-idiota, idiota, soy un verdadero idiota. ¿Por qué dije eso? En primer lugar, ¿por qué lo besé? Aish ese enano me hace entrar en conflictos difíciles de resolver. Es molesto. – su frente se arrugó por lo fastidiado que estaba consigo mismo. No comprendía porque obedeció el pedido del menor. – que no te afecte Seung Hyun, nada de lo que él haga o diga debe afectarte. – se decía a si mismo mirándose en el espejo del baño, donde había ido luego de decir la cursilería que dijo. Abrió el caño y mojó su rostro para después secarse con la toalla. Inhaló y exhaló. Abrió la puerta y fue a la sala. – Ji Yong… -llamó al castaño que veía entretenido la televisión mientras comía la uva.
Ji Yong giró el rostro en dirección de la voz del mayor y sonrió ampliamente. Seung sintió algo removerse en su interior, esa sensación nuevamente invadía su cuerpo. No lo había notado antes pero hace poco había descubierto que la sonrisa de su compañero era muy bonita y contagiosa, se podría decir que le gustaba verlo sonreír. Fingió toser levemente para interrumpir el pequeño silencio incómodo.
-debes volver a tu casa. – dijo sin titubear. La sonrisa del menor desapareció y fue ocupada por una expresión sombría.
-¿quieres que me vaya? – preguntó con la mirada gacha.
-yo… - claro que quería que se fuera para que dejara de atormentarlo, pero no era capaz de decírselo, y no sabía porque. Lo mejor era decir otra cosa – yo debo ir a YG, quiero hablar con los profesores.
-¿por lo del concurso?- curioseó.
-exacto. – afirmó sintiéndose satisfecho con su excusa, aunque en realidad si quería ir a la empresa y pedir explicaciones.
-¡te acompaño!
-¡no! – negó rápidamente.
-¿Por qué no?
-por… porque – las ideas no llegaban a su cerebro. De ninguna manera aceptaría que él lo acompañase, si lo que quería era alejarse.
-ya ves, no tienes pretexto para no llevarme contigo. Además yo también quiero volver a practicar. Ha pasado mucho tiempo desde que recibí algún entrenamiento.
-¡estás mal! – lo señaló. – no pienso llevar un cojo.
-¡no me digas cojo! No lo estoy – lo miró molesto – y sí voy a ir, me vas a llevar quieras o no.
-no lo haré.
-¡¡¡ESTOY DE VUELTA!!!
Las personas dentro del salón de prácticas pegaron un salto al techo por tremendo grito sorpresivo que interrumpió su concentración.
-¡Ji Yong! – exclamó el profesor de canto al ver al castaño en la puerta del salón. Con una sonrisa se acercó. -¿creí que ya no volverías?
-¡eso jamás! –Negó rápidamente -¡hola chicos! –saludó a sus compañeros, quienes hipócritamente correspondieron el saludo y sonrieron.
-¿vas a entrenar con nosotros? –preguntó uno de ellos.
-en realidad no puedo moverme mucho todavía.
-pero puedes estar en mi clase, ni siquiera debes estar de pie.
-si a usted le parece, sería perfecto.
-desde luego, pero dime algo… ¿Cómo llegaste hasta aquí solo?
-¿ah? – Miró hacia atrás y a los costados –uhm… yo no vine solo, Seung Hyun me trajo. – su frente se arrugó – pero desapareció, creí que me estaba siguiendo.
-oh… viniste con él. – Sonrió de lado –creo que sé dónde puede estar- murmuró para sí mismo. – en fin, ¿quieres quedarte en la clase?
-¡sí quiero! – sonrió con entusiasmo y se metió al salón.
En el último piso del mismo edificio estaba Seung Hyun sentado frente al dueño de YG. Ambos con los rostros serios, mirándose impasibles. Desde que el pelinegro puso un pie en la empresa esa oficina era su objetivo y de ahí no se iría hasta conseguir respuestas.
-Seung ¿Qué quieres que te diga?- comenzó Yang.
-¿quiere saber porque fui excluido del concurso?- pregunto molesto.
-en ningún momento fuiste excluido, tú no asististe.
-pero nadie me dijo que se trataría de un concurso.
-tu deber era asistir, sin importar a que evento iban.
-Eso es injusto. Yo he trabajado muchísimo para conseguir una oportunidad como esta usted lo sabe.
-sinceramente, hay chicos que se han esmerado mucho más. Tú das lo que tienes, y aunque es mucho aun no entregas el 110%, necesitas más pasión.
-¿entonces no va a hacer nada?
-N-O- deletreó sonriente. –Ahora por favor retírate, debo trabajar – señaló la puerta invitándolo a salir.
-me voy, pero le demostraré que quiere ser un gran artista.
-“sé que así será” – pensó mientras lo veía salir.
-haremos un receso de 5 minutos, ya vuelvo –anuncio el profesor de canto saliendo del aula.
-chicos he visto su video y está genial. Aunque me hubiese gustado participar pero será para la próxima. – comentó Ji Yong, dándose ánimos a sí mismo.
-muchas gracias – contestaron – de seguro habrá otra oportunidad- acotó uno de ellos.
-¡sí! Estaré ahí cuando suceda. – afirmó ilusionado.
-¿tu pie sigue muy mal?
-uhm… no tan mal, pero a veces duele. – murmuró. Los chicos se acercaron a ver. Ji levantó la basta de su pantalón para que observen. Su tobillo estaba un poco hinchado por la caída en casa de Seung pero no dolía.
-se ve mal.
-¿Qué pasa ahí? –pronunció una voz gruesa. Todos voltearon sus rostros encontrándose con un pelinegro molesto. Él camino hacia ellos quienes se abrieron paso y dejaron que se acercara al castaño, que estaba sentado en una banca. Cuando estuvieron cara a cara, lo miró de arriba- abajo.
-¿Qué miras? Deja de hacerlo. – dijo Ji Yong sintiéndose cohibido por la inesperada inspección.
-solo certifico que no te estén lastimando.
-¿Quién va a lastimarme?
-¡ellos!- le lanzó una mirada venenosa a cada uno.
-¿nosotros? – cuestionaron a coro.
-¿se te zafó algo? ¿Cómo crees eso?
-ellos conspiraron en mi contra, no dudo que estén intentando lo mismo contigo.
-¡Eso es mentira! – se defendió el menor de todos.
-tú mejor no digas nada, porque tú eres quien me mintió.
-¿Cuándo? – se hizo el sorprendido.
-cuando me llamaste para decirme que era para ayudar a los ancianos, pero en realidad era para el concurso.
-no es así. Nosotros oímos un rumor y solo quise avisarte. Además, no tienes derecho de reclamarme porque el profesor te llamó el mismo día y tú solo le gritaste, así que único culpable eres tú.
-¡¿le gritaste a un profesor?! –el castaño interrumpió la discusión de ambos.
-eso no viene al caso- dijo Seung, sin darle importancia al hecho – lo único que tengo claro es que ya no puedo confiar en ustedes y tú –apuntó a Ji Yong – tampoco confíes en ellos.
-¿Qué? ¿Por qué no debería hacerlo?
-¿no escuchaste lo que acabo de decir?
-claro que lo escuché, pero no me parece que los culpes. También tuviste la oportunidad de asistir pero lo rechazaste.
-aish… tan cabeza dura como siempre. Todos te engatusan y tú caes como un perro tonto. – Ji se indignó al ser llamado así – pero luego no vengas a mi lado lloriqueando como un nena.
-¡no lo haré!
El pelinegro miró seriamente a Ji esperando resquebrajar esa confianza, pero no logró nada. Por eso, en silencio fue a un rincón a sentarse y se colocó sus audífonos para perderse lejos de esa situación. El profesor al volver vio a su alumno pelinegro, pero no le dijo nada y continuaron con la clase.
-¡buenas noches! – se despidieron los jóvenes desde la salida de la empresa.
-¡adiós! – se despidió el castaño – aigoo… que largo día, pero fue agradable es lo que importa. – sonrió antes sus palabras, no obstante notó que su compañero estaba yéndose, dejándolo solo. –Seung… ¡Seung, espérame! – Caminó rápido pero con cuidado hasta alcanzarlo y lo jaló de la ropa.- te digo que me esperes – reclamó.
-no voy a ir contigo a ningún lado, vuelve a tu casa y deja de seguirme. – se zafó y continúo su andar.
-¿ya olvidaste que debes cuidarme?
-¡hoy no lo haré! No estoy de humor.- se fue sin voltear ni una sola vez.
-aish es tan tonto… ¡lo odio! – soltó exasperado, muy a su pesar se marchó solo a su casa.
-hijo despierta – susurró la señora kwon.
-un rato más… tengo sueño – se acurrucó entre las sabanas.
-uhm… luces cansado. Buenos, entonces le diré a Seung que se vaya adelantando al colegio. – comentó con intención, viendo de reojo la reacción de su hijo.
-sí, dile que se vaya, yo… ¿qu…ue dijiste? – se sentó de golpe con los ojos muy abiertos mirando a su madre.
-¿Qué dije? – se hizo la desentendida.
-omma – realizó un puchero y su madre rió.
-está bien. Seung está abajo, dijo que hoy irían juntos a la escuela juntos, ¿lo olvidaste?
-oh… sí – afirmó conteniendo una sonrisa que quería salir desde el fondo de su pecho.
-entonces, muchachito muévete o los dos llegaran tarde a clases.
-sí – se quitó las sabanas. Ya no tenía ni una pizca de sueño en su cuerpo. Su madre abrió la puerta para retirarse, pero la voz de Ji Yong la detuvo. – omma, no dejes que se vaya sin mí ¿ok?
-no lo dejaré escapar – se rió y se marchó.
-Choi Seung Hyun lograré que declaraste tu amor por mí. – sonrió victorioso. -¡fighting!
CONTINÚA…