-De acuerdo a estos jeroglíficos estamos bajo la estatua, vamos a poder subir entre sus piernas – Decía Yugi mientras veía como Yami y Joey rompían el techo del lugar para poder llegar a las piernas de Anubis.
-Y esos malditos Yankees se quedaran dormidos, no te ofendas – Decía Joey.
-Claro que no – Le contestaba Yami mientras seguía intentado romper el techo.
-Y llegaremos para tomar el libro y los dejaremos aquí
-Seguro que encontraremos el compartimiento secreto?
-Si, si esos norteamericanos no fueran tan estorbosos, no te ofendas…
-No!
-Donde se fue nuestro oloroso amigo? – Pregunto Joey refiriéndose al hombre de la cárcel.
En otra parte, muy alejadas de donde estaban ellos, iba aquel hombre arrastrándose por el suelo con una antorcha, llego a una habitación donde había en la pared una imagen de un hombre gritando y en el cuerpo de este estaba incrustado lo que parecían ser escarabajos hechos de oro y pintados.
-Que tenemos aquí - Clavo la antorcha en la arena y miro mejor el grabado en la pared, toco con un dedo los escarabajos y si eran de oro – Oro azul – Susurro, tomo una daga y saco uno de ellos – Esto lo compraran por un muy buen precio – Lo miro y lo guardo en su bolso, tomo la pose de la imagen en la en la pared y grito, y comenzó a reírse y continuo sacando de esos insectos de oro azul.
-Saquemos el tesoro! – Dijo Alister mientras estaba apunto de derribar lo que parecía ser un compartimiento, pero fue detenido por el hombre de cabello turquesa.
-Cuidado!! Recuerda que Seti no era tonto, creo que debemos dejar que ellos lo hagan – Decía refiriéndose a los trabajadores que venían con ellos.
-Creo que debemos escuchar al buen doctor – Decía Bakura
-Seguro, que ellos lo abran… - Dijo sin ganas Alister, en eso el hombre de cabello turquesa llamo a los trabajadores en otro idioma, estos se acercaron y comenzaron a abrir el compartimiento, una vez que la piedra que era la puerta del compartimiento se abrió, salio un especie gas de su interior que envolvió a los trabajadores, estos parecía que la piel se les derretía, asustando a todos.
Debajo del lugar donde estaban ellos aun Yami, Yugi y Joey intentaban abrir una abertura en el techo, Joey estaba jugando al golf con unas piedras.
-Déjame entender, le sacaban las entrañas y ponían todo en unas vasijas? – Preguntaba Yami
-Y luego también sacaban el corazón y sabe como le sacaban el cerebro? – Le contaba muy animadamente a Yami
-Yugi creo que necesitamos saber eso – Dijo Joey con un poco de asco
-Tomaban unas tenazas al rojo vivo, las metían por la nariz, le daban algunas vueltas y luego sacaban todo por los orificios – Le contaba mientras hacia las señas con las manos
-Eso debió dolerle! – Le respondía Yami mientras se tomaba la nariz
-Ya estaban muertos, por eso eran momias
-Quiero dejar claro que si no puedo salir que aquí, no me apunten para la momificación
-Igual me… - Estaba por decir algo Joey, pero justo cuando tiro su piedrita golpeo algo que hizo que una especie de caja enorme cayera del techo casi enzima de Yami y Yugi, cuando el polvo de disperso un poco Yugi se acerco.
-Oh por Dios, es un sarcófago – Yugi al igual que Yami miraron de donde había caído – Sepultado en la base de Anubis, debió de haber sido alguien muy importante o hizo algo muy malo… - Ambos se miraron, ni Yugi ni Yami se podían quitar la cara de asombro de lo que tenían frente a ellos.
Mientras tanto el hombre de la cárcel seguía sacando los escarabajos de oro azul y guardándolos en su bolso, pero uno cayó fuera del bolso, tocando la arena, y algo comenzó a moverse dentro, la parte a arriba se rompió y salio un escarabajo vivo, el hombre seguía sacando escarabajos sin saber lo que ocurría en el suelo.
-Solo una mas! – Decía feliz, creyendo que tendría un buen negocio con esas piezas de oro azul, el insecto logro liberarse por completo y se dirigió a los pies del hombre, se metió por debajo de su zapato y parecía que atravesó el zapato y su piel, el hombre al darse cuenta sintió que algo le caminaba por la pierna, comenzó a gritar por que lo que era un cosquilleo ahora era dolor, desesperado tocaba su pierna intentado quitar el insecto que subía por ella, sin saber que este iba debajo de su piel.
-AYUDENME, AYUDENME!! – Gritaba al sentir que ese insecto subía por su cuerpo, se rompió la camisa que tenia puesta y pudo ver como por su cuerpo ese insecto subía por debajo de su piel.
-AUXILIO!! – Gritaba desesperado, el insecto estaba por su pecho y continúo por su rostro, llegando a su cerebro.
Mientras tanto Yugi y Yami quitaban la arena que había sobre el sarcófago.
-Bien, quien es? – Pregunto curioso Joey
-Él, no debe ser nombrado… - Dijo Yugi, Yami soplo sobre las escrituras que habían, al dispersarse la arena se dejo ver una especie de escudo, con 8 puntas como una estrella y en el centro un escarabajo.
-Esto parece como una cerradura – Dijo Yami
-Quien quiera que fuera, no iba a poder salir – Decía Joey
-Nos tomaría un mes abrirla sin la llave, es cierto
-Es cierto, si eso es, eso es de lo que estaba hablando! – Dijo Yugi mientras iba a buscar algo.
-De quien esta hablando? – Le pregunto a Joey, pero no le supo responder.
-Del hombre, del hombre del bote, el que buscaba una llave, el del garfio!
-Es mía!
Salto Joey refiriéndose a la pequeña cajita en forma octagonal, Yugi hizo que la cajita se abriera y la coloco sobre la cerradura, encajando perfectamente, Yugi sonría feliz por que había descubierto algo, pero en eso escucharon gritos, automáticamente Yami tomo una de sus armas y se dirigió de donde venían los gritos, detrás fueron Yugi y Joey, el ultimo antes de ir tomo la llave, al ir a un pasillo se encontraron con el hombre de la cárcel que gritaba y se tomaba de la cabeza, los paso de largo corriendo y se golpeo contra una pared, cayendo muerto en el suelo, los tres quedaron shockeados.
-que supones que lo mato? – Preguntaba Yugi estaba cubierto con una manta por el frío, ya la noche había caído, Yugi y Joey se encontraban frente a una fogata y en eso llegaba Yami que también se sentaba al lado de Yugi
-Alguna vez lo viste comer? – Le contesto Joey
-Dicen que nuestros amigos norteamericanos no han tenido suerte el día de hoy, tres de sus hombres fueron… derretidos – Dijo Yami
-Que!? – Exclamo Yugi
-Como? – Pregunto Joey
-Con acido mineral, acido mineral presurizado en alguna, trampa antigua
-Tal vez este lugar si esta maldito… – Y a la vez que Joey decía eso un fuerte viento soplaba, los tres se miraron
-Oh por Dios Santo, no sean tontos!! – Exclamo Yugi
-No cree en maldiciones?
-Claro que no! Si puedo verla o tocarla entonces existe, entonces puedo creer
-Yo creo en estar preparado – Dijo mientras cargaba una de sus armas
-Vamos a ver en que creía nuestro buen amigo – Joey tomo el bolso del hombre y metió su mano buscando, pero en eso grito y saco su mano de repente, asustando a Yugi
-Que!? – Exclamo Yami
-Por Dios que pasa!? – Pregunto Yugi asustado
-Una botella rota – Dijo mientras volvía a meter su mano y sacaba una botella entera sin abrir – Len Libby de hace 20 años, era un tipo sucio pero tenia buen gusto – Decía mientras destapaba la botella y le pegaba un trago. Yugi reía por las aptitudes de su hermano, en eso Yami miro detrás de él y no le gusto lo que vio.
-Tome esto – Le dijo a Yugi mientras le dejaba su arma – Esperen aquí
-No! Espere! Oiga! – Le gritaba Yugi mientras salía detrás de él
-Yugi! – Salía Joey detrás de él – Disculpa pero no dijo el hombre que nos quedáramos aquí? – Pero fue ignorado - Yugi!
Entrando a Hamunaptra una vez más eran los hombres de negro, esta vez montados a caballo y con armas de fuego, todos los norteamericanos corrían por sus vidas, algunos se escondían y otros se preparaban para disparar, los hombres de negro lanzaban sus antorchas en las carpas de los norteamericanos, desde una estructura se preparaba Yami para comenzar a disparar, una vez que tubo una cerca comenzó, disparaba como si se tratara de un juego, volteando uno por uno de los caballos.
En eso llega Yugi con el arma que le había dejado Yami, ve toda la gente corriendo y las carpas incendiadas, uno se le acerca por atrás y por instinto jalo del gatillo y sin darse cuenta le dio, volteándolo del caballo. Detrás de una columna estaba Joey con su arma y la botella bebiendo de ella, apenas veía uno cerca le disparaba, pero en eso llega Duke, le quita la botella y bebe de ella también
-Gracias – Comienza a beber, pero en eso ve justo detrás de ellos que se acerca uno, le escupe en la cara a Joey y sale corriendo al igual que Joey, pero este antes de correr agarra su querida botella.
-Atemu! – Grito Joey al verlo cerca, este se tira sobre el hombre que perseguía a Joey, este se levanta y saca su espada, mientra Yami le apunta con su arma y le dispara quitándole la espada de las manos, llega otro por su lado izquierdo se gira y le dispara, tiempo suficiente en que este tomo otra espada y esta vez le quito el arma a Yami de las manos, intento darle con la espada pero Yami fue rápido, tomo una dinamita que estaba cerca y la encendió, comenzó a defenderse con la mecha de esta, aquel hombre de negro paro, era el mismo que lo observaba desde ya hace un tiempo.
-Basta! – Le dijo a todos sus hombre – No derramaderos mas sangre! Pero deberán irse! O se van de aquí o morirán – Fueron sus ultimas palabras, dio la media vuelta y se fue – Solo tienen un día – Dijo antes de subirse al cabalo e irse, Yami le quito la mecha encendida a la dinamita para evitar la explosión y la tiro, guardándola de nuevo.
-Yugi – Dijo viendo que este estaba en el suelo con el arma en su mano, se la saco y ayudo a levantarlo- Oiga, se siente bien?
-Si estoy bien – Dijo levantándose y al levantar la mirada lo tenía justo frente suyo
-Seguro? – Le volvía a preguntar mientras lo revisaba de que no tuviera ninguna lastimadura
-Gracias… - Se miraron ambos a los ojos, nunca antes habían estado tan cerca, aparte de aquel momento en la prisión.
-Esa era la prueba, la fortuna de Seti debe estar bajo esa arena – Yami escucho que hablaban y giro a mirar sin soltar a Yugi tenia sus manos apoyadas en sus brazos.
-Es su forma de protegerlo, pero ahora sabemos que el tesoro esta ahí – Decía Alister
-Esos eran hombres del desierto, valoran el agua no el oro – Al parecer ni Yugi ni Yami se habían dado cuenta lo cerca que estaban, Yami tenia una mano en la espalda de el y la otra sobre su brazo y Yugi tenia un mano apoyada en el pecho de Yami.
-Sabes, tal vez por una noche podríamos, unir fuerzas? – Yami solo miro.