Abrí los ojos, unas cuantas lágrimas caían por mi rostro, me las quite de una forma brusca.
Estúpido sueño.
Todo estaba en silencio, pase mi vista alrededor de mi habitación.
Nadie.
Una sonrisa amarga apareció en mi rostro.
Me levante y fui directo al baño, me mire en el espejo; pálido, ojos achinados, cabello alborotado, ese no era yo. Me quite la ropa, me daría un buen baño.
El agua fría cayó en mi cabeza pasando por mi cuerpo. Aclaraba mis ideas, ese estúpido sueño volvió, pensé que ya había olvidado todo eso.
- Ah, pero no es así.
Con una toalla en la cintura y algunas gotas de agua cayendo de mi cuerpo, tome mí teléfono.
No tienes ningún mensaje.
No tienes ninguna llamada.
Busque en los contactos el nombre de “Chris”, así lo había grabado, no sé por qué. Le marqué y en el tercer tono me contesto.
- ¿Diga? – escuche su voz madura.
- ¡Hola! – grite.
- ¿Quién es?- su voz sonaba frustrada.
- Hey, tranquilo viejo. Soy yo, Matt. – empecé a jugar con uno de los mechones de mi cabello.
- Ah, hola. No pensé que me llamarías.
- ¿Estás loco? Jamás desperdiciaría pasar una tarde con un soltero sexy… Además, cualquier cosa suena mejor que pasar la tarde con mi amigo. Tú sabes, el marginado… Está ocupado con esas cosas de misterios, pero no me apetece mucho ayudarlo... Creo que ya se está volviendo loco. – escuche como reía.
- De acuerdo… ¿Vas a venir?
- Sipi, llego en 10. – y le colgué antes de que me contestara.
Busque en mi armario los jeans negros que tanto me gustaban, una camisa blanca y unas Converse negras. Revolví mi cabello, peinarlo es una pérdida de tiempo.
Tome las llaves de Fionna, y salí.
Pensé sobre Nathaniel y ese estúpido diario. Él no puede creer que todo esa basura sea cierta, pero… No. Su madre estaba loca, pudo haber inventado todo eso… Pero, Luke y Lya… Ellos no pudieron… Maldita familia de locos.
En menos de lo que esperaba ya estaba en frente de casa de Chris… eso creo.
No me había dado cuenta de la gran entrada que tenía. Toque el timbre que tenía una pequeña pantalla donde podía ver a Chris.
- Qué bien, esta es tu casa. Déjame entrar.
- ¿Por qué debería? – me preguntó.
- Porque si no querías esto entonces me hubieras dejado tirado en ese bar, a este pequeño e inocente niño, agonizando, dejando que cualquier hombre feo lo violara… - entonces cortó la llamada y la puerta se empezó a abrir.
Entre y me estacione cerca de otros autos que también estaban aparcados.
¿Tendrá visitas?
Me puse mis lentes de sol y salí del auto, ahí estaba Chris saliendo de su casa. Vestía con un pantalón azul marino y una camisa gris que le llegaba hasta los codos. Aunque no estuviera vestido tan formal, se notaba desde lejos que era un hombre de un millón de dólares. Vaya suerte que tuve.
- ¡Hola! – le salude. - ¿Tienes visitas?
- ¿Sabes que es de mala educación cortar el teléfono a alguien? – dijo cambiando de tema.
- ¿Me darás clases de modales? – dije bromeando.
- Si tuviera tiempo lo haría.
- ¿Entonces estas tomando algo de tu “valioso” tiempo para poder verme? Qué lindo eres. – le sonreí como un niño.
- No tienes remedio. – puso los ojos en blanco. – Tranquilo, no tengo visitas, esos son mis autos. – me quité los lentes, lo vi con asombro.
- ¿Todos esos? ¿Estas bromeando, no? O sea, yo solo tengo uno, ¡Y ya es demasiado para mí! ¿Cómo puedes tener tantos y no descuidarlos?
- Pues… Contrato gente para que haga eso. – ¡esa fue la gota que derramó el vaso!
- ¿!Qué!? ¿Cómo puedes hacer eso? Eso es una crueldad… ¡Una blasfemia!
- Hey, tranquilo viejo. – empezó a reírse – Vamos, pasa. – Me agarro por los hombros hasta dirigirme a la puerta de su casa.
- ¿Qué clase de horrible ser eres?
- Un hombre ocupado.
Abrió la puerta y pasamos a su casa.
Tan inmensa… Muy elegante, demasiado elegante para un hombre de…
- ¿Cuántos años tienes Chris? – ahora que me daba cuenta, no sé qué edad tiene.
- Tengo 27. Y tú tienes 16, ¿no?
- ¿Quién te dijo? ¿Me estas acosando, cierto? ¡Lo sabía! No se puede confiar en un tipo lindo porque se vuelve tu acosador, siempre me pasa, soy demasiado confiado, ya me lo ha dicho Nath… Tengo que escuchar a ese loco…
- O deberías tratar de que no te droguen. Te hace un efecto muy peculiar. – me sonroje de golpe… ¿qué clase de efecto?
Seguí recorriendo su casa. Me llamaron mucho la atención sus cuadros. Tétricos, grises, como si la felicidad del mundo hubiera desaparecido con esos cuadros. No conocía al autor C.W… ¿Será que el los hizo?
- Y… ¿vives solo? – le pregunte, sacando un tema de conversación.
- Sí. – respondió. – Esto fue una de las cosas de mi herencia por mi padre.
- Oh, tu padre debía de ser alguien muy importante para darte todo esto, ¿no? – dije acercándome a los cuadros. Tenían algo que no podía describir.
- Si, puede ser, tal vez, ¿por qué?
- Fue una simple pregunta. –pasé alrededor de la casa hasta acercarme a él. - ¿De quién son estos cuadros? No conozco al pintor. – él se acercó y se posó detrás de mí.
- Todos estos cuadros son míos, yo los hice. – lo sabía.
- ¿En serio? ¿Y por qué no te dedicas al arte? ¡Te iría muy bien! – sin darme cuenta empecé a gritar.
- Querido Matt – estaba sonriendo, pero esa sonrisa no era de felicidad o de gracia por mi acción, era de amargura. – Yo, al contrario de ti, no tengo opción. – lo vi directamente a los ojos, tratando de pasarle todo mis sentimientos con solo esa mirada.
- Yo tampoco tengo opción, Chris. – sonreí con la misma amargura de él.
Le tomé la mano y lo guie hasta uno de los sofás. Me vio confundido, a lo que yo solo dije:
- Escúpelo.
- ¿Qué clase de conversación tan repentina es esta?
- Que hables. Dime todo. Vamos, soy de fiar. – él se quedó callado, di un suspiro. – No me crees, ¿cierto? – siguió en silencio, seguía con la misma cara de confusión. – De acuerdo, entonces comenzaré yo. – Me quede en silencio unos segundos, pensado en como resumir todo.
>> Estoy enamorado de mi primo desde los 10 años, sé que suena loco, pero es la verdad. Siempre fui acosado por hombres, por eso es que estoy acostumbrado a… eso, siempre la creí amigable. – vi su rostro, serio, y seguí. – Mi primera vez fue a esa edad, no, no con él, si te lo imaginas así, sino que con otro hombre, un amigo de mi padre… Un viejo de 40 años, no fue muy lindo…Mi primo se enteró de eso y nunca volví a escuchar de él. Mi padre dijo que había muerto en un accidente, no lo sé. Nunca se enteró. Andrew y yo empezamos a tener una relación en secreto, pero él tenía que tener novias para aparentar, esa etapa para mí fue muy frustrante para mí. Estaba harto de eso, en especial de una de sus novias… Era tan irritante, se reía de cualquier cosa estúpida que decía Andrew, así que un día la golpee tan fuerte que la mande al hospital, me dijo algo… - reí. – Pero ya no tiene importancia.
>> A los 12 mis padres empezaron sus papeles de divorcio, también mi tío, fue una etapa difícil para mí, pero Andrew decía que “Ya se lo esperaba” – desvié la vista de Chris, esta era la primera vez que… hablaba de todo esto con otra persona que no fuera Nath. – A esa misma edad me le declaré, sí, al fin me le declaré, después de dos años, pero él desapareció, según “para seguir estudiando”. ¿Puedes creerlo? – pase mi mano por mis cabello revueltos. - A la primera persona que le digo eso ¡y desaparece! Tengo una suerte. – reí otra vez, aunque no tan alegre como antes. - Hace unos días regresó, eso ya lo sabes, diciendo que no quería seguir con el negocio familiar y lo jodió todo. Trata de arreglar las cosas conmigo, para que olvidemos todo… Es un maldito desgraciado. –sentía como mi voz se quebraba. – Lo odio tanto…
- No es cierto. – me interrumpió Chris.- No es cierto, tu aun lo amas, se te nota. – me sentí indignado, tanto que mi rostro estaba rojo.
- ¿Por qué dices eso?
- Por la forma en que hablas de él… Tú no eres el único con un amor no correspondido.
El único problema es que si fui correspondido… Pero el escapó.
- Bueno… Es tu turno. – le dije.
- De acuerdo… - pasó una mano por sus cabellos castaños y se volvió a mí. – Pero antes, ¿quieres algo para tomar? Hoy es el día libre de mis empleados así que tengo que hacer todas las cosas hoy.
- Vaya, pero que sorpresa… Ahora que lo dices, hablar mucho me dio sed… Trae una cerveza.
- Un vaso de jugo, de acuerdo. Ya regreso.
- Pero no dije eso… - Pero ya se había ido…
Pase a la siguiente sala que no había visto. Un estudio, aunque no uno cualquiera, ¡Su estudio de arte! ¡Lotería!
- Bien, Matt, lo único que tienes que hacer es tomar todos esos cuadros y llevártelos a tu auto y huir.
- ¿Eres de fiar, no? – escuche su voz.
- ¿Dudas de mi palabra? – volvió a poner los ojos en blanco y me dio el vaso lleno de jugo de naranja.
- ¡No hagas eso! Me haces sentir… Estúpido.
- Yo nunca dije eso. – vi que se formó una sonrisa en su rostro. Se sentó y yo hice lo mismo.
Quedo pensativo un momento y hablo.
>> Cuando tenía 7 descubrí a mi madre con un amante, eso causo… Que se divorciaran. Ella se fue con su amante y le quito la mitad del dinero a mi padre, él en cambio entró en una etapa de encierro, no fue depresión, fue peor. Entablábamos muy pocas conversaciones en todos esos años, a esa edad empecé a ser independiente… Aunque un día me dijo que era adoptado, pensé que lo dijo por rabia… Pero, no, en realidad soy adoptado. Ellos no pudieron tener hijos.
- Vaya…
- A veces él se desquitaba conmigo por ser “la causa de todo esto”, me decía cosas horribles… No lo entendía. Su esposa era una puta, le quitó todo el dinero pero la amaba… Después de todo lo que le hizo la seguía amando… Vaya que era un idiota. – me vio directamente a los ojos. No sabía qué hacer, ¿tengo que decir algo? - Entonces me dediqué al arte. – desvió la vista y siguió hablando. - Se convirtió en algo imprescindible para mí, me hacía sentir feliz… Siendo lo único que hacía.
>> Mi padre murió cuando tuve 18, yo lo odiaba por todo lo que me hizo… Pero aun así que tuve que hacerme cargo del ese negocio…
- Creo que… Tu padre fue un gran idiota por hacer eso solo por una mujer – Creo que soy la persona menos correcta para opinar. – Pero cada quien con lo suyo, ¿no crees?
- Bueno, a causa de eso hice muchas cosas en mi adolescencia. – parecía que recordaba esas cosas con orgullo. - Yo no desperdicie mi juventud en encerrarme en mi cuarto y llorar, todo lo contrario, vivía en la calle. – soltó una gran carcajada, parecía feliz. – Oh, sí… Pero ahora son solo recuerdos. Ya no tengo a nadie que me mantenga, solo me tengo a mí y eso es suficiente.
- Pero que egocéntrico eres. – le dije bajándolo de las nubes.
- Mira quién habla.
En su estudio había algo que estaba completamente tapado con una sábana blanca. Tome ese momento en que Chris estaba distraído y me acerque sigilosamente a ese lugar…
- ¿Qué crees que haces?
- Soy un ninja, dah. – tomé la sábana y la quite.
Era una estatua. Las estatuas de anatomía humana eran una de las cosas que me parecían más difíciles, pero esto es increíble. Las expresiones faciales hechas con tal delicadeza eran hechas por un dios.
- Esto es…
- Horrible, ¿cierto? No está terminado, por eso estaba guardado. La persona que era mi modelo murió, por eso no pude terminarla.
¿Es que a este tipo le pasan siempre este tipo de cosas? ¿Por qué lo dice así de fácil?
No me di cuenta que Chris estaba tan cerca de mi cara hasta que dijo:
- Quiero usarte.
¡Lo sabía! Soy irresistible.
- ¿Q-Qué? – le dije al darme cuenta de lo que dijo.
- Como modelo, para hacer una escultura.
- ¿En serio? Que bien…– me sentí decepcionado, pero no debía demostrarlo, este era el primer paso a una relación con este tipo.- Y dime, ¿te atrae mucho mí cuerpo? - Pero, ¿por qué no empezar ahora?
- Si, por eso te lo pedí, eres la persona que estaba buscando hace mucho tiempo.
De acuerdo, eso me tomo por sorpresa.
- ¿Entonces no soy el primero en entrar a tu estudio?
- Por favor, Matt, no todo gira a tu alrededor. – dijo como si nada.
- ¡En ningún momento dije eso! – me estaba poniendo histérico, ¿cómo podía decir eso de mí?
- ¿Aceptas o no? – dude un momento. Chris tiene un carácter algo fuerte cuando se lo propone… Pero me gusta.
- Si, acepto el trabajo.
- Bien. Si quieres que te pague, no hay problema. – respondió sin interés.
- Por favor, Chris. Tengo dinero hasta para regalar.
- ¿Entonces…?
- Quiero que sea desnudo. – paso su vista a mí, me vio de arriba abajo y volvió a verme a los ojos.
- Está bien– movió la cabeza de un lado a otro y respondió. –
- Perfecto. – vi el reloj que estaba a mi lado… Ya era tarde. – Me tengo que ir ¿Me acompañas hasta la puerta?
- De acuerdo.
- Y una última cosa – le pedí.
- ¿Más? – salió de la habitación y yo fui detrás de él.
- Quiero que me pagues de otra forma.
- ¿Cuál?
Me abrió la puerta y dijo:
>> Empezamos el sábado en la tarde, llega a la hora que quieras. – asentí como un niño y salí de la casa, quedando en frente de él.
Sin previo aviso, pase mis brazos alrededor de su cuello y acerque mis labios a los suyos. Empecé a moverlos pero él no hacía nada, así que mordí su labio inferior, sin esperar su permiso para poder entrar y así lo hizo. Creo que ya entendió mi forma de pago.
- Para ser un niño, juegas bien tus cartas.- y parece que le gustó.
Quiero más… quería más.
Entonces sentí como sus grandes manos se situaban en mi cintura, creí que me separaría de él… y no me equivoque.
- Hasta el próximo sábado, Matt. – tanta formalidad… me mataba.
- Como sea. Hasta el próximo sábado. – saqué las llaves de mi bolsillo mientras me alejaba. Me subí a mi auto y saque una de mis manos, despidiéndome de él.
Llegue a casa, tarareando una canción y lo primero que escuche fueron unos gritos.
- ¿¡Es que acaso tengo que ponerle cadenas para que no salga!? – por supuesto, todo lo que me faltaba.
¿Es que acaso siempre tiene que arruinar mis momentos de felicidad?
Escuche los estruendosos pasos de mi primo bajar… Parecían martillos.
Sin darme cuenta ya estaba abajo, viéndome. Pensé que me acosaría con preguntas sobre “¿Dónde estuviste?” o algo por el estilo, pero no hizo nada.
- Pensé que no regresarías. – dije, sin verlo a la cara, empezando a subir las escaleras.
- Tenía pensado hacer eso, pero regrese. – respondió, y empezó a seguirme el paso.
- Eso lo note. – respondí tratando de ser lo más duro posible con él y seguí caminando hasta estar en frente de mi puerta.
- ¿Te molesta? – me detuve, ¿qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que...
- Sí. – respondí sin seguir viendo su cara. – No me molestes más. – dije por último, dando un gran portazo.
Me apoye en la puerta, empecé a deslizarme por ella hasta caer al suelo. Escuche sus pasos alejarse y dio el mismo portazo que yo, sonreí… Me hizo recordar cuando éramos niños, cuando nos enojábamos y al final terminábamos jugando en el patio de nuestra casa, nuestras madres estaban aquí, nuestros padres reían junto a otras personas… Tiempos en los que éramos felices y no nos dimos cuenta, lo desperdiciamos y se convirtió en esto. Una pelea mutua entre nosotros dos por un grave error que sabía que no teníamos que hacer…
- Pero solo lo ignoraste, como ahora, como antes… Como en mis sueños.
¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Andrew?
Andrew estaba acostado en… ¿mi cama? Solo con una sábana cubriendo su cintura. Estaba despierto, jugaba con el cabello de una persona que no podía ver bien. Me acerqué a ellos y él que estaba acostado… Era yo hace 4 años.
De pronto Andrew se levantó, poniéndose unos jeans y una camisa que estaban tirados en el suelo. Salió del cuarto, mi yo de hace 4 años seguía durmiendo pero yo lo seguí. Andrew fue a la oficina de nuestros padres. Pero solo estaba Peter, su padre, que tenía unos papeles en sus manos, tal vez los del divorcio.
- Papá, – le pregunto, sacándolo de su ocupación anterior.- Sé que esto es repentino pero… ¿Cuándo era viaje? - Él lo vio con sorpresa.
¿Cuál viaje?
- Pues… Es esta misma tarde, Andrew. ¿Por qué lo dices?
¿Por qué le pregunta eso?
- Es que cambie de opinión. – lo vio inseguro, yo sé cuándo está mintiendo. - Si quiero ir. – Peter lo vio con felicidad.
¿A dónde vas a ir Andrew?
- Sabía que no desperdiciarías esta oportunidad. – se levantó y fue a darle un fuerte abrazo.
Fue ese día… ¡Fue ese día!
- Tenemos que decirle esto a todos, ¡es una gran noticia que dar! ¡Andrew Grimm, dueño de su propia empresa a tan corta edad, ya me lo imagino! – exclamó de felicidad, pero Andrew no.
- Papá, si no te molesta, no quiero que le digas nada a nadie… Por lo menos no por ahora.
Andrew volteó y me vio quise tocarlo, pero él se detuvo antes de que lo hiciera.
- ¿No crees que ya es muy tarde para arreglarlo, Matt? – dijo con una sonrisa macabra antes de desaparecer.
No te vayas, no me dejes... No otra vez.