Lágrimas camufladas.
Él estaba ilusionado, feliz y vivaz viendo secretamente a ese chico moreno perteneciente a su grupo. Nadie lo sabía o lo sospechaba, según él, ese muchacho era lo que más amaba y nadie iba a reemplazarlo. Porque nadie era Kim Jongin.
LuHan le miraba mientras el muchacho bailaba, no podía quitar su mirada de esos hombros tan hermosos, desde su punto de vista, sonreía cada vez que el otro le miraba atreves del espejo sonriéndole de igual manera. Tal vez solo le sonreía porque era un hyung más o tal vez… le sonreía porque sentía algo así.
Él se ilusionaba solo, se hacía una hermosa y romántica película con ese muchacho, su corazón estaba feliz cada vez que tenía contacto corporal, ya sea que se tocaron de casualidad al pasarse el tarro de helado o cuando se abrazaban por un premio ganado, amaba ese toque y sentía su corazón encresparse de felicidad.
El simpático chino caminaba por el grande departamento, aunque no siempre tenían oportunidad de compartir departamento con EXO K ahora con el programa, EXO Show time, podían hacerlo a menudo y eso le ponía de buen humor.
Camino hasta una de las habitaciones, donde sabía que Kai estaría durmiendo felizmente, no golpeo, quería ir y acurrucarse con ese cálido cuerpo y decir que era el destino, despertando abrazados y que el menor se le declarara, aunque sabía que no iba a ser así, esa era su ilusión, la cual iba creciendo al pasar los días.
Tomo el frío pomo de la puerta lentamente sonriendo internamente, abrió la puerta muy despacio. ¿Acaso aquello que veía era realidad? Sus ojos no tardaron en aguarse, sus ilusiones habían sido en vano, ese chico le había ilusionado y ahora… caía completamente al suelo luego de haberse estado columpiando entre las más esponjosas nubes con el nombre de Jongin.
— Te amo… KyungSoo.
Y ya no quiso escuchar más. No sabía de aquello, ¿todos lo sabían? ¿Él era el único que no sabía de aquella relación? ¿Por qué nadie le había dicho que el amor de su vida tenía un platónico que no era él? No que pedir explicaciones, se odiaba a si mismo por encerrarse en falsas ilusiones, que a pesar que quiso que fueran realidad no fueron más que un triste y gris sueño de niño enamorado, aun que estaba sabiendas que no era un niño pequeño, se había ilusionado como uno al pie de la letra.
No le importo la fría lluvia y salió de los departamentos, no había nadie, eso pensó, su corazón estaba doliendo mucho, siempre intento ser razonable pero la razón no funcionaba, quería ir y golpear fuertemente a Kai por hacerle ilusionar…
Odiaba llorar, se veía débil ante los demás y luego se avergonzaba de sí mismo, la lluvia le ayudaba a camuflar su dolor, las lágrimas se disfrazaban entre las gotas de la fría lluvia haciéndolas imperceptibles ante el ojo humano, eso pensaba él.
— Lulú hyung… — escucho que alguien le hablo y volteo, no se preocupó por limpiar sus lágrimas, nadie las notaría ¿verdad?
— Oh, Sehunnie ¿Qué haces aquí? — Dijo intentando sonreír felizmente pero… su sonrisa se vio por debajo de lo penoso y tétrico.
El menor, pero el más alto le abrazo protectoramente.
— Somos los mejores amigos ¿verdad? — pregunto el adicto al bubble tea mientras seguía el abrazo y acariciaba el cabello pelinegro de su hyung.
— Si lo somos… — Dijo el mayor mientras sus fosas nasales se llenaban del dulce perfume de Sehun.
— Entonces, no vuelvas a ocultar tus penas ante mi… te conozco demasiado hyung, es lamentable— Dijo con su característica póker face y voz sin sentimiento alguno, pero Luhan lo conocía demasiado y sabía que su dongsaeng era muy cariñoso a pesar de su rostro sin emociones, como la gente le decía.
— Lo siento… — murmura
— No lo lamentes.
— Lo lamento, lo siento… soy tan detestable.
— No, no lo eres Hyung… eres una persona tan valiosa.
— ¿Entonces cómo es que Kai no me mira? ¿Por qué de todos es KyungSoo? ¿Eh?
— No lo veas más a él, mírame a mi… por favor — y por primera vez, por así decirlo, vio llorar a su querido dongsaeng mientras el menor se aferraba más a su delgado cuerpo.
— ¿Qué quieres decir Hunnie?
— Te amo Lulú, te amo desde hace mucho…
El mayor sonrió, pero no supo cuando ese dolor punzante se había disipado y un sentimiento cálido le había llenado el corazón.
— No puedo amarte ahora
— Lo sé pero… ¿juras enamorarte de mí poco a poquito?
Luhan sonrió, nunca había visto a Sehun de esa manera, admitía que era guapo y alto, además de ser un mañoso. Le quería mucho, sabía que no iba a tardar mucho en enamorarse en alguien como el pequeño piel lechosa.
— Lo juro Sehunnie — menciono mientras se alejaba del alto y se paraba de puntillas sellando esa promesa con un dulce y casto beso, correspondido por el menor en un beso casi inexperto pero sin ser más que un simple rocé, un beso de niños inocentes.