Lo que mas he querido en la vida por HakudiNN

POV MELLO

¿Cuántas veces nos salvó el pudor mientras las ganas apremiaban en medio de lugares públicos?
¿Cuántas veces no intentamos solo dejar nuestro pasado atrás? Donde pertenecía. Sin embargo, ninguno lo logró.
Y la culpa es mía, pues jamás fui capaz de superar que nunca lograría ganarle a Near, que quedaría estancado en el segundo puesto.
Mierda.
Jamás el primer lugar. La historia de mi vida.
Y tú, Matt, nunca pudiste romper los grilletes que te sujetaban al pasado, ya que, no te lo permití. No con todas mis estupideces y mi terquedad, la determinación que se transformó en obsesión.
Si, Matt, siempre estuve consiente que estaba mal, sin embargo, ¿Qué más me daba? Tenía una meta. Y pequé todo el tiempo, hablando de más solo para que pudieses permanecer a mi lado, para seguir pidiéndote ayuda y encaramarme en la pelea contra Kira…y al final, estabas tú.
Nosotros.
Puse en un cajón el calor ardiente que me envolvía el cuerpo cada vez que te acercabas a mí, dejé en una caja tus “te amo”, en un rincón los boté para que no me distrajeran…y tú…siempre tú…Matt…mi Matt.
¡Ja! ¿Cuántas veces tus ganas te ganaron para ir a buscarme? ¿Cuántas veces te colgaste de mi cuello en medio de la lluvia? ¿Cuántas veces no me pediste por una sola tarde de descanso?...Siempre preocupado por mí.
Y yo, todo un imbécil me negué. Empeñado en hacerlo bien.
¡Tantas veces te grité! Demasiadas que ya ni siquiera me alcanzan los números para contarlas…ni siquiera porque son infinitos.
Pero, aunque tú no lo sepas, lo sabe Dios. Lo sabe el cielo…
Eres un pedazo de mí…la única parte que en serio me duele perder…
Esta mañana, me levanté en silencio para no despertarte…no quería mirar tus ojos a pesar de saber que sería la última vez que podría deleitarme con su hermoso brillo, la dulzura que me daba fuerzas para seguir…Solo lo sabe Dios, solo él miró como me temblaba la mano mientras luchaba para no tocar tu cabello, como me limité a contemplarte mientras dormías, temeroso de despertarte.
¡Cómo me costó dejarte! Mas no te desperté… ¿Qué más daba?
Ya no había esperanza para mí…iba a morir, estaba dispuesto a entregar mi vida para ganarle a Near, no, para trabajar con el enano cabezón y atrapar a Kira.
Era lo único que podía hacer… ¿Qué patético no? Ya no voy a engañarme y tampoco a ti…hice todo lo que pude, Matt. Te lo juro.
Estoy cansado. Que putamente irónico y lamentable ¿eh? Tengo veintiún años y ya me pesa sobre los hombros toda mi vida…
Soy solo un hombre cuya vida fue predestinada desde un principio, y a mí no me molestaba, a ti te daba igual ser quien eras…pero a mí… ¡no sabes cómo me costó dejarte dormido! ¡Saber que nada quedaría de nosotros! ¡Ni siquiera podríamos recordarnos…!
Y me fui, fingiendo que no tenía miedo, actuando una estúpida pantomima donde siempre fui valiente, donde la muerte me daba igual, donde ser el número uno era lo que más quería en la vida…
Pero…era una mentira.
Lo fue desde que te conocí, cuando para ambos era suficiente estar en la misma habitación, tú con tu estúpido aparato y yo, con un libro y chocolate.
Todos esos años juntos, que recorrimos leales…hoy no parecen tantos, no son suficientes, en realidad, muero porque se extiendan, por ver que no se reducen, o, por lo menos, vivirlos de nuevo…
¡Cuántas veces quise hacerlo todo bien! Me excuse en Maquiavelo, donde el resultado justifica los medios…hice lo que creí necesario, y me volví en un criminal, en lo que se supone iba en contra de mis creencias.
Y Matt, siempre estuviste conmigo.
¡Solo sabe Dios cómo estuviste conmigo!
Y aun así no te desperté, aun así mis esperanzas palpitaban en deseos porque me recordaras…porque tus manos vibraran contra mi piel como antes, envuelto en recuerdos de tu aliento debajo de mí, tu piel ardiente fundida con la mía…todos nuestros juramentos de amor…todas aquellas veces que me dormí entre tus brazos, con la cara contra el ordenador…mil posiciones incomodas que soportabas junto con mi peso, temeroso de moverte y despertarme…
¡Solo Dios sabe cuánto voy a extrañarte!
Pretendí que no sabría cómo sufrirías, que me olvidé de tus suplicas porque me retirara del juego, tus ruegos porque me desistiera…esos deseos que se transformaron en gritos, luego en golpes y al final tus ojos se apagaron…
No ibas a convencerme, y lo sabías, simplemente no querías perderme. Ni yo a ti, Matt…
Esa noche no me atreví a tocarte, me basto otra vez con estar en la misma habitación, hasta que tus brazos me rodearon y esperaron pacientemente hasta que todo el cansancio acumulado cobró cuentas y te noqueó.
Todo resultaba “bien” hasta que…se te ocurrió dejar de huir de los idiotas guardaespaldas.
¡Cómo te insulté cuando saliste del automóvil! Se suponía que sobrevivirías. Que te amaba lo suficiente como para no arrastrarte conmigo esta ocasión. Se suponía que vivirías para ser feliz…
¿Tampoco tenías esperanzas?
¡Eras lo que quedaba de nosotros, imbécil!
¡Solo el cielo sabrá el dolor que experimente al verte tendido, desangrándote, respirando con trabajo…muriendo!...
Toda mi existencia desapareció en ese instante y si temía a morir ahora era lo único que deseaba…
¡Hice todo lo que pude, Matt! Te lo juro. Por nuestro amor lo juro.
Perdóname.
Soy solo un mortal, un idiota estúpido hijo de perra que lo perdió todo…que te arriesgo y te perdió…
Y allí me arrepentí: debí despertarte. Debí gritarte la verdad, debí sacudirte, insultarte, botar lejos tus estúpidos googles, abrazarte y hundir mi cuerpo en el tuyo una vez más…y luego volverte a gritar, golpearte, reír de tus chistes, curiosear en tus cosas, compartir mi chocolate, entretenerte como compañero de video juegos…amarte una vez más.
Así que, Matt, aquí estamos…
No, voy para allá, solo estoy esperando que mi corazón me duela hasta detenerse, aunque dudo que se compare con tu perdida. Ningún tormento es suficiente como para ser victorioso sobre este sufrimiento…ni el aire que me falte o la presión sobre mi pecho podrían siquiera asemejarse a lo que siento…
Solo lo sabe Dios, y quizás Lucifer, pues allí voy, al infierno.
Cierro los ojos, espero…espero…espero…
Tus ojos Matt…tu sonrisa…
Perdóname.
Por favor…no quería que murieras. No imagino un mundo sin un idiota como tú.
¡Que llegue ya, malita sea!
¿Cuánto más va a durar el suplicio de una vida sin ti?
¿Cuánto más va a durar mi vida sin ti?
Estos segundos son un infierno…
Quiero morir…llegar contigo, no me importa si tengo miedo de desaparecer sin dejar rastro, sin nadie que me recuerde, de todas formas no importa, ya que, la única persona que desearía que me tuviese presente, ahora me espera del otro lado…Ojala estés en el cielo, no, si yo voy al infierno entonces quiero que estés allí para que pueda decirte Matt…para que sea sincero contigo, te desmienta…
Siempre creíste que ser el número uno era lo que más quería en la vida…
Pero no, lo sabe Dios, el cielo, el infierno y yo…ahora, cuando muera podré decírtelo para que no te quede ninguna duda…
No, ser el número uno no fue lo que más he querido en la vida…ya no vamos a engañarnos…Hice lo que pude y es suficiente; un hombre en el mundo, un huérfano llamado Mihael Keehl casado con una meta obsesiva pues era lo único que tenía en su vida, hasta que llegaste… y ahora te diré, y te lo repetiré hasta que nunca lo olvides, Matt…
Tú…eres lo que más he querido en la vida.