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To end a war (the last command) por Lazzefire

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Notas del capitulo:

¡Hola! Comienzo de una vez con éste nuevo proyecto, uno que ya alguien me había pedido hace algunas semanas…

¿Qué puedo decir de éste fic? Pues que es hermoso y mágico, de principio a fin. Y que es una de esas historias que nunca puedes olvidar…es por eso que pienso que más gente merece conocerlo pasando las barreras del idioma, sobre todo las Hunhan shippers como yo ^^

Ah, eso sí…tengo algo de miedo, no sé si estoy haciendo algo ilegal…pero realmente no pude contactar a distinctlyalive , la chica australiana autora de esta belleza. No conseguí su twitter, y en livejournal no se ha conectado desde hace siglos…así que básicamente estoy traduciendo esto sin que ella tenga idea…PERO creo que es muy claro que yo no tengo ABSOLUTAMENTE nada que ver con el plot, ni las ideas, ni el desarrollo de la historia en general. Mi único trabajo es traducir al español, es todo. Y no creo que ella se enoje mucho si se entera, a mi me halagaría que alguien decidiera invertir horas de su vida traduciendo a otro idioma algo que yo haya escrito... LOL pero si no le halaga…pues espero que no lleguen hombres con traje negro de la nada y me esposen. 

Bueno, obviamente seguiré tratando de contactarla…

Por cierto esta historia consta de 4 capítulos. Espero les guste ^^ 

La guerra acababa de comenzar, y Luhan se encontraba inquieto en su puesto, anhelando escapar y regresar a casa. Estaba de pie en la línea para el registro de los campos de entrenamiento, con apenas un bolso pequeño y la espada de su familia, una herencia transferida por varias generaciones, y que había visto las batallas de algunas de ellas. Se sentía desconsolado, sabiendo que estaba en la cola para firmar la renuncia a su vida tal y como la conocía. Aun fresco en el ojo de su mente estaba el recuerdo del día en que el anunciador del Rey llegó a su pequeño pueblo, propagando la mala noticia de que todo hombre joven y sano debía ser alistado para la guerra. Esa había sido una mera advertencia. Eventualmente vino el día en que dichos hombres elegidos fueron escoltados por los enviados del Rey para reportarse al entrenamiento básico.

Iba a convertirse en un soldado. El miedo martilleó su corazón aun más fuerte cuando fue su turno de decirle su nombre y detalles al oficial de alistamiento. Asintió silenciosamente con la cabeza mientras el oficial le indicaba la ubicación de su carpa, informándole que todos los reclutas debían presentarse en el campo de entrenamiento a mediodía, e incluso al hacerlo, sintió una sensación indeseable e incómoda cernirse sobre él.

Luhan se fue a su tienda de campaña, y mientras avanzaba, notó que quedaría muy lejos de los otros pocos hombres que vinieron con él desde su pueblo.

Se sintió más solo que nunca, y siguió avanzando con pasos reluctantes. Algunos otros reclutas que vagaban en busca de sus propias tiendas se acercaron a él, con la intención implícita de encontrar más reclutas petrificados con los que unirse en su condolencia, pero no les tomó mucho darse cuenta de su extraña forma de hablar, proveniente de la región noroeste, un reino aislado culturalmente y unido al cuerpo más grande del país sólo por ley. Ellos asintieron cortésmente y luego de alguna forma se desvanecieron después de intercambiar algunas formalidades.


La región del noroeste era una adquisición relativamente nueva para el Rey, la cual una vez había sido una entidad independiente. Su gente era tratada amablemente por los del continente, pero a pesar de que habían pasado varias décadas desde la anexión, aun estaban considerados como extranjeros. Quizás el hecho de que la gente del noreste aun prefiriera hablar en su lengua materna no ayudaba mucho; el Rey había decretado que todo sería competente con el idioma común del país, pero para Luhan y su gente, su primera y adorada lengua siempre sería la de sus ancestros. Su linaje era evidente por la forma en que arrastraba las sílabas al hablar en el lenguaje común. Algunos reclutas lo miraban con ojos cautelosos, preguntándose por qué un extranjero estaba ahí para luchar su lucha, pero la mayoría se quedaban callados al respecto.

Para la suerte de Luhan, en su tienda, conoció a un hombre que venía de un poblado vecino, Zhang Yixing, quien hablaba la misma lengua materna de Luhan. “Sería conveniente que nos mantuviéramos unidos,” Había dicho Yixing sin rodeos luego de presentarse. Luhan estuvo totalmente de acuerdo, aliviado por este augurio fortuito.

Fueron convocados al mediodía. Líneas vagamente rectas se formaron con jóvenes nerviosos que sudaban bajo el ardiente sol.

La voz de un oficial—Luhan no pudo ver cuál, estaba muy profundo en el mar de cuerpos—gritó, “¡Atención! ¡Saluden al Teniente Oh!” Se escucharon las pisadas de un caballo que se aproximaba, y Luhan pudo ver al teniente, elevado sobre su caballo y mirando a los reclutas. Su figura era más orgullosa y solemne de lo que Luhan había imaginado.

Luhan se mantuvo quieto y esperó. Esperó un discurso del teniente, en el que pronunciara algunas palabras en un esfuerzo por aligerar sus pesados espíritus. Pero sólo hubo silencio; ni una sola palabra. Miró al teniente, pensando que lucía sorpresivamente joven, y mientras observaba sus ojos severos con curiosidad, fue azotado por un repentino temor.

Aun sin decir nada, el teniente desmontó su caballo y marchó a paso ligero hacia el grupo de reclutas. Luhan estaba muy lejos para ver algo, pero lo cerca suficiente para escuchar una áspera voz reprimiendo cosas como “Aprieta tus polainas. Hazte a un lado. Párate derecho. Deja de temblar, no seas cobarde. Manos a los lados.” Con cada nueva orden se acercaba más y más, fuerte y con palabras inflexibles. Pronto, alcanzó a Luhan. Y para su disgusto, el teniente se detuvo justo frente a él, extendió una mano para tomar su barbilla y lo examinó. “¿Desde cuándo estamos tan desesperados como para reclutar niños?” Dijo en voz baja, soltándolo y moviéndose para castigar otro grupo de reclutas. Luhan se irguió y miró al frente, dispuesto a no dejarse afectar.

 

Esa tarde, los reclutas fueron lanzados sin piedad a entrenamiento de espadas. La mayoría ya estaban familiarizados con ellas, y solo un puñado se encontraba sacudiendo sus espadas salvajemente y sin rumbo, apenas estrellándola con la de su oponente. Luhan estaba en el segundo grupo, y al final del día, sus brazos estaban adoloridos.

 

Más tarde en la cena, Yixing le proporcionó a Luhan cada gota de información que recolectó por medio de espionaje. “El Teniente Oh es el teniente más joven jamás nombrado, pero ya es el favorito de la familia real. Ha estado sirviéndole al Rey durante diez años, y fue él quien mató a sus mayores enemigos y conquistó los territorios que el Rey exigía. Se encargará de supervisar el avance de nuestra formación en este campo, y será quien nos guíe hacia la guerra.”

“El teniente parece de pocos modales,” Murmuró Luhan.

Yixing se echó a reír. “¿Esperabas que fuera amable con nosotros? Tu alma es más inocente de lo que pensé.”


Luhan raspó su cuenco sombríamente.

 

“Ánimo. Es sólo el primer día.“ Recordó Yixing.

El segundo día comenzó un poco mejor. Un simulacro matutino que consistía en marchar, sin fin, saludó sus adoloridos cuerpos. Luego tuvieron  capacitación a cuerpo. Luhan blandió su espada torpemente, y perdió cada partido de prueba al que fue sometido. Cuando su espada salió volando de su agarre en un combate particularmente patético, Luhan se rindió y cayó al suelo, exhausto. Su oponente lo dejó, y él miró alrededor, buscando a Yixing. Vio a su amigo chocando espadas enérgicamente con su adversario, repleto de la gracia y el vigor que Luhan carecía por completo.

“Tú,” Ladró una voz, “Nunca había visto a alguien en tan mala forma. ¡Levantante!” Luhan se levantó de un salto y miró a su alrededor, esperando ver al oficial encargado. En vez, encontró el rostro del Teniente Oh dirigiéndose hacia él. Por segunda vez, Luhan quedó asombrado por lo joven que era, fácilmente podía confundirse con un chico ordinario de algún pueblo ordinario, con su cara pálida y sus largas pestañas. Pero había algo diferente en los ojos del teniente. Ningún otro joven tenía ojos tan sombríos y vacíos, como si su vida hubiera sido completamente absorbida de ellos.

“¿Nunca antes has sostenido una espada?”

“No antes de ayer,” Respondió Luhan. Y retrocedió en shock cuando su cara fue golpeada.

“Responde con respeto,” Dijo el teniente. Su voz era tranquila, contraria a su violenta acción.

“S-señor,” Se corrigió Luhan, calmando sus nervios. “No antes de ayer, señor.”

“Se nota. Dime tu nombre.”

“Luhan, señor,” Tartamudeó él.

Con el nombre, un atisbo de realización cruzó el rostro del teniente. "Entonces vienes del noroeste, ¿No?"

“Si, señor.”

“¿No es la esgrima una de las fortalezas de tu gente?” el teniente tenía una mirada fuerte y firme.

Apenado, Luhan no sabía cómo responder, y bajó los ojos. “No para mi, señor.”

“Esto es algo que incluso un niño debería saber: mantén tus ojos al frente, mantente firme sobre tus dos pies, y nunca dejes que tu espada vuele fuera de tus manos otra vez.” El consejo vino como una reprimenda teñida de frialdad, y Luhan soltó un insignificante “Si, señor!” en respuesta. Sin más palabras, el Teniente Oh se fue, y Luhan casi se desplomó de nuevo con alivio, aun sintiendo el escozor del golpe en su mejilla.

                                                               ●

“Qué gracioso,” Dijo Yixing con una sonrisa, “Caer sobre tu trasero justo frente al teniente.”

“Cállate,” Dijo Luhan, inclinándose y robando algunas porciones de la cena de Yixing para su propio tazón como venganza. Había estado esperando algo de simpatía.

“Devuelve eso, idiota. ¿Cómo es que ni siquiera puedes sostener bien una espada?” Preguntó Yixing, sacudiendo su cabeza con incredulidad. “Los chicos de mi pueblo fueron criados con una espada en la mano, incluyéndome.”

“Nunca tuve que usar una espada antes,” Respondió Luhan cansadamente, sabiendo que era una vaga respuesta.

Yixing sacudió su cabeza de nuevo, con desaprobación. “Imposible. Debes ser el único aquí que nunca lo ha necesitado. Lucías como si ni siquiera pudieras mantener la espada recta durante las demostraciones.” Notando lo miserable que se veía Luhan, ofreció, “Te enseñaré en la noche.”

“Gracias,” Dijo Luhan, sonriendo finalmente.

“No hay problema. No quiero que te arriesgues a perder algunos dedos si sostienes mal la espada otra vez.”

 

Se escabulleron luego de que se apagaran las antorchas y sonara la campana nocturna, cuando los demás reclutas descansaban en sus tiendas. Yixing llevaba a Luhan de la mano, como si ya estuviera familiarizado con el paisaje oscuro, y el corazón de Luhan latió salvajemente por la naturaleza irresponsable de sus acciones. Si los encontraban, serían severamente castigados.


En la oscuridad, los pasos de Luhan eran inestables y cautelosos, pero los de Yixing eran apresurados y atrevidos, y los condujeron a un claro de luz más adelante.

“Allá no, habrá un guardia vigilando,” Siseó Luhan.

“No te preocupes,” Replicó Yixing alegremente, caminando adelante sin cesar. “He preparado todo.”

Ya estaban cerca del claro iluminado, y Luhan estaba tratando de retroceder y esconderse de las luces, de cualquier guardia que estuviera ahí. Pero era inútil, el agarre de Yixing era infinitamente más fuerte que la habilidad de Luhan para liberarse. Con apenas una ligera lucha de su parte, Yixing agarró a Luhan y lo empujó hacia la luz en el claro. Un soldado saltó adelante, con la espada en una mano y una antorcha encendida en la otra, y gritó: "¿Quién es-"

“Hola, Minseok,” Interrumpió Yixing, hablando en la lengua común del continente.

“Oh, idiota,” Dijo el guardia, reconociendo la voz y bajando la espada. “Creo haberte dicho que sonaras la señal desde lejos para saber que estabas llegando.”

“Tú eres el idiota, sugiriendo que grite como un búho, qué, ¿tenemos cinco años otra vez?”

“Cállate, ¡Estuviste de acuerdo!”


Luhan observaba la disputa con desconcertante interés. "¿Ustedes dos se conocen?"

 

“De hecho, somos familia!” Respondió Yixing.


“Desafortunadamente,” Suspiró Minseok. Y le aclaró a Luhan, “Familia únicamente por matrimonio, no por sangre.”

“Ah.” Luhan asintió, comprendiendo ahora. Minseok hablaba con el típico acento del continente, no uno como el de Luhan y Yixing, y claramente no era de los suyos.

 

Yixing pasó una mano por el hombro de su esposo y pellizcó la redonda mejilla del oficial, “Mejillas rechonchas—”

“Jódete.”

“—ha sido parte del ejercito desde hace algún tiempo, a diferencia de nosotros los reclutas. Tu sabes, él era el que gritaba el primer día para que saludáramos al teniente,” Dijo Yixing.


“No puedes encontrar otro oficial con una voz como la mía,” Dijo Minseok, apenas ocultando su orgullo. “Para anuncios como esos, siempre me llaman a mí.” Yixing le dio palmaditas en la espalda con alabanza.

“¿Eres el único patrullando ésta área?” Preguntó Luhan, ansiosamente interrumpiendo el breve momento familiar.

El oficial Minseok asintió. “Estoy a cargo de ésta área por las próximas horas. Yixing se me acercó antes y me preguntó si podía dejarlos entrenar a estas horas. Conozco el lugar perfecto en el que pueden entrenar sin ser interrumpidos. Les daré dos horas. Eso debe ser suficiente para que aprendas qué parte de la espada sostener y qué parte no, ¿De acuerdo?”

Yixing se carcajeó e intercambió una sonrisa con Minseok.

"Oh, a la mierda ustedes dos," Gruñó Luhan.

"Creo que hemos tomado el camino equivocado." Dijo Luhan.

"Mmm," Gruñó Yixing, sumido en sus pensamientos.

"¿No dijo el oficial que el sitio estaba escondido en algún lugar hacia el este?"

"Mmm," Luhan vio como Yixing movía la cabeza en círculos.

"Pero estamos mirando hacia el norte del—"

"Mmm." El mismo gruñido, sin palabras, arrugando la nariz.

"Tal vez deberíamos volver. Puedo ver la bandera del campamento por allá y sólo debemos regresar hacia ella." Luhan estaba empezando a arrepentirse de tener a Yixing como amigo.

"¿Por qué no simplemente practicamos aquí?" Sugirió Yixing, finalmente usando su lengua. "La luna es brillante aquí, y creo que estamos lo suficientemente lejos. No nos encontrarán, ¡Hemos caminado mucho para rendirnos ahora! Vamos a quedarnos aquí un poco, y voy a tratar de enseñarte lo que es una cuchilla y lo que es una empuñadura."

"Jódete tú y tu marido," Dijo Luhan, disgustado por ser subestimado.

"Estás celoso porque tiene las mejillas más bonitas que tú," Dijo Yixing con ligereza. "¡Saca tu espada ahora! Y no te decapites mientras lo haces, por favor."

La siguiente hora, Yixing corrigió su posición, el agarre y la postura. Tan exasperante como era normalmente, Luhan lo consideró un buen profesor. Por fin, secándose el sudor de la frente, terminaron por esa noche.

"Buen trabajo," Dijo Yixing, y luego haciendo una excelente imitación del profundo acento continental del teniente Oh, dijo, "Ni siquiera yo, el Teniente Oh, puedo encontrar errores en tu técnica."

"Su técnica sigue siendo terrible. La tuya es un poco mejor, al menos lo compensas con energía." Y el horror golpeó sus corazones con esa voz, inmediatamente reconocible. El Teniente Oh caminó fuera de la oscuridad, mirándolos con ojos que brillaban a la luz de la luna.

Unos petrificados Luhan y Yixing se miraron el uno al otro, sin saber qué hacer.

"Los reclutas deberían estar en cama a esta hora. Y a nadie más, salvo a los oficiales, se les permite estar aquí a las puertas de mi propia morada." 

La confusión en sus rostros debe haber sido obvia, porque el teniente aclaró, haciendo un gesto con la mano detrás de ellos, "Mi habitación está ahí. Parece que no se percataron de esto por la oscuridad. Pero en este claro, ustedes dos han sido un obvio espectáculo para mí por una hora completa."

"Señor, lo sentimos, señor," Dijo Luhan, su voz débil por el miedo. Yixing se veía horrorizado, encorvando la espalda y sin atreverse a respirar. 

Luhan esperó que el castigo fuera anunciado, o que una severa diatriba saliera de la boca del teniente, pero nada pasó. En cambio, siguió un silencio incómodo, que sólo se rompió cuando Yixing cayó bruscamente al suelo, postrado ante su superior.

"¡Señor! Teniente Oh, señor! ¡Lo siento!” Gimió Yixing salvajemente, apoyando su frente en la tierra. Luhan miró a su amigo, desconcertado. Yixing continuó rogando perdón en el suelo, exponiendo sus intenciones inocentes, pidiendo clemencia para no ser castigados, y Luhan se quedó avergonzado por los dos.

El teniente Oh miró a Luhan, "Creo que tu amigo no está bien," Dijo planamente.

"Yo también lo creo, señor." Respondió Luhan respetuosamente.

"Llévatelo de regreso a las tiendas. Les concedo perdón por esta noche. "

"Gracias, señor." Dijo Luhan, sorprendido por la misericordia del teniente. Yixing se irguió del suelo con alegría, con la frente salpicada de tierra, y gritó, "¡Gracias, señor!"

"Y Luhan," El hecho de que el teniente todavía recordara su nombre lo sorprendió un poco "—si estás tan desesperado por clases extras, te las daré yo mismo, a partir de mañana."

Luhan se quedó inmóvil, los ojos del teniente marcando una línea de fuego directamente a hacia él. "Gracias," Balbuceó, incapaz de encontrar una mejor respuesta. Y luego arrastró a Yixing y huyeron hacia sus tiendas.

"¿He oído bien? ¿El teniente dijo que te daría lecciones?” Susurró Yixing, estupefacto.

Luhan mantuvo la boca apretada en una fina línea, sombrío.

 

A la salida del sol, los reclutas fueron expulsados r03;r03;de sus camas, y entre ellos, ninguno estaba más cansado que Luhan y Yixing. Se les permitió desayunar luego de terminar la marcha matutina y cantar el himno, y Luhan se sentó incómodo, comiendo lo poco que podía obligarse a tragar.

"¿Crees que el teniente dijo en serio lo de su oferta de anoche?" Preguntó Yixing.

"El Teniente Oh no hace ofertas. Él da órdenes. Ya sea en contra de tu voluntad o no. Tendrás un día interesante, Luhan."

"No pudo haberlo dicho en serio— ¿Qué bien haría el darme lecciones privadas a mí de entre todos los demás?"

"El teniente nunca dice cosas que no cumple, Luhan. ¿No te ha quedado claro a estas alturas?"

"Me temo que tampoco es paciente ni lo piensa dos veces para ser violento," Dijo Luhan, frotándose la mejilla, que aún le picaba ligeramente.

Y Yixing habló, con una seria expresión, "Tememos lo mismo entonces. Cuídate cuando estés en su presencia, y vigila cada palabra que digas. O más bien, escucha cada una de sus palabras y obedécelas."

 

Justo al comienzo del entrenamiento, Luhan fue apartado del resto por nada menos que el Oficial Minseok. "El Teniente te ha llamado," Dijo el oficial, "Está esperando por allá, cerca de los terrenos de tiro con arco. Te acompañaré."

Con el corazón encogido, Luhan lo siguió. Su espada se sentía más pesada con cada paso que daba, como si también quisiera hundirse en la tierra y desaparecer. Sin embargo el Oficial Minseok era un tipo alegre, a diferencia de todos los demás superiores con cara hosca que encontraban diversión al intimidar a los reclutas. En el camino, el oficial habló con franqueza, comenzando una pequeña charla con Luhan e insultando apasionadamente a Yixing de todas las maneras posibles.

"Ese idiota no sabe diferenciar el norte del sur. No me extraña que se hayan perdido. La única forma en que pudieran terminar frente a la casa del teniente Oh era si zigzagueaban a través del campo, en lugar de ir en línea recta como les dije. Me siento muy mal de que estés atrapado con alguien como él. Y ahora estás obligado a tener lecciones con el propio teniente! No sabría qué hacer si fuera tú."

"¿Alguna vez le ha dado lecciones a alguien antes?" Preguntó Luhan tentativamente.

"No," Respondió el oficial, "Nunca ha tenido la oportunidad. Esta es su primera vez supervisando un campo de entrenamiento. Antes de esto, él sólo ha estado liderando la carga en las batallas. Tuve el honor de ser parte de su batallón en la Batalla de los Nueve Cuchillos de hace cuatro años."

"¿Entonces sabes mucho sobre él?"

"No más de lo que sabe todo el mundo. Un fantástico luchador que ganó el respeto del Rey y obtuvo un rango que supera los límites de su edad, de rostro sombrío y lento para sonreír, nunca opta por tener compañía o participar en conversaciones—Los evidentes trozos de información que cualquiera podría aprender. Él tiene una lengua que sólo arremete para instruir a una persona, así que no pierdas el tiempo tratando de iniciar una charla con él. No se molestará en contestar, ni en preguntarte nada a cambio. Sólo está enfocado en su deber y en la guerra. Nunca encontrarás un guerrero más dispuesto que él, ¿Conoces la Batalla de los Nueve Cuchillos?"

"Sólo que nosotros fuimos los vencedores," Respondió Luhan. "Las noticias llegan con retraso a mi ciudad natal, si es que alguna vez llegan.”

"Ganamos y sólo por las habilidades del Teniente Oh. El rey había enviado a su hijo para liderar la batalla, pero el príncipe estaba abrumado, y cuando la esperanza se desvanecía, el Teniente Oh llegó con su caballo y su batallón. Le dimos la vuelta a la balanza en cuestión de horas, y lo que estaba prácticamente perdido se convirtió en nuestra victoria. El rey ya era especial con el teniente mucho antes de esa batalla, pero después de ella, no había fin a la alabanza que su alteza podía acumular sobre nuestro teniente.”

"Qué espantosa debe haber sido esa batalla," Dijo Luhan.

Y por eso, el Oficial Minseok dijo, "¿Espantosa? Por supuesto, para mí. Me escapé por un pelo de los brazos de la muerte en innumerables ocasiones esa noche. Pero yo no esperaría que el Teniente Oh esté de acuerdo. Todo lo que él ha conocido ha sido sangre, el derramamiento de la misma, y hacerlo lo más rápido posible. Qué divertido es pensar que un guerrero de su rango tomaría sobre sí mismo la tarea de enseñarte, alguien que nunca ha tenido la necesidad de sostener una espada." 

"Y yo sólo deseo poder escapar de un futuro en el que esa necesidad sea primordial para mí," Dijo Luhan, su rostro manchándose de tristeza.

"Anímate," Dijo el oficial.

“Suenas exactamente como Yixing.”

El Oficial Minseok aminoró el paso y entrecerró los ojos, diciendo, "Nunca he sido más insultado en mi vida. Bueno, llegamos al campo de tiro. Actúa concentrado, allá está el teniente. Señor, teniente, señor! He traído al recluta que usted ha solicitado.” Hizo una reverencia y Luhan, sin saber qué más hacer, hizo lo mismo e inclinó su cuerpo ante la imponente figura.

"Vuelva a su puesto, Oficial," Ordenó el teniente Oh. El Oficial Minseok obedeció, alejándose sin decir nada más, pero dando una última mirada de preocupación a Luhan. Luhan quería huir y correr detrás de su recién hecho amigo. En su lugar, se quedó pegado al suelo, casi acobardado ante la alta figura del Teniente Oh. 

"Vamos a comenzar con tus lecciones," Dijo, sin mirar Luhan. "No tiene mucho sentido que asistas a la capacitación regular con los otros reclutas, viendo que estás a un nivel muy inferior al que ellos están trabajando."

"Sí, señor." Luhan se movió nerviosamente, el peso de su espada presionando a su costado.

"Desenvaina tu espada y comienza con la postura ofensiva básica."

"Sí, señor." El corazón le latía con fuerza mientras sacaba la espada de su vaina y movía sus pies, ajustando sus brazos y su postura según lo que había aprendido.

El teniente lo examinó, caminando alrededor de él en un círculo, y por detrás, pateó la parte trasera de las rodillas de Luhan, enviándolo a rodar por el sucio suelo. "Mal. Inténtalo de nuevo."

Fue liberado a la hora del almuerzo, y Luhan huyó tan rápido como pudo del Teniente Oh, su cuerpo doliendo y sus nervios temblando. Encontró a Yixing cerca de su tienda de campaña, masticando su comida con ganas, y se desplomó allí sobre amigo.

"¡Hola! Suéltame, por favor," Dijo Yixing, sin perturbarse por su repentina aparición, ni siquiera levantando la vista de su almuerzo. "Ve a buscar tu comida ahora, antes de que se agoten las raciones."

"No puedo. No puedo moverme más. El teniente es un monstruo—"

"¡Oh! ¿Fue allí a donde te llevó Minseok? Me preguntaba a donde desapareciste, ¿Ya has comenzado tu entrenamiento privado?"

"Y ya me gustaría que terminara. El Teniente Oh es un bruto. Es implacable. Siento como si mi cuerpo fuera desplomarse por el dolor. "

Yixing miró Luhan, turbado por sus palabras. "¿Él te ha pegado?"

Luhan negó con la cabeza. "No. Me pateó una vez, y eso fue todo. Creo que vio lo asustado que estaba y tuvo misericordia de mí. El dolor del que hablo es que mi cuerpo está resentido, como si hubiera usado todos los músculos que tengo." 

"¿Quieres que te eche un vistazo después? Mi padre era un Chamán curador y he practicado sus técnicas. Los dolores corporales son los más sencillos de curar para mí." 

"Si pudieras," Aceptó Luhan, agradecido. "Tal vez cuando nos retiremos a nuestras tiendas."

"¿Volverás con él justo después de comer?"

"No, me uniré al entrenamiento normal de la tarde. Dijo que nos veremos después de la cena."

"¿Una lección nocturna mientras que el resto de nosotros se relaja y descansa? Te compadezco."

"Cómo me gustaría que el sol no se pusiera nunca más," Luhan suplicó al cielo. Su estómago gruñó, y sin decir una palabra, Yixing comenzó a darle comida de su propio plato.

                                                                ●

 

Los ejercicios de marcha de la tarde y el entrenamiento de espada fueron de repentino disfrute para Luhan, que los encontró infinitamente menos vergonzosos que antes cuando no tenía el conocimiento de las lecciones del Teniente Oh. Se quedó tan cerca de Yixing como pudo, ahora valorando su compañía más que nunca.

Después de la cena, Yixing le dijo a Luhan que se quitara la ropa y lo envolvió en un sudario de muchos colores, comenzando a cantar palabras paganas en voz baja. En un instante, con un suspiro tembloroso, el dolor se liberó del cuerpo de Luhan, todo el dolor que había percibido se desvaneció en el aire frío de la noche.

"Gracias," Dijo.

"No es nada. Pero tienes que hacer algo con tu cuerpo. Nunca había visto el cuerpo de un hombre tan delgado como el tuyo. Es espantosamente feo, casi tanto como tu cara."

La pierna de Luhan salió disparada y aterrizó de lleno contra la rodilla de Yixing, pero incluso haciendo esto, se echó a reír. Pero el sonido de la alegría duró poco, porque el teniente entró a su tienda de campaña de repente.

Luhan soltó un grito de sorpresa y se envolvió en la tela chamán de Yixing, su desnudez todavía visible a través del fino material.

El Teniente Oh se quedó en silencio por un momento, y si por algún motivo estuviera en absoluto sorprendido o confundido al ver Luhan visiblemente desnudo y envuelto alrededor de un manto transparente con Yixing a su lado, lo escondió debajo de su habitual fachada impenetrable.

"Vístete rápido y ven conmigo. Tus lecciones nocturnas comenzarán pronto," fue su orden, y salió de la tienda.

"Señor, ¿A dónde vamos?" Preguntó Luhan, trotando junto al Teniente Oh, que estaba sentado sobre su caballo.

"¿Tan pronto olvidaste este camino? Estuviste aquí la noche pasada. Nos estamos dirigiendo a mi casa," Respondió el teniente. "Sigue mi ritmo, y no te quedes atrás."

Luhan resopló sobre la marcha. Incluso andando lento, el caballo del teniente daba zancadas a un ritmo que era difícil de igualar para Luhan. "Sí, señor," Dijo, apretando los dientes.

Para su sorpresa, en lugar de simplemente practicar afuera, Luhan fue llevado dentro de la casa del teniente, un espacio de una sola habitación escasamente amueblada con paredes reales, a diferencia de las tiendas de campaña erigidas para los reclutas. Había un escritorio en una esquina, lleno de cartas y papeles y con una serie de plumas meticulosamente ordenadas junto a un tintero.

"Esta es tu tarea para esta noche", Dijo el teniente, y señaló hacia el suelo, donde había un cubo de agua y un grueso paño. "Limpia los pisos de mi casa y no dejes ni una sola pulgada impura."

"¿Señor?"  Dijo Luhan, incrédulo ante la orden.

"Haz el menor ruido posible. Escribiré correspondencia para los líderes de los campamentos de entrenamiento vecinos y para el Rey. No quiero distracciones," Continuó el teniente.

Luhan miró el cubo estúpidamente.

"Si," Escuchó la voz fría del teniente, "No eres capaz de obedecer a una orden tan simple como esta, ¿Qué valor podrías tener como un soldado de mi ejército? Sé rápido.” Y con eso, el teniente Oh se dirigió a su escritorio, se sentó y sumergió una pluma en el tintero.

Luhan finalmente se agachó, cogió el paño y lo sumergió en el cubo. Era una tarea común, pero se sentía degradante hacerlo en ese momento. Restregó la escasa suciedad del suelo, y parecía una tarea innecesaria, viendo cómo el teniente mantenía limpia su casa. Fue ignorado mientras se arrastraba a cuatro patas, el teniente absorto en su propio trabajo. Luhan alejó su mente de la aburrida tarea con pensamientos de su vida de vuelta en casa, de la caravana viajera de la que formaba parte, de Yixing, del Oficial Minseok, y, finalmente, del Teniente Oh.

Es curioso, pensó Luhan. Nunca se le pasó por la cabeza que el papeleo fuera un auténtico desafío de gran exigencia para un teniente. El único sonido que llenaba el aire, además de los ruidos húmedos de la tela frotando el suelo, era el raspado de la pluma del teniente Oh contra el áspero pergamino en el que escribía.

No pasó mucho tiempo para que Luhan completara su tarea. Se levantó del suelo, cogió el cubo de agua y se acercó al teniente en su escritorio.

"Señor, he terminado la limpieza de su piso," Dijo en voz baja, dividido entre el deseo de salir lo más rápido posible y el temor de desencadenar la ira del teniente por perturbarlo.

"No, no has terminado," Dijo el teniente Oh, sin levantar la pluma ni dejar de escribir. "Olvidaste un lugar." Y ahora señaló debajo del escritorio, la única área que Luhan había evitado para mantenerse alejado del Teniente Oh. "Métete ahí abajo y entonces puede salir cuando hayas terminado."

Entonces, con una mueca, Luhan regresó a cuatro patas y se arrastró debajo de la mesa, deslizando el paño en las esquinas vigorosamente. Y mientras lo hacía, preguntándose por qué tenía semejante suerte, de pronto sintió un peso presionando sobre su espalda. Él se estremeció y detuvo su trabajo, y giró la cabeza para echar un vistazo. Se quedó boquiabierto. El teniente estaba descansando sus piernas sobre la espalda de Luhan, la parte inferior de sus pies encontrando consuelo en la figura delgada y esquelética de Luhan.

Estaba siendo utilizado como un reposapiés.

Pero entonces, tan repentinamente como se pusieron, los pies se levantaron de su espalda y se plantaron de nuevo en el piso de madera. Sólo el raspado de la pluma se podía oír, y el teniente estaba tan silencioso como siempre. Luhan, sin saber qué decir, volvió la cabeza lentamente y continuó su trabajo, confundido por el breve contacto. Sintió una vaga sensación de indignación por haber sido utilizado por el teniente para apoyar sus piernas, pero eso fue anulado por el desconcertante carácter del acto temporal.

Luhan apretó los labios y movió las manos rápidamente, y salió de debajo de la mesa. "Ya he terminado," Dijo, y añadió en el último momento "Señor."

El teniente asintió y finalmente levantó la vista de su trabajo, "Quédate un momento, y cuando haya terminado esta carta, te acompañaré a tu tienda de campaña."

"Eso no será necesario, señor. Conozco el camino de regreso," Dijo Luhan, ansioso por marcharse.

Pero el teniente lo rechazó, repitiendo una vez más, "Yo te acompañaré de vuelta."  Y no dejó lugar a discusión, volviendo a su trabajo.

Al igual que antes, el teniente Oh estaba sentado en su caballo mientras Luhan se mantenía a su lado. Los ruidos nocturnos de los grillos y los pájaros en la distancia llenaban el silencio entre ellos, y Luhan se preguntó por qué el teniente si quiera se molestaba en acompañarlo.

 

No fue sino hasta que pasaron por un riachuelo, que marcaba el punto medio del viaje de regreso al campamento, que el silencio por fin se rompió con la inesperada pregunta del teniente, "El hombre que estaba contigo en la tienda es el mismo con el que estabas anoche, ¿Verdad?"

 

"¿Eh?" Luhan parpadeó, sorprendido por la repentina conversación. No estaba seguro de por qué el teniente quería preguntarle eso, pero rápidamente reunió su juicio y respondió, "Sí, señor, era el mismo hombre."

 

"¿Y también es de tu pueblo?" Aunque el teniente le habló, no lo miró. El Teniente Oh tenía los ojos fijos en su camino y Luhan, sintiéndose torpe por ser el único mirando al otro, volvió la cabeza al frente.

 

"Sí, pero él no vive en mi ciudad natal, sino en un pueblo vecino. Lo conocí aquí. "

 

Y ahí murió la conversación, el teniente sólo respondió con un ligero y anodino "hmm." No fue sino hasta que llegaron a la tienda de Luhan que volvieron a hablar, con Luhan diciendo buenas noches, y el teniente asintiendo en respuesta.

"¿Te hizo limpiar su piso?" Preguntó Yixing con incredulidad. "Él te convirtió en su criada?"

"Eso no es todo," Dijo Luhan. "Mientras estaba limpiando el piso debajo de su escritorio, él—él de repente puso sus pies sobre mi espalda."

"¿Qué?"

"No sé por qué. Simplemente puso sus pies en mi espalda, y deben haber sido sólo cinco segundos antes de que los bajara de nuevo. "

"¿Te convirtió en su criada y en su reposapiés?"

Luhan suspiró. "No termino de entenderlo, ni a él ni lo que espera de mí," Dijo hoscamente. "Me ignora la mayoría del tiempo, pero cuando me habla, tiene una forma muy extraña de mirarme, encarándome pero no mirándome a los ojos. Siempre mirando hacia un lado, como si hubiera algo más interesante detrás de mí."

"Tú sabes," Una voz que hablaba en lengua continental se deslizó a la conversación, "Ese teniente es el mayor imbécil que he tenido el disgusto de conocer." Era Jongin, otro recluta con quien compartían su tienda de campaña, quien provenía de un pueblo hacia el remoto sur.

"¿Puedes entendernos?" Preguntó Yixing, sorprendido. Como de costumbre, él y Luhan habían estado hablando en su lengua materna, una que los continentales no eran capaces de darle sentido. Incluso el Oficial Minseok, cuya familia había empezado a entrelazarse con la gente del noroeste, apenas podía comprender los diálogos más simples intercambiados entre Luhan y Yixing.

"No entendí ni una palabra. Sólo escuché a Luhan decir 'Teniente Oh' y quise entrometerme— ¿Ustedes no tienen una palabra para "teniente" en su propio idioma?"

Luhan rió. "Claro que sí, pero se siente más fácil decirlo en la lengua común."

Jongin se volvió hacia Luhan. "Oye, me enteré de que te dará clases particulares."

"¿Dónde has oído eso?"

"¡Estamos en el ejército! Las palabras viajan rápido aquí. ¿Pero es verdad?"

Luhan asintió. "Me ha estado dando entrenamiento adicional." Y le lanzó una mirada a Yixing, diciéndole silenciosamente que mantuviera la boca cerrada sobre las recientes tareas que le había impuesto el teniente.

"Me pregunto por qué te eligió a tí de entre todos los demás," Reflexionó Jongin, la sonrisa malvada nunca dejando su rostro. "Ser entrenado personalmente por un teniente como él sería un honor, supongo. Pero entonces no puedo imaginar tener que pasar tanto tiempo con él. Actúa como si odiara incluso la más breve compañía. Nunca habla a menos que sea necesario, ni siquiera con el segundo al mando. Ya sabes, los comandantes de otros batallones y campos de entrenamiento tienen asistentes personales para hacer el trabajo sucio por ellos, como limpiar sus casas o transcribir cartas. Pero el teniente Oh se rehusó a tener uno. Parece que no puede tolerar ni siquiera una mano amiga a su alrededor."

Yixing y Luhan intercambiaron miradas desconcertadas.

"Así que sí me está haciendo su criada," Dijo Luhan, regresando a su privada lengua materna.

"No sé si reírme o compadecerte," Contestó Yixing.

"Hey, no me dejen solo," Dijo Jongin, irritado por haber sido dejado fuera de la conversación.

"No es nada," Dijo Yixing ligeramente, batiendo una mano.

Hasta que sonó la campana nocturna, pasaron la noche intercambiando historias de sus hogares y sus vidas. Justo antes de dormirse, Jongin compartió con malévola alegría, "Tengo un primo que se crió en el pueblo regido por el castillo en el que vivía el Teniente Oh. Al parecer, el teniente solía tener un ceceo cuando era niño. Ah, tal vez por eso no habla mucho ahora. El gran y temible Teniente tiene una lengua resbalosa.” Y se rió con voz cansada mientras se quedaba dormido.

 El día siguiente fue como una repetición del anterior, con ejercicios por la mañana y desayuno, y Luhan siendo escoltado fuera de la formación general para ir con el Teniente Oh. Que en sí también fue casi idéntica a la sesión de entrenamiento de ayer, con Luhan fallando cada una de las expectativas del teniente y siendo reprendido. El teniente no le hizo daño, no físicamente, no desde que golpeó Luhan en las rodillas y lo dejó aturdido y asustado en el suelo—pero sólo sus palabras y expresión seria eran suficiente para mantener a Luhan bajo presión.

Por la noche, nuevamente fue escoltado a la casa del teniente, y una vez allá  volvió a limpiar el piso. Para su alivio, Luhan no volvió a ser usado como  reposapiés cuando se deslizó debajo de la mesa para limpiar el impecable suelo. También se le dio la tarea adicional de clasificar las cartas del teniente y organizarlas en pilas ordenadas sobre la mesa. Esta no fue una tarea fácil, porque las pilas de papel sin clasificar formaban una montaña en el escritorio, y Luhan tenía que rondar alrededor del teniente para no molestar su trabajo.

Una vez más, cuando Luhan anunció que había terminado, el teniente estrictamente insistió en acompañarlo a su tienda. El paseo de vuelta se r03;r03;sintió como una repetición del anterior, con Luhan luchando para mantenerse junto al trote del caballo, y una inexistente conversación, hasta un breve momento.

"¿Cuántos años tienes?" Preguntó el teniente Oh, sin mirar a Luhan y manteniendo los ojos en el camino.

Luhan había sentido curiosidad sobre si el teniente le hablaría de nuevo—y a diferencia de la noche anterior, de alguna forma ya se lo esperaba. Así que cuando el teniente Oh le habló, él estaba listo con su respuesta, "Veintisiete este año, señor."

"Veintisiete años sin necesidad de manejar una espada," Dijo el teniente, y Luhan juraría que pudo oír un tono de asombro en su normalmente monótona voz. "¿Cómo has escapado de esto?"

"Era un cantante en mi ciudad natal, formaba parte de una compañía andante que visitaba diferentes pueblos y ciudades. Para mi gente, formar parte de una caravana de artistas es una vida venerada, es una excusa aceptable para abstenerse de luchar y negarse a recoger una espada."

"¿Tu gente valora tanto el canto?"

"El canto, el baile y la actuación. El grupo del que era parte tenía artistas de todo tipo, y nos amaban por eso. Incluso el pueblo más pequeño sufriendo el peor de los momentos encontraría placer y refugio en una canción o en una obra de teatro," Respondió Luhan cálidamente, los buenos recuerdos de sus presentaciones haciéndolo sonreír para sus adentros.

"¿Cantas bien?"

"Me gustaría pensar que sí, Teniente Oh. He cantado lo suficientemente bien como para hacer feliz a la gente y que aplaudan para mí, y eso es suficientemente bueno.” Lanzó una rápida mirada al teniente. Para su sorpresa, encontró que estaba siendo observado, y en ese instante, su sonrisa se r03;r03;desvaneció. Como si hubiera sido cogido con las manos en la masa, la cabeza del teniente se giró y su mirada volvió a la senda.

Y al igual que la noche anterior, su diálogo murió con poco impacto, con sólo un suave gruñido del teniente terminándolo. Prefiriendo no sentirse ofendido por esto, Luhan siguió al caballo en silencio. Su estado de ánimo no se había desinflado, sin embargo, esta noche, Luhan se sentía feliz ante los recuerdos cálidos y reconfortantes que habían surgido en su mente. Sonriendo para sí mismo, anduvo todo el camino de regreso a su tienda.

"Buenas noches, señor," Dijo, y el teniente Oh le asintió mientras entraba a su tienda de campaña.

"Esta noche fue mejor que la de ayer," Le informó Luhan a Yixing mientras yacían en sus sacos, a punto de caer dormidos. Jongin estaba ocupado, acurrucado a la luz de una vela y escribiendo una carta para su madre allá en casa, queriendo terminarla antes de que sonara la campana nocturna. Estaba bien con ignorar a sus dos compañeros de tienda por el momento.

"¿Así que no te molesta ser su criada?"

"Mejor una criada que un reposapiés. También preguntó sobre mi pasado."

"¿Qué eras antes de ser reclutado? Ni siquiera yo lo sé." Rió Yixing.

"Un cantante.”

“¿Parte de una compañía?" Preguntó Yixing, alzando la voz con emoción.

"Sí, la más grande que hay. He actuado en tu pueblo cuatro veces.”

"¡Me acuerdo de eso! Recuerdo una caravana entera rodando un día en la ciudad, y cada vagón llenaba el aire con canciones. Ese día me enamoré de la música y el baile." Dijo Yixing, con expresión gentil ante el recuerdo. "Para ser honesto, me gustaría actuar con una compañía algún día… cantar y bailar con ellos."

"¿Sabes cantar? Déjame escucharte," Imploró Luhan y Yixing obedeció, comenzando a cantar en voz baja, casi con timidez. Luhan sonrió al reconocer la melodía, era una canción de cuna que todas las madres les cantaban a sus bebés allá en su ciudad. Se incorporó a la canción, su voz igual de baja, y la carpa se llenó con la relajante melodía, cantando con el amor y el recuerdo de sus mundos antes de la guerra.


Al final de la canción, Jongin aplaudió de repente, diciendo, "Eso fue muy bonito y todo, pero ¿Les importaría mantenerse en silencio para poder terminar esta carta?"

Riendo y disculpándose, Luhan y Yixing volvieron las cabezas entre ellos.

"¿Por qué no te has unido a una compañía?” Preguntó Luhan. "No eres del todo malo."

"Precisamente ese ha sido mi sueño," Dijo Yixing. "Mi padre preferiría que siguiera su camino y me convirtiera en un en un chamán curador, para ayudar a la gente de mi pueblo, pero mi deseo es unirme a una caravana y viajar por todas partes, y cantar todas las canciones, y bailar hasta no poder más."

"¡Entonces únete a mí, cuando la guerra haya terminado y podamos volver a casa!" Gritó Luhan. "Mi compañía siempre está abierta a nuevos talentos, y puedes cantar y bailar a gusto con nosotros."

Sólo por su expresión, estaba claro que a Yixing le encantaba la idea. Él sonrió y dijo, "Creo que podría hacer eso."

Luhan rió y agarró el brazo de Yixing. "No pienses y hazlo. No te arrepentirás. Tienes que prometerme que vendrás conmigo y te unirás a mi grupo cuando hayamos terminado todo aquí, y si no cumples tu promesa, te rompo el brazo.” Y apretó el brazo de su amigo amenazadoramente, todo mientras se reía.

"No son necesarias las amenazas para hacerme prometer esto. Cuando esta guerra termine iré contigo, felizmente.” Prometió Yixing.

Luhan sonrió y comenzó a cantar otra canción, a la que se unió Yixing.

Su canto sólo terminó cuando Jongin trepó sobre ellos y sofocó sus rostros con sus propias almohadas.

"¿Podrías cantar para mí?” Preguntó el teniente Oh, con rostro inexpresivo. Ya era la noche siguiente, y estaba escoltando a Luhan a su tienda como de costumbre. Luhan había lavado los pisos, reorganizado los montones de cartas, y había tenido la tarea adicional de limpiar las botas y la espada del teniente. El camino de vuelta al campamento había sido silencioso hasta la petición del teniente.

"Sí, señor," Respondió Luhan. "Pero me temo que las únicas canciones que se cantar son en mi lengua materna, no en la lengua común."

"Eso está bien." Dijo el teniente.

Y así Luhan inició la canción. Pero estaba dando grandes zancadas junto al caballo del teniente, y aunque lo intentó, el aliento lo abandonó rápidamente y terminó la canción con un cansado jadeo. "Lo siento, señor, es difícil cantar mientras trato de mantener el ritmo de su caballo."

Y el teniente Oh terminó la conversación como siempre: un solitario "hmm" que llenó el aire, y murió en él.

Al día siguiente, después de la cena, Luhan fue recibido por el teniente en su tienda. Y para su sorpresa, además del propio corcel negro del teniente, había un caballo marrón, ensillado y listo para un jinete.

"Puedes montar este caballo de ahora en adelante para ir y regresar de mi casa," Informó el teniente. "Lo devolveré a los establos cuando no lo estés usando."

En el camino a la casa, montando uno al lado del otro, el teniente hizo su solicitud de nuevo, "¿Podrías cantar para mí?" Y Luhan comenzó a cantar, la misma canción con la que él y Yixing se habían regocijado después de hacer su promesa. Si el teniente lo disfrutó, no dio muestras de ello, pero no lo detuvo, por lo que Luhan tomó su rendimiento como satisfactorio. Terminó su canción cuando llegaron al domicilio del teniente y desmontaron sus caballos.

El teniente dio sus órdenes para la noche: barrer el suelo (Luhan se alegró de salvarse por una noche de tener que arrastrarse de rodillas para lavar los pisos de nuevo), reorganizar las cartas (que por alguna razón estaban desordenadas otra vez, moviéndose de sus pilas designadas), limpiar las botas del teniente (que sólo tenían manchas tenues del día), y hacer la cama del teniente (una nueva tarea, que Luhan encontró extraña teniendo en cuenta que hasta esa noche, el teniente había estado haciendo su propia cama sin ningún problema). Pero el teniente Oh hizo una última petición al final de la lista, "Si es posible, ¿Puedes cantar mientras trabajas?"

"¿Señor?" A Luhan le pareció extraña esta petición, "¿Eso no le distraerá?"

Y por primera vez desde la noche en que el teniente le dijo que tendrían clases particulares, él conectó su mirada con la de Luhan, un par de ojos castaños encontrándose con otro. "No me molesta un poco de ruido. De hecho lo disfruto." Sonrió.

Luhan se puso rígido ante la escena, abriendo los ojos. Con una sonrisa en su rostro, el teniente parecía aún más joven, las líneas que habían sido talladas en su piel por la preocupación desaparecieron de alguna forma y un brillo se hizo camino hacia sus ojos vacíos. Su rostro agobiado se había transformado de inmediato en uno radiante, juvenil e innegablemente apuesto.

"Muy bien, señor," Dijo Luhan en voz baja, volviendo la cabeza, incapaz de sostener su mirada. Con una escoba en la mano, cantó mientras el teniente escribía sus cartas.

 

Continuará…


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