Primo Punto: Man down
El castaño de gruesos labios se encontraba detrás de unos grandes contenedores de múltiples colores, pero qué en esa noche no se apreciaban en todo su esplendor, Las finas gotas de agua daban contra sus ojos impidiéndole ver cómo él desearía hacerlo. Todo estaba fuera de sus manos, pero debía de mantener la concentración en el clan Lee los cuales deseaban que el joven, llamado Lee Taemin, se uniera a esa etnia. El de cabellos largos mantenía la guardia en alto. Su arma de fuego estaba en punta dando aquella percepción de poder ser usada en cualquier instante.
— ¡Mierda! — Se quejó un muchacho alto de cabellos negros y ojos grandes, estaba cegado en terminar aquella misión: Exterminar a los Lee, pero su desesperación al no encontrar a su compañero de misión le enfureció de sobremanera.
La lluvia no cesaba, en realidad se podría decir que estaba intensificando. Algunos relámpagos se hacía presente. El agua del mar, ya que se encontraban en una bodega cerca de una embarcación abandonada, estaba furiosa. Olas de aquí allá un oleaje salvaje, algunas que otras caían duramente contra la acera haciendo más resbalosa y peligrosa de caer al profundo océano.
—Gatito… ¿dónde te encuentras? — Pasos duros y secos, aquella persona se aproximaba y no era una buena compañía para el pequeño Castaño, quién intentaba hacer el menor ruido posible, pero… era imposible, aquellos contenedores rechinaban ante su más minúsculo intento de acomodarse en ese angosto espació— ¿Por qué te escondes? —a lo último dio un balazo dando con la columna de gas, cerca dónde se encontraba Taemin.
—No tengo alternativa — Se quejó Taemin empuñando su arma y disparó el balín dando directamente con el blanco, o algo así, solo pudo pegarle en el hombro y otra en su pierna derecha.
Gritó del dolor.
— ¡AH! Maldito Perro blanco. ¡Me las pagaras hijo de cagna! — grito uno de los Soldiers para seguir disparando con su arma al pequeño, pero gracias a lo bien entrenado que se encontraba podía esquivarlas, y claro aquel hombre estaba sufriendo de dolor y no podía apuntar tan bien que digamos.
El castaño corrió intentando poder ver al menos un poco en toda esa pequeña pero molesta llovizna. Aún que él sabía que correr estaba mal, porque él pertenecía a aquella Mafia, sería el siguiente Underboss, para luego, convertirse en el boss de la familia. No lo quería, él no había nunca pedido pertenecer a esa familia, y técnicamente de pequeño le habían mentalizado para casarse con una niña, linda a su mentalidad de niño enamorado, pero… todo aquello de derrumbó cuando noto la escoria de su parentela, por así decir, ya que él ya no los consideraba una familia hecha y derecha.
Él había estado sometido a pruebas desde niño e incluso debía engañar a personas y estas caían ante sus redes de niño pequeño, indefenso y tierno. Para cuando estas estaban bajo aquel poder los capo hacían su labor de mandar a los Soldiers y raptar a aquella presa llevarla al extranjero y hacerle un negocio para obtener dinero, más de lo que poseían.
La cabecera, Lee byeong heon, el boss y su padre. Era quién mandaba al resto de la familia, nadie le desobedecería o tendría un severo castigo.
— ¡Taemin! — Grito Choi Minho, el sublíder de él clan Perros Blancos aquella familia cuya parentesco era fuera de la sangre, más allá de eso solo compartían un interés común: Terminar a delincuencia organizada de los Lee.
—Rana—y ese, era su nombre en clave, si revelaban su nombre real podrían estar en problemas. Por otro lado, no había problema con el nombre de Taemin, era muy conocido por aquella familia. El delgado corrió hasta su acompañante, yendo hasta una de aquellas galerías vacías y todas polvorosas. Encendiendo aquellos oxidados interruptores de luz, el fulgor de aquella lamparilla se dio en aquella bodega.
— ¿Estás bien?—Habló preocupado Minho.
—Sí, estoy perfecto…—miro las manos lastimadas de su hyung— pero tú no, déjame ayudarte—tomo del bolsillo de su chaqueta tomando un trapito limpiando aquella herida.
—No es nada Tae, estoy acostumbrado a esto.
—Y no por eso debes de estar desacostumbrado a que te atiendan ¿o sí?
—Pero…—el castaño le miró en forma de reproche— Gracias—sonrió amigablemente mientras veía el labor del pequeño— Es una suerte que los Lee huyeran, sus Soldiers estaban casi acabados.
—Sí, es una suerte…
—Aún no sé porque razón el Capo le ordeno a un Soldiers que fuera a por ti.
—Oh, sí… eso es ex-extraño…—tartamudeo un poco
Un quejido, uno de dolor desgarrador.
— ¿Oíste eso?—pregunto atento Taemin.
—Sí, y viene de por allá…—señalo una puerta a la diestra de Taemin.
—Vamos…—empuñaron sus armas y caminaron sigilosamente hasta aquella entrada.
Sin más, la abrieron haciendo el menos ruido posible entrando y encontrándose con un bulto en el suelo. Este se removía, se acercaron y encendieron aquella luz. Había un muchacho rubio y de ojos felinos, estaba hecho un mar de lágrimas mientras sostenía su abdomen fuertemente. Aquel líquido rojo escurría entre sus manos.
—Nombre y número, ¿Qué cuartel perteneces? —indico Minho seco, teniendo precaución que no perteneciera al clan.
—K-Kim k...ki b-um — Gimió por el dolor de su estómago— Cuartel principal de Seúl, 0112
—Chequearé—agregó Minho tomando su télefono inteligente y tipiando los datos. Perfecto, por suerte no era un Lee, pero… no confiaba demasiado en aquel rubio. Tomaría a Taemin y se irían ambos de ahí, volteo y Taemin ya estaba curando al más menudo. Se resignó y busco algo allí que serviría. Estaba de suerte, ese lugar estuvo habitado hace días por su cuartel para hacer más observaciones de cerca, había una caja de primeros auxilios en una de las esquinas. Llevó todo lo necesario hacía Taemin y este hizo su trabajo.
—Te ardera un poco ¿sí? —sonrió amablemente para que Kibum no se sintiera tan incómodo. Tomo un poco de algodón y alcohol desinfectante. Una vez todo empapado lo paso por esa herida a arma blanca.
—Auch—se retorcía por el ardor
—Eres un hombre, aguanta—hablo molesto Minho, deseaba irse de ahí no le importaba ese rubio no pertenecía al cuartel general de Busan, era de otro territorio.
—Eish…—a Kibum esos ojos de rana le había resultado un atrevido, sin conocerlo se creía digno de mandarlo. No estaba bien por eso no le decía nada.
—Hyung~ debemos llevarlo a la bodega—acotó
— ¿A la bodega?—preguntó algo molesto
—Recuerde que el comandante dijo que si encontrábamos a otro perro blanco deberíamos de ayudarlo, este muchacho es uno de ellos y debemos de agregar que es menor de edad con más razón debemos de ayudarlo.
Gruñó desconforme
—Está bien, pero… si Onew Hyung se enoja no es mi culpa, tú conoces lo mañoso que es él—rodó de ojos y empezó a caminar.
—Es-espera—habló Taemin tomando al rubio subiéndolo a su espalda cuidando de que no se hiciera daño. Tomaron cualquier evidencia de que estuvieron ahí y salieron.
—Jonghyun llamó, dijo que llegarán en poco—miró fijamente al cielo estrellado y sonrió.
—Está bien
El oleaje había cesado, las aguas estaban tranquilas. Minho miraba al mar y carcajeo.
— ¿Qué sucede?
—Y pensar que un estúpido Lee murió ahogado
Le dolía, no importaba cuan escorias eran, aquella persona era su familia. Una lágrima descendió por su mejilla borrándola rápidamente al saber que era un traidor. Traicionaba a su familia yendo con los enemigos naturales de estos, y traicionaba a Los perros blancos al no decirle su descendencia.