La mañana era helada y el uniforme de artes marciales no me era suficiente, sentía el frio recorrer todo mi cuerpo. Me encontraba esperando a mi pareja para esta clase, el profesor me había asignado una y aún no había llegado aunque tampoco deseaba que lo hiciera. No quería volver a ver a Aleksander después de lo que pasó entre nosotros, la puerta del gimnasio se abrió de un golpe y allí estaba, la parte de arriba de su uniforme dejaba al descubierto un poco de su pecho y tuve que desviar la mirada al instante, probablemente mis mejillas estén rojas. Ambos nos pusimos en posición de ataque y comenzamos la lucha. Para ser sincero él era bastante bueno y su cuerpo era demasiado pesado, los forcejeos entre ambos comenzaron, lo había observado luchar con mis otros compañeros pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo personalmente, coloco su pierna detrás de las mías y de esa manera ambos caímos al suelo. Aleks quedo sobre mí, su pierna rosaba mi miembro. No fue consiente y probablemente haya sido por la excitación del momento pero debo decir que… Me vine. Estaba avergonzado y lo único que deseaba hacer era salir corriendo del lugar, una sonrisa burlona se plantó en el rostro de mi compañero y no pude hacer nada más que correr en dirección a los baños.
-¡Dominik! Dominik espera…-Sus gritos me perseguían, no quería verlo, estaba demasiado avergonzado como para hablar con él.- Oye, Dominik sal. Vamos, no me burlare, solo quiero hablar.
-¡No! Sé que te reirás, lo sé.-Grite a oscuras.
-No lo haré, idiota. ¿Puedes abrir la puerta?- Se notaba molesto, al parecer realmente quería hablar conmigo.
Abrí con timidez aquella puerta, en la cara de Aleks había una sonrisa perfecta. Me sonroje, agradecía tanto que las luces estuvieran apagadas aunque a la vez me resulto extraño que se encontraran de esa manera. El silencio se hizo presente y mi vista comenzó a recorrer todo el lugar, no estábamos en los baños de alumnos, era el baño que habitualmente se usa para guardar cosas: Un baño en desuso. Mi nerviosismo se incrementó en sobremanera cuando mi acompañante comenzó a acortar nuestras distancias, un paso adelante, uno atrás y mi cuerpo choco contra la pared. ¡Diablos! Correr no era un opción, mi cuerpo se tensó ante el rose de nuestras pieles.
-¿Sabes…?-Su aliento chocaba contra mis labios.- Por alguna razón no puedo dejar de pensar en ti.
-¿Disculpa…?
-Lo que oíste, desde la noche en que nos besamos, pienso en ti y creo que…-Una pausa, sus labios se apretaban y al parecer intentaba no decir lo que yo deseaba escuchar.- Me he enamorado de ti, Dominik.
¿Le diría lo que estaba pensando, le diría que también sentía algo por él? Sinceramente no estaba seguro de lo que hacía, la distancia entre ambos se acorto y nuestros labios chocaron es un beso casto y de poco tiempo. La cara de Aleks reflejaba una gran sorpresa ni yo mismo comprendía lo que hacía, nuevamente nuestras bocas se unieron aunque esta vez el beso fue liderado por mi compañero. Su lengua se introducía en mi boca con toda tranquilidad, estaba nervioso, quiero decir, nos encontrábamos solos y en un lugar donde nadie nunca va. La fría mano de Aleks comenzaba a ascender por debajo de mi uniforme, por algunas razón no quería que se detuviera.
Pov’s escritora.
Aleks tomo a Dominik en brazos y con cuidado lo coloco sobre el lavabo, la parte de arriba de sus uniformes se había perdido hacía tiempo. Las mejillas del azabache están decoloradas en un rosado chillón. Sus respiraciones eran irregulares y pequeños gemidos salían de la boca del oji-azul cada vez que el castaño rozaba su piel. Aleksander comenzó a besar cada parte del cuerpo del azabache, había llegado el momento, los pantalones de Dominik comenzaron a abandonar su cuerpo y la vergüenza se apoderaba de este.
-¿Estás seguro de que quieres hacerlo…?
Sabía por inercia que si hablaba un gemido saldría así que lo único que hizo fue asentir. La ropa interior de ambos estaba demasiado ajustada, sus respiraciones eran muy rápidas y la excitación era máxima. El castaño comenzó a masajear su miembro con cuidado, ciertamente era la primera vez que lo haría con un hombre y no estaba muy seguro de lo que hacía. Su mano subía y baja con cuidado, luego de unos minutos comenzó a hacerlo con más rapidez provocando por parte del azabache fuertes gemidos.
-Ale…Aleks…- Sus mejillas estaban al rojo vivo y eso, de alguna manera, excitaba más al castaño.
Dos dedos, el primero fue el más doloroso, pequeñas lágrimas caían de los azules ojos de Dominik. El castaño hacía masajes en el orificio del menor y luego de unos minutos introdujo el segundo, no había vuelta atrás ambos estaban en su límite y nunca antes habían deseado tanto algo. Aleks introdujo su miembro con cuidado, se quedó un momento quieto para que el azabache se acostumbrara al dolor que le producía.
-Hazlo…-Dominik se movía lentamente dándole a entender que podía comenzar con las embestidas.
Al principio lo hizo lento y suave, no quería lastimarlo pero luego de unos minutos las embestidas comenzaron a ser fuertes y rápidas. Ambos estaban por venirse y así fue, Aleks dentro del azabache y el oji-azul en el pecho de ambos.
Estaban cansados pero aun así debían volver a sus casas, Aleks acompaño a Dominik a la suya.
-Nos vemos mañana, supongo.
-Adiós…- Estaba a punto de entrar, cuando sintió un pequeño roce de labios.
-Recuerda que ahora eres solo mío…- Susurro el castaño contra su cuello.
Nunca pensó en que podía sonrojarse tanto pero al parecer era posible. Al perecer sus sentimientos fueron correspondidos y eso lo hacía inmensamente feliz. Ahora las clases de artes marciales siempre finalizaban de una manera muy excitante…
Fin.
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