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Incluso si TÚ no estás. por PrinceOfMato

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Notas del fanfic:

Bueno, este es el primer fanfic que publico aquí y en alguna parte. Hace poco me ha dado por hacerlo así que si se parece a alguno es mera coincidencia. 

 

Los capítulos son bastante cortos a mi parecer. Tampoco será una historia bastante larga. No pienso sobrepasar los 10 capículos con esta historia. La historia se me hace linda, espero que sea de su agrado y me sigan hasta el final con el desenvolvimiento de la historia.

Notas del capitulo:

Este capítulo apenas es el comienzo de la historia, pero como pueden ver avanza rápido. 

Incluso si TÚ no estás".


Capítulo 1 - Cuando te conocí.

-9:00 AM. Lunes- 13 de Enero-2012-

Recuerdo aquella mañana, los rayos ultra violeta ya empezaban a molestarme un poco en el rostro. Me levanté como era de costumbre y fui a ducharme, lavar mi boca, tomar un poco de jugo y salir a correr por el parque un rato. A decir verdad, aquella mañana no había demasiada gente haciendo ejercicio y eso era realmente raro, siempre estaba repleto y no se diga a esa hora; solo estaba aquel chico, cabellos negros, piel de tez blanca, algo demasiado alto y el que siempre cargaba con un bastón, realmente no solía ponerle demasiada atención a él, pero bueno y es que yo no le ponía atención a nadie, me dedicaba a solo ejercitarme y nada más. Solo ponerme atención a mi. Había estado dando unas que tantas vueltas por el completo parque, ya era hora de tomar un pequeño descanso, así que me senté en una de las bancas que estaban cerca de él. Le miré por unos instantes, pareciera como si hubiera perdido algo, estaba en el suelo buscando algo con sus manos , realmente no sabía lo que era pero pensé que ayudarlo. Me acerque a él, y pregunte si algo estaba mal con él.

-Hola, disculpa, ¿estás bien?, ¿Necesitas ayuda?.*

- He perdido mi anillo, el anillo que mamá me dejó.

Recuerdo perfectamente que él estaba llorando y no dejaba de decir aquellas palabras. Me ponía demasiado nervioso el hecho de que llorara y no dejará de decir aquello, busqué como loco aquel anillo, le dije que no se preocupará, que yo lo encontraría por él y su madre. Y aunque estuviese llorando, era un chico que a simple vista de cualquiera, era realmente tierno.

- Te ayudaré a encontrarlo , no llores, me pones nervioso.*

No recuerdo con exactitud el cuanto me tarde en encontrar el aquel anillo. Cuando pero cuando lo hice me sentí aliviado, puesto que él no le iría mal y tampoco desilusionaría a su madre.

-¡Lo he encontrado! ¡Wow! Es muy bonito, ¿tú madre te lo ha dejado?

-¿Enserió? ¿lo has encontrado? No mientas.

-No, lo tengo en mis manos ahora mismo, ¿quieres que te lo ponga?

-Primero debo de asegurarme que si lo es.

-Realmente no estoy mintiendo.

Le deje aquel anillo sobre sus manos y él empezó a tocarlo por todos lados, ¿era de aquella manera que lo reconocería?

-Mamá me ha dicho que tiene una esfera en el centro. ¿Puedes decirme que color es?

-Es azul.

-Entonces si es.

-No mentía, te lo dije.

-Lo siento, por no creerte.

-No es nada, es normal, eres desconfiado, sólo eso. Además, como no me conoces. Pero no soy una mala persona, soy bueno así que peudes confiar en mi.

Revolví de sus cabellos al instante y fue donde sentí como sus brazos rodeaban mi cuello y su cabeza sobre mis hombros, sé que lo hizo en forma de agradecimiento.

-Gracias. Dijo el individuo, y le sonreí. Mi celular sonó y tuve que irme de su lado.

-Mis padre me llaman, necesito irme, cuida bien de ese anillo. Nos vemos, espero encontrarte otro día de estos.

Él me despidió con su diestra y le volví a sonreír , la verdad es que era un niño muy bonito. Lleno de encanto en su rostro. Sólo, algo mal estaba con él. . .

 

~ 27-01-12 ~

 

Pasaron dos semanas y no le vi andar rondando por aquel parque. Se me hizo extraño ya que siempre estaba en aquel lugar y en esa misma hora. En la hora en la que yo me ejercitaba. Le vi tes días después, hasta un 30 de Enero, estaba sentado en el pasto, comiendo. Me senté a su lado.

-Hola, soy Bang YongGuk, tengo 22.*

Me presenté.

-Tú, tu voz....

Dijo algo calmado, al momento que también me señalaba con alguno de sus dedos, para ser exactos, el índice. Puff, no sé incluso como puedo recordar con cual dedo fue con el que me señaló aquel día. Realmente me reconoció desde ese momento y no pude evitar sacar alguna sonrisa. Su voz era realmente bonita, y pareciera estar nervioso en ese momento ya que la voz o se le quebraba o tartamudeaba.

-Si, soy yo.. el chico que te ha ayudado a encontrar el anillo que te ha dado tu madre.

-Sabía que eras tú.

En ese instante buscó mi mano, y la cogió , tampoco me negué a que tomará de ella, pero me lo tome algo extraño. Acarició un poco de mi diestra.

-¿Qué haces? -Estoy, descubriendo el como eres. . .

-¿Así que esa es la manera?*

-Lo es, también tu aroma.

-¿No puedes mirar?*

-No, desde pequeño. He nacido así.

-Lo siento, no debí preguntar.

-Es mejor que lo sepas de una vez. ¡AH! No me presenté, lo siento....Soy Choi Jun Hong! Tengo 15 años.

Aquella declaración echa por él me hizo quebrarme, estaba algo dolido por su situación. Dejando todo eso atrás, es de esos chicos encantadores que no te encuentras en cualquier parque. Me dijo su nombre y su edad, algo que jamas olvidaré. Incluso esté en la tumba. Aquella mañana estuve hablando mucho con él. Se llegó la tarde y tuve que marchar a casa, no quería dejarle sólo pero tenía que hacerlo porque mamá había enfermado. Como ya se me estaba haciendo costumbre, no le vi por una semana completa. Iba todos los días a la misma hora, quería verle, aunque sea de lejos y fin y al cabo el no sé daría cuenta, o al menos eso creía yo. Le volví a mirar un 15 de febrero del mismo año. Escuchaba música sentado en la banca del parque, toque su hombro y el cogió de mi mano.

-¡YongGuk!

Gritó mi nombre, lo cual me puso demasiado feliz. Pensé que ya ni siquiera se pudiera acordar de mi nombre.

-Si,soy yo, YongGuk,~ ¿por qué te pierdes tanto,? Estuve viniendo toda la semana y no te encontré, ¿dónde te escondiste?

Él soltó una risa, y palmeó sus piernas, me senté a su lado y de forma inmediata se recostó en mi hombro.

-Sólo, no pude venir .. lo siento, ¿Hyung? por hacerle esperar tanto, no volverá a suceder.

-¿Estas bien?

-Si, no te preocupes. Hyung, pero, ¿qué es lo que cae en mis cabellos?

-Esta comenzando a llover, vamos a resguardarnos, ¿o es que quieres empaparte?*

-No, no quiero empaparme , Bang, ayúdame.

 

Me pidió ayuda, y sin dudarlo, le ayudé, cogí su bastón y me puse en cuclillas.

-Sube a mi espalda, esta empezando a chispear y la lluvia vendrá muy rápido.

-No quiero ser una molestia, deme mi bastón, puedo caminar por si solo, sólo dígame donde es y caminaré.

-Sube a mi espalda.

 

A la segunda vez que le dije, subió a mi espalda , pude sentir que estaba desconfiando un poco, bueno al menos en el principio. Lleve su bastón sobre mis manos y él se sujeto de mi cuello sin apretarlo, enrollando sus piernas sobre mi cintura, recostó su cabeza en mi espalda y sentí como aspiraba mi olor. Me refugié en una esquina, me detuve ahí aun con el más alto sobre mi espalda.

 

 

-¿Puedo bajar ya?

-Si, estamos refugiados, la lluvia ha empeorado así que creo que nos quedaremos un buen rato aquí esperando hasta que se calme.

 

Me puse de nuevo en cuclillas, y le bajé levemente para que no se lastimará, dejándolo en el suelo, él ya tiritaba un poco, pude pensar que moría de frío. Se me hacía un chico tan sensible y débil. Pregunté si es que tenía frío y me respondió con un simple: -Si. Traía conmigo una chaqueta, la misma de deporte, aunque pudiera que no cubriera del todo, pero serviría de algo, él sólo llevaba una camiseta no tan delgada de mangas largas, no creí en algo malo o morboso cuando puse mi chaqueta sobre sus hombros, me agradeció haciendo una pequeña reverencia, a la vez que se acurrucaba en mi hombro, acaricié sus cabellos y ya sentía como mi corazón empezaba a dar unos grandes y potentes latidos, sin realmente saber todavía la razón del que ocasionaba aquello.La lluvia terminó,pero no del todo, él no dejo que lo acompañará a su casa, me dejó mi chaqueta de regreso pero me negué a tomarla, así que se la llevó puesta, guiado de su bastón y las paredes que se cruzaban a su camino. Realmente debo de confesar que admiraba su forma de vivir, no cualquiera podría, siendo tan joven y con una desgracia tan grande.Esperé a no ver más de él, y me fui directo a casa, tal vez el día de mañana le podría ver más. . .


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