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Vidas Perfectas por Mozart

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-          Que linda forma de saludar a las personas. ¿Acaso no te enseñaron modales? – Me dijo.

-          ¿¡Cómo demonios entraste?!

-          Supongo que por la puerta no…

-           Ahh… - voltee y volví a tomar la barandilla- No importa – suspire.

Acerque mi cara hacia mis brazos y escondí mi rostro en ellas. Pude presenciar el olor a cigarro que salía de la boca de Emmett, era asqueroso.

-          ¿Eres un suicida, Nathaniel? – me pregunto. Voltee a verlo.

-          ¿Acaso te importa? – le conteste enojado.

-          Sí. – su expresión no cambio en ningún momento.

-          … Tal vez.

Se acercó hacia mí, apoyando su espalda en la barandilla.

-          Eso no es lo que debería hacer niños ricos como tú. – dijo con una sonrisa.

-          Hay muchas cosas que no debería hacer. Y tú tampoco. – le devolví la sonrisa.

-          ¿Así? ¿Cómo cuál? – se fue acercando más.

-          No lo sé. – le quite el cigarro y le di una calada – ¿Tu qué crees? – solte el humo en su cara.

-          No sabía que fumabas.

-          No me gusta el sabor que deja, por eso no fumo muy seguido

El sonrió.

-          Pareces un adulto. – Me quito el cigarro. – Eso no me gusta.

-          Ah, ¡cállate!

Entre al ático y Emmett también.

-          Jamás te dije que podías entrar.

-          Pues no te pregunte. – tenía esa misma sonrisa.

Vi cómo se acercó al piano, primero lo observo y toco las teclas.

-          Es un Steinway, es una de las mejores compañías de pianos.

-          ¿Qué? ¿Cómo sabes eso?

Cerro sus ojos y movió su cabeza para atrás, creo que estaba pensando.

-          Ya recuerdo. – abrió los ojos de golpe. – De niño encontré un libro sobre todo tipo de pianos. Los estudie, luego estudie sobre ellos, fue así como aprendí a tocar.

-          Oh…

Se sentó y empezó a tocar una tonada clásica.

-          Aunque… me gusta más tu forma de tocar, Nathaniel. – termino de tocar y se levantó.

-          ¿Por qué? Tu tocas mucho mejor que yo…

Su mirada se tensó.

-          No… Tu tocas con pasión, en cambio yo con solo teoría.

No entendí mucho de lo que dijo…

-          S-si quieres te puedo enseñar cómo hacerlo…

Rio por lo que dije.

-          Eso no se puede enseñar, lo tienes que sentir.

-          Oh… entiendo.

Emmett empezó a caminar hacia la azotea.

-          ¿Ya te iras? – le pregunte.

-          Si, ya se hace tarde y tú no puedes faltar al colegio por no haber descansado lo suficiente.

Cierto, mañana tenemos clases. Se me había olvidado, también se me había olvidado que iba a llamar a Matt, maldición, se me olvida todo.

Seguí a Emmett, se puso de pie sobre el barandal, volteo a ver un árbol, y estuvo a punto de saltar hacia el cuándo volteo a verme. Me sonrió y no pude evitar sonrojarme un poco.

¿Por qué me sonreía tanto? No es molesto, en cambio es lindo pero si es un poco incómodo sonrojarte frente a un chico, hasta cuando mueve los labios es lindo. Esperen, ¿me está hablando?

Paso su mano frente a mi cara para sacarme de mis pensamientos.

-          ¿Me hablaste? – el suspiro.

-          Te decía que tienes que revisar tu piano.

-          ¿Qué? ¿Por qué?

-          Algo esta atorado, por si no te diste cuenta, una de las teclas no suena.

-          Oh, ¿en serio? Lo revisa- – No pude terminar de hablar porque sentí algo en mis labios. Me estaba besando.

Se separó y sonrió.

-          Reaccionas como un niño, Nathaniel. Tu cara está completamente roja.

-          ¿P-porque me besas cada vez que te vas? – le dije tartamudeando.

-          Porque es mi forma de despedirme.

Se quedó mirándome un momento.

-          Nos vemos luego, Nathaniel. – volteo y salto.

Vi cómo se iba.

-          Nos vemos luego, Emmett. –dije sabiendo que no iba a poder escucharme.

Después de eso entre y vi todo escuro, todos deben estar durmiendo. Iba saliendo cuando recordé lo que dijo. Entre al ático, Había algo en el piano, ¿cómo pudo notarlo? Abrí la capa del piano, pero no pude ver mucho solo un pequeño reflejo pero no sabía exactamente que era. Busque mi celular, vi la hora, era la 1 de la madrugada, mierda ya es tarde.

Alumbre dentro del piano y vi una llave. ¿Qué hace una llave aquí dentro? La saque y pude ver que era muy pequeña y rara, entonces recordé el diario.

-          ¡Maldita sea lo encontré! – grite y me golpee con la capa del piano. – Ay, maldición, ojala no haya despertado a nadie. – tenía unas pequeñas lagrimas que se me escaparon por el golpe. Salí a ver y todo seguía igual, suspire de alivio.

Ahora solo me falta buscar el diario, pero de pronto bostece y recordé que tenía que dormir, por algo Emmett se había ido… Emmett.

Si no hubiera sido por el no habría encontrado la llave. Tengo que agradecérselo, pero si lo hago tendré que explicarle por qué, entonces tendría que contarle toda la historia, aunque no lo veo casi así que no será un problema. ¿Porque me complico tanto las cosas? Le mentiré y ya, no es la gran cosa después de todo.

 

Frank me trajo al colegio, y tuve que entrar. Lo primero que hice fue buscar a Matt, tenía que preguntarle qué fue lo que le paso ayer.

Vi que apenas estaba llegando y fui corriendo hacia él.

Tenía unas ojeras, no se había peinado y parecía molesto.

-          ¿Qué te paso? – le pregunte – Parece que te  vomito un perro.- empecé a reír un poco.

Me vio a los ojos. Mierda. Pare de reírme. No fue nada bueno.

-          ¿Qué ocurre? – le dijo algo más serio.

Me tomo del brazo y me llevo a uno de los bancos que había cerca del comedor. Se sentó y yo hice lo mismo, apoyo sus brazos en sus rodillas y las dejo caer desganado.

-          Fue el imbécil de Andrew,  lo hace todo a propósito. Dejo la carrera para dedicarse a ser un escritor ¿¡Es que acaso es idiota o qué?! Lo dejaran sin nada, si hace esa estupidez… - Empezaron a caerle lágrimas en sus ojos.

Lo abrace, le dije que se calmara. Soy malo para estas situaciones pero creo que el comprende que hago lo mejor para poder apoyarlo.

-     Pero… ¿eso no es bueno Matt? Va a ser lo que le gusta, no creo que tu padre y tío lo dejen sin nada solo por esa decisión, es lo que él quiere y deben apoyarlo… - Matt se separó un poco y se limpiaba sus lágrimas torpemente con sus manos. Busque un pañuelo y se lo di.

-     Tú… tú no entiendes Nath. – Empezó a usar el pañuelo. - Él es el heredero de la empresa, ellos lo estaban preparando para eso. Si él lo deja entonces no tendrá nada y yo tendré que tomar su lugar. Yo también pensaba lo mismo, pero ayer me lo dejaron todo claro… - le salieron más lágrimas. – Pelearon y Andrew se enojó tanto que se fue y no ha regresado. – volví a abrazarlo, no entendía muy bien lo que estaba pasando con la familia Grimm, pero para ver a Matt en ese estado debe ser muy malo.

Pasaron unos minutos y vi que Matt estaba durmiendo, lo trate de cargar pero fue inútil. Entonces llame a uno de esos mastodontes de futbol para que lo llevara a la enfermería, supongo que podría dormir hay por un momento.

Luego fui al salón de clases, me disculpe por tardarme y me fui a sentar. Todas las miradas estaban puestas en mí pero las ignore, hice lo mismo que con la clase.

 No podía concentrarme en nada. Pensé por un momento.

Matt estaba tan mal que no ha podido dormir. No he visto a Andrew desde hace 4 años y me entero de todo el escándalo que ha hecho en la familia Grimm por su repentina decisión de ser escritor, no lo culpo, es un buen escritor, he leído alguna de sus obras que ha publicado. Pero para querer dejar el puesto de dueño de sus empresas familiares es algo muy delicado, entonces, debe haber otra razón por la cual quiera dejar todo. El problema es ¿Qué es?

Estuve tan concentrado pensando que no me di cuenta cuando el profesor me estaba llamando, ¿en qué materia estamos? Vi en la esquina de la pizarra y leí “Matemáticas” Maldición, esta materia me va a matar algún día.

Termino la clase y fuimos al receso de medio día, no tenía hambre así que fui a la enfermería a buscar a Matt.

Me encontré con la enfermera y me dijo que él se había ido hace 10 minutos ¿Es que no puede avisar? Tome mi teléfono y le marque.

-          ¿Hola? – escuche su voz, un poco más sana.

-          ¿No puedes irte por lo menos sin dejar un mensaje? Fui a buscarte a la enfermería y no estabas.- le dije molesto.

-          ¡Y tú no puedes irte y dejarme solo en ese lugar! Sabes que odio el olor a antiséptico que tienen, me da ganas de vomitar.

-          O claro pero si te gusta el olor a licor de los bares, ¿cierto?

-          Es muy diferente, Nath – dijo en tono de reproche.

-          Tsk… ¿Puedo ir a tu casa hoy? Tengo algo importante que decirte.

-          Ohh… ¿El pequeño Nathaniel al fin tiene novio?

Sus palabras hicieron que me sonrojara.

-          ¡Maldito imbécil, claro que no! Es sobre… lo otro.

-          Ah… está bien, ven a las 4, pero te aconsejo que no te quedes mucho tiempo, no sé qué vaya a pasar con Andrew y los demás.

-          Como sea, solo quiero pasar el menor tiempo posible lejos de mi casa.

-          ¿Por qué?

-          Cierto, no te había dicho. George, Lya y Luke están de regreso.

-          ¿¡Que?! – Tuve que alejarme un poco del teléfono para no quedarme sordo.- ¿Cómo no me puedes decir ese tipo de cosas?

-          Lo siento, se me olvido completamente. Tengo muchas cosas en la mente.

-          Si, si claro. – Escuche que una puerta se abría.

-          ¿Matt? ¿Aun sigues ahí?

¿Andrew que haces aquí? Pude escuchar desde lejos, luego sonó un golpe.

-          ¡Matt! – grite

Colgó. Le llame varias veces pero no contestaba. Mierda. Fui corriendo a la salida, estaba cerrada.

-          ¡Maldición! – grite. Sentí las miradas de varias personas, no me importaban. Lo único en que pensaba era en Matt. Golpee las rejas sabiendo que eso no la abriría.

-          Hey, hey, hey. – Escuche, pensé que era Emmett, voltee pero no era él.

Era otro chico, en realidad muy parecido a él, desde el cabello negro (pero él lo tenía corto), hasta sus ojos negros. Era alto y tenía una buena figura por lo que note. Era la primera vez que lo veo, aunque nunca les prestó atención a las personas.

-          No puedes andar por ahí pateando rejas. – dijo algo molesto. Note bien su uniforme, solo lo llevaban los del consejo estudiantil… no tengo que hacer enojar o tendré más problemas de los que tengo ahora.

-          Oh, en serio lo siento. Fue algo estúpido de mi parte hacer eso – dije tratando de disculparme. – Pero ya me voy, perdón. – le dije pero este me sujeto del brazo.

-          Conmigo no tienes que mentir, tranquilo. – Me dijo algo más amable. Soltándome el brazo – No te daré ningún castigo solo por hacer eso, es solo que a veces me meto mucho en el papel. –Sonrió. – Me llamo Edrien, ¿y tú?

-          Nathaniel. – también le sonreí.

-          Bueno Nathaniel, ¿porque pateabas la reja mientras maldecías? ¿algún problema?

-          N-no, nada en especial. – Mierda Nathaniel ¿porque eres tan estúpido? Le caes bien a este chico, puedes decirle que quieres salir y él lo entenderá.

-          Bueno, si eso es todo, me voy. – Dijo mientras se daba media vuelta.

-          ¡Espera! En realidad… necesito salir. Y… - piensa algo rápido…

-          ¿Y? – Siguió el.

-          Es… un problema… personal.

-          Entonces, ¿quieres que te de un permiso de salida?

-          Sí. –dije ilusionado.

-          No puedo hacer eso sin un justificativo, ¿pero qué más da? – Dijo sonriendo. – Lo hare pero me deberás un favor, ¿sí?

-          ¿En serio? – me emocione por su rara respuesta. – ¡Esta bien!

El tomo una llave y abrió una puerta que estaba en la misma reja… ¿Cómo no me di cuenta de eso antes?

-          Adiós, Nath. – Me dijo.

-          Adiós, Edrien. Gracias por el favor. – Le dije corriendo en camino de la casa de Matt.

No es un día tan malo, después de todo.

 


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