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Vidas Perfectas por Mozart

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Notas del capitulo:

Al fin! El capitulo que me dio muchos problemas u.u 

El capitulo esperado por varios! Nath! Jamas me olvidaria de el, tranquilos!

Lena y disfruten!

¿Esto acaso es real?

Era la quinta vez que la leía.

"Querido Nathaniel:

Si encontraste esto, ya debería estar muerta. Me sorprende que lo hayas encontrado pues esta canción solo la sabía yo... Te encantaba pero no sabía si la recordarías a la perfección.

Escribí este diario porque George no me creía, no podía ahogar mis palabras, ni mis sufrimientos, así que los escribí. George me enviaba a psicólogos, me daba medicinas...en fin, tantas cosas para poder aliviar mi dolor, pero solo una cosa podía hacerlo: Alejar a Luke y Lya. A George no le parecía posible que unos "inocentes" chicos de 11 años pudiesen hacerme las cosas que le contaba, creía que estaba loca. Pero no lo culpes, él no tiene la culpa, pues  estaba siendo manipulado por ellos.

Luke y Lya no son buenas personas, pero eso ya lo debes de saber; aléjate de ellos lo más que puedas Nath. Las cosas que me hicieron...bueno, pronto lo averiguaras, pero lo cierto es que sin ellos, nuestra vida hubiese sido mucho mejor. Al principio, cuando conocí a tu padre, me parecieron unos buenos niños, tranquilos, felices;  por así decirlo, al igual que su padre lo seguía creyendo años después. Desde que tengo el anillo de boda se han vuelto…  malos... una metamorfosis de ángeles a demonios. No sabes por el dolor que pase, pero solo espero que tú no pases el mismo dolor también.

Siempre estaré contigo, siempre, cuidándote, este donde este.

Te quiere,

Mamá

Su letra curvada, perfectamente escrita. No era duda, esto es real.

 

No puedo creer todo esto. ¡No merecía todo esto! Volverse “loca” por tantas torturas… ya lo entiendo.

Después del maratón de la casa de Matt hasta el colegio, busque mi bolso [1], el salón estaba completamente vacío. Llegue en buen momento. Me senté en una de las sillas y busque el diario. Tenía la llave escondida dentro de mi portaminas, lo abrí y en cuestión de segundos callo la pequeña llave en mi mano.

Antes de abrir el diario había caído una carta. El sobre parecía viejo, con tonos amarillentos, algo frágil. La abrí con cuidado y la leí.

¿Por qué no le dijo nada a nadie? ¿Por qué se quedó callada? Esas fueron mis primeras preguntas…

Yo sabía exactamente qué tipo de personas aquellos que se hacen llamar mis “hermanos”, pero… ¿Papá me creería? Él fue el primero que empezó a dudar de la cordura de mi madre… Sería una estupidez llegar a su oficina y decirle que Luke y Lya son los culpables de la muerte de mi mamá.

¿Alguien me creería?

Guarde la carta dentro del diario – Este es el lugar menos indicado para leerla.

 

Salí del salón y pensé en una de las cosas escritas.

<< Me sorprende que lo hayas encontrado pues esta canción solo la sabía yo...>>

¿De qué canción habla? ¿Qué tiene que ver una canción en todo esto?

<< Te encantaba pero no sabía si la recordarías a la perfección. >>

Nadie se dará cuenta – Fui al salón de música, directo al piano.

 

Empecé a tocar todo lo que se me venía a la mente, tratando de recordar de qué canción me habla.

Esto no tiene sentido.

Escuche la puerta abrirse y pare, pensé que era Emmett, pero esa nunca sería su forma de entrar. Era Edrien.

-         Pensé que te habías ido, Nathaniel. – Me dijo.

-         Si… pero olvide mis cosas y… hice una pequeña parada. – le trate de sonreír, pero fue más una mueca.

Se acercó. Primero fijo su vista en el piano, luego a mí.

-         Pensé que todo el mundo ya se había ido. – Seguí. – Por eso estaba tocando… no creí que fuera un problema, perdón. – Dije un poco apenado.

-         No, no te preocupes. – Me sonrió. – Yo casi siempre me quedo aquí hasta tarde… Tú sabes, soy el hijo del director y todo eso. – ¿Es el del que Matt estaba hablando?- En realidad llegue aquí porque escuche un sonido de aquí… Es una coincidencia de que hubiera sido tú. – Rio. – Tocas muy bien… hermoso, diría yo.

Sentí mi cara arder, no pude evitar sonrojarme. Era la segunda vez que me decían eso… Pero más… ¿lindo?

-         Gra- gracias. – Dije tartamudeando. – T-tú no eres el primero que me dice eso… - Hizo una mueca, distraido.

-         Pues que mal… Me hubiera gustado ser el primero en decírtelo. – Sonrió, volviendo a verme. – ¿Ya vas a irte? Puedo acompañarte, se está haciendo tarde y yo también voy de salida.

Voltee hacia el piano… Puedo seguir otro día, supongo.

Agarre mis cosas y me levante.

-         Si, vamos. – También le sonreí.

Salimos del salón pero antes de cerrar voltee de nuevo, por instinto. Sentí una mirada, la había sentido desde hace unos minutos, pero no vi a nadie… Supongo que no debía ser importante.

Fuimos hasta la puerta principal. El colegio ahora parecía un desierto, tan silencioso, tan pacifico. Podía sentir como la brisa me alborotaba mis cabellos, no sentía esa sensación desde hace mucho tiempo, era reconfortante.

Antes de llegar a la puerta Edrien se detuvo y yo hice lo mismo.

-         ¡Oh no! Se me ha olvidado un papel dentro de la oficina. – dijo llevándose una de sus manos en la frente. – ¿Te importaría que te dejara aquí? – dijo en tono preocupado.

-         No te preocupes, si es importante entonces ve. – le dedique una sonrisa para no preocuparlo.

-         Gracias, hasta luego Nath. – dijo eso ultimo y salió corriendo.

Me hubiera gustado poder hablar más con él, pero creo que será para otro día.

 

¡Dios! ¿Dónde está? ¿¡Dónde está?!

Buscaba desesperadamente la carta, la había dejado dentro del diario, pero ya no estaba. Ni en otros cuadernos o dentro del bolso, nada. Dentro de mis bolsillos… ¿Se habrá caído?…

¡Maldición! Esto está mal. Nadie puede leer esa carta… Pero, ¿alguien la encontró? El colegio estaba completamente vacío. Entonces puede ser que está en el salón donde la leí. Pero todas las puertas estarían cerradas… Necesito ayuda.

-         ¿Por qué tan preocupado, pequeño niño?

Esa voz, la ventana…

-         ¡Emmett! – Grite. Él se sobresaltó casi cayéndose (se sostuvo del marco de la ventana).

-         ¿Me extrañaste?

-         Mucho. – Él sonrió por eso. – Necesito tu ayuda…

Se extrañó por lo que le dije. Bajo de la ventana y entro a mi habitación. Salto a mi cama cruzando sus brazos por detrás de su cabeza. Cerró los ojos y hablo.

-         Me engañas con palabras bonitas para tu beneficio… - dijo dolido. - De acuerdo. – Giro su cabeza hacia mí. - ¿Qué necesitas para que vengas a mí?

-         Yo no fui a ti, pero llegaste en un momento oportuno. – Sonreí de alegría. – Necesito ir al colegio. – dije serio.

-         ¿Para qué? – dijo disgustado. – Pensé que me pedirías que matara a alguien, no ir al colegio. No sabía que fueras tan aburrido. – Se volteo hacia la pared.

Agarre una de las almohadas que estaban en uno de mis sillones y empecé a golpearlo con eso.

-         No entiendes. – Golpeaba su cabeza. -   Es algo muy importante.

El detuvo la almohada con una de sus manos y me la quito. Se sentó de golpe.

-         Quieres robar los próximos exámenes, ¿cierto? – Me vio con malicia en sus ojos. – Sabía que te metes en problemas muy seguido, ¿pero robar los exámenes? Nunca lo vi venir de ti.

-         Hey, no saques tus conclusiones tan rápido. Se me quedo algo, ¿sí?

Se volvió a acostar dándome la espalda.

-         Entonces espera hasta mañana, y lo buscas a primera hora.

-         ¡No! ¡Lo necesito ahora! – Agarre otra almohada y volví a pegarle en la cabeza.

-         No fastidies, quiero dormir. – Y siguió ignorándome.

Bien, si no me escucha, no me queda de otra.

Lance la almohada por última vez a su cabeza.

-         Entonces iré yo solo. – dije enojado, aunque no lo parecía.

Iba acercándome a la puerta, pero su mano se puso en mi hombro deteniendo.

-         Bien, te ayudare… - dijo con fastidio. – Pero luego me explicaras todo.

¡Si!

Asentí y me voltee hacia él.

-         Bien, no creas que vamos a salir por la puerta. Tus padres y hermanos se darían cuenta, y esta seria tu primera “escapada”, ¿o no? – dijo con algo de burla. Me sonroje porque tenía razón… en parte. – Lo suponía. – Se acercó a la ventana y se subió a ella. – Ven. – Luego salto y no lo vi. Saque mi cabeza por la ventana, mirando a los lados y nada. - ¿Qué buscas? – Dijo una voz arriba. Allí estaba…- Ven, sube. Toma mi mano, te ayudare. – Hice lo mismo que él, subí a la ventana, tome su mano y salte. Me costó más de lo que le costó a Emmett, creo que es por experiencia… ¿En qué otra cosa tendrá experiencia?

Luego me señalo un gran árbol que estaba al frente de nosotros.

-         Mírame como lo hago, luego vas tú. – Asentí muy poco seguro.

Tomo una de las ramas más cercanas y la jalo, moviendo un poco el árbol, pensé que se darían cuenta, pero no pasó nada. Me sentí un poco aliviado. Se puso en posición y salto con el impulso de la rama que tenía entre sus manos, luego tomo otra y se paró. Me hizo señas, << Haz lo mismo. >> O eso pude entender de lo que decía.

Sin mucha seguridad tome la misma rama (que volvió a su lugar original), la jale un poco o lo que pude y salte. Aunque sea la primera vez, supongo que estuvo bien.

Trate de alcanzar la rama más cercana pero no la alcance, Emmett tuvo que tomarme de la cintura para llevarme con él.

-         Gracias. – dije con las mejillas un poco rojas, no sé, si por lo de tener que escaparme y saltar de un árbol o que fuera tan pequeño para no poder alcanzar una rama y que Emmett me ayudara… Era tan patético, un chico de 16 años que mide 1.65, lamentable.

Bajamos y salimos de casa.

-         Mi moto esta por aquí. – Lo vi confundido.

-         ¿Tienes moto?

-         Siempre la escondo para que nadie sepa que estoy aquí. No es raro que no la hayas visto.

Detrás de un árbol de la casa de al lado. Está en venta, por eso no hay nadie. No era raro que no la haya notado, una moto completamente negra, era rara, desconozco su marca…

Tomo su casco y se lo puso.

-         Vamos. – dijo.

-         Te sigo.

Saco su moto de “su escondite”, se montó en él y la encendió.

-         Sube, princesa. – Me puse rojo de enojo. – Y procura no caerte. No quiero tener que llevarte a un hospital después.

-         Entonces no me soltare de mi príncipe en ningún momento. – dije siguiéndolo el juego.

-         Vas aprendiendo…

Subí y me senté detrás de él.

-         Sujétate fuerte. - Me dijo.

Pase mis manos alrededor de su abdomen y lo sujete fuerte.

-         No tan fuerte. – dijo con poco aliento.

-         Lo siento… - afloje mi agarre. - ¿Mejor?

-         Mejor.

Encendió la moto y salimos muy rápido. Pensé que tendría compasión por mí, pero me equivoque. Estaba con los ojos cerrados, creo que me sujete mucho más fuerte que antes por miedo a caerme.

-         Abre los ojos. – Me dijo.

-         ¡No quiero! – le conteste tratando de ocultar mi miedo, pero no funciono.

-         ¡Abre los ojos miedoso! Quiero que veas esto.

Y lo hice. Al principio no podía diferenciar las cosas, íbamos tan rápido que solo veía luces y sombras. El acelero más y yo me sujete mucho más fuerte.

Este maldito quiere matarme.

Pude notar que se desviaba del camino, había menos personas y muy pocos autos.

-         ¿Adónde me llevas? ¡Te dije que íbamos al colegio! – le grite cerca del oído.

-         Cállate y mira. – Me respondió enojado.

Deje de gritarle y mire a los lados. Todo estaba oscuro, parecía un bosque.

¿Aquí había un bosque? Mierda, ¿Por qué confié en él?

Luego una luz llego de la nada. ¿Estoy muerto?

Flores, muchas flores de todos los colores. Rojas, lilas, azules, amarillas… Parecía un arcoíris, un arcoíris estampado en el suelo, pero igual de hermoso de cómo se vería en el cielo.

-         Esto es… - empecé a decir.

-         Maravilloso, ¿no? – termino la oración

No respondí, pero entendió ese silencio.

Emmett paro un poco la velocidad para que pudiera verlo mejor, luego estaciono la moto y nos bajamos. El me ayudo, después de todo, era la primera vez que me subía a una y me dolía el trasero a horrores.

-         Gracias. – dije aun sobándome la parte baja de la espalda.

-         Nada que no pueda hacer por mi “princesa”. – dijo con voz melodiosa.

-         Ya deja eso. – dije tratando de parecer enojado.

Un campo lleno de flores, quien lo diría. Tal vez necesitaba salir un poco.

-         Este es uno de mis lugares favoritos… Vengo aquí a pensar, tú sabes.

No le respondí, ver todas esas flores juntas me tenía hipnotizado, en especial una. Muy pequeña, azul, era hermosa.

-         Nathaniel… - dijo Emmett a mi lado. Parece que también la vio.

Se inclinó hasta donde estaba, tomo con cuidado la flor y la arranco con delicadeza del suelo. Giro hacia mí y me entrego la flor, yo la tome.

-         Su nombre es Convolvulus Tricolor, o “Campanilla” – empezó a decir. – Es extremadamente pequeña y muy frágil pero no deja de ser bella… Florece en julio y agosto así que tienes suerte de encontrar una

-         Era una de las favoritas de mi madre. – dije sin pensarlo. - ¿Y cómo sabes todo eso? – le pregunte rápido, tratando de cambiar el tema.

-         Lo estudie. – dijo sin más.

-         ¿Estudias de todo?

-         Solo lo que me importa. – Volteo hacia mí. – Por eso sabré porque me pediste este favor.

-         P-pero… - empecé a decir nervioso. – No ahora, ¿sí?

Él se volteo  y agarro otra flor, una rara.

-         Esta es mi favorita. – dijo mostrándola. – Una flor de león.

-         Oh.

-         Sopla. – lo hice y la flor se fue deshaciendo con el viento.

-         ¿Vez? Por eso es mi favorita.

-         Pero… se fue. – conteste confundido. – Ya no la veras más.

-         Ahora es libre. Y algún día lo seré yo. – Pude notar un poco de tristeza en sus palabras. No dije nada más.

Emmett se puso frente de mí, me miraba de una forma extraña.

-         ¿Qué ocurre? ¿Ya vamos al colegio? Se está haciendo…

No pude terminar. Emmett tomo mi rostro y lo acerco al suyo hasta que nuestros labios se juntaron. Fue muy delicado, por alguna razón, no me enoje, creo que también que esperaba a que hiciera eso. Pero no fue un beso rápido como el que siempre me daba, sino que empezó a mover sus labios y yo trataba de seguir el ritmo torpemente. Él se separó de mí, tenía sus mejillas un poco sonrojadas. No me podía imaginar cómo estaba la mía.

-         Lo siento. – se disculpó. -  Tenía que hacerlo…

-         Ahh… -  trate de hablar pero no podía.

Fue tan… tierno.

Emmett no espero a que le contestara.

-         Vámonos. Te prometí que llevaría al colegio…- Me dijo en tono frio.

Agarro el casco y me lo dio, yo seguía confundido.

-         Prefiero que lo tengas tú.

Me lo puse y trate de ajustármelo.

-         Así. – Ajusto el casco muy fácil y se montó.

-         Emmett… - dije en susurros.

Pero no escucho y me monte, ahora tratando de no aplastar sus costillas. Condujo rápido, por fue un viaje corto. Aunque el camino fue silencioso, sentía que estaba enojado.

Se estaciono en un lugar oscuro y nos bajamos.

-         Por aquí. – Lo seguí.

Entramos por la parte trasera del colegio, una puerta de metal (que no sabía que existía). Parecía muy vieja, tenía tonos rojizos en varias partes. Emmett tomo de un cabello un pequeño gancho y lo metió en la cerradura de la puerta, solo un << Clic >> Y se abrió. Estaba sorprendido. ¿Cómo podía hacer eso con tanta facilidad?

-         Después de mucha práctica, esto es como respirar. – Me dijo. Y volvió a poner el gancho en su sitio.

Abrió la puerta y era la estancia de limpieza. Tenía un horrible olor a desinfectante de limón. Emmett me hizo señales para que lo siguiera a la siguiente puerta.

-         Trajiste una linterna, ¿no? – pregunto.

-         Ehh… No. – El suspiro.

-         No entiendo que pensabas, es de noches, el colegio esta vacío, en muy obvio que todo estará oscuro… - Iba a seguir pero escuchamos un ruido. – Deber ser un guardia. – dijo bajito.

Y si lo era ¿Qué demonios hace un guardia aquí? Paso delante de nosotros sin notarnos y cruzo el pasillo.

-         Han intentado robar aquí, es un colegio muy prestigioso… - Volteo a verme. – O también hay personas que vienen en las noches y roban los exámenes.

-         ¡Que yo no robare los exámenes! – grite bajito.

Gruño y camino hacia la dirección opuesta que tomo el guardia. Llegamos a mi salón, donde fue que abrí la carta.

-         ¿Cómo sabes que este es mi salón? – le pregunte.

-         Tengo contactos, Nathaniel. – sonrió con superioridad. Pero me pareció más arrogante.

Entramos y busque por todas partes. Nada. No había nada, ni debajo de las sillas, ni en los escritorios.

-         ¿Ya lo encontraste? – me pregunto.

-         N-no hay nada. – dije con más miedo de que Emmett se enojara a que alguien más hubiera encontrado la carta.

-         ¿¡Como que nada!? – grito ignorando por completo a los guardias. - ¡Me hiciste venir para nada!

-         Lo siento. – dije acercándome más a él. – Llévame a casa, ¿sí? Perdón por insistir tanto.

¿Ahora qué? Si alguien la encuentra… No, tal vez la debieron botar, estoy seguro.

 

-         Me insististe tanto para nada. – escuche que decía entre dientes, yo solo me disculpaba varias veces.

 

Llegamos a mi casa. Al parecer nadie se había dado cuenta de mi ausencia. Nada raro por parte de ellos.

¿Qué hora será?

Subimos por la ventana (porque se me olvidaron las llaves y Emmett decía que entra de esa forma es aburrida) y casi me rompo una pierna al saltar, nada fuera de lo normal.

Entramos y Emmett aún seguía enojado.

-         ¿Ahora me dirás que buscabas?

-         P-pues… - No quería decirle la verdad, por lo menos no ahora…

Fingí bostezar.

-         Tengo sueño Emmett… te lo digo otro día. – Parecía mas enojado aun. - ¿E-está bien?

Chasqueo la lengua, disgustado.

-         Como sea. – dijo alejándose.

-         ¡Emmett! – grite.

-         ¿Ahora qué?

Me acerque más, me puse de puntillas y tome su rostro. Le di un beso fugaz.

-         Repitamos lo de las flores otro día, ¿sí? – le sonreí.

-         D-de acuerdo. – dijo tartamudeando, supongo que de sorpresa.

Y se fue. Esa fue la primera vez que lo besaba, me sentía tan feliz.

Pero… tengo algo que hacer.

Me fije en el diario encima de una mesa, mi sonrisa se borró enseguida. Lo agarre y tome la llave que tenía en uno de mis bolsillos. La abrí, en ese momento, no sabía lo que me esperaba.

Notas finales:

Espero sus reviews! 


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