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Ride Or Die por Lula Mato

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Nuevo One Shot que he sacado de lo más recóndito de mi cabeza, y es que casi no hago de ésta temática pero bueno. ^_^

 

No se olviden que yo soy la misma ShiShi-Matho0 pero en nueva cuenta.

 

Notas del capitulo:

¡Hola!

Lula Mato es igual que ShiShi-Matho0, no se olviden que los fics ateriores serán actualizados aquí *v*

Bueno, éste es un One Shot algo largo para mi parecer. Temática angustiosa haha.

ADVERTENCIA:

* Si eres sensible a las muertes en los Fan Fictions, por favor solo no lo leas. *

[ Me salió algo raro, pero bueno qué se le puede hacer xD ]

 

¡DISFRÚTENLO!

Diez y siete años tiene ése adolescente con cara de querubín. Diez y siete años de los cuales diez ha vivido bajo la presión de una familia con problemas, con un padre que los abandonó cuando supo que el niño iba a nacer, un padrastro abusivo y violento, una madre que en lugar de velar por su hijo pone por sobre todo a ése asqueroso alcohólico que tiene por marido.

A los trece años esa criatura de castaños cabellos huye de su casa en busca de una nueva vida, siente que ya no aguanta y se  lamenta por su madre, porque la ama, pero no puede vivir más así. Esta decisión la toma por su padrastro más no por ella, piensa que si escucha la voz de ése hombre una vez más será capaz de coger un cuchillo y clavarlo dentro de su pecho para callarlo de una buena vez por todas.

Ciertamente no sabe dónde ir, o más bien, no está seguro de cómo reaccionará el habitante de aquella casa algo vieja pero solitaria, de aspecto ambiguo pero acogedor que mira desde la vereda contraria. No sabe si lo aceptará y dejará que se quede, o reaccionará de mala manera y lo echará a intemperie y bajo su propia cuenta. Con trece años, no hay muchos lugares a donde puedas ir solo.

Siente ansiedad y no sabe cómo manejarla, nunca supo a pesar de sentirá siempre, aún no controla ni piensa claramente qué es lo que hará. Se decide a caminar, pie derecho sobre el sifón, pie izquierdo en la calle. Con paso lento e inseguro se dirige mirando a ambos lados para asegurarse de no ser partícipe de ningún tipo de accidente. Sigue, entre nervioso y con miedo, entre intranquilo y nostálgico.

Llega hasta la puerta que da a la calle de ésa casa con nada más que un solo morador, casa que conoce desde hace poco al igual que su dueño, casa donde le dijeron que cuando quisiera viniera, que si algo le ocurría no dudara en acudir ahí por ayuda. Casa dónde él tiene la esperanza de ser aceptado. Timbra aquel pequeño botoncito de color rojo causando el típico Ding Dong esperando por su amigo.

Amigo que aunque no fue conocido en las mejores circunstancias, amigo que ciertamente no ha estado desde el inicio con él pero sí estará hasta el final según lo que siente esa criatura que muere con tan solo pensar en lo que está haciendo. Y es que ¿De cuándo acá, él hace ese tipo de cosas? Siempre fue un chico de casa ¿De dónde sacó el coraje para huir de casa? Nunca se creyó un chico “valiente” ¿Qué hará si no le acepta? Pregunta que se repite una y otra vez en tan solo dos o tres minutos, los que su amigo se demora en abrir la puerta.

Y ahí está, con ropajes holgados, cabello rubio y un cigarrillo en la boca. Se nota el asombro al ver a su pequeño amiguito en la puerta de su casa y con semejante cara. Su expresión es épica, no puede definir si es miedo, amargura, nostalgia o emoción. Piensa en la última como la mejor opción, y es que cuando el pequeño gigante, porque sí, es un poco más alto que él, le mira sus ojos se iluminan, parece que fuera a llorar y eso le enternece demasiado.

 

-JunHong que sorpresa- Expresando en su tono de voz verdadera sorpresa. Sí está sorprendido pero no por el hecho de tenerlo de visita, sino por la marca morada que tiene su clavícula y al inicio del cuello en ambos lados.

 

-Hyung ¿puedo pasar?- Ciertamente está nervioso, y ahora mucho más ya que su querido hyung se ha dado cuenta de sus marcas.

 

Y cómo no, si son tan visibles y la camiseta que está puesto no ayuda en nada. Marcas que pareciera fueron hechas con mucho empeño para que sean notorias para el mundo. Marcas que tienen la forma de cuatro círculos morados a los costados de su cuello y otras dos en la parte delantera. Intento de ahorcamiento, sí. Precisamente eso son.

 

-Seguro pequeño-Dice y se hace a un lado aquel peli rubio delgado ­­–Ponte cómodo, sabes que estás en tu casa-Tan cortés, delicado y tierno como siempre. Eso piensa el pequeño JunHong.

 

Mientras entra para  tomar asiento en aquellos suaves sillones color caqui de su hyung, éste trata de encontrar las palabras con más tacto para poder preguntarle qué le sucedió. Y es que él sabe, que así como su amigo es extrovertido con algunas cosas, es todo lo contrario para otras, y esas otras cosas son precisamente lo que al mayor le interesan saber, porque desde que lo conoció supo o más bien dedujo que JunHong es maltratado por su padrastro, pero por más que quiera investigar, sacarle con cuchara de la boca la información de lo que en verdad pasa en su hogar, es una tarea demasiado complicada. Y como al rubio no le gusta complicarse y mucho menos tiene tacto, solo dice lo que piensa.

 

-¿Qué le pasó a tu cuello?- En forma brusca y para sorpresa del menor, lo dice directamente. Y el niño de cabelllos castaños se tensa, sin saber que responder solo mira el piso.

 

-Vamos Honggie, tú sabes que puedes confiar en mi- Sí, lo sabe y no duda de ello. Él confía en ese mayor que ya varias veces lo ha ayudado. El problema es que no confía en sí mismo. No confía en cómo reaccionará su cuerpo al contarle todo lo que le acontece, no confía en cuánta información le proporcionará a su amigo, ciertamente no tiene autoconfianza.

 

-¿Esas marcas te las hizo él?- Sabe que sí pero quiere confirmarlo. Es más que seguro que sí se las hizo él, y como dicen que, el silencio otorga, y JunHong se queda perdido en el silencio mirando a un punto fijo en el piso de madera. El mayor confirma sus sospechas.

 

-¿Me quieres decir qué paso?- Y siente que su corazón se destroza porque está viendo llorar a su pequeño en silencio y agachas.

 

No hace más que cambiarse del lugar dónde estaba, que era enfrente de su niño, para sentarse a su lado, extiende su largo brazo derecho y lo pasa en forma de medio abrazo para el pequeño. Empieza a fregar suavemente su hombro, lo sostiene firme y luego lo aproxima hasta su pecho. Pecho dónde JunHong percibe su aroma. Aroma que envuelve sus sentidos y llena de calor su cuerpo. Calor que recorre cada tejido, cada nervio, cada célula, llenándolo por completo, haciéndole sentir tranquilo, haciéndole sentir querido.

 

-Él me las hizo. Yo no hice nada, tan solo me cansé de sufrir y de estar siempre en un segundo plano. Quise alejarme pero me acorraló entre las gradas al segundo piso y la pared del pasillo-Sigue hipeando pero ya no derrama más lágrimas.

 

 -Intenté con todas mis fuerzas no dejar que pasara, tal como me lo dijiste hyung-Y ahora por fin mira a los ojos del contrario que atento al relato sigue abrazando al pequeño.

 

-Pero… Pero no lo logré. Él es mucho más fuerte que yo a pesar de estar borracho, me sacudió de los hombros yo quise zafarme pero me sostuvo del cuello y trato de estrangularme- Vuelven las lágrimas a empozarse en sus negros ojos, cayendo por la gravedad y los parpadeos de un JunHong asustado, derrapan por sus mejillas como si compitieran por ver quién muere primero. Caen de su aún no marcada barbilla en picada al piso y ahí perecen para siempre.

 

El mayor tan solo siente impotencia, tristeza, ternura. Impotencia por no poder proteger al niño de esa bestia que tiene por padrastro. Tristeza porque al ser JunHong tan pequeño de edad, trece años no más, y ya tiene que pasar por tantos malos ratos. Ternura de ver cómo ese niño llora tanto, por ver cómo sus lágrimas resbalan por sus mejillas, por cómo sus labios se vuelven rojos y por cómo su cuerpo tiembla y pide protección.

 

-¿Y tu madre qué hizo?- Pregunta pero aun así teme a la respuesta. Una negación por parte del menor se hace presente, denotando lo que el mayor se imaginaba. NADA. Esa mujer no hizo nada. Nunca hace nada, nunca lo protege, nunca lo mima. Nunca hace nada por su hijo.

 

-Hijos de puta-Y el niño siente dolor y rabia a la vez. Que su madre no haya hecho nada por evitar el maltrato le duele. Pero después de todo es su madre y no pueden insultarla así. Golpea de un codazo las costillas del mayor, obteniendo una risa oculta.

 

-Es tu madre, lo sé. Pero por el mismo hecho de ser tu madre tuvo que haber hecho algo para evitar que te ahorque. ¡Y NO LO HIZO! Eso es lo que me pudre por dentro, saber que, en esa casa estás tú solo-Indignado y ya sin abrazarle, se levanta el rubio delgado de ropajes anchos.

 

Camina como león enjaulado esperando por ser alimentado. Un león que quiere comerse vivos a esa mujer y a ese hombre que no son más hijos de puta porque no son más viejos.

 

-Lo sé-Decaído y ahora recostado con su cabeza en los soportes de los brazos, de aquel mueble caqui, JunHong cierra sus ojos para intentar descansar de todo.

 

-Bien, entonces vivirás conmigo desde este momento- Decidido a salvarlo sin importar qué, ese hyung que tanto quiere ha dicho lo que más esperaba. Le ha dado esperanzas.

 

Le quiere, y mucho. Le quiere por haberle ayudado en los momentos de rabia de su padre, le quiere por hacerle reír, le quiere por enseñarle lo bello de la vida. Le quiere porque sonríe y le hace feliz, le quiere porque si, por el simple hecho de existir.

Habiendo dicho esas palabras el mayor va corriendo a su habitación por unas mantas y unas películas, regresa, coloca la película en su respectivo lugar, la manta sobre su espalda y la espalda contraria sobre su pecho. Siente paz, siente que  lo protegerá para siempre y con su vida si es necesario.

Vivir o morir, ésa es la cuestión. Ése es el lema de JunHong desde los diez años. Vivir aunque seas infeliz, vida es vida después de todo. Morir nunca, nunca dejarse derrotar por más lastimado que estés. Y eso es lo que el mayor admira tanto, la fortaleza y perseverancia del niño que, a pesar de sus problemas, a pesar de ser violentado, casi nunca pierde la sonrisa del rostro. Misma sonrisa que mira en esos precisos momentos porque ha ocurrido algo gracioso en la película y por consiguiente el niño ríe. Y así pasan el tiempo hasta que la película se acabe y terminen ambos en un profundo sueño.

 

 —0—

 

Un día como todos, regresa de la escuela y siente que su felicidad ha acabado. Y es que él considera a sus amigos, pocos pero seguros, su fuente de felicidad después, claro está, de la música. La escuela es un refugio, sus amigos su fortaleza, la música su utopía. No le agrada estar en casa pues su padrastro alcohólico no trabaja y siempre le grita. Siente que su alegría y energía se acaban con forme llega al umbral de una metálica puerta color negro, su sonrisa ha muerto y ahora solo hay una chispa de ánimo poco visible en sus ojos. Y la misma se apaga cuando observa a ese hombre que sentado en un mullido sillón de cuero café mira el televisor.

El hombre atento al televisor, escucha pasos, observa la presencia de su hijastro en casa y empieza el martirio. Gritos, todos ellos ofensivos. Persecuciones que se vuelven cada vez más violentas, ya ningún lugar es seguro para JunHong en ese hogar y para colmo su madre no hace nada.

Pasos apresurados retumban en el corredor del segundo piso que presencia a un JunHong queriendo huir de su opresor. Corre por su vida, es verdad. Porque ése maldito le está siguiendo con un cuchillo y lo amenaza con matarlo. Esquiva tantas cosas, muebles, estanterías, escaleras. Corre por su vida, atraviesa la puerta de su casa con el único objetivo de resguardarse en casa de la persona que quiere. Y siente que le pisan los talones, su padrastro con cuchillo en mano le sigue pero se detiene cuando el niño cruza la calle, mas no detiene sus amenazas. “Si te encuentro por la calle con ese malandro juro que te mataré mocoso de mierda”

 

—0—

 

Esa pesadilla lo ha perseguido desde que escapó de su casa a los trece años, cada noche es igual, nunca ha cambiado a partir de entonces.

Levantándose exaltado, apoya sus manos a los costados de su cuerpo, su corazón palpita desesperado dando golpes certeros en su pecho, sus pulmones duelen y se agitan como si se contrajeran hasta quedar secos y sin aire, los poros se inundan de sudor dejándolo salir y empapar el blanco cuerpo dónde pertenecen, las pupilas dilatadas permitiendo ver tan solo un iris enorme, profundo y completamente negro. Negro como el firmamento que se alza sobre sus cabezas dejando tan solo a la vista unas cuantas lucecillas llamadas estrellas. Y, mientras que todo ocurre, el amor de su vida se halla levantado igual de un gran susto, le abraza tratando de calmar la ansiedad, el miedo y la presión que siente.

Cuatro años viendo cómo ése querido pedazo de cielo suyo sufre cada noche con la misma pesadilla maldita, cuatro años tratando de hacer que desaparezca de su mente, cuatro años amándolo y apoyándolo, cuatro años desde que el  antes castaño y ahora peli rubio llego a su hogar pidiendo con sus ojos a gritos, un lugar dónde hospedarse, una persona que le proteja, un corazón que le de amor. Los mismos cuatro años, de los cuales todos y cada uno de ellos ha hecho que el amor de ambos se afirme y solidifique.

 

-Amor, tranquilo todo está bien- Dice con paciencia el peli negro abrazando y frotando el hombro derecho de JunHong.

 

Amor, comprensión y ternura es lo que transmiten las palabras del mayor que siente pena al ver cómo su amado sufre con esas pesadillas que le atormentan desde niño. Pero, aunque sienta pena y dolor, no puede hacer anda. Porque ya mucho ha hecho para que cesen y no ha resultado, tan solo se limita a escucharlo sofocarse por el miedo y la ansiedad, le abraza, le besa y le hace dormir nuevamente.

 

—0—

 

Ciertamente esos cuatro años han hecho efecto y para bien. El menor, que se pensaba era un niño enclenque y miedoso ahora es un adolescente casi mayor de edad. Sus cachetes rellenos se han desvanecido y en lugar de ellos está una marcada línea de la mandíbula, su cuerpo frágil ya no lo es más pues hace ejercicio y ya tiene el abdomen fuerte, sus castaños cabellos fueron sustituidos por un rubio cenizo. Y no solo él ha cambiado, su pareja, su protector también. Ése joven que vestía holgados ropajes de estilo urbano ya no los usa más, su cuerpo está trabajado, tiene músculos en los brazos, piernas y abdomen. Tiene tatuajes, cinco para ser específicos, su rubia cabellera ya no lo es más, ahora es negra y con sus costados rapados, facciones totalmente masculinas y labios gruesos.

En esos cuatro años ha pasado tanto, desde declaraciones de amor, contacto físico directo, la formación de un “hogar” pero, lo más destacado, los escapes de la policía. Y sí, pues esos jóvenes, esa pareja, mayor y menor se han vuelto anárquicos ante los ojos de la policía, parte de un grupo que batalla contra la injusticia, grupo que está bajo la mirada atenta de cada político del país, cada autoridad, cada ciudadano.

Trabajando en complots para derrocar al gobierno tirano de un presidente que acapara todas las cosas solamente para su beneficio y total satisfacción, han sido catalogados como terroristas, peligro de la sociedad, y tienen orden de captura. Pero eso no les amedrenta, porque simplemente la sociedad es así, conformista. Saben que si alguien no hace algo para mejorar la condición de vida, nadie lo hará.

Rie or Dieo tan solo R.O.Dno importa cómo les nombren, no importa qué epíteto utilicen para catalogarlos, no les importa absolutamente nada de ello. Tan solo es el luchar por un mismo ideal “Vivir o morir, ganar o perder” no hay puntos intermedios, no hay mediadores. Vivir es la cuestión, morir nunca. Ganar la batalla o perder todo en el intento.

 

—0—

-¿Todo listo?- El mayor de la agrupación pregunta, obtiene un “Sí” firme y unísono como respuesta de sus camaradas.

 

-Bien, es hora de empezar- Dice un joven de veinte años, cara fina y de gruesa voz que, después de haberse colocado su máscara de boca rosa más unos lentes de contacto azules se levanta y toma su mochila respectiva.

 

-No olviden sus posiciones. Equipo A que somos los experimentados, a la planta principal. Equipo B de francotiradores. Equipo C, por favor niños, cuiden la azotea, si ven algo sospechoso, comuníquenos.-Explica por última vez líder de la organización.

 

Un joven delgado pero fuerte, tanto de cuerpo como de mente y espíritu. Mentalizador de todo el proceso que se dará a cabo, mira con temor y a la vez decisión a todos sus, por así decirlo, discípulos.

 

-Todos nos encontraremos nuevamente aquí. No olviden borrar cada rastro que dejen, y si alguien se interpone, mátenlo- Secamente espeta para luego colocarse una roja máscara con respiraderos a los costados. Mira indulgente a todos pero se detiene en cuanto divisa a su peli negro de cara y ojos felinos. A él le mira con amor, con ternura, con preocupación, con un sentimiento de protección.

 

-Pequeños, no tengan miedo, saben que los estaremos apoyando. No duden en hablar si pasa algo extraño- Amor en las palabras que expresa una boca de labios finos y rosas, que además alberga a una paleta de dulce sabor a fresa. Ése chico de gafas ray ban parece estar demasiado confiado para la ocasión.

 

Mientras todos ellos hablan y aclaran las cosas, una pareja de chicos vestidos en su totalidad de negro y con máscaras tapando su boca, un rubio y un peli negro sin decir palabra alguna expresan tan solo con sus ojos preocupación por parte del mayor, y miedo en los del menor. A escondidas y camuflándose más de lo que la noche oscura permite cuando las sombras asechan la Tierra, se preparan para el golpe mayor. Hacer explotar el Palacio de Gobierno, con el presidente dentro.

 

-Cualquier cosa tú sabes dónde ubicarme…- Preocupado, ése peli negro de gruesos labios siente que no será como las noches anteriores. Algo va a pasar pero no sabe qué es.

 

-Sí, tranquilo. Todo va a salir bien, no te preocupes por mí- También lo siente pero no cree que sea de importancia decirlo o siquiera expresar algo que relacione su miedo con la misión.

 

Y es que eso ha aprendido desde que ingresó a la organización. Nada de sentimientos cuando se procedan las operaciones. Nada de miedo, nada de inseguridades. Nunca retroceder, nunca dejar nada incompleto. No dejar huellas.

 

-Te amo JunHong-Le dice y sin importar que sus compañeros estén presentes, toma de esa cintura un poco gruesa, mira eso ojos color azabache, tan negros como la propia noche, baja con su mano derecha cubierta por guantes negros, la máscara azul del pequeño y le propina un beso de amor, beso de preocupación, beso que sirve más que las palabras.

 

­-Yo te amo igual- Le mira a los ojos, siente que muere al ver cómo tienen un brillo distinto, un brillo que a la vez es sombrío, un brillo que denota miedo. Ese mismo miedo que él siente.

 

Todos empiezan a desaparecer entre la oscuridad que proporcionan los callejones aledaños al lugar de la misión. Equipo A como pequeñas ratas por pasadizos secretos, desde las alcantarillas antiguas de esa ciudad. Equipo B vuelan como ninjas por los techos de teja que protegen las cabezas de los que moran en los conventos de atrás del Palacio de Gobierno. Equipo C desde afuera y con larga vistas presencian cómo todo se da a pedir de boca.

Equipo A ha logrado colocar las bombas es los puntos estratégicos. Primer piso, sótano, escaleras, bodega y garaje. Equipo B se destacó por la precisión que tuvo al acabar con las vidas de aquellos que ponían en peligro la operación. Y, el Equipo C, dónde se encuentra nuestro joven JunHong, siendo éste el líder y a punto de ser ascendido al siguiente escuadrón, observa cómo terminan la misión.

Pero algo le aturde, no sabe qué es exactamente. Ah, ya. Un guardia presidencial se ha dado cuenta de la bomba que su amor puso bajo las escaleras, y, cortando los cables ha adelantado el proceso de estallido, poniendo en peligro a todos sus amigos.

 

-Sal de ahí ahora- Habla mientras con una mano toma sus binoculares y con la otra el radio de mano

 

-¡Avisen a todos los demás que tienen que salir ya de ahí!- Ordena pero no deja de mirar la escena, está atento a todos los movimientos.

 

-JunHong, cambio. ¿Qué pasa, cambio?- Entre interferencia y pasos apresurados, el líder del Equipo B le habla.

 

­-Un guardia cambió la hora de detonación. No se ve cuánto les falta, pero tienen que salir de ahí lo más rápido posible- Preocupado, siente que su vida se acabará si esa bomba explota antes de que su pareja salga del edificio.

 

-Amor, amor por favor tienes que salir de ahí- Ruega porque le haya escuchado, ruega porque no sea tarde.

 

-Aún no se completa la misión, falta la detonación de la bomba principal en la habitación presidencial, no podemos dejar a la mitad el operativo-Dice agitado pero decidido.

 

Y es que él junto con el mayor del grupo son los encargados de colocar y detonar la bomba que dará inicio a una hermosa amalgama de destrucción en cadena. Un tipo de purificación para la cuidad y el país.

 

-¡Alteraron una bomba y no sé cuánto tiempo les queda antes de que explote, tienes que salir de ahí!- Ya desesperado necesita una respuesta segura, y lo que él busca es un “Sí, saldremos ahora”.

 

-¡No, yo nunca dejo una misión sin terminar!- Responde con una voz ronca y enfurecido, necesita concentración para aquella tarea tan importante.

 

-¡Maldito idiota, vas a morir si no sales de ahí! ¡TE QUIERO AQUÍ YA!- Grita ya fuera de sí, su amor es necio y prefiere morir antes que dejar a medias su trabajo.

 

-¡JunHong, ya cállate! ¡NO VOY A SALIR Y PUNTO!- Responde en el mismo tono que su pareja anteriormente. Ya asqueado de que lo interrumpa, decide apagar su radio.

 

Ya descontrolado decide entrar. Baja los larga vistas, toma su arma, sube su máscara, ajusta sus botas y sale corriendo de su escondite. Cruza toda la plaza principal, atraviesa directamente por los espacios verdes, trepa las rejas que protegen la entrada del Palacio de Gobierno, dispara a todo aquel que se le aparezca en su camino y ose estorbar la heroica entrada que planea hacer. Pero, para su desgracia ha dejado en exposición a todos sus camaradas por lo que la guerra empieza dentro de las paredes de bloques y barro.

Disparos, golpes, desnucaciones. Y cómo si el destino se junte para poder hacerlos felices nuevamente, JunHong y su amado se encuentran, el uno furioso por su torpeza al entrar de esa manera, el otro casi partiéndole el rostro por ser tan testarudo.

 

-¡Cómo puedes ser tan idiota! ¡Nunca debiste venir, tú nos expusiste!-Gritaba el líder de los escuadrones. Bang Yongguk con su voz de tarro empieza a reprender y hablar tan duramente al menor que tan solo quiso ayudar.

 

-¡Vamos a morir si no salimos! ¡La primera bomba va a estallar!- Dice el menor de los tres, halando del brazo al segundo mayor  pero éste no le cree y por ende se queda parado en su lugar. No le dice nada pero le juzga con los ojos.

 

Una bala perdida desde el subsuelo da directamente con la primera bomba que se hallaba en la puerta principal, ésta explota, sucumbe la bomba alterada de su relor, y así en secuencia empiezan las otras. Derrumbando paredes, destruyendo reliquias, quemando escaleras y pisos, un total apocalipsis en tan solo segundos.

 

-¡Tenemos que salir de aquí! ¡Empieza a evacuar los pisos, diles que salgan por las alcantarillas!- Con don de mando, el amorcito de JunHong empieza a ordenar a todos aquellos que cruzan por ahí.

 

Bang Yongguk y Kim Himchan salen con el primer escuadrón. Equipo A y C se hallan a salvo. Huyendo por pasadizos secretos, caminando por entre escombros, cubriéndose con los guardias que ya cayeron en “guerra”. Todos los del Equipo B han salido ya excepto dos.

Dos personas que esperan a que todos estén a salvo para salir, dos chicos que revisan cada habitación, gritan cada nombre para asegurarse de que todos hayan salido, pero peligrando su propia vida.

 

-¡Ya ándate!- Grita el mayor de ambos, ése peli negro rapado a sus costados con máscara de payaso, totalmente aterrado y con su vida pendiendo de un hilo.

 

-¡No me iré sin ti!- Responde jalando a su pareja por entre las paredes hechas añicos hasta el último lugar por dónde escapar. Quiere que él salga a su lado pero es necio, terco y cabeza dura como él solo.

 

-No alcanzamos JunHong- Dicho y hecho, el túnel se derrumba dejando un diminuto espacio que con el tiempo se hace cada vez menor.

 

Se derrumba, se incinera y sólo uno de los dos alcanzará a pasar vivo hasta el otro lado, solo uno vivirá.

 

-Me quedo entonces- Con lágrimas en los ojos y ya resignado a morir, el menor se quita la máscara que cubre sus fosas nasales del toxico humo provocado por el incendio.

 

-¡Póntela! ¡¿Estás loco?! ¡VETE!- Insiste, insiste porque quiere verlo vivo, porque sabe que él si podrá vivir y seguir su vida si el otro muere. Simplemente porque él prometió salvarlo de todo.

 

-¡NO, TE AMO Y NO TE DEJARE SOLO!- Se vuelve a quitar la máscara y ésta vez la arranca de su cuello para lanzarla a las llamas.

 

-¡IDIOTA!- El mayor hace el intento de quitarse la suya para poder brindarle aire puro a su pedazo de cielo.

 

-Te amo…-Le dice JunHong, todos está hecho, todo está dicho. Todos están muertos. Incluso ellos lo estarán pronto.

 

-Lo siento…- Se disculpa, pero a la vez se siente inútil, un maldito inútil por el simple hecho de que no lo supo cuidar del todo. Ahora morirá y eso precisamente era lo que no quería que pasara.

 

-No te disculpes, todo pasa por algo- Y una viga de columna cae a su lado, muy cerca de la muerte –Y esto tenía que pasar tarde o temprano- Le dice sincero, resignado pero feliz. Feliz de estar con él hasta en sus últimos momentos.

 

-Vivir o morir. Rie or die, siempre lo dijiste y siempre te apoyé. Ahora veo porqué tu desinterés a la muerte- Tranquilo, habla con calma mientras toma en brazos a un JunHong que aunque es más alto, es delgado en comparación al otro.

 

-Por fin comprendiste…- Le sonríe y besa los labios castamente antes de volver a escuchar otra explosión que hace retumbar su ser y pegar más su cuerpo al ajeno.

 

-Te amé desde que te vi, te amo justo en estos momentos y ahora te amaré hasta la muerte e incluso después- Besos se hacen presentes después de aquella frase de sincero amor.

 

-Gracias por salvarme, gracias por protegerme, gracias por amarme. Te amo Woo JiHoo-  Un último beso en los labios que conoce desde hace cuatro años.

 

Labios que espetaron las palabras más hermosas a sus oídos, labios que le vuelven locos, labios que han recorrido partes que ni él sabía que tenía. Los mismos labios que en un beso de amor eterno le protegen, más bien dicho le ciegan para que no sienta dolor alguno. 

 

 

Notas finales:

¡Gracias!

Muchas gracias en verdad por leer mis trabajos, espero les haya gustado.

BBCs, Babyz, no me odien por haber matado a sus pequeños, quería hacer algo diferente pero solo me dejé llevar :P

 

Bueno, me despido.

Besos

// Con mucha mucha baba *3* :P--__ //


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