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¿Brazaletes imantados? por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Hola, aqui les traigo un nuevo cap jeje estoy avanzando para ponerme al dia con todos.

Espero les guste y el tituto es muuuuuuuuuy explicativo :P

Graias por sus amables comentarios enserio las extrañaba.

*Para quienes no lo han notado, ya actualicé El dolor nunca es eterno el día de ayer, pasen si gustan leerlo.*
A leer...

-quédate ahí, te traeré hielo. – dijo Seung mientras desaparecía de la sala para irse a la cocina.

 

Cuando entró al cuarto de cocina, cerró la puerta tras de él y se recostó en ella. Llevó una mano a su pecho, sintiendo su corazón latir apresurado. Todo el camino hasta su casa fue un verdadero martirio. Iniciando desde que vio al menor caminar con dificultad, arrastrando su pie.  La culpa que sintió por haberlo dejado solo lo obligó a reivindicarse y hacer el ridículo cargándolo  desde el parque. Tener la respiración del castaño sobre la piel de su cuello fue una sensación tan extraña  que  le provocó estremecimientos en todo el cuerpo. Además, aquellos delgados brazos que se aferraron a su cuello hasta hace poco, se sentía tan bien tenerlos envueltos de esa manera. Los pequeños roces de  sus mejillas o el contacto de aquellos cabellos con su rostro. Esas cosas sólo se debían hacer con  la persona que querías, y aunque le costara admitirlo, ansiaba repetir esa experiencia con el mismo muchacho.

 

-ya basta Seung. Debemos calmarnos.- se dijo a sí mismo en voz baja mientras se daba leves golpes en el rostro. Caminó hacia la refrigeradora, con una toalla sacó varios cubos de hielo y los envolvió. – actúa normal, actúa normal. – respiró y  salió  con su rostro frio y serio. –Ten – dijo extendiendo la toalla con hielo al menor.

 

-¿no me vas a ayudar? – preguntó Ji Yong. Seung levantó una ceja, indicándole que tomara la toalla. –ya, ya… gracias. –  contestó recibiendo lo ofrecido.

 

Mientras el mayor había estado en la cocina, él había aprovechado para quitarse los zapatos junto a las medias, y extender sus piernas  sobre el sillón. Suavemente apoyó la toalla sobre su tobillo, haciendo pequeñas muecas por el dolor y el frio. El pelinegro fue al mueble de al frente y se puso a mirar al menor, quien al sentirse observado se puso nervioso.

 

-¿Por qué me miras así?- preguntó sin levantar la vista de su pie.

 

-¿Así cómo?- contestó rápidamente.

 

-pues… así, así como si esperaras que dijera algo.

 

-tienes razón –el castaño miró levemente al otro. –quiero saber ¿Por qué me estabas siguiendo?

 

-por nada. – susurró vagamente, frotando su pie.

 

-la verdad.-advirtió.

 

-¡Hazte cargo de mí!-exclamó, comenzando a sonrojarse. – tú causaste que terminara lastimado, así que tienes que cuidarme hasta que me recupere. Y no aceptaré un no, es tu obligación.- dijo sin titubear.

 

-¿y quién me va a obligar? ¿Tú? –sonrió de lado.

 

-¿Por qué debes preguntar tanto? Solo acepta y ya. – habló indignado, además  no tenía  respuestas para cada pregunta.

 

-¿Por qué quieres que te cuide? Tu madre te atiende bastante bien.

 

-ella ha estado ocupada últimamente, además ya debe volver al trabajo y yo aún necesito ayuda.

 

-eres un caprichoso-  el menor abrió la boca para responder, pero fue callado rápidamente. – aun así, reconozco tu valentía para venir y pedírmelo, así que…

 

-¿Qué? – preguntó ansioso.

 

-cuidaré de ti. –sonrió al ver los ojos del castaño brillar. – pareces emocionado.

 

-estoy satisfecho. – sonrió abiertamente y continuó frotando su pie.  

 

El mayor lo observó por unos minutos y se marchó a la cocina. En un bol colocó un racimo de uvas y volvió a la sala. Se sentó a un lado del menor quien sin decir nada recostó la cabeza sobre sus piernas.  Seung tomó el control y lo dejó en un canal de noticias.

 

-dame de comer. – exigió Ji Yong. Tenía la boca abierta y los ojos cerrados, esperando ser atendido.

 

-si tienes hambre, mueve tu mano. – contestó sin prestarle mucha atención.

 

-¡Dijiste que me cuidarías! – refunfuñó cruzando los brazos.

 

-exacto, cuidarte. No dije que sería tu esclavo o algo así.

 

-eres un tramposo, siempre hayas la forma de no hacerme caso. Deberías ser más consiente que cuando te comprom…mhn – fue callado por cinco uvas que fueron metidas a su boca  toscamente.

 

-un poco de silencio.  Siempre tienes que hablar tanto.  – exhaló mirando la tele.

 

Ji Yong sonrió masticando las uvas, al fin y al cabo logró su cometido. Cuando no quedó rastro de fruta en su boca volvió a abrirla y la apuntó con su dedo. Seung Hyun rodó los ojos y  dejó una nueva uva en la cavidad del menor.

 

“En las noticias del espectáculo tenemos algo bastante bueno para los jóvenes  que sueñan con ser grandes artistas. El día de ayer la exitosísima empresa YG Entertaiment difundió el video profesional protagonizado por los traineers de la empresa.

Como sabemos la semana pasada hubo un concurso de talentos donde participaron cientos de jóvenes de distintas productoras. Todos con un gran talento cabe recalcar, pero los chicos de YG resaltaron enormemente por ello fueron los ganadores y obtuvieron el derecho de grabar un video musical  con el respaldo de Universal Music. Tanto la letra de la canción como la coreografía fueron hechas por ellos mismos. 

El video ya bordea las cincuenta mil visitas, ha sido acogido con mucho éxito. Con esta gran noticia para estos chicos que aún continúan cultivando sus talentos, los dejamos con una parte de esta canción que al parecer se convertirá en el hit del verano. ”

 

-¡Ah!  ¡¿Por qué no me contaste nada acerca de ese concurso?! – preguntó el castaño, alejándose de las comodísimas piernas de su cuidador. Lo miró con la frente arrugada y los labios fruncidos. – siempre eres tan egoísta cuando se trata de la competencia. No, me corrijo. Eres egoísta en todos los aspectos. En cada uno de ellos eres así. Malo, ¡malo! ¡ma…mhn! – nuevamente su boca fue llenada por varias uvas que se le atoraron en la garganta. –cof…cof… ¡deja de hacer eso!

 

-¡cállate enano! – bramó el pelinegro. Mantenía la mirada puesta en el televisor, que reproducía el video musical de sus compañeros.  El chico a su costado logró ver como las venas resaltaban por las sienes de su cabeza y como su rostro comenzaba a tornarse rojo. Esos ojos negros destellaron IRA pura.

 

-¿Se…ung? – preguntó temeroso. No entendía nada. ¿Por qué razón el pelinegro lucía tan molesto? El molesto debería ser él, por ser excluido de algo tan importante. Aun así, su preocupación  aumentó al ver la tensa mandíbula del mayor, ésta temblaba como si tuviera vida propia. Algo, definitivamente, andaba muy mal. Había gato encerrado o un león enjaulado. -¿Qué pasa? – se atrevió a cuestionar, pero se arrepintió cuando Seung Hyun volteó a verlo con un rostro nunca antes visto. Tragó duramente. Sintió que se hacía pequeño en ese sillón. El rostro del mayor parecía el del mismo demonio. No quería ni moverse porque estaba seguro que si lo hacía, Seung se aventaría contra él y lo haría pedacitos. Tal estaba exagerando… tal vez no.

 

-Grrr… -gruñó Seung Hyun.

 

Todos los vellos del cuerpo de Ji Yong se levantaron. Si estos hubiesen sido más largos luciría como un gato erizado. Cerró los ojos temiendo lo peor, pero lo único que sintió fue que el peso a su lado desaparecía. Lentamente abrió uno de sus ojos notando que el otro ya no estaba ahí.  El alivio volvió a su cuerpo.  Respiró con tranquilidad.

 

-¡AAAAAAAHHHHHHHH!- un gritó ronco proveniente del segundo piso volvió a ponerlo en alerta.

 

-ay Dios, sálvame de este monstruo. – realizó una pequeña plegaria con los ojos cerrados. Ya no estaba tan seguro de querer quedarse en esa casa, prefería ir a la suya y resguardarse bajos los brazos de su mami. – creo que mejor me voy. – cogió sus medias y comenzó a prepararse, no quería morir tan joven y sin haber cumplido sus sueños.

 

 

Arriba en la habitación, el pelinegro daba vueltas en círculos como un lobo voraz. Su pecho, subía y bajaba agitadamente. El móvil en su mano estaba a nada de resquebrajarse por la fuerza. No obstante, una voz se escuchó del otro lado de la línea.

 

-Seung Hyun, ¿Qué necesitas? – preguntó su profesor de canto, a quien había llamado.

 

-¡Exijo una explicación! ¡¿Por qué no fui incluido en el concurso de la semana pasada?!- reclamó  furioso. Su respiración se lograba escuchar hasta del otro lado.

 

-no te permito que me hables así. Cuando te halles calmado conversaremos. – cortó.

 

-¡Maldito anciano! – tiró su teléfono sobre el colchón. Exhaló con fuerza y volvió a tomar el aparato  para marcar. – Profesor –lo llamó cuando éste contestó.

 

-¿sí? – preguntó como si no hubiese ocurrido nada.

 

-yo estaba muy tranquilo viendo la televisión cuando de repente apareció en las noticias un informe indicando que mis compañeros realizaron un video musical con el respaldo de una productora muy reconocida. Dijeron que fueron los ganadores de un concurso donde participaron cientos de chicos.

 

-veo que ya te enteraste. – Su voz cantarina enfureció al pelinegro, pero se contuvo.- todo lo que dices es cierto, ellos fueron los ganadores del concurso.

 

-¿Y porque nadie me dijo nada del dichoso concurso?

 

-Nadie lo sabía. Yo les dije que vinieran y tú  me dejaste muy en claro que  no querías ir. Tampoco te vamos a rogar.

 

-¿Cuándo he dicho que no quería ir? Era una excelente oportunidad para demostrar todo lo que sé. Lo que dice no tiene ningún sentido.

 

-lo mismo pensé cuando oí tu respuesta, pero no sé qué  pasó ese día.

 

-¿de cuando me está hablando?  -estaba intentando hacer memoria.

 

-del jueves o viernes pasado. Yo te llamé porque te estábamos esperando, pero me gritaste. Supongo que algo te habrá molestado aunque no es ninguna excusa.

 

-jueves… - hizo memoria y recordó que ese día había ido a casa de Ji Yong y terminaron peleando.

 

-nosotros tenemos un gran aprecio por ti, pero no podemos cambiar tu personalidad. Te lo digo en serio, con esa actitud tan déspota no vas  a llegar a ningún lado. Es mejor que te des cuenta de las cosas que haces desde ahora porque nadie te va a regalar nada. Todo cuesta y aunque no lo creas, así seas el mejor rapero del mundo entero nadie te respetará ni verá tu talento si no  cambias. Todo está en ti Seung Hyun, espero reflexiones. Adiós.

 

-ya sé quién fue el culpable. – dejó caer el teléfono de sus manos.

 

Sus ideas se aclararon como el agua cristalina de los manantiales.  Si ese día no hubiese discutido con Ji Yong, él no hubiera respondido de esa forma al profesor y éste de seguro le habría contado a donde iban, y de seguro que habría estado con sus demás compañeros y habrían ganado todos juntos el concurso. Él hubiese sido la estrella, el centro de atención. Pero todo se fue al basurero  por culpa  de ese. Volteó su rostro hacia la puerta de su habitación. De un rápido movimiento salió del cuarto y corrió por las escaleras hasta la sala. Su amargura incrementó al ver como  el menor tenía la mochila en la mano y estaba a pocos pasos de la salida de su casa.

 

Escapa”, pensó.

 

De un gran salto, llegó hasta el menor. Lo cogió del brazo  y  lo jaló, provocando que retrocediera en un solo movimiento.  Su mano derecha reaccionó sola y se estrelló contra el rostro ajeno, causando su caída.

 

-¡¡AAUUU!! – se quejó el castaño tomando con una mano su rostro y con la otra su  tobillo.

 

-¡tú tienes la culpa! – lo apuntó Seung. 

 

Ji Yong elevó su mirada asustada. El pelinegro lo veía con odio. Tenía mucho miedo y estaba adolorido. No supo ni cuando, pero oyó sollozos que salían de su propio cuerpo. Además su rostro se sentía húmedo debido a las lágrimas que caían de sus ojos.

 

-¿Por qué tuviste que hacerme enojar ese día? Justo ese día. – ante el silencio del menor se acercó presuroso. Ji retrocedió lo poco que pudo  antes de ser tomado por el cuello de su camisa escolar. –dime algo, respóndeme imbécil. – lo zarandeó.

 

-no sé if… de qué hablas. – respondió en un sollozo. Cerró los ojos soltando más lágrimas y su llanto se volvió ruidoso.  La mano que cubría parte de su rostro se tiñó de un líquido rojo que comenzaba a gotear.  Sintió que su prenda fue soltada y luego escuchó los pasos de su compañero alejándose. Estaba arrinconado como un cachorro abandonado, tan atemorizado que no podía ni moverse solo llorar.

 

-lo lamento. – dijo Seung Hyun al volver.  Estaba de rodillas frente a Ji Yong. En su mano tenía varias hojas de papel toalla, que colocó en el rostro del menor después de alejar la mano de éste.  El papel no tardó en mojarse.  –echa tu cabeza para atrás. – sin objetar fue obedecido. Dobló el conjunto de papeles y lo apoyó en la pequeña nariz.  El sangrado estaba parando al igual que el llanto aunque las lágrimas seguían cayendo. – en verdad lo siento. Mi impulso me hizo reaccionar de esa forma. No debí golpearte. – retiró el papel ensangrentado y sacó un pedazo de algodón y lo humedeció en alcohol. –Sostenlo – guió la mano de Ji hasta el algodón y la dejó ahí.

 

-¿Por qué me pegaste? – cuestionó con la voz gangosa.

 

-por idiota. – tomó entre sus brazos al castaño, alzándolo en peso. Lo depositó en el sillón donde  minutos atrás habían estado sentados. Fue a los pies de Ji Yong y le quitó los zapatos. Su pie nuevamente se había inflamado. Rápidamente fue a la cocina y sacó un paquete embolsado  de alverjas que su mama compraba siempre y la puso contra la piel blanca.

 

-¡quema! – se quejó Ji Yong, apartando su pie.

 

Seung pensó un momento y vio sobre la mesa de su sala, la toalla que le había dado antes. Colocó la toalla para cubrir la piel del menor y encima puso el paquete helado. Volvió a acercarse a la cabecera y observó el rostro lastimado. Cuando vio la sangre correr del rostro de su compañero  se dio cuenta de su error. Ji Yong no estaba ni enterado de la reunión que habían programado  en la YG ese día, únicamente se defendió de su ataque salvaje.

Su mano se movió por los cabellos castaños. Los acarició con suavidad. Los ojos castaños se abrieron. Brillaban por las lágrimas derramadas y las esquinas estaban rojas.

 

-perdóname. – repitió quedamente. 

 

Ji Yong cerró los ojos y suspiró. Su cabeza latía por haber llorado y su trasero  dolía por el golpe contra el suelo.  Había quedado un poco torpe.

 

-solo con un beso. – pidió en silencio, o eso creyó.

 

Con los ojos entrecerrados observó como Seung se acercó  hasta acortar el espacio y juntar sus labios.  Todo su interior sufrió una revolución. Finalmente, después de tanto ruego y una golpiza podía volver a probar esos labios que sabían a gloria. La paciencia con la que se desenvolvía el ósculo era extraña para ambos, pero lo hacía especial. No obstante, debido al sangrado reciente, la nariz de Ji Yong estaba un tanto obstruida, lo que le impedía respirar correctamente. El castaño prefería morir ahogado en vez de alejarse, pero usó su fuerza de voluntad y con su mano alejó al mayor para tomar una gran bocanada de aire.

 

-casi… muero. – murmuró jadeando.

 

-yo me quedaría con tu ultimo aliento – dijo Seung sin ser consciente de sus palabras. Los ojos cafés se posaron en los suyos, reflejaban asombro pero a la vez felicidad.   Avergonzado por la cursilería dicha, el pelinegro se puso de pie murmurando algo que solamente él entendió, dejando al castaño con una sonrisa que  contenía sus más preciados deseos.

 

Ser correspondido.

 

-sé que me amas, aunque no lo digas.

 

CONTINÚA…

Notas finales:

Espero que les haya gustado, auqnue  no la parte donde seung pega a m bebe hermoso, pero es que es un poco bruto en el fic ya lo saben jeje nos leemos byebyeeeeeee.


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