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¿Brazaletes imantados? por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Hola DevAngs, ¿Cómo han estado?

 

No sé si se enteraron, pero al parecer nuestro GD si estuvo Kiko, pero terminaron, será por eso su depre?, no lo sé, aunque no sé si creerlo, porque cuando Danny lo dijo, pues el program no se veía muy serio así que no estoy segura, pero bueno por algo lo dijo… siguiendo con el fic, no me maten a mí, ya saben a quién. A leer…

 

-está durmiendo. – afirmó. Él frunció el ceño, mirándola. – el diazepam ya hizo efecto. –sonrió ampliamente.

 

-¿Diazepam?… ¿de qué hablas? – no comprendía.

 

-el diazepam. – recalcó y caminó hasta colocarse a un lado. – puse media dosis en su bebida para que se duerma.

 

-¡¿Qué hiciste qué?! – elevó la voz, sorprendidísimo con lo que acaba de escuchar.

 

-¿Qué tienes?… ¿te molesta lo que hice? – bajó un poco la cabeza por la mirada del pelinegro.

 

-me acabas de decir que alteraste la bebida de JiYong, ¿Cómo quieres que esté? – frunció el ceño. Una expresión de molestia embargó su rostro.

 

-pero lo hice por nosotros. – murmuró.

 

-¿nosotros?

 

-sí….Tú dijiste que él es muy fastidioso y que no te agrada, y pues a mí tampoco me agrada, ni un poco. Además está salida tenía que ser sólo de los dos, no de los tres.

 

-Choo Hee…  yo sí dije eso, pero… -fue interrumpido.

 

-es nuestra oportunidad de salir sin que nos interrumpa con sus tonterías.  – lo miró esperando que la entienda. – estuve pensando sobre lo de sus brazaletes, todo lo que me contaste sirvió para que ideara este plan. La cadena que tienes es la que manda por lo tanto es él quien debe seguirte y no tú a él, entonces si lo encerramos nosotros podremos salir sin ningún problema. – explicó.

 

Seung cerró los ojos y exhaló profundamente. Vaya que las mujeres si tenían grandes ideas para librarse de  quien no consideraban agradable. Intentó comprender la que ella quería. Viéndolo desde cierto punto de vista, el más optimista por así decirlo,  fue él mismo quien la indujo a esto, él se expresó de esa forma sobre el menor por lo tanto ella pensó que hacer eso era lo correcto, no podía culparla, además que JiYong desde un inicio había sido muy maleducado.

 

-yo de verdad quiero salir contigo… - la voz de Choo Hee  lo sacó de sus pensamientos.

 

No es que el fin justificara los medios, pero ya no podía retroceder el tiempo e impedirlo.

 

-está bien. – pronunció con firmeza.

 

Ella lo miró sorprendida, pensó que se negaría.  -¿estás de acuerdo?

 

-no es que esté de acuerdo con lo que hiciste, pero…  ya está hecho.  – volvió a exhalar. – y ahora… ¿Qué se supone que haremos con él?  - preguntó mirando al menor.

 

-bueno, debes cargarlo. Yo te guiaré. – dijo sonriendo.

 

-ok. – con cuidado cogió a JiYong  y lo apoyó sobre su hombro para después cargarlo. Si que estaba bien dormido  porque no hubo ni una queja ni nada, parecía peso muerto.

 

 Ella empezó a caminar y él la siguió. Cruzaron distintos partes del lugar hasta llegar a lo que parecía ser un  cuarto de almacén. Tenía una puerta de metal que aun abría, ella lo empujó despacio, dentro había restos de cajas, cartones, tubos de metal, etc. Las paredes  aun permanecían de pie aunque su estado no era bueno, y no tenía techo. La luz del sol ingresaba con toda libertad.  

 

-tráelo aquí. – ordenó ella. Seung avanzó hasta donde le fue señalado y apoyó la espalda de JiYong en una de las paredes con las piernas estiradas sobre la tierra.  – debemos atarlo con algo. – dijo más para ella misma que para el pelinegro.

 

-¿atarlo? – preguntó mirándola.

 

-para que no vaya a ningún lado – contestó. – ya vi lo que nos puede servir. – caminó hacía un conjunto de eslabones enlazados entre sí, una cadena de hierro, que por el paso de los años ya estaba oxidada. Ésta se encontraba enterrada en el suelo.  –Ven Seung.-  De su bolso sacó un pañuelo  y se lo entregó.

 

-¿Qué hago con esto? – preguntó al recibir la tela.

 

-usaremos la cadena para atar su pie. – notó la inseguridad en los ojos del mayor. – si no puedes yo lo hago. – iba a quitarle el pañuelo, pero él  la esquivó.

 

-lo haré. – dijo mientras se agachaba. Con la tela tomó un extremo de la cadena y lo acercó al pie del castaño, que dormía muy tranquilo.  –No tengo con que asegurarlo.

 

-traje algo. – volvió a revisar su bolso y sacó un candado abierto de tamaño mediano. Seung se sorprendió un poco. – creí que podría servirnos. No me equivoqué, será de utilidad.  – con esa sonrisa que no se borraba de su rostro se lo entregó.

 

-“espero que cuando despierte no se espante.” – pensó mientras pasaba la cadena alrededor del tobillo  izquierdo y cerraba el candado. -¿y la llave? – preguntó al notar que no tenía como abrirlo.

 

-yo la tengo guardada para que no se pierda. Después te la doy. – habló con total normalidad.

 

-me asusté un poco. – sonrió ligeramente y se paró.

 

-ahora sí podemos irnos a nuestra cita. Solos tú y yo. – dijo ella.  

 

-sí. – asintió.

 

 

Ambos caminaron fuera del recinto y cerraron la puerta. Hicieron el mismo recorrido hasta la carretera.  Esperaron varios minutos hasta que un bus, parecido al que los trajo, se detuvo delante de ellos.  Subieron y  ocuparon sus asientos. Mientras se alejaban, Seung hyun no pudo evitar echar un último vistazo al lugar donde dejó a su compañero.  Sintió dudas de lo estaba haciendo, pero la cálida mano de Choo Hee  en su rostro y esa mirada tan dulce que le daba le devolvió la tranquilidad. Cuando culminará su cita, iría por el menor.

 

 

 

 

Cuando retornaron al pueblo decidieron caminar por la pequeña plaza.  Con un poco de atrevimiento ella enlazó sus dedos con los del pelinegro. Éste la miró ruborizado, luego sonrió y continuaron paseando.

 

 

-¡hoy es un hermoso día! – exclamó Choo Hee. -¿Quieres comer helado?

 

La espontaneidad con la que se expresaba mantenía encantado a Seung, era una lástima que no vivieran en la misma ciudad. Asintió a la pregunta que ella le hizo y dejó que lo guiara hasta un puesto de helados, de distintos sabores.

 

-¡buenos día jóvenes!… ¡bienvenidos a la mejor puesto de helados, donde encontrarán todos los sabores que imaginan y los que no también!…  ¿De qué sabor quieren que les prepare? – preguntó animadamente el señor que atendía.

 

-yo quiero uno de vainilla. – contestó ella.

 

-para mí de chocolate. – respondió él.

 

-Aquí tienen sus deliciosos helados, estoy seguro que cuando se los acaben volverán rápidamente a comprar otros más. 

 

-gracias ahjussi, cóbrese. – agradeció, y estaba por pagarle, pero el pelinegro se adelantó.

 

-yo pagaré, no te preocupes. – le extendió el dinero al hombre y recibió su vuelto. – continuemos viendo mas lugares. – propuso.

 

-ok. – asintió.

 

-hacen una linda pareja. – comentó el vendedor, sonrojando a los jóvenes.

 

-nosotros no somos pareja. -  Seung  se apresuró a aclarar para no incomodarla.

 

-¿Ah no?

 

-¡Claro que sí, ahjussi!…. él está bromeando, ¿verdad, cariño? – le dirigió una mirada cómplice.

 

A pesar de estar sonrojado decidió participar en su juego.

 

-sí. Somos novios. – pronunció con seguridad.

 

-no deben avergonzarse, es normal  que dos jóvenes salgan juntos.  – dijo paternalmente. – ya que ustedes son la primera pareja que veo en este día les regalaré estos boletos que me dieron el otro día. – de su caja registradora cogió dos vales. – son pases para el cine, pueden ir a ver la película que gusten.

 

-muchas gracias ahjussi. – ella se inclinó a la vez que recibió dichos pases.

 

-gracias. – él también se inclinó ante el hombre de mayor edad.

 

-ya vayan, vayan que el tiempo es ingrato y vuela cuando estás con alguien preciado.

 

-sí.- asintieron ambos con sus rostros nuevamente enrojecidos.  

 

Fueron a un parque a sentarse en una de las pocas bancas existentes. Degustando el sabor exquisito del helado, que como dijo el vendedor daban ganas de comprar otra vez.  Pero resistieron eso y prefirieron iniciar una conversación.

 

-¿Cómo la estás pasando? – preguntaron a la vez. Se miraron sorprendidos y soltaron ligera sonrisas.

 

-primero tú por favor. – pidió Seung. Ella asintió y habló.

 

-la verdad estoy muy feliz de poder estar aquí, relajándome y distrayéndome, hace mucho tiempo que no salía un sábado. Sí que es agradable.

 

-a mí también me gusta estar aquí. Es un lugar acogedor. - hizo un pausa, para tomar valentía. Miró a los ojos a la joven sentada a su lado.-   Pero sobre todo… lo que más me gusta es… tu compañía.

 

-oh…- se sorprendió por lo directo que fue, pero como negar que esa personalidad era un punto a favor.  Cerró la boca y sonrió. – a mí también me gusta.

 

-que te parece si vamos a comer y luego al cine. –propuso.

 

-pero no conozco restaurantes.

 

-yo te llevo. – terminaron de comer sus helados. Cogió su mano y caminaron.

 

Fueron a una fonda donde una amable mujer los atendió y les dio una mesa para que se sentaran. Entre risas y juegos terminaron de almorzar y fueron al cine. Ambos escogieron la película. Una comedia.  

 

-ah~ - todo el público suspiró cuando los protagonistas se besaron en la boda.

 

-que romántico. – susurró ella.

 

Seung la miró discretamente. Choo Hee verdaderamente era hermosa. Una chica preciosa que había tenido el gusto de conocer. Dejándose llevar por sus emociones se acercó a ella. La besaría en la mejilla.  No obstante, ella sintió su cercanía y lo miró. Las puntas de sus narices chocaron. Se sonrojaron.  Seung quiso alejarse, pero la mano de ella en su barbilla lo paralizó, vio como sus pequeños ojos se cerraron, él igual. Cortaron la distancia. Sus labios se tocaron por primera vez. El estremecimiento los abordó. Movieron sus labios, encajando mejor sus bocas, pero cuando  el aire se acabó, se alejaron lento.

 

-gracias. – balbuceó ella. Él sonrió y volvió a besarla.

 

 

 

 

 

 

-¿Estás segura?

 

-sí… así no te olvidarás de mí. – sonrió y le dio un casto beso en los labios. – entremos.

 

Tomados de la mano  ingresaron al hotel y pidieron una habitación.

 

-hola – el hombre que atendía la saludó.

 

-hola – contestó. –queremos un cuarto.

 

-aquí  tienen. – Les dio una llave -¿Quién paga?

 

-yo – dijo Seung avergonzado. Sacó su billetera y le dio su número.

 

-pueden subir.

 

 

 

 

-¡Está es! – pronuncio al abrir la puerta.

 

Una habitación sencilla con una cama cubierta de sabanas blancas, un televisor pequeño, un teléfono alambico y un baño.  Los dos caminaron hasta el pie de la cama y se quedaron parados.

 

-Seung… - murmuró jugando con sus dedos.

 

-mm… - ni podía ni mirarla por la vergüenza.

 

-¿lo has hecho antes? –preguntó con timidez.

 

-ah  s…sí – tartamudeó. Lo había hecho UNA vez, contaba ¿no? - ¿y tú?

 

-ta…también –soltó el aire que retenía

 

 

Ya estaban en la habitación y habían pagado, tenían que usarla. Seung al ver que ninguno daba la iniciativa, decidió iniciar él. Con algo de brusquedad, por los nervios, la tomó del brazo y la pegó a su cuerpo. Ella lo miró sorprendida. Él le sonrió y la beso lentamente. Ella llevó sus brazos al cuello ajeno, mientras él las envolvió en su pequeña cintura. La  pasión aumentó la intensidad del beso. Cuidando de no lastimarla  la acostó sobre la cama. Las sabanas se arrugaron alrededor de la figura femenina. Ambos se alejaron para respirar y verse. Cuando él abrió los ojos casi sale corriendo. No entendía porque razón o motivo lo primero que vieron sus ojos fue el rostro de… JiYong. Volvió a cerrarlos y sacudió su cabeza.

 

 

-¿Qué sucede? –preguntó Choo Hee.

 

-n…nada. – despacio volvió a abrirlos. Sopló más calmado al verla, tan bonita que era.

 

-sigamos. – lo jaló del cuello de la camisa, besándolo.

 

 

 

 

 

-te extrañaré cuando te vayas -  pronuncio agotada. Descansaba su rostro sobre el pecho del pelinegro. Los dos  se abrazaban y eran cubiertos por una delgada sabana.

 

-yo te extrañaré aun más.

 

-no, yo más.

 

-yo

 

-yo

 

-yo

 

-ya está bien, tú me extrañarás más.

 

-¡oye! – le dio un ligero golpe en el pecho.

 

-jajaja… también te extrañaré. – depositó un beso sobre su cabello.

 

-¿te has dado cuenta que está lloviendo?…  escucha las gotas de lluvia caer. – guardaron silencio, logrando escuchar los golpeteos de las gotas cayendo sobre el piso y las plantas.

 

-no lo había notado.

 

-es que si estamos juntos lo demás no importa. – se acurrucó más cerca de él.

 

-Choo Hee.

 

-mmm

 

-¿tú conocías al chico de la recepción? – preguntó al recordar que éste la saludo como si la conociera.

 

-sí. Es porque cuando discuto con mis padres vengo aquí.

 

-¿te vas de tu casa?

 

-solo cuando se ponen muy pesados.

 

-¿no se molestarán si te quedas hasta más tarde? –ya eran más de la seis y estaba oscureciendo.

 

-creo que sí. Debo irme – sus mejillas se inflaron con gracia. Él las tomó  y la besó. - ¿Cuándo nos volveremos a ver?

 

-vendré antes de irme.

 

-ok,  ¿nos mensajearemos por face?

 

-si

 

-entonces ya me alisto. – se levantó, envuelta en una sabana. Compartiendo sonrisas cómplices con Seung. Recogió su ropa y se metió al baño. Se bañó y salió. – cuídate. – se acercó completamente vestida, y le dio un beso profundo. – adiós.

 

-adiós. – cuando ella salió de la habitación sonrió ampliamente. -¡Eres un campeón Seung hyun!

 

 

Con ese espectacular momento vivido salió del hostal. La lluvia se había convertido en una tormenta por lo que a prisa fue en busca del auto de la señora Su, al hallarlo manejó hacia el pueblito, al llegar la lluvia se detuvo.

 

 

-¡señora Su! – llamó desde la puerta de la casa, estaba entreabierta así que entró. -¡ya llegué! Estoy dejando sus llaves sobre la mesa-decía al no verla.

 

-¡déjalo nomas, estoy lavando! – dijo ella en voz alta.

 

-¡ok, hasta mañana!

 

-¡hasta mañana!… ¡duerme bien!

 

-¡sí! –sin esperar más se fue a su casa. Se dio un baño refrescante. Se puso su pijama y metió bajo las sabanas. – Me siento muerto – fue lo último que dijo antes de dormirse.

 

 

CONTINÚA…

 

Notas finales:

 

Ustedes que creen que sucederá. Seung se largó con ella… nada bueno augura esto, nenenene……… gracias por sus reviews.


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