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Vidas Perfectas por Mozart

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¿Cómo Nathaniel se atrevía a dejarme dormir en la enfermería? ¡Y del colegio! ¿Es que acaso no puede haber algo peor? Con lo que odio los hospitales…

Me llamo Matthew, pero pueden decirme Matt. Tengo 16 años y soy el mejor amigo de Nathaniel, si, el que me dejo tirado, los amigos de hoy en día, ya no puedes quedarte dormido porque te abandonan en el primer lugar que encuentran.

Tuve que salir de ahí, ya que no soportaba ese olor característico de esos lugares, es horrible –iugh.

Tome un taxi que me llevara a mi casa, estaba tan cansado y este maldito dolor de cabeza no ayuda, supongo que fue porque llore como una magdalena en los brazos de Nath. Oh, mi querido y amado pelirrojo muy torpe, ese es mi Nath.

Cuando llegue estaba igual como lo deje, completamente vacía. A veces me preguntaba porque tener casas tan grandes si ni un alma en pena quisiera estar aquí… ¿Y donde se metieron estas criadas? ¡Quiero leche con chocolate!

-          ¡Hola! ¡Ya regrese! – empecé a gritar y nadie contesto. – ¡Hola! – seguí gritando.

Bah, no hay nadie. Debería a hacer una fiesta, tal vez encuentre ligar con alguien, bueno, y quien no se resistiría a mí, ¡por favor!  Estará  ciego para no reconocer una belleza como yo. Bueno, pero hasta que no se me quite esta maldita migraña esos planes quedan cancelados.

A duras penas pude hacer la leche, para que después tenga que poner el chocolate ¡Dios! Estas cosas si son difíciles. Ahora, ¿Dónde están las patillas? ¿Y cuál es la que debería tomar?

 

Después de varios minutos buscando las pastillas correctas, fui a mi cuarto. Dormiría todo el día, pero justamente cuando me iba a acostar suena mi teléfono. – Malditas cosas que no te dejan en paz…

Nathaniel…

-          ¿Hola? – conteste.

-          ¿No puedes irte por lo menos sin dejar un mensaje? Fui a buscarte a la enfermería y no estabas.- lo escuche molesto, me encanta verlo molesto, es tan tierno.

-          ¡Y tú no puedes irte y dejarme solo en ese lugar! Sabes que odio el olor a antiséptico que tienen, me da ganas de vomitar. – le dije.

-          O claro pero si te gusta el olor a licor de los bares, ¿cierto?

-          Es muy diferente, Nath – dije poniendo un pequeño puchero.

Porque, es cierto, me encanta ir a bares, pero es uno de los pequeños secretos que Nath y yo guardamos.

-          Tsk… ¿Puedo ir a tu casa hoy? Tengo algo importante que decirte.

-          Ohh… ¿El pequeño Nathaniel al fin tiene novio? – le dije, sabiendo que eso lo molestaría.

-          ¡Maldito imbécil, claro que no! Es sobre… lo otro.

-          Ah… está bien.

Se de lo que me habla, desde hace tiempo me había dicho que entre las cosas de su madre encontró un diario, pero prefería que nadie lo supiera pero claro, yo por ser su mejor amigo tengo que saberlo todo – si preguntan, en realidad, lo encontré buscando entre sus cosas, lo sé, soy muy malo.

-          Ven a las 4, pero te aconsejo que no te quedes mucho tiempo, no sé qué vaya a pasar con Andrew y los demás. – dije serio, ¿Cómo cambiamos de tema tan rápido, no?

-          Como sea, solo quiero pasar el menor tiempo posible lejos de mi casa.

-          ¿Por qué? – wow, que el pequeño cachorro no quiera estar en su casa si es algo raro.

-          Cierto, no te había dicho. George, Lya y Luke están de regreso.

-          ¿¡Que?! –Grite, ¿cómo puede guardarse cosas como esas? Ahora tengo que averiguar todo por mí mismo, porque se nota que ya no puedo confiar en nadie.- ¿Cómo no me puedes decir ese tipo de cosas?

-          Lo siento, se me olvido completamente. Tengo muchas cosas en la mente.

-          Si, si claro. – De pronto alguien empezó a abrir mi puerta.

Deje mi teléfono en la cama para ver quién era, todos saben que deben tocar antes de entrar a mi cuarto. Agarre la puerta y la abrí de golpe.

-          ¿Matt? ¿Aun sigues ahí? – Escuche de lejos la voz de Nath, recordando que aún seguía la llamada.

Cuando la abrí, realmente me sorprendió. Estaba Andrew, ¿no había llegado hasta ahora? ¿Dónde demonios estuvo?

Dio unos tres pasos y cayó al suelo.

-          ¡Matt! – ¡Mierda!

Tome mi teléfono y presione el botón varias veces para colgar. Luego le explicaría, ahora a encargarme de este problema.

Vi a Andrew dormido en el suelo, arrugue la nariz, olía a licor y sexo una horrible combinación.

Tome sus brazos y fui arrastrándolo hasta la cama, mi cama donde iba a dormir todo el día pero no, todos mis planes nunca resultan cuando quiero.

Cuando al fin lo pude acostar en la cama, lo mire y empecé a recordar esos momentos antes de que se fuera. Voltee,   no me gustaban. Justamente escuche el timbre tocar.

-          ¡Habrán la puerta! – Grite… ah cierto, no hay nadie.

Baje las escaleras y abrí, encontré a un Nath todo cansado y sudoroso, y parecía que le costabas respirar.

-          ¿Qué haces aquí? -  Le dije.

-          Yo… escuche… - verlo así me da tanta risa. – un ruido… y vine lo más rápido posible.

-          Oh. – así que fue por eso. – No fue nada, solo que Andrew llego, no hay ningún problema. Ya te puedes ir. – le dedique una sonrisa.

-          Mira maldito animal sin corazón, vine a tu casa corriendo desde el colegio, no sabes todo lo que pase para que me dejaran salir. Todo eso solo por ti ¿y me dices que todo está bien? – Su cara esta toda roja, ¡está muy enojado! ¡Es tan gracioso!

-          Sí. – le dije con el tono más feliz del mundo.

Me miro un momento y suspiro.

-          Por cierto, Fionna está toda destrozada. – Abrí los ojos como platos.

Ok, eso no es gracioso. Empuje a Nath y fui corriendo donde estaba Fionna. Cuando la vi a primera vista estaba bien, esperen… ¿Qué es eso que veo ahí? ¿Un rasguño? ¡Un rasguño!

-          ¡Fionna! ¿¡Pero que te han hecho mi pequeña?! – La abrace con lágrimas en mis ojos.

Vi a Nath y estaba riendo, ¿esto será lo que llaman “karma”?

-          ¡No es gracioso! – Rio más, eso no ayuda, tendré que llevarla a un mecánico para que le quite ese horrible rasguño. – Tranquila mi pequeña, papá te va a curar.

 

Después de ese momento tan triste pasamos a la casa. Nota mental: “Esconder las llaves de Fionna en un lugar más seguro”.

Nathaniel fue a la cocina por un vaso de agua cuando escuche que grito.

-          ¿Qué paso aquí? ¿Les robaron? – entre y vi todo el desorden, luego recordé la razón.

-          Fue un intento fallido de leche con chocolate.

Choco su mano en su frente, por alguna razón me hizo sentir inútil.

-          No preguntare más.

-          Por cierto… - le dije recordando algo.

-          ¿Qué?

-          ¿Dónde están tus cosas?

-          ¿Eh?

Miro a sus lados, parece que apenas se dio cuenta.

-          ¡Maldición!

Y se fue corriendo por donde vino… Pudo decirme que lo llevara, no tendría que correr. Bueno, después de todo el ejercicio no es malo para nadie.

 

Fui a mi cuarto para ver si Andrew tenía rastros de vida. Aunque no pareció moverse. Empecé a preocuparme, me acerque a él y le moví alguno de sus cabellos que le tapaban su cara. Se movió un poco. Suspire aliviado.

Fui alejando mi mano de  su cara. Cuando de pronto me agarra mi brazo.

-          ¡Matt!

-          ¡Ahhhh! – grite y me caí de espalda.- Auu… -  me sobe mi trasero con algunas lágrimas en mis ojos. – ¡Maldición! ¿¡Acaso quieres matarme!? – le grite desde el suelo.

-          Lo siento. – dijo pasándome su mano para ayudarme. – Fue un reflejo.

¿Un reflejo? ¿Acaso se volvió loco? Tome su mano y me levante. Un escalofrió paso por mi espalda, me dolió mucho ese golpe.

-          ¿Dónde estuviste? – le dije ahora sobándome la espalda.

-          Me fui de putas.- dijo muy normal.

No se sorprendan, Andrew siempre es sincero, aunque a veces puede doler.

-          Pudiste tomar el auto de Paul. ¡Le hiciste a Fionna un rasguño! – grite molesto.

-          ¿Fionna? ¿Así se llama con la que me acosté?

Por primera vez, quise golpearlo. Nadie insulta así a Fionna.

-          No… El Ferrari con el que te fuiste ayer, es mío. Le hiciste un rasguño ahora lo vas a pagar. – ya me hizo enojar.

-          ¡Oh, vamos Matt! Es solo un rasguño, no te enojas por eso. – Tú te lo buscaste.

-          ¿A si? Puedes pagar por lo que hiciste o… puedo decirle a Paul y Peter* que ya estás aquí y todo lo que hiciste… Tú decides que quieres Drew. – Le dije con una sonrisa.

A él no le gusta que le llame así, por eso se enojó. Me hace tan feliz que aun funcione.

-          Como quieras. – Se levantó y me vio a los ojos. – De todas formas me iré de aquí cuando pueda. – sonrió y salió después de decir eso.

Sentí una punzada en mi pecho cuando lo dijo. Mis ojos quemaban, pase una de mis manos, estoy llorando.

¿Por qué estoy llorando?

Es cierto…

Aun lo amo.


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