Los adolescentes salieron del internet y fueron en busca de la señora Su, al encontrarla ésta se despidió de su amiga y partieron de retorno a la casa.
-como hoy es domingo, hagan limpieza en la casa y después descansen. Compré unos sobres de mazamorra para preparar, si quieren comerlos pueden cocinarlos en la pequeña cocina que tienen, hay carbón y fosforo. También tienen agua, azúcar y recipientes para que lo coman. En el empaque dice cómo prepararlo. Eso es todo. Adiós chicos. – se despidió con una sonrisa amable y ellos le respondieron de igual forma.
Barrieron, trapearon y enceraron toda la casa, no era muy grande y eso fue un alivio, pero el mover cada mueble, sí los complicó un poco. Ahora se estaban terminando de duchar; con el pasar de los días el menor había accedido a bañarse con los baldes de agua, ya que por la tareas diarias que tenían sudaban mucho y su olor corporal no era nada agradable, aunque pidió que usaran ropa interior porque no estaba interesado en conocer el cuerpo del mayor. Ya con sus batas personales puestas se cambiaron de bóxers.
-ahh… ¡que fresco me siento! – exclamó JiYong estirando sus brazos.
-no hay nada como un buen baño – comentó Seung hyun mientras con una toalla secaba su cabello.
-uhm… - asintió - ¿quieres comer mazamorra? – preguntó entusiasmado. Desde que la señora Su les había entregado los paquetes de mazamorra quiso comerla, pero primero debían cumplir con la tarea. Se estaba acostumbrando a realizar tareas.
-creo que sí. – contestó no muy convencido.
-entonces vayamos a buscar la cocina – salió de la habitación siendo seguido por Seung. Llegaron a una parte de la casa donde había platos, tazas y cubiertos. Buscaron por los alrededores encontrando una cocina artesanal. – por eso habrá dicho carbón. – reflexionó recordando las palabras de la mujer. Colocó la cocina en el centro, alejado de todo, y del saco de carbón tomó unos cuantos y los echó en el hueco de la cocina. - ¿has visto el fosforo?
-ten – le extendió la cajita.
-gracias. – sacó un palito y lo deslizó por el borde oscuro de la caja logrando que una llama azulada apareciera. Con cuidado lo metió entre el carbón pero rápidamente se apagó. Prendió otro y lo metió, pero también se apagó. Frunció el ceño. Volvió a prender otro fosforo y lo metió, pero se apagó. - ¿Cómo se supone que se prende? – preguntó molesto.
-yo lo hago. – habló Seung que había estado observándolo. Le quitó la caja y con la mirada halló una botella para retirarle la tapa.
-quizá debamos usar querosene o aceite. – proponía
-mira y aprende. – Se agachó como lo había hecho JiYong; de la caja sacó un fosforo y lo prendió, acercó la tapa de la botella al fuego y de a pocos empezó a prenderse, cuando esto sucedió la colocó en un espacio entre los carbones. Con el pasar de los minutos se vio como el fuego nació. – viste. – sonrió de lado con suficiencia.
-¿Cómo sabías? – preguntó asombrado.
-de niño fui a muchas excursiones, y aprendí. – se puso de pie. - ¿Qué recipiente usaremos?
-encontré unas ollas por allá. – señaló una de las puertas de la alacena. Caminaron y cogieron una, la sentaron en la cocina y la llenaron de agua con canela y clavo. Los dos estaban sentados frente a la cocina esperando que hirviera. Tenían lista la mezcla, y JiYong la mantenía batiendo para que no se endureciera.
-agrégalo. – quitó la tapa de la olla y el agua burbujeante hizo su aparición, además del agradable olor a canela que se esparcía por el vapor. La mezcla fue vertiéndose sobre el agua tomando un color mora y una espesura exacta. Lo volvieron a tapar y esperaron unos minutos hasta que el postre estuvo listo. Con unos guantes de cocina llevaron la olla hasta la mesa y dejaron que el fuego se extinguiera solo.- ¿te sirvo?
-¡sí! – vio como un cucharon mediano y hondo se sumergió en la olla y al elevarse salió lleno de la preparación que cocinaron. Uno, dos, tres cucharones fueron directo a su bol blanco. El pelinegro depositó una pequeña cuchara en el recipiente y lo extendió al menor. – veamos que tal sabe. - agarró la cuchara y la llenó de mazamorra llevándola a su boca sin esperarse.- ¡ahh… esto quema! - soltó el cubierto sobre la mesa y empezó a echarse aire con sus manos.
-¿Por qué eres tan apresurado? – lo reprendió. Ji hizo un puchero triste por lo sucedido, es que no podía con los dulces, eran su tentación. Seung cogió el cubierto caído y volvió a llenarlo, sopló varias veces hasta entibiarlo, cuando lo consiguió lo llevó hasta los labios del menor. Éste lo miró distante. – abre la boca, ya no está caliente. – insistió.
JiYong lo obedeció y probó. El mayor lucía expectante con la reacción que mostraría su compañero y elevó las cejas al verlo fruncir la frente.
-está… ¡perfecto! – sonrió satisfecho con su postre y también por haber engañado al pelinegro aunque sea por unos instantes. – Sírvete también, está muy bueno - le arrebató la cuchara al mayor y comenzó a comer con una gran sonrisa adornando su rostro.
Seung rió levemente al verlo comer. Ese chiquillo lo había engañado otra vez. Creyó que estaba horrible el postre, pero solo fue una travesura. Se sirvió en otro recipiente y se dispuso a comer.
Después del “pequeño” aperitivo vino la cena, ellos le llevaron una porción a la señora Su en muestra de agradecimiento por todo el cariño y paciencia que les tenía. Después de cenar volvieron a su casa a descansar. Entre sueños el mayor escuchaba murmullos muy cercanos, los días anteriores también los había oído y sabía que venían del menor, pero trató de ignorarlo, sin embargo ahora aquellos murmullos no lo dejaban dormir tranquilo.
-JiYong guarda silencio por favor – susurró y la bulla acabó. Contento volvió a dormir.
Más tarde en la madrugada, la risa característica del castaño lo volvió a levantar. Con pesadez y fastidio abrió los ojos, giró la cabeza hacia el lado y vio una pequeña luz iluminando bajo los edredones. Confundido restregó sus ojos. Cautelosamente se movió y guió su mano al inicio del cobertor. De un solo movimiento lo bajó.
-¡aja! –exclamó. Para su sorpresa el menor había cubierto con su cuerpo la luz y se hacía el dormido. De seguro lo creía tan ingenuo. - ¡no te hagas el dormido! – lo zarandeó, pero éste estaba como roca de mil años de antigüedad. –aish… ya es tarde, no sé porque te gusta mantenerte despierto hasta altas horas, pero para tu información haces mucho ruido y yo no puedo dormir así. – exhaló. Si estuviera en su verdadera casa nada de esto tendría que suceder. – si me vuelves a despertar te voy a quitar lo que tengas y no te lo devolveré hasta que volvamos. ¿Entendiste? – su pregunta fue ignorada. Negó un par de veces con la cabeza y soltó un suspiro. Cubrió a su compañero y se acostó, pero esta vez mirándolo. – descansa, mañana tenemos cosas que hacer y no vas a querer despertar si te madrugas. –Una pequeña risa se escuchó. –Duerme – dijo en voz baja, volviéndose a perder en sus sueños.
-oww… tengo sueño – se quejó un somnoliento JiYong. Estaban de camino a la casa de la señora Su.
-te dije que durmieras.
-uhm…- le restó importancia y se dio ligeras palmadas en los cachetes.
-¿Qué tanto haces a esas horas? – le dedicó una mirada seria.
-nada – contestó con simpleza y sonrió al abrirse la puerta. - ¡omma! – abrazó a la mujer frente a él y le dio un beso en la mejilla. – buenos días.
-jajaja buenos días JiYong – le respondió con dulzura. – estás de buen humor hoy día.
-sip, estoy con mucha energía – soltó el abrazo y empezó a brincar.
-buenos días señora Su – Seung saludó formalmente.
-buenos días Seung hyun. Pasen al comedor ya están nuestros desayunos.
Desayunaron unos ricos panes y avena, lo necesario para darles fuerza para sus tareas.
-hace unas cuantas semanas los vecinos nos reunimos para hablar sobre las mejoras que podríamos hacer en el pueblo. Y entre las distintas propuestas elegimos una.
-¿Cuál? –preguntó Seung al terminar de lavar el servicio.
-queremos construir un centro de reuniones para realizar algunas festividades.
-suena interesante – comentó JiYong que secaba la ultima taza.
-¿verdad que si?… bueno, lo importante es que hoy empieza la construcción.
-¿hoy? – mencionaron
-sí, así que cuando acaben iremos al terreno. Los vecinos ya deben estar ahí.
-bueno, ya acabamos
-entonces vayamos
En un terreno ubicado a poca distancia del pueblo, los vecinos estaban reunidos. Tenían un pequeño bosquejo de lo que querían armar. Hicieron comisiones de las labores que se realizarían. Un grupo fue el encargado de comprar la madera; otros de conseguir las herramientas como martillos, sierras, clavos, etc.; otros fueron por las pinturas y los dos jóvenes de Seúl fueron encomendados de conseguir el agua. A ellos les entregaron cuatro baldes, les indicaron que había una laguna de donde podían obtener el agua y ahí se dirigían.
-¡ahí está la laguna! – exclamó el menor y corrió hasta llegar al borde. - ¿Cuánta agua se necesitará? – ladeó la cabeza ante su pregunta.
-supongo que mucha, será mejor que nos apresuremos antes de que el sol se ponga más fuerte.
-¡sí!
Entre los dos transportaron varios litros de agua. Iban y venían llenando los grandes tanques. Ya con el sol encima hacer la travesía se volvió agotador, de verdad estaban muy cansados.
-me duelen los pies… quiero un descanso – Ji se desplomó sobre el pasto.
-hemos llevado bastante agua. Está bien si descansamos. – se sentó al lado del menor. Un rato más tarde se puso de pie.
-¿Qué haces? – extrañado veía como el mayor se iba desprendiendo de su ropa. – oye, ¿Qué haces? – Seung había quedado en ropa interior.
-voy a refrescarme – le dedicó un sonrisa y segundos después se metió un chapuzón en la laguna.
-¡¿estás loco?! – se paró – sal de ahí
-¿Por qué? – Se acomodó el cabello mojado - ¿no quieres entrar? – preguntó con los ojos cerrados, disfrutando de la cálida sensación del agua en su piel. -¿o no sabes nadar? – lo miró desafiante.
-¡claro que sé nadar! – gritó
-entonces métete. ¿Qué esperas?
-no quiero entrar, estoy bien aquí. – cruzó sus brazos sobre su pecho y giró su rostro hacia otro lado.
-nah… estás mintiendo. ¡Eres un miedoso~~! ¡No sabes nadar~~!
-me importa nada si me crees. – cogió los baldes tirados y los llenó de agua. – quédate si quieres yo iré a llevar el agua. – le dio la espalda empezando con su trayecto, pero se detuvo por los gritos del mayor.
-¡¿olvidaste que no puedes alejarte de mí?!
-ay no… - rápidamente buscó con la mirada algo en que aferrarse y cuando sintió aquella fuerza rondarlo halló una roca de tamaño considerable. -¡no me meteré a la laguna! – abrazó la roca con todas sus fuerzas.
-¡pequeña sabandija suéltate! – era increíble verlo de esa manera. El cuerpo de JiYong estaba en el aire, parecía volar, pero no se movía porque estaba afirmándose en la roca. – ¡Admite que le temes al agua!
-¡No le temo! – se giró. Su mirada era de molestia.
-¡entonces ven!
-¡no!
-¡¿No me salvarías si me ahogo?!
-¡No lo haría ahora ni nunca!
-¿así? – levantó una ceja
-¡Sí!
-eso lo veremos… - sonrió de lado y poco a poco su imagen desapareció bajo el agua.
-¡no soy estúpido para creerte! ¡Si quieres ahogarte hazlo! – resopló al no ser respondido. -¡IDIOTA! – se volteó, pero de todas maneras no podía soltarse porque saldría volando hasta donde estaba Seung. – ¿Quién cree que soy?… como si me importara… a mí no me importa, claro que no. ¡Aish!… no creo poder soportar mucho tiempo aquí… ¿Por qué siempre actúa como estúpido? - se hallaba dubitativo entre soltarse o no. - ¿Y si está esperando que vaya por él?… no lo creo… ¿O sí?… uhm… pero él solo quiere burlarse de mí… - frunció los labios… - no es que le tema al agua… sólo no me gusta mucho… ahhh… ¿Qué hago? – Exhaló – me soltaré despacito y luego lo obligaré a que nos vayamos. Sip. – Sonrió con malicia.- luego lo acusaré con la señora Su jejeje se va a molestar mucho jejeje. – rió por lo bajo. – ¡aww! – se quejó al sentir una opresión en su muñeca. Miró la zona donde estaba el brazalete y la piel alrededor empezaba a enrojecer, podía sentir claramente la presión del material. – duele. – Entre sus ideas primero estaba ‘intentar desvestirse’, pero con cada segundo el dolor aumentaba, así que sin más alternativas se soltó de un solo movimiento - ¡aahhh!
Al igual que su compañero fue sumergido en el agua, y debido al susto por el inesperado, veloz y brusco ingreso aleteó descoordinadamente hasta salir a flote.
-aahhh… - abrió la boca absorbiendo la mayor cantidad de aire que cabía en sus pulmones. –cof… cof…cof…cof – tosió varias veces hasta que respiró con normalidad. - ¡ya sal! – Gritó amargado – ni pienses que me voy a meter abajo, si no sales no es mi prob… ¡ahhh! ¡No! ¡¡Suéltame!! – su tobillo había sido tomado por una mano fuerte y estaba tirando de él. -¡espera! ¡Espera! Ahhh… - cogió aire y se dejó hundir.
En las “profundidades” de la laguna, aun con la visión un poco distorsionada, Ji logró divisar a su compañero, éste apuntaba su boca con ahínco. No entendía a que se refería, pero se consternó cuando él cogió su rostro con las manos y cubrió sus labios con los suyos.
JiYong quedó en shock total.
CONTINÚA…