ahí, Tao se acurrucó y cerró los ojos.

—¿Más si son para mí, cierto?

Kris sonrió.

—Sí, porque eres demasiado exigente a veces. 

—Y porque soy importante —Tao perfeccionó.

Sin negarse, Kris cubrió ambos cuerpos, murmurando:

—Así es.

—Espero lleguemos a muchos meses más, amor. No sé, hasta llegar a mil años

—¿Mil años? —Los ojos de Kris sonreían, divertidos. Tener ese tipo de conversaciones antes de dormir era algo inolvidable. Algo muy maravilloso.

—Mil años y con muchos hijos. —Terminó, sonriendo grande.

—¿Cómo puedes ser tan soñador?

De la boca de ZiTao salió un jadeó que marcaba la letra ‘m’

—Soñar no cuesta nada, ya te lo he dicho. Además los sueños se vuelven realidad cuando se desean mucho.

—Como en los cuentos de hadas. —Sin mucho esfuerzo, Kris pudo consumar.

—La única diferencia es que este cuento de hadas es real.  

Al escucharlo decirlo, Kris le acarició el brazo con las yemas de los dedos. —Ningún cuento de hadas es real —explicó.

El pelinegro se removió, abrazándolo totalmente, terminando su plática nocturna con un susurro que golpeó el pecho de su novio muy tenuemente:

—Este cuento sí. Nuestro cuento de hadas es real.

 

;;;;

 

Un payaso muy bonito y con bastantes globos en las manos, se acercaba a Tao, éste  se echó para atrás al escuchar que uno de sus tantos invitados reventaba un globo enorme. Se trataba de Chen. No podía ser posible. Era cierto lo que Kris le había dicho, pero no se echaría para atrás, menos al ver que ya estaba mucha gente presente, un bonito payaso y un montón de arreglos de rosas rojas por toda la casa. Esa vez Kris se había lucido. El equipo de sonido iba bien, aunque se viera un poco extraña la atmósfera. ¿Quién querría globos y un payaso para una fiesta de aniversario? Sólo Tao. Pero no se arrepentía. De hecho, Luhan pensaba que la casa de Kris se miraba bonita de ese modo. Xiumin y los demás también estaban emocionados y felices.

Esa fiesta era lo máximo. Había mucha bebida, mucha comida, y lo más importante, era jodidamente extraña e interesante. Kris todavía no podía comprender por qué algunas veces Tao escogía cosas muy aniñadas, pero luego recordaba que era Tao, y ese Panda era todo un soñador. Ni Luhan se había imaginado festejando con globos ni con payasos su aniversario con Sehun. Sin embargo, la idea de Tao era nueva, fresca, linda. La mayoría de la gente no sabía cuál era el tema central de la fiesta, así que todo estaba bajo control, por ahora.

Con un poco de torpeza, Tao fue hasta su novio y lo jaló hasta la barra libre para que le preparara una bebida. Siempre hacían lo mismo cuando a Tao le apetecía beber. Kris siempre le preparaba las bebidas alcohólicas para tenerlo controlado. El alcohol ya no era un problema.

—¿Cómo me veo con estos pantalones? —Inquirió, sintiendo la mirada de Kris en sus piernas. Le encantaba cuando Kris le daba el visto bueno, más porque siempre se enojaba por la ropa ceñida.

—Es bastante apretado. ¿Estás seguro que no se rompen cuando te sientas?

Tao soltó una risotada.

—Por supuesto que no se rompen. Me los puse especialmente para ti.

—Sabes que no me apetece…—Extendió la oración, oyendo que Tao lo ayudaba con las palabras:

—Hacer el amor —le agregó.

Kris asintió, acabando de hablar:

—…Hacer el amor cuando tomas.

—Entonces no tomaré.

Kris se mofó. Tao estaba tratando de jugarle chueco.  

—Le acabas de dar un trago —apuntó el vaso. Tao se negó, sabiendo que lo que Kris decía era cierto.

—Olvida ese trago. ¿Quieres? —Calculó lamerse el labio inferior, dejando a Kris en una pausa larga.

—No me olvido de nada…

—Sólo por esta vez. Es más, te dejaré beber un trago para que estemos a mano. —Llevó su vaso hasta el pecho de Kris, pidiéndole que bebiera también.

—¿Me quieres poner ebrio?

Tao abrió mucho la boca, luego la cerró, moviendo una mano.

—No, claro que no. Además eres buen tomador ¿no? No creo que te pongas ebrio con un sorbo.

—Pero querrás que beba más y más, te conozco —demandó, arrebatándole la bebida a Tao y dejándola sobre la barra.

—Bueno entonces no bebas nada. Mejor… vamos a abrazarnos.

La mayoría de las veces Tao pedía besos o abrazos, pero no era necesario que los pidiera. Kris podía consentirlo, por eso se enojaba cuando Tao le pedía ese tipo de cosas. En esta ocasión, Tao había cambiado su forma de pedir las cosas, y eso era diferente. Kris apreciaba eso, porque sinceramente no sabía lo que a Tao se le antojaba a veces, y era mejor que lo mantuviera informado.

Kris abrió los brazos y dejó que Tao se acercara y descansara la cabeza en su pecho. El abrazo fue largo, pero interrumpido por los invitados que se la pasaban murmurando cosas. Kris no era el tipo de persona que regalaba amor en público, ese era el problema. No obstante, por Tao podía sentir que estaban solamente ellos dos para mimarlo un poco y a su manera. Tao verdaderamente se sentía agradecido por eso.

—Que bonitos se ven así —Xiumin habló, apareciendo por un lado, obligándolos casi a separarse. Llevaba entre sus manos una caja enorme. Era un regalo.

La cara de Kris se deformó por unos instantes. ¿En ese tipo de fiestas se llevaban regalos? La situación lo confundió, a menos que esa fiesta fuera como una boda. ¡No! No podía ser una boda… ni siquiera le había propuesto matrimonio a Tao. Pero luego de debatir mentalmente, observó que todos los amigos de su novio llevaban un regalo.

¿Era en serio?

Le estaban jodiendo…

—Mira, son muchos regalos. —Tao apuntó la mesa que se escogió para dejar las cajas y las bolsas de regalo. Kris asintió, sin todavía saber qué era lo que sucedía en realidad.

Nadie cumplía años. ¿Entonces por qué llevaban obsequios? ¿O era que los amigos de Tao estaban igual de locos que el mismísimo Tao? Según Kris, los únicos que debían regalarse cosas eran Tao y él.

Sin embargo, Kris prefirió pasar ese dato y enfocarse en la fiesta. A pesar de que tenía algunas cosas infantiles, se sentía relajado. Pero ese síntoma de relajación se fue al ver que Tao comenzaba a bailar un poco en compañía de sus amigos. Incluso Sehun y Chen bailaban, animando a otra gente. Chanyeol fue el último en unirse al igual que Suho, pero lo hicieron, dejando a Kris como una estatua.

Era bueno bailar, era una fiesta ¿no? Pero… ¿Por qué Tao movía la cadera así? ¿Por qué lo hacía tan lentamente? ¿Por qué una mujer se encontraba bailando a lado de Tao? Era irritante. Pero lo miró de lejos, bebiendo un poco de coca-cola, sintiéndose como aquella vez que le había bailado en privado. La única diferencia era que Tao no pretendía desvestirse, pero seguía mirándose muy atractivo bailando así, suelto, lento, rápido, sonriendo como un tonto. Siempre sonreía como un tonto.

—Vamos… ¿por qué no ponen una romántica para que los anfitriones la bailen? —La voz de Baek sonó muy alta, alertando al DJ. Kris quiso negarse, pero al ver que Tao se dirigía hasta él y le estiraba los brazos para llevarlo a la pista, se dejó. La suerte fue que nadie le hizo espacio en la pista y que muchos bailaban con sus correspondientes parejas. Eso ayudó mucho para no ser el centro de atención. Kris odiaba ser el centro de atención en ese tipo de cosas.

Ya bien instalados y con la música lenta resonando, Tao posó los brazos alrededor del cuello de Kris y se acercó, rosando de ese modo ambos cuerpos. Kris lo sujetó de la cintura, apretándolo al sentir el suave beso que le daba en los labios. No alcanzó a corresponderle al primero, pero al segundo acercamiento logró llevar las riendas, escuchando un jadeó proveniente de la pequeña boca del pelinegro, que sonreía y comenzaba a moverse de un lado a otro, meciéndose, animando a que Kris bailara.

En escasos segundos lograron entender los pasos del contrario y se acoplaron. Durante la pieza, Kris pudo apreciar la loca sonrisa que Tao exponía cerca de sus labios, posándose extremadamente cerca. No se miraron a los ojos en los primeros segundos, pero luego, al llegar al minuto, lo hicieron, chocando sus miradas, sus sentimientos, que se ligaron entre sí, abrazándose en fuertes cadenas.

—Vez que los cuentos de hadas pueden volverse realidad —murmuró el menor, acercándose a su oído, estremeciéndose al percibir que las enormes manos de Kris se movían de arriba abajo por toda su espalda —. Un sueño más que se ha cumplido —añadió, besándolo en la mejilla. Kris expulsó dióxido de carbono apresuradamente, sintiendo lo mismo que Tao.

Los sueños sí se cumplían. Kris también había soñado alguna vez con un momento tan cliché como ese, de hecho ese era el único sueño cliché que tenía. Bailar una canción lenta con alguien especial, era su sueño. No era por el baile pegado, ni por la tranquilidad, más bien era por el sinfín de sentimientos que se daban a conocer. Bailar era muy simple, pero bailar con alguien especial no. Ahora podía saber lo que se sentía bailar de ese modo con la persona que amaba. Compartir una canción con un baile lento lo hizo sentir completo, recapitular demasiadas cosas, desabotonar estratégicamente los sentimientos que se despedían invisiblemente por toda su piel de vez en cuando, y lo más importante: crear un nuevo recuerdo.

Con Tao había descubierto miles de cosas que inmediatamente guardaba en su caja secreta, caja que solamente Tao podía abrir o cerrar. Estaba completamente en sus manos. Y no le daba miedo que Tao fuera la llave; confiaba ciegamente en él. Confiaba en su relación, en sus sueños, en sus proyectos.

Tao simplemente lo había enseñado. Lo había adiestrado, motivado, obligado incluso a decir tonterías, pero estaba bien. Kris se sentía agradecido por ello. Se sintió todavía más agradecido cuando la canción terminó y logró sellar ese momento como uno de los más memorables de su vida. Tao le sonrió abiertamente, terminando con un abrazo dulce, demasiado tibio y lleno de ternura. 

 ;;;;

 

La fiesta logró extenderse más de lo debido. Kyungsoo incluso bebió en compañía de Lay. Los demás no dejaban de bailar y el payaso, de hecho, también se unió a la fiesta, quedándose totalmente ebrio. Más sin embargo, cuando dieron las doce de la mañana, Kris corrió a todos, alcanzando a recoger algunos globos y esperar a que Tao subiera a la recámara. Ya las muchachas de servicio harían limpieza, por lo pronto necesitaba que Tao viera lo que le había preparado esta vez. Se trataba de la cama adornada con pétalos de rosas, como Tao quería. Lo importante era complacer y para no sólo mostrar eso, preparó un anillo muy lindo, demasiado costoso, de oro  blanco y con tres pequeños diamantes. Se miraba muy lindo, y era perfecto para Tao, más porque ese anillo significaba mucho. Con ese anillo podían ocurrir muchas cosas, en primera la formalización de la relación, y en segunda, la promesa que Kris le había comentado a la madre de Tao.

Era hora de pactar una promesa.

—¿Tú…tú lo hiciste por mí? —La boca de Tao se abrió inmediatamente después de entrar a la habitación. Recordaba habérselo pedido, pero verlo con sus propios ojos lo descolocó indudablemente.

Kris lo tomó de la mano y se dirigió hasta el sillón de cuero, sentándose primero para poner a Tao sobre su regazo, de lado. De un momento a otro Kris sacó una caja y se la mostró, moviéndola ligeramente de un lado a otro.

—Es para ti.

Tao se acurrucó en su pecho y tomó la cajita, abriéndola lentamente, encontrándose con un hermoso anillo.

—Esto es…muy hermoso —expuso sin aire. Kris sujetó la cajita, sacó el anillo y sin mucho esfuerzo buscó el dedo indicado para ponérselo —. Yo…

Kris se adelantó en la articulación.

—Es un anillo de promesa que servirá para que cuando lo veas recuerdes que te he prometido y me he prometido cuidar de ti el tiempo que sea necesario. Prometo hacerlo bien, hacerte feliz. —Tao asintió, nervioso, respirando con mucha dificultad por el enorme nudo que tenía en la garganta. No quería llorar ahí mismo, pero las lágrimas amenazaban con salir disparadas.  Eso había sido súper precioso y sólo esa vez no supo qué decir ni cómo reaccionar cuando recibía un regaño de Kris.

No era la primera vez que recibía una joya, pero ese anillo significaba mucho, más que los otros regalos. Ese anillo llevaba la promesa de Kris, y Tao se sentía muy afortunado, muy chiflado, mimado. Con mucho esfuerzo alcanzó a llenar sus pulmones de aire y sacarlo por la boca en cortos fragmentos.

—Es imposible que olvide esto —anunció Tao, acurrucándose cada vez más—. Gracias. Esta vez no he preparado un regalo, lo siento. No se me ocurrió nada bueno.

Era cierto. Por eso quería la fiesta, para al menos olvidar que no tenía algo bueno para regalarle a su novio. Kris ya tenía un montón de cosas y Tao esta vez deseaba hacerlo pasar un buen momento y decirle cosas cursis como siempre; al final de cuentas Kris nunca se quejaba cuando no le regalaba nada.

—No importa —dijo, tomándoselo con calma, como siempre. Tao se echó aire con la mano, viendo todavía lo bonito que se le miraba el anillo. Le gustaba mucho.

—Pero…Pero puedo hacerte un tatuaje. —Levantó el dedo índice, en señal de que una nueva idea se le había cruzado por la cabeza.

Kris  dibujó una mueca sobre sus labios, entre sorprendido y asustado. ¿Un tatuaje decía? Comenzaba a pensar que a Tao ya le estaba afectando ser feliz…

—¿Qué?

Tao se movió mucho, ansioso. Le gustaba su idea.

—Sí, con una pluma. Te escribiré algo muy lindo. Luego le tomaré una foto y quedará como recuerdo —soltó, riendo, dirigiéndose hasta su bolsa para sacar una pluma. La agarró y fue todo contento a hacerle su tatuaje a Kris, que no podía creer que Tao fuera tan ocurrente. 

—¿Qué se supone que estás haciendo? —Cuestionó al sentir que la tinta de la pluma comenzaba a pintar su piel en unos cuantos garabatos, que decían:

“Te amo, señor gruñón”

—Te amo, señor gruñón —le leyó el pequeño,  sonriendo como bobo, terminando por poner un corazón a su escrito.

—¿Sólo eso? —Engarruñó la frente, esperando por algo más.

—¿No es suficiente? —Tao respiró profundo y volvió a escribir en la mano de Kris. Esta vez añadió:

“Con todo mi corazón”

—¿Así está mejor? —Le preguntó, terminando por tomarle una foto. Kris asintió, arrebatándole la pluma para rayarlo también. Pero al primer contacto, Tao se estremeció y comenzó a reír locamente. Bien, le daba cosquillas, cosa que no dejó que Kris siguiera con su escritura. Kris  tramaba dibujarle cualquier cosa, molestarlo, pero su plan había fracasado. Ahora no podía parar la risa de Tao, aquello lo obligó a hacerle cosquillas para que esta vez sí tuviese una razón más entendible por la cual morirse de risa.

Tao se removió, sentándose frente a él con las piernas abiertas, totalmente embonado. Kris detuvo el cosquilleo al sentirlo derrumbarse y respirar con dificultad cara a cara, nariz con nariz, mejilla con mejilla. Entonces dejó que se tranquilizara, que tomara aire, perdiéndose en su semblante acelerado. El  cuerpo de Kris reaccionó inmediatamente, llenándose. Era hora. Era momento; los ojos de Tao se encontraban fusionados con los de él, totalmente conectados, tranquilos, brillosos, emocionados. La piel de Kris se percibía erizada, su garganta floja y su corazón palpitando duramente, amenazando con salírsele  del pecho.

 

 

—Te amo. —La boca de Kris se había abierto, expulsando naturalmente todo su sentir.

El perfecto tono de voz en conjunto con el sentimiento  con el que había sido dicho, cayó inesperadamente en Tao. La sonrisa de Tao se desarmó apenas captó la confesión. Sus ojos se inundaron en lágrimas, dejando a Kris absolutamente pasmado. De un segundo a otro, Tao dejó un espacio entre los dos, calmando la desastrosa sensación que esas palabras provocaron en su interior; no podía respirar. Le costaba mantenerse quieto, disfrutando del momento, de la poderosa mirada de Kris.

Kris levantó ambas manos para palpar el rostro de Tao, apenas tocándolo, apartándole con los pulgares las lágrimas que ya se escapaban de sus pequeños ojos. No encontró el comienzo ni el fin, sólo recordaría por siempre que Tao había cerrado los ojos, que su nariz había chocado con la de él, y que ese dulce momento apenas  había comenzado con un beso.

—Te amo —Tao también lo dijo, abriendo los ojos y recibiendo un rápido beso por parte de Kris.

—Te amo —correspondió por segunda vez, sacándole a Tao una enorme sonrisa que fue apagándose con besos cortos, que se compilaron, agrupándose hasta hacerse uno solo. Un beso que se apagó hasta que Tao dejó de llorar. Un beso el cual sabía diferente a los otros. Un beso que esta vez no querían terminar. Un beso de amor.

Seis meses. Seis meses había sido el tiempo que Kris tardó para decirlo a pesar de que ya lo sentía desde mucho antes. Esta vez había sido diferente. La causa no era el aniversario, más bien el momento, el simple momento en el cual Tao se encontraba risueño, quisquilloso, adorable y ligero. Eso era perfecto para Kris, el momento indicado, y lo fue. Nunca olvidaría esa sensación, el rostro de Tao, ni mucho menos lo único que había sido el momento. Jamás lo dejaría en el olvido; su primer ‘te amo’ siempre se conservaría ahí, en ese lugar, con esos antecedentes, junto a Tao, para Tao. Su primer ‘te amo’ para Tao.

Sin dudarlo, esa noche sus cuerpos volvieron a ser sólo uno, se amaron con caricias, con besos, con miradas, y terminaron sintiendo el pulso acelerado. Oyendo cada latido que se les subía hasta la garganta, jadeando, hasta cerrar los ojos y disfrutar individualmente ese gran logro. Realmente había valido la pena. Todo valía la pena cuando se estaba enamorado.

Luego de llevar dormidos algunas horas, Tao abrió los ojos, sonriendo como idiota, viendo desde su lugar a Kris dormido. Todas las mañanas disfrutaba verlo así, tranquilo, derrotado por el cansancio, oírlo respirar con mucho cuidado, sentir su piel tibia y llenarlo de besos en ese estado. No importaba cómo estuviera Kris, si dormido o despierto, Tao todavía suspiraba por él. No podía evitarlo. No podía olvidar tocar sus mejillas con las puntas de los dedos, ni delinearle los labios con la vista.

Se sentía lleno, completo. A cada minuto sentía que su amor crecía, y no entendía cómo, pero no podía hacer nada contra eso. Le agradaba. Le gustaba amar a Kris. Y aunque siempre se sintió correspondido de diferentes maneras, escucharlo decir ‘te amo’ consiguió que reiterara lo orgulloso que se sentía por luchar por él. Por eso lo veía dormir, porque ese momento era el indicado para recordar todo por lo que tuvo que pasar para estar en donde estaba ahora.

Ser novio de Kris no era fácil, sin embargo, Tao lo había logrado. Lo había obtenido a pesar de que al principio fueran sueños, fantasías, deseos…Ahora podía decir abiertamente que de algo había servido el esfuerzo; el mal acto de Luhan había servido para que Tao se acercara a Kris; todos los cientos de cosas por las cuales había llorado también dejaban su fruto en los días actuales. Porque la vida era así. Y Kris ahora estaba con él, tal y como siempre lo deseó. Como siempre lo soñó.

Los sueños sí se cumplían, aunque al final pareciera como si todavía se estuviese soñando. Era el sueño de Tao, era su gran sueño, y ahora lo disfrutaba. Cuidaría su sueño, y seguiría durmiendo y despertando para soñar, se mantendría de ese modo hasta que no hubiera algo que quisiera tener. Pero por lo pronto no se cansaría de desear, ni mucho menos de hacer algo para que sus sueños lograran convertirse en realidad.

Estaba cubierto de oro, podía sentir que estaba brillando, podía saber que su interior deseaba seguir brillando.

Mantener el brillo era su nueva meta.

 

-Lover’s Spit

Notas finales:

Bueno, aquí estamos. No sé cuántos especiales pueda hacer, a lo mejor 1 de cada pareja…Los publicaré en esta misma entrada, aunque la historia ya diga terminada. Sólo iré añadiendo los caps y así. Dejen sus sugerencias, sus comentarios finales. Los contestaré todos. Contestaré todos los comentarios finales, de este cap, sólo este porque creo que tienen mucho qué decir con respecto y así.

El Link de la historia: http://www.mediafire.com/download/h3f59ud7p25l3m6/LOVER%27S+SPIT+COMPLETA.docx

 

El link de la música: (En proceso)

Ahora bien, con respecto a darles la historia completa en documento, significará que le darán buen uso. Esta historia es importante para mí, pero si hay alguien que la quiera manejar, que la quiera traducir, que la quiera adaptar, estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo que descarguen el documento y que hagan uso de él, por supuesto, con mi autorización y sin olvidarse de darme créditos.

¿Por qué hago esto? Porque es un fanfic. Me han pedido adaptar mis otras historias, pero esas son originales y yo sólo doy permiso para que adapten los fanfics con personajes que no son míos. En todo caso, está prohibido que pongan (T/N). Pueden tomar la idea base, pueden seguirla como más les plazca. Pueden incluso volverla a dejar de EXO pero con otras parejas, pueden... cambiar el nombre de Kris al verdadero, al igual que el de los otros. Pueden cambiar el apodo que Luhan le puso a Sehun…Pero jamás nieguen que está historia la escribí yo.

Sé que suena muy loco que les de esos permisos, pero sé que a no a todos les gusta EXO, y que no leen esta historia porque simplemente no les gusta. Esta historia tiene muchos temas importantes, así que sería bonito que mucha gente la leyera. Y SI USTEDES LA QUIEREN RECOMENDAR, ADELANTE. Ya la han recomendado mucho. Muchísimas gracias por todo su apoyo. Muchísimas gracias por esperar los capítulos, reír y llorar conmigo. Los amo a todos. Nunca olvidaré todo este proceso. Nunca. De ante mano pido disculpas si existen errores en el documento, creo que hay palabras cambiadas, sólo eso, pero en sí lo chequé todo y se ve bien. Si alguien quiere editar fotos del fanfic, me las mandan, si hicieron un fanart también, si simplemente hicieron un vídeo, igual es bien recibido. Todo lo que ustedes tengan para regalar a la propia historia, es bien recibido.

 

Esto apenas es el comienzo, no lo olviden. No se olviden de soñar y de hacer todo lo posible para cumplir sus sueños.

 

 

 

Monterrey, Nuevo León, México. 14/09/14

Coronado, Mónica –

Ask: http://ask.fm/MonnycaCoronado

 

Blog: http://monnycacoronado16.blogspot.mx/

 

Facebook personal: https://www.facebook.com/liizbeth.kltzsiix

 

Página de Fans:  https://www.facebook.com/FansMonnycaCoronado?fref=ts

Grupo oficial de Facebook:  https://www.facebook.com/groups/Grupo.Oficial.De.Lemon/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).