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Pareidolia. por Agatha Shadiness

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Los personajes son de quien los viole primero… digo, no me pertenecen.         

Warning: Voyeurismo. Vulgaridad y media. OOC. AU.

 

 

Pareidolia

Se metió la mano dentro de los pantaloncillos, acariciándose con descaro, estaban a solas y no desperdiciaría el momento. Kaiba se duchaba en las regaderas de la preparatoria, creyendo que todos se habían marchado ya, así que el joven genio aprovechó para quitarse el sudor de encima, odiaba la clase de deportes, pero eso no le quitaba la obligación de asistir, eso y además, el derecho de presumir su muy atrayente y perfecta figura, que delicia, para él.

Lo vio desde lejos, pues nunca, jamás, en lo que le restaba de su joven vida, se atrevería a acercase, estaba loco, maniaco, psicótico y enfermizamente enamorado del joven castaño, pero no lo suficientemente idiota (no aún), como para ponerse frente a él a hacerse "ese" tipo de cosas, viendo su escultural figura entre las nubecillas de vapor que estaban saliendo de las regaderas.

Azuzó más sus ojos, la figura se movía casi al compas del vapor y el agua, sus dedos se pasearon deliciosamente por el pecho, sus perfectos pectorales relucientes entre la nublosa vista, que envidia de las gotas de agua, recorriéndole desde la alta espalda, ancha y estructurada en una ligera curva que viajaba y se volvía a enroscar en sus caderas, formando las preciosas nalgas, tibias y esponjosas...pero que pendejadas pensaba, ¡esponjosas!, Kaiba tendría de esponjoso lo mismo que él de genio...ni que fuera una cabra rellena.

Se le escapó un gemido de entre los labios cuando su mano abrió sin penurias su bragueta, el hecho de casi ver a Kaiba desnudo, le ponía de esas maneras que le pone...digamos, no muy decente, cada viernes por la noche, cuando se toca, cuando en su habitación a oscuras se explora, sintiendo la evidente necesidad de ser amado.

Qué importaba si ambos eran chicos, ambos eran guapos y mucho, Joey juraría que si se juntaban y revolvían, rubio y castaño, dorado y bronce, se verían hasta bonitos. Qué le importaba si la sociedad no aceptaba aquel tipo de "inclinaciones", ni que la madre, ni que fuesen un par de colinas para inclinarse, le gustaba Kaiba, amaba a Kaiba, a su esencia, a su olor, a su sabor (aunque no lo conocía), amaba todo lo que venía de él, desde una mirada hasta una sonrisa retadora, su personalidad, su conducta, su mente brillante, sus manos, sus piernas, su espíritu guerrero, su ego altanero y egocéntrico, le encantaba, ¿era eso un gran pecado?

Nunca a pesar de morirse de amor, le había tocado de forma sucia, aunque ganas y oportunidades nunca le habían faltado, cierto era que pensaba cosas no muy sanas, pero jamás las externó, porque a pesar de todos sus deseos y de todos sus anhelos, de cierta forma lo respetaba y eso lo tenía hasta ahora jodidamente jodido. Eso le pasaba por no decidirse y hablarle de frente como los hombres.

¿Pero qué se podría hacer?, llegar un día a la clase de matemáticas, con un gigantesco (con Kaiba todo tenía que ser en grande) ramo de rosas azules (a Kaiba no le gustaba el rojo)  y blancas (a Kaiba le gustaba el blanco), y declararle su amor... ¡claro!, ya se lo imaginaba...

-Kaiba quiero decirte que me gustas mucho, me he enamorado de ti, quiero una oportunidad para ganarme un lugarcito en tu corazón, aunque sea chiquito, con eso me conformo. ¿Qué dices?- Balbuceó idiotamente más para sí mismo y para confirmarse lo efímero de su sueño.

Y luego Kaiba tomaría el ramo de rosas azules y blancas y se las metería por ahí...donde les conté. ¡Ay! No, que dolor y que desastre...Prefería seguir en secreto, amándole apasionadamente y en silencio, hasta que se hiciera viejito y le salieran pelos verdes, como el Grinch.

Volvió su vista hacia las regaderas y no pudo creer lo que observaba, la nube de vapor era grande, espesa, pero se traslucía perfectamente, Kaiba estaba recargado en la pared de la ducha, con las piernas abiertas y las manos, ahí...donde no debía tenerlas, se movía tranquilo, su cuello extendido y vibrante al placer que su cuerpo recibía, una tortuosa delicia óptica.

- Increíble...- Pensó el rubio embelesando con aquella divina imagen. Sus propias manos subieron y bajaron más fuerte por su dureza clara, el momento se esparció por el espacio, sus gemidos se envolvieron en aquella nube clara de placer, un rayo le alcanzó a la par que seguía viendo a Kaiba tocarse de aquella manera, pronto el clímax le recibió en su agónico placer.

Joey respiró agitado y dispuso arreglarse la ropa, Kaiba seguía bajo la regadera y él pensó que era impropio no dejarlo terminar lo que había empezado en intimidad, así que se levantó de aquel pequeño rinconcito tras uno de los anaqueles grises del las duchas escolares y se dio media vuelta, pero casi se le sale el alma, cuando detrás de sí encontró ni más ni menos que a Seto Kaiba, envuelto en una toalla blanca, con los brazos cruzados, parado y viéndole desde medio metro atrás.

-Ka...-Su lengua se paralizó, el chico de ojos azules le escudriñaba como traspasándole la piel y metiéndosele hasta la médula, lo cierto que es que se veía apeteciblemente devorador en aquella ligera toallita.

-Wheeler, -La masculina y gruesa voz de Seto resolló en sus oídos, Joey se atrevió a ver su entrepierna, todo se veía normal- ¿Qué tanto husmeas?

-Yo...este. -Nada... ¿Su lengua seria de babosa o qué?,  que miedo le daba.

-¿Al perrito le gusta ver al amo tomando una ducha?

-No soy un perro. - Dijo avergonzado de ser descubierto, tomó su mochila del suelo y se la echo al hombro, iba a salir corriendo de ahí...pero. -¿Qué no estabas allá?

-Eso es lo que tú creías ver...en realidad, digamos que casi todo el tiempo estuve tras de ti.

-Todo...el, tiempo- Repitió el rubio con un nudito en la garganta, entonces Kaiba ya lo sabía todo. Más miedo, las piernas le empezaban a temblar como gelatina galga. Volvió su mirada al joven castaño, las gotas de agua corrían desde su cabello hasta el cuello, entonces, Kaiba si había estado en la regadera, entonces si lo vio tocarse, entonces: ¿cómo mierda llego ahí tan rápido? - Oye Kaiba, tú me estas tildando de idiota.

-No hay necesidad.

-¿Qué quieres decir?

-Te sale muy bien a ti solo. Pero, eso no importa ahora, dime,  ¿te tocabas creyendo que yo estaba en la regadera?, ¿qué es lo que veías desde aquí?

-No sé de qué estás hablando- Más valía que lo tildaran de idiota, mentiroso, cobarde, gallina, y no de depravado.

-Voyerista. - Dijo Kaiba con una risita a medios labios. -Te masturbaste viéndome desnudo.

-¡No es cierto!- Ahora no sólo moría de miedo, si no de vergüenza, sintió que se le subía la sangre desde los pies hasta las mejillas, es más, pensó que moriría por falta de circulación sanguínea.

-Gemías. Estoy seguro que imaginabas alguna situación. Que tal si desde aquí pareciera que yo me tocaba y pensaste que se veía bien, es más, te gustó. ¿Me equivoco?

-¡No!... ¡Digo si! Yo no me tocaba.

-Tuviste un orgasmo, te escuché.

Joey sintió que se hacía del dos de la impresión. Era un hecho, estaba muerto y bien muerto, Kaiba lo había descubierto, lo más seguro era que lo iba mandar cazar con alguno de sus matones y para acabar de cargarse sus huesitos rubios lo iba a mandar congelar, así podría picotear su esqueleto cada vez que le diera la gana.

Adiós mundo cruel, este fue Joey Wheeler y su pequeñísima historia de vida, que quede asentado que lo mato su amor secreto, porque lo descubrió dándose su banquete de ojos, ¡pero él tuvo la culpa en primer lugar!

Serenity hermanita, te voy a extrañar

....Don't cry for my!

Joey hizo sus últimas plegarias, Kaiba lo iba a descuartizar ahí mismo, estaba casi seguro.

-Acéptalo Wheeler.

-Ya pues... ya que, si Kaiba, si te estaba espiando.

-Lo sé. -Seto se acercó un poco a Joey y lo tomó por los hombros, el rubio temblaba de pies a cabeza -Desde hace cuatro meses me di cuenta.

-¿Qué?... mppfss mmm... - A Joey casi le da un tamafaz, Kaiba le plantó un beso que lo asfixiaba en un sueño húmedo del que no quería despertar.  Cuando terminó, aún estaba en los brazos tibios del castaño.

-A mí también me gustas. -Dijo el de ojos azules, sonriendo al rubio que se quedó embobado. -La próxima vez que creas ver cosas mejor acércate para averiguarlas, cachorrito.

-Yo... ¿escuchaste todo?- Se sentía feliz, pero felizmente avergonzado, con las mejillas de un carmín que juraría, estaban haciendo reír por dentro a Kaiba.

-T O D O -Deletreó Seto, con su linda sonrisa burlona que estaba derritiendo a Joey - También yo quiero una oportunidad, contigo.

-¿Es real, no es un sueño?, -Joey se atrevió a pellizcarse un brazo, tal vez de tanta emoción por ver a Kaiba desnudo se había desmayado -¡Ay!, pues creo que no.

-¿Qué me dices cachorrito?- Volvió a su pregunta el castaño, usando las palabras que había escuchado de Joey.

-¡Sí!...digo, si. -Joey sonrió y Seto soltó una carcajada, aún abrazando al rubio que correspondió de inmediato. -Pero, no te importara que la gente pregunte...ya sabes, ¿por qué con un chico?

-A ti no te importó que cualquiera entrara y te viese con medias pelotas al aire.- Joey empezó a toser estrepitosamente entre sus brazos, a Kaiba le encantaba hacerlo sonrojar -Tranquilo, si a ti no te importa, a mí tampoco.

-A mi me valen madres los chismes de viejas argüenderas que puedan armar porque estoy junto a ti. Me valen, porque te quiero y es lo único que me importa.

-Entonces somos tú y yo contra el mundo.

-Sipis.

-Sólo te pediré que si me espías lo hagas mientras estoy vestido.

-Yo...O////O...

-O al menos invítame a tus prácticas oníricas.

-¡Aix! No te burles de mi...Es bastante penoso.

-Penoso lo que tenias entre las manos.

-¡Tú!

Kaiba aprovechó el sonrojo del rubio para volverle a besar y arrastrarlo con él hasta la ducha, Joey simplemente se dejo llevar...hasta que le cayó un chorro de agua helada con que su pareja pretendía bajarle el sonrojo y los pantalones de paso...Decir que Joey se quedó con ropa bajo el agua, sería una falacia.


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