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¿Brazaletes imantados? por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Hola, como están??

 

muchas gracias por sus reviews.

 

 

Yavieron que YG, por fin liberara el disco de taeyang??, al fin que mejor regalo de cumpleaños.. Feliz cumple Young Bae oppa :P

El cap es un poco corto, pero actualizaré, a leer…

 

 

 

 

-Ahh~~~ -bostezó perezosamente y rodó por la cama hasta quedar de cara contra la almohada.  Sonrió satisfecho al recordar lo que sucedió con Choo Hee. Estiró sus brazos y piernas, botando de paso las sabanas y almohadas. -¿Qué es esto? – frunció el ceño al ver una libreta donde había estado la almohada. La tomó. Al alzarla, un lapicero y una linternita cayeron. Abrió la cubierta y encontró un título. – ¿‘Diario De Aventuras’? – sonrió con burla. Pasó la primera  página en blanco y comenzó a leer.

 

Eran narraciones que su compañero había escrito sobre las labores  que cumplieron desde que llegaron al lugar. Aunque varias páginas estaban dedicadas a insultarlo. Como era de esperarse.  Siguió pasando páginas sin importancia hasta que llegó a una con dibujos. En una, estaba un chico con una sonrisa con la leyenda “Yo”, en otra un dinosaurio humano con la leyenda, “BinguTempo”. En otra, ambos con ovejitas, con una vaca, construyendo una casa mejor dicho con la casa ya concluida. Sonrió un poco conmovido, todos esos bosquejos eran recuerdos que JiYong tenía. Uno de los últimos escritos trataba sobre la presentación que la señora Su les había propuesto. Entretenido continuó husmeando, mas adelante las hojas tenían diseños de títulos como: “GD&Tempo”, “Lo mejor de Seúl” “Tempo in the house”, “El dúo rapero”,  “Class GD”, etc.  Todos eran nombres para la presentación.

 

-¿Quién es bingu ahora?  Jajajaja…- rió. No creyó que a JiYong le gustase escribir diarios como lo hacen las niñas. – Cuando te vea, me regocijaré  enano…  - poco a poco la risa se evaporó. -¡Demonios! Lo olvidé. – se puso de pie. -¿Cómo  no me acordé de él?… aish. –se sacudió la cabellera con la mano.  –tengo que ir a buscarlo… y yo que estaba de lo mejor aquí. – frunció sus labios.  Miró el reloj a su costado, marcaba las diez de la mañana. – tendré que pedirle su carro a la señora Su de nuevo, pero… ¿si me regaña y le dice a Yang?… Ay, ya veo que invento.

 

 

 

 

 

 

“Toc, Toc…Toc, Toc”

 

 

-¡Señora Su! – ya llevaba varios minutos tocando la puerta de la mujer, pero ésta no abría. Vio a una vecina pasar cerca  y le preguntó. –disculpe, ¿ha visto a la señora Su?

 

-sí, ella salió muy temprano. Dijo que volvería en la noche.

 

-¡¿En la noche?! –pegó un grito.

 

-sí,  joven.

 

-gracias… por su ayuda (?). 

 

-de nada. – ella continuó caminando.

 

-¿Tendré que caminar? – se preguntó desganado.

 

 

 

 

 

 

Cincuenta minutos después.

 

-¡Nunca más volveré a hacer esa travesía a pie! – se derrumbó en una banca del parque del pueblo. Un vendedor de gaseosas pasó por su cara, y la  sed lo obligó  a comprar. - ¡una gaseosa! – el hombre le entregó la botella y él le dio el dinero. –ah~… así estoy mejor.-cerró los ojos descansando. – ahora debo buscar un bus que me lleve. –Fue  a la parada de buses y tomó uno con dirección a la carretera.

 

-Parada 38 –avisó el chofer del bus, y Seung descendió.

 

-bueno, ya estoy aquí. –confiado caminó al abandonado lugar. La tierra por la que transitó el día anterior  era ahora barro.  –uhm… ya me imagino cómo estará. – dijo por lo bajo, sospechando que el menor debía estar lleno de suciedad.  Sonrió un poco. Eso le pasaba por malcriado, si fuese diferente ni siquiera lo hubiese dejado ahí. – serio Seung hyun, muestra tus dotes de actor. – se dijo a sí mismo. Posó su mano sobre la puerta de metal, y la empujó. – ¡¿A quién me encuentro en mitad del charco?!-  exclamó con una sonrisa de superioridad. Como supuso, el castaño estaba tirado de pecho  sobre el barro. Dio unos cuantos pasos, mientras se acercaba podía oír pequeños jadeos por parte del menor. – Me parece recordar que alguien dijo que no era un niño, pero miren que llora como uno, o más bien como un bebé. – se acuclilló delante de él. -¿Te gustó pasar el día fuera de casa? – preguntó sarcástico.

 

El castaño lentamente alzó su rostro. Cuando sus llorones y rojos ojos chocaron con los del mayor, los de éste se abrieron ampliamente. –su…uel…tá…me. – le rogó con una escasa y grave voz, impropia de él, sin dejar de gimotear; y con un claro sangrado proveniente de sus labios.

 

 

 

-mmh… - sentía su cuerpo levemente entumecido, pero al mismo tiempo sentía dolor. Costosamente logró abrir sus ojos. Al inicio creyó estar soñando, pero conforme pasaban los minutos, y el dolor focalizado aumentaba, se dio  cuenta que era real. -¡¡Seung!! –gritó adolorido. Buscó al pelinegro, pero no estaba.

 

El  brazalete lo estaba jalando con muchísima fuerza al punto de oprimir su muñeca. Como aquella vez cuando Seung se sumergió en el lago, pero ahora era mil veces peor. Su tobillo izquierdo le ardía. Como pudo buscó la manera  de ver porque el dolor. Se sorprendió al reconocer una cadena envuelta. Sacudió su extremidad tratando vanamente de aflojar el material.  Sólo se lastimó más.

 

-¡¡Seung hyun!! – clamó su nombre. Nunca había tenido tanto dolor. La desesperación comenzaba crecer en su pecho. No quería creer que lo había abandonado. Sin embargo, eso es lo que parecía. La impotencia de no poder liberarse terminó por derrotarlo, y rendido se echó a llorar. Esperando que alguien de buen corazón lo oyera y ayudara.  

 

Las horas pasaron y al igual que su fuerza la esperanza  desapareció al momento en que el cielo decidió darle un baño gratuito. Su cuerpo entero era mojado, y de vez en cuando se ahogaba por el charco que se formaba frente a su cara. La voz que había estado cuidando para poder presentarse cuando culminaran el centro del pueblo, estaba muy desgastada y lastimada por sus gritos. Había querido evitar el lastimar su garganta mordiendo sus labios, para callarse, pero la magnitud de su sufrimiento causó que se lastimara los labios provocando que estos comiencen a sangrar.

 

- ¡aah~~! – comenzó a chillar nuevamente al sentir que era jalado con más potencia. - ¡AAh~~!- con su mano libre trató de contener el brazalete que quería irse a toda costa sin importar que podría arrancarle la mano. Su pie izquierdo estaba en las mismas condiciones. Los huesos de su pierna parecían estar a punto de desgarrarse por tal estiramiento que sufrían.

 

Ya no sabía qué hacer. Resignadamente, pero con la voz sin apagar ni por un segundo, siguió gritando desesperadamente hasta que el sol se puso en mitad del cielo, marcando así el mediodía, y con ello el alivio fue llegando. Como creyó, era porque su compañero había vuelto, y el brazalete junto a él.  

 

 

 

CONTINÚA…

 

Notas finales:

 

Pobre mi yongie, ahora está muy adolorido por haber sufrido los maltratos del brazalete, pobechito. :(


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