1° La llegada
Esa mañana era relativamente lo que Eustass Kid consideraría un buen día, el clima del nuevo mundo estaba tranquilo lo que equivalía a no tormentas, huracanes y reyes marinos atacando el barco, además del botín que habían conseguido hace menos de una hora de esos piratas basura rogando por volver al "paraíso".
Mirando al horizonte con su sonrisa torcida con los brazos en jarras con Killer detrás de él, que había llegado no sabía cuándo, por estar perdido en sus pensamientos, el ruido sordo que se escuchó desde la popa es lo que le hizo ponerse en guardia enseguida. -No podía durar ¿no?- Corrió con Killer pisándole los talones y vio a su tripulación en círculo irregular, pero sin atacar a lo que al parecer había "caído al barco".
–Que ha pasado aquí – pregunta poco consístete, pero había que admitir que no ver a nadie cercenar a lo que tuvieran enfrente, era raro. Se hizo un espacio para que el pasara a mirar lo que había allí, lo que le extraño es la cara de idiotas de la mayoría, cabe destacar que todos tenían caras de idiotas pero estas representaban estupor a gran medida lo cual extraño más a Kid.
Dio dos zanjadas y el igual quedo perplejo por lo que vio, en cualquier caso negaría y alegaría que la calma que estaba esa mañana era lo que le había dejado solo un poco desconcertado e impactado, aunque su cara solo mostro una mueca molesta con un bufido acompañándola.
En el centro de ese irregular circulo, con un silencio extraño en esa nave, se encontraba un moreno de no mayor a los trece años con ropas demasiado grandes para él; cayéndosele con un sombrero blanco de manchas negras, igualmente más grande que su cabeza y una espada que sentía ya había visto en otro momento.
Sonriéndole al entrar en su campo de visión. -Maldito mocoso donde se cree que esta.- pensó molesto el peli rojo.
–Buenos días Eustass-ya– Kid parpadeo una sola vez, y si tuviera cejas estas se hubieran alzado, claro que nadie comento nada, valoraban sus vidas. Muchas gracias.
–Trafalgar– casi escupió el nombre con rabia al ver ensanchar la sonrisa al muchacho.
– ¡Ala! es el tío de Sabaody del metal, de las casas de subastas– grito un alegre pelinegro de unos siete años a lo mucho. señalándolo, sonriendo con un sobrero de paja enorme en su cabeza y la ropa más desparramada que el otro moreno.
Ahora si no pudo evitar abrir la boca de una manera totalmente imbécil y cómica, los dos pelinegros seguían mirándolo el que parecía ser Trafagar con una de sus características sonrisas cabronas suyas como la que le dedico el día que conocieron y el más pequeño riéndose al parecer de él, esto le cabreo más si podía.
–Cierra la boca Eustass-ya– Kid la cerró, no porque el menor se lo dijera, sino porque le dio la puta gana.
– ¿Qué coño hacen en mi barco?– gruño a los menores, Trafagar dejo de sonreír y Mugiwara pareció mirarlo, intercambiando miradas. El menor lo miraba serio y se acomodó el sombrero de paja.
–Tengo hambre, ¡comida! ¡Comida!– hizo una pataleta nada esperada en ese momento para la tripulación y el mismo Kid. Trafagar sonrió de nuevo y Kid estuvo tentado a tirarlos a los dos por la borda.
–Te diremos pero sin tanta gente presente– hablo Trafagar mirando al pelirrojo serio, la única razón por la que Kid no uso la primera opción fue porque le daba la gana de saber, además esos dos no representaban una amenaza en el barco y si lo hicieran Kid se los hubiera cargado hace rato.
–Retírense– fue la simple orden que hizo que todos por mas curiosidad que tuvieran se fueran, a excepción de Killer lo cual a Kid no le molestaba en lo absoluto y espera hiciera.
El pelirrojo empezó a caminar dirigiéndose al estudio/biblioteca de su barco sin mirar a los más pequeños, ni deteniéndose para darse cuenta si lo seguían o no.
Killer por su parte vio como Trafagar arrastraba su espada el doble que él y con la mano libre jalaba a un Mugiwara que seguía quejándose de tener hambre, sin importar que su bermuda casi quedara en el piso de un barco enemigo.
Si el rubio no tuviera la máscara probablemente los dos menores se hubieran burlado de su cara estupefacta, con la boca abierta, cejas alzadas y un tic nervioso en el ojo izquierdo de imbécil.
Kid solo quería un jodido día tranquilo, a lo mucho rebanar al alguien por divertirse, pero el puto nuevo mundo nunca lo complacía.
A vería a quien joder por eso, en cambio recibió un Mugiwara más hiperactivo de lo que recordaba y hambriento. En la cereza del pastel tenia al maldito Trafagar.
A los dos novatos de hace dos años con las sumas más altas, claro que debajo de la suya en forma de peques.
Azoto la puerta al abrirla y se sentó en el sofá de cuero recargando sus pies en la mesa.
Si era un puto día normal en el nuevo mundo.