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¿Brazaletes imantados? por yuljiyongie

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Notas del capitulo:

Aquí está el cuarto cap. Gracias por los reviews.

 

Culminada la pelea por el agotamiento se cambiaron de ropa. Al final ambos terminaron aseados  y con golpes en el cuerpo, aunque el más afectado fue Seung por su desnudez. Con el estomago vacío  fueron a dormir.

 

-¡JiYong! ¡Seung hyun! – oyeron sus nombres ser vociferados con fervor. Ninguno gustaba de levantarse tan temprano por eso con pesadez despertaron y caminaron a la puerta.  Al abrir vieron a la señora Su con un rostro de zozobra total.

 

-¿Qué ocurre? –preguntó con sueño el mayor.

 

-¿Quién cerró el corral del señor Kim, ayer? - cuestionó

 

-yo… - contestó el menor aun somnoliento. -¿Por qué?

 

-el rebaño escapó – los muchachos despabilaron – cuando el señor Kim fue a ver a sus animales la puerta del corral estaba abierta y no había ni una sola oveja. Está muy angustiado  y molesto. Los vecinos estamos ayudando a buscar, pero necesitamos más ayuda, por favor alístense. – no dijo más y se fue.

 

-¡¿no aseguraste bien el corral?! – gritó el mayor

 

-¡sí  lo hice! – se defendió

 

-¡eres un inepto! Nada puedes hacer bien -  expresó con molestia. Regresó a la habitación y por ende el menor fue llevado por la energía que los ataba. Cambiados fueron a casa de la señora Su.

 

-pasen – dijo  al abrirles la puerta.  Al entrar vieron al señor Kim sentado en una silla.  – discúlpense. -  los puso delante del hombre. – ellos son los jóvenes de ayer.

 

-a ustedes los estaba buscando. ¿No oyeron cuando dije que cuidaran mis animales? – dijo molesto.

 

-lo lamento, yo creí haber cerrado bien el corral – JiYong habló apenado.

 

-¡creíste mal! En todos mis años de vida jamás se perdió un solo animal, y ahora todos han desaparecido. ¡¿Qué piensas hacer niño tonto?!

 

-los… bus…caré – dijo cabizbajo y con los hombros encogidos.

 

-si tienes que pasar todo el día buscándolo lo harás, quiero mis animales completos ¿entiendes? ¡Completos!  - Ji asintió mordiéndose el labio. Muy pocas veces era regañado y únicamente por sus padres. Nadie más tenía motivos para hacerlo, y no sabía qué hacer, se sentía muy indefenso ahí.

 

-los encontraremos señor Kim, sólo le pido que no reprenda a mi compañero. Yo soy el mayor y voy asumir la responsabilidad de lo sucedido. – dijo Seung con mucha seriedad sorprendiendo  con su acto al menor.  Notó claramente  como las palabras del hombre lo afectaban, pero esta vez de verdad, y no era justo. A pesar de todo, ambos estaban metidos en esto.

 

-espero que así sea.

 

 

 

-gracias por ayudarme – Seung miró a JiYong y exhaló. No tenía caso hacerlo sentir mal. Los animales estaban perdidos  y tenían que encontrarlos.

 

-no fue sólo tu culpa, yo debí asegurarme de que todo estuviera bien. Se nos pasó. – él otro asintió. Continuaron en su caminata por el campo y metiéndose entre los arbustos hallaron dos ovejas. Entre susurros de indicaciones avanzaron y cuando estuvieron cerca   atraparon a los animales con sus sogas.

 

-¡ya tenemos dos! -  exclamó el menor. Seung se rió y devolvieron los animales al rancho. Los vecinos también habían encontrado varios, cerca de veinte ovejas fueron encontradas.

 

Iniciaron otra ronda ahora por el lado contrario a donde fueron.  Con el sol de  mediodía sofocándolos recorrieron los sembríos. Encontrando  más  animales que ataron y llevaron con el resto del rebaño.

 

-hay treinta y dos, nos falta uno – comentó JiYong luego de contar.

 

-el sol está muy fuerte. Descansemos un rato.

 

-el señor Kim se molestará

 

-¿le tienes miedo? – preguntó sonriendo.

 

-un poco – susurró. Era difícil para él admitir  aquello frente a su “rival”.

 

-está bien, vamos – emprendieron el recorrido en busca del único animal que les faltaba. Los demás ya se habían retirado por las labores que tenían. Solo quedaban ellos. Inspeccionaron  por gran rato el campo. Era sumamente fatigoso. Frente a ellos vieron una pequeña laguna. Muertos de sed corrieron a ésta y bebieron del agua cristalina.

 

-tengo hambre – su barriga hacía  ruidos. No había probado bocado desde el almuerzo de ayer.

 

-ten – viró su mirada a la mano extendida del mayor. Una barra de cereal a medio comer estaba a su frente. No recordaba que se los hubiesen dado. -¿no quieres?

 

-sí, gracias. ¿De dónde lo sacaste? – preguntó al terminar de comer. Seung había optado por acostarse un momento.

 

-lo traje de mi casa. Nunca sabes lo que puede suceder si sales de viaje. – respondió sosegado.

 

-uhm… - soltó un suspiro. Estiró su cuerpo sobre el pasto, cubrió sus ojos de los rayos del sol, respiró el aire puro del ambiente natural alejado de la contaminación de la capital.  Se echó de lado, dando la espalda a su compañero. Tenía sueño aun, no es que fuera un flojo, pero realmente su sueño era pesado. Cerró los ojos, una siestecita le haría muy bien.

 

-no te muevas  - el susurró de esa voz ronca en su oído le dio escalofríos. Abrió los ojos un poco asustado, vio al mayor por encima de su hombro, iba a replicar pero éste rápidamente le cubrió la boca. –shh… mira – dirigió su mirada en la dirección indicada.

 

Al otro lado de la laguna una oveja de color crema, estaba bebiendo el agua. Con cautela se pararon, para atraparla debían dar la vuelta al estanque, no era muy grande.  El animal parecía no inmutarse por sus presencias, más confiados apresuraron su andar pero la criatura los notó cercanos y por temor corrió.

 

-¡se escapa! – exclamó Ji.

 

Los jóvenes corrían sin parar y la oveja igual. Les dolía las piernas, ya pensaban en desistir de atraparla cuando vieron a la señora Su en el punto donde se dirigía el animal. Esperanzados aumentaron la velocidad, obligando  que la oveja se diera por vencida. Agitados la ataron y la llevaron  hasta la mujer.

 

-la atraparon – dijo ella con una sonrisa.

 

-sí – afirmaron

 

-descansen, llevaré el animal al rancho.  – asintieron  y le entregaron la oveja. Cuando volvieron a la casa de la señora Su, ésta les sirvió la comida y les comentó que el señor Kim aun seguía muy molesto, pero que unos días seguro se le pasaría por lo que quedaron más tranquilos.  Habían perdido un día de labores entero buscando las ovejas, debían ser meticulosos para que no sucediera de nuevo.

 

-¿mañana que haremos? – preguntó Seung.

 

-bueno, como mañana cumplen tres días aquí  deben enviarles sus videos al señor Yang, así que me acompañaran a hacer unas compras a un pueblo cercano. Los quiero a las siete de la mañana aquí.

 

 

 

Al día siguiente los tres salieron a la hora establecida.  Viajaron por cuarenta minutos en el auto de la mujer. Llegaron al pueblo y notaron la diferencia. El  material de las casas, los negocios.  Seung con la cámara en mano grababa todo el recorrido mientras JiYong tomaba fotos de las personas que caminaban, a los perros y gatos que jugaban entre sí.

 

-en esa tienda hay un internet, vayan y envíenle lo que han grabado a su CEO. Yo estaré con una amiga en la juguería de la esquina.

 

 

-queremos una cabina – dijo Seung a la chica  que atendía. Ella estaba de espaldas y volteó al escucharlo. Su cabello negro estaba atado en un moño, tenía un poco de maquillaje en los ojos y llevaba rubor y brillo labial. Vestía un bivirí naranja de tiras y un short blanco.   

 

-¿Cuánto tiempo alquilarás? – preguntó sonriendo

 

-media hora – correspondió ese gesto.

 

-son 50 wons – él le dio el dinero  y caminó hasta la cabina que le indicó.  Ingresó a su cuenta y puso a cargar los videos y fotos que tenía registrados.

 

-voy a ver videos – avisó el menor poniéndose los audífonos.

 

Mientras JiYong se distraía viendo videos en youtube, Seung giró su rostro encontrándose con la mirada de la joven que lo había atendido. Ésta avergonzada bajó la mirada y mordió su labio inferior ligeramente, tratando de ocultar una sonrisa. Al poco tiempo volvió a mirarlo, ambos sonrieron. Ella salió de su cubículo con una botella de agua en la mano y caminó hasta quedar frente a él.

 

-hola – lo saludó sonriente.

 

-hola – contestó Seung. Ella acercó una silla y se sentó a su lado.

 

-¿Cómo te llamas? – preguntó mientras daba un sorbo.

 

-Seung hyun

 

-mi nombre es Choo Hee

 

-es un placer conocerte Choo Hee

 

-¿Quieres?… hace un poco de calor aquí – dijo dándole la botella.

 

-gracias – bebió y ella embobada lo observó.

 

-no te había visto antes. ¿Eres nuevo?

 

-sólo vine acompañando a una señora.  – le explicó un poco la situación que estaba atravesando, no con todos los detalles, pero si lo primordial.

 

-entonces no vives por aquí. – comentó un poco desalentada.

 

-debo venir cada tres días, supongo que nos volveremos a ver.

 

-¡Qué gran noticia! – exclamó alegre, pero al instante se abochornó. – ah… quiero decir… que es agradable conocer a… alguien como… tú

 

-¿Cómo yo? –sonrió de lado

 

-sí, un chico… amable y guapo – los dos rieron. – ahm ¿Cuántos años tienes?

 

-dieciséis

 

-¡yo igual! – volvieron a reírse.

 

 

-¡oh!… se acabó el tiempo  - la voz de JiYong a su lado les cortó la risa.  Ambos lo miraron y el castaño igual.  -¿Quién eres tú? –le preguntó a la muchacha.

 

-soy  Choo Hee trabajo aquí. – le contestó con un sonrisa.

 

-ah… - asintió y miró al mayor. – falta poco para que el video termine de cargar, pero ya no tenemos tiempo.

 

-ya no tengo dinero. – dijo Seung, la señora Su solo le había dado lo necesario.

 

-les daré un poco más de tiempo. – comentó Hee     

 

-¿puedes? –le cuestionó el pelinegro, y ella sonriendo fue a aumentarles.

 

-¿la conoces? – escuchó a su detrás.

 

-la acabo de conocer – respondió viendo como ella volvía.

 

-listo. – avisó ella tomando asiento. – ¿retomamos la…? – fue interrumpida.

 

-tu internet es lento – se quejó el menor mientras fruncía el ceño.  Su video de cinco minutos no terminaba de cargar.

 

-lo que sucede, es que están subiendo un video muy pesado y como a la vez estás viendo videos, pues la línea se vuelve más lenta. Sería mejor que cierres las ventanas que no son importantes.

 

-todo lo que estoy viendo es importante – contestó resentido, ella no sabía lo que era importante.

 

-ella tiene razón. Deja que los videos terminen de cargar. – dijo Seung

 

-¿Por qué debo hacer lo que ella dice?

 

-nos está regalando tiempo para hacer lo que debemos hacer, así que deja de quejarte. – por su rostro, no estaba jugando, lo decía en serio.

 

-si lo hace es porque le gustas, entonces que nos regale más tiempo.  – soltó venenoso. Ella se ruborizó mucho más.

 

-cállate – lo riñó

 

-no me voy a callar

 

-iré a atender – dijo ella y rápidamente regresó a su lugar.

 

-¿ves lo que hiciste? – Seung expresó molesto.

 

-sólo le avergonzó que la descubriera.

 

-actúas tan infantil, me exasperas.

 

-bah… olvídala, ni siquiera es bonita. – dijo restándole importancia a lo sucedido. Posicionó bien los audífonos y reprodujo su video. Sin embargo el pelinegro de un solo movimientos se los quitó. -¿Qué haces?

 

-voy a enviar ese video y nos largaremos de aquí. – cerró todas las ventanas que estaban abiertas y solo dejó la de su correo. Por lo visto la joven tenía razón, ya que al momento  el video terminó de cargar junto a las fotos. Escribió un pequeño mensaje y lo envió. – Vámonos.- se puso de pie y el menor refunfuñando obedeció.

 

-¿Ya acabaron? – Choo Hee  preguntó amablemente a Seung, no se animaba a mirar al más chico.

 

-sí, muchas gracias por todo.

 

-es bueno escuchar que  les agradó el servicio.

 

-a mi no me gustó. – JiYong señaló de mala fe con intención de arruinarles su  momento de halagos.

 

-yo… lo lamento – dijo sorprendida

 

-no le hagas caso. Es un berrinchudo. Espero que nos volvamos a ver.

 

-¡Claro! Yo siempre estoy atendiendo. Nos vemos Seung hyun

 

-nos vemos Choo Hee

 

 

 

-Choo Hee… que feo nombre –  opinó cuando estuvieron fuera del establecimiento.

 

-no es feo – contradijo – significa hermosura y alegría.

 

-¿hermosura?  Jajajaja – empezó a carcajearse, cosa que fastidió a Seung

 

-sí, hermosura. Y  sabes, me gusta. Así que tendrás que soportarla porque  vendré a verla cuando quiera.

 

-¿si yo no quiero? – lo retó.

 

-no es mi problema. –  caminó a paso rápido, dejando atrasado al menor. Sonrió al saber que pasaría.

 

-¡ahh! – gritó JiYong al sentir como era empujado hacia el pelinegro, solo que antes  de chocar éste se escurrió a un lado y colisionó con un puesto de tomates. - ¡¡¡Seung hyun!!!

 

-¡JiYong! – exclamó la señora Su, que iba a buscarlos porque tardaban mucho. Pero escuchó la voz del menor y se dejó guiar. Desde los pies a la cabeza estaba embarrado de tomate. Corrió  hasta él para ayudarlo.

 

-yo tengo el poder, enano. – susurró para sí, viendo como la señora Su  increpaba a JiYong por estar jugando, sin darle tiempo a contestar, porque ahora debía solucionar el lío con la dueña del pequeño puesto.

 

CONTINÚA…    

Notas finales:

Mis niños ya los ven no son tan malos, no siempre... nos leemos byebye


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