-¡Omma créeme! Seung hyun fue quien lo provocó – continuaba defendiéndose sin dejar de seguirla. Ya no estaba sucio, en el pueblo tuvo que bañarse y la mujer le compró algunas prendas.
-pero yo ni te toqué - dijo inocentón
-no voy a escuchar excusas ¡Estás castigado!
-¡¿Qué?! – gritó asombrado. –No puedes castigarme – infló las mejillas.
-vas a quedarte sin almorzar – contestó molesta.
-tampoco quiero comer su comida – bufó. Aquello fastidió a la mujer, y también le dolió.
-entonces tampoco cenarás. Sólo Seung hyun. – dicho esto le entregó un plato con comida al mayor y se metió a su casa.
-uuuyyy… ahora sí que se molesto contigo – comentó candelero mientras sonreía satisfecho.
-es por tu culpa, sabías lo que iba a pasar. – le reclamó
-pero no es lo que ella vio, aparte tú empezaste
-¿yo?
-sí, tú. Así que a la próxima no hables mal de Choo Hee - terminó de decir y comenzó a caminar hacia la casa.
-¡no me dejes con la palabra en la boca! Aun no termino de decir todo lo que quiero, ven acá. ¡Cobarde!…
-Seung… - lo llamó en un susurro, pero él mayor fingió no escucharlo. – Seung…- puso las manos en su barriga. Ésta no paraba de rugir. Quería comer cualquier cosa. – Invítame un poco – hizo un puchero.
-No – dijo masticando uno de los últimos pedazos de carne. – ¡Que delicia! – expresó a propósito.
-tengo hambre – se quejó.
-¿y? – alzó los hombros restándole importancia.
-¡invítame! - estiró su mano al plato del mayor, pero éste rápidamente se volteó. – ya has comido mucho… ¡no seas envidioso!
-¡JA! ¡¿Envidioso?! – repitió Seung dándole la cara y llevándose a la boca el último bocado. – encima de comportarte como un niño eres ignorante.
-no soy ignorante. Y sí eres un envidioso porque ya desearías tener mi perfecta figura, yo solo traté de ayudarte a comer para que no sigas así de gordo. – le dijo amargo
-¿perfecta figura por donde? … ¡¡mírate!! – Señaló el cuerpo del más bajo – pareces un saco de huesos, y para tu información… ¡no estoy gordo! – gritó. Odiaba que le dijeran eso. Su cuerpo no asimilaba bien toda la comida, pero el entrenamiento en la YG lo estaba ayudando mucho. Algo que agradecía inmensamente. Con que quemara uno kilitos más ya estaría en excelentes condiciones.
-¿a quién le dices saco de huesos? – se puso de pie, retándolo.
-Al único saco de huesos frente a mí - lo imitó. Se gruñeron. – No voy a perder mi tiempo contigo, enano – se volteó dispuesto a irse.
-¡Ah no! Ahora no escapas – como un verdadero mono se colgó a la espalda de Seung – por tu culpa la señora Su me castigó y me hizo limpiar todos esos tomates reventados. Me la tienes que pagar – con sus manos lo “ahorcaba”.
-¡suéltame estúpido! - se sacudió, pero el menor parecía pegado como garrapata, una muy fastidiosa. Y como siempre que discutían, terminaron peleando.
-¿Qué te pasó en la cara? – preguntó la señora Su. Ella había ido a llevarle la cena al pelinegro, pero cuando le abrieron la puerta de la casa, el mayor tenía la mejilla de un tono verdoso.
-nada – respondió serio.
-pe…pero… - tartamudeó. Miró al menor y éste sólo observaba un punto perdido en el espacio. –JiYong, ¿tienes algo que decir? – él negó con la cabeza sin mirarla. –bueno… - dejaría pasar eso por ahora. – aquí tienes tu cena. – Tendió un bolso con comida y éste lo recibió. – que pasen buenas noches. Mañana tendrán que trabajar desde temprano. – se marchó.
Cuando la puerta se cerró la tensión volvió al lugar. Los muchachos ni se miraron, caminaron hasta la habitación. Se sentaron en el suelo de espaldas al otro. El mayor se dispuso a comer mientras que el menor miraba sus manos. Cuando la comida se acabó Seung carraspeó.
-ah… voy a… a dormir – comentó
-yo también – dijo en voz baja. Se pararon, al girarse y mirarse se sonrojaron, agachando la mirada al mismo tiempo. - ¡no podemos seguir así! – exclamó harto.
-si tú no… si tú no… aish… ¡es tu culpa! – alzó la voz al recordar lo que ocurrió mientras peleaban por la tarde.
-¡suéltame estúpido!
-estúpido eres tú. – Con sus puños le pegó en la espalda - ¡ahh! – gritó y echó la cabeza atrás.
-¡quítate! – tenía los brazos hacia atrás, con una mano arañaba el cuerpo del menor y con la otra le cogió del pelo, tirando de él con fuerza. – te arrancaré cada uno de tus cabellos y quedarás calvo.
-¡No! – se espantó con tales palabras. – ¡sí lo haces te dejaré igual! - e imitando al mayor lo tomó de los cabellos. En la estancia solo se podían oír los gritos de uno y del otro.
-¡ya me cansaste! – explotó Seung hyun. Alejó sus manos del menor para coger bien las piernas que se enrollaban a su cadera. Detectó la pared frente a ellos y se dio la vuelta, yendo de espaldas, empotrando a JiYong en ella.
-¡aahhh! – gritó al sentir el fuerte golpe en su espalda. Sus manos y piernas perdieron fuerzas, obligándolo a caer.
-¡te lo advertí enano! – exclamó furioso. Lo cogió de la playera levantándolo del suelo. Ji le gruñó. – eres solo un mocoso debilucho.
-pero inteligente – y tras responder le pegó un golpe con el pie en las pelotas.
-¡maldito! – soltó, llevándose las manos a sus partes, arrodillándose.
-jajajajaja… jajajajaja – se reía de la expresión de dolor del mayor. - ¿ahora quien es el debilucho? – preguntó con sorna.
-yo no – murmuró, un tanto recuperado. Sus ojos negros se encendieron, apretó los dientes, se puso de pie, y lo miró. – si quieres vivir… corre… corre… ¡¡¡PORQUE TE VOY A MATAR!!!
La casa entera pareció temblar tras el espeluznante grito del pelinegro. Hasta la piel de JiYong se erizó y sus piernas temblaron. Se había molestado de verdad. No estaba jugando. Tragó con temor por su persona.
-Se… eung… - tartamudeó. – só…o…lo jugaba, no era enserio. Ya sabes… como siempre – le sonrió asustado. Él mayor bufó con una sonrisa de lado.
-Jugaremos – musitó.
-¡omma! – empezó a correr por la casa siendo seguido muy de cerca por el rabioso dinosaurio. - ¡señora Su! – la mujer no acudió a sus alaridos de auxilio.
-¡deja de correr!
-¡nunca! – cuando pronunció eso sintió aquella fuerza rondarlo. Giró su cabeza y vio como Seung sonreía, mientras recostaba su cuerpo en la pared. Él se había detenido, por eso bastaron solo centésimas para ser arrastrado. -¡no!
-Aquí te atraparé – dijo. Extendió sus brazos para recibirlo, vio como ji también estiraba los suyos seguro para amortiguarse. – oh… - más no esperó que al chocarse, lo primero que tuvieran contacto fueran sus labios.
“Suave”, pensó el menor.
“Dulce”, pensó el mayor.
“¡¿Qué?!”, exclamaron en sus mentes.
Al mirarse en esa posición tan… rara. JiYong no tuvo otra reacción más que soltarle un puñete en la mejilla a Seung hyun, éste giró la cabeza atontado, y él se dejó caer en el piso, conmocionado por lo ocurrido.
CONTINÚA…