-¡¡Ouch!!... –
Ambas personas chocaron, no se habían dado cuenta de la presencia del otro en aquel pasillo. El más alto ayudo al más bajo a re incorporarse. Al reconocerlo, hizo una pequeña venía.
-Mao san, ¿Qué haces aquí?- Le preguntaba Kazuki al mayor. -¿Sadie también tiene actividades aquí?-.
-Kazuki chan, eh… No, solo pasaba por aquí.- Una pequeña sonrisa picara se dibujo en su rostro. –Bueno, tengo que irme, nos vemos luego. Saluda a Byo chan por mí-. Dicho aquello se marcho de ese lugar, de hecho iba casi corriendo, mientras su mente entraba en una pequeña batalla… “Definitivamente mi trasero sufrirá las consecuencias”.
-Parece que lleva prisa- Dijo Kazuki, diciendo adiós con la mano, volvió a lo suyo, antes de chocar con Mao, buscaba a Byo, tenían que grabar un comentario pronto y el nombrado no aparecía desde hace media hora. Llego hasta el lugar que le habían asignado a Byo y toco la puerta y llamó. –Byo, ¿Estás ahí? Ya casi no hay tiempo, tenemos que grabar el comentario en unos minutos-.
-Ehh… -Su voz se escuchaba un poco cortada. –Adelántate, en un momento llego.-
-Está bien, no demores.- El líder se marchó del lugar. Aún tenía que buscar a Rui.
-¡Mierda!... Definitivamente no podré salir.- Byo decía para sí mientras se miraba al espejo, tenía el rostro mojado, acababa de mojarse la cara con agua fría… Necesitaba algo para calmar, bueno, para bajar aquello… Bajo su mirada, aún se podía notar su erección a través de su pantalón.- Mao nii, esta vez te pasaste.- Dijo para sí, recordando el suceso de hace unos minutos atrás.
--Flashback--
Alguien tocaba la puerta con cierta brusquedad, se apresuro al lugar y averiguar de quien se trataba. -¿Quién es? –Preguntó.
-Byottaro, solo abre. ¡Rápido! – Dijo la persona al otro lado de la puerta.
Al reconocer la voz, no dudo ni un segundo y abrió la puerta para encontrarse con aquella persona, al verle, sonrió. –Mao ni, ¿Qué haces aq…- No pudo terminar, el mayor se había lanzado sobre él, besándolo, al mismo tiempo que con su ágil pie izquierdo, cerraba la puerta. Byo lo abrazo para más comodidad y profundizo el beso. Vaya que extrañaba aquellos labios, las lenguas de ambos se acariciaban. Con cierta destreza, Mao logró caminar un poco, empujando a Byo y haciendo que este perdiera un poco el equilibrio y quedará sentado en una silla y el encima de él. Cortaron el beso.
-Byottaro, esto es una pequeña sorpresa… -Le sonrió lascivamente, mientras metía una de sus manos en su bolso para buscar algo-.
-¿Sorpresa?- Byo no entendía muy bien, era un poco extraño ver a su pareja así de… “encendido”. –¿Viniste para que tuviéramos sexo?- Le preguntó en tono de burla.
Mao no contestó, se limito a sacar aquel objeto, eran unas esposas, coloco una en cada muñeca del menor y lo apreso a los costados de aquella silla. Byo, se sorprendió, al parecer Mao le cumpliría una de sus fantasías… O al menos eso pensaba.
-Byo chan…- Dijo Mao con voz extremadamente sexy- Te torturaré un poco… -Volvió a besarle, esta vez con un poco de brusquedad, mordió los labios del otro un par de veces. Sus caderas comenzaron a moverse… Su pequeña sorpresa era dejarle un “pequeño problema”. Estando sentado sobre el más alto y esté sin poder tocarlo. Beso su quijada y empezó a bajar a su cuello, dejando pequeños chupones en aquel lugar. Aquellas caricias provocaron pequeños jadeos en Byo, quien ante las atenciones hizo su cuello hacía atrás.-
-Mao… - No podría articulas más palabras, se estaba comenzando a excitar, el mayor le estaba provocando muchas cosas, al estar sus manos prisioneras, sus ganas de tocar al otro aumentaron.
-Amor, te gusta, ¿verdad?- Mao sonreía pícaramente, estaba disfrutando de aquello. Con sus dientes, arranco los botones de la camisa del menor, vio sus pezones y no se contuvo, con su lengua hacía pequeños círculos en ellos, los cuales no tardaron en endurecerse, lamía, chupaba y daba pequeñas mordidas. Byo comenzaba a moverse, su respiración se estaba acelerando, trataba de liberar sus manos, pero le era imposible.- ¿Ya estás perdiendo el control, Byottaro? Espera un poco más- Volvió a mover sus caderas, ya estaba sintiendo como el miembro del otro se empezaba a endurecer, con una de sus manos desabrocho el pantalón del otro y sin pudor alguno, metió la mano entre sus bóxers para liberar su erección.-
-Mao… Apresúrate, mételo en tu boca.- Su cordura se estaba yendo a la borda, no podía controlarse por mucho tiempo más.-
-Calma, aun no. –Mao no le prestaba mucha atención a los quejidos del otro, se limitaba a examinar aquel enorme miembro, cerró los ojos un instante y recordó aquellas veces que esa extensión había estado dentro suyo. Con su dedo índice acaricio la punta del glande de Byo, este al sentir aquel contacto se estremeció. –Parece que hoy estás indefenso, amor- Siguió con su tarea, tomo aquel miembro con su mano y empezó los movimientos lentos de arriba hacia abajo, mientras seguía moviendo sus caderas y le volvía a besarlo. Besos cortos, un par de jadeos.-
-Mao, ¡Sueltame!... Déjame tocarte también.- En su voz ya se notaba la desesperación. Mientras luchaba por zafarse de aquellas ataduras.
-¿Quieres cogerme? ¿Quieres estar dentro de mí?... ¿Quieres? – Mao le susurraba a los oídos, su mano seguía con aquellos lentos movimientos, que torturaban al menor.
-Si… Quiero… Necesito cogerte… Mao… -Su voz se escuchaba implorante.-
-Bien, entonces… -Mao detuvo sus movimientos y se puso en pie. Byo se sentía demasiado excitado, al fin lo liberaría y podría quitarse aquellas ganas que el mayor había provocado. Mao tomo una pequeña llave, y liberó solamente una de las esposas. Dejo la llave en una pequeña mesita que estaba al lado, tomo su bolso…-
-¿Mao?... –Byo no entendía que pasaba, observó como su pareja se arreglaba el cabello. –No iras a dejarme aquí… ¿Verdad? Y menos de esta manera… -Dijo, alzando la voz y refiriéndose a su erección.
-Amor, esto fue una pequeña tortura… Nada más. – Mao se acerco nuevamente a él y le sonrió con burla. -¡Te amo! Nos vemos luego. –Le dio un corto beso en los labios y se dirigió a la puerta.
-Mao… ¡No me puedes hacer esto!...- Trataba de liberarse, pero su otra mano aún estaba atrapada. Lo vio cerrar la puerta, trataba de alcanzar la pequeña llave para liberarse, su miembro latía, le dolía un poco, necesitaba atención… Lo había dejado ahí, con un NADA de pequeño, problema.
---Fin del Flashaback—
Volvió a verse en el espejo y también su reloj… 15 minutos. –Es un maldito, me las pagará- Dijo para sí. El sonido de su celular lo hizo asustarse, apenas vio la pantalla, y una pequeña cara de frustración “Y encima me escribe por LINE” pensó para sí. Leyó el mensaje…
“Amor, espero que disfrutes tu tiempo a solas. Sé que luego te vengarás de esto, pero me gustó tener el placer de hacerte sufrir un poco en ese sentido… Sabes que te amo. Nos vemos luego, no olvides limpiarte las manos al terminar. Haha”
Termino de leer y suspiro. –Mierda… Lo amo, pero es un maldito. –Era la única solución… Con pesadez y sin otra opción, llevo la mano a su “pequeño problema”.