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Vidas Perfectas por Mozart

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Cómo la pasaron estas semanas? 

Esta bien, lo siento, pero de verdad estuve ocupada y no me dejaba escribir, aparte que otras dos historias me estan atormentando en sueños. 

Este capitulo se me hizo un poco complicado... ¡pero aqui esta!

Ojala les guste, tal vez esta semana les tenga una pequeña sorpresa... 

Lean y disfruten :D

Estaba en otra de las aburridas clases de biología, la vieja profesora hablaba pero no entendía lo que decía. Estaba con la cabeza metida en medio de los brazos, apoyándome de la mesa. Tenía tanto sueño que no sabía cómo llegue hasta aquí, tal vez Frank me cargo hasta el auto, no lo sé, no lo recuerdo, eso no me interesa ahora. No después de lo de ayer.

-          Pónganse en pareja y realicen los ejercicios de la página 32. – dijo la vieja profesora de voz rasposa.

Me levante y voltee hacia mi lado aun sin poder abrir mis ojos por completo.

-          Vamos Matt…

Tampoco me había dado cuenta de que Matt no vino, su asiento estaba vacío. Volví a mirar al frente, con sueño y sin ganas, busque mi libro. No lo encontré, no me importo mucho y quería volver a dormir.

-          Hola Nath. – escuche que me hablaban.

Alce un poco la vista. Me impresione un poco, por lo que veía. Un chico pálido y su cabello negro tan liso que parecía imposible que fuera real, con una sonrisa y hablando sin mucha importancia, era Alexis.

-          Hola Alex. – le respondí el saludo.

El tomo el asiento vacío de mi lado (el de Matt) y se sentó. Sacando sus cosas y acercándome hacia mí. Yo lo veía sin muchas ganas. Él lo noto y arqueo una ceja, confundido.

-          ¿Te pasa algo? Te veo fatal… - dijo preocupado.

Ni me podía imaginar cómo me encontraba ¿acaso me había peinado?

-          Si… 

-          ¿Seguro? - insistió

-          Si… lo que pasa es que… – Deje la oración a la mitad, estaba tan adormilado que casi le cuento todo. – Las cosas de la boda de Lya, tu sabes… Deja mucho trabajo. – Fue lo mejor que se me ocurrió.

Al parecer me creyó.

-          ¡Oh! Pues si es eso, está bien. Por cierto, felicidades por ella. – dijo volviendo a su expresión neutra.

-          Gracias. – dije sin mucho interés.

Obviamente todo eso era mentira. Jamás haría eso, mientras estemos lejos es mejor para los dos.

Me acabo de dar cuenta de algo. ¿Por qué esta Alexis conmigo y no con Daniel?

-          ¿Dónde está Daniel? – le pregunte. El voltio a verme e hizo una pequeña risa.

-          ¿Estás tan dormido que no te has dado cuenta que no está en nuestra misma clase? – dijo aun con una pequeña sonrisa en sus labios. Yo me sonroje por haber hecho una pregunta tan obvia. Él solo rio más.

Después de hacer el trabajo, o que Alexis hiciera todo el trabajo y yo tratar de dormir…

 “   14 de febrero, 1996.

Hoy ha sido un día infame, el peor de todos. Parecía normal, tranquilo, perecía que Luke y Lya no me torturarían hoy. Pero me equivocaba... ¿Porque no lo vi venir desde un principio?

Había estado leyendo un libro. De repente, desapareció. Lo busque por todas partes hasta terminar en la biblioteca. Allí estaba, en lo alto de un gran estante... la biblioteca ¿cómo no se me pudo ocurrir esto antes?

El estante media como tres metros, pero había unas escaleras a los lados que me permitían subir.

Me pregunte cómo habrá llegado el libro hasta allá. A lo mejor fue una de las criadas, en su afán de ordenar todo. Hace 5 meses que se sabía sobre mi embarazo y no han parado de mantener cada cosa en su lugar, para que no haya ningún "accidente doméstico", lo que yo traduciría como una de las travesuras de Luke y Lya, porque para ellos era eso…  juegos.

Empiezo a subir la escalera con mucho cuidado. Ya casi estoy con el libro en mis manos cuando pasa; un escalón se parte bajo mi pie y caigo al suelo con un golpe seco. Lanzo un grito de dolor, que suena ensordecedor hasta en mis oídos, pero me preocupa otra cosa. Es un dolor intenso que viene desde mi vientre; no me puedo levantar del suelo. La alfombra empieza a llenarse de sangre, vuelvo a gritar.

Espero a que llegue alguna criada y me ayude; pero cuando por fin se abre la puerta, son Luke y Lya.

Caminan tranquilamente con una sonrisa en la cara, como si en lugar de gritar me hubiesen escuchado cantar, su expresión apenas cambia al ver la alfombra ensangrentada. Lya llama a una ambulancia y Luke llama a George con fingida preocupación. Yo sé que no lo hacen porque les interese lo que me pase a mi o a la bebe, lo hacen simplemente para guardar las apariencias con su padre. Después de las llamadas se limitan a ver como gimo de dolor. Cuando llega George, junto a unos paramédicos empieza el teatro. Lya empieza a sollozar desesperadamente mientras Luke empalidece y le cuanta a su padre lo sucedido, con la voz temblándole de "miedo"

Mi vista se nubla, todo a mi alrededor son sombras borrosas que vienen y van. Cuando mi visión se aclara, estoy en una sala de operaciones, rodeada de cirujanos y enfermeras. Aunque debo de tener anestesia, el dolor es horrible.

Me imaginaba este momento, pero no con tantos meses de anticipación, me imaginaba dando a luz a una nueva vida, a un nuevo ser, pero no a una pequeña criaturita inanimada y llena de sangre, que no respira, no llora, no vive.

Ya tenía varios nombres en mente. Mi favorito era Laurie, tú me lo habías dado; en ese momento tu tenías apenas 5 años. No pensabas en solo tener montones de juguetes en tu cuarto o tener las mejores cosas, no, tu no pensabas en eso. Tu pensabas en tu familia, en las personas desafortunas que veías en las calles. Pensabas en todas ellas… y supe, que tú eras especial y no eras como los demás…

Empecé a llorar desconsoladamente, el dolor y la tristeza que siento me golpean fuertemente, los médicos no hacen nada para consolarme. Cuando ya estoy histérica, solo se limitan a sedarme.

Despierto en una de las habitaciones de la clínica, George estaba a mi lado, con mi mano entre las suyas. Sé que me llama, que dice mi nombre, que intenta consolarme, pero yo solo escucho una frase en mi cabeza: "¿Dónde está mi bebe?" Quería que todo esto hubiera sido una pesadilla, una horrible pesadilla, pero no, era la realidad y Luke y Lya tenían la culpa.

 “Ellos pusieron el libro en ese estante, ellos cortaron la escalera para que cayera.” Se lo decía una y otra vez a George. Pero él me decía  que las escaleras estaban muy viejas y que se pudo haber caído cualquiera. Pero yo sé que no es así… Luke y Lya saben que no es así, pero mientras George no lo sepa, ellos están a salvo, y tú en peligro. Porque tú eres el próximo, eso yo lo sé, por eso escribí este diario. Tienes que saber de qué son capaces ellos dos, no porque tú seas su hermano no trataran de “sacarte” del camino como lo hicieron conmigo. Ten cuidado y suerte.

 

Cuando terminaron las siguientes horas, salimos los dos juntos. Fue algo raro, pero a los pocos minutos paso y se fue volviendo un momento amigable, ya veo porque Daniel pasaba tanto tiempo con él.

Íbamos camino a una de las mesas vacías pero antes de poder llegar un chico de cabello castaño claro (con algunos rulos), apareció al frente de nosotros. Ya me parecía extraño no verlo.

-          ¡Hola chicos! – dijo sonriente.

-          Hola Daniel. – dije sin mucha emoción.

-          Pensé que estarías feliz de verme, me rompes el corazón. – dijo haciendo gestos tristes, pero cambiaron rápido a una de felicidad cuando vio a Alex.

-          ¡Aquí estabas! Te estaba buscando. Ven, ¡rápido! – Lo tomo del brazo de manera brusca y se lo llevo, él solo pudo alzar la mano despidiéndose de mí.

Ahora estaba solo, sin Matt aquí no es tan divertido este lugar.

Empezaba a caminar en dirección a las mesas donde me iba a sentar con Alex, pero encontré a otra persona, Edrien. Él se fue acercando a mí.

-          Hola Nathaniel. – dijo sonriente.

-          Hola. – le conteste. Era muy satisfactorio conocer a más personas, no te sentías tan solo.

-          ¿Estas ocupado? – pregunto.

-          No, en realidad no.

-          Entonces acompáñame, tengo que hacer unas cuantas cosas. – dijo tomándome del brazo. No evite sonrojarme un poco por eso, él no lo noto.

Fuimos caminando hacia las oficinas, no le prestaba mucha atención al camino. Edrien me hablaba de sus cosas, era muy amistoso, me gustaba.

En un momento paro, sin verme, no me miraba, miraba hacia el frente, hice lo mismo.

No pude evitar poner una pequeña sonrisa.

Exámenes, todos el colegio lleno de exámenes. Varios pegados por todas las paredes, otros volando en un intento desesperado de los maestros para que no los vieran, y los demás tomándoles fotos. Todo tan era… es tan épico.

Algo que solo Emmett haría.

Agarre uno que volaba en el aire y lo leí.

“Química… “

Pero no lo pude terminar de leer pues Edrien me lo quito de las manos, lo hizo una bola y lo tiro. Estaba rojo de la ira, haciendo sus manos puños que me dio miedo, creo que era mejor no meterse con él.

Los altavoces se encendieron y la que hablo fue Marjorie, su voz era tan severa para ser tan joven.

-          Todos los alumnos vayan al auditorio de inmediato, repito, todos al auditorio. – fue lo único que dijo.

Todos estaban riéndose mucho más por lo que dijo.

-          ¡AHORA! – grito y todos corrieron.

Edrien estaba igual de molesto y fue a la dirección con los demás, yo lo seguí.

El lugar estaba todo lleno, y todos hablaban al mismo tiempo, esperando al director. Jamás lo había visto, por eso me mantenía callado, tampoco quería hablar, solo quería verlo.

Un hombre alto de cabello negro, ojos oscuros… Su mirada, me recordaba a mi padre. Lo odiaba.

-          Buenos días. – empezó a decir. – Como habrán visto todos la “pequeña broma” en todo el colegio… Pues si quería lograr algo, lo hizo. Sé que no se sabrá el culpable, es muy obvio. No preguntare nada acerca de eso. Solo quiero decir que si esto seguirá así, a los que le irán mal será a ustedes. – dijo eso con una sonrisa sínica. Igual a Luke.  – Las clases quedan suspendidas por hoy. Pueden irse.- Él salió y el silencio se hizo presente.

Edrien estaba serio, no enojado, sino serio. Me vio.

-          Salgamos. – dijo.

Fuimos hasta la salida. Con todas mis cosas, listo para irme. Esperamos a que todos se fueran, los últimos que salieron fueron Alexis y Daniel. Ahora que lo pienso no los vi en el auditorio y Alexis parecía muy cansado, tal vez se sentía mal. Daniel se despidió de nosotros.

Edrien me volvió a mirar.

-          Es mejor que ya te vayas Nathaniel. Todos ya se fueron.- yo lo vi confundido.

-          ¿Tú no te iras?

-          No, yo me quedare. Tengo que hablar con el director.

-          Tu padre… Puedo acompañarte…

-          Es mejor que no. Solo podré acompañarte hasta aquí. – iba a despedirse pero paro. – Adiós Nath.

-          Adiós. – dije un poco triste, él se fue por su camino y yo por el mío.

Llegue a mi casa, por ahora no había nadie, todos se habían ido, para mí era mejor eso. Subí las escaleras y lancé mi bolso en uno de los pequeños sillones que tenía en mi habitación. Me lancé sobre mi cama y agarre la almohada, tapándome toda mi cara, dejando solo mis ojos a la vista. Grite, grite como nunca antes lo había hecho, no sé qué me pasa, o no sé qué está pasando, pero gritar era mucho mejor que golpear cosas. 

Me levante, busque mi teléfono en mi maltratado bolso. Lo tome y me senté en el sillón. Mire el teléfono, busque en los contactos.

Matt.

Pero no quería llamarlo, no ahora. Arroje el teléfono por alguna parte, frustrado. Puse mis manos en mi cabeza, aplastándola con mis dedos, haciéndome daño cada vez más.

De pronto vi deje de hacerlo, al frente de mi había un gato blanco de ojos completamente negros. Me miraba confundido, tal vez preguntándose qué estaba haciendo.

-          No te preocupes si no me entiendes, yo tampoco sé lo que hago. – le dije. El solo movió la cabeza hacia la izquierda.

-          ¿Hablando solo? Cada vez te estas volviendo más loco. – Voltee hacia su dirección, era Emmett, me sentía feliz de verlo.

-          No estoy hablando solo, ¿es que acaso no vez al gato? – dije señalándole el lugar donde estaba el gato, pero ya no estaba, había desaparecido. – Ya… no está.

Emmett me vio confundido y entro. Sentándose en la cama.

-          Loco. – dijo riéndose.

-          Calla.

-          Como sea. – se sentó a mi lado, pero yo no me moví para verlo. - ¿Te pasa algo?

-          No… - aunque para mí no haya sonado convincente, no quería preocuparlo.

*Flashback*

Había estado tocando el piano después de leer el diario. Pensando en todo… Mamá, George, mis hermanos… Podría decir que ellos eran los propios demonios, aunque no creyera en nada de eso.

Luke había entrado, y parecía que tenía rato hay.

-          Hola Nathaniel. – dijo con una sonrisa.

Yo lo veía como si fuera la muerte en persona. ¿Acaso me mataría en este momento? No… no puede. Por lo menos no ahora.

-          Hola Luke. – le dije. - ¿Qué haces aquí?

-          Eso mismo te iba a decir yo. – rio. – Bueno… estaba paseando por la casa y pensé en ti, ¿sabes? Debemos arreglar las cosas, somos hermanos, ¿no? – intento poner su mano en mi hombro pero yo me aleje.

-          ¿En serio? ¿Quieres eso? – le pregunte, sin mirarlo.- ¿Por qué me lo dices ahora y no me dijiste hace 16 años? – Quería decirle todo lo que pensaba de él, quería maldecirlo hasta más no poder, quería llorar, pero no, no puedo.

-          Vamos Nath… tu sabes que todo lo de las empresas me tenía ocupado… - puso una mano encima del piano. Me enoje por eso.

-          ¡No lo toques! – grite. Él lo hizo de inmediato.

-          Tranquilo… - vio el piano. – Este es el piano de Marceline… Pensé que lo habían quemado, junto con sus otras cosas…

-          No, no lo hicieron. ¿Eso te hubiera hecho feliz?

-          ¡Por supuesto que no! – paro de hablar por un momento. Pasaba sus manos por sus brazos. – Este lugar… ¿no te da escalofríos? – en su aliento salía humo.

-          No, es muy cálido.

-          Pues yo muero de frío. – vio alrededor. – Aquí fue donde murió. – pude notar felicidad cuando dijo eso. - ¿No crees que la mejor decisión que pudo haber tomado George fue vender esta casa? Hay que olvidar cosas, Nath. – camino alrededor del ático. – Aunque no entiendo por qué fue que hizo eso… tú sabes, suicidarse. – lo vi por un momento, él también me vio.

-          Tal vez, por cosas que la atormentaban, ¿no lo crees? – le sonreí, él también.

-          Si, puede ser. – se paró al frente de mí. – Por eso tú también debes cuidarte. – tomo un mechón de mi cabello y lo puso detrás de mí oreja. – Tal vez pueda pasarte a ti también. – me recorrió un escalofrío al decirme eso.

Él se fue hasta la puerta, pero volteo antes de irse.

-          Puede ser que esas mismas cosas te atormenten a ti. – y salió.

 

-          No es nada, en serio. – le sonreí.

 

Aunque en realidad no fuera cierto.

Notas finales:

¿Qué les parecio? Dejen reviews, me harian feliz si lo hacen ^w^


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