POV Andrew.
¿No han sentido que solo por decir unas palabras te sientes la peor persona del mundo? Pues yo lo estoy sintiendo ahora.
Cuan feliz me hubiera sentido al decirle a Matt que nunca lo dejare, que siempre estaré a su lado. Pero no, no puedo. Porque no puede ser así.
Toda la discusión con Paul y Peter sobre no querer ser el “Mandamás” de esas empresas, que lo único que hacen es engañar a las personas con palabras sin valor. Esa es mi razón… en parte.
Aunque ahora lo único que quiero hacer es darme un buen baño y olvidar todo por un momento.
Solo 10 minutos ¡Solo 10 minutos! Y cuando salgo me doy cuenta de que Matt no está . Y no dice ni una sola palabra.
Me cambien lo más rápido que pude y agarre mi teléfono y las llaves del auto que encontré primero.
¡Lo sabía! No debí haberle dicho esas palabras. Sé que Matt es muy sensible y eso es mi culpa, ¿Por qué fui tan estúpido como para mentirle? Y mentirle de la peor forma.
Busque mi teléfono ¿Dónde carajos lo deje? Lo encontré y estaba a punto de atropellar a un perro. No me importo mucho. Busque el nombre de “Nathaniel” y le marque.
Espero que no haya cambiado su número después de 4 años…
- ¿Hola? – respondieron.
- Nathaniel es Andrew. – dije sin rodeos.
- Ah, hola Andrew. ¿Cómo estuvo tu viaje? ¿La pasaste bien anoche? – dijo con sarcasmo.
Se a lo que se refiere de “anoche”, Matt le conto, siempre se cuentas cosas. Por alguna razón, eso me pone celoso.
- No tengo tiempo de bromas, solo quiero saber si sabes a donde se fue Matt. – Tardo un momento en responder.
- No lo sé. – dijo simplemente.
- ¡No mientas! – perdí el control y recordé que aún seguía manejando.
- No lo sé, es en serio. El a veces desaparece sin decirle a nadie.
Joder… No puedo darme por vencido.
- ¿Algún lugar en particular? – pregunte teniendo esperanzas de que diga algo.
- Tal vez…- veo esperanzas – Algún bar, o discoteca. A él le encantan esos lugares. Aunque nunca va solo, siempre lleva a alguien con él.
- ¿A alguien con él? – pregunte.
¿Desde cuando a Matt le gusta llevar personas con él? ¿Cuatro años cambian tanto a las personas?
- ¿Cómo sabes eso?
- P-pues…- Me lo sospechaba. – Yo… ¡No lo sé! – colgó.
- ¡No espera! ¡No cuelgues! – Maldición.
Volteo otra vez hacia la autopista y freno de golpe. Casi atropello a un policía. ¿Cómo llegue hasta aquí? Y como pensé que no podría irme peor, el policía se acerca a mí y dice.
- ¿Acaso usted es ciego, señor? Casi me lleva por delante.
- L-lo siento oficial, es que… estaba distraído. – le dije en todo de culpa.
- ¿Distraído? ¿Llamando por teléfono?
- Pues…
- ¿Sabe usted que eso es un delito, cierto?
- Ehh…
- Deme sus papeles. – Asentí, y busque mi billetera.
En mis bolsillos, debajo de los asientos, no estaba. Recordé donde lo deje… en la mesa del comedor ¡No me jodas! Bien, solo no te alteres al frente del oficial o se dará cuenta.
- ¿Algún problema, señor? – pregunto.
Bien… no funciono, ahora el “Plan B”.
Baje del auto y me acerque al policía, poniendo mis manos en sus hombros. – Espero que funcione.
- Señor oficial, no quería decirle porque estaba distraído mientras conducía, pues yo soy una persona muy respetable con las leyes – Sí, claro. – Pero ya no tengo opción.
El me veía con cara de confundido.
- Estoy buscando a mi pequeño primo perdido.
Ahora su cara cambio a una de sorpresa.
- ¡Oh no! ¿Cuánto tiempo lleva desaparecido? – Funciono.
- Fue hace unos momentos y sé que la policía no hará nada. – dije con tono de dolor, cerrando mis ojos para dar más emoción.
No sé porque no soy actor.
Baje mis manos de sus hombros. Creo que ya se le olvido que casi lo atropello.
Entonces siento que una mano toca mi hombro. Abro mis ojos y el oficial me ve.
- Yo te ayudare a encontrarlo, muchacho. – mis ojos se abren, no sé si por sorpresa a que me haya creído o porque un policía me “ayudara”
- ¿En serio, señor?
- Un ciudadano con respeto a las leyes, no debería sufrir tanto como usted. – dijo con una sonrisa.
Si no soy escritor, me meteré a actor. Seré un éxito, lo sé.
- Les diré a los demás policías del sector ayuden a buscar. – seguido de eso sacaba su radio que estaba en su bolsillo.
- ¡No! – grite sin pensarlo mucho. El voltio y me miro confundido. – Digo... N-no hace falta que llame a otras personas. No quiero sacarlas de sus trabajos…
No, definitivamente. No seré actor.
- Oh… pues si así es mejor para ti, pues no hay problema.
- Gracias. – le sonreí.
Al final el oficial Harold… creo. Me ayudo a buscar solo por 10 minutos.
- ¡Muchacho! Tengo que irme, el deber me llama. Tu sabes cómo son de complicados estos trabajos. – me grito por la ventanilla de su puerta.
- ¡No se preocupe, señor! Muchas gracias por ayudarme. – Solo me dio más problemas de lo que necesitaba.
- ¡Suerte con lo de tu hermano! – Es mi primo, imbécil. Y se fue.
Bien. Andrew, respira, respira hondo y cálmate, no quiero atropellar a una persona esta vez.
Pase por lo bares más transcurridos pero no creo que ninguno sea del gusto de Matt o… ¿tendrá tan mal gusto para los lugares?
Por alguna razón volteo y lo primero que veo es a Matt durmiendo, es el puesto de copiloto de un auto ¡y el que conduce es un hombre!
Freno mi auto para dar la vuelta y seguir a Matt – Claro y también matar a golpes al tipo que va con él, pero esa será otra historia.
Ese auto iba cada vez más rápido, creo que se dio cuenta que lo sigo. Estoy a punto de alcanzarlos pero él toma otra vía y lo pierdo de vista. Intento ir más rápido pero para mí mala suerte aparece una persona de la nada, piso el freno lo más fuerte que pude y cierro los ojos – No quiero saber cómo termina esto.
No escuche ningún ruido y tampoco sentí que algún impacto.
Abrí los ojos y encontré a un chico, con sus manos al frente de su cabeza, supongo que tratando de no sentir mucho el golpe. Suspire de alivio – Una vida más ha sido salvada.
Salí del auto, apenas el chico se dio cuenta que aún sigue vivo. Lo veo mejor. Es joven y tiene rasgos asiáticos, cabello negro muy liso, delgado, pálido. Típico. Aunque el tenia las puntas teñidas de rojo.
El parece verme también, como examinándome.
- ¿Estás bien, niño? – le dije. Parece que se enojó.
- ¡¿Es que acaso no vez?! ¡Casi me atropellas imbécil! – De acuerdo, también me enoje.
- ¡Hey niño! Yo no soy el culpable que aparezcas de la nada en medio de la carretera.
- Tampoco tenías que conducir tan rápido, ¿acaso intentabas matarte? – cruzo los brazos. Lo mire con desprecio.
- No voy a contarles mis cosas a un niño.
- No soy un niño, estúpido ciego, tengo 18 años.
- Como sea, si estás bien, pues me voy. No voy a hacer mucho discutiendo contigo. – le dije como último, volteándome hacia mi auto.
- ¡Hey! ¡Espera! – grito
¿Por qué ahora tengo que soportar esto?
- ¿Qué quieres?
- ¿Me llevas a mi casa? – Me sonrió como un niño. Reí.
- ¿Por qué haría eso? – le pregunte, abriendo la puerta del auto.
- Casi me atropellas, lo mínimo que podrías hacer es llevarme a mi casa.
- No conozco a nadie que le pida a un desconocido que lo lleve a su casa, yo puedo ser un violador y tú no lo sabrías.
- No eres un violador.
- ¿Por qué tan seguro?
- Porque un violador no diría que es un violador… y no se le leería la palabra “Estúpido” en toda su cara.
¿Por qué no lo atropelle?
- Ahora llévame a mi casa. – Se subió a mi auto.
No puedo creer que sea controlado por un niño. ¿Qué tan bajo he caído?
En el camino estábamos en silencio, hasta que note que me estaba viendo.
- ¿Tengo algo en la cara? – dije.
- ¿Aparte de tu rostro? Nada fuera de lo normal.
Volví a fijar mi vista a la carretera y volví a sentir que me miraba.
- ¿Te he visto en alguna otra parte? - pregunto
- Por suerte no, que yo lo recuerde.
- ¿En serio? Es que te pareces a alguien muy familiar.
Silencio otra vez…
- ¿Cómo te llamas? – Voltee a verlo, parecía un niño curioso.
- Andrew… Grimm. ¿Y tú?
- Elliot Cardew… - Seguí conduciendo – ¡Ya recuerdo! – Grito, haciendo que casi me salga de la vía.
- ¡No tenías que gritar!
- ¡Pero es que en verdad ya lo recordé! ¡Fue tu padre! – dijo señalándome con el dedo.
- ¿Qué tiene que ver el aquí?
- Él fue el desgraciado que despidió a mi hermano. Nos dejo casi en bancarrota, si no fuera por mi abuela estuviera pidiendo limosna en la calle.
Suspire.
No puedo creer que ellos hayan hecho eso y quieren que yo también lo haga.
- Gira a la derecha y ya llegaste. – Hice lo que dijo y me estacione. – Gracias por todo Antonio.
- Es Andrew. – dije desesperado
- Ah, bueno. ¿Es lo mismo no? – abrió la puerta pero antes de salir volteo. – Nos volveremos a ver algún día, Armando. – Y salió.
- ¡Que es Andrew!
- ¡Lo que sea!
Cuando ya no lo vi empecé a golpear mi cabeza con el volante. Pensé en todo lo que paso hoy. Le grite a Matt, Matt se fue, busque a Matt, casi atropello a un policía, el policía casi me arresta… Si… un día muy estresante.
- ¿Qué haces golpeándote con el volante? – me asuste de golpe y vi que era Elliot.
- ¿Qué haces aquí?
- Solo vi que un sigues aquí y quise preguntar porque te estas golpeando…
Este tipo… se gana el Record Guinness de la persona más sincera del mundo
- Ya me voy, adiós.
- ¡Adiós Andrés!
- ¡Que es Andrew!
Muy bien, cuando llegue Matt lo encerrare en una jaula y no saldrá de casa por el resto de su vida… Si, seguramente hare eso. O matare al tipo que se lo llevo, bueno… Eso ya es seguro.