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¿Brazaletes imantados? por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Hi, he vuelto después de dos semanas o un poco mas creo J

 

Es que tenía  muchas cosas, aun las tengo pero preferí escribir.

 

Ya salió el disco de Tae!!!!RISE!!! Escúchenlo, yo solo he oído una canción la del MV, y es hermosa, estoy como loca oyéndola, pero ustedes si óiganlo todo, bueno a leer…

 

-Ji… - lo llamó con incredulidad.

 

-me du…ele –murmuró, volviendo a agachar la cabeza y apoyándola sobre su mano libre, mientras la otra estaba cubierta de barro húmedo.

 

-yo  lo… lo lamento.

 

-suéltame. – volvió a murmurar.

 

-sí, sí – rápidamente rodeó el cuerpo del menor y se agachó a la altura del pie. Su boca se abrió de sorpresa y ahogó un jadeo de alarma cuando sus  ojos vieron la enorme mancha morada alrededor  del tobillo y pantorrilla. Con cuidado posó sus manos sobre la  pierna izquierda ganándose un quejido. Tomó con sus dedos la cadena  y la jaló un poco, tan sólo deslizándola unos centímetros.  Metió las manos a los bolsillos, maldiciéndose al recordar que Choo Hee en ningún momento le entregó las llaves del candado. ¿Qué hago?, pensó. Empezó a descalzar el pie atado, y trató de hacer pasar la cadena por éste, pero simplemente no se podía.

 

-¿Qué pasa? – susurró despacio, sin fuerzas en el cuerpo.

 

-no… no puedo soltarte. - dijo con culpa.

 

-¿Por qu…ué? – la voz se le quebró.

 

-iré a buscar a Choo Hee y volveré pronto.

 

-no te vayas. – sollozó.

 

-espérame un poco más, volveré. – a toda prisa partió haciendo caso omiso a los llamados y quejidos que JiYong emitía, pensando que ahora sí lo iba a abandonar.

 

 

 

 

 

 

Después de coger un bus, con lo último que le quedaba de dinero, llegó al pueblo. Corrió hasta donde trabajaba la joven  y preguntó por ella. El dueño le dio la dirección de su casa y emprendió el camino hacia allá. Preguntando y preguntando, gracias a la ayuda de la gente encontró la vivienda. Era una casa de material noble de tres pisos. Exhaló y tocó el timbre.

 

 

-¿sí? – un señor apareció tras abrirse  la puerta. Seguramente era el padre de Choo Hee.

 

-ahm… buenas, ¿se encuentra Choo Hee? – preguntó tratando de mantener la calma.

 

-¿Choo Hee? – lo miró de arriba-abajo. - ¿Quién eres? ¿Por qué buscas a mi hija? – Acertó, era su padre.

 

-necesito hablar con ella.

 

-¿Eres su amigo?

 

-bueno, - desvió la mirada. No es que sean exactamente amigos luego de acostarse, pero no le podía decir eso al hombre frente a él. – sí.  

 

-um… -  lo miró con sospecha, pero finalmente dijo las palabras que deseaba oír. – iré a buscarla, pasa.  – abrió la puerta dejándolo entrar y lo guió a la sala. – espera aquí ya vuelvo. -Se sentó en un mueble,  y escuchó como el señor llamaba a su hija.

 

-¿Quién  me busca? – con voz cantarina apareció. Su bello rostro palideció al verlo. Él se paró rápidamente. – Se…ung, ¿Qué… qué haces aquí?  - preguntó nerviosa.

 

-Choo Hee necesito que… - una voz que no conocía lo interrumpió.

 

-¡Mi amor! ¿Dónde estás? – un joven apareció por la sala, y los miró a ambos sin dejar de caminar. Ella se estremeció cuando éste pasó sus manos por su cintura y la abrazó. - ¿Quién eres? -  le preguntó a la visita.

 

Seung hyun miró anonadado como el chico colocó sus  brazos alrededor de ella y sin ningún tipo de vergüenza  besó su cuello.

 

-¿No piensas responder? -   le cuestionó con una sonrisa de lado al verlo mudo.  

 

Las manos del pelinegro se cerraron en puños, y su rostro se endureció.  – yo debería preguntar quién eres. -  clavó sus ojos en Choo Hee, escrutándola. Ésta pareció asustada y bajó la cabeza, pero segundos después la alzó con una expresión soberbia.

 

-Es mi novio. – soltó frescamente.

 

-¿él es? – el joven atrás de ella, preguntó curioso.

 

-sí. –sonrió con satisfacción.

 

-¡¿Tú qué?! – la ira empezó a llenar su pecho, y tuvo que cerrarlos para controlarse.

 

-Mi novio, Seung hyun, mi novio. -  repitió para que le quedara claro.

 

-¡¿AYER TE ACOSTASTE CONMIGO Y AHORA ME DICES QUE TIENES NOVIO?! – su potente voz hizo retumbar la sala.

 

-No le grites. – el otro muchacho se colocó delante de ella.

 

-¿no escuchaste lo que dije? – se acercó unos pasos. – ella te engañó conmigo.

 

-no lo hizo. 

 

Las frentes  de ambos estaban juntas y sus ojos no dejaban de verse con ira. Choo Hee sopló aburrida de verlos discutir, tomó un respiro y decidió hablar.

 

-quieres explicaciones te las doy. – colocó su mano en el brazo del chico y lo apartó de Seung. – Seo Joon y yo tenemos una relación abierta, y lo de ayer fue… sólo un encuentro fugaz. – sonrió con sorna.

 

-¿encuentro fugaz?… ¡¿Te volviste loca?! – gritó incrédulo.

 

-¡Pues yo puedo ser tan loca como me plazca, y ya lárgate de mi casa! – contestó en un grito.   

 

-¿Qué son todos esos gritos? – la voz madura del adulto apareció en la sala.

 

-papá, ese idiota no quiere irse, no sé que hace aquí.

 

-ese es tu verdadero rostro – bufó. – me equivoqué al creer que eras diferente. JiYong tenía razón, debí escucharlo.

 

-pues sí. El odioso ese tenía razón, únicamente tú eres tan tonto para creer en excusas.

 

-¡Choo Hee! ¿No me digas que has empezado otra vez con eso? – el señor la tomó del brazo, zarandeándola.

 

-¡Lo que yo haga no te incumbe! – se zafó.

 

-¡Claro que me incumbe! ¡Soy tu padre, por Dios!

 

-¡Deja de fastidiarme!

 

-¿Ahora preocuparme por ti es fastidiarte? Si eso crees entonces mañana mismo te meto a un internado… ¿Eso quieres? –  habló muy enojado. Ella  se mordió la lengua para no  contestarle.  -¿Y tú qué quieres con mi hija? – le cuestionó a Seung.

 

-ella ya no me importa. – su voz mostró desprecio por la joven. – mi única intención al venir era que me entregara la  llave del candado.

 

-¿llave? ¿Candado?

 

-¡Es cierto!  ¿Te olvidaste de él? … que gracioso jajajaja – ella comenzó a carcajearse.

 

-¡No te burles! Él está malherido por tu culpa.

 

-¿Mi culpa? ¡Tú estuviste de acuerdo en encerrarlo!

 

-porque ya lo habías dopado.

 

-¡basta! – los calló a ambos. - ¿Qué cosa han hecho? ¿Quién es ese encerrado y dopado? – el hombre estaba confundido de escuchar esas palabras, pero ninguno de los implicados dijo nada. - ¡hablen ya!

 

 

 

 

 

-No lo puedo creer… no lo puedo creer, simplemente no puedo. – repetía una y otra vez el padre de Choo Hee, después de haber escuchado lo sucedido el día anterior, claro que omitiendo varios puntos. -¿Cómo estará ese muchacho? – negó  con la cabeza, y sus manos presionaron el timón de su carro. - ¿Cómo pudieron actuar de esa manera?

 

-aish ni que fuera gran cosa. – dijo ella desde el asiento copiloto.

 

-mejor cállate. – la riñó. -¿Por qué nunca piensas lo que haces?… te lo digo por tu bien.

 

-¡papá, ya!

 

-está bien, después hablaré contigo. – exhaló. -  ahora saquemos a ese chico. – estacionó su carro en el lugar que le indicó su hija. - ¿Dónde estamos? – preguntó al descender.

 

-¿No conoce este lugar?  - preguntó Seung, que bajó de los asientos traseros.

 

-No. 

 

La  respuesta dada  lo desconcertó y miró con enojo a la joven que contenía una sonrisa. Le había visto la cara de estúpido.

 

-entremos ya. – ella dirigió a  los dos hombres por el sitio abandonado. Cuando estuvieron próximos, ella se detuvo. – yo me quedaré aquí, sáquenlo ustedes, yo no quiero.

 

-vamos. – el mayor no se detuvo, pero Seung, sí.

 

-Sólo  porque eres mujer no te golpeo,  pero de verdad que te lo mereces. – le dijo en voz baja cuando se acercó a ella. Ésta rió.

 

-¿Tanto te disgustó que no sea una chica buena?

 

-sí me disgustó, pero ya no. Ahora sólo me das pena. – y sin nada más que decirle, fue a buscar a su compañero. Al entrar al almacén, vio a JiYong llorando  descontroladamente y al padre de Choo Hee  quitando el candado  y las cadenas con rapidez. -Ji,  no llores. Ya estás suelto y nos podremos ir.  – le dijo agachándose. Pudo apreciar la mano derecha estirada con la cadena alredor y una inflamación notable. Apartó el  flequillo que caía en la cara del menor, y notó que tenía calentura. –estás con fiebre. – afirmó  sorprendido.

 

-tenemos que llevarlo al hospital. – dijo el señor. – creo que se ha roto un hueso del pie.

 

Seung  quedó boquiabierto  por lo dicho. Sus ojos buscaron el pie descalzo del menor, estaba hinchado, morado y  tenía una posición que un pie cualquiera no podía formar  por mas elástico que fuera.  

 

-muchacho, ayúdame a cargarlo.  – el hombre lo despabiló.

 

Con cuidado levantaron a JiYong que no paraba de gritar por el dolor, el señor lo cargó en sus brazos ensuciándose con la ropa húmeda y llena de barro. Salieron del compartimento encontrándose con una asustada Choo Hee, por los gritos del menor.  Ella observó atónita el pie colgante de Ji..

 

-¡Choo Hee apúrate debemos ir al hospital! – le gritó su padre, ésta  asintió sin negarse. – tú irás atrás con él, yo conduciré. – le dijo a Seung.

 

-sí.  – abrió la puerta trasera del carro y se subió para poder recibir a JiYong que iría recostado. Choo Hee subió en el asiento copiloto, y su padre al del conductor.   El carro prácticamente voló hasta el hospital y fueron a Urgencia, donde los recibieron de inmediato.- yo debo entrar con él. – le dijo a un enfermero.

 

-sólo los pacientes pueden ingresar. –  respondió.

 

-¡aahh! – gritaba el menor que ya estaba en la camilla.

 

-no podemos separarnos. No los interrumpiré, de verdad. – rogó. El enfermero lo miró y luego al paciente.

 

-está bien, entremos.

 

 

Dentro de la sala de Urgencias, JiYong fue administrado con un antiinflamatorio para bajarle la hinchazón y la fiebre y un analgésico para el dolor, envolvieron una venda alredor de su pie y lo ubicaron sobre una almohada para que se mantuviera elevado, procedieron a desvestirlo  para colocarle una bata blanca y limpia, y le pusieron dos compresas de hielo y paños entre éstas y la piel, una en la muñeca y la otra en el tobillo, para ayudar disminuir con mayor rapidez la inflamación.  El médico pidió que se realizaran dos radiografías para descartar una fractura al hueso, que fueron cubiertas por el padre de Choo Hee. Después de una hora el médico  los hizo pasar tanto al padre como la hija a la habitación donde reposaba el menor dormido, acompañado de Seung que estaba sentado en una silla cerca de la camilla.

 

 -el joven ha sufrido  una distención muscular en la muñeca y sólo necesita no moverla por dos semanas, y  tiene un esguince en el tobillo es de tercer grado y el más grave. Los ligamentos se han roto, pero milagrosamente no ha comprometido la parte ósea  por lo que no se requerirá de una cirugía, además de una gripe por la ropa mojada. Sin embargo, lo más importante es que debe estar en reposo por un espacio de dos meses en promedio.

 

-¡¿Qué?! – preguntaron los tres al mismo tiempo.

 

-él no puede forzarse a caminar porque va empeorar el esguince y lo complicará. Una enfermera va a enyesar su tobillo y debe tenerlo así por  45 días, luego se lo retirará y  usará un vendaje, después comenzará con la rehabilitación.

 

-su madre me va a matar. – se lamentó Seung, enterrando la cara en la colcha que cubría a su compañero.

 

-¿Dónde están sus padres? – preguntó el traumatólogo.

 

-en Yongsan-gu. Nosotros sólo vinimos por dos semanas.  – respondió.

 

-deben informarles para que se  lo lleven.

 

-sí, doctor.

 

-Iré a atender a otros pacientes, con su permiso. – se retiró.

 

-miren lo que han provocado, ahora  no puede caminar. ¿Cómo  irán a reaccionar sus padres?  - el adulto los reprendió a ambos.- ¿Ves lo que pasa por hacer estupideces? – se dirigió a su hija que sólo desvió la mirada hacia otro lado, dándose cuenta de lo lejos que había llegado. -  llama a sus padres para que puedan recogerlo. – le dijo a Seung, éste asintió.

 

-oh… pero no tengo dinero. – recordó.

 

-usa mi teléfono. – murmuró Choo Hee y le extendió el aparato. Él la miró, pero ella no.  Dejó de pensar en  los recientes descubrimientos y tomó el teléfono para marcar a la casa  de JiYong, rogando para no ser degollado por la madre y padre de éste.

 

 

 

 

 

 

-¡Oh mi bebé! – la voz de la madre de JiYong acaparó la habitación.

 

Ella entró presurosa y con los ojos cristalizados al ver a su único hijo postrado en la camilla. Tras ella entraron el padre del menor, el doctor y el presidente de la empresa a la que pertenecían, el jefe Yang.  Cuando los padres recibieron la llamada de Seung se alteraron demasiado y llamaron al presidente de la compañía exigiéndole explicaciones, y por supuesto que trajera a su hijo de regreso a casa. Yang, quien no estaba informado de nada, se sorprendió  demasiado. Salió de su hogar y fue a ver a los kwon, tomaron la decisión de ir, y él como organizador del viaje de los chicos propuso usar su helicóptero privado por lo que en menos de una hora llegaron al pueblo.  

 

-mi niño hermoso. – la mujer sollozaba sin poder contenerse, cuidadosamente abrazó a su hijo que continuaba dormido por el agotamiento. - ¿Qué te pasó chiquito?  - el doctor y el esposo fueron a su lado.

 

-Seung hyun, ven conmigo. – dijo Yang, con un rostro impávido. El pelinegro se estremeció por  el tono que usó para hablarle, aun así, sin titubeos asintió.

 

-¡oh!… - cuando iba a empezar a caminar se detuvo. Los presentes lo miraron esperando que diga algo. – no puedo irme… el brazalete. –alzó su mano izquierda y mostró la dichosa joya.

 

Yang sacó de su bolsillo un pequeño  control y pulsó el botón rojo que éste poseía. El brazalete de Seung se expandió a su tamaño real, y él se lo pudo sacar. Lo mismo ocurrió con la de JiYong, esto provocó que la venda que envolvía su muñeca se  soltara.  El médico al darse cuenta desató la venda y retiró el objeto, notando con más claridad la marca morada que había dejado. Con un pequeño algodón bañado en alcohol desinfectó la zona y volvió a cubrirla.

 

-¿Qué tiene nuestro hijo, doctor? – preguntó el señor kwon, con una expresión angustiada.

 

-vengan conmigo por favor. – les pidió a los padres, ellos lo siguieron y salieron de la habitación.

 

-Seung hyun ahora sí, ven conmigo. – volvió a hablar Yang, saliendo.

 

-sí.- echó un vistazo a su muñeca, ésta ya no tenía el brazalete.

 

Miró a JiYong y una sensación de desprendimiento lo llenó. Ya no volverían a tener que estar juntos; pasar  los  días, tardes y noches sin poder despegarse, ya no tendrían que comer juntos, ni dormir juntos, ya no más. Sus ojos se desviaron a la mesa al lado de la camilla. Ahí estaba el brazalete de JiYong, soltó un suspiro profundo y dejó el suyo  junto al otro, para después salir. Afuera vio a Yang conversando con el padre de Choo Hee, él creyó que ya se había retirado, al parecer sólo ella se había ido, huyendo como una cobarde.

 

-señor Yang. – lo llamó, y éste volteó.

 

-¿Es cierto que dejaste a JiYong en un lugar abandonado para salir con la hija del señor? – fue lo primero que le preguntó. Tenía el ceño fruncido y el rostro tenso. Estaba muy molesto.   

 

-ah… - el aire escapó de sus pulmones en un primer momento, pero segundos después volvió.  – algo así, pero… –intentó aclarar cómo fueron las cosas en realidad, porque como lo dijo sonaba muy cruel.

 

-nada de peros,  ¿Sí o no, Seung hyun? – preguntó tajante.

 

-sí. – se mordió el labio inferior y bajó la mirada.

 

-mi hija también participó en esto, yo lamento mucho lo sucedido. – dijo el hombre sumamente avergonzado.

 

-lo sé, pero  él como mayor debía cuidarlo y no lo hizo, es su responsabilidad. – aunque estaba siendo severo, era por el bien de Seung, sólo de esa manera no volvería a cometer los mismos actos.

 

-¡Seung! – otra voz femenina se hizo presente. El nombrado levantó la mirada encontrándose a la señora Su. – señor Yang, ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué tiene JiYong? – respiraba agitada y preocupada. Yang le explicó lo sucedido y ella sólo puso reñirse a sí misma.

 

-es mi culpa, no  los cuidé bien. – se sentía culpable de lo ocurrido.

 

-no es culpa suya, yo también me equivoqué al dejar a dos adolescentes rebeldes bajo su cuidado.  No siempre puede estar pendiente de ellos. – reflexionó.

 

-pero, ¿Y cómo está el pequeño? – lo miró con la esperanza de que no fuera nada grave, pero el llanto desbordante una mujer, la madre del menor, que salía de una oficina abrazada de su esposo la alarmó. Los hombres que estaban con ella miraron a la pareja con pena, por lo que entendió que sí eran los padres de Ji.

 

-Mi pobre JiYong no puede caminar~ - sollozó dramáticamente la señora kwon.

 

-sólo será por un tiempo, después volverá a ser el mismo de antes. -  la consolaba su pareja.

 

-no debimos dejarlo venir, él no quería~

 

-todo sucede por algo, tranquila. No quieres que JiYong te escuche llorar ¿Verdad? Sabes que no le gusta verte triste.

 

-pero cómo voy a estar si nuestro hijo está mal.

 

-sé fuerte, llevémoslo a casa y cuidémoslo. – le sonrió con amor. Ella sorbió su nariz, y asintió conteniendo su llanto. Ambos entraron en la habitación, y encontraron a su hijo despertándose.

 

-¡cariño! – saltó hasta él y le acarició los cabellos, esperando que abra sus ojos por completo y la vea.

 

-¿m…ma…má? -  pronunció con duda al no verla bien, y además con un enronquecimiento en la voz que sorprendió a sus progenitores. 

 

-sí, corazón, mamá está aquí. – cogió su mano sana y  la cubrió con las suyas, ignorando por mientras el tono de voz de su hijo.

 

-qui…uiero ir a… casa. -  le costaba mucho hablar, la garganta le ardía con cada palabra dicha.

 

-iremos a casa mi vida. Tu papá y yo te llevaremos y estaremos juntos otra vez.  – con una mano cogió la de su esposo y la llevó  a la de su hijo, los tres se sonrieron nostálgicos, pero felices porque se volvían a encontrar. 

 

CONTINÚA… 

Notas finales:

Gracias por sus comentarios y bueno ya se soltaron los brazaletes, ya no van a estar juntos, que pasará ahora??? Alguien lo sabe jeje, esperaré a ver qué opinan, para EDNEE lamento la tardanza pero haré el cap lo más pronto que pueda.


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